La inflación en España está disparada y en su nivel más alto desde 1997. Según los datos provisionales, facilitados hoy por el INE, el IPC en el mes de marzo se disparó hasta el 4,6%, dos décimas más que en febrero. Esta cifra supone la más elevada desde que comenzó a publicarse el índice de precios de consumo armonizado, en enero de 1997.
Esta mayor inflación está erosionando la capacidad de compra de los españoles ya que reduce su poder adquisitivo. Además, en España, la caída de la bolsa, más de un 12% en lo que va de año y la disminución de los precios de las casas (reducción del patrimonio) están generando un efecto pobreza que a su vez también reduce la capacidad de gasto y, por tanto, la demanda de bienes de consumo. Otro elemento que también puede incidir negativamente en el consumo futuro es la reducción de la renta disponible generada por el posible aumento de las cargas hipotecarias provocado por la subida del Euribor que en este mes de marzo, que hoy termina, ha alcanzado su máximo anual.
Una prueba de este deterioro en el consumo es que las ventas del comercio al por menor vienen registrando descensos en términos reales desde diciembre del año pasado (el último dato publicado por el INE, el de febrero, corregido de efecto calendario, registró el descenso mayor de los últimos once años: -2,7%) por lo que no sería de extrañar que el comercio minorista en España se esté encaminando hacia un ajuste. Es decir, a medida que el consumo se enfría, las cadenas aplazarán la apertura de nuevas tiendas, reducirán sus inventarios y se prepararán para tiempos más difíciles.
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