En la mañana de hoy se han conocido los datos de la Encuesta de Población Activa correspondientes al primer trimestre de 2013. Los datos más mediáticos se han difundido ampliamente –fundamentalmente el aumento de la tasa de paro superando el umbral del 27%-. Sin embargo, algunos datos pasan desapercibidos en esta primera oleada de información y creo que resulta interesante realizar alguna reflexión sobre los mismos:
Uno de ellos es que continúa el fuerte ajuste en el empleo en el sector público, a todos los niveles, fruto del esfuerzo de racionalización y control del déficit de las diferentes administraciones públicas. En particular, el 22,9% del total de la disminución de asalariados del trimestre (que ha sido de 312.000 personas) se ha materializado en el sector público, con caídas bastante equilibradas entre todas las administraciones: Central (-2,4%), Comunidades Autónomas (-2,5%) y Administraciones Locales (-2,7%). En términos interanuales la horquilla se abre un poco más: en el último año el mayor esfuerzo de reducción de plantillas se produjo en las Comunidades Autónomas (-9,7%), seguida por las Administraciones Locales (-9,0%) y por la Central (-7,3%). En conjunto del año la reducción del empleo público ha ascendido a 258.000 personas, más del 30% de la caída de empleo en toda España.
Otro aspecto interesante es el de las modalidades de contratación en las que con mayor intensidad se ha materializado la pérdida de asalariados. Así, mientras que para el conjunto de asalariados (tanto del sector público como del privado) se produce una caída trimestral del 1,1% en los contratados de manera indefinida, la caída en el empleo temporal es del 6,1%. Y mientras que en términos interanuales las reducciones en términos absolutos en el número de asalariados indefinidos y temporales es parecida -384.000 y 414.000, respectivamente-, no lo son tanto en sus reducciones porcentuales: 3,5% frente al 12,1% en el caso de los temporales. Una consecuencia obvia es una caída en la tasa de temporalidad del empleo, hasta el 22,1%, frente al 23,76% de hace un año, pero a través de un mecanismo poco deseable (una destrucción más intensa de empleo temporal que de indefinido).
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