En unas jornadas de negociaciones entre Estados Unidos y China, que están teniendo lugar estos días en Beijing, el presidente Hu Jintao, señaló que piensa relajar el mecanismo de tipo de cambio fijo para el renminbi yuan. China mantiene, en estos momentos y desde hace tiempo, un tipo de cambio fijo del yuan muy depreciado y que se ha mantenido ligado al dólar desde mediados de 2008. Esta política cambiaria ha permitido mantener muy competitivas las exportaciones chinas. De ahí que esa política haya sido muy criticada, desde hace años, por los principales mercados de exportación de China que son fundamentalmente EEUU y la Unión Europea, así como por los países emergentes que compiten con las exportaciones chinas. De llevarse a cabo, la apreciación del yuan podría repercutir positivamente en las exportaciones del resto del mundo sobre todo de las economías emergentes.
De modificarse la política de tipo de cambio no se puede esperar una apreciación rápida del yuan y una depreciación también rápida de las otras monedas. Probablemente el yuan solo se apreciaría durante este año 2010 como máximo un 5%. Eso significa que el dólar se depreciaría desde los 6,8 yuanes/dólar actuales y vigente desde 2008 a los 6,45 yuanes/dólar. Los analistas de Morgan Stanley creen que el yuan podría alcanzar un precio de 6,17 unidades por dólar a finales de 2011.
Una apreciación importante del yuan podría ser interpretada como una señal de que el gobierno estaría luchando contra la inflación, abaratando las importaciones, aumentando el consumo, mejorando el nivel de vida de los chinos y enfriando el crecimiento económico. Desde mi punto de vista, el aparato productivo chino debería ir reemplazando poco a poco la producción volcada y dedicada a las exportaciones, como motor del crecimiento económico, por la producción dirigida a satisfacer la demanda interna. Un aumento del consumo interno mejoraría notablemente el bienestar de la población.
Otro tema pendiente, y sobre el que los negociadores americanos deberían preocuparse e insistir más, es la libertad de expresión en China, que tendrá que ir avanzando al igual que lo hizo la reforma económica. La participación ciudadana en la política y en los medios de comunicación deberá ir progresando hasta que China se convierta en una sociedad democrática.
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