Archivo de la Categoría ‘Economía española’

22
Nov

España: Ganando productividad ¿De qué tipo?

Escrito el 22 noviembre 2014 por Miguel Aguirre Uzquiano en Economía española

Últimamente hay opiniones divergentes sobre el principal motivo del impulso de las exportaciones españolas desde el 2009.

Está claro que la exportación ha sido el principal motor de la Demanda Agregada con incrementos del 44% en los últimos cinco años.  Se indica, según datos de Eurostat que los costes laborales en la Industria Española han descendido un 5% en el mismo periodo, frente por ejemplo a un incremento del 12% en Francia, lo que ha hecho los bienes españoles más atractivos a los mercados exteriores.  Y  eso sin tocar la moneda.

Ahora que conocemos que las importaciones se han incrementado un 6% interanual, hasta septiembre 2014, lo que por otra parte era previsible cuando la situación económica fuera mejorando nos encontramos ante la pregunta de si este aumento en productividad es sostenible para el próximo ejercicio.

Quiero plantear en estas líneas que si tres millones de trabajadores han salido del mercado laboral está claro que se ha dado un incremento brutal a la productividad del tejido empresarial español.  Pero se ha realizado disminuyendo el denominador  del cociente de la productividad.  Para que las exportaciones sigan incrementándose, además de la situaciones de los mercados compradores (se espera un crecimiento de Francia del 0,8% en el 2015 o del 1,3% de la Eurozona) va a ser necesario un incremento de la inversión para la mejora del tejido productivo que produzca productos más atractivos y punteros.  Parece que los datos de inversión van en la buena dirección pero el endeudamiento privado y público sigue siendo alto y en esta situación el ahorro sigue siendo un deseo y las líneas de circulante se siguen utilizando para cancelar deuda y no para renovar el tejido productor.

Las exportaciones han tenido un buen dato de incremento hasta septiembre del 1,9%, pero la diferencia entre ventas y compras ha llevado al déficit comercial a incrementarse en el año a un déficit de 18.854 millones frente a 11.007 del 2013.

El gran reto de España en los próximos meses es mantener el incremento exportador vía productividad que vamos a llamar buena, frente a la obtenida del menor número de empleados en las empresas.  Los datos de incremento de exportaciones a destinos extracomunitarios como China (+41%) o Estados Unidos (+28%), en los primeros nueve meses del año o que el 19,9% de las exportaciones se sitúen en los sectores de tecnología media y alta (como los bienes de equipo) indican que la dirección es la correcta.

17
Nov

I+D: España y Zona Euro

Escrito el 17 noviembre 2014 por en Economía española, Unión Europea

Por gentileza de perpe.es

I+D

16
Nov

I+D y crecimiento económico

Escrito el 16 noviembre 2014 por en Economía española

El Consejo de Ministros aprobó ayer el proyecto de una nueva Ley de Patentes con el fin de mejorar el nivel tecnológico de España. La capacidad del sistema científico y tecnológico español para investigar y generar innovaciones sigue siendo bajo. Precisamente este jueves el INE publicó los datos de gasto en Investigación y Desarrollo (I+D) del año 2013, que no fueron buenos. En el año 2013 el gasto en I+D fue de 13.052 millones de euros, lo que supuso una reducción del 2,5% respecto al año anterior. Descensos que lamentablemente se vienen repitiendo en los tres últimos años. La reducción del año 2013 se debió a una caída en el gasto en I+D del sector público del 3% y a un descenso del 2,1% en el del sector privado.

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Además, en la economía española el gasto en I+D se distribuye de forma extraña. Las administraciones públicas gastan el 47% del total, mientras que el sector que más impulsa la I+D es el empresarial con el 53% del gasto en el año 2013. Sin embargo, esta proporción es muy distinta a la del resto de los países desarrollados, en los que el gasto de las administraciones públicas representa un poco menos del 40% del gasto total en I+D y en cambio el gasto empresarial supone más del 60%.

Esta proporción diferente de España pone de manifiesto la mayor dificultad que, con respecto a otros países desarrollados, tiene el sector empresarial español para desarrollar innovaciones tecnológicas. Más innovación permitiría a las empresas situarse en una posición más competitiva en los mercados internacionales.

Además, el volumen del gasto en I+D en España es muy limitado: en el año 2013 representó el 1,24% del PIB, algo inferior al del año 2012 (1,27%) y también inferior al nivel de gasto realizado por otras economías de nuestro entorno, tal como ha puesto de manifiesto la OCDE, este miércoles, en su informe “Perspectivas de la OCDE sobre Ciencia, Tecnología e Industria 2014”. Así, por ejemplo, en los últimos años, Alemania y Francia han duplicado el gasto de España, medido en porcentaje del PIB.

Desgraciadamente, la contracción del gasto en I+D también se está reflejando en la competitividad de la economía española. El World Economic Forum (WEF) en su último informe sobre competitividad mundial sitúa a nuestro país en la posición número 35 del mundo, mientras que muchos de los socios de la UE se encuentran en posiciones más avanzadas. Finlandia es la cuarta economía más competitiva del mundo, Alemania la quinta, Holanda la octava y Reino Unido la novena. Todas ellas superan a España en inversión en I+D medida en porcentaje del PIB. La clasificación muestra claramente que los países más innovadores son también los más competitivos.

En el caso de España, las consecuencias de la crisis y los recortes presupuestarios en I+D se han dejado notar en la menor capacidad de innovación de nuestra economía. Parece que la política tecnológica no funciona bien. Sirva como ejemplo que el WEF ha clasificado de nuevo a España en la posición número 102 (de un total de 148 países) según las facilidades que el gobierno da a las familias y a las empresas para la adopción de nuevas tecnologías.

La necesidad de las patentes

El WEF también señala que el volumen de patentes que se generan en España no es suficiente (puesto 26). Es por este motivo por lo que ayer se aprobó el proyecto de una nueva Ley de Patentes, con el objetivo de facilitar su concesión y fomentar y proteger la innovación. No se debe olvidar que en los últimos años la probabilidad de que la investigación produzca patentes ha aumentado significativamente. En el caso de España la producción de patentes es manifiestamente mejorable, ya que tenemos un excelente plantel de científicos e ingenieros que el ranking del WEF lo sitúa en el puesto 11 del mundo.

Es más, parece que en 2014 las cosas van un poco mejor. Los últimos datos del INE sobre el comercio exterior de servicios muestran que en el primer semestre de este año las exportaciones de royalties (los ingresos generados por la utilización en el exterior de patentes españolas) aumentaron un 16% respecto al mismo periodo del año pasado, mientras que las importaciones cayeron un 1,7%. Estos ingresos corresponden en su mayoría a filiales de empresas nacionales que utilizan patentes españolas en su actividad en el extranjero.

Este mejor comportamiento de la balanza tecnológica puede estar reflejando que, dado que la situación económica del mundo en el primer semestre de este año fue mejor que la española, las filiales de nuestras empresas en el exterior aumentaron su actividad y, con ella, sus pagos por royalties a la sede central en España. En cambio, como la actividad económica en España fue más lenta disminuyó la utilización de patentes extranjeras y, por tanto, se redujeron los pagos por royalties. La balanza tecnológica señala que España está aumentando su capacidad para exportar tecnología y para utilizar tecnología propia. Suele ocurrir que cuanto mayores son los ingresos de la balanza tecnológica mayores son los esfuerzos en I+D.

Los últimos datos de la OCDE (que corresponden al año 2012) hacen hincapié en la necesidad de mejorar el desarrollo del sector de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en nuestro país. Del total de las patentes solicitadas en España en el año 2012 (1.559) el 26% correspondían al sector TIC, mientras que en otros países más desarrollados tecnológicamente como Finlandia o Estados Unidos este porcentaje se elevaba hasta el 53% y el 40% respectivamente.

Cambios en la política tecnológica

Es bien sabido que la política de innovación tiene como objetivo el que se desarrollen cambios tecnológicos que mejoren la productividad de la economía y aumenten su competitividad. Así las cosas, el gobierno tiene que actuar eficazmente para conseguir un mayor nivel de gasto en I+D tanto en los presupuestos del Estado como sobre todo en las empresas, generando incentivos para aumentar la financiación de las actividades innovadoras.

La política tecnológica debe tener en cuenta numerosos aspectos para que la I+D tenga el mayor efecto productivo sobre la economía. Señalaremos tres:

Primero, fortalecer las relaciones entre los investigadores del sector público y las necesidades de las empresas. Para competir en los mercados internacionales las empresas deben innovar, y dado que casi la mitad del gasto en I+D en España lo realiza el sector público, se deben estrechar los vínculos entre las universidades y el sector privado. Esto favorecería la innovación en las PYMES. No se debe olvidar que la mayor parte de las empresas españolas son PYMES sin departamentos de I+D.

Segundo, generar mayores incentivos fiscales a la I+D. En esta línea se encuentra la reforma tributaria que entrará en vigor en 2015 y que contempla un aumento de la deducción de los gastos por actividades de I+D. Siguiendo este planteamiento también podrían incentivarse fiscalmente las inversiones de capital riesgo en actividades emprendedoras, que son algunas de las más innovadoras y con las que, según el informe antes citado de la OCDE, España tiene una tarea pendiente. Nuestro país se encuentra dentro de la mitad de los países de la OCDE con menores facilidades para el emprendimiento, con menos patentes entre las empresas emprendedoras y con menor índice de inversión en capital riesgo. La política tecnológica debería facilitar en mayor medida la creación de estas empresas y todavía más si tienen un componente tecnológico.

Tercero, mejorar la formación de la mano de obra y atraer y retener a la más cualificada. Ya hemos comentado en otras ocasiones la urgente necesidad de mejorar formación del capital humano, especialmente al nivel de la formación profesional. En esta ocasión, con motivo de los datos del INE publicados el jueves, hay que resaltar también la situación de los trabajadores de alto nivel de cualificación. En el año 2010 España tenía 222.022 empleados en actividades de investigación y desarrollo (medidos en equivalencia a jornada completa): desde entonces se han perdido 18.411, (de ellos 5.220 corresponden al año pasado). Los que nos gobiernan deben desincentivar la llamada “fuga de cerebros” al impulsar, por ejemplo, programas de formación doctoral y postdoctoral de alta calidad o favorecer los intercambios con centros de investigación internacionales. Poner todos los medios a su alcance para retener y atraer investigadores y tecnólogos que aumenten la plantilla científica e innovadora española.

En definitiva, es necesaria una política tecnológica que impulse mucho más la I+D y que incentive el sector de las TIC, que está siendo clave para mejorar la productividad y la competitividad de las economías. Es de esperar que la aprobación, ayer, del proyecto de Ley de Patentes, permitirá aumentar el número de patentes y, por tanto, la cantidad de innovación. En definitiva, España necesita más I+D que genere más tecnología propia, y con ella obtener más crecimiento económico y empleo de forma duradera en el largo plazo.

Fuente: Rafael Pampillón. «I+D y crecimiento económico». Expansión, 16 de noviembre de 2014. página 42.

 

2
Nov

El reto de la productividad

Escrito el 2 noviembre 2014 por en Economía española

Esta semana hemos recibido abundante información económica sobre la situación de la economía española. El INE ha publicado el avance del PIB del tercer trimestre del año, la inflación adelantada del mes de octubre y los datos para el mes de septiembre del Índice de Comercio Minorista. Además, el Banco de España ha dado a conocer la balanza de pagos del mes de agosto y el Banco Mundial ha publicado su informe anual sobre la facilidad que tienen los países para hacer negocios (Doing Business).

El INE confirmó lo que ya había adelantado el Banco de España la semana pasada: en el tercer trimestre la economía española creció en tasa interanual un 1,6% frente al 1,3% anterior. En tasa intertrimestral el crecimiento fue del 0,5%, que se debió fundamentalmente al aumento de la inversión (1,5% trimestral) y el consumo (0,5%).

Desgraciadamente la evolución de la productividad de la economía española sigue siendo muy baja: 0,14% en el tercer trimestre. Sin embargo, fue mejor que la del segundo trimestre que presentó una tasa negativa (-0,43%).

Aumentar la productividad

Es importante que la economía crezca, pero también es fundamental que aumente la productividad para que pueda ser más competitiva. Para aumentar la productividad España debería contar, al igual que otros países, con un desarrollo tecnológico importante y con una mayor dotación de trabajadores con la formación necesaria para trabajar en las nuevas tecnologías de la información y el conocimiento. Ciertamente las empresas españolas se están modernizando e incorporando muchos de los cambios técnicos necesarios para posicionarse mejor en el exterior pero, a veces, no encuentran el capital humano necesario para mejorar su productividad. De ahí que el objetivo de la política laboral no debería ser sólo aumentar la ocupación, sino que los nuevos empleados produzcan más y mejor. También se necesitan mayores incentivos a la I+D, créditos baratos para la creación de nuevas empresas tecnológicas y sobre todo la mejora de la formación de la mano de obra, especialmente la de los trabajadores más jóvenes que tienen más flexibilidad y un mayor recorrido en el mercado laboral.

Este bajo crecimiento de la productividad hace que la economía pierda competitividad, lo que se está traduciendo en el escaso crecimiento de las exportaciones y en el aumento imparable de las importaciones. Ayer el Banco de España informó que de enero a agosto de este año las exportaciones de bienes y servicios sólo crecieron un 1,5% con respecto al mismo periodo del año pasado, mientras que las importaciones lo hicieron a un ritmo del 3,75%.

Afortunadamente, la economía española mantiene todavía un nivel de precios muy moderado que puede favorecer que se produzca en el futuro un mayor aumento de las exportaciones y una reducción del déficit comercial. Así, el INE ha publicado que la inflación del mes de septiembre continúa siendo negativa y se situó en el -0,1% anual. Esto también es una buena noticia para las familias, que ganan poder adquisitivo y pueden aumentar su consumo. Precisamente los datos del INE de comercio minorista del mes de septiembre publicados esta semana muestran un crecimiento internanual del consumo del 1,1% medido en términos desestacionalizados, el mayor aumento desde hace diez meses. Ha afectado especialmente al equipamiento del hogar (4,3%), un indicador de que está aumentando la actividad inmobiliaria.

La construcción se recupera

Efectivamente, el sector de la construcción muestra signos de recuperación. Los datos del Banco de España señalan un aumento de ese sector en el tercer trimestre y lo hace por segunda vez consecutiva, algo que no sucedía desde hacía más de cuatro años. También el número de trabajadores de la construcción afiliados a la Seguridad Social y el consumo de cemento siguen una tendencia positiva lo que es un indicador más de que el sector se está recuperando. Por si eso fuera poco, los datos hipotecarios de esta semana señalan que en el mes de agosto se constituyeron 15.040 hipotecas sobre viviendas, lo que supone un importante incremento anual del 24%. Además, quienes financiaron su casa lo hicieron al menor interés medio desde mayo de 2011, un 3,76%.

Una forma de mejorar la productividad y aumentar el tejido empresarial es la facilidad para hacer negocios. Esta semana hemos recibido una buena noticia: el informe “Doing Business” del Banco Mundial para el año 2015 muestra que España ha alcanzado la posición número 33 del mundo. Un avance de 19 puestos en un solo año que ha hecho que sea el país hispanohablante con mayores facilidades para hacer negocios y que se encuentre a un nivel semejante al de los países de la zona del euro. Ello se debe a que se están reduciendo los trámites para abrir nuevos negocios. Hemos progresado mucho pero no lo suficiente, de ahí que haya que seguir insistiendo en la necesidad de reforzar la estabilidad institucional y la seguridad jurídica. Se consigue así mejorar la competitividad de las empresas nacionales y dar incentivos a la inversión extranjera. Precisamente ayer el Banco de España publicó que la inversión extranjera directa en España aumentó un 33% en los ochos primeros meses del año con respecto al mismo periodo del año anterior.

Aumentar las exportaciones

Aunque, España crece, lo está haciendo mediante el fortalecimiento de su demanda interna: aumentando el consumo, la construcción y las importaciones. En cambio las exportaciones, que han sido el motor de la recuperación y que sería deseable que continuaran siéndolo, se debilitan. Las empresas españolas deberían aprovechar los menores precios de sus productos y la mejor situación de la economía internacional para continuar vendiendo al exterior. Aunque ahora el mercado de la zona del euro no está pasando por un buen momento, España podría dirigirse a satisfacer la demanda de los mercados de América Latina que se espera que continúen teniendo un importante crecimiento económico en el futuro.

Este aumento de la demanda externa favorecería que las empresas exportadoras aumentasen su plantilla y, por tanto, se redujera el desempleo. Para poder exportar no basta con producir sino también hay que aumentar la productividad y para ello la tecnología es una pieza clave. De ahí que España se tenga que adaptar definitivamente a la nueva situación tecnológica mundial.

La tendencia a proteger a los trabajadores y a refugiarlos en sectores de baja productividad, como la construcción o los servicios de baja cualificación, ha sido uno de los factores que provocaron la crisis económica y el elevado número de parados. Una reforma del mercado laboral que incentive la formación para aprovechar los nuevos empleos que brinda la Tercera Revolución Tecnológica es una herramienta básica para asegurar en el futuro un crecimiento económico de alta productividad y, por tanto, competitivo.

Así las cosas, esperemos que el año que viene la reforma fiscal con su reducción de impuestos aliente la actividad empresarial. Esto unido a los menores precios de la energía, especialmente del petróleo, disminuirá los costes y aumentará el margen empresarial: es un incentivo para conseguir una mayor producción. Además, el mayor dinamismo de la actividad empresarial junto con las iniciativas en el sistema financiero para agilizar el crédito podrá contribuir también a mejorar el crecimiento económico. España tiene ahora la oportunidad de elegir la vía de un crecimiento económico de alto contenido tecnológico. Es tarea de todos.

Fuente: Rafael Pampillón. «El reto de la productividad». Expansión, 1 de noviembre de 2014. página 47.

27
Oct

Buenos datos de empleo

Escrito el 27 octubre 2014 por en Economía española

El jueves de la semana pasada conocimos la Encuesta de Población Activa (EPA) del tercer trimestre de este año y el Banco de España publicó sus estimaciones del crecimiento económico de España también para el tercer trimestre de este año. Además, el martes de la semana pasada el INE publicó el Índice de Cifra de Negocio Empresarial para el mes de agosto. Los resultados han sido muy buenos y señalan, una vez más, que la economía española se recupera.

Según los datos de la EPA, en el tercer trimestre se produjo una reducción en el número de parados de 195.200 personas, la mayor caída en un tercer trimestre de toda la serie histórica. Como consecuencia la tasa de paro entre julio y septiembre de este año fue del 23,7%. Una notable reducción ya que hace un año se situaba en el 25,7% y es, además, la menor tasa de desempleo desde el cuarto trimestre de 2011. España tiene ahora 5,4 millones de desempleados, que es el volumen de parados más bajo desde el cuarto trimestre de 2011. Además, durante el tercer trimestre de este año España aumentó la ocupación en 151.000 empleos más. El mercado laboral sigue dando signos de crecimiento en el empleo pero ¿se puede decir que también aumenta la calidad? Como en casi todo, la respuesta no es única. Durante el tercer trimestre se pueden observar aspectos más positivos y otros negativos. Seguir leyendo…

26
Oct

La tasa de paro en España

Escrito el 26 octubre 2014 por Miguel Aguirre Uzquiano en Economía española

España ha realizado en los tres últimos años severos ajustes que han dado mayor competitividad a la economía, mediante una devaluación interna que han impulsado las exportaciones del país en más de un 30% desde el 2011.    Es una referencia mundial en red de kilómetros instalados de tren de Alta Velocidad, el cuarto país mundial de potencia instalada de Energía Eólica, el 35% de todo el aceite producido en el mundo y el mayor en cuanto a superficie instalada de vino.    Además de la mayor flota pesquera de Europa, duplicando a la segunda del Reino Unido y con el mayor número de empresas de infraestructuras ganadoras en licitaciones internacionales.   Las agencias de rating y riesgo están paulatinamente incrementando la calificación del país, que sin embargo, sigue , después de las subidas, estando con un rating muy por debajo de Alemania, Reino Unido y Francia.Evolucion de la tasa de paro en españa rojo

Una cuestión a tener en cuenta es cómo pesa, para los analistas internacionales la alta tasa de paro, todavía existente en el país.  Para ponerlo en contexto, de los 65 países que actualiza semanalmente la publicación The Economist, sólo Grecia , Sudáfrica y  España tienen una tasa de paro del 25%.  O por poner otros ejemplos , en Francia Hollande se encuentra con serios problemas con un 10% o en Estados Unidos Obama vio como el mayor peligro a su reelección era una tasa del 6%.

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19
Oct

En los últimos días se han producido turbulencias importantes en los mercados financieros internacionales que presagiaban que la economía europea podría entrar de nuevo en una recesión. Sería la tercera desde que comenzó la crisis. De ahí que el martes de esta semana se reuniera el Consejo de Asuntos Económicos y Financieros de la Unión Europea (ECOFIN) para buscar soluciones que permitieran mejorar el crecimiento económico europeo. Además, los últimos datos de Alemania son inquietantes: la producción industrial cayó considerablemente en el mes de agosto y en octubre la confianza de los inversores se volvió a deteriorar.

Por su parte, Francia está reclamando a la Unión Europea (UE) una mayor flexibilidad para incrementar su gasto público, sobre todo en inversiones en infraestructuras, como medio para generar crecimiento económico. Algo que podría también aplicar la economía italiana que también tiene serias dificultades en su crecimiento. Efectivamente, en los últimos trimestres se observaba que la economía de la zona del euro seguía una tendencia de crecimiento positivo impulsado por sus cuatro grandes países Alemania, Francia, Italia y España. Ahora el problema es que en el segundo trimestre de este año Alemania va para atrás (-0,2% de crecimiento del PIB), Francia se ha estancado (0%) e Italia sigue cayendo (-0,2%, la segunda caída trimestral). Sólo España ha mejorado su producción con un crecimiento del PIB del 0,6%.

barco 3A pesar de los problemas que sufre Europa, la economía mundial sigue avanzando. Los países emergentes continúan teniendo previsiones de crecimiento cada vez mayores, como indicó la semana pasada el FMI, a la vez que Estados Unidos se está fortaleciendo con rapidez principalmente por el buen comportamiento del sector energético y manufacturero. Hay pocas dudas sobre la solidez de los cimientos de la recuperación económica global. Sin embargo, la UE, una vez más, se está quedando rezagada del resto del Mundo. Lo que viene certificado, por ejemplo, por los datos de producción industrial.

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8
Oct

Empleo y crecimiento económico

Escrito el 8 octubre 2014 por en Economía española

La abundante información económica conocida la semana pasada muestra que España sigue en el camino de la recuperación. La economía española lleva cinco trimestres con crecimiento económico positivo. Efectivamente, la información estadística que viene apareciendo, incluida la publicada la semana pasada de comercio minorista y de afiliación a la seguridad Social, señala que también durante el tercer trimestre de este año la economía española siguió creciendo, aunque lo hizo a un ritmo ligeramente menor que en el segundo trimestre. También hemos conocido información sobre la evolución de los precios del mes de septiembre y sobre las decisiones tomadas en la reunión del Banco Central Europeo (BCE) del jueves. Finalmente, la presentación de los Presupuestos Generales del Estado muestra cual será la política fiscal de España para el año que viene.

El comercio minorista creció rápidamente en agosto: 2,8% desestacionalizado respecto a julio, el mayor aumento mensual desde hace dos años. Entre julio y agosto, los mayores aumentos del comercio se produjeron en estaciones de servicio (4,2%), debido a los desplazamientos de las vacaciones de verano, y en alimentación (2,5%).

Confianza

Este aumento del consumo es un indicador de la buena marcha del sector industrial. La inmensa mayoría de los bienes de consumo son productos industriales. Precisamente esta semana Markit ha publicado los datos de su Índice de Gestión de Compras Manufactureras (PMI por sus siglas en inglés). Entre julio y septiembre España obtuvo un valor medio de 53,9 lo que supone el tercer trimestre consecutivo de crecimiento. Recordemos que este Índice señala una expansión del sector si es mayor de 50 y una contracción en caso contrario. La producción manufacturera española se recupera y lo hace con fuerza, apoyada por el aumento de la demanda interna (consumo e inversión) y las exportaciones, favorecidas también por la caída de los precios industriales.

Reducción de precios

Así, el INE publicó el viernes el Índice de Precios de Exportación que disminuyó en agosto un 1,2% anual, continuando la tendencia que mantiene desde marzo del año pasado. Este es el resultado de la reducción de los costes de producción que está aumentando la competitividad de las exportaciones. También abarata los productos nacionales frente a los importados.

Estos menores precios también se han visto reflejados en los datos que ha avanzado el INE la semana pasada sobre la evolución del IPC en el mes de septiembre: una caída del 0,2% anual. Una lectura positiva de este dato es que permite que los jubilados y los trabajadores no pierdan poder adquisitivo y que los productos españoles continúen siendo muy competitivos en los mercados internacionales. Afortunadamente la tendencia negativa en los precios se está moderando (la inflación interanual en agosto fue del -0,5%) y el Banco de España espera que a finales de este mismo año tengamos algo de inflación.

Política monetaria expansiva

Precisamente para facilitar la concesión de créditos y así dinamizar la economía y elevar algo el nivel de precios, el BCE anunció el jueves que mantiene los tipos de interés a los niveles mínimos que estableció en septiembre; las entidades financieras continuarán pudiendo acceder a préstamos al 0,05% de interés y sus depósitos en el BCE tendrán que pagar un interés del 0,2%. Además, Draghi ha anunciado que este mes comenzará un programa de compra de cédulas hipotecarias y activos titulizados que durará los próximos dos años y con el que inyectará al sistema financiero cerca de un billón de euros.

Esta situación de enorme liquidez está siendo muy beneficiosa para el Tesoro español que ha visto como los inversores internacionales han aumentado esta semana todavía más la demanda de deuda pública. En la primera subasta de octubre la rentabilidad del bono a diez años ha alcanzado un nuevo mínimo y se han situado por debajo del 2,1%.

Parece probable que esta política monetaria expansiva del BCE ayude a aumentar el nivel de precios también en la economía española. Precisamente esta semana el Ministerio de Hacienda ha estimado un Escenario Macroeconómico en el que la inflación, medida por el deflactor del PIB, se situará en un 0,1% para este año y en el 0,6% en 2015. También prevé que el PIB continuará aumentando (se prevé que crezca un 1,3% en 2014 y un 2% en 2015).

Aumenta el empleo

Una consecuencia de este mayor crecimiento de la producción es que continuará aumentando el nivel de empleo. El buen comportamiento del mercado laboral durante el mes pasado es un reflejo de esta situación. Por primera vez desde el año 2007 se han sumado nuevos afiliados en un mes de septiembre: 12.182. En términos desestacionalizados la cifra es todavía mayor y alcanza los 46.961 afiliados, el mejor mes de septiembre desde hace ocho años.

Además, la contratación continúa mejorando rápidamente. En el mes de septiembre se firmaron más de 1,63 millones de contratos, de los que el 8,5% fueron indefinidos. Así, este tipo de contrato crece a un ritmo de más del 15% anual y ya lo hace por séptimo mes consecutivo, algo que no pasaba desde 2006, lo que supone que en lo que va de año se hayan realizado en España 984.034 contratos indefinidos.

Esta buena evolución del empleo ha permitido que la ratio afiliados ocupados entre pensionistas haya sido del 1,98 en el tercer trimestre, igualando al trimestre anterior y superando el dato de cierre del año 2013 (1,96). Aunque es una buena noticia para la sostenibilidad del sistema de pensiones es insuficiente. El fuerte envejecimiento de la población que se está produciendo y que se acelerará todavía más en las próximas décadas exige hacer reformas adicionales en el sistema de pensiones para facilitar la viabilidad financiera.

En cuanto al paro registrado, en septiembre hubo 19.720 desempleados más que en agosto. Pero en términos desestacionalizados el paro experimentó un considerable descenso. Se trata del mejor dato de la serie histórica en un mes de septiembre: 33.127 parados menos.

Con la información del mes de septiembre podemos completar el comportamiento de la creación de empleo en el tercer trimestre de este año. El resultado es que aunque en la serie original la Seguridad Social perdió 23.292 trabajadores entre julio y septiembre; si eliminamos los efectos estacionales y de calendario los afiliados aumentaron en 56.523. Además, el paro registrado también ha mejorado ligeramente en el tercer trimestre con un descenso en el número de desempleados tanto en los datos originales (-2.051) como en los corregidos de efectos estacionales y de calendario (-11.861).

Sin embargo, si queremos tener la mejor imagen de cómo se ha comportado el mercado laboral en el tercer trimestre tendremos que esperar al día 23 de este mes en el que se publicará la Encuesta de Población Activa (EPA). No obstante, como la EPA no desestacionaliza sus datos, podemos prever en el tercer trimestre que el mercado laboral habrá seguido la tendencia contractiva de los últimos años: España tiene cada vez menos población, menos trabajadores extranjeros, menos activos y menos parados.

En definitiva, nuestro país continua mejorando su sector industrial que favorecido por la reducción de costes y precios permite que nuestros productos sigan siendo muy competitivos en los mercados internacionales. Además, el buen comportamiento del mercado laboral está impulsando la demanda interna lo que ayuda a disipar la amenaza de la deflación.

También los Presupuestos Generales del Estado para el año que viene y presentados la semana pasada contemplan la recuperación de la economía española. El Ministerio de Hacienda espera poder reducir el gasto público gracias a las menores prestaciones por desempleo y a los menores pagos en el servicio de la deuda, a la vez que prevé aumentar la recaudación un 5,4%, bajando los tipos impositivos pero ensanchando las bases imponibles, también por el mayor crecimiento económico. De esta forma el Gobierno quiere alcanzar el objetivo de déficit público pactado con Bruselas (4,2% del PIB) a la vez que aumenta la renta disponible de las familias para favorecer el crecimiento de la economía española. En un año electoral no se puede pedir mucho más.

Este análisis de la abundante información económica que nos ha dejado la semana pasada muestra que después de la larga crisis económica que padeció España parece que las cosas se encarrilan.

Fuente: Rafael Pampillón. «Empleo y crecimiento económico». Expansión. 6 de octubre de 2014.

3
Oct

En estos momentos España se encuentra en una situación de incertidumbre política y económica motivada por las actuaciones separatistas que se están produciendo en Cataluña. Precisamente el sábado pasado el presidente de la Generalitat, Artur Mas, firmó el decreto para convocar la consulta sobre el futuro político de Cataluña. El panorama nos parece complicada porque, por un lado, existe un movimiento social en pro de la independencia legítimo y respetable y, por otro, se han aducido argumentos para impulsarlo que no se ajustan a la realidad como, por ejemplo, “fuera de España nos iría mejor”, “una Cataluña independiente seguiría formando parte de la Unión Europea (UE)” y “la independencia nos daría más prosperidad”.

cataluñaEstancamiento económico

Dejando aparte que una Cataluña independiente estaría peor económicamente, el propio proceso plebiscitario está generando una inestabilidad que está perjudicando considerablemente las expectativas económicas y de inversión en la Comunidad Autónoma. Además, el momento no puede ser más inoportuno ya que el entorno económico europeo no parece muy favorable y, como ya avanzó Mario Draghi la semana pasada, Europa se enfrenta a una posible situación de estancamiento. Efectivamente, el conjunto de la zona del euro avanza muy lentamente y todavía mantiene un nivel de crecimiento inferior al del comienzo de la crisis, mientras que otros países como Estados Unidos ya lo han superado. Además, se han detenido las tasas de crecimiento de economías muy importantes como la de Alemania, Francia e Italia.

Así la confianza empresarial alemana se ha debilitado y el componente de expectativas del Índice IFO, que elabora mensualmente el Instituto de Estudios Económicos de la Universidad de Múnich, ha caído en septiembre al nivel más bajo desde hace veinte meses: un 99,3 (recordemos que valores superiores a 100 indican expansión económica e inferiores señalan contracción). Este es, en parte, el resultado del conflicto entre Ucrania y Rusia, que abastece el 40% de la energía en Alemania y que está deteriorando las expectativas económicas de sus empresarios.

En Cataluña parece que también se tuercen las cosas. Según el último informe de Convivencia Cívica Catalana, la inversión extranjera que llegó a Cataluña durante el segundo trimestre de este año fue un tercio (34%) de la que recibió en el mismo periodo del año anterior. Un reflejo claro de las intenciones de los inversores internacionales ante un posible resultado independentista. El panorama de las empresas no es mucho más halagüeño. Dos grandes entidades financieras catalanas, CaixaBank y Banco Sabadell, ya tienen planes para trasladar su sede fuera de Cataluña. Si Cataluña se independiza se quedará fuera de la zona del euro y, por tanto, sus bancos no recibirían créditos del Banco Central Europeo (BCE) que además de ser baratos (tienen un tipo de interés del 0,05%), son el último recurso con el que cuentan las entidades de crédito para resolver situaciones de falta de liquidez.

Este es sólo un ejemplo de los efectos que está teniendo no ya la independencia, sino el mero hecho de plantear una posible consulta sobre ella.

Colapso económico

Si, además, la separación fuera real los efectos sobre la economía catalana podrían ser considerables. Cataluña se contraería y el colapso económico podría ser considerable fundamentalmente porque una parte de las empresas radicadas allí se irían. La actividad empresarial no se mueve por sentimentalismos nacionalistas sino por motivos económicos y sociales y desde el momento en que se hiciera efectiva la independencia las empresas catalanas tendrían que luchar para hacerse un hueco en los mercados internacionales.

¿Por qué esta situación de inferioridad de las empresas en un contexto de independencia? En primer lugar porque la independencia supondría la salida automática de Cataluña de la UE. Lo que significaría que la UE aplicaría inmediatamente un arancel a la importación de productos catalanes. Sería el mismo que soportan los países que no son miembros de la UE. Además, Cataluña podría caer en la tentación de elevar barreras arancelarias para proteger a sus empresas de los productos extranjeros.

En definitiva, las empresas catalanas verían como aumentan sus costes de importación de las materias primas y bienes intermedios que no se produzcan en Cataluña a la vez que disminuyen sus ingresos por exportaciones. La solución al problema está clara: trasladar la empresa fuera de Cataluña para continuar trabajando en un territorio que forme parte de la UE y de su mercado único. Además, como señalan los libros, el aumento de aranceles generaría una reducción del comercio internacional y una menor eficiencia económica. Todo ello disminuiría considerablemente las oportunidades de Cataluña de generar ventajas competitivas.

Elevado déficit público

Esta situación de reducción de la producción dificultaría la solvencia del sector público catalán y llevaría a un desequilibrio de las cuentas públicas. Primero, porque los ingresos se contraerían por la menor actividad económica que generaría la deslocalización de las empresas lo que disminuiría las bases imponibles y como consecuencia la recaudación fiscal.

Y segundo, los gastos serían mayores. El Gobierno de Cataluña tendría que financiar la constitución del nuevo Estado y hacerse cargo de aquellas partidas que estaban aseguradas por el Estado español como las pensiones y los sueldos de los funcionarios (como la educación, la sanidad y la defensa). Asimismo, debería continuar haciendo frente a los pagos del servicio de la deuda pública española que le correspondiese al menos durante algunos años. Años que formarían parte de un periodo clave para consolidar económicamente la independencia.

Por tanto el resultado sería un grave déficit público catalán que no podría recurrir a la emisión de deuda para su financiación ya que la previsible desconfianza de los inversores en su devolución impediría a Cataluña acceder a los mercados internacionales. Es difícil pensar que un país de reciente creación, pequeño comparado con los gigantes europeos y sin apoyo internacional sea merecedor de la confianza de los compradores de bonos que, en definitiva, puede destinar sus recursos a cualquier otro territorio con mejores expectativas.

El abandono de la zona del euro y la creación de una nueva moneda

Además, si Cataluña se independizase se vería obligada a abandonar la Unión Monetaria Europea. En ese posible escenario a Cataluña se le abrirían dos posibilidades mantener el euro o crear su propia moneda.

En el primer caso, nadie puede impedir que Cataluña continúe usando el euro. Pero para que un país pueda utilizar una moneda que no controla debe conseguir acercarse al equilibrio fiscal. Sólo así podría tener acceso a la financiación internacional.

Sin embargo, ante un escenario de elevado déficit público, sin ayudas de la UE y sin recurso al BCE, es imposible utilizar una moneda como el euro. Por tanto, lo más probable es que Cataluña en el caso de independizarse desarrollaría su propia moneda: llamémosla “catalino”. En ese caso tendría que hacer un “corralito” que evitase la estampida de depósitos en euros. El tipo de cambio inicial, por comodidad sería: 1 euro = 1 catalino. Entonces el gobierno de Cataluña invitaría a sus ciudadanos a que vayan al Banco Central de Cataluña y/o por extensión a los bancos comerciales ubicados en Cataluña a cambiar sus euros por catalinos. ¿Alguno de ustedes, queridos lectores, iría corriendo al banco a cambiar sus euros por catalinos? Nadie. Todos los catalanes guardarían sus euros a buen recaudo o se los llevarían al extranjero. Y antes de que el gobierno catalán hiciese un “corralito” y bloqueara las cuentas en euros para convertirlas más tarde y  automáticamente en catalinos,  retirarían rápidamente sus depósitos en euros y los pondrían en una cuenta en otros países como España, Andorra o Francia.  Lo harían entre otras cosas, porque una vez introducida la nueva moneda, el siguiente paso es la devaluación del catalino, con el fin de financiar el déficit público y también para ganar en competitividad.

Al principio, para evitar suspicacias, haría falta mantener un tipo de cambio fijo. Pero al poco tiempo se depreciaría su moneda y Cataluña habría ganado competitividad, porque los precios en euros de sus exportaciones se habrían reducido considerablemente.

Pero con la nueva moneda no todo serían ventajas y habría también importantes inconvenientes. El primero, la inflación, por varios motivos: 1) los precios de las importaciones, valorados en catalinos, aumentarían lo que incrementaría el nivel de precios de los bienes de consumo y 2) crecerían los costes de producción de las empresas que necesiten comprar en el exterior, lo que reducirían sus márgenes de beneficio y elevarían sus precios de venta.

El segundo, mayores dificultades para hacer frente a las deudas expresadas en euros, que serían la mayoría y que después de la devaluación serían mucho mayores en términos de la nueva moneda local.

Y finalmente, descontento social. Los que pudieron mantener sus ahorros en euros habrán visto aumentar su poder adquisitivo mientras aquellos que sufrieron el corralito o simplemente no tuvieron la oportunidad de retirar sus depósitos se habrán empobrecido.

En definitiva, las consecuencias de una Cataluña fuera del euro serían muy graves. A corto plazo el panorama se tornaría muy complicado: dificultad para pagar tanto la deuda privada como la pública, deslocalización del sistema financiero y parte del tejido productivo y como consecuencia débil crecimiento económico. Por supuesto, como es fácil ver, esto no sólo sería perjudicial para Cataluña sino también para España.

Una forma de evitar estas indeseables consecuencias sería que Cataluña siguiera perteneciendo a la Unión Económica y Monetaria. Esta favorable situación económica de tener el euro como divisa, es algo que se está dando por hecho en las reivindicaciones independentistas. No obstante, el proceso de adhesión a la UE está firmemente regulado y está sujeto a numerosos requisitos. Además, haría falta unanimidad en el Consejo de la UE, del que forma parte España, para aceptar la entrada del nuevo miembro. Por supuesto, la decisión se toma en función de los costes y beneficios económicos y políticos y, además, es muy probable que la adhesión de Cataluña beneficiara también a España. Sin embargo, la incertidumbre existe y es una herramienta más de negociación, igual que lo es la valoración de qué parte de la deuda española corresponde a Cataluña.

El papel de las expectativas

Es cierto que la economía catalana cuenta con una importante parte del tejido empresarial e industrial del país. Pero no se puede olvidar que la actividad económica futura está basada, entre otras cosas, en la confianza y en la estabilidad.

Probablemente los aficionados a la economía recuerden que las expectativas de los agentes afectan al funcionamiento de los mercados y también a las decisiones políticas. Esta característica que describe la Real Academia como la “posibilidad razonable de que algo suceda” es ahora el principal condicionante económico de nuestro país y un potencial freno a nuestro ritmo de crecimiento.

Son precisamente éstas expectativas económicas las que anticipan un desequilibrio importante en las finanzas públicas catalanas y que aumentaría bajo la hipótesis de la independencia ya que aumentarían los gastos (motivados por la creación del nuevo Estado, el pago del servicio de la deuda pública española que le correspondiese y el mantenimiento de las instituciones y de las administraciones públicas) y se reducirían los ingresos por el efecto de una menor actividad económica. A lo anterior se une que los agentes económicos puedan cuestionar la permanencia de Cataluña en el euro lo que haría que la confianza en la economía catalana se viera perjudicada.

En definitiva, el sentimiento independentista es respetable y siempre que sea conforme a derecho se debería saber cuál es la intención de la mayoría de los catalanes sobre su pertenencia a España. Pero la independencia de Cataluña es una realidad mucho más compleja de lo que en general se está planteando. Además, en un entorno como el actual de debilidad económica de la UE el mero hecho de hacer una consulta sobre la independencia de Cataluña añadiría todavía más incertidumbre y, por tanto, inestabilidad a la frágil economía europea, española y catalana.

Fuente: Rafael Pampillón y Cristina Mª de Haro. «El golpe económico de una independencia de Cataluña«. Expansión. 29 de septiembre de 2014. Páginas 28 y 29.

21
Sep

El consenso de los economistas señala que la economía española se recupera con tasas de crecimiento positivas y cada vez mayores (1,3% en 2014 y 2% en 2015). Es el reflejo de los importantes ajustes económicos que trabajadores y empresarios están llevando a cabo en nuestro país. También los datos publicados esta semana indican una continuación de la mejora del sector servicios y del sector industrial. Además, los costes laborales descienden ligeramente, lo que facilita la competitividad de nuestras exportaciones. Sin embargo, no todo está hecho, España todavía tiene que continuar desarrollando reformas que le permitan, entre otras cosas, reducir el déficit comercial y la deuda pública. Afortunadamente, la victoria del “no” en Escocia elimina la incertidumbre y los riesgos de su posible independencia. Una independencia que hubiera limitado mucho las opciones de política económica del gobierno escocés y que hubiera generado un pánico bancario y, por tanto, la salida masiva de depósitos de Escocia con consecuencias negativas para la economía europea.

La mejora de la industria

Mientras tanto, aquí en casa, el sector industrial continúa creciendo. Esta semana el INE ha publicado la cifra de negocios de la industria que ha aumentado en el mes de julio a una tasa interanual del 1% en términos desestacionalizados. Los principales apoyos han sido la industria metalúrgica (8,2%), el sector textil (17%) y el sector de la automoción (9,5%).

En el futuro el sector industrial seguirá expandiéndose, ya que su cifra de pedidos creció un 2,4% anual en términos desestacionalizados, continuando así una tendencia positiva que comenzó en el año 2013. En este caso el comportamiento de los bienes de equipo ha sido muy llamativo. En términos desestacionalizados los pedidos de bienes de equipo ha aumentado un 8,1% en los siete primeros meses del año con respecto al mismo periodo del año pasado. Este espectacular crecimiento en los pedidos tenderá a elevar en los próximos meses la cifra de negocios de la industria.

De entre las actividades industriales destaca el sector automovilístico español. Según la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC), entre enero y agosto de este año las ventas han aumentado un 16,4%, frente al crecimiento del 2,6% de Alemania o el 10,1% de Reino Unido. Esta situación queda reflejada en el alza de la actividad de los servicios relacionados con la automoción que, según los datos publicados esta semana por el INE, han crecido en lo que va de año un 9,9% respecto al año pasado.

Aumentan las exportaciones de bienes y servicios

Por su parte, el índice general de la actividad de los servicios también aumentó, aunque lo hizo algo más lentamente en julio (+1,3%) de lo que lo estaba haciendo en el segundo trimestre (2,8%). Esta mejora del sector servicios viene de la mano del aumento de las exportaciones de servicios en el primer semestre del año. Y aunque los ingresos por servicios turísticos continuaron creciendo (4,7%), los servicios no turísticos (financieros, transportes, ingeniería, consultoría y royalties, entre otros) lo hicieron de forma espectacular: un 8% anual. Como resultado la balanza de servicios del primer semestre presentó un superávit de 18.300 millones de euros, un 9,5% más que en el mismo semestre del año pasado.

También esta semana hemos conocido los datos sobre costes del mercado de trabajo. El INE, en su Encuesta Trimestral de Coste Laboral, señala que en el segundo trimestre de este año el coste laboral por trabajador disminuyó un 0,1% respecto al segundo trimestre del año anterior.

Esta mejora de competitividad es un factor importante ya que facilita la actuación de nuestro sector exportador, al que hay que seguir cuidando para que pueda compensar el creciente déficit exterior provocado por la recuperación de la demanda interna (consumo e inversión) que está generando un espectacular aumento de las importaciones. Tal es el caso del sector automovilístico que, aunque esté desarrollando un buen comportamiento, ha aumentado sus importaciones en un 23%.

Efectivamente, el Ministerio de Economía advertía esta semana que aunque las exportaciones de mercancías han crecido en el mes de julio (8,7% anual) lo han hecho después de haber caído de forma continuada durante tres meses. Asimismo, la demanda interna está favoreciendo las importaciones (que crecieron un 13,4%) y deteriorando nuestro saldo comercial que tiene un déficit acumulado de 13.709 millones de euros entre enero y julio. Una situación de desequilibrio que se debe en parte también al bajísimo crecimiento de nuestros principales socios comerciales.

Aumenta la financiación

Por su parte el sistema financiero recibió el jueves el primer apoyo dentro de la línea de actuación del Banco Central Europeo (BCE) por la que se inyectarán más de 400 mil millones de euros en ocho subastas entre septiembre y junio de 2016. En esta primera actuación, de los 82.600 millones de euros que se han concedido al conjunto de la zona del euro los bancos españoles han recibido del BCE 14.500 millones. El plazo de devolución es de cuatro años a un tipo de interés del 0,15% y deberán ser destinados a la concesión de créditos. Este requisito será supervisado y las entidades que lo incumplan verán limitada su capacidad de continuar demandando préstamos al BCE y, en último término, deberán devolver en septiembre de 2016 todo el dinero recibido.

Esta herramienta de política monetaria y la caída en las primas de riesgo facilitará el necesario acceso al crédito de las empresas que podrán volver a retomar sus actividades de inversión. Esto, junto a la depreciación del euro frente al dólar, hace que la economía española tenga la oportunidad de reforzar su presencia en los mercados internacionales fuera de la zona del euro, facilitando la recuperación del sector exterior.

En cuanto al sector público, el Banco de España ha comunicado esta semana que la deuda de las Administraciones Públicas se redujo en julio en 6.929 millones de euros. Esta menor demanda de financiación del sector público favorece la reducción de los tipos de interés y libera fondos que se podrían dirigir a la financiación del sector privado. De ahí que resulte positivo para la economía española que en el primer semestre del año el ahorro público haya aumentado en 10.400 millones. No obstante, la caída de la deuda pública ha sido muy moderada y se situó en niveles del 98% del PIB, valor muy próximo al 99% que se estableció como referencia para este año 2014.

En definitiva, la economía española parece que progresa adecuadamente pero todavía quedan por hacer reformas que impulsen todavía más la recuperación. Entre ellas: reducir el déficit comercial aumentando todavía más la competitividad y recuperando unos niveles de inversión que permitan modernizar nuestro sistema productivo. Además, la reforma de las Administraciones Públicas, que está planteando el Gobierno, favorecerá el redimensionamiento del sector público, la eliminación de duplicidades y la tecnificación de los sistemas de gestión; son acciones que podrían actuar a favor de la reducción de los costes empresariales y del gasto público y de una muy necesaria agilización de los servicios públicos.

Así las cosas, el resultado negativo de la consulta del jueves sobre la independencia en Escocia es positivo para la economía mundial, europea y española, ya que elimina incertidumbres a la vez que genera estabilidad a nuestros socios comerciales, beneficiando nuestro comercio exterior. Beneficia también a las empresas españolas con intereses económicos en Escocia. Podemos felicitarnos por ello.

Fuente: Rafael Pampillón Olmedo. «Escocia vota no, la economía española mejora». Expansión, 20 de septiembre, página 47.

16
Sep

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