Ahora que la campaña del IRPF está dando sus primeros pasos, mi atención experimenta algunos sesgos a la hora de absorber las informaciones diarias. Así, una de las noticias que han llamado mi atención esta mañana de la prensa es el curioso sainete que tiene montado el gobierno catalán a raíz de la reducción del IRPF a las rentas más altas. Si recuerdan los lectores, el año pasado el otro gobierno catalán -el compuesto por el “tripartito”- aprobó una subida de dicho impuesto a las rentas más elevadas (120.000 euros o más), utilizando un argumento muy frecuente en dichos días -es un tema recurrente, que cada cierto tiempo vuelve a ser escuchado- de que ya era hora de que los “ricos” fuesen solidarios y aportasen más recursos para poder salir de la crisis.
Pues bien, resulta que el gobierno catalán actual, de CIU, había prometido entre sus múltiples compromisos electorales eliminar dicho recargo autonómico sobre las rentas altas, pero ahora les ha entrado miedo y han decidido aplazar la medida para más adelante. ¿Cómo se va a bajar los impuestos a los individuos de más recursos?
Hace ya unos meses escribí sobre esta cuestión así que trataré de no repetir argumentaciones ya dadas, pero me parece importante recordar que los individuos que más recursos tienen ya son, con enorme diferencia, los que más aportan a la recaudación de IRPF, dada la fuerte progresividad de dicho impuesto. Así, según la última Memoria de la Agencia Tributaria disponible, los contribuyentes con rentas superiores a 57.000 euros, que son el 4% de todos los contribuyentes por IRPF en España, aportan el 38,7% de la recaudación total de este impuesto [Cuadro I.36 de la Memoria Tributaria de 2008, la última publicada], con tipos efectivos medios que se sitúan en el entorno del 30%. En el otro extremo de la distribución de ingresos nos encontramos con que la Hacienda extrae de los contribuyentes de las 7 primeras decilas de renta -es decir, del 70% de los contribuyentes- sólo el 16% de los ingresos por IRPF. Es obvio, por tanto, que el esfuerzo tributario que se exige a los individuos de mayores rentas en España -la mayor parte de ellos clases medias- es extraordinariamente elevado.
Y finalmente, si nos fijamos en el nivel de renta en el que se estableció el polémico incremento en Cataluña, 120.000 euros, nos encontramos con que estamos refiriéndonos al 0,6% de los contribuyentes por IRPF en España, de los que se extrae el 17,8% de toda la recaudación de este impuesto. Ante estas cifras creo que no es descabellado pensar en que bajar impuestos a todos los contribuyentes, pero a los de más recursos también, tiene todo el sentido.
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