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[post_date] => 2013-04-17 14:40:30
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[post_content] => Después de la controversia provocada hace seis meses por la publicación de nuevas estimaciones de los multiplicadores fiscales -lo que supuso un toque de atención a los excesos de austeridad en los procesos de consolidación fiscal- esta vez el FMI ha sido más neutral en el eterno debate de política económica entre keynesianos y neoclásicos.
En el lado monetario, ya comentamos la semana pasada que el FMI defiende el anclaje de las expectativas inflacionistas, lo que apoyaría los riesgos que están asumiendo algunos bancos centrales.
Pero en el lado fiscal, ahora se reconoce que no hay remedios milagrosos para los problemas de déficit y deuda pública, aunque en general se defiende que manteniendo superávits primarios del 1%, los ratios de deuda pública se acercarían al 60% en 2030. Sigue predominando la visión de que el riesgo en estos momentos es pasarse de frenada a corto plazo en el ajuste fiscal, pero también se reconoce que es necesario presentar planes de consolidación de las cuentas públicas en el medio plazo en países como Japón o EEUU. Pero la realidad es que en 2014, los países desarrollados tendrán un porcentaje de la deuda pública equivalente al 110% del PIB, cuando a partir del 90% del PIB los efectos sobre el crecimiento potencial son claramente negativos.
Previsiones de crecimiento económico
Además, el FMI rebaja las previsiones para el crecimiento mundial en 2013 en 0,2 p.p. hasta un 3,3%, aunque las mantiene estables para 2014. La expansión global tiene continuidad, pero el comportamiento de las economías sigue siendo muy desigual y, dadas las fuertes interconexiones entre países, una recuperación a “tres velocidades”, como la actual, es también una recuperación vulnerable.
Todas las principales economías, desarrolladas y emergentes, exceptuando Japón se ven afectadas en mayor o menor medida por la revisión a la baja de 2013. En general, el pronóstico para las economías desarrolladas en 2013 no es mejor que en 2012, aunque la progresión es más favorable, consistente con un mayor crecimiento en 2014. Para las emergentes, el FMI prevé que 2013 será algo mejor que 2012 (5,3% frente a 5,1%).
Estados Unidos
EEUU muestra signos de fortaleza gracias a la reactivación del crédito y del mercado inmobiliario, pero las medidas de austeridad puestas en marcha tendrán un impacto negativo sobre el crecimiento: 1,9% estimado para 2013 (2,1% anterior) y 3,0% en 2014 (3,1% anterior). La UEM sigue rezagada debido, principalmente, a la ruptura de los canales del crédito (familias y empresas aún no se benefician de una mejora en las condiciones financieras) y a los continuos esfuerzos de consolidación fiscal. El FMI rebaja en 0,1 p.p. sus previsiones para el crecimiento del PIB en 2013 hasta el -0,3%, pero mantiene estables las de 2014 en el 1,1%.
España
El FMI prevé para España una contracción del PIB del 1,6% en 2013, lastrada por la extrema debilidad de la demanda interna, y una leve recuperación (+0,7%) para el año próximo; en ambos casos empeora una décima sus previsiones anteriores. Según el FMI, los ritmos de crecimiento serán modestos, inferiores al 2%, al menos hasta final de la década.
Como consecuencia de estas malas perspectivas, la tasa de paro seguirá creciendo, hasta el 27% de la población en 2013, la más alta de la UE, junto con Grecia, apenas se reducirá medio punto el año próximo y no bajará del 25% hasta 2016. Por su parte, aunque el déficit público se reducirá de forma notable este año hasta el 6,6% del PIB, frente al 10% estimado en 2012, quedará lejos del objetivo marcado por Bruselas (en principio el 4,5%), mientras que en 2014 volverá a repuntar hasta cerca del 7%: no será hasta 2017 cuando se sitúe por debajo del 6%. Como aspecto positivo, se prevén superávits crecientes de la balanza por cuenta corriente (1,1% del PIB este año y 2,2% el próximo).
Para Japón incrementa sustancialmente sus previsiones gracias a las nuevas medidas de estímulo fiscal y monetario: +0,4 p.p. hasta 1,6% para 2013 y +0,7 p.p. hasta 1,4% para 2014. Por tanto, parece confirmarse el respaldo del FMI al cambio estratégico en la política económica impulsado por el presidente Abe.
En el caso de las economías emergentes, el FMI prevé que conserven un ritmo dinámico de crecimiento en los dos próximos años, sin grandes cambios respecto a 2012: 5,3% en 2013 (5,5% anterior) y 5,7% en 2014 (5,8% anterior). La resistencia de la demanda interna y de las exportaciones y el apoyo de políticas pro-crecimiento explican su diferenciación positiva. Destaca la fuerte revisión a la baja en las previsiones para Brasil en 2013 (-0,5 p.p. hasta un 3,0%), aunque mejora en 0,1 p.p. hasta un 4,0% las de 2014. En el caso de China, a pesar de las recientes señales de enfriamiento, el FMI sólo recorta en 0,1 p.p. su previsión para 2013 hasta el 8,0% y limita la mejora estimada para 2014 (8,2% frente al 8,5% anterior).
El FMI considera que los escenarios más adversos han perdido probabilidad y, por tanto, los riesgos para la economía global están ahora más equilibrados.
- Reconoce que el escenario a corto plazo ha mejorado gracias a que los responsables políticos de la UEM y de EEUU tomaron medidas para desactivar los dos principales riesgos que amenazaban a la expansión global: riesgo de ruptura del euro y un endurecimiento excesivo de la política fiscal en EEUU.
- Entre los riesgos a medio plazo, destaca las dudas sobre la capacidad de la UEM para superar la crisis y de EEUU y Japón para reducir sus déficits fiscales y su deuda.
- Los desequilibrios en las balanzas por cuenta corriente están moderándose, aunque ello se debe, principalmente, al debilitamiento de las importaciones en los países con mayores déficits. Esta mejora se refleja en un cierto reequilibrio entre las tres principales divisas y el FMI no observa grandes desviaciones respecto a sus valores fundamentales: considera que el dólar y el euro están moderadamente sobrevaloradas y el yuan chino moderadamente infravalorado.
Política económica
Entre las recomendaciones, el FMI destaca que, en las economías desarrolladas, los dirigentes políticos deben tomar “todas las medidas que sean prudentes para estimular la débil demanda”.
- Reconoce que la expansión fiscal no puede resolver por sí sola los problemas de debilidad de la demanda y de elevado endeudamiento y recomienda a EEUU y a Japón a que tomen medidas para equilibrar sus cuentas públicas a medio y largo plazo; pero éstas deben ser graduales. Además urge a los países con margen fiscal (como Alemania) a tomar medidas de estímulo.
- Además, sugiere que los bancos centrales deberían analizar qué más pueden hacer para afianzar la recuperación económica: la política monetaria debe seguir respaldando la actividad y las políticas financieras tienen que ayudar a mejorar la transmisión de la política monetaria hacia la economía real.
- Todo ello debe ver complementado con reformas estructurales para elevar el crecimiento potencial y reequilibrar la demanda mundial.
- En el caso de las economías emergentes, el FMI considera que deberían comenzar a retirar estímulos a medio plazo, empezando con la política monetaria y, posteriormente, poniendo en marcha planes de consolidación fiscal para ganar margen de maniobra.
En definitiva, un informe de transición, en el que como en los dos años anteriores se espera una recuperación de la economía mundial en la segunda parte del año. Lo positivo es que se han reducido las probabilidades de los eventos de mayor riesgo (ruptura del euro) y, sin embargo, Europa seguirá siendo un lastre para la recuperación mundial a corto plazo.
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En el lado monetario, ya comentamos la semana pasada que el FMI defiende el anclaje de las expectativas inflacionistas, lo que apoyaría los riesgos que están asumiendo algunos bancos centrales.
Pero en el lado fiscal, ahora se reconoce que no hay remedios milagrosos para los problemas de déficit y deuda pública, aunque en general se defiende que manteniendo superávits primarios del 1%, los ratios de deuda pública se acercarían al 60% en 2030. Sigue predominando la visión de que el riesgo en estos momentos es pasarse de frenada a corto plazo en el ajuste fiscal, pero también se reconoce que es necesario presentar planes de consolidación de las cuentas públicas en el medio plazo en países como Japón o EEUU. Pero la realidad es que en 2014, los países desarrollados tendrán un porcentaje de la deuda pública equivalente al 110% del PIB, cuando a partir del 90% del PIB los efectos sobre el crecimiento potencial son claramente negativos.
Previsiones de crecimiento económico
Además, el FMI rebaja las previsiones para el crecimiento mundial en 2013 en 0,2 p.p. hasta un 3,3%, aunque las mantiene estables para 2014. La expansión global tiene continuidad, pero el comportamiento de las economías sigue siendo muy desigual y, dadas las fuertes interconexiones entre países, una recuperación a “tres velocidades”, como la actual, es también una recuperación vulnerable.
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