En la sociedad española se detecta un claro abatimiento. La crisis que padecemos desde hace cinco años pesa como una losa en el ánimo colectivo. Las noticias malas se suceden en los medios de comunicación, de modo que mucha buena gente que ni siquiera sabe qué es un bono está preocupada por la prima de riesgo.
Según el barómetro del CIS de mayo, un 90,2% de los ciudadanos creen que la situación económica es mala o muy mala: el porcentaje más alto de la historia de estas encuestas. El proceso por supuesto se retroalimenta: la precaución extrema se instala en las decisiones de inversión de los empresarios, más allá incluso de las dificultades de financiación, y en las decisiones de consumo de las familias, incluso en aquellas que podrían adoptar con facilidad, y el calcetín o el colchón vuelven a ser considerados como una opción… Lo cual sólo genera más noticias económicas negativas, que a su vez agravan el ambiente de desaliento.
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