Los Presupuestos Generales del Estado que el Gobierno español presentó ayer en el Parlamento, han recibido muchas críticas por su supuesto carácter electoralista, tal y como comentaba Rafa en una entrada la semana pasada. Pero independientemente de la controversia que han causado, los Presupuestos para 2008 mantienen la línea de actuación de toda la legislatura, es decir, priman el gasto social y la inversión productiva: la inversión en I+D+i, en educación y en infraestructuras.
Puesto que la continuidad presupuestaria se ha mantenido, es buen momento para comprobar los logros alcanzados. Con los primeros presupuestos de la era Zapatero, los de 2005, se pretendía conseguir dos objetivos. El primero era fijar las bases para un nuevo modelo de crecimiento económico, para lo que había que aumentar la productividad a través de un incremento de la inversión productiva. El segundo objetivo era mejorar la protección social. Además, ambas metas debían lograrse manteniendo la estabilidad presupuestaria.
Pues bien, si comprobamos lo que se ha conseguido, los resultados son dispares. En el ámbito del gasto social, el Gobierno ha dado el do de pecho, especialmente este año. Y en el ámbito del gasto productivo, se ha mantenido un alto ritmo inversor en infraestructuras, en I+D+i y en educación. Pero, a pesar de ello, ¿se ha conseguido un cambio en el patrón de crecimiento en estos tres años? ¿Se ha sustituido el denostado ladrillo por la productividad? ¿Ha arraigado la cultura de la innovación y del I+D+i en nuestro tejido empresarial? ¿Han mejorado nuestros niveles educativos?
A pesar de las buenas intenciones presupuestarias, estos tres años se han caracterizado por una continuidad en el modelo económico de la legislatura anterior. Un modelo basado en el consumo privado y en la construcción, gracias a los bajos tipos de interés, a las rebajas fiscales y a la creación de empleo. Lo cual no tiene porque ser malo del todo. Pero la mejor prueba de que nada ha cambiado es que, en el momento en que los tipos de interés han subido y parece que se ralentiza la construcción, no se atisba un recambio en el horizonte. Por tanto, ¿cómo pueden ayudar los Presupuestos a cambiar el modelo productivo? ¿Son insuficientes cuatro años para conseguirlo? ¿Cómo tendrían que haber sido diseñados para lograr su objetivo?
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