Juan Carlos nos hablaba ayer, en este blog de economía, sobre el informe económico del Presidente. Entre los mensajes lanzados en la presentación del lunes, se proponía que “En cuanto al mercado de trabajo, se han producido avances muy significativos en empleo, actividad y reducción del desempleo. Esto ha permitido a la economía española homologarse con las economías más desarrolladas.”
Efectivamente, a la vista de los últimos resultados podríamos decir que España, desde 1996 y al abrigo de un fuerte crecimiento económico, está convergiendo con Europa en sus cifras de crecimiento del empleo, así como en otros ratios como la tasa de paro, el paro juvenil o el desempleo de largo plazo. Esto es, sin lugar a dudas, una muy buena noticia. Tanto más si se tiene en cuenta que nuestras cifras oficiales de desempleo esconden en su interior un segmento importante de población empleada en la economía sumergida. El hecho cierto es que en algunos segmentos de la población activa, como los varones de 25 a 54 años, las tasas de desempleo se sitúan ya en torno al 5%, equivalentes a las europeas y aproximándose al pleno empleo. Lo mismo cabría decir de regiones enteras españolas, donde la situación es ya, de hecho, de pleno empleo. Pero esta misma comparación con nuestro entorno nos muestra unas diferencias muy notables en cuanto a la estructura del mercado de trabajo español en relación a la del mercado europeo.
Últimos Comentarios