Entradas Etiquetadas con ‘mercado de trabajo’

4
Jun

Luces en el mercado de trabajo

Escrito el 4 junio 2014 por Julio Jesús Sánchez en Economía española

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    [post_content] => Un mes más los datos de afiliación a la Seguridad Social y de paro registrado nos dan buenas noticias y muestran cómo el mercado de trabajo español va recuperándose poco a poco.



El paro se reduce

El Ministerio de Empleo ha publicado esta mañana el mayor descenso en el paro registrado en un mes de mayo desde el año 1996.  Durante el mes pasado, el número de parados disminuyó un 2,3%, es decir, 111.916 personas menos.

Las mayores caídas se han producido en los servicios (65.268 menos) y en la construcción (24.194 menos). Por regiones, Cataluña, Madrid y Andalucía son las Comunidades Autónomas en las que se ha reducido más el número de parados durante el mes de mayo.

Asimismo, el descenso acumulado en los últimos doce meses ha sido del 6,5% (318.543 parados registrados menos). Esta disminución ha sido todavía más llamativa en el paro juvenil que se ha reducido en un 11% en el último año.

Si observamos los datos desestacionalizados, que no tienen en cuenta la proximidad de la temporada de verano y su tradicional aumento de empleo; vemos cómo se consolida la tendencia decreciente en el paro registrado. Efectivamente, en mayo el paro registrado disminuyó en 24.604 personas, la décima caída mensual consecutiva; algo que no sucedía desde 1999.

(Para ampliar el gráfico haga click)

afoi

Aumenta el empleo

También esta mañana hemos conocido los datos de afiliación a la Seguridad Social del mes pasado. España cuenta con 16,6 millones de trabajadores, 198.320 de los cuales se han incorporado en mayo. Este aumento ha sido el mayor de toda la serie histórica.

Además, en mayo se han registrado 1,4 millones de contratos  y de ellos 115.935 son indefinidos, un 21% más que en el mismo mes del año anterior.

Este comportamiento ha provocado que la ratio afiliados ocupados/pensionistas haya vuelto a a aumentar hasta situarse en el 1,99; un comportamiento que favorece la sostenibilidad del sistema de pensiones.

Por supuesto la situación del mercado de trabajo español sigue siendo un tema de preocupación económico y social. En España hay 4,5 millones de trabajadores desempleados (según el registro del Ministerio de Empleo y Seguridad Social) y más de dos millones carecían de prestación por desempleo en el mes de abril.

Perspectivas de futuro

No obstante, la buena evolución durante el mes de mayo es algo muy positivo. La economía española no sólo está avanzando a nivel macroeconómico sino que la recuperación también se está trasladando paulatinamente a la economía real.

En los próximos meses sería de esperar que la tendencia de crecimiento de la afiliación y de caída en el paro registrado continuase especialmente en el sector servicios (comercio y turismo), que se verá reforzado con la llegada del verano en las regiones más turísticas del país.
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Un mes más los datos de afiliación a la Seguridad Social y de paro registrado nos dan buenas noticias y muestran cómo el mercado de trabajo español va recuperándose poco a poco.

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11
Nov

La falacia del argumento del desempleo regional

Escrito el 11 noviembre 2011 por Daniel Fernandez Kranz en Economía española

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    [post_content] => Estos días se ha comentado en círculos académicos y periodísticos la reciente afirmación del que fuera ministro de trabajo a principios de los 90, Luis Martínez Noval. Según Martínez Noval, la regulación del mercado de trabajo, en concreto “los costes de despido no determinan la tasa de desempleo porque de otro modo no habría manera de explicar las dispares tasas de paro que ofrece la geografía nacional”. Esto se debe a que estos costes de despido son iguales en todas las regiones españolas.
Este argumento es peligroso por dos motivos. Primero porque a pesar de ser falso científicamente es a primera vista convincente. Segundo, porque pone en entredicho la necesidad de ahondar en una reforma laboral cada vez más descafeinada.

El argumento es falso porque la falta de variación en los costes de despido a nivel regional es lo que precisamente impide hacer un análisis de si estos costes de despido explican o no el desempleo, utilizando para el análisis los datos regionales. En otras palabras, si los costes de despido no varían a través de las regiones españolas, ¿por qué preocuparse siquiera en mirar las diferencias regionales en las tasas de desempleo? Éstas vendrán explicadas por otros motivos pero ello no significa que la regulación laboral sea inocua.

Economy Weblog

Si uno quiere ver el efecto de una variable X (por ejemplo, costes de despido) sobre otra variable Y (por ejemplo, tasa de desempleo), es más prometedor hacer una comparativa entre ámbitos geográficos para los que sí hay variación en esa regulación laboral. En el gráfico siguiente las barras azules muestran las tasas de desempleo de las distintas regiones españolas ordenadas de mayor a menor tasa de desempleo. Cada una de estas regiones está emparejada con un Land alemán también ordenados de mayor a menor según su tasa de desempleo. La tasa de desempleo media española más que duplica a la alemana. Lo curioso es que esa diferencia se mantiene casi intacta a lo largo de toda la geografía española. Por ejemplo, mientras que en España, la tasa de desempleo de la región con paro más alto, Canarias, está cercana al 30%, en Alemania, el Land con mayor tasa de desempleo, Berlín, no llega al 15%. Y si miramos la región española y el land alemán con tasas de paro más bajas (Cantabria y Bayern), de nuevo la proporción uno a más de dos se mantiene.

Está claro que las diferencias en las tasas de desempleo entre las regiones españolas y las alemanas se explican por muchos motivos, pero ¿podría ser uno de ellos la diferente regulación del mercado de trabajo que existe en España comparado con Alemania?
    [post_title] => La falacia del argumento del desempleo regional
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Estos días se ha comentado en círculos académicos y periodísticos la reciente afirmación del que fuera ministro de trabajo a principios de los 90, Luis Martínez Noval. Según Martínez Noval, la regulación del mercado de trabajo, en concreto “los costes de despido no determinan la tasa de desempleo porque de otro modo no habría manera de explicar las dispares tasas de paro que ofrece la geografía nacional”. Esto se debe a que estos costes de despido son iguales en todas las regiones españolas.
Este argumento es peligroso por dos motivos. Primero porque a pesar de ser falso científicamente es a primera vista convincente. Segundo, porque pone en entredicho la necesidad de ahondar en una reforma laboral cada vez más descafeinada.

El argumento es falso porque la falta de variación en los costes de despido a nivel regional es lo que precisamente impide hacer un análisis de si estos costes de despido explican o no el desempleo, utilizando para el análisis los datos regionales. En otras palabras, si los costes de despido no varían a través de las regiones españolas, ¿por qué preocuparse siquiera en mirar las diferencias regionales en las tasas de desempleo? Éstas vendrán explicadas por otros motivos pero ello no significa que la regulación laboral sea inocua.

Economy Weblog

Si uno quiere ver el efecto de una variable X (por ejemplo, costes de despido) sobre otra variable Y (por ejemplo, tasa de desempleo), es más prometedor hacer una comparativa entre ámbitos geográficos para los que sí hay variación en esa regulación laboral. En el gráfico siguiente las barras azules muestran las tasas de desempleo de las distintas regiones españolas ordenadas de mayor a menor tasa de desempleo. Cada una de estas regiones está emparejada con un Land alemán también ordenados de mayor a menor según su tasa de desempleo. La tasa de desempleo media española más que duplica a la alemana. Lo curioso es que esa diferencia se mantiene casi intacta a lo largo de toda la geografía española. Por ejemplo, mientras que en España, la tasa de desempleo de la región con paro más alto, Canarias, está cercana al 30%, en Alemania, el Land con mayor tasa de desempleo, Berlín, no llega al 15%. Y si miramos la región española y el land alemán con tasas de paro más bajas (Cantabria y Bayern), de nuevo la proporción uno a más de dos se mantiene.

Está claro que las diferencias en las tasas de desempleo entre las regiones españolas y las alemanas se explican por muchos motivos, pero ¿podría ser uno de ellos la diferente regulación del mercado de trabajo que existe en España comparado con Alemania?

21
Jun

Empleos en el futuro (cercano)

Escrito el 21 junio 2011 por Patricia Gabaldón en Economía Mundial

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    [post_content] => Economy WeblogHace unos días, The Economist, publicó en su gráfico del día, el siguiente sobre cuales son los mercados de trabajo con mejores perspectivas de crecimiento en los próximos años.

Este estudio, llevado a cabo por Manpower, pone de manifiesto que de entre todas las opciones, Alemania sigue siendo un país en el que la tasa de desempleo ha caido continuamente desde el punto más bajo de la actual crisis economica. Las mejores perspectivas están en este país, Alemania, y Canadá, además de China.

Las perspectivas son realmente malas para los mercados de trabajo de España e Italia, especialmente. Estado Unidos se mantiene con un crecimiento ligero en los próximos años.

Este gráfico no nos dice nada sobre la estructura sectorial del empleo (en que sectores se produce más), ni sobre las caracteristicas de los empleados (en el caso de Japon y de Europa el envejecimiento de la población afectará en gran medida el mercado de trabajo en un futuro cercano), sin embargo sí que nos da pistas de por donde se mueven los mercados de trabajo.
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Economy WeblogHace unos días, The Economist, publicó en su gráfico del día, el siguiente sobre cuales son los mercados de trabajo con mejores perspectivas de crecimiento en los próximos años.

Este estudio, llevado a cabo por Manpower, pone de manifiesto que de entre todas las opciones, Alemania sigue siendo un país en el que la tasa de desempleo ha caido continuamente desde el punto más bajo de la actual crisis economica. Las mejores perspectivas están en este país, Alemania, y Canadá, además de China.

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9
Jun

Negociación colectiva: ¿Otra «tímida reforma»?

Escrito el 9 junio 2011 por María Jesús Valdemoros en Economía española

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    [post_content] => Tras la ruptura días atrás de las conversaciones entre sindicatos y CEOE, continuamos a la espera de que el gobierno establezca, mediante decreto ley, las nuevas condiciones que gobernarán nuestro sistema de negociación colectiva. Por las primeras noticias que se van teniendo, parece que las expectativas no son demasiado buenas. Al menos en opinión de la CEOE, desde la que se señala que, en su actual borrador, la reforma es decepcionante y desequilibrada, no resuelve problemas y no va en la dirección adecuada.

Economy Weblog

Habrá que esperar a la reforma final, pero este rechazo aparentemente total por parte de la CEOE no anima a la esperanza de que nuestro mercado laboral vaya a convertirse en un mecanismo eficaz y eficiente de creación de empleo. No hay que olvidar que la flexibilidad (poca según parece) que se trata de introducir con los cambios de la ley sólo funciona con la voluntad de las dos partes para hacerla efectiva.  

La impresión que queda con este nuevo episodio es la falta de una auténtica convicción reformadora en nuestro país. Es como si nos conformásemos con ofrecer una imagen de voluntad de reforma, con la que en principio podríamos o querríamos contentar a los mercados, al menos apaciguarlos., pero sin intención de aplicarnos en la tarea. Nuestra política económica se limita así a una estrategia de mínimos, tratando de cumplir ante lo que se nos pide desde el exterior (sea Bruselas o sean los mercados). Pero nuestros problemas son muy graves y requieren soluciones ajustadas a la gravedad de la situación actual y al fortísimo deterioro estructural.

Creo que la estrategia debiera ser otra, mucho más valiente. En ese sentido, la reforma del mercado laboral es el perfecto ejemplo. Hasta el momento, hemos abordado distintas mini reformas, cada una de ellas en ámbitos o instituciones diferentes de este mercado, y casi siempre con la mirada puesta en el exterior y no en las verdaderas necesidades de nuestro país. Además, todas y cada una de esas mini reformas han sido tímidas, tratando de no molestar a nadie y, por tanto, no contentando a nadie ni produciendo los efectos deseados. Hubiese sido mejor alternativa una reforma de carácter integral, que abordase todos los ámbitos –legislación sobre fórmulas contractuales, negociación colectiva, políticas activas de empleo, etc.- de manera simultánea y coherente. Se trataba de diseñar un mercado eficiente, flexible, capaz de atender al principal derecho de los trabajadores, que no es otro que el de tener empleo, a la vez que se creaban las condiciones adecuadas para facilitar el avance de la productividad y, con ello, un mayor bienestar para el conjunto de los españoles.

Como digo, el caso de la reforma laboral es paradigmático, pero puede extrapolarse a otras áreas de nuestra política económica. De hecho, seguimos pendientes de la adopción de otras reformas profundas que, en interacción con la reforma laboral, podrían reactivar nuestra economía y encarrilarla hacia su necesaria modernización. Por ejemplo, una reforma en la política fiscal y la financiación de las administraciones territoriales, objeto de polémica estos días y, seguro que también, objeto de análisis en posteriores entradas de este blog.
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Tras la ruptura días atrás de las conversaciones entre sindicatos y CEOE, continuamos a la espera de que el gobierno establezca, mediante decreto ley, las nuevas condiciones que gobernarán nuestro sistema de negociación colectiva. Por las primeras noticias que se van teniendo, parece que las expectativas no son demasiado buenas. Al menos en opinión de la CEOE, desde la que se señala que, en su actual borrador, la reforma es decepcionante y desequilibrada, no resuelve problemas y no va en la dirección adecuada.

Economy Weblog

Habrá que esperar a la reforma final, pero este rechazo aparentemente total por parte de la CEOE no anima a la esperanza de que nuestro mercado laboral vaya a convertirse en un mecanismo eficaz y eficiente de creación de empleo. No hay que olvidar que la flexibilidad (poca según parece) que se trata de introducir con los cambios de la ley sólo funciona con la voluntad de las dos partes para hacerla efectiva.  

La impresión que queda con este nuevo episodio es la falta de una auténtica convicción reformadora en nuestro país. Es como si nos conformásemos con ofrecer una imagen de voluntad de reforma, con la que en principio podríamos o querríamos contentar a los mercados, al menos apaciguarlos., pero sin intención de aplicarnos en la tarea. Nuestra política económica se limita así a una estrategia de mínimos, tratando de cumplir ante lo que se nos pide desde el exterior (sea Bruselas o sean los mercados). Pero nuestros problemas son muy graves y requieren soluciones ajustadas a la gravedad de la situación actual y al fortísimo deterioro estructural.

Creo que la estrategia debiera ser otra, mucho más valiente. En ese sentido, la reforma del mercado laboral es el perfecto ejemplo. Hasta el momento, hemos abordado distintas mini reformas, cada una de ellas en ámbitos o instituciones diferentes de este mercado, y casi siempre con la mirada puesta en el exterior y no en las verdaderas necesidades de nuestro país. Además, todas y cada una de esas mini reformas han sido tímidas, tratando de no molestar a nadie y, por tanto, no contentando a nadie ni produciendo los efectos deseados. Hubiese sido mejor alternativa una reforma de carácter integral, que abordase todos los ámbitos –legislación sobre fórmulas contractuales, negociación colectiva, políticas activas de empleo, etc.- de manera simultánea y coherente. Se trataba de diseñar un mercado eficiente, flexible, capaz de atender al principal derecho de los trabajadores, que no es otro que el de tener empleo, a la vez que se creaban las condiciones adecuadas para facilitar el avance de la productividad y, con ello, un mayor bienestar para el conjunto de los españoles.

Como digo, el caso de la reforma laboral es paradigmático, pero puede extrapolarse a otras áreas de nuestra política económica. De hecho, seguimos pendientes de la adopción de otras reformas profundas que, en interacción con la reforma laboral, podrían reactivar nuestra economía y encarrilarla hacia su necesaria modernización. Por ejemplo, una reforma en la política fiscal y la financiación de las administraciones territoriales, objeto de polémica estos días y, seguro que también, objeto de análisis en posteriores entradas de este blog.

16
Jun

El Gobierno aprueba su reforma laboral

Escrito el 16 junio 2010 por Valentín Bote en Economía española

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    [post_date_gmt] => 2010-06-16 13:52:53
    [post_content] => Prometo no hacer sangre con las contradicciones del Gobierno, aunque no puedo dejar de mencionar las palabras de la Vicepresidenta primera que hoy, en la rueda de prensa del Consejo de Ministros extraordinario ha hecho referencia a la "convicción [del Gobierno] de la necesidad de la reforma laboral", cuando hasta hace muy pocos meses hemos recopilado decenas de negaciones por parte del Gobierno de que dicha reforma fuese necesaria, y muchas descalificaciones dirigidas a los que defendíamos su necesidad.

Pues bien, ya tenemos la reforma del Gobierno, aprobada como Real Decreto Ley, y que será ahora tramitada en el Congreso, donde podrá sufrir todo tipo de transformaciones mediante enmiendas. Así que hasta la finalización del trámite parlamentario no podremos tener la seguridad de cuál será el marco laboral que nos regulará en los próximos meses o años. Pero, en cualquier caso, no es posible pasar sin hacer una valoración de la misma:

La primera valoración se basa en la observación de que el texto del Gobierno no ha incorporado importantes aspectos considerados clave a juicio de muchos expertos. Así, se detectan las siguientes ausencias:
  • Una reforma integral de la negociación colectiva. El marco de negociación colectiva español, con mayoritaria presencia de los convenios provinciales, es la posibilidad más ineficiente, de acuerdo con todos los estudios teóricos y empíricos. Pese a que alguna de las líneas de reforma del Gobierno afecta a los convenios colectivos –por ejemplo, las medidas de flexibilidad interna-, no se aborda la cuestión de dar más primacía a los convenios de empresa frente a los de ámbito superior.
  • Reducción de las cotizaciones sociales. Una demanda clave de los empresarios y de muchos expertos, que comparan el coste de contratar en España con respecto al de los principales países de Europa, donde suele ser más reducido. De hecho, se detecta alguna medida que explícitamente supone una elevación de las cotizaciones: el Gobierno plantea incrementar las cotizaciones al FOGASA para financiar los 8 días de indemnización en caso de despido que, de manera errónea, se ha afirmado que asumiría el Gobierno, cuando en realidad también son pagados por los empresarios.
  • Reforma del marco de prestaciones por desempleo. Sobre este asunto no se menciona nada, ni para introducir más incentivos a que los desempleados busquen trabajo ni para modular cuantías y duraciones de las prestaciones, como los 100 economistas pedían en su manifiesto.
  • Simplificación de la maraña contractual. Uno de los problemas de nuestro mercado de trabajo admitido por el Gobierno es el de la dualidad, que deriva de la maraña de contratos que tenemos en España y, especialmente, de la muy diferente protección existente entre los contratos temporales y los indefinidos. En vez de eliminar esta maraña de cuajo, como muchos expertos han defendido, con un único contrato de trabajo, se ha seguido profundizando en la regulación de especificaciones de nuestro sistema actual.
II. Por otra parte, el documento del Gobierno incluye una serie de propuestas, teóricamente orientadas a fomentar la contratación indefinida, que resultan de dudosa eficacia, en el mejor de los casos:
  • El ejemplo más obvio es el de la reordenación de las bonificaciones en las cuotas de la Seguridad Social. En documentos anteriores el Gobierno ha reconocido explícitamente la dudosa eficacia de las bonificaciones en las cuotas a la Seguridad Social. Pero ahora el mismo Gobierno defiende que la reordenación de las actuales bonificaciones, concentrándolas en los jóvenes desempleados sin formación y en los mayores de 45 años parados de larga duración, tendrá un efecto positivo sobre la contratación.
  • El efecto positivo sobre la contratación es aún más cuestionable cuando el propio Gobierno anuncia que estas bonificaciones sólo se aplicarán hasta el final de 2011, y que después no está claro qué sucederá. Así desde luego es poco probable esperar un impulso a la contratación de estos grupos de población, sin tener en cuenta los hipotéticos efectos negativos que podrían surgir de la eliminación de las bonificaciones que en la actualidad se aplican a otros colectivos.
  • Otro ejemplo de medidas poco eficaces es la extensión del contrato de prácticas, por ejemplo, a los nuevos graduados universitarios, ya que esto puede “condenar” a que todos los titulados tengan que “pagar este peaje”, con independencia de que necesiten el período de prácticas o no. Debe recordarse que la idea original de este contrato estaba orientada a jóvenes con baja cualificación y reducida productividad, y no a la generalidad de los jóvenes.
  • Asimismo, tampoco cabe esperar grandes éxitos de la extensión del actual contrato de formación de los jóvenes hasta los 24 años, por las mismas razones que en el caso anterior.
III. Tampoco es fácil obviar otro aspecto del documento del Gobierno, que es el de la cofinanciación impuesta a las Comunidades Autónomas del plan extraordinario de empleo para los jóvenes: el Gobierno se descuelga planteando que las CCAA tendrán que pagar el 40% del coste del programa sin haberlo consultado y negociado previamente con las administraciones implicadas. IV. En el caso de las medidas orientadas a favorecer la flexibilidad interna negociada en las empresas, que permitiría que en determinadas circunstancias las empresas pudiesen reducir jornada de trabajo, modificar sustancialmente las condiciones de trabajo o no aplicar las subidas salariales pactadas, de momento hay que analizarlas con cautela, porque hasta que no se conozca la regulación en detalle de las mismas no podremos conocer la eficacia real. Así, si tras el arbitraje en caso de desacuerdo es posible que alguna de las partes recurra a los tribunales, la hipotética flexibilidad interna volverá a quedar a merced de decisiones judiciales difíciles de evaluar, pero cabe pensar que una parte importante de los hipotéticos efectos beneficiosos quedarán diluidos. V. Por lo que respecta a las medidas orientadas a reducir la dualidad y la temporalidad, la idea más simple era avanzar hacia un contrato único de trabajo. Pero el Gobierno ha quedado atrapado por la actual regulación de nuestros contratos y ha tratado de lograr el objetivo final –la eliminación de la dualidad- mediante la “cuadratura del círculo”, esto es, retocando nuestro actual marco de contratación, pero sin introducir cambios sustanciales.
  • Se propone extender el contrato de fomento de la contratación indefinida, pero se limita la conversión a los contratos indefinidos que no hayan superado los 6 meses de duración y la ampliación a nuevos colectivos de desempleados es muy tímida.
  • Para este contrato no se modifican tampoco las cuantías fijadas como indemnización, pero se introduce la novedad de que 8 días de la indemnización sean pagados por el FOGASA. Esta modificación, que en el día de hoy, en la rueda de prensa del Consejo de Ministros, Corbacho ha anunciado que se extiende también a los contratos indefinidos ordinarios, es perversa por, al menos, dos motivos:  1. se elevan las cotizaciones sociales para dotar al FOGASA de recursos para hacer frente a esta eventualidad. Es  el único punto del documento en el que se hace alusión directa a las cotizaciones a la Seguridad Social, y es para elevarlas; y 2. penaliza al empresario que no despida trabajadores, porque tendrá que dotar igualmente el FOGASA, mientras que se beneficia al empresario que despida, porque ha pagado las mismas cotizaciones que el primer empresario, y el despido le cuesta menos.
  • Se introducen nuevas limitaciones a los contratos temporales, para tratar de evitar su utilización en actividades estacionales y para frenar los encadenamientos, al tiempo que se eleva la indemnización de 8 a 12 días por año trabajado, algo irrelevante dado que raramente se pagan dichas indemnizaciones –basta con esperar al vencimiento del contrato y no renovarlo.
  • Finalmente, debe comentarse que el Gobierno ha descartado incluir el modelo austriaco, y se ha anunciado que será regulado en una ley independiente en el plazo de 1 año.
VI. Por último, indicar que el Gobierno ha aprobado limitar restricciones que afectaban a la operativa de las agencias privadas de colocación y de las ETT, una modificación largamente demandadas, para incrementar la eficacia de la intermediación laboral en España y que constituye una buena noticia. En definitiva, como se puede ver, la "reforma de calado" que nos iba servir para muchos años, según palabras del Presidente del Gobierno ha quedado en una "reformita", como hoy ha avanzado Díaz Ferrán. A mi juicio, hemos dejado pasar una oportunidad de oro para afrontar una reforma en profundidad que tocase todos los aspectos clave (negociación colectiva, cotizaciones, prestaciones, nuevo marco de contratación, etc.) y nos hemos quedado en una reforma tímida que, desde luego, no justifica más de dos años de espera, que ha sido el tiempo empleado en "marear la perdiz" del diálogo social. [post_title] => El Gobierno aprueba su reforma laboral [post_excerpt] => [post_status] => publish [comment_status] => open [ping_status] => open [post_password] => [post_name] => el-gobierno-aprueba-su-reforma-laboral [to_ping] => [pinged] => [post_modified] => 2023-12-13 13:42:45 [post_modified_gmt] => 2023-12-13 12:42:45 [post_content_filtered] => [post_parent] => 0 [guid] => https://economy.blogs.ie.edu/?p=7183 [menu_order] => 0 [post_type] => post [post_mime_type] => [comment_count] => 3 [filter] => raw )

Prometo no hacer sangre con las contradicciones del Gobierno, aunque no puedo dejar de mencionar las palabras de la Vicepresidenta primera que hoy, en la rueda de prensa del Consejo de Ministros extraordinario ha hecho referencia a la «convicción [del Gobierno] de la necesidad de la reforma laboral», cuando hasta hace muy pocos meses hemos recopilado decenas de negaciones por parte del Gobierno de que dicha reforma fuese necesaria, y muchas descalificaciones dirigidas a los que defendíamos su necesidad. Seguir leyendo…

29
May

Reforma laboral (I). Cuatro razones para la reforma

Escrito el 29 mayo 2010 por Valentín Bote en Economía española

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    [post_content] => Vivimos unos días muy intensos en cuanto a noticias económicas de calado. Por supuesto está la cuestión de la difícil situación de parte de nuestro sistema financiero, un secreto a voces que antes o después tenía que salir a la luz. También es difícil obviar la turbulenta aprobación por el Congreso del “Real Decretazo” en el día de ayer, cuestión de la que tan acertadamente escribió ayer el profesor Pampillón. Y un tercer tema candente es el de la reforma laboral, la falta de acuerdo entre los agentes sociales y la amenaza del Gobierno, después de años de negar la necesidad de esta reforma, de legislar por su cuenta si el diálogo social no llega a nada.

Voy a dedicar a esta última cuestión alguna de mis próximas entradas en este blog, dado que acabo de escribir un documento más extenso sobre esta cuestión, que los lectores interesados pueden encontrar en el siguiente link:

http://www.fundacionfaes.org/record_file/filename/2806/PAPELES138_UNA_NECESARIA_REFORMA_LABORAL.pdf

En primer lugar, una reflexión sobre por qué necesitamos una reforma laboral en España:

El mercado de trabajo español se encuentra regulado, fundamentalmente, por el marco creado por el Estatuto de los Trabajadores, una norma aprobada en el año 1980 con un gran consenso parlamentario, pero que destila grandes dosis de intervencionismo, ya que básicamente consolidó las relaciones intervenidas del régimen anterior. No es difícil imaginar que esta normativa laboral, antigua y rígida, no puede ser un motor de nuestro mercado de trabajo, sino que con el paso de los años se ha podido constatar que constituye un lastre generador de problemas.

Sería posible indicar multitud de ejemplos de los efectos negativos de las rigideces laborales españolas, pero de momento basta señalar los cuatro siguientes:

Dos décadas sin creación de empleo. En las dos décadas que transcurrieron entre 1976 y 1996 la economía española experimentó periodos de fuerte crecimiento económico (1986-1990) junto con etapas de crisis y de decrecimiento del PIB –como los años 1981 y 1993–. Pero, en conjunto, en esos veinte años la economía española realizó un significativo avance: se produjo un crecimiento del PIB en términos reales de un 55,6%. Resultaría natural pensar que una expansión del PIB real de la magnitud mencionada debería haberse traducido en crecimientos del empleo en el periodo contemplado, pero este fenómeno tan lógico no se produjo.

De hecho, en el tercer trimestre de 1976 se encontraban ocupados 12.780.000 de trabajadores en nuestro país, mientras que a principios de 1996 la cifra de ocupados era de 12.620.000, es decir, 160.000 menos que veinte años atrás. Es cierto que durante esos veinte años la cifra de trabajadores ocupados osciló cíclicamente entre un mínimo de 10.950.000 a mediados de 1985 y un máximo de 13.120.000 en el tercer trimestre de 1991, pero la realidad es que en el conjunto del periodo que transcurrió entre 1976 y el inicio de 1996 no sólo no se había creado un solo empleo neto, sino que, de hecho, se había producido una ligera pérdida de ocupados.

Desproporcionada destrucción de empleo durante la crisis actual. La necesidad de acometer una reforma laboral sustancial quedó diluida durante el largo ciclo expansivo que nuestra economía vivió desde mediados de la década de los 90, en el que la multitud de reformas estructurales en todos los ámbitos de la economía durante los años de gobierno del Partido Popular y el shock de oferta de trabajo producido por la inmigración  permitieron que, pese a las rigideces laborales, la creación de empleo fuese intensa –se superó la “eterna” cifra de los 12.500.000 de ocupados y se alcanzó el nivel de los 20 millones a mediados de 2007–.

Sin embargo, los problemas de contar con un marco laboral rígido y anticuado han vuelto a hacerse sentir de manera dramática en la crisis económica actual. Según datos de la oficina estadística de la Comisión Europea (Eurostat), desde el verano de 2007 en España se han destruido 1.878.200 empleos, el 72,8 % y el 45,5 % de todo el empleo perdido en la zona euro y en la UE27, respectivamente, en el mismo periodo. Ante una crisis de similares proporciones –en términos de caídas del PIB– en los principales Estados miembro de la UE, la magnitud de la destrucción de empleo en España no tiene parangón: desde el verano de 2007 hasta finales de 2009 en la zona euro se destruyeron 2.580.000 empleos, de los que 1.880.000 se perdieron en España. En el mismo periodo las caídas del empleo en Italia, Reino Unido y Francia –tres mercados de trabajo de mayores dimensiones que el español– fueron 3,8; 4,3 y 6,7 veces inferiores a las generadas en España. Y la comparación con Alemania es aún más sugerente, puesto que pese a sufrir una caída del PIB superior a la española durante los más de dos años de crisis, se crearon 664.900 empleos netos en el mismo periodo, frente a la destrucción de casi 1.900.000 en España.

Dualidad y destrucción de empleo temporal. La intensa destrucción de empleo en España desde el otoño de 2007 ha puesto de manifiesto otra de las consecuencias negativas de nuestro marco laboral: la dualidad materializada en el diferente comportamiento del mercado para aquellos trabajadores con contratos indefinidos frente al que se observa para los trabajadores con contrato temporal.

Como consecuencia de la desaceleración económica en España, en el primer trimestre de 2007 ya se empieza a destruir empleo temporal, pese a que el PIB real todavía crecía a ritmos cercanos al 3,8 % interanual. Sólo dos años después, en el primer trimestre de 2009 –cuando la economía española ya llevaba tres trimestres consecutivos con crecimientos negativos del PIB– se empezó a medir una destrucción de empleo indefinido en términos interanuales. Una destrucción de empleo indefinido que, por otra parte, fue de una magnitud muy inferior a la producida en el caso del empleo temporal.

Salarios inmunes a la crisis y el ajuste via destrucción de empleo. La dualidad y su consecuencia observada, esto es, el impacto radicalmente diferente en términos de destrucción de empleo entre los trabajadores indefinidos y temporales, tiene otras implicaciones. Una de ellas es que en 2008 y 2009, pese a las intensas caídas del PIB y el empleo en nuestro país, se ha producido un significativo crecimiento en los salarios reales negociados en convenio.

Este hecho sólo puede explicarse a la luz de la baja elasticidad del empleo indefinido ante la evolución del PIB. Al resultar los trabajadores con contrato indefinido relativamente protegidos frente a la destrucción de empleo, y al centrarse los sindicatos en la defensa de los intereses de estos trabajadores –frente a los asalariados temporales o a los trabajadores desempleados–, se han podido observar simultáneamente fortísimas caídas del PIB –sin precedentes tras la Guerra Civil– con revalorizaciones importantes de los salarios reales en 2009, en el entorno del 3 %.
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Vivimos unos días muy intensos en cuanto a noticias económicas de calado. Por supuesto está la cuestión de la difícil situación de parte de nuestro sistema financiero, un secreto a voces que antes o después tenía que salir a la luz. También es difícil obviar la turbulenta aprobación por el Congreso del “Real Decretazo” en el día de ayer, cuestión de la que tan acertadamente escribió ayer el profesor Pampillón. Y un tercer tema candente es el de la reforma laboral, la falta de acuerdo entre los agentes sociales y la amenaza del Gobierno, después de años de negar la necesidad de esta reforma, de legislar por su cuenta si el diálogo social no llega a nada. Seguir leyendo…

15
Feb

Reformas y no retoques

Escrito el 15 febrero 2010 por María Jesús Valdemoros en Economía española

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    [post_content] => La reforma del mercado laboral es uno de esos puntos de la agenda política para cuya suspensión sine die los partidos en el gobierno siempre tienen alguna razón. A lo más que se atreven es a pequeños retoques, que no reformas, como el que el actual gobierno contempla al proponer la extensión del contrato indefinido con 33 días de indemnización por despido a nuevos colectivos, fundamentalmente los jóvenes.

Uno de los motivos por los que ahora se plantea una fuerte oposición a una reforma laboral en profundidad es el argumento de que la actual crisis es de origen financiero, de modo que no puede corregirse modificando las condiciones de funcionamiento de nuestro mercado de trabajo. Me parece que este es un argumento erróneo, aunque también creo que una reforma laboral no será la panacea para la actual situación ni terminará con el problema del desempleo de un plumazo.

Vayamos por partes. Aclararé en primer lugar por qué ese argumento me resulta engañoso. Los problemas que padece nuestra economía son el resultado de un modelo de crecimiento falto de equilibrio, generador de desajustes preocupantes como el endeudamiento privado, el excesivo peso del sector construcción, el desaprovechamiento de nuestro capital humano o el fuerte déficit por cuenta corriente, que en algún momento debían corregirse. Es cierto que la crisis financiera internacional ha precipitado el proceso de ajuste de algunos de esos desequilibrios, manifestándose también en forma de problemas financieros. Pero la causa última de todo ello no es financiera. Lo que ha sostenido a nuestro modelo de crecimiento, llevándolo a su estado presente, ha sido la coexistencia de determinados elementos estructurales, acontecimientos coyunturales y políticas económicas (como los bajos tipos de interés del Banco Central Europeo o la insuficiente contención del gasto público). Entre los elementos estructurales, hemos de incluir necesariamente a nuestro mercado de trabajo, cuyo diseño institucional –junto con el resto de elementos estructurales y coyunturales- permitió en la fase de expansión una fuerte creación de empleo, pero alimentando en su seno la semilla de la actual debacle laboral –no olvidemos que ya estamos cerca de un 20% de desempleo, con alrededor de 2 nuevos millones de desempleados-.

En efecto, cuando la economía española crecía de la mano del tirón del consumo y la inversión en vivienda, el mercado laboral no sólo absorbía mucha mano de obra poco cualificada, sino que la atraía, ya fuera en forma de inmigración, ya en forma de jóvenes que abandonaban tempranamente sus estudios. ¿En qué condiciones accedían esos trabajadores poco cualificados a sus empleos? A través de contratos temporales, fácilmente extinguibles, con el consiguiente agravamiento de la dualidad del mercado de trabajo. En el momento en que el ciclo económico ha cambiado (lo cual ha sucedido bruscamente –ahora sí- por la crisis financiera internacional), dicha dualidad ha provocado una enorme hemorragia de puestos de trabajo sobre todo entre los trabajadores temporales.

En otras palabras, con un mercado laboral más eficiente y moderno, la caída del PIB no hubiese tenido semejante impacto en el mercado de trabajo y el ajuste de este último no se hubiese producido vía cantidades en la medida en que lo ha hecho.

¿Significa lo anterior que una auténtica reforma laboral solucionaría los problemas presentes? Evidentemente no, porque hay otros ámbitos que requieren reformas profundas, como la educación, y políticas decididas, como la corrección del déficit público, para reactivar la economía y ponerla en una trayectoria de crecimiento sostenible en el tiempo. Pero estoy segura de que un mercado laboral más eficiente –por ejemplo, más cercano al modelo de flexiguridad- no sólo habrá de contribuir a relanzar nuestra economía, sino que podrá significar la creación de más puestos de trabajo con mayores niveles de productividad una vez comience la recuperación.
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La reforma del mercado laboral es uno de esos puntos de la agenda política para cuya suspensión sine die los partidos en el gobierno siempre tienen alguna razón. A lo más que se atreven es a pequeños retoques, que no reformas, como el que el actual gobierno contempla al proponer la extensión del contrato indefinido con 33 días de indemnización por despido a nuevos colectivos, fundamentalmente los jóvenes. Seguir leyendo…

22
Dic

El salario mínimo no se debe subir.

Escrito el 22 diciembre 2009 por en Economía española

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    [post_content] => Ante la cercanía del periodo de actualización del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) para el año 2010, los sindicatos han instado al Gobierno de España para que lo increnete un 8%, hasta llegar a los 674 euros. El Ministerio de Trabajo e Inmigración ha contraofertado y ha propuesto elevar el salario mínimo interprofesional un 1% para 2010, lo que situaría su cuantía en unos 630 euros al mes, frente a los 624 euros actuales. 

En 2009, el gobierno de España subió el Salario Mínimo Interprofesional un 4%, desde 600 euros mensuales hasta los 624. 

Vaya por delante que, desde mi punto de vista, el salario mínimo no se debe subir, en todo caso se debe bajar ya que en España la tasa de paro está cercana al 20% de la población activa. De ahí que para el 78,4 por ciento de los españoles la preocupación más importante sea el desempleo. Así aparece reflejado en el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), publicado hoy.

Pues bien cuando el desempleo es alto y va en aumento lo que hay que hacer es estimular la creación de empleo. En sentido contrario, el salario mínimo es una de las causas del elevado y persistente desempleo en muchos países, como por ejemplo España tal como intentaré explicar a continuación.

¿Por qué el salario mínimo no favorece a los trabajadores ni a la economía de un país?

1) Muchos investigadores económicos, por ejemplo Martin Feldstein y Charles Brown, demuestran que el salario mínimo genera desempleo y que la subida del salario mínimo aumenta todavía más ese desempleo. También casi todos los libros de texto de Introdución a la Economía (Paul Krugman y Robin Wells, Ben Bernanke y Robert Frank, Jefrey Sachs y Felipe Larraín, Greg Mankiw, etc.) explican por qué el salario mínimo y su aumento reducen el número de ocupados y aumenta el número de desempleados. Sin embargo, la mayoría de la gente piensa que los trabajadores de baja cualificación y los que buscan su primer empleo, que son los que cobran salarios bajos, se van a beneficiar de un salario mínimo más alto. Cobrarán más. Esto es falso, tal como demuestran los autores antes citados, por la sencilla razón de que el empresario puede decidir que no le merece la pena pagar ese salario y no contratar o despedir al trabajador, organizando la empresa de otro modo (por ejemplo, mecanizando la tarea). En este caso, la subida del salario mínimo, tal como está sucediendo, generará desempleo y el parado tendrá que conformarse con una prestación por desempleo, inferior a su antigua retribución que disminuirá con el paso del tiempo.

2) Otro grupo aparentemente beneficiado por la subida del salario mínimo son aquellos trabajadores cuya retribución está vinculada a éste por convenio colectivo o por otros mecanismos (por ejemplo, por ganar un múltiplo del salario mínimo interprofesional). El salario mínimo no está pensado para ellos ya que cobran bastante más que el mínimo legal. Su beneficio deriva de haberlo utilizado como patrón para fijar su retribución. Ello más o menos es lo mismo que el punto 1), es decir, supone un aumento de costes para la empresa que lógicamente tenderán sustituir trabajo por capital (máquinas). Más desempleo.

3) El Gobierno cree que con el salario mínimo protege a los desempleados jóvenes o de baja cualificación prohibiéndoles aceptar empleos con remuneración insuficiente (es decir, inferior al salario mínimo). Ellos, no obstante, sí podrían querer tales empleos, si se los ofrecieran. La prohibición de estos empleos puede conseguir un efecto perverso, tal como está ocurriendo en estos momentos en España, ya que estos trabajadores se emplean en la economía sumergida, muchos de ellos para poder sobrevivir. Allí no rigen salarios mínimos, ni contratos escritos, ni protecciones sociales. Se trata de la lamentable explotación, tantas veces denostada.

4) La subida del salario mínimo tampoco beneficia a la competitividad internacional de la economía española. Tenemos un descomunal déficit comercial. Importamos mucho más que lo que exportamos. El alza de los costes laborales, desde luego, no es la mejor receta para ganar competitividad internacional. La subida del salario mínimo incrementa los costes laborales unitarios y perjudica a nuestra competitividad internacional.

Con el salario mínimo ocurre lo mismo que con otro tipo de medidas de política económica, aunque su adopción puede no ser beneficiosa para el conjunto de la economía, sin embargo, es popular y consigue votos. La subida del salario mínimo es un arma de destrucción masiva de empleo. Una pena.

Fuente: Víctor Torre de Silva; "¿A QUIÉN BENEFICIA SUBIR EL SALARIO MÍNIMO?". Expansión de 30 de octubre de 2007.
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Ante la cercanía del periodo de actualización del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) para el año 2010, los sindicatos han instado al Gobierno de España para que lo increnete un 8%, hasta llegar a los 674 euros. El Ministerio de Trabajo e Inmigración ha contraofertado y ha propuesto elevar el salario mínimo interprofesional un 1% para 2010, lo que situaría su cuantía en unos 630 euros al mes, frente a los 624 euros actuales. Seguir leyendo…

24
Oct
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    [post_content] => La población activa de un país es igual a la suma de las personas ocupadas (los que tenemos un empleo) y parados (los que no tiene empleo pero lo buscan). La población activa refleja el mercado de trabajo. La Encuesta de Población Activa (EPA) publicada ayer (tercer trimestre de 2009), es muy extraña. Disminuye el número de activos (89.000 activos menos), disminuye el número de ocupados (75.000 ocupados menos) y también se reduce el número de parados (14.000 parados menos). El paro baja en 14.100 personas, por razones estacionales. La destrucción de empleo aumenta. Según la EPA la ocupación total en España, en el tercer trimestre, fue de 18.870.200 trabajadores, lo que supone una reducción de 75.000 personas con respecto al segundo trimestre de este año.

Disminuye el empleo

Esta pérdida afecta tanto a la población española, como a la población extranjera. Así, los ocupados españoles han disminuido, en el tercer trimestre, en 55.000 personas mientras que los extranjeros lo hicieron en 20.000. Por sectores económicos se destruye empleo en la industria (80.000 ocupados menos) en la construcción (72.000) y en la agricultura (50.000). Solo se crea empleo en el sector servicios con un aumento de 126.000 trabajadores que se puede explicar por la mayor actividad de los servicios propios del verano. Como consecuencia sería de esperar que en el cuarto trimestre se produzca una destrucción de empleo también en este sector. Sin ir más lejos, el año pasado se perdieron, en el cuarto trimestre, más de 120.000 empleos en el sector servicios.

Disminuyen los activos                                   

La EPA, también confirma, la tendencia iniciada en el segundo trimestre de descenso del número de activos, es decir, hay menos personas (89.000) que buscan trabajo lo que hace sospechar que está aumentando el número de personas que 1) se establecen en la economía sumergida, 2) se quieren formar mejor para adaptarse a las nuevas demandas del mercado laboral, 3) se repliegan a sus hogares para hacer tareas domésticas, 4) pierden su trabajo y, dadas las malas perspectivas se desaniman hasta el punto de que no buscan un nuevo empleo y 5) abandonan el país y buscan trabajo en el extranjero.

El necesario cambio de modelo económico

Los datos de ocupación del tercer trimestre, tanto de la EPA (-75.000) como los de afiliación a la Seguridad Social (-52.000) siguen señalando que España se enfrenta a una desgraciada combinación de modelo económico agotado (y que no parece que por ahora tenga recambio) con una fuerte caída de la actividad económica. Su manifestación más grave es precisamente el fuerte aumento en la destrucción de empleo.

Otros países  como Francia y Alemania están saliendo de la crisis poniendo a sus parados a trabajar en lo mismo en que trabajaban antes de la crisis. En España no: tendremos que dar ocupación a nuestros desempleados en otros sectores, a poder ser con alto contenido tecnológico y con vocación exportadora. Una pesada digestión, que durará años, tras los excesos de la construcción inmobiliaria. Para favorecer este cambio de modelo sería prioritario cambiar la política económica y hacer cuanto antes la reforma laboral (simplificación de los contratos, mejorar la formación de los trabajadores que facilite la reasignación de la mano de obra entre sectores económicos, disminución escalonada de las prestaciones por desempleo, descentralización de la negociación colectiva, mayor movilidad geográfica y funcional, etc.). Así mejoraría la competitividad de nuestra economía y se evitaría seguir destruyendo empleo. Solo una mayor competitividad nos permitirá recuperar la senda de crecimiento económico y la creación de empleo.
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La población activa de un país es igual a la suma de las personas ocupadas (los que tenemos un empleo) y parados (los que no tiene empleo pero lo buscan). La población activa refleja el mercado de trabajo. La Encuesta de Población Activa (EPA) publicada ayer (tercer trimestre de 2009), es muy extraña. Disminuye el número de activos (89.000 activos menos), disminuye el número de ocupados (75.000 ocupados menos) y también se reduce el número de parados (14.000 parados menos). El paro baja en 14.100 personas, por razones estacionales. La destrucción de empleo aumenta. Según la EPA la ocupación total en España, en el tercer trimestre, fue de 18.870.200 trabajadores, lo que supone una reducción de 75.000 personas con respecto al segundo trimestre de este año. Seguir leyendo…

29
Abr
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    [post_content] => Uno de los temas económicos más inesperado de la semana pasada fueron los resultados del mercado de trabajo y el desempleo en España durante el primer trimestre de este año. Efectivamente, según informó el INE,  durante el primer trimestre del año el desempleo aumentó de forma terrible alcanzando al 17,4% de la población activa. Los datos agregados pasaron por encima de una realidad mucho más alarmante cuando se analiza la Encuesta de Población Activa en profundidad y más concretamente cuando se estudia el aumento del paro entre la población inmigrante.

Los extranjeros se animan y los españoles se desaniman

Además, está surgiendo una extraña dualidad en el mercado de trabajo: Mientras la población activa española se reduce la población activa inmigrante aumenta. O lo que es lo mismo mientras los españoles abandonan desanimados el mercado de trabajo porque no encuentran empleo cada vez hay más extranjeros que se incorporan a ese mismo mercado laboral. Es decir, a pesar del aumento del paro y de la destrucción de empleo la inmigración en España sigue aumentando. Efectivamente, el número total de activos inmigrantes alcanzó en el primer trimestre de este año los 3.724.500 con un aumento de 58.600 personas respecto al trimestre precedente. La tasa de actividad en la población extranjera se situó en el 78%, lo que supone 68 centésimas más que al cierre de 2008 mientras que la tasa de actividad de la población española se redujo levemente hasta situarse en el 57,61%.

Tasa de desempleo

Valentín Bote dejó constancia en este mismo blog de los 4.000.000 de parados que hay en España que sitúa la tasa de paro en el 17,4%. Pero, según la  Encuesta de Población Activa publicada por el INE, la tasa de desempleo entre la población extranjera fue mucho mayor que en el conjunto nacional ya que se disparó en el primer trimestre de 2009, remontando hasta el 28,4%, cuando el año 2008 había terminado con un paro inmigrante del 21,8%. Eso significa que el desempleo extranjero creció en 278.000 personas en el primer trimestre de este año y que como consecuencia el número total de desempleados inmigrantes superó también en el primer trimestre del año 1.050.000 de personas, la cifra más alta de la serie histórica, según datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) publicada por el INE.

El número de ocupados inmigrantes desciende 

En cuanto al número de ocupados, en el primer trimestre se destruyeron 219.500 empleos extranjeros netos, con lo que el número de ocupados extranjeros se situó en 2.667.000 personas. Esta caída en la ocupación explica la fuerte caída en las remesas de emigrantes.
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Uno de los temas económicos más inesperado de la semana pasada fueron los resultados del mercado de trabajo y el desempleo en España durante el primer trimestre de este año. Efectivamente, según informó el INE,  durante el primer trimestre del año el desempleo aumentó de forma terrible alcanzando al 17,4% de la población activa. Los datos agregados pasaron por encima de una realidad mucho más alarmante cuando se analiza la Encuesta de Población Activa en profundidad y más concretamente cuando se estudia el aumento del paro entre la población inmigrante.

Los extranjeros se animan y los españoles se desaniman

Además, está surgiendo una extraña dualidad en el mercado de trabajo: Mientras la población activa española se reduce la población activa inmigrante aumenta. O lo que es lo mismo mientras los españoles abandonan desanimados el mercado de trabajo porque no encuentran empleo cada vez hay más extranjeros que se incorporan a ese mismo mercado laboral. Es decir, a pesar del aumento del paro y de la destrucción de empleo la inmigración en España sigue aumentando. Efectivamente, el número total de activos inmigrantes alcanzó en el primer trimestre de este año los 3.724.500 con un aumento de 58.600 personas respecto al trimestre precedente. La tasa de actividad en la población extranjera se situó en el 78%, lo que supone 68 centésimas más que al cierre de 2008 mientras que la tasa de actividad de la población española se redujo levemente hasta situarse en el 57,61%.

Tasa de desempleo

Valentín Bote dejó constancia en este mismo blog de los 4.000.000 de parados que hay en España que sitúa la tasa de paro en el 17,4%. Pero, según la  Encuesta de Población Activa publicada por el INE, la tasa de desempleo entre la población extranjera fue mucho mayor que en el conjunto nacional ya que se disparó en el primer trimestre de 2009, remontando hasta el 28,4%, cuando el año 2008 había terminado con un paro inmigrante del 21,8%. Eso significa que el desempleo extranjero creció en 278.000 personas en el primer trimestre de este año y que como consecuencia el número total de desempleados inmigrantes superó también en el primer trimestre del año 1.050.000 de personas, la cifra más alta de la serie histórica, según datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) publicada por el INE.

El número de ocupados inmigrantes desciende

En cuanto al número de ocupados, en el primer trimestre se destruyeron 219.500 empleos extranjeros netos, con lo que el número de ocupados extranjeros se situó en 2.667.000 personas. Esta caída en la ocupación explica la fuerte caída en las remesas de emigrantes.

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