Ayer se dieron a conocer las previsiones económicas de verano de la Comisión Europea (CE): el panorama es aún más terrible que el informe de primavera. Para el año 2020 el crecimiento del PIB de la Zona del euro se reduce hasta un -8,7%. Conviene señalar que el descenso en la producción de este año no va a ser igual en todos los países. Cada país saldrá de la crisis de forma diferente y a ritmos muy distintos dependiendo de las políticas económicas que apliquen.
Así, la economía española, con una caída para este año del 10,9%, se ha convertido, junto con Francia (-10,6%) e Italia (-11,2%), en la de peor comportamiento entre las grandes economías de la zona del euro. Quizá porque las tres han sido las más estrictas y más duraderas en las medidas de confinamiento. En cambio, países con cierres más leves registran caídas menores del PIB: Alemania (-6,3%), los Países Bajos (-6,8%), Austria (-7,1%) y Finlandia (-6,3%).
Sin olvidar que España, Francia e Italia también sufrirán más que otros países por la importancia que tiene en los tres el sector del turismo. La CE ha estimado, para España una recuperación del 7,1% para 2021. Una vez tocado fondo solo se puede subir, aunque el impulso del año que viene no será suficiente para recuperar todo el terreno perdido.
Estos datos anuales muestran que durante el periodo de confinamiento la actividad económica de la UEM sufrió un golpe monumental. Los últimos datos confirman que los meses de marzo y abril fueron los de menor actividad en la UEM en toda su historia. Sin embargo, ocultan otra realidad: la recuperación; es decir, el rebote histórico de la economía en mayo y junio.
Señales de recuperación
Efectivamente, la economía de la UEM después de tocar fondo, en abril, poco a poco y gracias al levantamiento de las medidas de bloqueo, se ha empezado a recuperar de forma intensa y generalizada. Tras tres meses en los infiernos, la situación se empieza a normalizar y el consumo y la inversión privada comienzan poco a poco a despegar.
Así, las ventas minoristas en la UEM aumentaron un 17,8% mensual en mayo después de las tremendas caídas de marzo y abril (-10,6% y -12,1%, respectivamente). También aumentaron con fuerza en Francia, Italia y España, aunque todavía se mantienen muy por debajo de los niveles anteriores a la crisis.
En Alemania, la producción industrial registró en mayo una subida histórica en términos mensuales (+7,8%), pero, todavía está un 20% por debajo de los niveles anteriores a la crisis. En definitiva, los datos de coyuntura muestran un importante aumento de la actividad, en los meses de mayo y junio pero que el regreso a los niveles previos a la crisis está lejos y no será fácil.
Son datos esperanzadores, pero no se puede cantar victoria. Se mantendrá la recuperación si se aplican las políticas económicas adecuadas.
En el caso de España, se precisa aumentar el acceso al crédito del sector privado también a los autónomos. También hay que bajar los impuestos como han hecho Alemania, Francia y Bélgica. No hay que subirlos.
Efectivamente, la subida del IVA o del IRPF afectaría al consumo ya que reduciría la capacidad de compra de los ciudadanos. Si se reduce el consumo también disminuye la producción de las empresas que generan esos bienes y servicios, y esa menor producción significaría mayor paro.
Por el contrario, estimular el consumo es determinante para aumentar el crecimiento de la producción, el empleo y la masa salarial. Además, en estos duros momentos para la economía española y como consecuencia slot server thailand de la fuerte caída de la actividad económica, no parece que una subida de impuestos vaya a suponer una mayor recaudación para las Administraciones Públicas, al menos en el corto plazo. En cambio, hay que pagar los ERTE y también las devoluciones del IRPF.
Sin embargo, el problema no es solo de insuficiencia de la demanda interna, como es el caso del consumo. Se debe seguir insistiendo en mejorar la oferta productiva: aumentar los niveles educativos, flexibilizar el mercado de trabajo (en vez de suprimir la Reforma Laboral), sostener el sistema de pensiones, hacer una reforma de las Administraciones Públicas que las haga más eficientes y, por tanto, que suponga un menor coste para el contribuyente. Con menos burocracia se conseguiría reducir los elevados niveles de gasto público y de deuda lo que permitirá dar más financiación a las empresas y familias.
Con estas políticas pragmáticas conseguiremos que España logre financiación del Fondo de Recuperación Europeo, que se está negociando en Bruselas, lo que permitirá un nuevo impulso reformista que coloque a nuestra economía en mejor posición para competir en la economía del siglo XXI.
Fuente: Rafael Pampillón. “El rebote de Europa”. 8 de Julio de 2020. Páginas 20 y 21
Últimos Comentarios