Archivo de la Categoría ‘Unión Europea’

16
Mar
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    [post_content] => Ayer, se mantuvo la tendencia de depreciación del euro. El tipo de cambio cayó hasta 1,06 dólares por euro, la cotización mínima desde el año 2003. Esto supone que en los últimos doce meses se ha producido una depreciación del 30% de la moneda única frente al dólar. Un tipo de cambio que abarata las exportaciones de la zona del euro y encarece las importaciones que recibe del resto del Mundo.

dólarEsta situación del tipo de cambio tendrá efectos positivos sobre la economía europea y negativos sobre la de Estados Unidos (EEUU). Efectivamente, parece que en algún momento EEUU podría notar cierta fatiga después de estar creciendo y generando mucho empleo desde hace cinco años.  Este cansancio podría comenzar pronto y parece que se está reflejando en el Índice del comercio minorista de EEUU. Este Índice se contrajo en febrero un 0,6% mensual, la tercera caída consecutiva y el peor comportamiento del consumo en EEUU desde el año 2009, cuando todavía no había salido de la crisis económica. Se ha reducido incluso la compra de automóviles (-2,6% entre enero y febrero), un sector al que se ha dirigido una parte importante de la demanda interna en los últimos años.

Aumenta el consumo en España

Sin embargo, mientras que los estadounidenses parece que disminuyen sus compras los hogares españoles continúan aumentando el consumo. Así, el Índice de Comercio Minorista de España publicado por el INE esta semana mostró en el mes de enero un aumento anual del 4,2% corregido de efectos estacionales y de calendario. Incluso si eliminamos las ventas de las estaciones de servicios (que han crecido un 8,6% anual y que se han visto muy favorecidas por la caída de los precios del petróleo) el aumento del consumo ha sido considerable: 3%. Este aumento del consumo es consecuencia del aumento del empleo, de la mejora de las expectativas económicas percibidas por los ciudadanos, de la reducción del IRPF y de la mayor renta disponible que les queda a las familias una vez pagados los combustibles.

Este aumento del consumo viene acompañado de caídas en los precios. El INE publicó el jueves que el Índice de Precios de Consumo cayó en febrero un 1,1% anual que unido a la continua depreciación del euro está favoreciendo la mejora de la competitividad y el mayor crecimiento económico y del empleo de la economía española. La depreciación del euro permite, en primer lugar, que se exporte más; efectivamente, con un euro cada vez más depreciado y con  unos precios cada vez más bajos aumentan nuestras exportaciones en los mercados internacionales. Y en segundo lugar a que se importa menos. El que las importaciones sean cada vez más caras contribuye a que la demanda interna tienda a comprar cada vez más productos españoles y menos extranjeros.

Así, un euro más depreciado está permitiendo que gran parte de las empresas de la zona del euro y también las españolas, que tenían mucha capacidad productiva sin utilizar, estén volviendo a poner en marcha parte de ese aparato productivo que estaba sin utilizar. Por ejemplo, en España, en el primer trimestre de este año, la utilización de la capacidad productiva existente se ha situado en 78,1% cuando en 2013 estaba en el 68,6%. Ahora se produce más en España porque los costes aquí son más bajos y, como consecuencia, se sustituyen las importaciones por una mayor producción nacional. Es por ese motivo, por el que el espectacular aumento de la demanda interna (un 3,4% en el 2014) no ha venido acompañado de un fuerte crecimiento de las importaciones. Más bien al contrario. Efectivamente, los datos de Contabilidad Nacional señalaron un descenso de las importaciones entre el tercer y el cuarto trimestre del año pasado.

Más crecimiento

Así las cosas, la depreciación del euro está permitiendo que las empresas de la Eurozona, incluidas las españolas, ganen mucha competitividad mientras que la de EEUU la estén perdiendo. No es casualidad que en el último año las exportaciones españolas a EEUU hayan aumentado un 39% y que en cambio las importaciones españolas procedentes de EEUU se redujeran un 26%.

Aunque la depreciación del euro está permitiendo que la economía europea se esté recuperando mucho más rápido de lo previsto, el crecimiento podría ser todavía mayor si los problemas de Grecia y Ucrania se resolvieran satisfactoriamente. Por su parte el Banco Central Europeo (BCE), está haciendo lo que por ahora parece que es mejor para la economía de la zona del euro: impulsar la inflación y el crecimiento económico.

Políticas monetarias divergentes

La Reserva Federal (Fed)  por su parte ha seguido manteniendo el tipo de interés de referencia en niveles excepcionalmente bajos. Ello se debe a que desde agosto del año pasado los precios de EEUU mantienen una tendencia negativa como consecuencia de que los precios de sus importaciones especialmente los del petróleo se reducen. Pero aún si se eliminasen los precios de los alimentos y de la energía, la inflación sigue estando baja: 1,6% lo que está retrasando aumentar el tipo de interés de intervención. En un futuro no muy lejano la economía estadounidense podría empezar a enfriarse y, al ser los tipos de interés tan reducidos, el arma que le quedaría a la Fed para luchar contra la deflación y la caída del crecimiento económico sería volver a abrir el programa de compra de deuda pública (QE) que cerró en octubre del año pasado.

Los inversores parece que están expectantes sobre lo que pueda suceder en EEUU. En lo que va de año la bolsa americana se ha mantenido plana (el Dow Jones ha subido un 0,4%) mientras que la bolsa europea ha crecido de forma considerable (el Eurostoxx ha aumentado un 15,7%).

En resumen, la situación del tipo de cambio del euro con el dólar es consecuencia de las diferentes políticas monetarias de sus bancos centrales. Mientras el BCE hace una política monetaria expansiva (comprando deuda a todo trapo) la Fed amenaza con recoger velas y hacer una política monetaria más restrictiva pero sin dejar claro cuándo lo hará en un futuro. Mientras tanto, se podría llegar a la paridad (un dólar igual a un euro). Goldman Sachs redujo ayer su pronóstico para el euro, estimando que la moneda europea se depreciará todavía más hasta desplomarse a un mínimo histórico de 0,80 dólares un euro en 2017. Una aventurada predicción. Parece más probable que la economía de EEUU con un dólar fuerte poco a poco se irá debilitando y en cambio la economía europea, con un euro débil, crecerá cada vez más. Esta convergencia  en el crecimiento entre EEUU y Europa tenderá a depreciar el dólar y a apreciar el euro. Al final lo probable es que a largo plazo las políticas monetarias de los dos bancos centrales tiendan a acompasarse y que el tipo de cambio se mueva en la zona de 1,20 dólares/euro.

Fuente: Rafael Pampillón y Cristina Mª de Haro. "La depreciación del euro anima la economía europea". Expansión, 28 de Marzo de 2015. Pagina 47.
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Ayer, se mantuvo la tendencia de depreciación del euro. El tipo de cambio cayó hasta 1,06 dólares por euro, la cotización mínima desde el año 2003. Esto supone que en los últimos doce meses se ha producido una depreciación del 30% de la moneda única frente al dólar. Un tipo de cambio que abarata las exportaciones de la zona del euro y encarece las importaciones que recibe del resto del Mundo.

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8
Mar
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    [post_content] => El viernes, el Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó el Índice de Producción Industrial que muestra que en enero en tasa interanual la producción industrial creció un 0,4%, corregidos los efectos estacionales y de calendario. Esta mejoría de la industria se apoyó sobre todo en el sector de la energía que aumentó un 3,9%, incentivado por la disminución del precio del petróleo, y en la producción de bienes de equipo que creció un 1,1%.

En este mismo sentido, los últimos datos de Contabilidad Nacional muestran que la inversión en bienes de equipo aumentó un 10,3% anual en el cuarto trimestre del año pasado. Un dato muy relevante ya que señala un aumento de la confianza de los empresarios españoles y extranjeros en un mayor crecimiento futuro de la economía española.

images[2]Además, los bienes de equipo son intensivos en tecnología lo que muestra que la economía española crece también en calidad. Por otro lado, el grado de utilización de la capacidad productiva instalada del sector de los bienes de equipo alcanzó en enero el 81% y fue superior al del conjunto de la industria (+77%). O lo que es lo mismo, el sector de los bienes de equipo está aprovechando más que el resto de la industria española la capacidad productiva instalada.

Esta mejoría de la industria la ha notado también el Índice de Gestión de Compras de Markit (PMI por sus siglas en inglés) que, aunque ha retrocedido ligeramente en febrero hasta el 54,2 frente al 54,7 de enero, sigue manteniéndose por encima del 50, es decir, continúa la expansión del sector industrial español. El economista de Markit Andrew Harker, señaló, esta semana, que el aumento de los nuevos pedidos está siendo lo más positivo de la industria española. Supone además el incremento más rápido de nuevos pedidos observado desde el comienzo de la crisis económica. Lo mismo puede decirse con respecto a los pedidos industriales pendientes de realización, lo que sugiere que cada vez más se está utilizando con más intensidad la capacidad productiva de las empresas manufactureras.

Parece, por tanto, que la economía española está aprovechando la oportunidad de crecer también con la producción industrial. Como ejemplo de este buen comportamiento son los datos de producción de automóviles. Esta semana hemos conocido que el número de coches producidos en las plantas de fabricación de vehículos a motor instaladas en España fue de 216.124 unidades durante el pasado mes de enero, lo que supone un aumento del 23,5% en comparación con los datos del mismo mes de 2014. Y lo que parece más positivo, el 81% de los vehículos producidos en las fábricas españolas se destinó a los mercados de exportación.

Además, entre enero y febrero de este año se han producido casi 155.000 matriculaciones de turismos (fabricados en España e importados). Más de la mitad de las matriculaciones se han producido sólo en el mes de febrero, que ha establecido el decimoctavo aumento consecutivo. Un ritmo anual sorprendente (+26%) que tiene visos de continuar en el futuro. Precisamente el lunes de esta semana comenzó la séptima edición del Plan PIVE que subvenciona la renovación del parque automovilístico español por lo que los fabricantes de automóviles esperan un nuevo repunte de la producción durante este año.

Aumenta el empleo en la industria

Que la industria crezca es siempre una buena noticia para la economía pero también para el empleo. Es cierto que desde la década de los años ochenta la economía está sufriendo un proceso de terciarización, es decir, los servicios aumentan su participación en el PIB y en el empleo mientras la industria la reduce. Sin embargo, según los datos de la última Encuesta de Población Activa (EPA), en 2014 y después de muchas décadas, la industria recuperó parte de su participación en el mercado laboral: el 13,9% de los ocupados lo estaban en el sector industrial (en 2013 el porcentaje fue del 13,6%).

En esta misma dirección van los datos de la Seguridad Social sobre afiliación y paro registrado del mes de febrero. En términos desestacionalizados, la afiliación ha aumentado en 86.000 trabajadores y el paro registrado ha descendido en 49.653 personas. Desde que comenzó la crisis económica no disfrutábamos de un mes de febrero tan bueno en el mercado laboral. Para el empleo industrial también ha sido un buen mes. De los 96.909 nuevos afiliados entre enero y febrero, 15.097 pertenecen a la industria manufacturera que junto con la construcción (+26.068) y la educación (+16.203) consigue los mayores incrementos. Así mismo, en los dos primeros meses del año se registró un descenso del número de parados de 13.538 personas y casi la mitad (-6.535) han correspondido a la industria.

También está ayudando al crecimiento de la industria las mayores exportaciones. El INE informó esta semana que los precios de las exportaciones industriales españolas siguen disminuyendo (-0,5% anual en enero) lo que favorece, por tanto, la competitividad de la economía española. A ello se une que nuestro principal cliente, que es el resto de los países de zona del euro, tiene perspectivas de crecimiento más halagüeñas. El consenso de los economistas espera una mayor recuperación económica de Europa en 2015 lo que puede favorecer las exportaciones españolas. Efectivamente, el BCE revisó el jueves al alza las perspectivas de crecimiento económico para la zona del euro: la de 2015 hasta el 1,5% (anterior 1%), la de 2016 al 1,9% (anterior 1,5%) y para 2017 pronostica un 2,1%. Esta mejora de las previsiones de crecimiento económico europeo se debe a la caída del precio de la energía, a la depreciación del euro y a la compra, por parte del Banco Central Europeo (BCE), de grandes cantidades de deuda soberana, también llamada expansión cuantitativa (QE por sus siglas en inglés).

Expansión cuantitativa

Precisamente mañana, el BCE empezará esa compra de bonos soberanos. Lo hará de forma gradual hasta septiembre de 2016 o hasta que la inflación se acerque al 2% que es el objetivo del BCE. Es de esperar que con esa política monetaria más expansiva (QE), que comienza mañana, el crédito fluya mejor y aumente el crecimiento económico. El mercado ya ha descontado esa expansión y el euro sigue depreciado y los tipos de interés siguen bajando. Por ejemplo, en lo que va de año el bono alemán a diez años ha disminuido su tipo de interés desde el 0,54% al 0,35%, es decir 19 puntos básicos.

En España también parece que el crédito se recupera. Los últimos datos del Banco de España reflejan que el crédito nuevo a los hogares destinado al consumo aumentó en enero un 15% en términos interanuales. Una parte importante de ese crédito se dirige a la demanda de bienes de consumo que proceden de la industria.

Perspectivas de futuro

Para conseguir en el futuro un mayor crecimiento económico es preciso que continúe fortaleciendose el sector industrial y especialmente la producción de bienes de equipo que, dada su mayor intensidad tecnológica, mejoran sustancialmente la productividad de la economía.

Así las cosas, las empresas perciben una situación económica cada vez más favorable en España. Según el INE, en el año 2014 los dos principales factores que contribuyeron a la actividad empresarial, especialmente en la industria, fueron la demanda de bienes y servicios y el entorno macroeconómico. Recordemos que el entorno macroeconómico no deja de mejorar (se espera para este año un crecimiento económico superior al 3%) y la demanda interna sigue creciendo. Lo que nos permite pensar, por tanto, que la industria seguirá fortaleciéndose durante este año.

En definitiva, España necesita recuperar la participación del sector industrial en el PIB hasta lograr tener una industria fuerte, eficiente y competitiva como instrumento imprescindible para alcanzar un alto nivel de crecimiento económico y de empleo cualificado. Afortunadamente la inversión en bienes de equipo es uno de los componentes que más está impulsando la recuperación de la economía y de la industria. Conviene recordar que las ganancias de productividad en este sector son superiores a las logradas por otras ramas de la actividad económica.

A ello va a contribuir la política monetaria expansiva (QE) que a partir de mañana va a aplicar el BCE lo que sin duda reanimará el crédito. Sin embargo, junto con la bajada de tipos de interés y la reactivación del crédito, el efecto más importante de la política monetaria está siendo la depreciación del euro lo que está permitiendo un aumento del crecimiento económico y del empleo, vía aumento de las exportaciones bienes y servicios y, por tanto, también de la venta de los productos industriales españoles en el resto del mundo.

Fuente: Rafael Pampillón . "La reindustrialización de España". Expansión, 7 de marzo de 2015. Pagina 43.
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El viernes, el Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó el Índice de Producción Industrial que muestra que en enero en tasa interanual la producción industrial creció un 0,4%, corregidos los efectos estacionales y de calendario. Esta mejoría de la industria se apoyó sobre todo en el sector de la energía que aumentó un 3,9%, incentivado por la disminución del precio del petróleo, y en la producción de bienes de equipo que creció un 1,1%.

En este mismo sentido, los últimos datos de Contabilidad Nacional muestran que la inversión en bienes de equipo aumentó un 10,3% anual en el cuarto trimestre del año pasado. Un dato muy relevante ya que señala un aumento de la confianza de los empresarios españoles y extranjeros en un mayor crecimiento futuro de la economía española.

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    [post_content] => La Comisión Europea (CE) ha revisado al alza el crecimiento estimado para la UEM, tanto en 2015 (1,3% frente a 1,1%), como en 2016 (1,9% frente a 1,7%). La CE justifica estas mejores perspectivas en base a: (i) el desplome acumulado por los precios del crudo en el último trimestre de 2014; (ii) la intensa depreciación del euro en la última parte del pasado año; (iii) la puesta en marcha de nuevos estímulos monetarios por parte del BCE; y (iv) el Plan de Inversión diseñado por la CE (su impacto será más evidente a partir de 2016).

perspectivas de crec

El crecimiento del PIB será positivo en todos los países por primera vez desde el inicio de la crisis. No obstante, la intensidad y solidez de este crecimiento será desigual por economías y vendrá condicionado, entre otros, por el diferente ritmo y alcance de las reformas aplicadas; por el grado de saneamiento de los balances bancarios; y por los avances en los procesos de desapalancamiento (tanto en el sector privado como en el público). También será determinante el grado de dependencia energético de cada país y su fiscalidad sobre la energía a la hora de beneficiarse del desplome de los precios del crudo.

El fuerte descenso acumulado por los precios del crudo (casi un 60% desde el inicio de la corrección en junio), también explica el notable recorte a la baja de las perspectivas de inflación: -0,1% en 2015 (0,8% previo) y 1,3% en 2016 (1,5% previo). Todos los países han visto recortada sustancialmente la inflación estimada para este año, destacando Alemania (0,1% vs 1,2% en otoño); España (-1,0% vs 0,5% previo) y, en menor medida, Francia (0,0% vs 0,7% previamente) e Italia (-0,3% vs 0,5% inicial).

En cuanto a la evolución de la deuda pública, no se han producido novedades relevantes respecto al informe de noviembre (la revisión a la baja de los ratios de deuda va en línea con la revisión al alza del crecimiento del PIB) y se confirma que en el conjunto de UEM el techo de deuda se alcanzará este año (94,4% del PIB).

La revisión al alza del superávit de la balanza por cuenta corriente en términos de PIB sí ha sido significativa: cerca de 0,5 p.p. en 2015 y 2016, hasta 3,2% y 3,0%, respectivamente. Este resultado se explica, por el mayor superávit estimado en términos de PIB en Alemania (8,0% en 2015 y 7,7% en 2016, frente a 7,1% y 6,7%, respectivamente) y en Italia (2,6% en 2015 y 2016, frente a 1,5% y 1,8%, respectivamente). En este sentido, ya se empiezan a escuchar voces en EEUU (congresistas y senadores) criticando la fuerte apreciación del dólar de los últimos meses. Y, ciertamente, los superávits de balanza por cuenta corriente germanos van a ser motivo de discusión en el futuro.

Pese a que la CE se muestra algo más optimista con la futura evolución de la economía de la región en los próximos años sigue incidiendo en que la intensidad de la recuperación será baja y el ritmo de crecimiento que se alcance será bastante modesto, debido al retraso en la puesta en marcha de reformas. Además, el escenario es cada vez más incierto y los riesgos para estas previsiones están concentrados a la baja (geopolítico, expectativas de inflación a la baja, etc).

Llama la atención, sin embargo, que no se señale de forma explícita la situación en Grecia como un riesgo relevante para el conjunto de la región. De hecho, las previsiones para Grecia sólo reflejan una la modesta revisión a la baja del crecimiento estimado: 2,5% en 2015 (2,9% previo) y 3,6% en 2016 (3,7% anterior). Y, por cierto, el superávit fiscal griego en 2015 (1,1%) será el mayor de toda la Unión Europea.

Por último, la Comisión Europea confirma la consolidación de la recuperación de la economía española y mejora sus previsiones de PIB para 2015 (seis décimas hasta 2,3%) y 2016 (tres décimas hasta 2,5%). El fortalecimiento de la actividad se apoyará en el empuje de la demanda interna, en un contexto de aumento de la confianza, gracias a la reactivación del mercado laboral, las favorables condiciones de financiación y el impacto positivo del abaratamiento de la energía sobre la renta de los agentes. En cuanto a las exportaciones, mantendrán su dinamismo, aprovechando las ganancias de competitividad y la recuperación de nuestros socios comerciales.

Por otro lado, Bruselas no confía en que el incremento de la recaudación fiscal, derivado de la mejora de la economía, contrarreste completamente la bajada de impuestos que entró en vigor el pasado 1 de enero, de modo que prevé un déficit público para este año del 4,5% del PIB, tres décimas por encima del objetivo fijado en el Programa de Estabilidad; en 2016 también se superará el límite (3,7% vs 2,8%). Teniendo en cuenta estos desequilibrios fiscales y el escaso avance del PIB nominal, la deuda de las AA.PP. seguirá creciendo y superará este año el 100% del PIB, llegando hasta el 102,5% en 2016.

Por tanto, aún con luces y sombras, las previsiones de la Comisión Europea empiezan a ser algo más optimistas, reflejando los efectos positivos de la evolución del precio del petróleo y del tipo de cambio. Esperemos que una mala solución a los problemas de Grecia no termine complicando este escenario.
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El crecimiento del PIB será positivo en todos los países por primera vez desde el inicio de la crisis. No obstante, la intensidad y solidez de este crecimiento será desigual por economías y vendrá condicionado, entre otros, por el diferente ritmo y alcance de las reformas aplicadas; por el grado de saneamiento de los balances bancarios; y por los avances en los procesos de desapalancamiento (tanto en el sector privado como en el público). También será determinante el grado de dependencia energético de cada país y su fiscalidad sobre la energía a la hora de beneficiarse del desplome de los precios del crudo.

El fuerte descenso acumulado por los precios del crudo (casi un 60% desde el inicio de la corrección en junio), también explica el notable recorte a la baja de las perspectivas de inflación: -0,1% en 2015 (0,8% previo) y 1,3% en 2016 (1,5% previo). Todos los países han visto recortada sustancialmente la inflación estimada para este año, destacando Alemania (0,1% vs 1,2% en otoño); España (-1,0% vs 0,5% previo) y, en menor medida, Francia (0,0% vs 0,7% previamente) e Italia (-0,3% vs 0,5% inicial).

En cuanto a la evolución de la deuda pública, no se han producido novedades relevantes respecto al informe de noviembre (la revisión a la baja de los ratios de deuda va en línea con la revisión al alza del crecimiento del PIB) y se confirma que en el conjunto de UEM el techo de deuda se alcanzará este año (94,4% del PIB).

La revisión al alza del superávit de la balanza por cuenta corriente en términos de PIB sí ha sido significativa: cerca de 0,5 p.p. en 2015 y 2016, hasta 3,2% y 3,0%, respectivamente. Este resultado se explica, por el mayor superávit estimado en términos de PIB en Alemania (8,0% en 2015 y 7,7% en 2016, frente a 7,1% y 6,7%, respectivamente) y en Italia (2,6% en 2015 y 2016, frente a 1,5% y 1,8%, respectivamente). En este sentido, ya se empiezan a escuchar voces en EEUU (congresistas y senadores) criticando la fuerte apreciación del dólar de los últimos meses. Y, ciertamente, los superávits de balanza por cuenta corriente germanos van a ser motivo de discusión en el futuro.

Pese a que la CE se muestra algo más optimista con la futura evolución de la economía de la región en los próximos años sigue incidiendo en que la intensidad de la recuperación será baja y el ritmo de crecimiento que se alcance será bastante modesto, debido al retraso en la puesta en marcha de reformas. Además, el escenario es cada vez más incierto y los riesgos para estas previsiones están concentrados a la baja (geopolítico, expectativas de inflación a la baja, etc).

Llama la atención, sin embargo, que no se señale de forma explícita la situación en Grecia como un riesgo relevante para el conjunto de la región. De hecho, las previsiones para Grecia sólo reflejan una la modesta revisión a la baja del crecimiento estimado: 2,5% en 2015 (2,9% previo) y 3,6% en 2016 (3,7% anterior). Y, por cierto, el superávit fiscal griego en 2015 (1,1%) será el mayor de toda la Unión Europea.

Por último, la Comisión Europea confirma la consolidación de la recuperación de la economía española y mejora sus previsiones de PIB para 2015 (seis décimas hasta 2,3%) y 2016 (tres décimas hasta 2,5%). El fortalecimiento de la actividad se apoyará en el empuje de la demanda interna, en un contexto de aumento de la confianza, gracias a la reactivación del mercado laboral, las favorables condiciones de financiación y el impacto positivo del abaratamiento de la energía sobre la renta de los agentes. En cuanto a las exportaciones, mantendrán su dinamismo, aprovechando las ganancias de competitividad y la recuperación de nuestros socios comerciales.

Por otro lado, Bruselas no confía en que el incremento de la recaudación fiscal, derivado de la mejora de la economía, contrarreste completamente la bajada de impuestos que entró en vigor el pasado 1 de enero, de modo que prevé un déficit público para este año del 4,5% del PIB, tres décimas por encima del objetivo fijado en el Programa de Estabilidad; en 2016 también se superará el límite (3,7% vs 2,8%). Teniendo en cuenta estos desequilibrios fiscales y el escaso avance del PIB nominal, la deuda de las AA.PP. seguirá creciendo y superará este año el 100% del PIB, llegando hasta el 102,5% en 2016.

Por tanto, aún con luces y sombras, las previsiones de la Comisión Europea empiezan a ser algo más optimistas, reflejando los efectos positivos de la evolución del precio del petróleo y del tipo de cambio. Esperemos que una mala solución a los problemas de Grecia no termine complicando este escenario.

31
Ene

2015 en Europa: Devaluación y Depreciación

Escrito el 31 enero 2015 por Miguel Aguirre Uzquiano en Unión Europea

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    [post_content] => A punto de terminar el primer mes del año, el año gira en la Unión Europea  entre dos cuestiones principales: La falta de crecimiento del consumo y la depreciación por primera vez en años de EURO frente a todas las otras monedas,  y principalmente el USD.

Como remedio a la deflación estamos viendo movimientos del Banco Central Europeo, inyectando liquidez a la economía con el objetivo de hacerla reaccionar de forma positiva.  Se está siguiendo con un cierto retraso el ejemplo norteamericano en el que la FED ha dado los suficientes estímulos a la economía crezca, aumente el empleo y se refuerce el consumo.  Un punto positivo añadido, en la Unión Europea, está siendo la bajada del petróleo y su impacto positivo en otorgar mayor liquidez a familias y empresas.  Se espera un crecimiento adicional del PIB de medio punto si el barril se mantiene por debajo de los USD 70.Devaulacion y Depreciacion

La devaluación del EUR frente a otras divisas (Suecia, suiza, Bulgaria, Hungría o Estados Unidos), hará que los países de la Unión Monetaria, exportarán deflación o importarán inflación, lo que dará mayor competitividad a sus productos y relanzará poco a poco los precios a nivel nacional.   La depreciación con el USD está siendo motivado, como he indicado, por la desincronización de la políticas de los Bancos Centrales.  El Quantitative Easing ha llegado a la UE pero con dos años de retraso, provocando  una demanda de crédito que repunta pero todavía marginal.  Una devaluación del 10% frente al USD puede producir un crecimiento similar para el beneficio de las empresas de la zona euro pero con un retraso en alcanzar estos resultados positivos de  entres 6 a 12 meses.  En España en un año, plagado de citas electorales, tendremos que ver si los positivos datos económicos esperados llegan antes de los comicios.
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A punto de terminar el primer mes del año, el año gira en la Unión Europea  entre dos cuestiones principales: La falta de crecimiento del consumo y la depreciación por primera vez en años de EURO frente a todas las otras monedas,  y principalmente el USD.

Como remedio a la deflación estamos viendo movimientos del Banco Central Europeo, inyectando liquidez a la economía con el objetivo de hacerla reaccionar de forma positiva.  Se está siguiendo con un cierto retraso el ejemplo norteamericano en el que la FED ha dado los suficientes estímulos a la economía crezca, aumente el empleo y se refuerce el consumo.  Un punto positivo añadido, en la Unión Europea, está siendo la bajada del petróleo y su impacto positivo en otorgar mayor liquidez a familias y empresas.  Se espera un crecimiento adicional del PIB de medio punto si el barril se mantiene por debajo de los USD 70.Devaulacion y Depreciacion

La devaluación del EUR frente a otras divisas (Suecia, suiza, Bulgaria, Hungría o Estados Unidos), hará que los países de la Unión Monetaria, exportarán deflación o importarán inflación, lo que dará mayor competitividad a sus productos y relanzará poco a poco los precios a nivel nacional.   La depreciación con el USD está siendo motivado, como he indicado, por la desincronización de la políticas de los Bancos Centrales.  El Quantitative Easing ha llegado a la UE pero con dos años de retraso, provocando  una demanda de crédito que repunta pero todavía marginal.  Una devaluación del 10% frente al USD puede producir un crecimiento similar para el beneficio de las empresas de la zona euro pero con un retraso en alcanzar estos resultados positivos de  entres 6 a 12 meses.  En España en un año, plagado de citas electorales, tendremos que ver si los positivos datos económicos esperados llegan antes de los comicios.

20
Ene

BCE: claves para evitar la decepción

Escrito el 20 enero 2015 por Antonio Zamora en Política Monetaria, Unión Europea

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    [post_content] => El próximo jueves puede pasar a la historia como la fecha en que el BCE siguió la senda de la Fed, el Banco de Inglaterra y el Banco de Japón con el anuncio de un programa amplio de compra de títulos de deuda pública, un programa QE (quantitative easing). Una economía de la zona euro estancada con una tasa de inflación negativa y tipos de interés por debajo de cero es el contexto que ha hecho posible que lo que hasta hace poco tiempo resultaba un improbable último recurso de dudosa eficacia vaya a convertirse en la principal herramienta de la política monetaria.  ¿Funcionará? Puesto que el impacto económico directo será previsiblemente pequeño, es clave que el impacto sobre los mercados sea duradero: efectos de cartera y riqueza y, sobre todo, impacto depreciador sobre el euro. Para ello el BCE debe avitar decepcionar el jueves.

La posibilidad de que el QE del BCE decepcione a los mercados es muy real por al menos dos razones: 1) el mercado ha descontado ya en gran medida un QE europeo; y 2) la falta de unanimidad en el Consejo de Gobierno amenaza con descafeinar el resultado. Lo razonable es pensar que la mayoría del Consejo de Gobierno partidaria del QE es también consciente de la importancia de no decepcionar, de manera que como mínimo lo que se ofrezca estará a la altura de las expectativas. Y, desde luego, la probabilidad  de que el jueves no se anuncie un programa QE resulta extremadamente baja; sería una especie de suicidio político.

Hay al menos cuatro parámetros que determinarán que el QE anunciado decepcione o no:

1)      Tamaño: Es el más importante. Según informaciones de prensa recientes, el BCE habría estudiado propuestas por valor de 500.000 M EUR. Esta información provocó decepción en el mercado, lo que sugiere que el plan que se anuncie deberá generar expectativas por encima de esa cantidad helicopteero draghipara no defraudar. Hay que tener en cuenta que muy probablemente se necesiten compras de más de 700.000 M EUR para alcanzar el objetivo de ampliación de su balance en 1 B EUR hasta el nivel de 3 B EUR explícitamente ambicionado por el BCE. Una alternativa favorable sería no fijar el máximo del programa, ligando su continuidad a la recuperación del crecimiento y la inflación. De este modo, un objetivo de 500.000 M EUR en 2015 (o compras de títulos mensuales por valor de más de 40.000 M EUR) sería compatible con compras de más de 700.000 M EUR en menos de dos años.

2)      Distribución de las compras: Esas mismas informaciones señalaban la posibilidad de que se comprasen sólo bonos AAA (Alemania y Finlandia) o por encima de BBB- (excluye a Grecia, Chipre y Portugal), pero lo más probable, por legal y efectivo, es que las compras se correspondan con el peso de cada país en el capital de BCE (ponderaciones similares al PIB).

3)      Grado de mutualización del riesgo: El Bundesbank parece haber propuesto que cada banco central nacional asuma el riesgo de de las compras de títulos de su país y la referencia filtrada es que el BCE compre un 30% del total y los bancos centrales nacionales el 70% restante. Ese 30% es ahora la referencia del mercado y cualquier proporción superior sería probablemente bienvenida. Una alternativa que sería vista con muy buenos ojos es que las compras nacionales (el riesgo queda situado en el estado comprador) se limitasen a los bonos con riesgo por debajo del grado de inversión (Grecia y Chipre).

4)      Seniority de las compras: como en el caso del programa OMT, el BCE tenderá a no ser demasiado explícito respecto al previsible rango superior de sus tenencias de deuda (seniority) respecto al resto del mercado, pero cualquier alusión directa a la ausencia de esa seniority sería sin duda bienvenida.

Mi expectativa es que el BCE ofrezca un programa de compras que explícita o implícitamente sugiera un importe total de más de 700.000 M EUR (o la alternativa de una economía reactivada antes), distribuido según el peso económico de cada país, con un porcentaje de compras del BCE superior al 30% (mejor si supera el 50%) y que no declare la seniority de las tenencias del banco central. Eso debería ser suficiente para evitar la decepción, consolidar las recientes tendencias de mercado y permitir en próximas semanas rebajas adicionales en el coste relativo de la deuda pública, nuevos avances en la renta variable y un euro aún más débil.
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El próximo jueves puede pasar a la historia como la fecha en que el BCE siguió la senda de la Fed, el Banco de Inglaterra y el Banco de Japón con el anuncio de un programa amplio de compra de títulos de deuda pública, un programa QE (quantitative easing). Una economía de la zona euro estancada con una tasa de inflación negativa y tipos de interés por debajo de cero es el contexto que ha hecho posible que lo que hasta hace poco tiempo resultaba un improbable último recurso de dudosa eficacia vaya a convertirse en la principal herramienta de la política monetaria.  ¿Funcionará? Puesto que el impacto económico directo será previsiblemente pequeño, es clave que el impacto sobre los mercados sea duradero: efectos de cartera y riqueza y, sobre todo, impacto depreciador sobre el euro. Para ello el BCE debe avitar decepcionar el jueves.

La posibilidad de que el QE del BCE decepcione a los mercados es muy real por al menos dos razones: 1) el mercado ha descontado ya en gran medida un QE europeo; y 2) la falta de unanimidad en el Consejo de Gobierno amenaza con descafeinar el resultado. Lo razonable es pensar que la mayoría del Consejo de Gobierno partidaria del QE es también consciente de la importancia de no decepcionar, de manera que como mínimo lo que se ofrezca estará a la altura de las expectativas. Y, desde luego, la probabilidad  de que el jueves no se anuncie un programa QE resulta extremadamente baja; sería una especie de suicidio político.

Hay al menos cuatro parámetros que determinarán que el QE anunciado decepcione o no:

1)      Tamaño: Es el más importante. Según informaciones de prensa recientes, el BCE habría estudiado propuestas por valor de 500.000 M EUR. Esta información provocó decepción en el mercado, lo que sugiere que el plan que se anuncie deberá generar expectativas por encima de esa cantidad helicopteero draghipara no defraudar. Hay que tener en cuenta que muy probablemente se necesiten compras de más de 700.000 M EUR para alcanzar el objetivo de ampliación de su balance en 1 B EUR hasta el nivel de 3 B EUR explícitamente ambicionado por el BCE. Una alternativa favorable sería no fijar el máximo del programa, ligando su continuidad a la recuperación del crecimiento y la inflación. De este modo, un objetivo de 500.000 M EUR en 2015 (o compras de títulos mensuales por valor de más de 40.000 M EUR) sería compatible con compras de más de 700.000 M EUR en menos de dos años.

2)      Distribución de las compras: Esas mismas informaciones señalaban la posibilidad de que se comprasen sólo bonos AAA (Alemania y Finlandia) o por encima de BBB- (excluye a Grecia, Chipre y Portugal), pero lo más probable, por legal y efectivo, es que las compras se correspondan con el peso de cada país en el capital de BCE (ponderaciones similares al PIB).

3)      Grado de mutualización del riesgo: El Bundesbank parece haber propuesto que cada banco central nacional asuma el riesgo de de las compras de títulos de su país y la referencia filtrada es que el BCE compre un 30% del total y los bancos centrales nacionales el 70% restante. Ese 30% es ahora la referencia del mercado y cualquier proporción superior sería probablemente bienvenida. Una alternativa que sería vista con muy buenos ojos es que las compras nacionales (el riesgo queda situado en el estado comprador) se limitasen a los bonos con riesgo por debajo del grado de inversión (Grecia y Chipre).

4)      Seniority de las compras: como en el caso del programa OMT, el BCE tenderá a no ser demasiado explícito respecto al previsible rango superior de sus tenencias de deuda (seniority) respecto al resto del mercado, pero cualquier alusión directa a la ausencia de esa seniority sería sin duda bienvenida.

Mi expectativa es que el BCE ofrezca un programa de compras que explícita o implícitamente sugiera un importe total de más de 700.000 M EUR (o la alternativa de una economía reactivada antes), distribuido según el peso económico de cada país, con un porcentaje de compras del BCE superior al 30% (mejor si supera el 50%) y que no declare la seniority de las tenencias del banco central. Eso debería ser suficiente para evitar la decepción, consolidar las recientes tendencias de mercado y permitir en próximas semanas rebajas adicionales en el coste relativo de la deuda pública, nuevos avances en la renta variable y un euro aún más débil.

17
Ene

La familia del Euro crece

Escrito el 17 enero 2015 por Miguel Aguirre Uzquiano en Unión Europea

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    [post_content] => El 1 de Enero del 2015, Lituania se convirtió, tras adoptar el Euro, en el decimo noveno país de la Eurozona.  La moneda local, litas se eliminó a un tipo de cambio de 3,45 Litas por un euro.   En cinco lustros, Lituania ha realizado la transición de una economía comunista y miembro de la Unión Soviética  una economía euro, tras incorporarse a la Unión en la ampliación del  2004.  Estonia adoptó la moneda única en el 2011 y Letonia, lo hizo el año pasado, con lo que con la incorporación de Lituania, todos los países bálticos están dentro del euro.

Lituania es un país de unos 3 millones de habitantes con unas exportaciones que suponen el 86% del PIB.  Es uno de los países con renta per cápita más baja de la Unión Europea, no llegando 73% de la media de los 28 países, con un nivel actual de renta similar a la de los griegos o los estonios.  Con una inflación del 1,3% el principal miedo de los ciudadanos está en el incremento masivo de los precios, algo que parece común a otras economías que adoptaron el euro en el pasado.  Las autoridades del país se han comprometido a monitorizar los precios para evitar que esto ocurra.

El éxito de Lituania en la adopción del euro marcará el camino de futuros países.   Ahora mismo, en el corto plazo, no hay otro país que les siga.  Rumanía se ha marcado este objetivo para el 2019, mientras que otras economías del Este como Bulgaria, Croacia, Hungría, la República Checa y Polonia parecen preferir el mantener sus monedas y no creen que sean un objetivo a alcanzar próximamente.

El Euro sigue siendo un experimento en el mundo que poco a poco va creciendo por Europa.euro
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El 1 de Enero del 2015, Lituania se convirtió, tras adoptar el Euro, en el decimo noveno país de la Eurozona.  La moneda local, litas se eliminó a un tipo de cambio de 3,45 Litas por un euro.   En cinco lustros, Lituania ha realizado la transición de una economía comunista y miembro de la Unión Soviética  una economía euro, tras incorporarse a la Unión en la ampliación del  2004.  Estonia adoptó la moneda única en el 2011 y Letonia, lo hizo el año pasado, con lo que con la incorporación de Lituania, todos los países bálticos están dentro del euro.

Lituania es un país de unos 3 millones de habitantes con unas exportaciones que suponen el 86% del PIB.  Es uno de los países con renta per cápita más baja de la Unión Europea, no llegando 73% de la media de los 28 países, con un nivel actual de renta similar a la de los griegos o los estonios.  Con una inflación del 1,3% el principal miedo de los ciudadanos está en el incremento masivo de los precios, algo que parece común a otras economías que adoptaron el euro en el pasado.  Las autoridades del país se han comprometido a monitorizar los precios para evitar que esto ocurra.

El éxito de Lituania en la adopción del euro marcará el camino de futuros países.   Ahora mismo, en el corto plazo, no hay otro país que les siga.  Rumanía se ha marcado este objetivo para el 2019, mientras que otras economías del Este como Bulgaria, Croacia, Hungría, la República Checa y Polonia parecen preferir el mantener sus monedas y no creen que sean un objetivo a alcanzar próximamente.

El Euro sigue siendo un experimento en el mundo que poco a poco va creciendo por Europa.euro

11
Ene
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    [post_content] => El 4 de enero del año pasado el euro cotizaba a 1,39 dólares y desde entonces viene cayendo. Ayer lo hacía por debajo de los 1,18 dólares, una caída anual de más del 15% que le ha llevado a marcar su mínima cotización de los últimos nueve años. Esta fuerte depreciación del euro en 2014 y comienzos de 2015 está beneficiando a la economía de España y a la de los demás países de la zona del euro. Razones para esta depreciación no faltan:

1)    Política monetaria más expansiva. Cada día que pasa las expectativas de que el Banco Central Europeo (BCE) ponga en marcha un plan de expansión cuantitativa (QE) para la eurozona aumentan. En diciembre, la inflación fue negativa en la zona por primera vez desde 2009 y el BCE quiere evitar la deflación a toda costa. Como consecuencia, el BCE en su reunión del 22 de enero va a tomar medidas y entre ellas está la compra de deuda soberana. La zona del euro está sufriendo un estancamiento económico que mantiene excesivamente elevado el nivel de desempleo. Un desempleo que se produce por insuficiencia de demanda agregada. Por eso, para estimular la demanda, el BCE está dispuesto a comprar hasta medio billón de euros en deuda soberana (QE) expandiendo la base monetaria y bajar así aún más los tipos de interés. El mercado ya lo ha descontado motivo por el que el euro se ha venido depreciando.

Foto: Draghi (BCE) y Yellen (FED)

Draghi

2)    Elecciones griegas. La crisis política en Grecia, con elecciones anticipadas el 25 de enero, está socavando la confianza de los inversores mundiales en el euro y está provocando que se refugien en el dólar. Las encuestas dan a Syriza una probabilidad razonable de victoria electoral. Este partido quiere renegociar la deuda de 240.000 millones de euros que mantiene Grecia con  el sistema financiero, el FMI y el BCE y eliminar algunas dolorosas medidas de austeridad que le han impuesto los organismos acreedores. Alemania y Francia se oponen a las peticiones de Syriza: ceder terreno con Grecia podría hacer que otros países de la eurozona que están también muy endeudados exijan un tratamiento similar. Una situación borrascosa que ha generado desconfianza en la moneda única a pesar de que la salida de Grecia del euro no es un punto que Syriza lleve en su programa.

3)    Estancamiento de Alemania. Ahora los inversores están menos interesados que antes en títulos que emiten las empresas y el gobierno de Alemania debido a las señales de que la economía alemana se debilita, como consecuencia se demandan menos euros y este se debilita. Ayer, conocimos a) el retroceso de los pedidos industriales en Alemania durante el mes de noviembre debido principalmente a la caída de los pedidos domésticos, lo que ha reducido el entusiasmo por los títulos alemanes de renta variable; b) que las exportaciones alemanas no lograron crecer en los últimos meses del pasado año y que en noviembre retrocedieron un 2,1% (el doble de lo que se esperaba) y c) que la producción industrial se redujo en noviembre: una caída de 0,1%.

4)    El crecimiento de Estados Unidos (EEUU). La fortaleza del dólar (o la debilidad del euro) refleja que los inversores creen que la economía estadounidense va a seguir aumentando su crecimiento (5% en el tercer trimestre del año pasado) y su nivel de empleo. En consecuencia, se espera que la economía de EEUU evolucione relativamente bien en 2015 y que la Reserva Federal (FED) empiece a elevar los tipos de interés mucho antes de que lo haga el BCE. Una situación que aumentaría la demanda de dólares por la mayor rentabilidad de los títulos de renta variable y de renta fija de EEUU. La FED ha descartado que se vaya a producir una subida inmediata de los tipos de interés y que la normalización de su política monetaria sigue pendiente del objetivo de inflación. Por tanto, la FED, como cualquier otro banco central, vigilará la evolución del índice de precios. La mayor parte de los analistas esperan que Estados Unidos empiece a elevar sus tipos en junio de este año, por lo que se prevé que entre abril y mayo de 2015 se vuelva a apreciar el dólar hasta situarse alrededor de 1,10 dólares/euro. Sin embargo, no se debe olvidar que mientras la inflación se mantenga por debajo del objetivo del 2%, lo que puede resultar fácil debido a la caída del precio del petróleo, la FED no subirá los tipos. En cambio, la zona del euro está disfrutando, y va a disfrutar por mucho tiempo, de tipos de interés muy bajos. Esto significa que los intereses de los bonos denominados en euros se vuelven menos atractivos que los de bonos denominados en dólares.

¿Seguirá depreciándose el euro?

Es muy complicado hacer pronósticos sobre los mercados cambiarios pero algunos economistas argumentan que el euro puede estar cerca de tocar fondo. Uno de los argumentos es que una depreciación, como la actual, fomenta las exportaciones de la zona del euro. ¿Cuál sería el tipo de cambio correcto? El Índice Big Mac nos dijo hace seis meses que el tipo de cambio que igualaría el precio de las hamburguesas a ambos lados del Atlántico sería 1,2 dólares por euro. Un valor nada alejado de los obtenidos en modelos econométricos mucho más sofisticados o el que ofrece la OCDE. Lo que quiere decir que en estos momentos el euro está depreciado. Habrá que esperar a finales de este mes, cuando The Economist publique los nuevos datos, para conocer en qué cuantía, según el Índice Big Mac, el euro está depreciado con respecto al dólar.

La recuperación de Europa

Insistimos, la debilidad del euro puede beneficiar la capacidad exportadora de Europa (que se vuelve más competitiva) lo que puede generar una oportunidad para el crecimiento europeo. Si la zona del euro gana fuerza podría recobrar atractivo para los inversores extranjeros que demandarían más euros lo que podría detener su caída.

En la actualidad y desde hace muchas décadas el motor de la economía de EEUU sigue siendo el consumo y el de la zona del euro, de estar en algún sitio, estaría en las exportaciones. Sin embargo, para que este motor funcione hace falta que el resto del mundo responda comprando mayor cantidad de bienes y servicios de Europa ya que se están volviendo muy baratos. Como consecuencia los turistas de otras partes del Mundo están viniendo más a las playas españolas, a París, Italia y Grecia. La depreciación también afecta positivamente al sector inmobiliario español que gana más con un euro depreciado ya que muchos extranjeros querrán comprar casas y otros activos de la zona del euro por sus reducidos precios en dólares. Y también veremos aumentar otros tipos de inversión extranjera en la zona del euro ya que los extranjeros comprarán activos europeos (fábricas, inmuebles, bonos y acciones) ya que estamos de rebajas. Si esto ocurre es previsible que a lo largo de 2015 se produzca una recuperación de Europa lo que también facilitaría una aceleración más significativa de la economía mundial.

España

Afortunadamente la economía española tiene menos problemas que Francia e Italia y por supuesto que Grecia y nos encontramos lejos de Rusia que con la fuerte depreciación del rublo está afectando negativamente a la economía de Alemania. La recuperación económica de España se ha podido comprobar esta semana cuando se publicaron los datos de la Seguridad Social sobre paro registrado y afiliación del año pasado. En 2014, se produjo un aumento de la afiliación de 417.574 trabajadores. No sucedía desde el año 2007.

Este mayor empleo está favoreciendo el consumo de los españoles lo que se ha traducido en un aumento de las importaciones. Sin embargo, aunque, en términos reales, las importaciones siguen creciendo más rápido que las exportaciones, la caída del precio del petróleo ha reducido considerablemente su valor en euros; un factor que ha mejorado la balanza comercial y que ha contribuido a que en el mes de octubre el saldo por cuenta corriente haya vuelto a valores positivos, aunque muy moderados: 311 millones de euros.

Así las cosas, en 2015 el BCE seguirá aplicando una política monetaria expansiva por lo que el euro seguirá depreciado lo que podría favorecer el crecimiento económico y el empleo. También propiciará un aumento de los precios lo que alejaría al fantasma de la deflación. La apreciación del dólar (por expectativas de subidas moderadas de tipos de interés en EEUU) y la caída del precio del petróleo (50 dólares por barril) son claramente beneficiosas para el crecimiento económico mundial y especialmente, para Europa y Asia. Sin embargo, a lo largo de 2015, se puede esperar que los problemas de Rusia y de otros países productores de petróleo, junto con las elecciones griegas introducirán un componente de volatilidad en los mercados divisas. En España sigue acelerándose el crecimiento económico gracias al aumento del empleo, el consumo y la inversión. La mejora de la balanza de pagos en octubre muestra que se puede seguir creciendo sin necesidad de generar un déficit con el exterior y, por tanto sin necesidad de pedir más préstamos al resto del Mundo.

Fuente: Rafael Pampillón y Cristina Mª de Haro. "Causas y consecuencias de la caída del euro". Expansión 10 de enero de 2014, página 43

 

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El 4 de enero del año pasado el euro cotizaba a 1,39 dólares y desde entonces viene cayendo. Ayer lo hacía por debajo de los 1,18 dólares, una caída anual de más del 15% que le ha llevado a marcar su mínima cotización de los últimos nueve años. Esta fuerte depreciación del euro en 2014 y comienzos de 2015 está beneficiando a la economía de España y a la de los demás países de la zona del euro. Razones para esta depreciación no faltan:

1)    Política monetaria más expansiva. Cada día que pasa las expectativas de que el Banco Central Europeo (BCE) ponga en marcha un plan de expansión cuantitativa (QE) para la eurozona aumentan. En diciembre, la inflación fue negativa en la zona por primera vez desde 2009 y el BCE quiere evitar la deflación a toda costa. Como consecuencia, el BCE en su reunión del 22 de enero va a tomar medidas y entre ellas está la compra de deuda soberana. La zona del euro está sufriendo un estancamiento económico que mantiene excesivamente elevado el nivel de desempleo. Un desempleo que se produce por insuficiencia de demanda agregada. Por eso, para estimular la demanda, el BCE está dispuesto a comprar hasta medio billón de euros en deuda soberana (QE) expandiendo la base monetaria y bajar así aún más los tipos de interés. El mercado ya lo ha descontado motivo por el que el euro se ha venido depreciando.

Foto: Draghi (BCE) y Yellen (FED)

Draghi

2)    Elecciones griegas. La crisis política en Grecia, con elecciones anticipadas el 25 de enero, está socavando la confianza de los inversores mundiales en el euro y está provocando que se refugien en el dólar. Las encuestas dan a Syriza una probabilidad razonable de victoria electoral. Este partido quiere renegociar la deuda de 240.000 millones de euros que mantiene Grecia con  el sistema financiero, el FMI y el BCE y eliminar algunas dolorosas medidas de austeridad que le han impuesto los organismos acreedores. Alemania y Francia se oponen a las peticiones de Syriza: ceder terreno con Grecia podría hacer que otros países de la eurozona que están también muy endeudados exijan un tratamiento similar. Una situación borrascosa que ha generado desconfianza en la moneda única a pesar de que la salida de Grecia del euro no es un punto que Syriza lleve en su programa. Seguir leyendo…

18
Dic
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    [post_content] => En este final del año 2014 parece que existe una percepción más optimista sobre la evolución futura de la economía mundial. Como consecuencia, la OCDE está revisando al alza las previsiones de crecimiento para el año 2015 tanto para España como para Estados Unidos (EEUU) y también para algunos países emergentes como India. Además, según las estimaciones publicadas este mes por la ONU, el crecimiento económico del conjunto del mundo será mayor en 2015 (3,1 %) y en 2016 (3,3 %) que en 2014 (2,6%).

economía española

Sin embargo, parece que la zona del euro no acaba de despegar. Así, la síntesis de los indicadores adelantados de la OCDE, que se acaban de publicar, se redujo en la Eurozona una décima: desde 100,7 en septiembre a 100,6 en octubre de este año. Recordamos que un dato superior a 100 significa que el crecimiento económico futuro se situará por encima de la tendencia. Esta ligera caída del indicador se debió a las malas expectativas para Alemania, cuyo indicador adelantado se situó por debajo de 100 (99,5) y que no pudo ser compensado, por ejemplo, con el buen comportamiento de España que alcanzó el 102,67.  Con este dato España obtuvo en octubre su índice más alto de las últimas tres décadas y superior al del conjunto de la de la media de los 18 países que conformamos la zona del euro Eurozona (100,6).

Este buen resultado anticipa que en el año 2015 la expansión económica de España estará por encima de la de Europa y también de las previsiones que hasta ahora han ido publicando los diferentes servicios de estudios. Las razones de esta mejoría son bien conocidas:
  1. A lo largo de los últimos meses el precio del petróleo se ha reducido cerca de un 50%, lo que nos va a permitir conseguir un crecimiento económico mayor. España importa prácticamente la totalidad de sus necesidades de crudo por lo que su abaratamiento será muy positivo, ya que permitirá liberar parte de la renta disponible de las familias dedicada a la electricidad y carburantes para gastarla en otras cosas. Las empresas tendrán menos costes energéticos, lo que les va a permitir obtener más beneficios que pueden usar para autofinanciarse ante las dificultades de obtención de crédito. En definitiva, más consumo e inversión, lo que permitirá generar más empleo.
  2. Parece probable que en 2015 el tipo de cambio del euro se mantenga en el entorno de 1,20 dólares/euro. Un euro depreciado abarata las exportaciones españolas fuera de la zona euro y hace más competitivos nuestros productos frente a los precios americanos o asiáticos. Además, la depreciación del euro va a suponer una mayor facilidad para la entrada en España de inversión procedente de fuera de la economía de la zona del euro. Asimismo, ese mayor poder adquisitivo de los dólares también puede servir de incentivo para reactivar las compras de los extranjeros en el sector inmobiliario.
  3. Al igual que en 2014, en el año 2015 la inflación española seguirá contenida, lo que permitirá mantener el poder adquisitivo de asalariados y pensionistas. A esa estabilidad de los precios se une la rebaja fiscal que se producirá en enero lo que aumentará la renta disponible de las familias y con ella el consumo y el ahorro, lo que al final revertirá en una mayor actividad empresarial y en más empleo.
  4. La reforma laboral  y el mayor crecimiento económico de 2015 seguirán favoreciendo la creación de empleo. En los últimos doce meses se han dado de alta 400.000 afiliados netos a la Seguridad Social y se han registrado 300.000 parados menos. En 2015 se espera que se generen 500.000 empleos más y que la tasa de paro vuelva a descender y pase de un 24,5% de este año a un 22,5%.
Con este escenario las previsiones para la economía española parecen mejores que las que esperan los analistas. Las agencias de calificación internacionales sitúan a España entre los mercados occidentales con mayor potencial de crecimiento en 2015. Esto invita a pensar que el año que viene el PIB crecerá a un ritmo que estará más cerca del 2,5% que del 2%. Recordamos que el año pasado en esta misma página, frente al consenso de los analistas que esperaba un 0,8%, pronosticamos un crecimiento económico para este año 2014 del 1,5%, que parece que está muy cerca  de cumplirse. Mientras tanto, para impulsar más el crecimiento y el empleo hay que seguir insistiendo en la necesidad de un sistema educativo que premie la excelencia y que mejore la productividad de los trabajadores, dotar a nuestras empresas de más innovación, (aumentando, por ejemplo, la inversión en I+D), favorecer la inversión directa extranjera, insistir en la reducción del déficit público y seguir con el programa de reformas. Sin embargo, hay que ser prudentes y medir el riesgo que entraña que 2015 sea un año electoral. Desgraciadamente, se pueden producir cambios en el mapa político de España con la aparición de partidos políticos populistas y antisistema que apliquen políticas económicas heterodoxas y echen por tierra los logros conseguidos hasta ahora: equilibrio exterior, reducción del déficit público, crecimiento económico, creación de empleo, tipos de interés bajos y saneamiento del sistema financiero. Este riesgo de inestabilidad política y la posible radicalización del independentismo catalán podrían generar algunas nubes oscuras en el panorama económico, por lo demás, bastante soleado. Fuente: Rafael Pampillón Olmedo. "2015: entre el optimismo y la prudencia". Expansión (Especial Agenda 2015), 17 de diciembre de 2014; página 2. [post_title] => 2015: entre el optimismo y la prudencia [post_excerpt] => [post_status] => publish [comment_status] => open [ping_status] => open [post_password] => [post_name] => 2015-entre-el-optimismo-y-la-prudencia [to_ping] => [pinged] => [post_modified] => 2014-12-21 19:25:27 [post_modified_gmt] => 2014-12-21 18:25:27 [post_content_filtered] => [post_parent] => 0 [guid] => https://economy.blogs.ie.edu/?p=21002 [menu_order] => 0 [post_type] => post [post_mime_type] => [comment_count] => 4 [filter] => raw )

En este final del año 2014 parece que existe una percepción más optimista sobre la evolución futura de la economía mundial. Como consecuencia, la OCDE está revisando al alza las previsiones de crecimiento para el año 2015 tanto para España como para Estados Unidos (EEUU) y también para algunos países emergentes como India. Además, según las estimaciones publicadas este mes por la ONU, el crecimiento económico del conjunto del mundo será mayor en 2015 (3,1 %) y en 2016 (3,3 %) que en 2014 (2,6%).

economía española

Sin embargo, parece que la zona del euro no acaba de despegar. Así, la síntesis de los indicadores adelantados de la OCDE, que se acaban de publicar, se redujo en la Eurozona una décima: desde 100,7 en septiembre a 100,6 en octubre de este año. Recordamos que un dato superior a 100 significa que el crecimiento económico futuro se situará por encima de la tendencia. Esta ligera caída del indicador se debió a las malas expectativas para Alemania, cuyo indicador adelantado se situó por debajo de 100 (99,5) y que no pudo ser compensado, por ejemplo, con el buen comportamiento de España que alcanzó el 102,67.  Con este dato España obtuvo en octubre su índice más alto de las últimas tres décadas y superior al del conjunto de la de la media de los 18 países que conformamos la zona del euro Eurozona (100,6).

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14
Dic
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    [post_content] => Hoy se celebran elecciones anticipadas en Japón. Una decisión a la que el primer ministro Shinzo Abe se ha visto obligado a tomar tras la caída continuada del Producto Interior Bruto (PIB) que ha sumido al país en su cuarta recesión de los últimos seis años.abenomics

La recuperación de Japón tras la Segunda Guerra Mundial fue espectacular, obtuvo un crecimiento medio anual de más del 6% entre 1962 y 1992 que estuvo propiciado por un extraordinario desarrollo tecnológico y que situó al país entre los más avanzados del mundo. Sin embargo, a partir de mediados de los años 80 la especulación inmobiliaria, la concesión indiscriminada de créditos y la elevada inflación generaron una de las mayores burbujas financieras e inmobiliarias de la historia que, al estallar, dejó al país sumido en una crisis económica de la que todavía hoy no se ha recuperado.

Y eso a pesar que desde hace dos años el primer ministro Shinzo Abe puso en marcha un programa de reformas económicas, las Abenomics, para impulsar el crecimiento tanto de la producción como del nivel de precios. La estrategia estaba basada principalmente en tres políticas económicas: expansión monetaria, mayor gasto público y reformas estructurales (más flexibilidad en el mercado laboral y mayores incentivos a la inversión extranjera).

Una apuesta económica importante aunque con unos resultados económicos moderados: en 2013 el PIB creció únicamente un 1,5% apoyado por el ligero aumento de la demanda nacional y limitado por la caída en la demanda externa.

Además, para reducir la deuda pública japonesa, que es superior al 200% del PIB y la mayor del mundo, el pasado mes de abril se tomó la decisión de subir el impuesto sobre el consumo del 5% al 8%. Un incremento que puede parecer poco significativo desde nuestra perspectiva pero que ha provocado una contracción de la demanda interna japonesa tan fuerte que el PIB ha caído en el tercer trimestre por segunda vez consecutiva, devolviendo a la economía a una fase recesiva. Conviene recordar que la economía española cuenta con un tipo general del IVA del 21% y que éste no es ni siquiera el mayor de la UE.

 

Asimismo, el futuro no parece muy prometedor ya que la reducción de la demanda ha deteriorado las expectativas sobre la economía japonesa y sobre su necesaria consolidación fiscal (recientemente la agencia Moody’s ha rebajado la calificación de la deuda pública japonesa y parece que Fitch planea hacer lo mismo en un futuro próximo).

Además, los precios siguen estancados. Japón está todavía lejos de conseguir el objetivo de inflación del 2%. Así, los últimos datos señalan que en octubre la inflación interanual fue del 0,9%, es decir, la misma que hace un año.

En definitiva, pese a todos los esfuerzos de política económica (Abenomics) y a los intentos de liberalización comercial (por ejemplo, el acuerdo comercial de la Alianza Transpacífica) Japón no avanza.

Estancamiento económico de Europa

foto UE JapónEsta mala situación japonesa también inquieta a Europa. La zona del euro está deteniendo su ritmo de crecimiento lo que unido a la congelación del nivel de precios está comenzando a preocupar a las autoridades económicas que temen que se produzca un estancamiento a la japonesa. ¿Será Europa capaz de recuperarse? o ¿se “japonizará”?

Durante la segunda mitad de este año, la zona del euro no ha crecido tanto como se esperaba. En el tercer trimestre de 2014 el PIB ha aumentado únicamente un 0,2% intertrimestral y las previsiones para el conjunto del año se han revisado a la baja. Además, la inflación de la zona del euro también es muy reducida, un 0,5% anual en el mes de octubre cuando el objetivo del BCE es acercarse al 2%.

La deflación y el bajo crecimiento económico son los dos principales motivos de preocupación que podrían hacer temer una recesión prolongada como la sufrida por Japón. Para evitarlo sería deseable realizar las reformas necesarias para impulsar el crecimiento económico ya que, con él, vendrá también el aumento de los precios.

La salida de la crisis

Hay además situaciones en los mercados internacionales que actúan a favor del crecimiento en la UE y Japón. El euro y, sobre todo, el yen se han depreciado frente al dólar, una situación muy positiva para las exportaciones de bienes y servicios de ambas regiones por lo que es de esperar que por esta vía se aliente el crecimiento económico y el empleo

También influye positivamente la caída del precio del petróleo, del que son fuertemente dependientes tanto la economía de la zona del euro como la japonesa: reduce significativamente los costes de producción por lo que las empresas tienen la capacidad de vender a precios más bajos. Todos estos datos son buenas noticias para las exportaciones y para la producción de la zona del euro y de Japón que son ahora más competitivas en los mercados internacionales.

En cambio, si no hubiese crecimiento los precios podrían empezar a caer. Precisamente uno de los incentivos al crecimiento, y para evitar el terreno deflacionario y la japonización, es la compra de activos que está llevando a cabo el Banco Central Europeo (BCE). Además, el próximo año la inyección de liquidez al sistema financiero de la zona de euro será todavía mayor ya que se prevé un programa de flexibilización cuantitativa (QE por sus siglas en inglés). Es decir, el BCE comprará bonos gubernamentales para agrandar su balance y dar mayor liquidez al sistema. Además seguirá dando crédito a las entidades financieras con el compromiso de aumentar la concesión de créditos e incentivar la producción, la demanda y los precios.

Finalmente, hay un tercer aspecto en el que se pueden encontrar indicios de japonización en Europa: el envejecimiento de la población. La baja tasa de natalidad y el aumento de la esperanza de vida han favorecido que las economías de la zona del euro tengan cada vez una menor proporción de población en edad de trabajar en relación con la población que no puede hacerlo (niños y ancianos). Un problema difícil de solucionar en el corto plazo pero que requiere de actuaciones inmediatas.

La política económica necesaria

En resumen, el crecimiento económico de Europa está cerca del estancamiento, es decir, existe un elevado riesgo de recesión y deflación. Cuando una economía entra en el pantanoso terreno de la deflación es difícil salir del mismo, como se ha puesto de manifiesto en los últimos 20 años en Japón. Por tanto, Europa debe crecer pero para conseguir el crecimiento necesita aplicar una política económica con tres patas: 1) mayor inversión pública que mejore las infraestructuras europeas, 2) continuar haciendo las reformas estructurales (redimensionar el sector público y flexibilizar el mercado laboral) y 3) una política monetaria más expansiva. Afortunadamente también se empiezan a percibir los efectos favorables de la depreciación del tipo de cambio y la reducción del precio del petróleo. Así, según las estimaciones publicadas este mes por el BCE, el crecimiento económico del conjunto de la zona del euro será mayor en 2015 (1,0 %) y en 2016 (1,5 %) que en 2014 (0,8%).

En definitiva, con las políticas económicas adecuadas y el cambio favorable en el precio de la energía y en el tipo de cambio Europa conseguirá alcanzar un mayor crecimiento económico el año que viene.

Rafael Pampillón y Cristina Mª de Haro. "¿Hay riesgo de japonización en Europa?". Expansión, 13 de diciembre de 2014; página 47.

 
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Hoy se celebran elecciones anticipadas en Japón. Una decisión a la que el primer ministro Shinzo Abe se ha visto obligado a tomar tras la caída continuada del Producto Interior Bruto (PIB) que ha sumido al país en su cuarta recesión de los últimos seis años.abenomics

La recuperación de Japón tras la Segunda Guerra Mundial fue espectacular, obtuvo un crecimiento medio anual de más del 6% entre 1962 y 1992 que estuvo propiciado por un extraordinario desarrollo tecnológico y que situó al país entre los más avanzados del mundo. Sin embargo, a partir de mediados de los años 80 la especulación inmobiliaria, la concesión indiscriminada de créditos y la elevada inflación generaron una de las mayores burbujas financieras e inmobiliarias de la historia que, al estallar, dejó al país sumido en una crisis económica de la que todavía hoy no se ha recuperado.

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25
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    [post_content] => Los datos de las últimas semanas confirman que el ciclo económico internacional sigue comportándose de forma desigual, con dos importantes polos de debilidad: Europa y Japón. En el caso de la economía japonesa, la caída de la formación bruta de capital fijo explicaría, en gran parte, el retorno del país a la recesión, al decrecer la actividad por segundo trimestre consecutivo (-0,4% y -0,8% en términos nominales). Es la cuarta vez desde la quiebra de Lehman Brothers que Japón entra en recesión, así que tampoco el experimento de “las Abenomics” ha logrado sacar al país del estancamiento secular que sufre desde hace 25 años. Como consecuencia, el gobierno ha convocado elecciones anticipadas, retrasará casi dos años la nueva subida prevista de los impuestos indirectos (no importa que la deuda pública ya se encuentre situada en el 240% del PIB) y, seguramente, en caso de necesidad, el banco central volverá a dar una nueva vuelta de tuerca a la política monetaria.

lanzar billetesPor tanto, los experimentos monetarios de los últimos años van a tener su máxima expresión en las actuaciones del BOJ, al que ya sólo le queda lanzar billetes desde helicópteros. Eso sí, lo que todavía no se ha probado son las reformas estructurales que necesita el país. Además, veremos cómo se toman los vecinos de la región la depreciación adicional que va a experimentar el yen en el medio plazo. Y, por tanto, el efecto arrastre que pueda tener en otros bancos centrales.

El crecimiento del tercer trimestre en Europa (+0,2 trimestral/ 0,8% en términos interanuales) mantiene a la región cerca del estancamiento, dando argumentos a los que siguen asignando una elevada probabilidad al riesgo de recesión. En el lado positivo, a falta de información más desagregada, vuelve a estar la evolución de la demanda externa, mientras la inversión sigue comportándose de manera negativa. Por tanto, además de insuficiente, el crecimiento sigue estando desequilibrado por la preocupante debilidad de la demanda interna. La esperanza es que, probablemente, se está infravalorando el efecto positivo que tendrá el cambio favorable en dos variables clave para elaborar las previsiones del año que viene: precio de la energía y tipo de cambio.

Sin embargo, el efecto positivo de una mejora del contexto externo se puede diluir si, de una vez por todas, no se termina de cerrar el debate en Europa sobre el “timing” y la combinación de políticas económicas que necesita la región. Y, desde luego, no ha sido muy edificante ver como la pelea entre Francia y Alemania se trasladaba la semana pasada a las páginas de Financial Times: los franceses alertando, a través de su ministro de economía, que si no hay dinero nuevo en el Plan Juncker no servirá de mucho; y los germanos mostrando el viernes dudas sobre la voluntad reformista francesa, pues consideran que lo anunciado hasta ahora ni hace más sostenible al sistema de pensiones, ni reduce suficientemente los costes laborales. Lo cierto es que en este debate el tiempo se acaba, pues esta semana la Comisión deba dar el visto bueno al presupuesto francés que necesita una prórroga de dos años para cumplir el objetivo de reducir su déficit por debajo del 3%. En este contexto, la única opinión sensata fue la del economista jefe del BCE (Peter Praet), señalando que la mayor amenaza en el escenario europeo es el deterioro de las expectativas y, por tanto, el pesimismo que empieza a filtrarse sobre el futuro a corto y medio plazo de la región.

En este contexto, los últimos mensajes desde la Fed, BoE o BCE han sido muy moderados y el Banco de China rebajó los tipos de interés el viernes por la mañana. De hecho, aunque en el último G20 oficialmente no se habló de política monetaria, este foro desde el inicio de la crisis sólo ha tenido incidencia en las medidas de coordinación monetaria, especialmente tras las crisis de Lehman Brothers. Por tanto, probablemente, sí que se discutió sobre tipos de interés y tipos de cambio. Y, aunque el margen de sorpresas con los bancos centrales parece más que cubierto, no descartemos alguna adicional para el año que viene. Por cierto, el BCE cada vez parece más sensible al comportamiento de los mercados; veremos si la “Draghi put” ha llegado para quedarse, pero sus últimas declaraciones señalando que no se deben descartar las compras de deuda pública han provocado subidas en las bolsas y en los mercados de renta fija. Sin embargo, en Europa lo importante va a ser la política fiscal y, poco a poco, se están empezando a conocer más detalles del Plan Juncker (Fondo Europeo de Inversiones Estratégicas). Tendrá un importe de 315.000 millones de euros financiado con 20.000 millones aportados por los países y el BEI, 60.000 millones captados en emisiones de bonos y, el resto, lo aportará el sector privado. Los sectores que concentrarán la inversión serán energía, telecomunicaciones y nuevas tecnologías. De momento los países han mandado más de 1.800 proyectos viables y, España ha sido el tercer país con más proyectos enviados (con un valor de 51.000 millones de 2015 a 2017) centrados en conexiones ferroviarias, I+D e interconexiones energéticas con Francia. La anécdota es que de momento Alemania no ha mandado ni un proyecto, lo que pone de manifiesto su opinión sobre este tipo de políticas….
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Los datos de las últimas semanas confirman que el ciclo económico internacional sigue comportándose de forma desigual, con dos importantes polos de debilidad: Europa y Japón. En el caso de la economía japonesa, la caída de la formación bruta de capital fijo explicaría, en gran parte, el retorno del país a la recesión, al decrecer la actividad por segundo trimestre consecutivo (-0,4% y -0,8% en términos nominales). Es la cuarta vez desde la quiebra de Lehman Brothers que Japón entra en recesión, así que tampoco el experimento de “las Abenomics” ha logrado sacar al país del estancamiento secular que sufre desde hace 25 años. Como consecuencia, el gobierno ha convocado elecciones anticipadas, retrasará casi dos años la nueva subida prevista de los impuestos indirectos (no importa que la deuda pública ya se encuentre situada en el 240% del PIB) y, seguramente, en caso de necesidad, el banco central volverá a dar una nueva vuelta de tuerca a la política monetaria.

lanzar billetesPor tanto, los experimentos monetarios de los últimos años van a tener su máxima expresión en las actuaciones del BOJ, al que ya sólo le queda lanzar billetes desde helicópteros. Eso sí, lo que todavía no se ha probado son las reformas estructurales que necesita el país. Además, veremos cómo se toman los vecinos de la región la depreciación adicional que va a experimentar el yen en el medio plazo. Y, por tanto, el efecto arrastre que pueda tener en otros bancos centrales.

El crecimiento del tercer trimestre en Europa (+0,2 trimestral/ 0,8% en términos interanuales) mantiene a la región cerca del estancamiento, dando argumentos a los que siguen asignando una elevada probabilidad al riesgo de recesión. En el lado positivo, a falta de información más desagregada, vuelve a estar la evolución de la demanda externa, mientras la inversión sigue comportándose de manera negativa. Por tanto, además de insuficiente, el crecimiento sigue estando desequilibrado por la preocupante debilidad de la demanda interna. La esperanza es que, probablemente, se está infravalorando el efecto positivo que tendrá el cambio favorable en dos variables clave para elaborar las previsiones del año que viene: precio de la energía y tipo de cambio.

Sin embargo, el efecto positivo de una mejora del contexto externo se puede diluir si, de una vez por todas, no se termina de cerrar el debate en Europa sobre el “timing” y la combinación de políticas económicas que necesita la región. Y, desde luego, no ha sido muy edificante ver como la pelea entre Francia y Alemania se trasladaba la semana pasada a las páginas de Financial Times: los franceses alertando, a través de su ministro de economía, que si no hay dinero nuevo en el Plan Juncker no servirá de mucho; y los germanos mostrando el viernes dudas sobre la voluntad reformista francesa, pues consideran que lo anunciado hasta ahora ni hace más sostenible al sistema de pensiones, ni reduce suficientemente los costes laborales. Lo cierto es que en este debate el tiempo se acaba, pues esta semana la Comisión deba dar el visto bueno al presupuesto francés que necesita una prórroga de dos años para cumplir el objetivo de reducir su déficit por debajo del 3%. En este contexto, la única opinión sensata fue la del economista jefe del BCE (Peter Praet), señalando que la mayor amenaza en el escenario europeo es el deterioro de las expectativas y, por tanto, el pesimismo que empieza a filtrarse sobre el futuro a corto y medio plazo de la región.

En este contexto, los últimos mensajes desde la Fed, BoE o BCE han sido muy moderados y el Banco de China rebajó los tipos de interés el viernes por la mañana. De hecho, aunque en el último G20 oficialmente no se habló de política monetaria, este foro desde el inicio de la crisis sólo ha tenido incidencia en las medidas de coordinación monetaria, especialmente tras las crisis de Lehman Brothers. Por tanto, probablemente, sí que se discutió sobre tipos de interés y tipos de cambio. Y, aunque el margen de sorpresas con los bancos centrales parece más que cubierto, no descartemos alguna adicional para el año que viene. Por cierto, el BCE cada vez parece más sensible al comportamiento de los mercados; veremos si la “Draghi put” ha llegado para quedarse, pero sus últimas declaraciones señalando que no se deben descartar las compras de deuda pública han provocado subidas en las bolsas y en los mercados de renta fija. Sin embargo, en Europa lo importante va a ser la política fiscal y, poco a poco, se están empezando a conocer más detalles del Plan Juncker (Fondo Europeo de Inversiones Estratégicas). Tendrá un importe de 315.000 millones de euros financiado con 20.000 millones aportados por los países y el BEI, 60.000 millones captados en emisiones de bonos y, el resto, lo aportará el sector privado. Los sectores que concentrarán la inversión serán energía, telecomunicaciones y nuevas tecnologías. De momento los países han mandado más de 1.800 proyectos viables y, España ha sido el tercer país con más proyectos enviados (con un valor de 51.000 millones de 2015 a 2017) centrados en conexiones ferroviarias, I+D e interconexiones energéticas con Francia. La anécdota es que de momento Alemania no ha mandado ni un proyecto, lo que pone de manifiesto su opinión sobre este tipo de políticas….

17
Nov

I+D: España y Zona Euro

Escrito el 17 noviembre 2014 por en Economía española, Unión Europea

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Por gentileza de perpe.es

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