¿Puede España cambiar el rumbo de su economía? La respuesta es afirmativa siempre y cuando se pongan en marcha los motores del crecimiento. Uno de ellos son las exportaciones: desde hace cuatro años las exportaciones españolas se han convertido en el principal factor que compensa el desplome de la demanda interna. Los empresarios han conseguido hacer crecer las exportaciones y situarlas en máximos históricos. En el año 2012 España exportó bienes y servicios por valor de 338.232 millones de euros, lo que supone más del 32% del PIB. Ese aumento de las exportaciones suele ser, además, una condición necesaria para la recuperación económica. Las empresas que exportan y quieren exportar más, ponen en marcha otros motores del crecimiento como son la innovación empresarial y la formación del capital humano que permiten importantes ganancias de competitividad, no sólo para las empresas exportadoras, sino también para el conjunto de la economía.
Además, para que las exportaciones sigan creciendo será preciso aumentar el nivel de inversión. Por eso es buena noticia que los inversores, en particular los extranjeros, estén recuperando la confianza en España. Y este aumento del capital productivo es un elemento decisivo para el crecimiento económico y del empleo.
Financiación
Otro motor del crecimiento es conseguir abaratar y facilitar la financiación de las empresas para que pongan en marcha nuevos proyectos de inversión. Por eso debemos felicitarnos porque en las subastas del Tesoro del jueves de la semana pasada los tipos de interés han seguido reduciéndose. La mayor aceptación que está teniendo la deuda pública española se debe, en parte, a la compra que están haciendo los inversores extranjeros: durante el primer trimestre de este año aumentaron su posición en bonos y obligaciones en aproximadamente 15.000 millones de euros.
Desde el punto de vista de la financiación de la economía en su conjunto la reducción de los tipos de interés de la deuda pública no sólo reduce el déficit público sino también los gastos financieros de las compañías, puesto que los tipos de interés a los que se financia el Tesoro son la base sobre la que se construyen los tipos de interés de casi todos los bonos corporativos. Por eso no sólo están bajando los tipos de interés de la deuda pública, sino que lo hacen también los de los bonos que emiten las empresas, y no se debe olvidar que en una situación de poco crédito bancario las empresas necesitan financiarse en el mercado de bonos.
La reforma de las Administraciones Públicas
España saldrá de esta crisis con un sector privado más fuerte impulsado por las exportaciones y con un sector público más reducido. Sólo recortando una parte del gasto público, sobre todo aquel que es innecesario, suntuario e improductivo, se conseguirá reducir el déficit público. De ahí que uno de los motores que se deberían activar para la salida de la crisis es la reforma de las Administraciones Públicas.
La mayoría de los ciudadanos perciben que la estructura del Estado y la gestión de los servicios públicos generan un exceso de ineficiencia y de gasto público que exige una presión fiscal insoportable. No se entiende bien porque las Corporaciones Locales y las Comunidades Autónomas siguen aumentando su parque empresarial cuando España ya dispone de 1.460 empresas públicas municipales y 975 autonómicas. La mayoría de estas empresas a las que hay que unir consorcios, agencias, delegaciones comerciales, observatorios y fundaciones públicas han proliferado para burlar los controles o para colocar en ellas a los compañeros de partido político o asimilados. Muchas deberían desaparecer y otras se deberían privatizar. La reforma de las Administraciones Públicas pasa también por eliminar parlamentos autonómicos, el Senado y las diputaciones y reducir a la décima parte los 8.117 ayuntamientos. La mayoría de los municipios son tan pequeños que no tienen los recursos necesarios para dar a los vecinos los servicios públicos necesarios, tanto en cantidad como en calidad.
Este motor del crecimiento que es el redimensionamiento de las Administraciones Públicas reduciría el gasto público y con ello sus necesidades de financiación. Como resultado bajarían los tipos de interés y al final el crédito fluiría en más cantidad y en mejores condiciones hacia el sector privado. Nos pondríamos en el camino del crecimiento económico y de la generación de empleo.
Los motores externos
Junto con la puesta en marcha de estos potentes motores internos que nos permitirán alcanzar a medio plazo una cierta velocidad de crucero, la economía española necesita de algunos motores externos que le ayuden a salir del puerto de la crisis. Y esta ayuda pasa por el mejor funcionamiento de la Unión Europea y de la Unión Monetaria Europea (UME). Hay que avanzar más hacia una unión económica, fiscal y bancaria, en definitiva, hacia una unión política: los Estados Unidos de Europa. Por ejemplo, se deben dar pasos más firmes y rápidos en la unión bancaria: supervisor bancario único, sistema común de gestión y resolución de crisis bancarias y un sistema uniforme de protección de los depósitos bancarios (fondo de garantía de depósitos). Esta unión bancaria europea junto con los menores déficits públicos, restauraría la efectividad de la política monetaria en lo que se refiere a la transmisión del crédito desde el Banco Central Europeo hacia la economía real.
Otros motores
Existen otros motores que pueden también introducir incentivos al crecimiento económico y que paso a resumir. Habría que: 1) seguir liberalizando y desregulando sectores que trabajan al margen de la libre competencia (aeropuertos, ferrocarriles, puertos, etc.); 2) profundizar en la reforma del mercado laboral: no podemos mantener a) un seguro de desempleo que, aún siendo necesario, genera un mayor número de desempleados y b) un salario mínimo que, en nombre de la equidad, excluye del mercado a los trabajadores no cualificados y genera un desempleo de casi un millón de personas entre 16 y 25 años; 3) cambiar un sistema de pensiones que no puede garantizar una vejez digna a largo plazo a los que se acogen a él; 4) reducir unos impuestos que, buscando la eficiencia recaudatoria y la justicia distributiva, están provocando fraude, freno al crecimiento y pérdida de eficiencia económica y 5) fomentar la creación de fondos de capital riesgo que inviertan en proyectos que combinen la creación de nuevas empresas con la innovación tecnológica.
Así las cosas, España saldrá de la crisis de la mano de las exportaciones y de las reformas estructurales. El aumento de las exportaciones de bienes y servicios irán poco a poco recuperando la inversión y al final, producir para exportar exigirá antes o después, el aumento del empleo. Es un camino que ya se ha empezado a recorrer: la productividad de las empresas españolas está creciendo y la competitividad de nuestros bienes y servicios aumenta a pasos agigantados. Mientras tanto debemos reformar las Administraciones Públicas: tienen un coste muy elevado que España no se puede permitir.
Fuente: Rafael Pampillón Olmedo. “Motores en marcha”. Expansión; 11 de mayo de 2013. Pagina 11
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