Archivo de marzo/2009

23
Mar

Crisis, salarios y gasto público

Escrito el 23 marzo 2009 por Valentín Bote en Economía española, Economía Mundial

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El debate sobre la crisis continúa, como no podía ser de otra forma. Y las propuestas siguen siendo de lo más variopintas. Llevo varios días en los que me ha costado parar de reír, tras conocer la propuesta estrella de Krugman para España, la reducción del 20% de los sueldos de los españoles. La medida en sí, desde una lógica puramente económica ligada a la recuperación de la competitividad, puede tener algún sentido. Aunque le reconozco, al menos tres debilidades.

 

Una de tipo teórico: sostener la propuesta basándose en la evolución de los costes salariales de la industria española supone tener en cuenta sólo el 15-20% de la economía española, e ignorar al resto. Por otra parte, el impacto de la pérdida de poder adquisitivo sobre el consumo, precisamente en una economía como la nuestra, muy centrada en servicios, tendría que ser adecuadamente valorada. Y en tercer lugar, la aplicación práctica, que es lo que me provoca carcajadas: yo invitaría al señor Krugman a venir a España y le encomendaría la tarea de convencer a los sindicatos de la bondad de la medida. Vamos, que le encargaría de colgarle el cascabel al gato.

 

Otra línea completamente distinta de afrontar la crisis se enmarca en la huida hacia delante del keynesianismo más desbocado, cuya única propuesta es incrementar el gasto público. Esta ha sido hasta ahora la tendencia seguida en España, donde en solo un año hemos pasado de un superávit de las cuentas públicas cercano al 2% a un déficit previsto a finales de este ejercicio que rondará el 8% en el mejor de los casos. Pero también, y por desgracia, está siendo la tendencia seguida en otros países, como Estados Unidos, con el plan de "estímulo económico" de Obama. En un artículo en La Vanguardia en febrero, Xavier Sala i Martín hacía la siguiente reflexión sobre dicho plan: "Si gastáramos un millón de dólares por cada día transcurrido desde que nació Jesucristo hasta hoy,  no dilapidaríamos tanto dinero como el Presidente Obama gastará con su reciente plan de estímulo económico".

 

 

El artículo de Sala, muy recomendable como todos los suyos, me parece especialmente relevante por su reflexión sobre la corta memoria del renacido keynesianismo ramplón (el propio Keynes relativizó en gran medida sus propuestas incluidas en la Teoría General en otros escritos posteriores), que olvida que el gasto desbocado fue la forma del gobierno japonés de afrontar su crisis en 1990 y que la receta fue un fracaso. Nadie mejor que Sala para expresarlo, así que reproduzco sus palabras:

 

"...hay otros episodios históricos que pondrían en duda la eficacia del gasto público. Uno de ellos es una crisis enormemente parecida a la actual: Japón 1990. Después de una gigantesca burbuja inmobiliaria, el sistema bancario japonés colapsó, el préstamo desapareció y el país entró en una profunda crisis económica. ¿Cómo reaccionó el gobierno japonés? Respuesta: se endeudó hasta el cuello y gastó lo que no estaba escrito: se hicieron obras públicas por valor de 4.7 billones de euros (la economía japonesa entonces era de unos 4 billones de euros anuales) y la deuda pública subió hasta 7 billones (un 180% del PIB). Se pavimentó el país entero unas cuantas veces, se construyeron puentes, museos, zoos, palacios de deportes e incluso pirámides de cristal. ¿Contribuyó todo este derroche a que Japón saliera del agujero? No lo sé. Lo que sí sé es que han pasado 18 años… y la economía japonesa todavía no ha salido del agujero." (Xavier Sala i Martín. Crisis financiera (7): Gasto Inútil. La Vanguardia, 17 de febrero de 2009).

 

Sin duda, un buen elemento para reflexionar.

 
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El debate sobre la crisis continúa, como no podía ser de otra forma. Y las propuestas siguen siendo de lo más variopintas. Llevo varios días en los que me ha costado parar de reír, tras conocer la propuesta estrella de Krugman para España, la reducción del 20% de los sueldos de los españoles. La medida en sí, desde una lógica puramente económica ligada a la recuperación de la competitividad, puede tener algún sentido. Aunque le reconozco, al menos tres debilidades.

 

Una de tipo teórico: sostener la propuesta basándose en la evolución de los costes salariales de la industria española supone tener en cuenta sólo el 15-20% de la economía española, e ignorar al resto. Por otra parte, el impacto de la pérdida de poder adquisitivo sobre el consumo, precisamente en una economía como la nuestra, muy centrada en servicios, tendría que ser adecuadamente valorada. Y en tercer lugar, la aplicación práctica, que es lo que me provoca carcajadas: yo invitaría al señor Krugman a venir a España y le encomendaría la tarea de convencer a los sindicatos de la bondad de la medida. Vamos, que le encargaría de colgarle el cascabel al gato.

 

Otra línea completamente distinta de afrontar la crisis se enmarca en la huida hacia delante del keynesianismo más desbocado, cuya única propuesta es incrementar el gasto público. Esta ha sido hasta ahora la tendencia seguida en España, donde en solo un año hemos pasado de un superávit de las cuentas públicas cercano al 2% a un déficit previsto a finales de este ejercicio que rondará el 8% en el mejor de los casos. Pero también, y por desgracia, está siendo la tendencia seguida en otros países, como Estados Unidos, con el plan de «estímulo económico» de Obama. En un artículo en La Vanguardia en febrero, Xavier Sala i Martín hacía la siguiente reflexión sobre dicho plan: «Si gastáramos un millón de dólares por cada día transcurrido desde que nació Jesucristo hasta hoy,  no dilapidaríamos tanto dinero como el Presidente Obama gastará con su reciente plan de estímulo económico».

 

 

El artículo de Sala, muy recomendable como todos los suyos, me parece especialmente relevante por su reflexión sobre la corta memoria del renacido keynesianismo ramplón (el propio Keynes relativizó en gran medida sus propuestas incluidas en la Teoría General en otros escritos posteriores), que olvida que el gasto desbocado fue la forma del gobierno japonés de afrontar su crisis en 1990 y que la receta fue un fracaso. Nadie mejor que Sala para expresarlo, así que reproduzco sus palabras:

 

«…hay otros episodios históricos que pondrían en duda la eficacia del gasto público. Uno de ellos es una crisis enormemente parecida a la actual: Japón 1990. Después de una gigantesca burbuja inmobiliaria, el sistema bancario japonés colapsó, el préstamo desapareció y el país entró en una profunda crisis económica. ¿Cómo reaccionó el gobierno japonés? Respuesta: se endeudó hasta el cuello y gastó lo que no estaba escrito: se hicieron obras públicas por valor de 4.7 billones de euros (la economía japonesa entonces era de unos 4 billones de euros anuales) y la deuda pública subió hasta 7 billones (un 180% del PIB). Se pavimentó el país entero unas cuantas veces, se construyeron puentes, museos, zoos, palacios de deportes e incluso pirámides de cristal. ¿Contribuyó todo este derroche a que Japón saliera del agujero? No lo sé. Lo que sí sé es que han pasado 18 años… y la economía japonesa todavía no ha salido del agujero.» (Xavier Sala i Martín. Crisis financiera (7): Gasto Inútil. La Vanguardia, 17 de febrero de 2009).

 

Sin duda, un buen elemento para reflexionar.

 

 

23
Mar
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Ayer, en este blog de economía, Patricia Gabaldón volvía a la carga sobre las propuestas de Paul Krugman para que España salga de la crisis económica y su propueta estrella: la bajada de sueldos. Hoy vuelvo sobre el tema que comentaba ayer Patricia pero también sobre los problemas económicos de Europa. 

Europa

En un reciente artículo ("A Continent Adrift",  16 de marzo) publicado en New York Times  (tiene una traducción al castelano: ¿Qué le pasa a Europa?) Paul Krugman señalaba que el peligro claro y actual que amenaza a Europa es su  incapacidad para responder de forma eficaz a la crisis financiera. Europa se ha quedado corta en lo referente tanto a la política fiscal como a la monetaria. Europa se enfrenta a una depresión que es al menos tan grave como la de Estados Unidos y, sin embargo, está haciendo mucho menos para combatirla.

Lo único que está actuando a favor de Europa son los "estabilizadores automáticos". Sin embargo, Europa necesita, además de los estabilizadores automáticos, políticas discrecionales. Concretamente políticas fiscales y monetarias más expansivas. Por ejemplo, haría falta una  política monetaria más enérgica. Al fin y al cabo, aunque no haya un Gobierno europeo, sí que hay un Banco Central Europeo (BCE) que puede hacer una política monetaria para 16 países de la Unión Europea. Sin embargo, el BCE, está actuando con poca energía. En otras palabras, Europa está demostrando que es estructuralmente débil en tiempos de crisis.

España

La principal pregunta que se hace Krugman es qué pasará con las economías europeas que prosperaron durante la época de dinero fácil de hace unos años y, en concreto, con España. Durante gran parte de la década pasada, España fue la Florida de Europa, con una economía que se mantenía a flote gracias al enorme auge especulativo de la vivienda. Al igual que en Florida, la expansión se ha transformado en recesión. España necesita encontrar nuevas fuentes de ingresos y de empleo para sustituir los trabajos perdidos en la construcción.

En el pasado, España habría tratado de mejorar su competitividad devaluando su moneda. Pero ahora su moneda es el euro, y parece que la única forma de salir adelante es iniciar un demoledor proceso de recortes salariales. Esto habría sido difícil en la mejor de las épocas; y será casi inconcebiblemente doloroso si, como parece muy probable, la economía europea en su conjunto está en crisis y con tendencia a la deflación durante años.

Krugman se hace tres preguntas ¿Significa todo esto que Europa cometió un error al permitir una integración sin las instituciones necesarias para hacer una política económica conjunta? ¿Significa, en concreto, que la creación del euro fue un error? ¿Empezarán los  políticos europeos a dar muestras de una mayor capacidad de liderazgo?

 

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Europa

En un reciente artículo («A Continent Adrift»,  16 de marzo) publicado en New York Times  (tiene una traducción al castelano: ¿Qué le pasa a Europa?) Paul Krugman señalaba que el peligro claro y actual que amenaza a Europa es su  incapacidad para responder de forma eficaz a la crisis financiera. Europa se ha quedado corta en lo referente tanto a la política fiscal como a la monetaria. Europa se enfrenta a una depresión que es al menos tan grave como la de Estados Unidos y, sin embargo, está haciendo mucho menos para combatirla.

Lo único que está actuando a favor de Europa son los «estabilizadores automáticos». Sin embargo, Europa necesita, además de los estabilizadores automáticos, políticas discrecionales. Concretamente políticas fiscales y monetarias más expansivas. Por ejemplo, haría falta una  política monetaria más enérgica. Al fin y al cabo, aunque no haya un Gobierno europeo, sí que hay un Banco Central Europeo (BCE) que puede hacer una política monetaria para 16 países de la Unión Europea. Sin embargo, el BCE, está actuando con poca energía. En otras palabras, Europa está demostrando que es estructuralmente débil en tiempos de crisis.

España

La principal pregunta que se hace Krugman es qué pasará con las economías europeas que prosperaron durante la época de dinero fácil de hace unos años y, en concreto, con España. Durante gran parte de la década pasada, España fue la Florida de Europa, con una economía que se mantenía a flote gracias al enorme auge especulativo de la vivienda. Al igual que en Florida, la expansión se ha transformado en recesión. España necesita encontrar nuevas fuentes de ingresos y de empleo para sustituir los trabajos perdidos en la construcción.

En el pasado, España habría tratado de mejorar su competitividad devaluando su moneda. Pero ahora su moneda es el euro, y parece que la única forma de salir adelante es iniciar un demoledor proceso de recortes salariales. Esto habría sido difícil en la mejor de las épocas; y será casi inconcebiblemente doloroso si, como parece muy probable, la economía europea en su conjunto está en crisis y con tendencia a la deflación durante años.

Krugman se hace tres preguntas ¿Significa todo esto que Europa cometió un error al permitir una integración sin las instituciones necesarias para hacer una política económica conjunta? ¿Significa, en concreto, que la creación del euro fue un error? ¿Empezarán los  políticos europeos a dar muestras de una mayor capacidad de liderazgo?

 

22
Mar

¿Y si los salarios ya no son rígidos a la baja?

Escrito el 22 marzo 2009 por Patricia Gabaldón en Economía española

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Seguro que a estas alturas ya todos tenemos en la cabeza muchas de las propuestas de Paul Krugman " para la economía española  que planteó hace unos dias en Madrid y que  Rafael Pampillón explicaba hace unos días.  Dejadme volver solo una vez más sobre alguno de los planteamientos de Krugman: me gustaría plantear el debate sobre la bajada de sueldos.

 

Hasta ahora, al menos en España, es una práctica muy habitual la indexación de salarios según la inflación, para que los trabajadores recuperaran la capacidad adquisitiva que les correspondía. Este sistema no se aplica a todos los sectores, y ha sido muy criticado por las asociaciones de empresarios, pero ha sido el más habitual hasta la fecha. El mismo Krugman, en su blog ofrece cual ha sido la evolución de los costes salariales de la industria española desde 1995. Por otro lado, los niveles de competitividad de nuestra economía están por debajo de los del resto de Europa desde hace ya bastantes años. ¿Puede que la solución más eficiente sea bajar los salarios? 

 

Si efectivamente España experimenta un periodo de deflación, como parece previsible, la idea de indexar los salarios a través de los índices de inflación/deflación sería algo posible y dentro de la racionalidad del sistema utilizado hasta ahora. Quizá los salarios deberían reducirse algo menos que los precios, para evitar la caída del consumo en picado, y manteniendo similares niveles de poder adquisitivo. El problema que se plantea entonces es cual será el efecto de esta reducción de salarios (siempre que mantengas tu empleo, claro) sobre la productividad. Aunque quizá la solución es vincular los salarios a la productividad, como propone la teoría de los salarios de eficiencia.

 

Se me ocurre pensar en los posibles efectos que una reducción nominal de los salarios tendrá sobre las decisiones de consumo e inversión de las familias: posiblemente una reducción de la masa laboral femenina, la disminución en el tamaño de la unidad familiar, caída del consumo en actividades de ocio y vacacionales (turismo...), cambios en los usos de tiempo diarios y vuelta al crecimiento en importancia de los gastos en alimentación y otros bienes y servicios básicos, entre otros "... this is going to be ugly."

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Hasta ahora, al menos en España, es una práctica muy habitual la indexación de salarios según la inflación, para que los trabajadores recuperaran la capacidad adquisitiva que les correspondía. Este sistema no se aplica a todos los sectores, y ha sido muy criticado por las asociaciones de empresarios, pero ha sido el más habitual hasta la fecha. El mismo Krugman, en su blog ofrece cual ha sido la evolución de los costes salariales de la industria española desde 1995. Por otro lado, los niveles de competitividad de nuestra economía están por debajo de los del resto de Europa desde hace ya bastantes años. ¿Puede que la solución más eficiente sea bajar los salarios? 

 

Si efectivamente España experimenta un periodo de deflación, como parece previsible, la idea de indexar los salarios a través de los índices de inflación/deflación sería algo posible y dentro de la racionalidad del sistema utilizado hasta ahora. Quizá los salarios deberían reducirse algo menos que los precios, para evitar la caída del consumo en picado, y manteniendo similares niveles de poder adquisitivo. El problema que se plantea entonces es cual será el efecto de esta reducción de salarios (siempre que mantengas tu empleo, claro) sobre la productividad. Aunque quizá la solución es vincular los salarios a la productividad, como propone la teoría de los salarios de eficiencia.

 

Se me ocurre pensar en los posibles efectos que una reducción nominal de los salarios tendrá sobre las decisiones de consumo e inversión de las familias: posiblemente una reducción de la masa laboral femenina, la disminución en el tamaño de la unidad familiar, caída del consumo en actividades de ocio y vacacionales (turismo…), cambios en los usos de tiempo diarios y vuelta al crecimiento en importancia de los gastos en alimentación y otros bienes y servicios básicos, entre otros «… this is going to be ugly

21
Mar

Como aumentar la productividad

Escrito el 21 marzo 2009 por Miguel Aguirre Uzquiano en Economía española

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¿Una formula para aumentar la productividad?  Cambiar la mentalidad y para ello hay que ser consciente de la necesidad de hacerlo.

 

España es una país de extremos.  Nuestro rápido desarrollo económico desde la entrada en la UE nos ha hecho pensar que siempre hemos vivido así: dos casas , un mes de vacaciones, colegio y sanidad privada ...pero la verdad es que este es un fenómeno nuevo.  Despuntamos la década de los sesenta siendo , junto a Portugal, el país de la UE con menor renta per capita y con un novedoso plan de estabilización en el que se trataba de conseguir cuestiones tan relevantes como ..!la convertibilidad de la peseta!

 

En los últimos 15 años hemos vivido la salida a bolsa de empresas antiguamente públicas y el ciudadano medio ha descubierto las alegrías de la bolsa.  El boom inmobiliario de los últimos 10 años ha hecho pensar que a la mayoría que ser millonario estaba al alcance de cualquiera ya que  las propiedades hasta en remotas localidades del interior se vendían a precios de cientos de miles de euros .

 

¿Cómo es posible que en la primera economía del mundo –EEUU- muchos ciudadanos de clases medias se ven desalojados de casas de USD 200.000 por no poder pagarlas cuando en España el precio medio de una vivienda es de 2.500€/m2? ¿Es sostenible tener un promedio de más de 1,5 viviendas por familia española ?

¿Se puede ser menos productivo, tener costes fijos más elevados que los paises de tu entorno, y salarios y precios de la vivienda que superan los de otros países con la mitad de paro?    Cualquier economista de primero de carrera consideraría que esta situación no puede durar.

 

 Debemos fijarnos en aquellos que han tenido éxito y  lograr que el cambio de mentalidad que supone el papel que ya juegan Inditex, Telefónica o el Santander –entre otros- en el panorama económico mundial se mantenga, potenciando la iniciativa, observando oportunidades en toda esta crisis y luchando para que al salir de ella los estudiantes y profesionales estén al menos tan cualificados y preparados como el resto de los ciudadanos de la UE.  Cambiar la mentalidad es pensar que si un estudiante de 21 años funda Facebook en EEUU y en 5 años lo convierte en una plataforma de 150 millones de usuarios, debe haber otros proyectos, financieros, medioambientales, de gestión de la tercera edad ...esperando a ser puestos en marcha

 

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¿Una formula para aumentar la productividad?  Cambiar la mentalidad y para ello hay que ser consciente de la necesidad de hacerlo.

 

España es una país de extremos.  Nuestro rápido desarrollo económico desde la entrada en la UE nos ha hecho pensar que siempre hemos vivido así: dos casas , un mes de vacaciones, colegio y sanidad privada …pero la verdad es que este es un fenómeno nuevo.  Despuntamos la década de los sesenta siendo , junto a Portugal, el país de la UE con menor renta per capita y con un novedoso plan de estabilización en el que se trataba de conseguir cuestiones tan relevantes como ..!la convertibilidad de la peseta!

 

En los últimos 15 años hemos vivido la salida a bolsa de empresas antiguamente públicas y el ciudadano medio ha descubierto las alegrías de la bolsa.  El boom inmobiliario de los últimos 10 años ha hecho pensar que a la mayoría que ser millonario estaba al alcance de cualquiera ya que  las propiedades hasta en remotas localidades del interior se vendían a precios de cientos de miles de euros .

 

¿Cómo es posible que en la primera economía del mundo –EEUU- muchos ciudadanos de clases medias se ven desalojados de casas de USD 200.000 por no poder pagarlas cuando en España el precio medio de una vivienda es de 2.500€/m2? ¿Es sostenible tener un promedio de más de 1,5 viviendas por familia española ?

¿Se puede ser menos productivo, tener costes fijos más elevados que los paises de tu entorno, y salarios y precios de la vivienda que superan los de otros países con la mitad de paro?    Cualquier economista de primero de carrera consideraría que esta situación no puede durar.

 

 Debemos fijarnos en aquellos que han tenido éxito y  lograr que el cambio de mentalidad que supone el papel que ya juegan Inditex, Telefónica o el Santander –entre otros- en el panorama económico mundial se mantenga, potenciando la iniciativa, observando oportunidades en toda esta crisis y luchando para que al salir de ella los estudiantes y profesionales estén al menos tan cualificados y preparados como el resto de los ciudadanos de la UE.  Cambiar la mentalidad es pensar que si un estudiante de 21 años funda Facebook en EEUU y en 5 años lo convierte en una plataforma de 150 millones de usuarios, debe haber otros proyectos, financieros, medioambientales, de gestión de la tercera edad …esperando a ser puestos en marcha

 

19
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En las últimas décadas, la relación entre la economía de mercado y la sostenibilidad ambiental ha pasado por muy diferentes etapas. El medio ambiente irrumpe en la agenda política internacional con publicación del informe Brundtland en 1987, tomando desde entonces un creciente peso en las distintas regulaciones internacionales y nacionales. Buena parte de las empresas aún percibe esta introducción forzada de un objetivo social entre sus objetivos privados como una carga en sus cuentas de resultados.  A comienzos de los 1990 las compañías pertenecientes al World Business Council for Sustainable Development (WBCSD) establecen el paradigma de la ecoeficiencia, desde entonces ampliamente aceptado y probado por numerosas empresas, que comienzan a percibir los beneficios privados derivados de la reducción de los costes medioambientales. Más recientemente, se han añadido dos nuevas dimensiones a la relación entre mercado y medio ambiente, motivadas tanto por objetivos públicos como privados: la reducción de la dependencia energética, y la propia generación de negocio y empleo medioambiental. Quiero concentrarme aquí en esa última dimensión, que está tomando particular relevancia en el actual contexto de crisis económica mundial. Y es que la llamada "eco-industria" se está constituyendo en la esperanza verde para muchos gobiernos. Lo cierto es que hay indicadores para el optimismo en el sector de las tecnologías limpias. De acuerdo con un reciente informe publicado por el Cleantech Group, las inversiones de capital riesgo -un indicador ampliamente reconocido como representativo del patrón inversor general- habrían alcanzado en 2008 en este sector un volumen de 8.400 millones de US$ para el conjunto de las economías de Norte América, Europa, China e India. Este resultado, record en el sector y un 38% superior al registrado en 2007, tan sólo se habría empañado ligeramente en el último trimestre de 2008, al ser un 4% inferior al equivalente en el año anterior aunque en un contexto económico notablemente peor. Las tecnologías más destacadas: solar (40%), biocombustibles (11%), transporte (9,5%) y eólica (6,0%).  Bajo el supuesto de que la inversión mundial en renovables alcance los 630.000 millones de U$ de aquí al año 2030, la Organización Internacional del Trabajo estima que el sector podría generar veinte millones de nuevos empleos.   Así lo ha entendido la Administración Obama, que con su plan "Nueva Energía para América" pretende crear cinco millones de empleos invirtiendo estratégicamente 150.000 millones de US$ a lo largo de los próximos diez años. Esta inversión se orientará básicamente a:  1) la comercialización de vehículos híbridos made in USA, con el objetivo de tener 1 millón circulando en 2015;  2) promoción y desarrollo de las energías renovables, que deberían suponer un 10% de su generación eléctrica en 2010 y un 25% en 2025;  3) fomento de la eficiencia energética;  4) desarrollo de plantas de carbón bajas en emisiones; 5) avance en la nueva generación de biocombustibles; y 6) establecimiento de una nueva red eléctrica digital. Más allá de su potencial contribución a la reactivación económica y a la generación de empleo, en ese otro ámbito antes señalado de la reducción de la dependencia energética, el "plan verde" de Obama proclama que gracias a estas inversiones los EEUU podrían ahorrar en la próxima década un volumen de petróleo equivalente al que actualmente importan desde Oriente Medio y Venezuela.  Otros gobiernos también han promovido este tipo de planes, entre ellos el español. No es para menos: de acuerdo con estimaciones oficiales, el elevado peso de los combustibles fósiles en la economía española, junto a una intensidad energética un 20% superior media de la UE, nos habrían "empobrecido" en 17.000 millones de euros en el último año, esto es, un 1,55% del PIB. En ese sentido, el Plan de Activación del Ahorro y la Eficiencia Energética 2008-2011, dotado con un presupuesto de 245 millones €, tendría como objetivo generar un ahorro total de entre 43 y 44 millones de barriles de crudo en ese plazo. Además, la inversión pública en tecnologías limpias podría constituir una buena oportunidad para fomentar el crecimiento económico en sectores de mayor valor añadido y mejorar las perspectivas de los sectores menos productivos y con mayor destrucción de empleo. Así, el Proyecto Movele, promovido por el Ministerio de Industria, pretende determinar la viabilidad de la implantación del coche eléctrico en España, implicando a las empresas privadas de los sectores automoción, eléctrico, asegurador y financiero. Con un presupuesto inicial de 10 millones €, tiene como objetivo la introducción en entornos urbanos de 2.000 vehículos y el establecimiento 500 puntos de recarga entre 2009 y 2010. Este plan se enmarcaría en el objetivo más complejo -y más ambicioso incluso que el estadounidense- de tener 1 millón de coches híbridos y eléctricos, en su mayor parte made in Spain, circulando en nuestras carreteras en 2014. En el sector de la construcción, el Plan Estatal de Vivienda y Rehabilitación, que tiene como objetivos la mejora de la eficiencia energética de las viviendas ya construidas y el impulso al uso de las energías renovables, prevé rehabilitar 500.000 viviendas hasta 2012 y está dotado con presupuesto inicial de 800 millones de euros. Según cálculos del Ministerio de Vivienda, la rehabilitación energética de edificios y viviendas podría generar 75.000 empleos anuales en los próximos cuatro años.  Confiemos en que esa esperanza verde no defraude, saldremos ganando en muchos sentidos.                  
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En las últimas décadas, la relación entre la economía de mercado y la sostenibilidad ambiental ha pasado por muy diferentes etapas. El medio ambiente irrumpe en la agenda política internacional con publicación del informe Brundtland en 1987, tomando desde entonces un creciente peso en las distintas regulaciones internacionales y nacionales. Buena parte de las empresas aún percibe esta introducción forzada de un objetivo social entre sus objetivos privados como una carga en sus cuentas de resultados. 

A comienzos de los 1990 las compañías pertenecientes al World Business Council for Sustainable Development (WBCSD) establecen el paradigma de la ecoeficiencia, desde entonces ampliamente aceptado y probado por numerosas empresas, que comienzan a percibir los beneficios privados derivados de la reducción de los costes medioambientales. Más recientemente, se han añadido dos nuevas dimensiones a la relación entre mercado y medio ambiente, motivadas tanto por objetivos públicos como privados: la reducción de la dependencia energética, y la propia generación de negocio y empleo medioambiental. Quiero concentrarme aquí en esa última dimensión, que está tomando particular relevancia en el actual contexto de crisis económica mundial. Y es que la llamada «eco-industria» se está constituyendo en la esperanza verde para muchos gobiernos. Lo cierto es que hay indicadores para el optimismo en el sector de las tecnologías limpias. De acuerdo con un reciente informe publicado por el Cleantech Group, las inversiones de capital riesgo -un indicador ampliamente reconocido como representativo del patrón inversor general- habrían alcanzado en 2008 en este sector un volumen de 8.400 millones de US$ para el conjunto de las economías de Norte América, Europa, China e India. Este resultado, record en el sector y un 38% superior al registrado en 2007, tan sólo se habría empañado ligeramente en el último trimestre de 2008, al ser un 4% inferior al equivalente en el año anterior aunque en un contexto económico notablemente peor. Las tecnologías más destacadas: solar (40%), biocombustibles (11%), transporte (9,5%) y eólica (6,0%). 

Bajo el supuesto de que la inversión mundial en renovables alcance los 630.000 millones de U$ de aquí al año 2030, la Organización Internacional del Trabajo estima que el sector podría generar veinte millones de nuevos empleos.   Así lo ha entendido la Administración Obama, que con su plan «Nueva Energía para América» pretende crear cinco millones de empleos invirtiendo estratégicamente 150.000 millones de US$ a lo largo de los próximos diez años. Esta inversión se orientará básicamente a: 

1) la comercialización de vehículos híbridos made in USA, con el objetivo de tener 1 millón circulando en 2015; 

2) promoción y desarrollo de las energías renovables, que deberían suponer un 10% de su generación eléctrica en 2010 y un 25% en 2025; 

3) fomento de la eficiencia energética; 

4) desarrollo de plantas de carbón bajas en emisiones;

5) avance en la nueva generación de biocombustibles;

y 6) establecimiento de una nueva red eléctrica digital.

Más allá de su potencial contribución a la reactivación económica y a la generación de empleo, en ese otro ámbito antes señalado de la reducción de la dependencia energética, el «plan verde» de Obama proclama que gracias a estas inversiones los EEUU podrían ahorrar en la próxima década un volumen de petróleo equivalente al que actualmente importan desde Oriente Medio y Venezuela.

 Otros gobiernos también han promovido este tipo de planes, entre ellos el español. No es para menos: de acuerdo con estimaciones oficiales, el elevado peso de los combustibles fósiles en la economía española, junto a una intensidad energética un 20% superior media de la UE, nos habrían «empobrecido» en 17.000 millones de euros en el último año, esto es, un 1,55% del PIB. En ese sentido, el Plan de Activación del Ahorro y la Eficiencia Energética 2008-2011, dotado con un presupuesto de 245 millones €, tendría como objetivo generar un ahorro total de entre 43 y 44 millones de barriles de crudo en ese plazo. Además, la inversión pública en tecnologías limpias podría constituir una buena oportunidad para fomentar el crecimiento económico en sectores de mayor valor añadido y mejorar las perspectivas de los sectores menos productivos y con mayor destrucción de empleo.

Así, el Proyecto Movele, promovido por el Ministerio de Industria, pretende determinar la viabilidad de la implantación del coche eléctrico en España, implicando a las empresas privadas de los sectores automoción, eléctrico, asegurador y financiero. Con un presupuesto inicial de 10 millones €, tiene como objetivo la introducción en entornos urbanos de 2.000 vehículos y el establecimiento 500 puntos de recarga entre 2009 y 2010. Este plan se enmarcaría en el objetivo más complejo -y más ambicioso incluso que el estadounidense- de tener 1 millón de coches híbridos y eléctricos, en su mayor parte made in Spain, circulando en nuestras carreteras en 2014. En el sector de la construcción, el Plan Estatal de Vivienda y Rehabilitación, que tiene como objetivos la mejora de la eficiencia energética de las viviendas ya construidas y el impulso al uso de las energías renovables, prevé rehabilitar 500.000 viviendas hasta 2012 y está dotado con presupuesto inicial de 800 millones de euros. Según cálculos del Ministerio de Vivienda, la rehabilitación energética de edificios y viviendas podría generar 75.000 empleos anuales en los próximos cuatro años. 

Confiemos en que esa esperanza verde no defraude, saldremos ganando en muchos sentidos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

18
Mar

¿Qué es el fondo austríaco?

Escrito el 18 marzo 2009 por María Jesús Valdemoros en Diccionario de Economía, Economía española

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    [post_content] => Se ha suscitado recientemente un debate en torno a la necesidad de modernización del mercado laboral de nuestro país. El Gobernador del Banco de España se convirtió en protagonista del mismo al declararse favorable a esa reforma. De manera muy injusta y desinformada, se identificó su propuesta con la reducción de las indeminizaciones que percibe un trabajador al ser despedido. En realidad, su idea era bastante más elaborada y se basaba en algo que creo es de sentido común: fijémonos en qué funciona bien en otros píases para tratar de adaptarlo a nuestras condiciones.

Cómo funciona

Uno de los casos de buenas prácticas a que se refirió Miguel Ángel Fernández Ordoñez es el del fondo individual que en Austria las empresas constituyen para sus trabajadores, con el que se indemniza el despido. Sus principales características son:
  • Se pone en marcha el 1 de enero de 2003. Para contratos anteriores a esa fecha, es posible pasarse al nuevo sistema si hay acuerdo entre empleador y trabajador.
  • En este nuevo sistema, se constituyen cuentas individuales de ahorro que son manejados por los llamados fondos de provisión de empleados "Mitarbeirtevorsorgekassen" (MVK). El fondo se nutre de las aportaciones mensuales de los empleados: un 1,53% del salario bruto, exento de impuestos.
  • Los MVK se establecen con licencia del gobierno; cada empresa puede elegir en cuál se hacen las aportaciones (lo selecciona en acuerdo con sus trabjadores).
  • Las cantidades acumuladas permanecen en la cuenta del empleado hasta su jubilación, excepto en el caso de despido, cuando se hace posible retirarlas si así lo desea el trabajador. Se agregan las cantidades aportadas por los diferentes empleadores que un trabajador haya tenido.
  • Los fondos se invierten en el mercado de capital, de modo que lo que perciba el trabajador depende de la rentabilildad obtenida (se garantiza en cualquier caso el cobro íntegro de lo aportado).
  • Aunque las catidades se acumulan desde el primer día, sólo es posible retirarlas tras tres años de vida laboral.
  • En el momento de la jubilación, se puede elegir cobrar el total acumulado (sujeto a un tipo impositivo fijo del 6%) o percibirlo en anualidades (exento de impuestos).
¿Qué tiene de bueno (y de malo)? Este sistema tiene, por supuesto, ventajas e inconvenientes:
  • Ventajas: por un lado, reduce incertidumbres y costes para la empresa, ofreciendo una compensación para el trabajador cuyo contrato se extingue. Por otro, los fondos siguen acumulándose cuando un trabajador abandone voluntariamente un puesto por otro, lo que favorece la movilidad (en otras palabras, lo importante no es la antigüedad de un trabajador en una empresa, sino toda su trayectoria laboral). Además el sistema puede convertirse en un nuevo pilar de financiación para el sistema de pensiones.
  • Inconvenientes: al convertir el coste de despido en un sistema de seguro, el coste marginal de despedir a un trabajador es cero, lo que puede originar una excesiva rotación. Para superar esta desventaja, el BBVA sugería la posibilidad de combinar un fondo como el austríaco con una contrato único en el que la empresa pagara una indemnización al trabajador de 8 días de salario por el primer año de trabajo, 12 por el segundo, 16 por el tercero y 20 por el cuanto y siguientes.
¿Creéis que una reforma de este estilo sería conveniente para la economía española? ¿Hay visos de un debate político riguroso sobre estos temas? Mis respuestas: sí a lo primero y, desgraciadamente, creo que no a lo segundo. [post_title] => ¿Qué es el fondo austríaco? [post_excerpt] => [post_status] => publish [comment_status] => open [ping_status] => open [post_password] => [post_name] => que-es-el-fondo-austriaco [to_ping] => [pinged] => [post_modified] => 2023-12-13 13:43:11 [post_modified_gmt] => 2023-12-13 12:43:11 [post_content_filtered] => [post_parent] => 0 [guid] => https://economy.blogs.ie.edu/?p=4567 [menu_order] => 0 [post_type] => post [post_mime_type] => [comment_count] => 6 [filter] => raw )

Se ha suscitado recientemente un debate en torno a la necesidad de modernización del mercado laboral de nuestro país. El Gobernador del Banco de España se convirtió en protagonista del mismo al declararse favorable a esa reforma. De manera muy injusta y desinformada, se identificó su propuesta con la reducción de las indeminizaciones que percibe un trabajador al ser despedido. En realidad, su idea era bastante más elaborada y se basaba en algo que creo es de sentido común: fijémonos en qué funciona bien en otros píases para tratar de adaptarlo a nuestras condiciones.

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17
Mar
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    [post_content] => Vaya, vaya, resulta que ahora viene la "gauche divine" bajo la capa de Premio Nóbel de Economía (Paul Krugman) y nos dice que las perspectivas económicas para España son 'aterradoras'. Nosotros llevamos 2 años señalando lo que se nos venía encima y ni caso. Ahora viene Krugman y nos dice, lo que todos sabíamos, que o aumentamos la productividad o de lo contrario, España estará abocada a una reducción drástica de los salarios y todo el mundo dice AMÉN. Krugman ha afirmado lo que ya venimos diciendo que hay que adoptar respuestas sin precedentes .

 No hace mucho escribíamos en este blog sobre la necesidad de un pacto social (¿Debería el Gobierno (PSOE) pactar con el Partido Popular los Presupuestos Generales del Estado de 2009?)    En las últimas semanas desde Antonio Garrigues a Guillermo de la Dehesa pasando por José Gefaell, Francisco González o Manuel Lagares no dejan de insistirnos en la necesidad del pacto social (que nosostros ya defendíamos el 18 de septiembre en este blog).  Economy Weblog 

Como no podemos devaluar la peseta. La única forma de sustituir la devaluación es aumentando la productividad un 20% lo que evidentemente no es posible. La otra opción, tampoco posible por ahora, es rebajar los salarios un 20%, porque devaluar no es otra cosa que una rebaja generalizada de los costes donde los salarios representan el 60%. Devaluar es una de las mejores maneras de volver a ser competitivo que tiene un país en situaciones extremas. Pero cuando no se pueden hacer devaluaciones, como el caso actual de España, para poder volver a vender nuestros productos de forma competitiva (por ejemplo, el turismo o nuestros productos industriales), se necesita una reducción directa generalizada de los costes de producción, una reducción de salarios que a medio plazo en vez de empobrecernos nos beneficiaría significativamente. 

Pero ¿quién le pone el cascabel al gato? Obviamente no somos los ciudadanos los que podemos alcanzar un gran pacto de Estado ni muñir un gobierno de concentración. Pero sí que desde este blog podemos exigirlo o al menos promoverlo. 

En resumen: Se requiere urgentemente un gobierno de concentración, PSOE, PP y Nacionalistas, para alcanzar pactos de estado con bancos, empresas y sindicatos. Como no son posibles las devaluaciones porque no es factible salirse del Euro, una medida drástica pero con un inmediato impacto positivo sería bajar los salarios sustancialmente (20%) y de forma generalizada (empezando por los directivos), para ganar la competitividad que España ha perdido hace tiempo. Todo este proceso será muy doloroso. Pero más doloroso será una crisis en L por años sin término.

¿Hay alternativas a la devaluación sin reducir los salarios? Si. Lo explicaba Patricia Gabaldón hace muy poco en este blog de economía.

Nota sobre devaluaciones en España para el lector que disponga de un poco de tiempo para leer un poco más:

Los últimos treinta años de la historia económica de España constatan que la inflación española ha sido siempre superior a la media de la UE. Los productos españoles serían ahora mucho más caros y, por tanto, menos competitivos que los del resto de Europa si esa pérdida de competitividad generada por una mayor inflación no hubiera sido compensada históricamente con devaluaciones de la peseta.

Primera devaluación. Así, por ejemplo, las fuertes alzas de precios que se produjeron de 1973 a 1977, consecuencia de la primera crisis del petróleo y de la exagerada elevación de los salarios, generaron pérdidas de competitividad que se manifestaron en fuertes déficit de la economía española frente al exterior en los años 1974, 1975 y 1976. Sin embargo, la devaluación de 1977 acordada en los Pactos de la Moncloa permitió recuperar la competitividad perdida, obteniendo superávit en las balanzas por cuenta corriente en los años 1977, 1978 y 1979.

Segunda devaluación. Un segundo período de fuertes subidas de precios, que generó déficit exteriores en 1980 y 1981, se produjo a raíz de la segunda crisis del petróleo en 1979. La devaluación Boyer de 1982 fue la medicina que restableció la competitividad perdida (gracias a ella volvimos a tener superávit con el exterior de 1982 a 1987).

Tercera a sexta devaluación. En el período 1987-91, los mayores precios frente a nuestros competidores, supuso una excesiva apreciación real de la peseta (un 15% aproximadamente) con persistentes déficit de la cuenta corriente (desde 1988 hasta 1995). Para compensar esta apreciación hubo que devaluar sistemáticamente la peseta: dos veces en 1992, otra en 1993 y la última, la que realizó Solbes, en 1995. Y así, una vez más, gracias a las devaluaciones, se volvió a equilibrar la cuenta corriente (1995, 1996, 1997 y 1998).

A partir de 1999, sin embargo, la mayor inflación española ha venido acompañada de fuertes saldos negativos en la balanza de pagos. Desde 1995, última devaluación, nuestros precios han crecido, aproximadamente, un 15% más que la media de la UE lo que ha generado pérdida irrecuperable de competitividad de nuestros productos y servicios. Si este diferencial de inflación continúa diez años más, las empresas exportadoras españolas lo van a tener muy difícil para vender sus productos en el exterior. Señal de que vamos por mal camino es que el déficit exterior supera el 10% lo que indica claramente que España pierde competitividad. Cuando España entró en el euro en 1999 su participación en las exportaciones mundiales de bienes era del 2%. En 2006, la participación española bajó hasta el 1,7%. España la octava potencia del mundo ocupa sin embargo el puesto 17º entre los exportadores mundiales. En cambio, ocupamos el puesto 12 entre los importadores mundiales. España, desde que entró en el euro y no puede devaluar, viene disminuyendo su cuota en las exportaciones mundiales de bienes.
    [post_title] => Rebajar los salarios de todos los españoles un 20%
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Vaya, vaya, resulta que ahora viene la «gauche divine» bajo la capa de Premio Nóbel de Economía (Paul Krugman) y nos dice que las perspectivas económicas para España son ‘aterradoras’. Nosotros llevamos 2 años señalando lo que se nos venía encima y ni caso. Ahora viene Krugman y nos dice, lo que todos sabíamos, que o aumentamos la productividad o de lo contrario, España estará abocada a una reducción drástica de los salarios y todo el mundo dice AMÉN. Krugman ha afirmado lo que ya venimos diciendo que hay que adoptar respuestas sin precedentes .

 No hace mucho escribíamos en este blog sobre la necesidad de un pacto social (¿Debería el Gobierno (PSOE) pactar con el Partido Popular los Presupuestos Generales del Estado de 2009?)    En las últimas semanas desde Antonio Garrigues a Guillermo de la Dehesa pasando por José Gefaell, Francisco González o Manuel Lagares no dejan de insistirnos en la necesidad del pacto social (que nosostros ya defendíamos el 18 de septiembre en este blog).  Economy Weblog 

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16
Mar
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    [post_content] => Los datos publicados hoy por el Banco de España revelan, lo que ya sabíamos, que los bancos y cajas de ahorro españolas tienen en sus balances algunos activos "tóxicos" de difícil cobro (o impagados) procedentes de crédito promotor, es decir, créditos concedidos al sector inmobiliario en el periodo expansivo de la construcción. ¿Qué dicen los datos? Qué el pasado año 2008 aumentaron exponencialmente los impagos de los promotores inmobiliarios al sector financiero. Así, en el primer trimestre, la morosidad de este sector era del 0,54% en los bancos y del 0,64% en las cajas. En cambio en el cuarto trimestre, al cierre del año, la mora se elevaba hasta el 4,94% en los primeros y hasta el 7,02% en las segundas. Ello se debe a que algunas empresas inmobiliarias no pueden pagar los créditos ya que no consiguen vender un importante volumen de viviendas que ya tienen costruidas. 

Además el Banco de España constata el aumento, hasta el 3,81%, de los impagos de familia y empresas a las entidades financieras. Es su nivel más alto desde enero de 1997. Es de sobra conocido que las hipotecas concedidas a personas que están en situación de desempleo están teniendo dificultades crecientes para ser devueltas. Con el transcurso del tiempo y a medida que el paro siga aumentando se va a incrementar todavía más esa morosidad. 

No se debe olvidar que en España, el crédito destinado a la compra de viviendas y a la actividad constructora e inmobiliaria ha pasado del 25% del total del crédito concedido en 1992 a cerca del 60% en 2008 y que desde 1992 a 2008 el crédito ha aumentado de forma prodigiosa. 

El paro y el impago de los créditos tienen una correlación muy estrecha, por eso en el primer trimestre de 1994, hace ahora 15 años, coincidieron la tasa de paro más alta de la historia de España (24,5%) con el récord de la tasa de morosidad: 8,7% por ciento. Hoy, en España aunque también existe un aumento rapidísimo de la morosidad, sobre todo de los créditos al consumo, crédito promotor y en algunos segmentos del crédito hipotecario, sin embargo, la mora, 3,81%, es todavía baja si la comparamos con el 8,7% de hace 15 años.
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Los datos publicados hoy por el Banco de España revelan, lo que ya sabíamos, que los bancos y cajas de ahorro españolas tienen en sus balances algunos activos «tóxicos» de difícil cobro (o impagados) procedentes de crédito promotor, es decir, créditos concedidos al sector inmobiliario en el periodo expansivo de la construcción. ¿Qué dicen los datos? Qué el pasado año 2008 aumentaron exponencialmente los impagos de los promotores inmobiliarios al sector financiero. Así, en el primer trimestre, la morosidad de este sector era del 0,54% en los bancos y del 0,64% en las cajas. En cambio en el cuarto trimestre, al cierre del año, la mora se elevaba hasta el 4,94% en los primeros y hasta el 7,02% en las segundas. Ello se debe a que algunas empresas inmobiliarias no pueden pagar los créditos ya que no consiguen vender un importante volumen de viviendas que ya tienen costruidas. 

Además el Banco de España constata el aumento, hasta el 3,81%, de los impagos de familia y empresas a las entidades financieras. Es su nivel más alto desde enero de 1997. Es de sobra conocido que las hipotecas concedidas a personas que están en situación de desempleo están teniendo dificultades crecientes para ser devueltas. Con el transcurso del tiempo y a medida que el paro siga aumentando se va a incrementar todavía más esa morosidad. 

No se debe olvidar que en España, el crédito destinado a la compra de viviendas y a la actividad constructora e inmobiliaria ha pasado del 25% del total del crédito concedido en 1992 a cerca del 60% en 2008 y que desde 1992 a 2008 el crédito ha aumentado de forma prodigiosa. 

El paro y el impago de los créditos tienen una correlación muy estrecha, por eso en el primer trimestre de 1994, hace ahora 15 años, coincidieron la tasa de paro más alta de la historia de España (24,5%) con el récord de la tasa de morosidad: 8,7% por ciento. Hoy, en España aunque también existe un aumento rapidísimo de la morosidad, sobre todo de los créditos al consumo, crédito promotor y en algunos segmentos del crédito hipotecario, sin embargo, la mora, 3,81%, es todavía baja si la comparamos con el 8,7% de hace 15 años.

14
Mar

¿Se deben proteger las invenciones?

Escrito el 14 marzo 2009 por en Miscelánea

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    [post_content] => Como contrapunto al post de hace unos días ("¿Es importante proteger los derechos de propiedad industrial?), existe una corriente de pensamiento económico que pone en cuestión o al menos relativiza los beneficios de patentar, frente a sus costes.  En este contexto me gustaría discutir hoy si las patentes y otros derechos de propiedad sobre las innovaciones como pueden ser los copyrights benefician o perjudican a la economía en su conjunto. Como en el post anterior ¿Es importante proteger los derechos de propiedad industrial? optaba por una postura  claramente a favor hoy he decidido ponerme en contra.

Algunos economistas y tecnólogos piensan que las invenciones y creaciones se hubieran producido igual de no haber existido el derecho a patentar. Los estudios empíricos dirigidos por Edwin Mansfield en el ámbito de las patentes son muy ilustrativos. En una de sus investigaciones, a través de una muestra representativa, concluye que, con la excepción de los medicamentos, la ausencia de la protección de las innovaciones mediante patentes hubiera afectado solamente al 25% de las innovaciones de la muestra analizada. Por otro lado el 60% de las empresas indicaron que las patentes sólo representaron el 10% de sus invenciones. Incluso, algunos sectores señalaron que las patentes no fueron necesarias para el desarrollo de ninguna de sus innovaciones. Según el historiador Thomas Ashton, la Revolución Industrial se hubiese producido igualmente en ausencia de propiedad industrial. De hecho, el verdadero comienzo de la Revolución Industrial se produjo cuando expiró la patente de Watt sobre la máquina de vapor.

 Desde el punto de vista económico, las patentes y, en general, los derechos de propiedad industrial, generan diversos tipos de costes. 1º) están los gastos en materia de registros, trámites, asesoría, tribunales, abogados, etc. Este gasto no se produciría en un escenario sin patentes ni copyrights, por lo que el dinero desembolsado por este motivo se podría destinar a otros fines más productivos. 2º) El coste que supone para el conjuno de la economía las barreras de entrada (monopolios legales) que generan las patentes. Se trata de restricciones a la competencia, lo que impide posteriores desarrollos de esa patente, a la vez que que los competidores aumentan el gasto dedicado a buscar alternativas para inventar algo parecido a la inovación patentada a la vez que muy diferenciado. Esta búsqueda en la creación de una tecnología innovadora y diferencial es un gasto (en tiempo y coste). Además, esta producción de inventos, que tienen que ser distintos del original puede obtener resultados inferiores al original con el fin de no entrar en conflicto con la patente inicial. Esto también puede afectar a la compatibilidad entre bienes complementarios porque la diferenciación puede hacerlos incompatibles. En el campo de la aviación, los hermanos Wright patentaron un mecanismo especial para las alas del avión y demandaron a todos los que intentaron aplicar innovaciones parecidas.

A pesar de todas estas críticas hacia los sistemas de protección de la propiedad intelectual e industrial, parece existir un consenso sobre su eficacia para facilitar el éxito de la innovación. La legislación sobre patentes contribuye a la innovación, pero no es la única herramienta que favorece el proceso de innovación. Existen otros instrumentos de política tecnológica que tienen un papel fundamental en el desarrollo tecnológico y, por tanto, en la creación de riqueza.

Fuente: "El monopolio de las ideas: contra la propiedad intelectual"

 

 

 

 
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Como contrapunto al post de hace unos días («¿Es importante proteger los derechos de propiedad industrial?), existe una corriente de pensamiento económico que pone en cuestión o al menos relativiza los beneficios de patentar, frente a sus costes.  En este contexto me gustaría discutir hoy si las patentes y otros derechos de propiedad sobre las innovaciones como pueden ser los copyrights benefician o perjudican a la economía en su conjunto. Como en el post anterior ¿Es importante proteger los derechos de propiedad industrial? optaba por una postura  claramente a favor hoy he decidido ponerme en contra.

Algunos economistas y tecnólogos piensan que las invenciones y creaciones se hubieran producido igual de no haber existido el derecho a patentar. Los estudios empíricos dirigidos por Edwin Mansfield en el ámbito de las patentes son muy ilustrativos. En una de sus investigaciones, a través de una muestra representativa, concluye que, con la excepción de los medicamentos, la ausencia de la protección de las innovaciones mediante patentes hubiera afectado solamente al 25% de las innovaciones de la muestra analizada. Por otro lado el 60% de las empresas indicaron que las patentes sólo representaron el 10% de sus invenciones. Incluso, algunos sectores señalaron que las patentes no fueron necesarias para el desarrollo de ninguna de sus innovaciones. Según el historiador Thomas Ashton, la Revolución Industrial se hubiese producido igualmente en ausencia de propiedad industrial. De hecho, el verdadero comienzo de la Revolución Industrial se produjo cuando expiró la patente de Watt sobre la máquina de vapor.

 Desde el punto de vista económico, las patentes y, en general, los derechos de propiedad industrial, generan diversos tipos de costes. 1º) están los gastos en materia de registros, trámites, asesoría, tribunales, abogados, etc. Este gasto no se produciría en un escenario sin patentes ni copyrights, por lo que el dinero desembolsado por este motivo se podría destinar a otros fines más productivos. 2º) El coste que supone para el conjuno de la economía las barreras de entrada (monopolios legales) que generan las patentes. Se trata de restricciones a la competencia, lo que impide posteriores desarrollos de esa patente, a la vez que que los competidores aumentan el gasto dedicado a buscar alternativas para inventar algo parecido a la inovación patentada a la vez que muy diferenciado. Esta búsqueda en la creación de una tecnología innovadora y diferencial es un gasto (en tiempo y coste). Además, esta producción de inventos, que tienen que ser distintos del original puede obtener resultados inferiores al original con el fin de no entrar en conflicto con la patente inicial. Esto también puede afectar a la compatibilidad entre bienes complementarios porque la diferenciación puede hacerlos incompatibles. En el campo de la aviación, los hermanos Wright patentaron un mecanismo especial para las alas del avión y demandaron a todos los que intentaron aplicar innovaciones parecidas.

A pesar de todas estas críticas hacia los sistemas de protección de la propiedad intelectual e industrial, parece existir un consenso sobre su eficacia para facilitar el éxito de la innovación. La legislación sobre patentes contribuye a la innovación, pero no es la única herramienta que favorece el proceso de innovación. Existen otros instrumentos de política tecnológica que tienen un papel fundamental en el desarrollo tecnológico y, por tanto, en la creación de riqueza.

Fuente: «El monopolio de las ideas: contra la propiedad intelectual»

 

 

 

 

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Mar

Riordan Rioet at Ie

Escrito el 13 marzo 2009 por en Video

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De ahí que los ministros de la OPEP que se reunirán este fin de semana debatirán si se debe imponer un drástico recorte de la producción (el quinto en ocho meses). Los 13 países miembros de la OPEP, que proveen más del 40% de la demanda diaria de crudo en el mundo (más de 80 millones de barriles al día) observan con preocupación que no se están cumpliendo las promesas anteriores de recortar las exportaciones. Ello se debe a que países "free riders" tratan de mantener o aumentar las exportaciones y, por tanto, el flujo de sus ingresos petroleros en medio de la caída de la demanda en Estados y de los precios. El precio del crudo ha caído más de 70% desde su récord, cerrando hoy viernes a 45 dólares el barril en la Bolsa Mercantil de Nueva York.

La falta de disciplina que aqueja al grupo de países exportadores de petróleo es una de las razones por las que Arabia Saudita, Kuwait y los Emiratos árabes Unidos los mayores productores de la OPEP, no presionen en favor de otro recorte durante la reunión de este fin de semana en Viena. En cambio otros ministros de la OPEP se sumarán al objetivo de 75 dólares el barril, asegurando que los precios actuales son demasiado bajos para sostener las inversiones necesarias en exploración y producción en áreas de más difícil acceso.

La OPEP tiene un historial desigual a la hora de ajustar el suministro con el fin de mantener un determinado nivel de precios. La falta de cumplimiento con los recortes de producción, provocada por una celosa protección de los ingresos petroleros que son imprescindibles para todos los países de la OPEP, ha sido uno de los temas clave en los 49 años de historia de la organización. En esta situación ajustar la oferta a la caída de la demanda puede resultar especialmente difícil. Y la demanda global, no lo olvidemos, parece encaminada a contraerse de forma brutal en 2009.

Al igual que en otras ocasiones, la OPEP está dirigiéndose a otros grandes exportadores que no pertenecen al cartel en busca de ayuda para recortar la producción y frenar así los estragos en los precios. Otros exportadores, como México, Rusia y Noruega han sugerido, con la boca pequeña, que están dispuestos a ayudar a la OPEP a sostener los precios, pero su producción está en caída libre y no creo que decidan disminuir sus exportaciones en momentos en que se reducen sus ingresos. Además en el caso de México la producción está disminuyendo rápidamente debido al agotamiento de su mayor campo petrolífero, Cantarell.

¿Conseguirá la OPEP este fin de semana hacer subir los precios del petróleo?
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De ahí que los ministros de la OPEP que se reunirán este fin de semana debatirán si se debe imponer un drástico recorte de la producción (el quinto en ocho meses). Los 13 países miembros de la OPEP, que proveen más del 40% de la demanda diaria de crudo en el mundo (más de 80 millones de barriles al día) observan con preocupación que no se están cumpliendo las promesas anteriores de recortar las exportaciones. Ello se debe a que países «free riders» tratan de mantener o aumentar las exportaciones y, por tanto, el flujo de sus ingresos petroleros en medio de la caída de la demanda en Estados y de los precios. El precio del crudo ha caído más de 70% desde su récord, cerrando hoy viernes a 45 dólares el barril en la Bolsa Mercantil de Nueva York.

La falta de disciplina que aqueja al grupo de países exportadores de petróleo es una de las razones por las que Arabia Saudita, Kuwait y los Emiratos árabes Unidos los mayores productores de la OPEP, no presionen en favor de otro recorte durante la reunión de este fin de semana en Viena. En cambio otros ministros de la OPEP se sumarán al objetivo de 75 dólares el barril, asegurando que los precios actuales son demasiado bajos para sostener las inversiones necesarias en exploración y producción en áreas de más difícil acceso.

La OPEP tiene un historial desigual a la hora de ajustar el suministro con el fin de mantener un determinado nivel de precios. La falta de cumplimiento con los recortes de producción, provocada por una celosa protección de los ingresos petroleros que son imprescindibles para todos los países de la OPEP, ha sido uno de los temas clave en los 49 años de historia de la organización. En esta situación ajustar la oferta a la caída de la demanda puede resultar especialmente difícil. Y la demanda global, no lo olvidemos, parece encaminada a contraerse de forma brutal en 2009.

Al igual que en otras ocasiones, la OPEP está dirigiéndose a otros grandes exportadores que no pertenecen al cartel en busca de ayuda para recortar la producción y frenar así los estragos en los precios. Otros exportadores, como México, Rusia y Noruega han sugerido, con la boca pequeña, que están dispuestos a ayudar a la OPEP a sostener los precios, pero su producción está en caída libre y no creo que decidan disminuir sus exportaciones en momentos en que se reducen sus ingresos. Además en el caso de México la producción está disminuyendo rápidamente debido al agotamiento de su mayor campo petrolífero, Cantarell.

¿Conseguirá la OPEP este fin de semana hacer subir los precios del petróleo?

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