Ayer conocíamos, con la publicación del último boletín económico del Banco de España, los primeros datos de la evolución del PIB español en el primer trimestre de 2009. Esta primera evidencia es demoledora, mucho peor de lo que se anticipa hace unos meses. Las estimaciones de la entidad presidida por Miguel Ángel Fernández Ordóñez apuntan a una caída muy intensa de la actividad entre enero y marzo del presente año, tanto que el PIB podría haber retrocedido un 2,9% en términos interanuales y un 1,8% en tasa intertrimestral. Con los malos datos de la EPA, ya comentados por otros compañeros en este blog, no queda otra que revisar a la baja las previsiones anteriores.
Detrás de las tasas de caída del PIB hay tendencias realmente preocupantes. Por ejemplo, por el lado de la oferta nos encontramos no sólo con que la construcción y la industria siguen en caída libre, sino también con que “los servicios empezaron a dar signos de estancamiento”. Por el lado de la demanda agregada, el Banco de España estima una contracción adicional de la demanda nacional, cuya tasa interanual cae otros 2 puntos, hasta situarse en el –4,9%. En este caso, lo más preocupante es la caída (ligera todavía) de la aportación que la demanda exterior neta hace al crecimiento, hasta situarse en 2,2 puntos, resultado de la fuerte contracción que está experimentando el comercio mundial. En este caso, la aportación sigue siendo positiva porque las exportaciones españolas caen a un ritmo inferior al de las importaciones. Señalar asimismo, que la contracción de la demanda está reflejándose en la evolución de los precios. Hoy precisamente se ha publicado la tasa española de inflación armonizada, que se situó en abril de nuevo en el -0,1% interanual, lo que representa el segundo registro negativo interanual en toda la historia de este indicador nacido en 1997.
Fuera de nuestras fronteras las cosas tampoco mejoran. Ayer se conocían también los datos avanzados del PIB estadounidense, que sufrió en el primer trimestre una caída del 1,6%, equivalente a una tasa anualizada del 6,1%, tan sólo dos décimas mejor al finalizar 2008, debido a la caída a plomo de la inversión empresarial y residencial (el dato esperanzador fue cierto repunte del consumo). Para hacernos una idea de la magnitud de las cifras, EEUU se encuentra en el tercer trimestre consecutivo de caída del PIB, algo que no sucedía desde 1974. Y los últimos seis meses han sido el peor semestre de los últimos 50 años.
En Europa, el panorama no es mucho mejor. El Gobierno alemán anunciaba, también ayer, sus previsiones de crecimiento, peores que las disponibles hasta ahora. El ejecutivo alemán sitúa la caída del PIB a lo largo de 2009 nada menos que en el 6%, como resultado en gran parte de la contracción del comercio mundial (Alemania es la gran potencia comercial del planeta). Según esas previsiones, la recuperación podría comenzar en 2010 gracias a un ligero crecimiento del 0,5%.
De todos modos, creo que conviene recordar que la economía española padece males propios que, aunque agravados por la situación internacional, no se corregirán cuando se produzca la ansiada recuperación en el resto del mundo. Pensemos, por citar el flanco más débil de nuestra economía, en el mercado laboral. Alemania, que como decimos podría ver caer su PIB en un 6%, contempla en el peor de los escenarios una cifra de 3,7 millones de parados para este año. España, con una población que es aproximadamente la mita de la alemana, ya ha superado los 4 millones de desempleados. Algo habrá que hacer, ¿no creen?
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