Empresarios, políticos y otros agentes sociales dentro y fuera de España así como conocidos personajes del mundo de las finanzas (Warren Buffett) o incluso de la moda (Liliane Bettencourt de L´Oréal) se han sumado a la corriente de pedir aumentos de los impuestos a los más ricos. El argumento más frecuentemente utilizado para defender esta postura es que es de justicia que los ricos paguen más impuestos, ya que disponen de más dinero que los menos ricos. Es un argumento poderoso, compartido por la mayoría de ciudadanos, pero no exento de problemas.
El primer problema que surge con este enfoque es definir qué es ser rico. En España la vía que se ha adoptado, a juzgar por la última reforma impositiva, es la de definir como rico aquel individuo con un patrimonio superior a 700.000€. Sin embargo, no podemos descartar nuevas subidas de impuestos como el IRPF. ¿Pero qué medida de ingresos es más adecuada para medir riqueza? ¿Por qué patrimonio en lugar de renta? En muchas ocasiones un elevado nivel de patrimonio no es sinónimo de un elevado nivel de renta. En España es común que a edades muy avanzadas los individuos hayan acumulado un patrimonio relevante (en forma de vivienda, por ejemplo) pero dispongan de unos flujos de renta ajustados (pensión contributiva de la Seguridad Social, por ejemplo). Se podría dar incluso el caso de que un individuo en esta situación no fuese capaz de cubrir los desembolsos exigidos por el impuesto con su renta disponible.
Una segunda dificultad de este enfoque es que subir los impuestos a los ricos no soluciona el grave problema de la evasión fiscal, probablemente incentiva a que ésta se agudice. De hecho, otro de los argumentos más utilizados para defender una subida de impuestos a los más ricos es que éstos tienden a utilizar instrumentos legales y financieros a su favor para evadir impuestos. ¿No sería mejor en este caso atacar directamente el problema de la evasión fiscal? Al subir impuestos a los que ahora ya pagan, ¿no estamos aumentando la diferencia entre los que evaden y los que no?
Finalmente, el posicionamiento de que hay que subir los impuestos a los más ricos porque es de justicia social plantea el problema de que en la actualidad ya es cierto que los ricos pagan más impuestos. Si ordenásemos a los 15 millones de contribuyentes españoles en fila india poniendo a la cabeza al más rico, seguido del segundo más rico, etc., y dividiésemos esa fila en cinco partes iguales, obtendríamos primero el 20% de los contribuyentes más ricos, y tras ellos el siguiente 20% de los contribuyentes más ricos, etc. A la cola de esta fila, estaría el 20% de los contribuyentes más pobres. La siguiente tabla muestra la contribución de cada uno de esos grupos de renta al total recaudado por IRPF en España durante los últimos ejercicios (he escogido este impuesto no porque sea necesariamente el más adecuado para este debate sino porque es para el que se dispone de mejores datos). Por ejemplo, de la tabla se desprende que el 20% de contribuyentes más ricos aporta el 66% del total recaudado por IRPF en España, y el 20% más pobre aporta el 1%.
La tabla anterior no nos dice nada acerca de si nuestra tributación por IRPF es justa o no. Simplemente nos dice que en España ya es cierto que los contribuyentes más ricos pagan más impuestos (esto sería también cierto si mirásemos a esfuerzo fiscal, es decir, pago de IRPF como porcentaje de renta de cada grupo). La cuestión es si creemos que se deben aumentar los impuestos a los contribuyentes más ricos más allá del nivel ahora existente porque eso resultaría en una distribución más justa que la que existe en la actualidad. Llevando esta discusión hasta el extremo, podríamos preguntar, ¿Qué contribución al total de la recaudación del IRPF queremos que hagan el 20% más rico, el 66% como ahora, el 75%, el 90%, el 100%? ¿Cuál es la forma más efectiva de llegar a ese porcentaje, vía aumento de impuestos o vía lucha contra el fraude fiscal?
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