Cada año por estas fechas algunos que nos creemos más listos que el resto de los humanos intentamos predecir el futuro, lo que siempre es difícil. Se puede hacer pero las probabilidades de acertar son bajas. Estas probabilidades se reducen si, como en la actualidad, el grado de incertidumbre es elevado. Es de todos conocido que la economía mundial se encuentra en una etapa de elevada incertidumbre como consecuencia del estallido de la crisis de las hipotecas subprime, cuyo alcance y consecuencias son todavía difíciles de predecir. Sin embargo, existe un cierto consenso de que en el 2008 los dos grandes motores de la economía mundial: EEUU y la Eurozona seguirán enfriándose. En este contexto la economía española muestra también signos de desaceleración y de futura debilidad que se manifiestan en el fuerte deterioro del saldo exterior, la elevada inflación, el aumento del paro y el menor crecimiento económico sobretodo en los sectores del consumo y de la construcción.
Efectivamente, la fuerte subida de la inflación y los elevados tipos de interés están afectando negativamente a la capacidad de gasto de consumo de los hogares españoles. Asimismo, el gasto en vivienda se va desacelerando notablemente y se espera que llegue a tasas de crecimiento negativas en 2008. A esta caída en el crecimiento del consumo y en la construcción se podría llegar a unir una disminución en el crecimiento de las exportaciones generada por la mayor inflación española que está haciendo que algunas empresas pierden competitividad y como consecuencia sufrirán, antes o después, una disminución de la demanda de sus productos lo que les impedirá aumentar su producción y el empleo.
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