Sólo las compras puntuales de deuda del BCE, dentro de esa estrategia alemana de palo y zanahoria, consiguen aflojar momentáneamente la presión de los mercados. Evidentemente, sólo con un amago mucho más contundente del BCE, fijando objetivos de cantidades o precios, se conseguiría dar la vuelta tendencialmente al mercado y, de paso, esa estrategia saldría mucho más barata en términos de dinero que hay que comprometer. Pero sólo hay que repasar la entrevista del pasado lunes en el FT con el nuevo presidente del Bundesbank (Jens Weidmann), para darse cuenta que las nuevas generaciones de banqueros centrales alemanes están cortadas por el mismo patrón que las antiguas y obsesionadas con problemas que desgraciadamente ya no existen. Ya nos gustaría tener que afrontar exclusivamente un problema de inflación como en la década de los 70. Para afrontar ese tipo de problemas, las recetas están testadas. La dificultad estriba en que estamos ante un virus diferente con origen financiero, que muta con facilidad y, que como recordaba Richard Koo (economista jefe de Nomura) el pasado fin de semana, se parece, sobre todo, al que lleva asolando la economía japonesa desde hace 20 años, sin que todavía hayan terminado de salir de la crisis. Por cierto, indispensable la lectura de su libro “The holy grail of macroeconomics. Lessons from Japan´s Great Recession”
La austeridad fiscal generalizada en toda la UEM y con el “timing” inadecuado provocará una nueva recesión en toda la región, complicando aún más el saneamiento de las cuentas públicas. Sobre todo, si el BCE sigue mirando los toros desde la barrera, no sea que por el camino pierda parte de su sacrosanta ortodoxia. Los primeros perjudicados serán los propios alemanes que venden el 60% de sus productos al resto de Europa y que siguen escondiendo en todos los “stress test” a la mitad de un sistema financiero repleto de activos tóxicos y de deuda periférica. Eso sí, los que tenemos que recapitalizarnos y valorar nuestra deuda a precios de mercado somos los bancos españoles.
En este contexto, la tensión sigue muy elevada. La subasta de obligaciones a 10 años celebrada hoy por el Tesoro español centraba la atención del mercado por el contexto de crisis aguda en la deuda periférica en que se debía celebrar: la prima de riesgo se sitúaba esta mañana cerca de los 500 pb. El resultado de la misma se corresponde con la gravedad del momento, pues aunque se ha superado el objetivo de emisión (3.000 millones de euros), ha sido a costa de soportar un interés marginal del 7,088% y un interés medio del 6,975%.
Cuadro: Últimas subastas en España
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