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¿Se deben proteger las invenciones?

Como contrapunto al post de hace unos días («¿Es importante proteger los derechos de propiedad industrial [1]?), existe una corriente de pensamiento económico que pone en cuestión o al menos relativiza los beneficios de patentar, frente a sus costes.  En este contexto me gustaría discutir hoy si las patentes y otros derechos de propiedad sobre las innovaciones como pueden ser los copyrights benefician o perjudican a la economía en su conjunto. Como en el post anterior ¿Es importante proteger los derechos de propiedad industrial [1]? optaba por una postura  claramente a favor hoy he decidido ponerme en contra.

Algunos economistas y tecnólogos piensan que las invenciones y creaciones se hubieran producido igual de no haber existido el derecho a patentar. Los estudios empíricos dirigidos por Edwin Mansfield en el ámbito de las patentes son muy ilustrativos. En una de sus investigaciones, a través de una muestra representativa, concluye que, con la excepción de los medicamentos, la ausencia de la protección de las innovaciones mediante patentes hubiera afectado solamente al 25% de las innovaciones de la muestra analizada. Por otro lado el 60% de las empresas indicaron que las patentes sólo representaron el 10% de sus invenciones. Incluso, algunos sectores señalaron que las patentes no fueron necesarias para el desarrollo de ninguna de sus innovaciones. Según el historiador Thomas Ashton, la Revolución Industrial se hubiese producido igualmente en ausencia de propiedad industrial. De hecho, el verdadero comienzo de la Revolución Industrial se produjo cuando expiró la patente de Watt sobre la máquina de vapor.

 Desde el punto de vista económico, las patentes y, en general, los derechos de propiedad industrial, generan diversos tipos de costes. 1º) están los gastos en materia de registros, trámites, asesoría, tribunales, abogados, etc. Este gasto no se produciría en un escenario sin patentes ni copyrights, por lo que el dinero desembolsado por este motivo se podría destinar a otros fines más productivos. 2º) El coste que supone para el conjuno de la economía las barreras de entrada (monopolios legales) que generan las patentes. Se trata de restricciones a la competencia, lo que impide posteriores desarrollos de esa patente, a la vez que que los competidores aumentan el gasto dedicado a buscar alternativas para inventar algo parecido a la inovación patentada a la vez que muy diferenciado. Esta búsqueda en la creación de una tecnología innovadora y diferencial es un gasto (en tiempo y coste). Además, esta producción de inventos, que tienen que ser distintos del original puede obtener resultados inferiores al original con el fin de no entrar en conflicto con la patente inicial. Esto también puede afectar a la compatibilidad entre bienes complementarios porque la diferenciación puede hacerlos incompatibles. En el campo de la aviación, los hermanos Wright patentaron un mecanismo especial para las alas del avión y demandaron a todos los que intentaron aplicar innovaciones parecidas.

A pesar de todas estas críticas hacia los sistemas de protección de la propiedad intelectual e industrial, parece existir un consenso sobre su eficacia para facilitar el éxito de la innovación. La legislación sobre patentes contribuye a la innovación, pero no es la única herramienta que favorece el proceso de innovación. Existen otros instrumentos de política tecnológica que tienen un papel fundamental en el desarrollo tecnológico y, por tanto, en la creación de riqueza.

Fuente: «El monopolio de las ideas: contra la propiedad intelectual [2]»