Archivo de la Categoría ‘Política Monetaria’

29
Ene
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    [post_content] => Desde la aparición de los fantasmas de una recesión económica la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) y el Banco Central Europeo (BCE) han adoptado posturas contrapuestas frente a las turbulencias e incertidumbre que se han adueñado de la economía mundial. Una asimetría que denota dos estrategias monetarias diferentes: la continental (el bloque europeo) y la anglosajona (principalmente EEUU, Canadá e Inglaterra).

Las diferencias de estrategia son claras: la FED decidió el martes pasado bajar tres cuartos de punto el tipo de interés, dejándolo en el 3,5%, mientras que al día siguiente el BCE manifestaba, por boca de su presidente, su intención de no alterarlo, manteniéndolo en el 4%. Como es natural, esta disparidad posiblemente generará una apreciación del euro frente al dólar.


¿Por qué hay diferencias entre la FED y el BCE? 1) Probablemente, porque la situación a ambas orillas del Atlántico no es semejante. Efectivamente si analizamos la situación de ambas economías, la estadounidense está claro que padece una crisis bancaria notable. Aunque falta por conocer algunos datos, parece que hay más entidades americanas que europeas que poseen un elevado volumen de créditos impagados. En términos macroeconómicos, crece por días la probabilidad de que Estados Unidos entre en recesión, mientras que Europa presume que no va a sufrir más que una ralentización de sus tasas de crecimiento, sin crecimiento negativo, al menos en el 2008.

2) Además, es preciso considerar también que la misión atribuida a la FED es distinta a la del BCE. Tanto en EEUU como en Inglaterra los bancos centrales muestran su preocupación ante un crecimiento vacilante, el aumento del paro y la delicada situación de un sistema bancario perturbado por la crisis inmobiliaria. El BCE, sin embargo, sigue insistiendo en que su problema  es la inflación. Todo se resume en una cuestión de prioridades. Del lado estadounidense, la FED tiene asignada la doble misión de velar por la estabilidad de precios y asegurar el crecimiento económico (mostrando más preocupación por éste último) a lo que se añade una relación clara con el Gobierno federal, en particular en las áreas responsables de política económica. En cambio, el BCE tiene como única misión, tutelar la estabilidad de precios con el objetivo de anclar sólidamente las expectativas de inflación para evitar una mayor volatilidad en mercados ya altamente volátiles.

No parece que, por ahora, el BCE siga los pasos de la FED.


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Desde la aparición de los fantasmas de una recesión económica la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) y el Banco Central Europeo (BCE) han adoptado posturas contrapuestas frente a las turbulencias e incertidumbre que se han adueñado de la economía mundial. Una asimetría que denota dos estrategias monetarias diferentes: la continental (el bloque europeo) y la anglosajona (principalmente EEUU, Canadá e Inglaterra).

Las diferencias de estrategia son claras: la FED decidió el martes pasado bajar tres cuartos de punto el tipo de interés, dejándolo en el 3,5%, mientras que al día siguiente el BCE manifestaba, por boca de su presidente, su intención de no alterarlo, manteniéndolo en el 4%. Como es natural, esta disparidad posiblemente generará una apreciación del euro frente al dólar.

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23
Ene

¿Seguirán bajando los tipos de interés?

Escrito el 23 enero 2008 por José Ramón Diez Guijarro en Política Monetaria

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    [post_content] => Como la caballería en las antiguas películas del Oeste, la FED volvió ayer a acudir al rescate de unos mercados de valores americanos que amenazaban con desplomarse en la apertura de la sesión. Con su bajada de 75 puntos básicos entre reuniones, la FED ha realizado el movimiento más agresivo desde que a finales de la década de los 80 se implantó el actual sistema de decisión en la Reserva Federal. En el comunicado se indica que los efectos potenciales sobre el crecimiento del deterioro de las condiciones en los mercados de crédito (pese a reconocer la mejoría en los monetarios), unidos a la profundización de la crisis en el mercado de la vivienda y a las malas perspectivas en el mercado de trabajo, han provocado la decisión.


Con ella la FED ha dejado claro que:

- Su visión sobre la evolución del crecimiento a corto plazo es muy negativa y en ese contexto la inflación pasa a un segundo plano.
- El sistema financiero americano está tocado y necesita de una pendiente positiva (como a principios de los 90) para evitar un deterioro adicional de la situación.
- Los efectos potenciales de una caída de la Bolsa sobre la riqueza de las familias, en un entorno con el precio de la vivienda reduciéndose, podrían ser muy negativos para el consumo.
- Como ha recordado Greenspan recientemente, un banco central (al menos en EEUU) no puede aislarse de las opiniones (¿presiones?) de políticos, empresarios, etc.
- Se utilizarán todos los grados de libertad de la política monetaria, independientemente de sus potenciales efectos sobre credibilidad y expectativas en el medio y largo plazo.

En definitiva, la "put Bernanke" ha entrado en funcionamiento con todas sus consecuencias. A corto plazo, probablemente era muy difícil resistir las presiones del mercado, pero ahora la FED volverá a estar en la misma situación de principios de esta década (origen de los problemas actuales): por qué no bajar tipos hasta el 2%, o hasta el 1% si es necesario. La historia se repite o, lo que es lo mismo, los deseos de limitar el dolor a corto plazo, pueden agravar la enfermedad en un futuro.

Esta medida puede limitar en intensidad y en duración el ajuste en el ciclo americano, pero no se solucionará los problemas de fondo, que no son precisamente los de dinero caro. A medio plazo, la pérdida de credibilidad inflacionista puede ser importante, pero siempre habrá un Volcker que ponga orden en un momento dado.

Con esta decisión, parecen claros los recortes hasta la zona del 2,5%  en este primer semestre del año. Es decir, tipos de interés reales claramente negativos a principios del verano. La pregunta es si podrán resistir el BCE y el euro un movimiento tan agresivo de la FED. Y, sobre todo, si gracias a este nuevo dopaje, la economía americana podrá vivir por encima de sus posibilidades unos cuantos años más.

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Como la caballería en las antiguas películas del Oeste, la FED volvió ayer a acudir al rescate de unos mercados de valores americanos que amenazaban con desplomarse en la apertura de la sesión. Con su bajada de 75 puntos básicos entre reuniones, la FED ha realizado el movimiento más agresivo desde que a finales de la década de los 80 se implantó el actual sistema de decisión en la Reserva Federal. En el comunicado se indica que los efectos potenciales sobre el crecimiento del deterioro de las condiciones en los mercados de crédito (pese a reconocer la mejoría en los monetarios), unidos a la profundización de la crisis en el mercado de la vivienda y a las malas perspectivas en el mercado de trabajo, han provocado la decisión.

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1
Dic
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    [post_content] => As the US economy is facing a significant risk of recession —the consequence of the ongoing housing downturn, the persistent credit crisis and the high oil prices—, the Federal Reserve (Fed) appears as the main possible defense against that risk. Such is the confidence of financial markets in its healing abilities (“in Fed they trust”), that its first policy reaction to present economic threats —a 0.5 percentage points (pp) cut in its reference rate on September 18— was received with great relieve and the main stock exchange indexes recovered from previous losses and ended up reaching new ceilings. Of course, there is some rationale in this behavior: almost nobody expected such a large move and lower central bank rates mean lower rates for the whole economy, thus more favorable financing conditions and a higher present value of future corporate earnings. However, it is not easy to understand how the recognition by the Fed of higher economic risks  can end up leading to higher share prices than those reached before the threats were evident. But this one is not the only puzzle in the relationship between the Fed and financial markets.


As the credit crisis revealed deeper roots than previously thought and economic indicators insisted in moving downwards, share indexes lost again around 10% of their values and the Fed, who had already added a less powerful  0,25 pp rate cut in October, has come back to the stage this week, thereby boosting up shares again. With a new cut? No, just with the implicit recognition that there may be a new cut in next policy meeting, on December 11. Well, was this new future action unexpected? No, the futures market was expecting it. In fact, the markets have been recently anticipating progressively declining policy rates, from the present 4.50% down to less than 3.5% and this has not significantly changed after the new Fed hint. So what did the announcement change? Just the explicit Fed position. Since the October move, the Fed had been showing a neutral policy bias, which means no clear intention to touch rates very soon and no clear idea about the direction of the next action. So there are two mysteries in one: 1) why equity prices reacted to something that was already expected by the fixed income markets and 2) how is it possible that normally faithful markets were not believing what Fed was saying.

The previous questions point at another puzzle: the somehow diverging behaviors of fixed income and equity markets. The expectation of below-3.50% policy rates, which could mean real rates lower than 1%, is coherent with a recessionary scenario. At the same time, main equity indexes are not much more than 5% under their recent ceilings, which is not precisely what one would expect from such a cloudy outlook.

Could we find some answers?


    [post_title] => The Federal Reserve and financial markets: curious relationships
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29
Nov
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    [post_content] => La inflación es un caballo sin bridas que está haciendo estragos en los bolsillos de la gente, especialmente en las rentas más bajas, esto es, jubilados, pensionistas y  desempleados entre otros; de igual manera, la inflación está lesionando la competitividad de las empresas españolas. La situación es tan grave que la inflación de noviembre se ha situado en el 4,1 por ciento. Digamos que estas cifras, ya de por si alarmantes son las oficiales. Ocurre, sin embargo, que esta inflación revelada no coincide con la inflación percibida. La primera deviene del convencionalismo que la economía ha adoptado: un determinado panel de productos con su correspondiente ponderación; la segunda es el resultado de impresiones, con mayor o menor base real, por parte de la gente en base a su relación con los productos que compra con más asiduidad. El problema es que la información que aporta el IPC se aleja de forma considerable del la inflación que perciben los ciudadanos.

Para recopilar la información del IPC se utiliza la Encuesta Continua de Presupuestos Familiares (ECPF). Su deficiencia es la misma que tienen todas las encuestas, que la gente no acaba de decir la verdad. Algunas preguntas pueden invadir la intimidad o desvelar secretos y más en un país donde el 23% de la economía está sumergida y quienes están en ella no tienen interés alguno en divulgar estas rentas no declaradas. También existe la dificultad de medir los cambios en los precios cuando hay variaciones en la calidad de los productos. Además cuando desaparece un producto del mercado ha de ser sustituido por otro en el índice. El problema es cómo saber qué producto es un bien sustitutivo exacto e igual de representativo que el que ha desaparecido en la última medición.


El IPC REPRESENTA A LA MEDIA DE LOS CONSUMIDORES pero no es representativo de algunos grupos sociales menos desfavorecidos. Sólo a modo de ejemplo, el grupo de los alimentos y bebidas no alcohólicas pesa aproximadamente un 23% en el índice y pero para muchos ciudadanos de baja renta representa más.  Por otra parte, el IPC excluye de su cómputo algunos impuestos, tasas pagadas a la administración pública, multas o recargos. Aunque suban el IPC se queda igual. El índice tampoco contempla otros gastos de consumo como los de la economía sumergida, el comercio electrónico que ya representa casi el 10% del PIB, la venta ambulante como la que se hace en los mercadillos y los bienes introducidos en la economía hasta que no se consideran "representativos" .

Asimismo, tampoco computa la mayor preocupación de casi todos los españoles: la vivienda en propiedad, ya que ésta se considera una inversión y no un gasto. Algo que los ciudadanos perciben ya que el precio medio de la vivienda se disparó desde la entrada del euro más de un 150%. Los españoles destinamos un 40% de nuestras rentas al pago de una vivienda. La CEACCU, han llegado a la conclusión que, desde la entrada del euro como monedas y billetes, los precios han subido un 60%. Según el gobierno, un 20%.  

Este hecho ha provocado que diferentes expertos y grupos de investigación se interesen por analizar la brecha existente entre el IPC publicado y el percibido, los cuales, trataremos en un futuro post.

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La inflación es un caballo sin bridas que está haciendo estragos en los bolsillos de la gente, especialmente en las rentas más bajas, esto es, jubilados, pensionistas y desempleados entre otros; de igual manera, la inflación está lesionando la competitividad de las empresas españolas. La situación es tan grave que la inflación de noviembre se ha situado en el 4,1 por ciento. Digamos que estas cifras, ya de por si alarmantes son las oficiales. Ocurre, sin embargo, que esta inflación revelada no coincide con la inflación percibida. La primera deviene del convencionalismo que la economía ha adoptado: un determinado panel de productos con su correspondiente ponderación; la segunda es el resultado de impresiones, con mayor o menor base real, por parte de la gente en base a su relación con los productos que compra con más asiduidad. El problema es que la información que aporta el IPC se aleja de forma considerable del la inflación que perciben los ciudadanos.

Para recopilar la información del IPC se utiliza la Encuesta Continua de Presupuestos Familiares (ECPF). Su deficiencia es la misma que tienen todas las encuestas, que la gente no acaba de decir la verdad. Algunas preguntas pueden invadir la intimidad o desvelar secretos y más en un país donde el 23% de la economía está sumergida y quienes están en ella no tienen interés alguno en divulgar estas rentas no declaradas. También existe la dificultad de medir los cambios en los precios cuando hay variaciones en la calidad de los productos. Además cuando desaparece un producto del mercado ha de ser sustituido por otro en el índice. El problema es cómo saber qué producto es un bien sustitutivo exacto e igual de representativo que el que ha desaparecido en la última medición.

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12
Nov
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    [post_content] => At first glance, the question may seem misplaced. We have recently known that US GDP grew at an annual rate of 3.9% in the third quarter of the year, whereas inflation rate was 2.8% in September. No stagnation and not too much inflation there. However, plenty of evidence is suggesting that the fourth quarter might look quite different. Growth could be drastically reduced or even be negative, while inflation rates might jump up to 5%. That would very much look like stagflation, one of the most feared events for central banks, since there is no obvious policy response to it.


One reason for anticipating higher inflation is crude oil prices. In just three months the oil barrel has approached $100 a barrel, starting from little above $70. Gasoline prices have not increased much yet, but they could easily rise by around 30% from October to December. This would translate into a rise of close to two percentage points in the annual inflation rate, which would thereby approach 5%. A 4% rate would already be threatening enough.

Stagnation will have more than one source. The most obvious is again the price of gasoline. A 20% to 30% increase in gasoline prices might reduce real consumer spending by 0.6 to 1 percentage points. Of course, starting from the 3% annual rate growth of consumer spending in the third quarter, this shouldn’t be enough to produce stagnation. However, there are other forces in play. The ongoing housing downturn, which reduced third quarter GDP in one percentage point, has likely become even worse, and with the contribution of the credit crisis, is likely to affect consumption. In particular, consumers will be hit by a significant tightening of lending conditions and by price losses in houses and shares. Tougher credit conditions will also affect non-residential  investment, which is already signaling deceleration. Finally, foreign trade will be hit by higher energy prices and maybe even by the sharp depreciation of the dollar.

Should the Fed react to inflation, to stagnation or to none of them? I would say growth should remain the driving factor. Not because inflation is not important, but because inflation will probably decline on its own during 2008 and core inflation will stay close to 2% (in September, 2.1%). The former is based on the assumption that global energy demand will moderate and supply will increase (there are OPEP reserves). The later relies on an assumption of slow (under 2% rate) consumer demand growth in the US in the next quarters. Economic growth is the main concern.


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At first glance, the question may seem misplaced. We have recently known that US GDP grew at an annual rate of 3.9% in the third quarter of the year, whereas inflation rate was 2.8% in September. No stagnation and not too much inflation there. However, plenty of evidence is suggesting that the fourth quarter might look quite different. Growth could be drastically reduced or even be negative, while inflation rates might jump up to 5%. That would very much look like stagflation, one of the most feared events for central banks, since there is no obvious policy response to it.

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2
Nov
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    [post_content] => Ante la nueva bajada de tipos de la Reserva Federal y la continua apreciación del euro frente a la moneda norteamericana (hoy se cambia por casi 1,45$/€), son muchos los comentarios sobre la posible pérdida de competitividad de los productos europeos en aquel mercado. No se debe olvidar que EEUU es el principal comprador mundial de bienes. Frente a estos comentarios dos reflexiones, una actual y otra histórica: Según datos de la Organización Mundial de Comercio, el Reino Unido fue en el primer semestre del 2007 la quinta economía exportadora de bienes del mundo. Y la libra no ha dejado de apreciarse respecto al euro en este periodo.


En segundo lugar, el euro fuerte minimiza el impacto de la factura energética y da estabilidad de precios a los países que la utilizan “...En 1923 la moneda alemana, que durante mucho tiempo se había mantenido al borde del abismo en una situación de equilibrio inestable, finalmente se derrumbó.  En 1913 el marco alemán valía 2,38 dólares norteamericanos.  Hacia 1918 había descendido a siete centavos , y a mediados de 1922, con un centavo de dólar norteamericano podían adquirirse 100 marcos alemanes. En el verano de 1923, A. P. Andrew, miembro del Congreso Norteamericano que visitaba Alemania, observó que le entregaban 4.000 millones de marcos por siete dólares; una comida para dos en un restaurante costaba 1.500 millones , más una propina de 400 millones.  Hacia el 30 de noviembre, la emisión diaria era de hasta 4.000 cuatrillones...” Johnson, Paul, , Tiempos Modernos, Madrid 2007 p.165-166. Un desastre.

El éxito en mercados exteriores debe basarse en algo más que en una depreciación de la moneda. Otros factores muy importantes son la tecnología, el diseño  y la productividad.


    [post_title] => La fortaleza del Euro  y la pérdida de competitividad (Miguel Aguirre)
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Ante la nueva bajada de tipos de la Reserva Federal y la continua apreciación del euro frente a la moneda norteamericana (hoy se cambia por casi 1,45$/€), son muchos los comentarios sobre la posible pérdida de competitividad de los productos europeos en aquel mercado. No se debe olvidar que EEUU es el principal comprador mundial de bienes. Frente a estos comentarios dos reflexiones, una actual y otra histórica: Según datos de la Organización Mundial de Comercio, el Reino Unido fue en el primer semestre del 2007 la quinta economía exportadora de bienes del mundo. Y la libra no ha dejado de apreciarse respecto al euro en este periodo.

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31
Oct
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    [post_content] => Después del recorte de medio punto porcentual realizado hace seis semanas, la Reserva Federal (FED) ha vuelto hoy a bajar tipos de interés. Una medida que señala que la FED sigue más preocupada por el enfriamiento de la economía de EEUU de lo que algunos pensábamos. Y eso que la economía estadounidense parece que ha superado el escenario de crisis inmobiliaria y crediticia ya que ha registrado en el tercer trimestre del año su mayor crecimiento económico en año y medio, el 3,9%. Tipos de interés más bajos, como los que disfrutará la economía de EEUU a partir de hoy, favorecen también el crecimiento por la vía de un dólar depreciado. Y no se debe olvidar que la debilidad del dólar ha contribuido a aumentar las exportaciones y a fortalecer los beneficios de las multinacionales de Estados Unidos, ya que al repatriar sus beneficios obtenidos en otras divisas, obtienen más dólares a cambio de esas divisas extranjeras.

Por tanto, la bajada de tipos de interés indica que la FED prefiere  asegurar el objetivo del crecimiento económico que el de la estabilidad de precios. Los bajos tipos de interés han inundado la economía global con dinero y las amenazas inflacionistas están ahí. ¿Si el crecimiento económico es boyante porqué la FED ha bajado tipos? Porque espera que este recorte apuntale todavía más la demanda agregada, las ganancias de las empresas y el crecimiento económico. Es más si analizamos el comportamiento de las bolsas, en las últimos días, podríamos concluir que  la mayoría de los inversores cree que la FED logrará un aterrizaje suave, es decir, mantendrá la inflación a raya y la economía tendrá la fuerza suficiente para evitar una recesión.


El crecimiento parece asegurado. Lo que  parece más difícil es que la FED  bajando tipos contenga la inflación futura. A no ser que esta bajada de tipos esté mostrando que los estragos provocados por las turbulencias en el mercado del crédito podrían prolongarse por más tiempo del que anticipábamos muchos. Que los problemas crediticios siguen ahí. Por tanto, a pesar del fuerte crecimiento económico del tercer trimestre, la escasez de crédito, el alza en los precios del petróleo, los ambivalentes resultados de las empresas y los nocivos efectos del bajón inmobiliario siguen sembrando dudas sobre la economía estadounidense. A estos problemas, ya de por si graves, hay que unir que esta política monetaria expansiva junto con un dólar depreciado y unos precios del petróleo al alza puede generar en el futuro tensiones inflacionistas que habrá que combatir con subidas de tipos de interés.


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Después del recorte de medio punto porcentual realizado hace seis semanas, la Reserva Federal (FED) ha vuelto hoy a bajar tipos de interés. Una medida que señala que la FED sigue más preocupada por el enfriamiento de la economía de EEUU de lo que algunos pensábamos. Y eso que la economía estadounidense parece que ha superado el escenario de crisis inmobiliaria y crediticia ya que ha registrado en el tercer trimestre del año su mayor crecimiento económico en año y medio, el 3,9%. Tipos de interés más bajos, como los que disfrutará la economía de EEUU a partir de hoy, favorecen también el crecimiento por la vía de un dólar depreciado. Y no se debe olvidar que la debilidad del dólar ha contribuido a aumentar las exportaciones y a fortalecer los beneficios de las multinacionales de Estados Unidos, ya que al repatriar sus beneficios obtenidos en otras divisas, obtienen más dólares a cambio de esas divisas extranjeras.

Por tanto, la bajada de tipos de interés indica que la FED prefiere asegurar el objetivo del crecimiento económico que el de la estabilidad de precios. Los bajos tipos de interés han inundado la economía global con dinero y las amenazas inflacionistas están ahí. ¿Si el crecimiento económico es boyante porqué la FED ha bajado tipos? Porque espera que este recorte apuntale todavía más la demanda agregada, las ganancias de las empresas y el crecimiento económico. Es más si analizamos el comportamiento de las bolsas, en las últimos días, podríamos concluir que la mayoría de los inversores cree que la FED logrará un aterrizaje suave, es decir, mantendrá la inflación a raya y la economía tendrá la fuerza suficiente para evitar una recesión.

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29
Oct

The Fed: fireman or pyromaniac?

Escrito el 29 octubre 2007 por Antonio Zamora en Política Monetaria

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    [post_content] => Last September, Bernanke’s Fed surprised the markets with a 50 bp rate cut, the first monetary easing since 2001. The central bank was thereby addressing the economic risks posed by the housing-originated credit crisis in a context of already declining economic activity. Judging  by the different Fed’s members statements, recession should be a low-probability outcome, but the potential risks were considered high enough to justify a preemptive movement. The markets expect a new rate cut the October 31 and the Fed will surely deliver. At the end of the day, Bernanke’s leadership doesn’t seem to be as different from his predecessor’s. Greenspan has been accused for being too complacent with financial bubbles, for cutting rates quickly and raising them reluctantly. His policy, together with other factors that fostered productivity and curved inflation, contributed to a long period of prosperity, but also to the development of two consecutive and very harmful groups of bubbles: the technological one, whose burst in 2000 led to recession one year later, and the housing and credit bubbles, responsible for present fears. What kind of bubble might the Fed be about to generate now?


To be fair, this Fed should not be definitively judged until a new expansionary economic cycle begins, since previous criticisms have had more to do with “slow hiking” than with “quick cutting”. Anyway, some unwelcome consequences can already be observed. In fact, a new bubble might be developing with the help of the Fed: a commodities bubble. In recent weeks, most commodities have experienced a significant surge in their prices. Oil, in particular, has reached new historic records above $90 per barrel, even being very close to the 1980 highs in real terms.  Although there are several factors explaining this evolution, one of them is the Fed. On the one hand, lower US rates have fostered dollar depreciation. As most commodities are traded in dollars, their prices tend to rise in dollar terms. The costs for the US are clear: higher input costs. The harm is less evident for those economies whose currencies appreciate against the dollar, although their exports suffer. On the other hand, the rate cuts favor financial investment. The housing and credit crisis have reduced the range of available assets and so shares and commodities have been particularly favored.

These reflections point at one of the most urgent challenges for central banking: how to deal with asset inflation. They are well equipped to address goods and services inflation, but have no clear answers when price assets are out of equilibrium. How could they deal with this?


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Last September, Bernanke’s Fed surprised the markets with a 50 bp rate cut, the first monetary easing since 2001. The central bank was thereby addressing the economic risks posed by the housing-originated credit crisis in a context of already declining economic activity. Judging by the different Fed’s members statements, recession should be a low-probability outcome, but the potential risks were considered high enough to justify a preemptive movement. The markets expect a new rate cut the October 31 and the Fed will surely deliver. At the end of the day, Bernanke’s leadership doesn’t seem to be as different from his predecessor’s. Greenspan has been accused for being too complacent with financial bubbles, for cutting rates quickly and raising them reluctantly. His policy, together with other factors that fostered productivity and curved inflation, contributed to a long period of prosperity, but also to the development of two consecutive and very harmful groups of bubbles: the technological one, whose burst in 2000 led to recession one year later, and the housing and credit bubbles, responsible for present fears. What kind of bubble might the Fed be about to generate now?

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18
Oct
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    [post_content] => Mañana se cumplen  20 años del 19 de octubre de 1987 (lunes), en que las bolsas de todo el mundo, se desplomaron. Ese día el Dow Jones cayó más de un 22%, su peor caída en un día. A lo largo de la historia, octubre ha sido el mes de los derrumbes. En octubre de 1929, las bolsas descendieron un 23% en dos días. Y el 27 de octubre de 1997, el índice Dow Jones cayó un 7,2%, con lo que culminó una bajada del 13% en dos meses. De ahí que octubre es un mes en que muchos inversores están nerviosos por que lo asocian con colapsos y elevada volatilidad bursátil.


Sin embargo, esta preocupación por la volatilidad tiene su lado positivo. Como los inversores están esperando lo peor, si las cosas no salen tan mal muchos inversores podrían lanzarse a comprar acciones en un intento por recuperar el terreno perdido, impulsando aún más la subida de las bolsas. Es más la mayoría de los años, octubre ha sido un buen mes para la bolsa, marcando muchas veces el inicio de un auge en el cuarto trimestre. Esto es, precisamente, a lo que apuestan hoy los inversores. El Dow Jones acumula una subida del 11,5 % en lo que va del año. Desde el 9 de octubre el Doiw viene cayendo debido, como ya hemos relatado en este blog de economía, a que el entorno está cargado de incertidumbre. El precio del petróleo, como ya indicamos en este blog, sigue subiendo.

Como ha señalado recientemente E.S. Browning (WSJ de 15 de octubre de  2007, "Exorcising Ghosts of Octobers Past")  al igual que en 1987, el mercado alcista ya dura cinco años y está algo cansado. En 1987, tal como hoy, el dólar estaba depreciándose. Hacia finales de 1987, Estados Unidos y sus socios comerciales también discutían acerca de la debilidad del dólar. Antes, al igual que hoy, EEUU estaba nervioso por su gran déficit comercial y por las exportaciones asiáticas: entonces era Japón, hoy es China. En 1987, al igual que hoy, los inversores extranjeros invertían mucho en EEUU. En 1987, las empresas de adquisiciones deslumbraban a Wall Street comprando grandes compañías. Lo mismo ha sucedido este año. Y en 1987 y 2007 los mercados de préstamos atravesaron por turbulencias.

Sin embargo, a pesar de las similitudes, y tal como ha señalado Ben Bernanke, Presidente de la Reserva Federal (Fed) también hay muchas diferencias. Hoy, los tipos de interés son mucho más bajos que entonces. Y la inflación, que tanto preocupaba a la Fed en 1987, está ahora más contenida hoy, al menos por el momento. Una de las diferencias más importantes entre entonces y hoy es la postura de la Fed. Para combatir la inflación, en 1987 la Fed estaba elevando los tipos de interés y ajustando las condiciones de crédito. Alan Greenspan, entonces presidente del banco central estadounidense, no alivió las condiciones de crédito hasta después del desplome bursátil. En cambio, en esta ocasión, la Fed ha intervenido bajando los tipos de interés e inyectando dinero al sistema bancario. Hoy, la falta de liquidez de los mercados de crédito es para la Fed una preocupación mayor que la inflación.

Para saber que harán los mercados en el futuro habrá que saber, entre otras cosas, cual será la política monetaria, es decir, que harán la Reserva Federal y el Banco Central Europeo con respecto a los tipos de interés.


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Mañana se cumplen 20 años del 19 de octubre de 1987 (lunes), en que las bolsas de todo el mundo, se desplomaron. Ese día el Dow Jones cayó más de un 22%, su peor caída en un día. A lo largo de la historia, octubre ha sido el mes de los derrumbes. En octubre de 1929, las bolsas descendieron un 23% en dos días. Y el 27 de octubre de 1997, el índice Dow Jones cayó un 7,2%, con lo que culminó una bajada del 13% en dos meses. De ahí que octubre es un mes en que muchos inversores están nerviosos por que lo asocian con colapsos y elevada volatilidad bursátil.

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3
Oct

Venezuela se prepara para cambiar su moneda

Escrito el 3 octubre 2007 por JUAN CARLOS MARTINEZ en América Latina, Política Monetaria

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    [post_content] => El lunes se inició en Venezuela la fase previa de la Reconversión Monetaria, una medida que pretende crear, a partir del 1 de enero de 2008, una nueva moneda –el bolívar fuerte-, que sustituirá al bolívar actual.
Bolivar.JPG
La Reconversión Monetaria consiste en dividir por mil (o dicho de otro modo, quitar tres ceros), al bolívar actual y adaptar esa nueva escala monetaria a todos los precios, salarios, pensiones, impuestos… Desde el 1 de octubre y con el objetivo de familiarizar a la población con la nueva moneda, los precios de todos los bienes y servicios deben exhibirse en bolívares actuales y en bolívares fuertes. Es decir, algo parecido a lo que ocurrió con el euro, en los meses anteriores al 1 de enero de 2002.

Según el gobierno venezolano, la Reconversión Monetaria tiene como finalidad el crecimiento de la economía, el desarrollo socioeconómico del país y el fortalecimiento del bolívar. Pero en el fondo se trata de una medida para tratar de controlar la inflación, mediante la reducción del valor nominal de la moneda. En Venezuela, gracias a los ingresos petroleros y las políticas monetarias y fiscales expansivas que viene aplicando el ejecutivo de Chávez, la inflación se ha convertido en un gran problema. En el periodo 1998-2006, la inflación acumulada supuso un 440%. Para este año, el objetivo del Gobierno era situar el IPC en el 12% - frente al 17% que alcanzó el año pasado -,  algo que parece que será difícil de cumplir, puesto que hasta septiembre, ya acumulaba el 10,9%, a pesar que el IVA se ha reducido en 5 puntos para frenar los precios.

Pero la inflación no es el único desequilibrio que muestra la economía venezolana. A pesar de que los ingresos petroleros han permitido lograr un abultado superávit por cuenta corriente, y que las reservas se acercan a los 30.000 millones de dólares, el tipo de cambio oficial del bolívar con el dólar, se mantiene anclado en 2.150 Bs/$, cuando en el mercado paralelo, la moneda norteamericana cotiza a casi 5.000 bolívares. Además, para evitar la fuga de capitales,  existe un férreo control sobre la cantidad de dinero que los venezolanos pueden utilizar anualmente fuera del país.



Venezuela es el 9ª productor y el 8ª exportador de petróleo del mundo, Y eso que la producción se ha reducido en los últimos años, debido  a la falta de inversión en el sector y a la purga política que se hizo en la estatal PDVSA tras la huelga petrolera de 2002-2003. Pero gracias a los altos precios que el crudo ha alcanzado, el estado venezolano obtuvo en 2006, unos ingresos superiores a los 45.000 millones de dólares por sus ventas de petróleo. Gran parte de esos ingresos han tenido como destino políticas sociales, pero también a la compra de material militar y a financiar la particular política exterior Chávez.

Con un petróleo rondando máximos históricos, y viendo como ha actuado hasta ahora el dirigente venezolano, resulta difícil pensar que variará su forma de conducir la política y la economía. En este contexto, ¿resultará efectiva la Reconversión Monetaria? ¿se estabilizará la economía venezolana? ¿son adecuadas las actuaciones  políticas, sociales y económicas que está llevando a cabo Chávez?


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El lunes se inició en Venezuela la fase previa de la Reconversión Monetaria, una medida que pretende crear, a partir del 1 de enero de 2008, una nueva moneda –el bolívar fuerte-, que sustituirá al bolívar actual.
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La Reconversión Monetaria consiste en dividir por mil (o dicho de otro modo, quitar tres ceros), al bolívar actual y adaptar esa nueva escala monetaria a todos los precios, salarios, pensiones, impuestos… Desde el 1 de octubre y con el objetivo de familiarizar a la población con la nueva moneda, los precios de todos los bienes y servicios deben exhibirse en bolívares actuales y en bolívares fuertes. Es decir, algo parecido a lo que ocurrió con el euro, en los meses anteriores al 1 de enero de 2002.

Según el gobierno venezolano, la Reconversión Monetaria tiene como finalidad el crecimiento de la economía, el desarrollo socioeconómico del país y el fortalecimiento del bolívar. Pero en el fondo se trata de una medida para tratar de controlar la inflación, mediante la reducción del valor nominal de la moneda. En Venezuela, gracias a los ingresos petroleros y las políticas monetarias y fiscales expansivas que viene aplicando el ejecutivo de Chávez, la inflación se ha convertido en un gran problema. En el periodo 1998-2006, la inflación acumulada supuso un 440%. Para este año, el objetivo del Gobierno era situar el IPC en el 12% – frente al 17% que alcanzó el año pasado -, algo que parece que será difícil de cumplir, puesto que hasta septiembre, ya acumulaba el 10,9%, a pesar que el IVA se ha reducido en 5 puntos para frenar los precios.

Pero la inflación no es el único desequilibrio que muestra la economía venezolana. A pesar de que los ingresos petroleros han permitido lograr un abultado superávit por cuenta corriente, y que las reservas se acercan a los 30.000 millones de dólares, el tipo de cambio oficial del bolívar con el dólar, se mantiene anclado en 2.150 Bs/$, cuando en el mercado paralelo, la moneda norteamericana cotiza a casi 5.000 bolívares. Además, para evitar la fuga de capitales, existe un férreo control sobre la cantidad de dinero que los venezolanos pueden utilizar anualmente fuera del país.

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6
Sep
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    [post_content] => Como habían pronosticado en este blog de economía José Ramón Díez, el 24 de agosto, y Juan Carlos Martínez Lázaro ayer (reconforta ver que alguna vez acertamos los economistas en nuestras predicciones) el Banco Central Europeo mantuvo hoy sin cambios los tipos de interés en el 4%. La decisión supone un cambio de intenciones desde su anterior reunión del 2 de agosto, en la que el banco central insinuó que endurecería su política monetaria en septiembre. La medida obedece a los temores por la liquidez en los mercados financieros tal como explicaré en un artículo que aparecerá mañana en el diario EXPANSIÓN.


Esta decisión de mantener tipos también ha sido buena para los españoles ya que los indicadores de consumo familiar del segundo y tercer trimestre muestran, en general, una tónica de enfriamiento. Aquí durante años, hemos disfrutado de tipos de interés sumamente bajos. Mucha gente aprovechó el bajo precio del crédito para comprar viviendas mediante una hipoteca, lo que a su vez generó un aumento de los precios inmobiliarios. Sin embargo, las paulatinas subidas de tipos de interés han encarecido las hipotecas. En octubre de 2005 el Euribor se situaba en 2,41%. Desde entonces se ha doblado. Hoy el Euribor está alrededor del 4,8%, el alza más acelerada en varios años. De esta forma el crédito se ha vuelto más difícil para los hogares españoles, el endeudamiento llega a cotas alarmantes, algunas familias han dejado de pagar sus deudas con el consecuente aumento de la morosidad bancaria. En definitiva la subida del Euribor ha colocado a las familias, en niveles históricos de endeudamiento, y, por tanto, su consumo se reduce. El mantenimiento de los tipos abre la puerta a una rebaja del Euribor lo que aliviaría la situación financiera de las familias y las empresas españolas.

La situación en España no está tan boyante. Las matriculaciones de automóviles han vuelto a registrar una disminución en el segundo trimestre, en julio y agosto. En agosto, el índice PMI del sector manufacturero cosechó su peor registro desde octubre de 2005. Además el Índice de Comercio al por Menor está creciendo la mitad que hace un año; mientras que el Índice de Confianza del Consumidor se ha deteriorado 11,6 puntos respecto al mismo periodo de 2006, según datos del Ministerio de Economía. En agosto, el índice PMI del Sector Manufacturero Español -indicador compuesto diseñado para medir el comportamiento de la economía manufacturera- registró un crecimiento anual del 2%, el ritmo más débil desde octubre de 2005, según NTC Economics. Las ventas reales interiores declaradas al fisco por las grandes empresas en julio parecen que vuelven a reducir su crecimiento y una evolución similar presenta el Índice de Comercio al por Menor ¿Estamos ante un cambio de ciclo en la economía española?


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Como habían pronosticado en este blog de economía José Ramón Díez, el 24 de agosto, y Juan Carlos Martínez Lázaro ayer (reconforta ver que alguna vez acertamos los economistas en nuestras predicciones) el Banco Central Europeo mantuvo hoy sin cambios los tipos de interés en el 4%. La decisión supone un cambio de intenciones desde su anterior reunión del 2 de agosto, en la que el banco central insinuó que endurecería su política monetaria en septiembre. La medida obedece a los temores por la liquidez en los mercados financieros tal como explicaré en un artículo que aparecerá mañana en el diario EXPANSIÓN.

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