Archivo de octubre/2014

27
Oct

Buenos datos de empleo

Escrito el 27 octubre 2014 por en Economía española

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    [post_content] => El jueves de la semana pasada conocimos la Encuesta de Población Activa (EPA) del tercer trimestre de este año y el Banco de España publicó sus estimaciones del crecimiento económico de España también para el tercer trimestre de este año. Además, el martes de la semana pasada el INE publicó el Índice de Cifra de Negocio Empresarial para el mes de agosto. Los resultados han sido muy buenos y señalan, una vez más, que la economía española se recupera.

Según los datos de la EPA, en el tercer trimestre se produjo una reducción en el número de parados de 195.200 personas, la mayor caída en un tercer trimestre de toda la serie histórica. Como consecuencia la tasa de paro entre julio y septiembre de este año fue del 23,7%. Una notable reducción ya que hace un año se situaba en el 25,7% y es, además, la menor tasa de desempleo desde el cuarto trimestre de 2011. España tiene ahora 5,4 millones de desempleados, que es el volumen de parados más bajo desde el cuarto trimestre de 2011. Además, durante el tercer trimestre de este año España aumentó la ocupación en 151.000 empleos más. El mercado laboral sigue dando signos de crecimiento en el empleo pero ¿se puede decir que también aumenta la calidad? Como en casi todo, la respuesta no es única. Durante el tercer trimestre se pueden observar aspectos más positivos y otros negativos.

Entre los positivos se encuentran: 1) los trabajadores por cuenta propia aumentan (+58.500) y más del 80% da empleo a otras personas, 2) la ocupación a tiempo completo crece (+370.700) y a tiempo parcial se reduce (-219.700), 3) la importante reducción del paro juvenil, que aunque sigue estando en un nivel muy elevado, ha caído hasta el 52% en el tercer trimestre desde el 56% del trimestre anterior y 4) continúa el ajuste del empleo público con una reducción de 3.900 trabajadores.

Las principales señales de deterioro de la calidad son: 1) los asalariados con contrato temporal crecen (+122.400) y los contratados indefinidos se reducen (-26.700) y 2) el desempleo entre los más jóvenes, entre 16 y 19 años, continúa en un nivel preocupante (67%) lo que refleja probablemente el elevado abandono escolar y la falta de formación de grado medio.

Además, sigue la tendencia, iniciada hace ya varios años, de reducción de la población activa. Efectivamente, no toda la reducción del paro se traduce en aumento de la ocupación. La diferencia (44.200) es la reducción de la población activa, que fundamentalmente se trata de extranjeros que salen del país.

La economía sigue avanzando

Los datos del Banco de España sobre las previsiones de la economía española acompañan estos buenos resultados de la EPA. Para el tercer trimestre calcula un crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) del 0,5% con respecto al segundo trimestre, consolidándose así la tendencia positiva que comenzó hace ya cinco trimestres.

Los datos del Banco de España muestran una vez más que los aumentos de la producción entre el segundo y el tercer trimestre, generan aumentos en el empleo. Este mayor empleo está aumentando la renta disponible de los hogares lo que fortalece el aumento del consumo privado (0,5% trimestral). Ante esta mayor demanda las empresas están produciendo más por lo que necesitan invertir más. De ahí que se haya producido un crecimiento de la formación bruta de capital en el tercer trimestre, con respecto al segundo, del 1,5%. Esta mayor inversión genera un círculo virtuoso que hace crecer el empleo, el consumo y la producción.

Efectivamente también los datos del INE de la Cifra de Negocios Empresarial señalan un crecimiento mensual. Un 2,1% en el mes de agosto, el mayor desde hace un año. Sin embargo, este aumento de la demanda nacional está teniendo consecuencias negativas sobre el saldo comercial. Efectivamente, el crecimiento de la demanda interna hace que las importaciones crezcan a mayor ritmo que las exportaciones y que aumente el déficit de la balanza de mercancías. Esta situación podría estar dañando el modelo de crecimiento basado en el equilibrio exterior en el que se ha venido apoyando en los últimos años la economía española.

Perspectivas de futuro

Sin embargo, por el momento, las expectativas son halagüeñas. La depreciación del euro en los mercados internacionales, especialmente frente al dólar, y las buenas perspectivas de crecimiento de la economía mundial hacen que podamos esperar en 2015 un crecimiento mayor de las exportaciones y una mejora del saldo exterior.

Durante el próximo año España seguirá creciendo y generando empleo. Sin embargo, todavía hay tareas pendientes. Por ejemplo, cada vez es más necesaria una segunda generación de reformas del mercado de trabajo que consoliden su recuperación a largo plazo y que reduzcan la muy elevada tasa de paro. Además, la formación del capital humano se debe dirigir a conseguir una mejor cualificación profesional para aumentar la empleabilidad de la fuerza laboral. Desgraciadamente, durante el tercer trimestre 867.600 jóvenes entre 16 y 25 años buscaron trabajo pero no lo consiguieron.

En definitiva, los datos del tercer trimestre muestran que España está mejorando notablemente tanto en crecimiento económico como en su mercado laboral, pero todavía queda mucho por hacer.
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El jueves de la semana pasada conocimos la Encuesta de Población Activa (EPA) del tercer trimestre de este año y el Banco de España publicó sus estimaciones del crecimiento económico de España también para el tercer trimestre de este año. Además, el martes de la semana pasada el INE publicó el Índice de Cifra de Negocio Empresarial para el mes de agosto. Los resultados han sido muy buenos y señalan, una vez más, que la economía española se recupera.

Según los datos de la EPA, en el tercer trimestre se produjo una reducción en el número de parados de 195.200 personas, la mayor caída en un tercer trimestre de toda la serie histórica. Como consecuencia la tasa de paro entre julio y septiembre de este año fue del 23,7%. Una notable reducción ya que hace un año se situaba en el 25,7% y es, además, la menor tasa de desempleo desde el cuarto trimestre de 2011. España tiene ahora 5,4 millones de desempleados, que es el volumen de parados más bajo desde el cuarto trimestre de 2011. Además, durante el tercer trimestre de este año España aumentó la ocupación en 151.000 empleos más. El mercado laboral sigue dando signos de crecimiento en el empleo pero ¿se puede decir que también aumenta la calidad? Como en casi todo, la respuesta no es única. Durante el tercer trimestre se pueden observar aspectos más positivos y otros negativos. Seguir leyendo…

26
Oct

La tasa de paro en España

Escrito el 26 octubre 2014 por Miguel Aguirre Uzquiano en Economía española

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    [post_content] => España ha realizado en los tres últimos años severos ajustes que han dado mayor competitividad a la economía, mediante una devaluación interna que han impulsado las exportaciones del país en más de un 30% desde el 2011.    Es una referencia mundial en red de kilómetros instalados de tren de Alta Velocidad, el cuarto país mundial de potencia instalada de Energía Eólica, el 35% de todo el aceite producido en el mundo y el mayor en cuanto a superficie instalada de vino.    Además de la mayor flota pesquera de Europa, duplicando a la segunda del Reino Unido y con el mayor número de empresas de infraestructuras ganadoras en licitaciones internacionales.   Las agencias de rating y riesgo están paulatinamente incrementando la calificación del país, que sin embargo, sigue , después de las subidas, estando con un rating muy por debajo de Alemania, Reino Unido y Francia.Evolucion de la tasa de paro en españa rojo

Una cuestión a tener en cuenta es cómo pesa, para los analistas internacionales la alta tasa de paro, todavía existente en el país.  Para ponerlo en contexto, de los 65 países que actualiza semanalmente la publicación The Economist, sólo Grecia , Sudáfrica y  España tienen una tasa de paro del 25%.  O por poner otros ejemplos , en Francia Hollande se encuentra con serios problemas con un 10% o en Estados Unidos Obama vio como el mayor peligro a su reelección era una tasa del 6%.

¿Qué pasa en España?  Cómo nos hemos acostumbrado a que tasas de desempleo, no vistas en países occidentales ni en la mayor parte del mundo, sean parte de los datos habituales que manejamos con el drama humano que supone , sumado al coste para el erario público y el tremendo impacto en el consumo.

A principios de 1990 había en España, censandos 300.000 extranjeros sobre una población de 38 Millones de habitante.  En el lustro que va desde el 2000 al 2005, esta cifra se incremento en 3M y para el 2011 era cerca de 6M.  España alcanzó una tasa de inmigración que cuadriplicaba la de Estados Unidos.  Y la tasa de paro en el país, en el momento más álgido de la burbuja inmobiliaria (2006-2007) era superior al 8%.  Es decir fue necesaria la llegada de millones de trabajadores no nacionales para ocupar puestos que no quería cubrir los locales y sin embargo la tasa no bajó del 8%.  ¿Es posible un paro estructural cercano al 10% cuando se ha indicado que en países cercanos esto encendería todas las alarmas?  ¿Es posible que la tasa real se más cercana al 18% que al 26%?  Esto no dejaría de ser dramático pero para solucionar un problema que ya aparece, como anomalía, en las estadísticas mundiales se debería partir de una análisis correcto de la situación actual.
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España ha realizado en los tres últimos años severos ajustes que han dado mayor competitividad a la economía, mediante una devaluación interna que han impulsado las exportaciones del país en más de un 30% desde el 2011.    Es una referencia mundial en red de kilómetros instalados de tren de Alta Velocidad, el cuarto país mundial de potencia instalada de Energía Eólica, el 35% de todo el aceite producido en el mundo y el mayor en cuanto a superficie instalada de vino.    Además de la mayor flota pesquera de Europa, duplicando a la segunda del Reino Unido y con el mayor número de empresas de infraestructuras ganadoras en licitaciones internacionales.   Las agencias de rating y riesgo están paulatinamente incrementando la calificación del país, que sin embargo, sigue , después de las subidas, estando con un rating muy por debajo de Alemania, Reino Unido y Francia.Evolucion de la tasa de paro en españa rojo

Una cuestión a tener en cuenta es cómo pesa, para los analistas internacionales la alta tasa de paro, todavía existente en el país.  Para ponerlo en contexto, de los 65 países que actualiza semanalmente la publicación The Economist, sólo Grecia , Sudáfrica y  España tienen una tasa de paro del 25%.  O por poner otros ejemplos , en Francia Hollande se encuentra con serios problemas con un 10% o en Estados Unidos Obama vio como el mayor peligro a su reelección era una tasa del 6%.

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19
Oct
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    [post_date_gmt] => 2014-10-19 14:55:27
    [post_content] => En los últimos días se han producido turbulencias importantes en los mercados financieros internacionales que presagiaban que la economía europea podría entrar de nuevo en una recesión. Sería la tercera desde que comenzó la crisis. De ahí que el martes de esta semana se reuniera el Consejo de Asuntos Económicos y Financieros de la Unión Europea (ECOFIN) para buscar soluciones que permitieran mejorar el crecimiento económico europeo. Además, los últimos datos de Alemania son inquietantes: la producción industrial cayó considerablemente en el mes de agosto y en octubre la confianza de los inversores se volvió a deteriorar.

Por su parte, Francia está reclamando a la Unión Europea (UE) una mayor flexibilidad para incrementar su gasto público, sobre todo en inversiones en infraestructuras, como medio para generar crecimiento económico. Algo que podría también aplicar la economía italiana que también tiene serias dificultades en su crecimiento. Efectivamente, en los últimos trimestres se observaba que la economía de la zona del euro seguía una tendencia de crecimiento positivo impulsado por sus cuatro grandes países Alemania, Francia, Italia y España. Ahora el problema es que en el segundo trimestre de este año Alemania va para atrás (-0,2% de crecimiento del PIB), Francia se ha estancado (0%) e Italia sigue cayendo (-0,2%, la segunda caída trimestral). Sólo España ha mejorado su producción con un crecimiento del PIB del 0,6%.

barco 3A pesar de los problemas que sufre Europa, la economía mundial sigue avanzando. Los países emergentes continúan teniendo previsiones de crecimiento cada vez mayores, como indicó la semana pasada el FMI, a la vez que Estados Unidos se está fortaleciendo con rapidez principalmente por el buen comportamiento del sector energético y manufacturero. Hay pocas dudas sobre la solidez de los cimientos de la recuperación económica global. Sin embargo, la UE, una vez más, se está quedando rezagada del resto del Mundo. Lo que viene certificado, por ejemplo, por los datos de producción industrial.

Efectivamente, esta semana hemos conocido los datos de producción industrial de la UE y de EEUU, que muestran como, desde 1980, la economía estadounidense no da síntomas de agotamiento y continúa liderando la industria mundial. La producción industrial de EEUU creció un 1% en septiembre lo que supone un crecimiento del 3,2% anual en el tercer trimestre. En cambio la producción de las fábricas de la zona del euro cayó en agosto un 1,8% desestacionalizado y acumula una caída anual del 1,9%. Estos datos, junto a otros indicadores de coyuntura, muestran que mientras Europa no es capaza de crear empleo, se desindustrializa y su sector industrial pierde peso en el PIB, EEUU se reindustrializa, genera empleo y su industria gana participación en su PIB.

El peligro de la deflación

Este enfriamiento de la economía europea procede en buena medida de la contracción de la demanda interna lo que está afectando negativamente a la evolución de los precios. En septiembre la inflación de la zona del euro continuó disminuyendo hasta alcanzar el 0,3% anual, el menor valor desde octubre de 2009 y una señal preocupante de estar muy cerca de la deflación. Las empresas europeas deberían aprovechar más este estancamiento de los precios para ganar en competitividad y aumentar su producción industrial, las exportaciones y el empleo. Los gobiernos, por su parte, deberían incrementar la inversión pública. De no seguir este camino la demanda interna seguirá sin recuperarse, las expectativas de crecimiento económico se deteriorarán y los precios seguirán sin aumentar, con el riesgo de que la deflación se materialice.

La deflación no sólo iría acompañada por la menor demanda interna, sino también por un aumento en el nivel de desempleo. Algo que a la zona del euro con un 11,5% de paro no le conviene y mucho menos a España con un desempleo 24,5%. En el caso de que la Eurozona entrase en deflación (se espera que la inflación sea inferior al 1% en el año 2015), se desencadenaría un círculo vicioso en el que se desplomarían los precios y se reduciría el beneficio empresarial mientras que los costes, que son más rígidos a la baja, no lo harían. La consecuencia es una caída de la inversión y del empleo. A su vez un menor empleo también contrae la masa salarial y la demanda de consumo, es decir, las ventas disminuyen más todavía y con ellas, las inversiones. Y el ciclo vuelve a empezar. Además, los consumidores posponen sus compras en espera de que los precios bajen más todavía y, por el mismo motivo, las empresas continúan reduciendo sus inversiones. Esto es lo que puede comenzar a suceder en la eurozona: menor demanda, menor inversión, elevado nivel de desempleo y una tendencia a la baja en el nivel de precios.

Alemania frente a Francia

Parece, por tanto, necesario dinamizar la economía; el ECOFIN ha recomendado aumentar la inversión pública (y también privada). Una iniciativa en la línea propuesta por el FMI sobre la renovación de infraestructuras europeas. Esta nueva orientación de la política fiscal es muy necesaria ya que favorece la necesaria modernización del capital social que es un paso fundamental para mejorar la competitividad de la zona del euro.

Sin embargo, la canciller alemana, Ángela Merkel, no ha tardado en manifestar su profundo descontento con esta medida expansiva de la demanda agregada. Durante los últimos años la economía alemana ha sido el motor de crecimiento de la zona del euro y un referente en las propuestas de austeridad durante la crisis. Pero ahora Alemania también está asustada. En agosto los datos de su industria no fueron buenos. La producción industrial del mes cayó un 4,3% y las previsiones futuras, es decir, los pedidos del sector industrial, disminuyeron  un 5,7%. Y el índice de confianza empresarial ZEW retrocedía hasta su nivel más bajo desde junio de 2010. Como consecuencia de estos síntomas de debilidada se ha hecho una revisión a la baja del crecimiento económico para el año 2015: un 1,3% (frente al estimado inicialmente de un 2%).

A pesar de estos  malos datos de coyuntura Alemania sigue siendo el líder y el motor de la economía europea. En julio su tasa de paro fue solo del 4,9%, las exportaciones alcanzaron en julio un nuevo máximo histórico, un incremento del 8,5% y se espera un crecimiento del consumo de las familias del 1% trimestral en el tercer trimestre

No obstante, Merkel, aún previendo un superávit por cuenta corriente del 7% para este año, se opone tajantemente a ningún tipo de flexibilidad para ampliar el gasto público. Algo que no sólo le permitiría renovar sus deterioradas infraestructuras, sino que también ayudaría a Francia y al resto de la zona del euro a salir del estancamiento.

Situación que vuelve a poner de manifiesto la necesidad de una mayor unidad de la política fiscal europea. De momento no todos estamos “remando” en la misma dirección sino que cada gobierno aplica su propia política fiscal, la que cree que le reportará mayores beneficios. Así, ante el planteamiento inflexible de Alemania, Francia ha decidido no cumplir el objetivo de déficit (el 3%) hasta el año 2017, dos años más tarde de lo pactado. Asimismo, Italia continuará aumentando el gasto público e incentivará su actividad económica recortando impuestos. El objetivo de Francia e Italia está claro, aumentar la demanda interna y evitar la deflación que como hemos visto podría desencadenar una nueva recesión en Europa. En este sentido, los anuncios de cambios en la política económica de Francia e Italia deberían abonar el terreno para un cambio de postura en Alemania.

Política monetaria

En medio de esta lucha a dos bandos entre la austeridad de Alemania y la mayor flexibilidad de Francia se encuentra el Banco Central Europeo (BCE) que, habiendo agotado las medidas clásicas de activación económica, sólo le queda aplicar políticas más heterodoxas, la expansión cuantitativa (QE por sus siglas en inglés) de su balance a través de la compra de deuda pública en el mercado secundario. El BCE, mientras piensa si dispara o no este último cartucho (QE), sigue tomando medidas para asegurar la liquidez, solidez y estabilidad del sistema financiero. Ha reducido sistemáticamente los tipos de interés y ha comenzado un ambicioso programa crédito al sistema bancario para que éste facilite el acceso a la financiación de las PYMES. Sin embargo, parece que estas medidas no son suficientes. Por tanto, la única opción que le queda es comenzar un proceso de flexibilización cuantitativa (QE) para inyectar todavía más liquidez al sistema también para elevar la inflación hasta situarle cerca del 2%. Incluso Alemania está de acuerdo en alcanzar ese objetivo.

Como afecta a España

Toda esta situación genera consecuencias negativas para la economía española. Nuestro país ha llevado a cabo importantes reformas y ahora se encuentra en el camino de la recuperación. La demanda interna se está consolidando y la subasta del Tesoro de esta semana ha hecho frente a la coyuntura europea con éxito. España ya ha cubierto el 83% de sus necesidades de financiación de este año y lo ha hecho a menores costes que el año pasado.

Seguimos adelante, pero nuestras exportaciones y la producción industrial acusan el debilitamiento de nuestros socios. Al fin y al cabo nuestro primer cliente comercial es Francia y el segundo Alemania. Durante el mes de agosto las exportaciones descendieron al mayor ritmo de los últimos cinco años (un 5,1% anual), mientras que las importaciones aumentaron muy poco (0,5%).

En definitiva, Europa y España necesitan “poner toda la carne en el asador” para seguir en el camino de la recuperación económica. El BCE está contribuyendo a ello y el mes que viene se pone en marcha el Mecanismo Único de Supervisión bancaria (MUS) por el que el BCE vigilará el buen funcionamiento del sistema financiero. En la medida en que este instrumento supervisor mejore la eficacia y la solvencia de las entidades de crédito aumentará la confianza de los inversores y de los ahorradores en la banca de Unión Económica y Monetaria.

La situación que hemos vivido esta semana nos recuerda a la que vivimos un poco antes de los años más graves de la crisis. De ahí que para que la “sangre no llegue al río” se precisa continuar realizando importantes reformas estructurales. Es decir, las medidas no sólo tienen que venir de fuera sino que los propios países del euro tienen que resolver con políticas propias los problemas de fondo. Probablemente el principal problema a solucionar sea el deterioro del mercado laboral. Aumentando la flexibilidad del mercado de trabajo, tal como ha hecho España, aumentaría el empleo, la demanda interna, el crecimiento económico y se dejaría atrás el riesgo de deflación.

Por su parte, los incentivos a la inversión en infraestructuras ayudarán a renovar el proceso productivo y mejorarán la competitividad de los productos europeos. Finalmente, el sector público debe continuar realizando ajustes para conseguir que su tamaño no exceda a las necesidades reales de los ciudadanos. Si se ponen en marcha las reformas estructurales pendientes y las políticas fiscales adecuadas podemos esperar que Europa supere este bache y continúe saliendo de una crisis que ya ha durado demasiado.

Fuente: Rafael Pampillón y Cristina Mª de Haro "Vientos de recesión en la vieja Europa". Expansión. 18 de octubre de 2014; páginas 30 y 31.
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En los últimos días se han producido turbulencias importantes en los mercados financieros internacionales que presagiaban que la economía europea podría entrar de nuevo en una recesión. Sería la tercera desde que comenzó la crisis. De ahí que el martes de esta semana se reuniera el Consejo de Asuntos Económicos y Financieros de la Unión Europea (ECOFIN) para buscar soluciones que permitieran mejorar el crecimiento económico europeo. Además, los últimos datos de Alemania son inquietantes: la producción industrial cayó considerablemente en el mes de agosto y en octubre la confianza de los inversores se volvió a deteriorar.

Por su parte, Francia está reclamando a la Unión Europea (UE) una mayor flexibilidad para incrementar su gasto público, sobre todo en inversiones en infraestructuras, como medio para generar crecimiento económico. Algo que podría también aplicar la economía italiana que también tiene serias dificultades en su crecimiento. Efectivamente, en los últimos trimestres se observaba que la economía de la zona del euro seguía una tendencia de crecimiento positivo impulsado por sus cuatro grandes países Alemania, Francia, Italia y España. Ahora el problema es que en el segundo trimestre de este año Alemania va para atrás (-0,2% de crecimiento del PIB), Francia se ha estancado (0%) e Italia sigue cayendo (-0,2%, la segunda caída trimestral). Sólo España ha mejorado su producción con un crecimiento del PIB del 0,6%.

barco 3A pesar de los problemas que sufre Europa, la economía mundial sigue avanzando. Los países emergentes continúan teniendo previsiones de crecimiento cada vez mayores, como indicó la semana pasada el FMI, a la vez que Estados Unidos se está fortaleciendo con rapidez principalmente por el buen comportamiento del sector energético y manufacturero. Hay pocas dudas sobre la solidez de los cimientos de la recuperación económica global. Sin embargo, la UE, una vez más, se está quedando rezagada del resto del Mundo. Lo que viene certificado, por ejemplo, por los datos de producción industrial.

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18
Oct

¿Qué pasa con Francia?

Escrito el 18 octubre 2014 por Miguel Aguirre Uzquiano en Economía Global

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    [post_content] => El PIB francés ha pasado del 2.1 del 2011, al 0,4 de los dos años siguientes, con un crecimiento esperado el año en curso del 0,7% y en el 2015 del 0,8%.  Es decir, cuatro años con un crecimiento por debajo del 1%.  Están alarmados por el alto nivel de desempleo, superior al 10%, muy similar al del 2013.  Las primeras  alarmas se encendieron tras el primer trimestre del 2014 cuando el consumo privado, que hasta entonces había demostrado ser sostenido por estabilizadores como la actualización de los salarios, registro la mayor caída en dos años.  La inversión empresarial se mantiene en niveles  débiles, a pesar de contar con condiciones de crédito sensiblemente más ventajosos que en otros muchos países de la eurozona, la austeridad fiscal no impulsa la actividad económica y la deuda pública se acerca al 100% del PIB con un déficit gubernamental del 4% y finalmente las exportaciones se encuentran afectadas negativamente por la falta de competitividad.   Es decir, analizando los cuatro componentes del PIB vemos que es muy difícil esperar que alguno de ellos sirva de arrastre en el corto plazo.1367860185716hollandedn

La realidad es que mientras el resto de los países del resto de Europa han pasado por ajustes de los costes laborales y saneamiento del sector bancario, Francia, no hizo nada.  ¿Por qué?  Quizás porque aparentemente no hacia ninguna falta.  Si frente a la situación de España, Portugal e Italia, tienes ante ti, un país con grupos industriales internacionales, una población preparada, con una demografía muy dinámica, alto nivel de ahorro, bajo nivel de deuda de las familias, un sector bancario fuerte y uno de los principales destinos turísticos mundiales, la pregunta a hacerse en el 2009 -2010 fue ¿Por qué apretarse el cinturón si nuestra liga es la de Alemania y no la de los países del Sur de Europa?

Cuatro años después, la situación es que España, Portugal o Italia han logrado incrementar sus exportaciones, sensiblemente, al ganar competitividad mediante el ajuste de una devaluación interna y Francia ve como sus ventas exteriores pierden cuota al no haber realizado ningún ajuste.  El enorme peso del Gasto Público (57% de PIB) supone una alta y constante carga impositiva que se traduce en descontento popular.  ¿Sigue buscando el partido socialista francés motivos de la victoria del Frente Nacional en las últimas elecciones europeas?

Los próximos 12 meses serán muy importantes para ver si las medidas del gobierno de Hollande cambian la tendencia actual , frenan la caída de votos de su partido, dan estabilidad a su gobierno , simplifican el complejo regimen fiscal del país y  demuestran que además de la reducción del gasto público puede logar el crecimiento
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El PIB francés ha pasado del 2.1 del 2011, al 0,4 de los dos años siguientes, con un crecimiento esperado el año en curso del 0,7% y en el 2015 del 0,8%.  Es decir, cuatro años con un crecimiento por debajo del 1%.  Están alarmados por el alto nivel de desempleo, superior al 10%, muy similar al del 2013.  Las primeras  alarmas se encendieron tras el primer trimestre del 2014 cuando el consumo privado, que hasta entonces había demostrado ser sostenido por estabilizadores como la actualización de los salarios, registro la mayor caída en dos años.  La inversión empresarial se mantiene en niveles  débiles, a pesar de contar con condiciones de crédito sensiblemente más ventajosos que en otros muchos países de la eurozona, la austeridad fiscal no impulsa la actividad económica y la deuda pública se acerca al 100% del PIB con un déficit gubernamental del 4% y finalmente las exportaciones se encuentran afectadas negativamente por la falta de competitividad.   Es decir, analizando los cuatro componentes del PIB vemos que es muy difícil esperar que alguno de ellos sirva de arrastre en el corto plazo.1367860185716hollandedn

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12
Oct
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    [post_content] => Este fin de semana, como es habitual por estas fechas el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial están teniendo su reunión anual, esta vez en Washington, para estudiar el comportamiento de la economía mundial. Coincidiendo con la reunión, el FMI publicó esta semana la edición de octubre del informe “World Economic Outlook” en la que desgraciadamente ha revisado a la baja las previsiones de crecimiento económico mundial que hizo en el mes de julio. Para este año 2014 el crecimiento económico global se estima en un 3,3% anual, el mismo que el año pasado. Sin embargo, el crecimiento económico mundial aumentará y en el próximo año 2015 se espera un crecimiento del PIB mundial del 3,8%. Será el resultado del crecimiento del 2,3% de los países avanzados y del 5% en los países emergentes.

A pesar de este mayor crecimiento la directora del FMI, Christine Lagarde, ha señalado que Europa puede caer en una “era de la mediocridad”. Ello se debe a que el crecimiento europeo se está debilitando y tiene importantes amenazas como son el alto nivel de endeudamiento, el grave deterioro del mercado laboral y la falta de crédito para las empresas.

Por el contrario, otros países compensan la difícil situación europea. Este es el caso de Estados Unidos, donde se espera un aumento del PIB del 3,1% en el año 2015, o el de México (3,5%). Por regiones, Asia es la que más avanzará. Así, el grupo asiático ASEAN (Filipinas, Indonesia, Malasia, Tailandia y Vietnam) espera uno de los crecimientos económicos más destacados del mundo junto con India y China.

Los BRICS

Dentro del grupo de los países emergentes, los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) avanzan, aunque lo hacen de forma desigual. Así, Rusia y Brasil crecerán más moderadamente en 2015 (0,5% y 1,4% respectivamente), Sudáfrica superará a ambos (2,3%) y China continuará creciendo como lo lleva haciendo en los últimos años, aunque en esta ocasión disminuirá ligeramente su velocidad (7,1% previsto en 2015 frente al 7,4% de 2014). En esta ocasión la sorpresa es India, que crecerá más rápidamente y acelerará el proceso de convergencia con China: el FMI prevé que la economía india crezca un 6,4% en 2015.

América Latina

Para América Latina y el Caribe el FMI espera que se produzca un aumento del PIB del 2,2% en 2015, pero este crecimiento no será homogéneo. Algunos países tendrán importantes crecimientos económicos, como podrá suceder en Panamá (6,4%), Perú (5,1%), Colombia (4,5%), México (3,5%) o Chile (3,3%), mientras que otros continuarán con crecimientos económicos negativos: es el caso de Argentina (-1,5%) y Venezuela (-1%).

Esta dualidad de comportamiento en América Latina nos muestra, una vez más, que las economías se benefician cuando existe un buen nivel de seguridad jurídica y se siguen políticas económicas ortodoxas. No debemos olvidar que las buenas políticas y la mejora de las instituciones son factores diferenciales a la hora de atraer capital extranjero y alcanzar así tasas de crecimiento más altas. Además el aumento de la inversión, tanto extranjera como nacional, favorece el avance de la tecnología y aporta nuevas habilidades organizativas que impulsan una mayor eficiencia económica.

Por el contrario, en los países en los que los gobiernos hacen malas políticas y hay inseguridad jurídica la inversión empresarial se retrae y la competitividad sufre pérdidas significativas. No es casualidad que en el Informe de Competitividad Mundial para el año 2015 del World Economic Forum, Venezuela y Argentina ocupen las posiciones 131 y 104 respectivamente de un total de 144 países, es decir, su competitividad es muy baja. Otros países latinoamericanos con una gestión de las políticas públicas más adecuada han tenido mejores resultados en la clasificación como, por ejemplo, Chile en la posición 33, México en la 61 o Perú en el puesto 66.

Estados Unidos

Durante el próximo año la economía estadounidense volverá a ser uno de los motores del crecimiento económico mundial. Desde el año 2010 la economía de EEUU ha alcanzado tasas de crecimientos cada vez más altas. Y es, además, una de las pocas economías, junto con la española, en las que el FMI ha revisada al alza su tasa de crecimiento. El FMI, considera que EEUU crecerá un 2,2% este año (un 0,5% más que lo anunciado en verano) y un 3,1% en 2015. Este excelente comportamiento está permitiendo que el mercado laboral estadounidense sea en la actualidad uno los que tiene mejor comportamiento, con una tasa de paro del 5,9% en el mes de septiembre (frente al 11,5% de la zona del euro).

Europa

El FMI señala a la zona del euro como la única región del mundo con un 30% de probabilidad de entrar en deflación: lleva demasiado tiempo con un crecimiento de sus precios excesivamente bajo. Otro escenario que se está planteando es la posibilidad de que la salida de la crisis no haya llegado todavía. Ante esto el FMI expresa su preocupación sobre la entrada en una nueva recesión: le da una probabilidad del 38%. Si fuera así la zona del euro volvería a tener tasas de crecimiento del PIB negativas durante un periodo prolongado de tiempo. En definitiva, en esta ocasión las perspectivas para la zona del euro no son muy halagüeñas y la convierten en la región del mundo con un mayor riesgo de deflación y de recesión.

Esta situación vendría agravada porque las malas previsiones económicas tienen el riesgo de que se autocumplan. Como bien ha dicho Christine Lagarde, si las empresas esperan un crecimiento económico muy bajo tendrán menos incentivos para aumentar su actividad, especialmente las inversiones. Esto provocaría que las empresas no renovasen su aparato productivo y perdiesen competitividad.

Renovación de infraestructuras

La solución que da el FMI a este problema es el aumento de la inversión pública. Para el Fondo este es un buen momento para que Europa aumente el gasto en infraestructuras. La institución considera que el sector público debe aprovechar el momento para invertir, ya que 1) los tipos de interés son muy reducidos, por lo que la financiación es barata, 2) se fortalecería la demanda interna lo que impulsaría la producción y el empleo, y 3) se solucionarían los problemas de oferta causados por infraestructuras deficientes; es decir, el mayor gasto en carreteras, autopistas de peaje, infraestructuras hidráulicas y ferrocarriles mejoraría la productividad.

En Alemania, la primera economía europea y la cuarta del mundo, la producción industrial ha entrado en tasas de crecimiento negativas y, dado el mal estado de sus infraestructuras, necesitaría realizar obras públicas para mejorar su competitividad. Alemania no tiene problemas de financiación, tiene una deuda muy baja y los tipos de interés a los que se financia su sector público son prácticamente nulos. Esa política de mejora de las infraestructuras daría más confianza a los inversores y mostraría que se avanza en el camino de la construcción de una Europa más fuerte.

Este mayor gasto también dinamizaría el crecimiento económico por el efecto de los multiplicadores. El FMI ha estimado que un aumento del 1% del gasto público en inversión pública podría aumentar el PIB entre un 0,4% y un 1,5% en sólo cuatro años, siendo su impacto mayor en aquellas economías que se encuentren más lejos de su tasa de crecimiento potencial.

En conclusión, según las previsiones del FMI la economía mundial crecerá más el año que viene que este año, lo que puede favorecer y animar la actual fase de recuperación de la economía española. Existen, sin embargo, riesgos. El más importante es el enfriamiento de la economía europea: durante el segundo trimestre de este año el crecimiento económico de la zona del euro fue nulo. Los indicadores económicos de Europa para el tercer trimestre son también decepcionantes.

Para poder reactivar la economía europea harían falta, junto con políticas monetarias y fiscales acertadas, como podría ser la mejora de las infraestructuras, reformas estructurales (mercado laboral, pensiones y redimensionamiento del sector público) especialmente en Francia e Italia. Para poder crecer es preciso que la eurozona siga reduciendo los costes laborales, sociales, financieros y fiscales que soportan sus empresas y que las hace ser menos competitivas en los mercados internacionales. De ahí que Europa deba seguir promocionando la cultura de la competencia.Sin reformas estructurales la zona del euro puede seguir estancada durante años.

Fuente: Rafael Pampillón y Cristina Mª de Haro "PERSPECTIVAS ECONÓMICAS PARA EL AÑO 2015". Expansión. 11 de octubre de 2014; página 42.
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Este fin de semana, como es habitual por estas fechas el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial están teniendo su reunión anual, esta vez en Washington, para estudiar el comportamiento de la economía mundial. Coincidiendo con la reunión, el FMI publicó esta semana la edición de octubre del informe “World Economic Outlook” en la que desgraciadamente ha revisado a la baja las previsiones de crecimiento económico mundial que hizo en el mes de julio. Para este año 2014 el crecimiento económico global se estima en un 3,3% anual, el mismo que el año pasado. Sin embargo, el crecimiento económico mundial aumentará y en el próximo año 2015 se espera un crecimiento del PIB mundial del 3,8%. Será el resultado del crecimiento del 2,3% de los países avanzados y del 5% en los países emergentes.

A pesar de este mayor crecimiento la directora del FMI, Christine Lagarde, ha señalado que Europa puede caer en una “era de la mediocridad”. Ello se debe a que el crecimiento europeo se está debilitando y tiene importantes amenazas como son el alto nivel de endeudamiento, el grave deterioro del mercado laboral y la falta de crédito para las empresas.

Por el contrario, otros países compensan la difícil situación europea. Este es el caso de Estados Unidos, donde se espera un aumento del PIB del 3,1% en el año 2015, o el de México (3,5%). Por regiones, Asia es la que más avanzará. Así, el grupo asiático ASEAN (Filipinas, Indonesia, Malasia, Tailandia y Vietnam) espera uno de los crecimientos económicos más destacados del mundo junto con India y China.

Los BRICS

Dentro del grupo de los países emergentes, los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) avanzan, aunque lo hacen de forma desigual. Así, Rusia y Brasil crecerán más moderadamente en 2015 (0,5% y 1,4% respectivamente), Sudáfrica superará a ambos (2,3%) y China continuará creciendo como lo lleva haciendo en los últimos años, aunque en esta ocasión disminuirá ligeramente su velocidad (7,1% previsto en 2015 frente al 7,4% de 2014). En esta ocasión la sorpresa es India, que crecerá más rápidamente y acelerará el proceso de convergencia con China: el FMI prevé que la economía india crezca un 6,4% en 2015.

América Latina

Para América Latina y el Caribe el FMI espera que se produzca un aumento del PIB del 2,2% en 2015, pero este crecimiento no será homogéneo. Algunos países tendrán importantes crecimientos económicos, como podrá suceder en Panamá (6,4%), Perú (5,1%), Colombia (4,5%), México (3,5%) o Chile (3,3%), mientras que otros continuarán con crecimientos económicos negativos: es el caso de Argentina (-1,5%) y Venezuela (-1%).

Esta dualidad de comportamiento en América Latina nos muestra, una vez más, que las economías se benefician cuando existe un buen nivel de seguridad jurídica y se siguen políticas económicas ortodoxas. No debemos olvidar que las buenas políticas y la mejora de las instituciones son factores diferenciales a la hora de atraer capital extranjero y alcanzar así tasas de crecimiento más altas. Además el aumento de la inversión, tanto extranjera como nacional, favorece el avance de la tecnología y aporta nuevas habilidades organizativas que impulsan una mayor eficiencia económica.

Por el contrario, en los países en los que los gobiernos hacen malas políticas y hay inseguridad jurídica la inversión empresarial se retrae y la competitividad sufre pérdidas significativas. No es casualidad que en el Informe de Competitividad Mundial para el año 2015 del World Economic Forum, Venezuela y Argentina ocupen las posiciones 131 y 104 respectivamente de un total de 144 países, es decir, su competitividad es muy baja. Otros países latinoamericanos con una gestión de las políticas públicas más adecuada han tenido mejores resultados en la clasificación como, por ejemplo, Chile en la posición 33, México en la 61 o Perú en el puesto 66.

Estados Unidos

Durante el próximo año la economía estadounidense volverá a ser uno de los motores del crecimiento económico mundial. Desde el año 2010 la economía de EEUU ha alcanzado tasas de crecimientos cada vez más altas. Y es, además, una de las pocas economías, junto con la española, en las que el FMI ha revisada al alza su tasa de crecimiento. El FMI, considera que EEUU crecerá un 2,2% este año (un 0,5% más que lo anunciado en verano) y un 3,1% en 2015. Este excelente comportamiento está permitiendo que el mercado laboral estadounidense sea en la actualidad uno los que tiene mejor comportamiento, con una tasa de paro del 5,9% en el mes de septiembre (frente al 11,5% de la zona del euro).

Europa

El FMI señala a la zona del euro como la única región del mundo con un 30% de probabilidad de entrar en deflación: lleva demasiado tiempo con un crecimiento de sus precios excesivamente bajo. Otro escenario que se está planteando es la posibilidad de que la salida de la crisis no haya llegado todavía. Ante esto el FMI expresa su preocupación sobre la entrada en una nueva recesión: le da una probabilidad del 38%. Si fuera así la zona del euro volvería a tener tasas de crecimiento del PIB negativas durante un periodo prolongado de tiempo. En definitiva, en esta ocasión las perspectivas para la zona del euro no son muy halagüeñas y la convierten en la región del mundo con un mayor riesgo de deflación y de recesión.

Esta situación vendría agravada porque las malas previsiones económicas tienen el riesgo de que se autocumplan. Como bien ha dicho Christine Lagarde, si las empresas esperan un crecimiento económico muy bajo tendrán menos incentivos para aumentar su actividad, especialmente las inversiones. Esto provocaría que las empresas no renovasen su aparato productivo y perdiesen competitividad.

Renovación de infraestructuras

La solución que da el FMI a este problema es el aumento de la inversión pública. Para el Fondo este es un buen momento para que Europa aumente el gasto en infraestructuras. La institución considera que el sector público debe aprovechar el momento para invertir, ya que 1) los tipos de interés son muy reducidos, por lo que la financiación es barata, 2) se fortalecería la demanda interna lo que impulsaría la producción y el empleo, y 3) se solucionarían los problemas de oferta causados por infraestructuras deficientes; es decir, el mayor gasto en carreteras, autopistas de peaje, infraestructuras hidráulicas y ferrocarriles mejoraría la productividad.

En Alemania, la primera economía europea y la cuarta del mundo, la producción industrial ha entrado en tasas de crecimiento negativas y, dado el mal estado de sus infraestructuras, necesitaría realizar obras públicas para mejorar su competitividad. Alemania no tiene problemas de financiación, tiene una deuda muy baja y los tipos de interés a los que se financia su sector público son prácticamente nulos. Esa política de mejora de las infraestructuras daría más confianza a los inversores y mostraría que se avanza en el camino de la construcción de una Europa más fuerte.

Este mayor gasto también dinamizaría el crecimiento económico por el efecto de los multiplicadores. El FMI ha estimado que un aumento del 1% del gasto público en inversión pública podría aumentar el PIB entre un 0,4% y un 1,5% en sólo cuatro años, siendo su impacto mayor en aquellas economías que se encuentren más lejos de su tasa de crecimiento potencial.

En conclusión, según las previsiones del FMI la economía mundial crecerá más el año que viene que este año, lo que puede favorecer y animar la actual fase de recuperación de la economía española. Existen, sin embargo, riesgos. El más importante es el enfriamiento de la economía europea: durante el segundo trimestre de este año el crecimiento económico de la zona del euro fue nulo. Los indicadores económicos de Europa para el tercer trimestre son también decepcionantes.

Para poder reactivar la economía europea harían falta, junto con políticas monetarias y fiscales acertadas, como podría ser la mejora de las infraestructuras, reformas estructurales (mercado laboral, pensiones y redimensionamiento del sector público) especialmente en Francia e Italia. Para poder crecer es preciso que la eurozona siga reduciendo los costes laborales, sociales, financieros y fiscales que soportan sus empresas y que las hace ser menos competitivas en los mercados internacionales. De ahí que Europa deba seguir promocionando la cultura de la competencia.Sin reformas estructurales la zona del euro puede seguir estancada durante años.

Fuente: Rafael Pampillón y Cristina Mª de Haro «PERSPECTIVAS ECONÓMICAS PARA EL AÑO 2015″. Expansión. 11 de octubre de 2014; página 42.

11
Oct

Cómo varía el crecimiento económico mundial

Escrito el 11 octubre 2014 por Miguel Aguirre Uzquiano en Economía Global

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    [post_content] => Si hubiese que poner algún adjetivo a la crisis económica que comenzó en agosto del 2007 en Estados Unidos sería quizás Global. A lo largo del 2008 la crisis financiera se expandió por todo el globo que llevó al nefasto 2009, en el que, por primera y última vez en décadas el PIB mundial se redujo. Es decir la situación afecto con especial virulencia a las economías occidentales pero a nivel mundial la mayor parte de los países se vieron afectados

A partir del 2011 escuchamos con insistencia el término “decoupling” para identificar el desdoblamiento entre el escaso crecimiento económico de los países de renta per cápita alta y el fuerte crecimiento de las economías emergentes lideradas por países como China, India o México.

A escasas semanas para el fin del año, se observa como para el 2015 sigue en marcha una recuperación mundial desigual. Las economías desarrolladas siguen arrastrando los efectos de la crisis de hace seis años, que se refleja principalmente en un alto nivel de endeudamiento privado y público y los mercados emergentes se están ajustando a tasas de crecimiento económico más bajas que las alcanzadas durante los años previos a la crisis y la recuperación de los años posteriores. Se puede comprobar como a nivel general, el ritmo de recuperación varía cada vez más según el país: Brasil y Rusia se ralentizan, lo mismo que Japón o Francia, Los Emiratos Árabes se consolidan y crecen , igual que Estados Unidos o Alemania.Crecimiento Economico

En las economías avanzadas, se necesita el respaldo continuo de la política monetaria y en los mercados emergentes el margen para respaldar el crecimiento es limitado en los países con vulnerabilidades externas como los déficits de cuenta corriente, cada vez más frecuentes en países como Brasil, India o China.  Sin perder de vista la agudización de los riesgos geopolíticos que incluyen la tensión internacionale entre Ucrania y Rusia ola agitación en Oriente Medio

En definitiva nos espera un periodo de crecimiento más heterogéneo, caso a caso en el que sólo aquellos países que hagan frente a reformas estructurales, lograrán afianzar un crecimiento sostenible

 
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Si hubiese que poner algún adjetivo a la crisis económica que comenzó en agosto del 2007 en Estados Unidos sería quizás Global. A lo largo del 2008 la crisis financiera se expandió por todo el globo que llevó al nefasto 2009, en el que, por primera y última vez en décadas el PIB mundial se redujo. Es decir la situación afecto con especial virulencia a las economías occidentales pero a nivel mundial la mayor parte de los países se vieron afectados

A partir del 2011 escuchamos con insistencia el término “decoupling” para identificar el desdoblamiento entre el escaso crecimiento económico de los países de renta per cápita alta y el fuerte crecimiento de las economías emergentes lideradas por países como China, India o México.

A escasas semanas para el fin del año, se observa como para el 2015 sigue en marcha una recuperación mundial desigual. Las economías desarrolladas siguen arrastrando los efectos de la crisis de hace seis años, que se refleja principalmente en un alto nivel de endeudamiento privado y público y los mercados emergentes se están ajustando a tasas de crecimiento económico más bajas que las alcanzadas durante los años previos a la crisis y la recuperación de los años posteriores. Se puede comprobar como a nivel general, el ritmo de recuperación varía cada vez más según el país: Brasil y Rusia se ralentizan, lo mismo que Japón o Francia, Los Emiratos Árabes se consolidan y crecen , igual que Estados Unidos o Alemania.Crecimiento Economico

En las economías avanzadas, se necesita el respaldo continuo de la política monetaria y en los mercados emergentes el margen para respaldar el crecimiento es limitado en los países con vulnerabilidades externas como los déficits de cuenta corriente, cada vez más frecuentes en países como Brasil, India o China.  Sin perder de vista la agudización de los riesgos geopolíticos que incluyen la tensión internacionale entre Ucrania y Rusia ola agitación en Oriente Medio

En definitiva nos espera un periodo de crecimiento más heterogéneo, caso a caso en el que sólo aquellos países que hagan frente a reformas estructurales, lograrán afianzar un crecimiento sostenible

 

8
Oct

Empleo y crecimiento económico

Escrito el 8 octubre 2014 por en Economía española

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    [post_content] => La abundante información económica conocida la semana pasada muestra que España sigue en el camino de la recuperación. La economía española lleva cinco trimestres con crecimiento económico positivo. Efectivamente, la información estadística que viene apareciendo, incluida la publicada la semana pasada de comercio minorista y de afiliación a la seguridad Social, señala que también durante el tercer trimestre de este año la economía española siguió creciendo, aunque lo hizo a un ritmo ligeramente menor que en el segundo trimestre. También hemos conocido información sobre la evolución de los precios del mes de septiembre y sobre las decisiones tomadas en la reunión del Banco Central Europeo (BCE) del jueves. Finalmente, la presentación de los Presupuestos Generales del Estado muestra cual será la política fiscal de España para el año que viene.

El comercio minorista creció rápidamente en agosto: 2,8% desestacionalizado respecto a julio, el mayor aumento mensual desde hace dos años. Entre julio y agosto, los mayores aumentos del comercio se produjeron en estaciones de servicio (4,2%), debido a los desplazamientos de las vacaciones de verano, y en alimentación (2,5%).

Confianza

Este aumento del consumo es un indicador de la buena marcha del sector industrial. La inmensa mayoría de los bienes de consumo son productos industriales. Precisamente esta semana Markit ha publicado los datos de su Índice de Gestión de Compras Manufactureras (PMI por sus siglas en inglés). Entre julio y septiembre España obtuvo un valor medio de 53,9 lo que supone el tercer trimestre consecutivo de crecimiento. Recordemos que este Índice señala una expansión del sector si es mayor de 50 y una contracción en caso contrario. La producción manufacturera española se recupera y lo hace con fuerza, apoyada por el aumento de la demanda interna (consumo e inversión) y las exportaciones, favorecidas también por la caída de los precios industriales.

Reducción de precios

Así, el INE publicó el viernes el Índice de Precios de Exportación que disminuyó en agosto un 1,2% anual, continuando la tendencia que mantiene desde marzo del año pasado. Este es el resultado de la reducción de los costes de producción que está aumentando la competitividad de las exportaciones. También abarata los productos nacionales frente a los importados.

Estos menores precios también se han visto reflejados en los datos que ha avanzado el INE la semana pasada sobre la evolución del IPC en el mes de septiembre: una caída del 0,2% anual. Una lectura positiva de este dato es que permite que los jubilados y los trabajadores no pierdan poder adquisitivo y que los productos españoles continúen siendo muy competitivos en los mercados internacionales. Afortunadamente la tendencia negativa en los precios se está moderando (la inflación interanual en agosto fue del -0,5%) y el Banco de España espera que a finales de este mismo año tengamos algo de inflación.

Política monetaria expansiva

Precisamente para facilitar la concesión de créditos y así dinamizar la economía y elevar algo el nivel de precios, el BCE anunció el jueves que mantiene los tipos de interés a los niveles mínimos que estableció en septiembre; las entidades financieras continuarán pudiendo acceder a préstamos al 0,05% de interés y sus depósitos en el BCE tendrán que pagar un interés del 0,2%. Además, Draghi ha anunciado que este mes comenzará un programa de compra de cédulas hipotecarias y activos titulizados que durará los próximos dos años y con el que inyectará al sistema financiero cerca de un billón de euros.

Esta situación de enorme liquidez está siendo muy beneficiosa para el Tesoro español que ha visto como los inversores internacionales han aumentado esta semana todavía más la demanda de deuda pública. En la primera subasta de octubre la rentabilidad del bono a diez años ha alcanzado un nuevo mínimo y se han situado por debajo del 2,1%.

Parece probable que esta política monetaria expansiva del BCE ayude a aumentar el nivel de precios también en la economía española. Precisamente esta semana el Ministerio de Hacienda ha estimado un Escenario Macroeconómico en el que la inflación, medida por el deflactor del PIB, se situará en un 0,1% para este año y en el 0,6% en 2015. También prevé que el PIB continuará aumentando (se prevé que crezca un 1,3% en 2014 y un 2% en 2015).

Aumenta el empleo

Una consecuencia de este mayor crecimiento de la producción es que continuará aumentando el nivel de empleo. El buen comportamiento del mercado laboral durante el mes pasado es un reflejo de esta situación. Por primera vez desde el año 2007 se han sumado nuevos afiliados en un mes de septiembre: 12.182. En términos desestacionalizados la cifra es todavía mayor y alcanza los 46.961 afiliados, el mejor mes de septiembre desde hace ocho años.

Además, la contratación continúa mejorando rápidamente. En el mes de septiembre se firmaron más de 1,63 millones de contratos, de los que el 8,5% fueron indefinidos. Así, este tipo de contrato crece a un ritmo de más del 15% anual y ya lo hace por séptimo mes consecutivo, algo que no pasaba desde 2006, lo que supone que en lo que va de año se hayan realizado en España 984.034 contratos indefinidos.

Esta buena evolución del empleo ha permitido que la ratio afiliados ocupados entre pensionistas haya sido del 1,98 en el tercer trimestre, igualando al trimestre anterior y superando el dato de cierre del año 2013 (1,96). Aunque es una buena noticia para la sostenibilidad del sistema de pensiones es insuficiente. El fuerte envejecimiento de la población que se está produciendo y que se acelerará todavía más en las próximas décadas exige hacer reformas adicionales en el sistema de pensiones para facilitar la viabilidad financiera.

En cuanto al paro registrado, en septiembre hubo 19.720 desempleados más que en agosto. Pero en términos desestacionalizados el paro experimentó un considerable descenso. Se trata del mejor dato de la serie histórica en un mes de septiembre: 33.127 parados menos.

Con la información del mes de septiembre podemos completar el comportamiento de la creación de empleo en el tercer trimestre de este año. El resultado es que aunque en la serie original la Seguridad Social perdió 23.292 trabajadores entre julio y septiembre; si eliminamos los efectos estacionales y de calendario los afiliados aumentaron en 56.523. Además, el paro registrado también ha mejorado ligeramente en el tercer trimestre con un descenso en el número de desempleados tanto en los datos originales (-2.051) como en los corregidos de efectos estacionales y de calendario (-11.861).

Sin embargo, si queremos tener la mejor imagen de cómo se ha comportado el mercado laboral en el tercer trimestre tendremos que esperar al día 23 de este mes en el que se publicará la Encuesta de Población Activa (EPA). No obstante, como la EPA no desestacionaliza sus datos, podemos prever en el tercer trimestre que el mercado laboral habrá seguido la tendencia contractiva de los últimos años: España tiene cada vez menos población, menos trabajadores extranjeros, menos activos y menos parados.

En definitiva, nuestro país continua mejorando su sector industrial que favorecido por la reducción de costes y precios permite que nuestros productos sigan siendo muy competitivos en los mercados internacionales. Además, el buen comportamiento del mercado laboral está impulsando la demanda interna lo que ayuda a disipar la amenaza de la deflación.

También los Presupuestos Generales del Estado para el año que viene y presentados la semana pasada contemplan la recuperación de la economía española. El Ministerio de Hacienda espera poder reducir el gasto público gracias a las menores prestaciones por desempleo y a los menores pagos en el servicio de la deuda, a la vez que prevé aumentar la recaudación un 5,4%, bajando los tipos impositivos pero ensanchando las bases imponibles, también por el mayor crecimiento económico. De esta forma el Gobierno quiere alcanzar el objetivo de déficit público pactado con Bruselas (4,2% del PIB) a la vez que aumenta la renta disponible de las familias para favorecer el crecimiento de la economía española. En un año electoral no se puede pedir mucho más.

Este análisis de la abundante información económica que nos ha dejado la semana pasada muestra que después de la larga crisis económica que padeció España parece que las cosas se encarrilan.

Fuente: Rafael Pampillón. "Empleo y crecimiento económico". Expansión. 6 de octubre de 2014.
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La abundante información económica conocida la semana pasada muestra que España sigue en el camino de la recuperación. La economía española lleva cinco trimestres con crecimiento económico positivo. Efectivamente, la información estadística que viene apareciendo, incluida la publicada la semana pasada de comercio minorista y de afiliación a la seguridad Social, señala que también durante el tercer trimestre de este año la economía española siguió creciendo, aunque lo hizo a un ritmo ligeramente menor que en el segundo trimestre. También hemos conocido información sobre la evolución de los precios del mes de septiembre y sobre las decisiones tomadas en la reunión del Banco Central Europeo (BCE) del jueves. Finalmente, la presentación de los Presupuestos Generales del Estado muestra cual será la política fiscal de España para el año que viene.

El comercio minorista creció rápidamente en agosto: 2,8% desestacionalizado respecto a julio, el mayor aumento mensual desde hace dos años. Entre julio y agosto, los mayores aumentos del comercio se produjeron en estaciones de servicio (4,2%), debido a los desplazamientos de las vacaciones de verano, y en alimentación (2,5%).

Confianza

Este aumento del consumo es un indicador de la buena marcha del sector industrial. La inmensa mayoría de los bienes de consumo son productos industriales. Precisamente esta semana Markit ha publicado los datos de su Índice de Gestión de Compras Manufactureras (PMI por sus siglas en inglés). Entre julio y septiembre España obtuvo un valor medio de 53,9 lo que supone el tercer trimestre consecutivo de crecimiento. Recordemos que este Índice señala una expansión del sector si es mayor de 50 y una contracción en caso contrario. La producción manufacturera española se recupera y lo hace con fuerza, apoyada por el aumento de la demanda interna (consumo e inversión) y las exportaciones, favorecidas también por la caída de los precios industriales.

Reducción de precios

Así, el INE publicó el viernes el Índice de Precios de Exportación que disminuyó en agosto un 1,2% anual, continuando la tendencia que mantiene desde marzo del año pasado. Este es el resultado de la reducción de los costes de producción que está aumentando la competitividad de las exportaciones. También abarata los productos nacionales frente a los importados.

Estos menores precios también se han visto reflejados en los datos que ha avanzado el INE la semana pasada sobre la evolución del IPC en el mes de septiembre: una caída del 0,2% anual. Una lectura positiva de este dato es que permite que los jubilados y los trabajadores no pierdan poder adquisitivo y que los productos españoles continúen siendo muy competitivos en los mercados internacionales. Afortunadamente la tendencia negativa en los precios se está moderando (la inflación interanual en agosto fue del -0,5%) y el Banco de España espera que a finales de este mismo año tengamos algo de inflación.

Política monetaria expansiva

Precisamente para facilitar la concesión de créditos y así dinamizar la economía y elevar algo el nivel de precios, el BCE anunció el jueves que mantiene los tipos de interés a los niveles mínimos que estableció en septiembre; las entidades financieras continuarán pudiendo acceder a préstamos al 0,05% de interés y sus depósitos en el BCE tendrán que pagar un interés del 0,2%. Además, Draghi ha anunciado que este mes comenzará un programa de compra de cédulas hipotecarias y activos titulizados que durará los próximos dos años y con el que inyectará al sistema financiero cerca de un billón de euros.

Esta situación de enorme liquidez está siendo muy beneficiosa para el Tesoro español que ha visto como los inversores internacionales han aumentado esta semana todavía más la demanda de deuda pública. En la primera subasta de octubre la rentabilidad del bono a diez años ha alcanzado un nuevo mínimo y se han situado por debajo del 2,1%.

Parece probable que esta política monetaria expansiva del BCE ayude a aumentar el nivel de precios también en la economía española. Precisamente esta semana el Ministerio de Hacienda ha estimado un Escenario Macroeconómico en el que la inflación, medida por el deflactor del PIB, se situará en un 0,1% para este año y en el 0,6% en 2015. También prevé que el PIB continuará aumentando (se prevé que crezca un 1,3% en 2014 y un 2% en 2015).

Aumenta el empleo

Una consecuencia de este mayor crecimiento de la producción es que continuará aumentando el nivel de empleo. El buen comportamiento del mercado laboral durante el mes pasado es un reflejo de esta situación. Por primera vez desde el año 2007 se han sumado nuevos afiliados en un mes de septiembre: 12.182. En términos desestacionalizados la cifra es todavía mayor y alcanza los 46.961 afiliados, el mejor mes de septiembre desde hace ocho años.

Además, la contratación continúa mejorando rápidamente. En el mes de septiembre se firmaron más de 1,63 millones de contratos, de los que el 8,5% fueron indefinidos. Así, este tipo de contrato crece a un ritmo de más del 15% anual y ya lo hace por séptimo mes consecutivo, algo que no pasaba desde 2006, lo que supone que en lo que va de año se hayan realizado en España 984.034 contratos indefinidos.

Esta buena evolución del empleo ha permitido que la ratio afiliados ocupados entre pensionistas haya sido del 1,98 en el tercer trimestre, igualando al trimestre anterior y superando el dato de cierre del año 2013 (1,96). Aunque es una buena noticia para la sostenibilidad del sistema de pensiones es insuficiente. El fuerte envejecimiento de la población que se está produciendo y que se acelerará todavía más en las próximas décadas exige hacer reformas adicionales en el sistema de pensiones para facilitar la viabilidad financiera.

En cuanto al paro registrado, en septiembre hubo 19.720 desempleados más que en agosto. Pero en términos desestacionalizados el paro experimentó un considerable descenso. Se trata del mejor dato de la serie histórica en un mes de septiembre: 33.127 parados menos.

Con la información del mes de septiembre podemos completar el comportamiento de la creación de empleo en el tercer trimestre de este año. El resultado es que aunque en la serie original la Seguridad Social perdió 23.292 trabajadores entre julio y septiembre; si eliminamos los efectos estacionales y de calendario los afiliados aumentaron en 56.523. Además, el paro registrado también ha mejorado ligeramente en el tercer trimestre con un descenso en el número de desempleados tanto en los datos originales (-2.051) como en los corregidos de efectos estacionales y de calendario (-11.861).

Sin embargo, si queremos tener la mejor imagen de cómo se ha comportado el mercado laboral en el tercer trimestre tendremos que esperar al día 23 de este mes en el que se publicará la Encuesta de Población Activa (EPA). No obstante, como la EPA no desestacionaliza sus datos, podemos prever en el tercer trimestre que el mercado laboral habrá seguido la tendencia contractiva de los últimos años: España tiene cada vez menos población, menos trabajadores extranjeros, menos activos y menos parados.

En definitiva, nuestro país continua mejorando su sector industrial que favorecido por la reducción de costes y precios permite que nuestros productos sigan siendo muy competitivos en los mercados internacionales. Además, el buen comportamiento del mercado laboral está impulsando la demanda interna lo que ayuda a disipar la amenaza de la deflación.

También los Presupuestos Generales del Estado para el año que viene y presentados la semana pasada contemplan la recuperación de la economía española. El Ministerio de Hacienda espera poder reducir el gasto público gracias a las menores prestaciones por desempleo y a los menores pagos en el servicio de la deuda, a la vez que prevé aumentar la recaudación un 5,4%, bajando los tipos impositivos pero ensanchando las bases imponibles, también por el mayor crecimiento económico. De esta forma el Gobierno quiere alcanzar el objetivo de déficit público pactado con Bruselas (4,2% del PIB) a la vez que aumenta la renta disponible de las familias para favorecer el crecimiento de la economía española. En un año electoral no se puede pedir mucho más.

Este análisis de la abundante información económica que nos ha dejado la semana pasada muestra que después de la larga crisis económica que padeció España parece que las cosas se encarrilan.

Fuente: Rafael Pampillón. «Empleo y crecimiento económico». Expansión. 6 de octubre de 2014.

3
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    [post_content] => En estos momentos España se encuentra en una situación de incertidumbre política y económica motivada por las actuaciones separatistas que se están produciendo en Cataluña. Precisamente el sábado pasado el presidente de la Generalitat, Artur Mas, firmó el decreto para convocar la consulta sobre el futuro político de Cataluña. El panorama nos parece complicada porque, por un lado, existe un movimiento social en pro de la independencia legítimo y respetable y, por otro, se han aducido argumentos para impulsarlo que no se ajustan a la realidad como, por ejemplo, “fuera de España nos iría mejor”, “una Cataluña independiente seguiría formando parte de la Unión Europea (UE)” y “la independencia nos daría más prosperidad”.

cataluñaEstancamiento económico

Dejando aparte que una Cataluña independiente estaría peor económicamente, el propio proceso plebiscitario está generando una inestabilidad que está perjudicando considerablemente las expectativas económicas y de inversión en la Comunidad Autónoma. Además, el momento no puede ser más inoportuno ya que el entorno económico europeo no parece muy favorable y, como ya avanzó Mario Draghi la semana pasada, Europa se enfrenta a una posible situación de estancamiento. Efectivamente, el conjunto de la zona del euro avanza muy lentamente y todavía mantiene un nivel de crecimiento inferior al del comienzo de la crisis, mientras que otros países como Estados Unidos ya lo han superado. Además, se han detenido las tasas de crecimiento de economías muy importantes como la de Alemania, Francia e Italia.

Así la confianza empresarial alemana se ha debilitado y el componente de expectativas del Índice IFO, que elabora mensualmente el Instituto de Estudios Económicos de la Universidad de Múnich, ha caído en septiembre al nivel más bajo desde hace veinte meses: un 99,3 (recordemos que valores superiores a 100 indican expansión económica e inferiores señalan contracción). Este es, en parte, el resultado del conflicto entre Ucrania y Rusia, que abastece el 40% de la energía en Alemania y que está deteriorando las expectativas económicas de sus empresarios.

En Cataluña parece que también se tuercen las cosas. Según el último informe de Convivencia Cívica Catalana, la inversión extranjera que llegó a Cataluña durante el segundo trimestre de este año fue un tercio (34%) de la que recibió en el mismo periodo del año anterior. Un reflejo claro de las intenciones de los inversores internacionales ante un posible resultado independentista. El panorama de las empresas no es mucho más halagüeño. Dos grandes entidades financieras catalanas, CaixaBank y Banco Sabadell, ya tienen planes para trasladar su sede fuera de Cataluña. Si Cataluña se independiza se quedará fuera de la zona del euro y, por tanto, sus bancos no recibirían créditos del Banco Central Europeo (BCE) que además de ser baratos (tienen un tipo de interés del 0,05%), son el último recurso con el que cuentan las entidades de crédito para resolver situaciones de falta de liquidez.

Este es sólo un ejemplo de los efectos que está teniendo no ya la independencia, sino el mero hecho de plantear una posible consulta sobre ella.

Colapso económico

Si, además, la separación fuera real los efectos sobre la economía catalana podrían ser considerables. Cataluña se contraería y el colapso económico podría ser considerable fundamentalmente porque una parte de las empresas radicadas allí se irían. La actividad empresarial no se mueve por sentimentalismos nacionalistas sino por motivos económicos y sociales y desde el momento en que se hiciera efectiva la independencia las empresas catalanas tendrían que luchar para hacerse un hueco en los mercados internacionales.

¿Por qué esta situación de inferioridad de las empresas en un contexto de independencia? En primer lugar porque la independencia supondría la salida automática de Cataluña de la UE. Lo que significaría que la UE aplicaría inmediatamente un arancel a la importación de productos catalanes. Sería el mismo que soportan los países que no son miembros de la UE. Además, Cataluña podría caer en la tentación de elevar barreras arancelarias para proteger a sus empresas de los productos extranjeros.

En definitiva, las empresas catalanas verían como aumentan sus costes de importación de las materias primas y bienes intermedios que no se produzcan en Cataluña a la vez que disminuyen sus ingresos por exportaciones. La solución al problema está clara: trasladar la empresa fuera de Cataluña para continuar trabajando en un territorio que forme parte de la UE y de su mercado único. Además, como señalan los libros, el aumento de aranceles generaría una reducción del comercio internacional y una menor eficiencia económica. Todo ello disminuiría considerablemente las oportunidades de Cataluña de generar ventajas competitivas.

Elevado déficit público

Esta situación de reducción de la producción dificultaría la solvencia del sector público catalán y llevaría a un desequilibrio de las cuentas públicas. Primero, porque los ingresos se contraerían por la menor actividad económica que generaría la deslocalización de las empresas lo que disminuiría las bases imponibles y como consecuencia la recaudación fiscal.

Y segundo, los gastos serían mayores. El Gobierno de Cataluña tendría que financiar la constitución del nuevo Estado y hacerse cargo de aquellas partidas que estaban aseguradas por el Estado español como las pensiones y los sueldos de los funcionarios (como la educación, la sanidad y la defensa). Asimismo, debería continuar haciendo frente a los pagos del servicio de la deuda pública española que le correspondiese al menos durante algunos años. Años que formarían parte de un periodo clave para consolidar económicamente la independencia.

Por tanto el resultado sería un grave déficit público catalán que no podría recurrir a la emisión de deuda para su financiación ya que la previsible desconfianza de los inversores en su devolución impediría a Cataluña acceder a los mercados internacionales. Es difícil pensar que un país de reciente creación, pequeño comparado con los gigantes europeos y sin apoyo internacional sea merecedor de la confianza de los compradores de bonos que, en definitiva, puede destinar sus recursos a cualquier otro territorio con mejores expectativas.

El abandono de la zona del euro y la creación de una nueva moneda

Además, si Cataluña se independizase se vería obligada a abandonar la Unión Monetaria Europea. En ese posible escenario a Cataluña se le abrirían dos posibilidades mantener el euro o crear su propia moneda.

En el primer caso, nadie puede impedir que Cataluña continúe usando el euro. Pero para que un país pueda utilizar una moneda que no controla debe conseguir acercarse al equilibrio fiscal. Sólo así podría tener acceso a la financiación internacional.

Sin embargo, ante un escenario de elevado déficit público, sin ayudas de la UE y sin recurso al BCE, es imposible utilizar una moneda como el euro. Por tanto, lo más probable es que Cataluña en el caso de independizarse desarrollaría su propia moneda: llamémosla “catalino”. En ese caso tendría que hacer un “corralito” que evitase la estampida de depósitos en euros. El tipo de cambio inicial, por comodidad sería: 1 euro = 1 catalino. Entonces el gobierno de Cataluña invitaría a sus ciudadanos a que vayan al Banco Central de Cataluña y/o por extensión a los bancos comerciales ubicados en Cataluña a cambiar sus euros por catalinos. ¿Alguno de ustedes, queridos lectores, iría corriendo al banco a cambiar sus euros por catalinos? Nadie. Todos los catalanes guardarían sus euros a buen recaudo o se los llevarían al extranjero. Y antes de que el gobierno catalán hiciese un “corralito” y bloqueara las cuentas en euros para convertirlas más tarde y  automáticamente en catalinos,  retirarían rápidamente sus depósitos en euros y los pondrían en una cuenta en otros países como España, Andorra o Francia.  Lo harían entre otras cosas, porque una vez introducida la nueva moneda, el siguiente paso es la devaluación del catalino, con el fin de financiar el déficit público y también para ganar en competitividad.

Al principio, para evitar suspicacias, haría falta mantener un tipo de cambio fijo. Pero al poco tiempo se depreciaría su moneda y Cataluña habría ganado competitividad, porque los precios en euros de sus exportaciones se habrían reducido considerablemente.

Pero con la nueva moneda no todo serían ventajas y habría también importantes inconvenientes. El primero, la inflación, por varios motivos: 1) los precios de las importaciones, valorados en catalinos, aumentarían lo que incrementaría el nivel de precios de los bienes de consumo y 2) crecerían los costes de producción de las empresas que necesiten comprar en el exterior, lo que reducirían sus márgenes de beneficio y elevarían sus precios de venta.

El segundo, mayores dificultades para hacer frente a las deudas expresadas en euros, que serían la mayoría y que después de la devaluación serían mucho mayores en términos de la nueva moneda local.

Y finalmente, descontento social. Los que pudieron mantener sus ahorros en euros habrán visto aumentar su poder adquisitivo mientras aquellos que sufrieron el corralito o simplemente no tuvieron la oportunidad de retirar sus depósitos se habrán empobrecido.

En definitiva, las consecuencias de una Cataluña fuera del euro serían muy graves. A corto plazo el panorama se tornaría muy complicado: dificultad para pagar tanto la deuda privada como la pública, deslocalización del sistema financiero y parte del tejido productivo y como consecuencia débil crecimiento económico. Por supuesto, como es fácil ver, esto no sólo sería perjudicial para Cataluña sino también para España.

Una forma de evitar estas indeseables consecuencias sería que Cataluña siguiera perteneciendo a la Unión Económica y Monetaria. Esta favorable situación económica de tener el euro como divisa, es algo que se está dando por hecho en las reivindicaciones independentistas. No obstante, el proceso de adhesión a la UE está firmemente regulado y está sujeto a numerosos requisitos. Además, haría falta unanimidad en el Consejo de la UE, del que forma parte España, para aceptar la entrada del nuevo miembro. Por supuesto, la decisión se toma en función de los costes y beneficios económicos y políticos y, además, es muy probable que la adhesión de Cataluña beneficiara también a España. Sin embargo, la incertidumbre existe y es una herramienta más de negociación, igual que lo es la valoración de qué parte de la deuda española corresponde a Cataluña.

El papel de las expectativas

Es cierto que la economía catalana cuenta con una importante parte del tejido empresarial e industrial del país. Pero no se puede olvidar que la actividad económica futura está basada, entre otras cosas, en la confianza y en la estabilidad.

Probablemente los aficionados a la economía recuerden que las expectativas de los agentes afectan al funcionamiento de los mercados y también a las decisiones políticas. Esta característica que describe la Real Academia como la “posibilidad razonable de que algo suceda” es ahora el principal condicionante económico de nuestro país y un potencial freno a nuestro ritmo de crecimiento.

Son precisamente éstas expectativas económicas las que anticipan un desequilibrio importante en las finanzas públicas catalanas y que aumentaría bajo la hipótesis de la independencia ya que aumentarían los gastos (motivados por la creación del nuevo Estado, el pago del servicio de la deuda pública española que le correspondiese y el mantenimiento de las instituciones y de las administraciones públicas) y se reducirían los ingresos por el efecto de una menor actividad económica. A lo anterior se une que los agentes económicos puedan cuestionar la permanencia de Cataluña en el euro lo que haría que la confianza en la economía catalana se viera perjudicada.

En definitiva, el sentimiento independentista es respetable y siempre que sea conforme a derecho se debería saber cuál es la intención de la mayoría de los catalanes sobre su pertenencia a España. Pero la independencia de Cataluña es una realidad mucho más compleja de lo que en general se está planteando. Además, en un entorno como el actual de debilidad económica de la UE el mero hecho de hacer una consulta sobre la independencia de Cataluña añadiría todavía más incertidumbre y, por tanto, inestabilidad a la frágil economía europea, española y catalana.

Fuente: Rafael Pampillón y Cristina Mª de Haro. "El golpe económico de una independencia de Cataluña". Expansión. 29 de septiembre de 2014. Páginas 28 y 29.
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En estos momentos España se encuentra en una situación de incertidumbre política y económica motivada por las actuaciones separatistas que se están produciendo en Cataluña. Precisamente el sábado pasado el presidente de la Generalitat, Artur Mas, firmó el decreto para convocar la consulta sobre el futuro político de Cataluña. El panorama nos parece complicada porque, por un lado, existe un movimiento social en pro de la independencia legítimo y respetable y, por otro, se han aducido argumentos para impulsarlo que no se ajustan a la realidad como, por ejemplo, “fuera de España nos iría mejor”, “una Cataluña independiente seguiría formando parte de la Unión Europea (UE)” y “la independencia nos daría más prosperidad”.

cataluñaEstancamiento económico

Dejando aparte que una Cataluña independiente estaría peor económicamente, el propio proceso plebiscitario está generando una inestabilidad que está perjudicando considerablemente las expectativas económicas y de inversión en la Comunidad Autónoma. Además, el momento no puede ser más inoportuno ya que el entorno económico europeo no parece muy favorable y, como ya avanzó Mario Draghi la semana pasada, Europa se enfrenta a una posible situación de estancamiento. Efectivamente, el conjunto de la zona del euro avanza muy lentamente y todavía mantiene un nivel de crecimiento inferior al del comienzo de la crisis, mientras que otros países como Estados Unidos ya lo han superado. Además, se han detenido las tasas de crecimiento de economías muy importantes como la de Alemania, Francia e Italia.

Así la confianza empresarial alemana se ha debilitado y el componente de expectativas del Índice IFO, que elabora mensualmente el Instituto de Estudios Económicos de la Universidad de Múnich, ha caído en septiembre al nivel más bajo desde hace veinte meses: un 99,3 (recordemos que valores superiores a 100 indican expansión económica e inferiores señalan contracción). Este es, en parte, el resultado del conflicto entre Ucrania y Rusia, que abastece el 40% de la energía en Alemania y que está deteriorando las expectativas económicas de sus empresarios.

En Cataluña parece que también se tuercen las cosas. Según el último informe de Convivencia Cívica Catalana, la inversión extranjera que llegó a Cataluña durante el segundo trimestre de este año fue un tercio (34%) de la que recibió en el mismo periodo del año anterior. Un reflejo claro de las intenciones de los inversores internacionales ante un posible resultado independentista. El panorama de las empresas no es mucho más halagüeño. Dos grandes entidades financieras catalanas, CaixaBank y Banco Sabadell, ya tienen planes para trasladar su sede fuera de Cataluña. Si Cataluña se independiza se quedará fuera de la zona del euro y, por tanto, sus bancos no recibirían créditos del Banco Central Europeo (BCE) que además de ser baratos (tienen un tipo de interés del 0,05%), son el último recurso con el que cuentan las entidades de crédito para resolver situaciones de falta de liquidez.

Este es sólo un ejemplo de los efectos que está teniendo no ya la independencia, sino el mero hecho de plantear una posible consulta sobre ella.

Colapso económico

Si, además, la separación fuera real los efectos sobre la economía catalana podrían ser considerables. Cataluña se contraería y el colapso económico podría ser considerable fundamentalmente porque una parte de las empresas radicadas allí se irían. La actividad empresarial no se mueve por sentimentalismos nacionalistas sino por motivos económicos y sociales y desde el momento en que se hiciera efectiva la independencia las empresas catalanas tendrían que luchar para hacerse un hueco en los mercados internacionales.

¿Por qué esta situación de inferioridad de las empresas en un contexto de independencia? En primer lugar porque la independencia supondría la salida automática de Cataluña de la UE. Lo que significaría que la UE aplicaría inmediatamente un arancel a la importación de productos catalanes. Sería el mismo que soportan los países que no son miembros de la UE. Además, Cataluña podría caer en la tentación de elevar barreras arancelarias para proteger a sus empresas de los productos extranjeros.

En definitiva, las empresas catalanas verían como aumentan sus costes de importación de las materias primas y bienes intermedios que no se produzcan en Cataluña a la vez que disminuyen sus ingresos por exportaciones. La solución al problema está clara: trasladar la empresa fuera de Cataluña para continuar trabajando en un territorio que forme parte de la UE y de su mercado único. Además, como señalan los libros, el aumento de aranceles generaría una reducción del comercio internacional y una menor eficiencia económica. Todo ello disminuiría considerablemente las oportunidades de Cataluña de generar ventajas competitivas.

Elevado déficit público

Esta situación de reducción de la producción dificultaría la solvencia del sector público catalán y llevaría a un desequilibrio de las cuentas públicas. Primero, porque los ingresos se contraerían por la menor actividad económica que generaría la deslocalización de las empresas lo que disminuiría las bases imponibles y como consecuencia la recaudación fiscal.

Y segundo, los gastos serían mayores. El Gobierno de Cataluña tendría que financiar la constitución del nuevo Estado y hacerse cargo de aquellas partidas que estaban aseguradas por el Estado español como las pensiones y los sueldos de los funcionarios (como la educación, la sanidad y la defensa). Asimismo, debería continuar haciendo frente a los pagos del servicio de la deuda pública española que le correspondiese al menos durante algunos años. Años que formarían parte de un periodo clave para consolidar económicamente la independencia.

Por tanto el resultado sería un grave déficit público catalán que no podría recurrir a la emisión de deuda para su financiación ya que la previsible desconfianza de los inversores en su devolución impediría a Cataluña acceder a los mercados internacionales. Es difícil pensar que un país de reciente creación, pequeño comparado con los gigantes europeos y sin apoyo internacional sea merecedor de la confianza de los compradores de bonos que, en definitiva, puede destinar sus recursos a cualquier otro territorio con mejores expectativas.

El abandono de la zona del euro y la creación de una nueva moneda

Además, si Cataluña se independizase se vería obligada a abandonar la Unión Monetaria Europea. En ese posible escenario a Cataluña se le abrirían dos posibilidades mantener el euro o crear su propia moneda.

En el primer caso, nadie puede impedir que Cataluña continúe usando el euro. Pero para que un país pueda utilizar una moneda que no controla debe conseguir acercarse al equilibrio fiscal. Sólo así podría tener acceso a la financiación internacional.

Sin embargo, ante un escenario de elevado déficit público, sin ayudas de la UE y sin recurso al BCE, es imposible utilizar una moneda como el euro. Por tanto, lo más probable es que Cataluña en el caso de independizarse desarrollaría su propia moneda: llamémosla “catalino”. En ese caso tendría que hacer un “corralito” que evitase la estampida de depósitos en euros. El tipo de cambio inicial, por comodidad sería: 1 euro = 1 catalino. Entonces el gobierno de Cataluña invitaría a sus ciudadanos a que vayan al Banco Central de Cataluña y/o por extensión a los bancos comerciales ubicados en Cataluña a cambiar sus euros por catalinos. ¿Alguno de ustedes, queridos lectores, iría corriendo al banco a cambiar sus euros por catalinos? Nadie. Todos los catalanes guardarían sus euros a buen recaudo o se los llevarían al extranjero. Y antes de que el gobierno catalán hiciese un “corralito” y bloqueara las cuentas en euros para convertirlas más tarde y  automáticamente en catalinos,  retirarían rápidamente sus depósitos en euros y los pondrían en una cuenta en otros países como España, Andorra o Francia.  Lo harían entre otras cosas, porque una vez introducida la nueva moneda, el siguiente paso es la devaluación del catalino, con el fin de financiar el déficit público y también para ganar en competitividad.

Al principio, para evitar suspicacias, haría falta mantener un tipo de cambio fijo. Pero al poco tiempo se depreciaría su moneda y Cataluña habría ganado competitividad, porque los precios en euros de sus exportaciones se habrían reducido considerablemente.

Pero con la nueva moneda no todo serían ventajas y habría también importantes inconvenientes. El primero, la inflación, por varios motivos: 1) los precios de las importaciones, valorados en catalinos, aumentarían lo que incrementaría el nivel de precios de los bienes de consumo y 2) crecerían los costes de producción de las empresas que necesiten comprar en el exterior, lo que reducirían sus márgenes de beneficio y elevarían sus precios de venta.

El segundo, mayores dificultades para hacer frente a las deudas expresadas en euros, que serían la mayoría y que después de la devaluación serían mucho mayores en términos de la nueva moneda local.

Y finalmente, descontento social. Los que pudieron mantener sus ahorros en euros habrán visto aumentar su poder adquisitivo mientras aquellos que sufrieron el corralito o simplemente no tuvieron la oportunidad de retirar sus depósitos se habrán empobrecido.

En definitiva, las consecuencias de una Cataluña fuera del euro serían muy graves. A corto plazo el panorama se tornaría muy complicado: dificultad para pagar tanto la deuda privada como la pública, deslocalización del sistema financiero y parte del tejido productivo y como consecuencia débil crecimiento económico. Por supuesto, como es fácil ver, esto no sólo sería perjudicial para Cataluña sino también para España.

Una forma de evitar estas indeseables consecuencias sería que Cataluña siguiera perteneciendo a la Unión Económica y Monetaria. Esta favorable situación económica de tener el euro como divisa, es algo que se está dando por hecho en las reivindicaciones independentistas. No obstante, el proceso de adhesión a la UE está firmemente regulado y está sujeto a numerosos requisitos. Además, haría falta unanimidad en el Consejo de la UE, del que forma parte España, para aceptar la entrada del nuevo miembro. Por supuesto, la decisión se toma en función de los costes y beneficios económicos y políticos y, además, es muy probable que la adhesión de Cataluña beneficiara también a España. Sin embargo, la incertidumbre existe y es una herramienta más de negociación, igual que lo es la valoración de qué parte de la deuda española corresponde a Cataluña.

El papel de las expectativas

Es cierto que la economía catalana cuenta con una importante parte del tejido empresarial e industrial del país. Pero no se puede olvidar que la actividad económica futura está basada, entre otras cosas, en la confianza y en la estabilidad.

Probablemente los aficionados a la economía recuerden que las expectativas de los agentes afectan al funcionamiento de los mercados y también a las decisiones políticas. Esta característica que describe la Real Academia como la “posibilidad razonable de que algo suceda” es ahora el principal condicionante económico de nuestro país y un potencial freno a nuestro ritmo de crecimiento.

Son precisamente éstas expectativas económicas las que anticipan un desequilibrio importante en las finanzas públicas catalanas y que aumentaría bajo la hipótesis de la independencia ya que aumentarían los gastos (motivados por la creación del nuevo Estado, el pago del servicio de la deuda pública española que le correspondiese y el mantenimiento de las instituciones y de las administraciones públicas) y se reducirían los ingresos por el efecto de una menor actividad económica. A lo anterior se une que los agentes económicos puedan cuestionar la permanencia de Cataluña en el euro lo que haría que la confianza en la economía catalana se viera perjudicada.

En definitiva, el sentimiento independentista es respetable y siempre que sea conforme a derecho se debería saber cuál es la intención de la mayoría de los catalanes sobre su pertenencia a España. Pero la independencia de Cataluña es una realidad mucho más compleja de lo que en general se está planteando. Además, en un entorno como el actual de debilidad económica de la UE el mero hecho de hacer una consulta sobre la independencia de Cataluña añadiría todavía más incertidumbre y, por tanto, inestabilidad a la frágil economía europea, española y catalana.

Fuente: Rafael Pampillón y Cristina Mª de Haro. «El golpe económico de una independencia de Cataluña«. Expansión. 29 de septiembre de 2014. Páginas 28 y 29.

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    [post_content] => One of the main goals of economic policy is to maintain a high level of economic growth, one that is sustainable over the long term, helping society to develop. The trigger for this process is productivity growth generated by technological change and improvements in human capital.

This connection has often been the object of study in economic theory. Although the focus of these studies may vary, most arrive at the same conclusion: innovation and rising educational levels have a positive impact on the economy and are the basic factors behind sustained economic growth.



In this article we seek to highlight the way in which technology is integrated into productive processes, given that - as the American economist Paul Romer has noted - research results are public property, and may be freely used simultaneously by two or more individuals. Moreover, increased knowledge can help to generate economies of scale that can lead to increasingly improved performance. The intensity of these improvements, however, is not always the same. The effects of innovation evolve in step with technological cycles.

For example, during the First Industrial Revolution (1750-1830), the railroad was a great invention that definitively altered business relations.  The first regions to enjoy rail service attained a significant comparative advantage, allowing them to grow at a much faster rate than their competitors. However, to the extent that the rail network expanded, this innovation became less important in terms of competitive advantage, eventually becoming a mature technology, i.e., it ceased to generate growing performance. This example can help us see how research is a continuous process, and how innovations move the frontiers of knowledge.

At the beginning of an industrial revolution, new ideas are rapidly generated, given the general lack of scientific knowledge. As science continues to develop, researchers must spend more time educating themselves before being able to produce new knowledge.

This is due to the fact that innovation is based on pre-existing technology. For example, internet would not have existed if scientists had not been able to support their work on electricity - a 19th century innovation.

It becomes more and more difficult to innovate. As technology improves, identifying the needs that have yet to be met calls for a level of expertise and sensitivity that were not necessary in the early stages of science. Nevertheless, this growing difficulty does not mean the end of possible innovation. Moreover, it is possible to produce knowledge beyond the current limits by widening the field of investigation.

These successive displacements of knowledge frontiers represent one of the basic aspects of economic growth: improved productivity.

Accordingly, we might confidently say that the continuation of scientific research assures productivity and future economic growth.

However, North American economist Robert J. Gordon offers an idea that dampens this optimism, claiming that we have arrived at a situation of long-term economic stagnation.

Gordon believes that the greatest advances occurred as the result of the Second Industrial Revolution (1870-1900). During that time,   animal-drawn transport was replaced by motor vehicles, coal gave way to oil and electricity, and sewage systems were developed along with water pipelines. All of these innovations boosted productivity, economic growth and social welfare. These changes, together with those resulting from the First Industrial Revolution, made it possible for per capita production in the United States to grow at a rate of 2% from 1981 until 2007. According to Gordon, the future at this point is not so promising, and we will not see a repeat of this growth rate. He states that from 2007 until 2032 - and even until 2047 - per capita production in the United States will grow by only 0.9% annually. Nor does he expect productivity to keep growing; he predicts a reduced annual rate of 1.3%.

Economy Weblog
From this perspective, the future would appear to be less favourable. However, can we really be sure that the above predictions are correct, and that there will be no new growth prospects? In our opinion, we cannot.
From this perspective, the future would appear to be less favourable. However, can we really be sure that the above predictions are correct, and that there will be no new growth prospects? In our opinion, we cannot. This statistic shows that innovation remains a factor in the so-called Third Industrial Revolution, which began in the nineteen seventies and continues today. The development of electronics, robotics, biotechnology and especially the globalisation of the internet have all contributed to ongoing productivity growth. As can be seen in the chart, North American industrial productivity grew at an annual rate 4.1% between 1990 and 2000,  a period of only ten years. Moreover, this productivity growth continued up until 2007 at a rate of 3.9%. While it is clear that productivity growth rates have fallen over recent years as a result of the economic crisis (an increase of only 1.8% in the United States between 2007 and 2013), we do not think there are enough reasons to affirm that growth has completely stopped. Fortunately, scientific research has continued, and we now have new advances in transportation, with unmanned flights; in medicine, with progress in genetics; in 3D printing; and in the comprehensive integration of the internet in daily life, with "the internet of things". The positive effects on the economy from these innovations will be seen when they are applied and extended throughout society. However, this transformation is not immediate. The life cycle of a technology requires a passage of time between the scientific discovery, the creation of the innovation and the spreading of the technology. Thus, the technical evolution of the First Industrial Revolution took a century and a half to run its course, and eighty years after the beginning of the Second Industrial Revolution its innovations were still boosting increases in productivity. This behaviour of technology cycles leads us to believe that the effects of the Third Industrial Revolution are probably not over, and that its innovations still have the capacity to generate future economic growth. Moreover, the recent crisis has slowed down the economic cycle, since companies cut down on investments in improving existing technologies and developing new knowledge via research and development (R&D) policies. Accordingly, we can expect that as the economy improves, the technology cycle will continue to evolve, allowing Third Industrial Revolution technological changes to complete their effects. In addition, researchers - who will be progressively more advanced and better educated - will continue to push ahead the frontiers of knowledge. This will lead to further increases in productivity, which will continue to act as the engine behind growth. In short, we expect that the future will continue to bring scientific advances that will open the door to greater levels of economic development and social welfare. Fuente: Rafael Pampillón y Cristina M. de Haro. "Technological advances will continue to spur World economic development".  Publicado en Forbes India. [post_title] => Technological advances will continue to spur World economic development [post_excerpt] => [post_status] => publish [comment_status] => open [ping_status] => open [post_password] => [post_name] => technological-advances-will-continue-to-spur-world-economic-development [to_ping] => [pinged] => [post_modified] => 2014-10-06 11:22:26 [post_modified_gmt] => 2014-10-06 09:22:26 [post_content_filtered] => [post_parent] => 0 [guid] => https://economy.blogs.ie.edu/?p=20821 [menu_order] => 0 [post_type] => post [post_mime_type] => [comment_count] => 0 [filter] => raw )

One of the main goals of economic policy is to maintain a high level of economic growth, one that is sustainable over the long term, helping society to develop. The trigger for this process is productivity growth generated by technological change and improvements in human capital.

This connection has often been the object of study in economic theory. Although the focus of these studies may vary, most arrive at the same conclusion: innovation and rising educational levels have a positive impact on the economy and are the basic factors behind sustained economic growth.

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