Archivo de febrero/2007

18
Feb
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    [post_content] => A finales de enero (26 de enero) Juan Carlos Martínez Lázaro nos explicaba en una entrada porque la economía china se acelera. El 29 de enero Javier Carrillo hablaba de China como un gigante con pies de barro Hace unos días (el 12 de febrero) discutimos bastante, en este blog, sobre los motivos por los qué hay países que son pobres y otros que son ricos. La respuesta que dimos fue: la existencia de buenas y creíbles instituciones hace que los países sean ricos. Por eso discutimos ampliamente sobre lo qué son las instituciones.


¿Que son las instituciones? A lo que ya dijimos entonces podemos añadir ahora que las instituciones son la manera en que estructuramos la interacción humana (política, social y económica) y están compuestas de reglas formales (constituciones, leyes y reglas) y restricciones informales (normas, convenios y códigos de conducta). Juntas definen las reglas de juego. Las sociedades pobres tienen reglas que no proporcionan los incentivos adecuados, les falta normas formales e informales que fomenten la productividad. Las instituciones esenciales son sistemas de confianza que proporcionan nuestro entendimiento del mundo y, por lo tanto, los incentivos. Crear instituciones que actúen afectivamente es una tarea difícil.

Para que los países sean ricos y sus economías funcionen bien, Adam Smith aconsejaba que, basta con que el gobierno evite dañar excesivamente la economía. Smith decía que los seres humanos son inventivos y productivos por naturaleza, además de estar siempre dispuestos a incrementar su riqueza, y si se les permite hacerlo, florecerá la nación en su conjunto. Por el contrario, si quienes tienen el poder actúan de forma poco sensata -ahogando las iniciativas, no tolerando la disidencia, impidiendo la libertad de expresión, imponiendo impuestos arbitrarios, confiscando los bienes privados, dañando a las empresas y enredándose en los asuntos de otras naciones-, el país en cuestión podría caer rápidamente en un estado de infelicidad, confusión y descrédito. Smith abominaba sobre todo de la falta de previsión de los gobiernos, es decir, de la inseguridad jurídica; los mercados libres necesitan la garantía de que lo que se invierte hoy no se va a desbaratar mañana.

China estuvo durante treinta años de maoísmo promoviendo la organización colectiva, con resultados desastrosos (entre otras cosas aproximadamente 30 millones de personas murieron de hambre). A la muerte de Mao, Deng Xiaoping buscó de forma gradual, y a tientas, la manera de salir del desastre económico que se había creado durante la época maoísta, estableciendo un sistema de libertad, el cual daba incentivos a los campesinos para producir más. Este sistema condujo a la formación de las town-village enterprises y la producción de alimentos aumentó de forma increíble. Pero China todavía no tiene buenas instituciones (al estilo occidental) ni siquiera tiene bien especificado los derechos de propiedad. Sin embargo, China se ha enfrentado a nuevos problemas y ha intentado pragmáticamente nuevas soluciones. China ha sabido crear una estructura organizacional derivada de su cultura particular, con instituciones que proporcionan los incentivos adecuados aunque evidentemente no son imitaciones de instituciones occidentales. El secreto del éxito chino es la creación de instituciones eficientes desde el punto de vista de la adaptación (instituciones que se adapten fácilmente a sus circunstancias).

¿Qué pasa con China? ¿Se debe su éxito a que ha abierto su economía al exterior o más bien a que ha introducido reglas de mercado en su interior? ¿Tiene consecuencias negativas para la economía el que su sociedad esté todavía dominada por una dictadura marxista y policial? ¿Cómo evolucionará China? ¿Podría continuar evolucionando hacia una economía de libre mercado, sobre instituciones informales, a la vez que se disuelve gradualmente su dictadura política? ¿La dictadura marxista podría percibir la evolución de la sociedad y cambiar hacia la democracia?
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A finales de enero (26 de enero) Juan Carlos Martínez Lázaro nos explicaba en una entrada porque la economía china se acelera. El 29 de enero Javier Carrillo hablaba de China como un gigante con pies de barro Hace unos días (el 12 de febrero) discutimos bastante, en este blog, sobre los motivos por los qué hay países que son pobres y otros que son ricos. La respuesta que dimos fue: la existencia de buenas y creíbles instituciones hace que los países sean ricos. Por eso discutimos ampliamente sobre lo qué son las instituciones.

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17
Feb

Los maltusianos (2)

Escrito el 17 febrero 2007 por en Economía Mundial

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    [post_content] => En mi anterior post de February 14, 2007 titulado "Los maltusianos (1)"   señalaba que la nueva bandera de los maltusianos es que la excesiva población genera una fuerte escasez de recursos. Y que el calentamiento global se debe al aumento de la población que usa de forma excesiva los combustibles fósiles. En el siglo XXI los que temen la superpoblación (maltusianos) comparten una tesis bastante sencilla: la gente utiliza los recursos y dado que estos son escasos, la única manera de mejorar el nivel de vida es limitar el número de personas con los que debemos de compartir estos recursos. La contestación natalista a este argumento es igual de simple: la gente crea recursos. Por tanto, antes de decidir si el crecimiento de la población es como una plaga o como una bendición deberíamos preguntarnos si el hecho de que haya una persona más supone un problema. Para ello debemos fijarnos si consume más de lo que produce o viceversa.

Parte del problema surge por que, en ocasiones, los recursos no tienen un precio estipulado o su precio es demasiado bajo. Por ejemplo, es sabido que la gente que consume gasolina en sus coches no paga en proporción al daño climatológico que hace al utilizar más gasolina. La solución, para los natalistas, no es que haya menos gente. La solución más directa sería poner un impuesto mayor a los carburantes fósiles. Los natalistaa añaden a esta discusión que afortunadamente el recurso sin precio (o con precio muy bajo) más importante sea la capacidad de la sociedad para generar nuevas ideas. Para los natalistas, cada vez que nace un bebé, hay una probabilidad de que se convierta en el próximo Newton, Darwin o Einstein. Y cuando eso ocurre todos nos beneficiamos. El gobierno puede proteger el medio ambiente de una manera muy sencilla con impuestos eficaces sobre los hidrocarburos, pero fomentar la producción de grandes ideas es mucho más difícil. Para los natalistas la mejor manera de tener más genios es teniendo más gente.

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En mi anterior post de February 14, 2007 titulado «Los maltusianos (1)» señalaba que la nueva bandera de los maltusianos es que la excesiva población genera una fuerte escasez de recursos. Y que el calentamiento global se debe al aumento de la población que usa de forma excesiva los combustibles fósiles. En el siglo XXI los que temen la superpoblación (maltusianos) comparten una tesis bastante sencilla: la gente utiliza los recursos y dado que estos son escasos, la única manera de mejorar el nivel de vida es limitar el número de personas con los que debemos de compartir estos recursos. La contestación natalista a este argumento es igual de simple: la gente crea recursos. Por tanto, antes de decidir si el crecimiento de la población es como una plaga o como una bendición deberíamos preguntarnos si el hecho de que haya una persona más supone un problema. Para ello debemos fijarnos si consume más de lo que produce o viceversa.

Parte del problema surge por que, en ocasiones, los recursos no tienen un precio estipulado o su precio es demasiado bajo. Por ejemplo, es sabido que la gente que consume gasolina en sus coches no paga en proporción al daño climatológico que hace al utilizar más gasolina. La solución, para los natalistas, no es que haya menos gente. La solución más directa sería poner un impuesto mayor a los carburantes fósiles. Los natalistaa añaden a esta discusión que afortunadamente el recurso sin precio (o con precio muy bajo) más importante sea la capacidad de la sociedad para generar nuevas ideas. Para los natalistas, cada vez que nace un bebé, hay una probabilidad de que se convierta en el próximo Newton, Darwin o Einstein. Y cuando eso ocurre todos nos beneficiamos. El gobierno puede proteger el medio ambiente de una manera muy sencilla con impuestos eficaces sobre los hidrocarburos, pero fomentar la producción de grandes ideas es mucho más difícil. Para los natalistas la mejor manera de tener más genios es teniendo más gente.

16
Feb

¡¡Bienvenido Mister Hu!!

Escrito el 16 febrero 2007 por JUAN CARLOS MARTINEZ en China, Economía Mundial

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    [post_content] => Si ayer utilizábamos la excusa de la visita del presidente Roh Moo Hyun a España, para comentar el éxito de Corea del Sur, hoy quiero tocar un tema con ciertas similitudes: las relaciones comerciales y económicas de China con África. La excusa: la gira de doce días que el presidente Hu Jintao acaba de realizar por ocho países africanos: Camerún, Liberia, Sudán, Zambia, Namibia, Sudáfrica, Mozambique y las islas Seychelles. Es un asunto sobre el que ya escribí en este mismo blog a raíz de la celebración, el pasado mes de noviembre, de la cumbre sino-africana de Pekín. 

El mayor paralelismo que podemos encontrar a la gira africana de Hu (la segunda en menos de un año), es la excelente película de Berlanga “Bienvenido Mr. Marshall”. Si en aquella, los habitantes del castellano pueblo de Villar del Río, preparaban un colosal recibimiento a los americanos (de los que esperaban una lluvia de dólares para acabar con sus penalidades), algo parecido ocurre con las visitas que el presidente chino hace a África. Sólo que en este caso, no se trata de sueños, sino de realidades. Porque lo primero que hace el gobierno chino es rascarse generosamente la cartera. Así, durante la gira, China ha anunciado entre otras muchas medidas, la concesión de 300 millones de dólares en créditos preferenciales, la condonación de la deuda a 33 de países del continente, la duplicación de la ayuda humanitaria, y ayudas para la construcción de escuelas, hospitales, infraestructuras, un nuevo centro de convenciones para la Unión Africana y hasta un estadio de fútbol en Maputo, la capital de Mozambique.

Y todo esto ¿a cambio de qué? Pues de garantizarse el suministro de las abundantes materias primas africanas: petróleo (30% de las importaciones chinas de crudo proceden de África), metales como cobalto, manganeso y hierro, maderas etc…. Y para ello nada mejor que invertir en infraestructuras y en procesos extractivos: se calcula que en África operan 800 empresas chinas con un volumen de inversión acumulada superior a los 6.000 millones de dólares.


Por tanto, el interés es mutuo. China se abastece de materias primas y coloca sus manufacturas en el continente y los países africanos reciben ayuda y tienen un nuevo socio comercial (en 2006, el comercio bilateral creció un 40% hasta los 55.500 millones de dólares y se espera duplicarlo para 2010), que además actúa sin condicionamientos políticos o injerencias internas. Aunque precisamente, es por esta política de no injerencia, por lo que China recibe las mayores críticas por parte de los gobiernos occidentales y por las organizaciones defensoras de los derechos humanos. El mejor ejemplo lo encontramos en el conflicto de Darfur: China ha vetado en el Consejo de Seguridad de la ONU el envío de cascos azules a la región sudanesa de Darfur (donde se calcula que 200.000 personas han muerto a manos de las milicias armadas progubernamentales), puesto que el gobierno islamista de Sudán es un fiel aliado y su creciente industria petrolera está controlada por los chinos. Además, y aunque de forma tímida, empiezan a surgir algunas críticas en la propia África, por la forma en que las empresas chinas gestionan los recursos minerales o forestales o por como tratan a sus trabajadores. Dicho de otra manera, ¿China tiene una verdadera voluntad de ayudar a los países africanos en su camino hacia el desarrollo, o estamos ante una nueva forma de colonialismo económico?
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Si ayer utilizábamos la excusa de la visita del presidente Roh Moo Hyun a España, para comentar el éxito de Corea del Sur, hoy quiero tocar un tema con ciertas similitudes: las relaciones comerciales y económicas de China con África. La excusa: la gira de doce días que el presidente Hu Jintao acaba de realizar por ocho países africanos: Camerún, Liberia, Sudán, Zambia, Namibia, Sudáfrica, Mozambique y las islas Seychelles. Es un asunto sobre el que ya escribí en este mismo blog a raíz de la celebración, el pasado mes de noviembre, de la cumbre sino-africana de Pekín.

El mayor paralelismo que podemos encontrar a la gira africana de Hu (la segunda en menos de un año), es la excelente película de Berlanga “Bienvenido Mr. Marshall”. Si en aquella, los habitantes del castellano pueblo de Villar del Río, preparaban un colosal recibimiento a los americanos (de los que esperaban una lluvia de dólares para acabar con sus penalidades), algo parecido ocurre con las visitas que el presidente chino hace a África. Sólo que en este caso, no se trata de sueños, sino de realidades. Porque lo primero que hace el gobierno chino es rascarse generosamente la cartera. Así, durante la gira, China ha anunciado entre otras muchas medidas, la concesión de 300 millones de dólares en créditos preferenciales, la condonación de la deuda a 33 de países del continente, la duplicación de la ayuda humanitaria, y ayudas para la construcción de escuelas, hospitales, infraestructuras, un nuevo centro de convenciones para la Unión Africana y hasta un estadio de fútbol en Maputo, la capital de Mozambique.

Y todo esto ¿a cambio de qué? Pues de garantizarse el suministro de las abundantes materias primas africanas: petróleo (30% de las importaciones chinas de crudo proceden de África), metales como cobalto, manganeso y hierro, maderas etc…. Y para ello nada mejor que invertir en infraestructuras y en procesos extractivos: se calcula que en África operan 800 empresas chinas con un volumen de inversión acumulada superior a los 6.000 millones de dólares.

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15
Feb

El éxito de Corea

Escrito el 15 febrero 2007 por JUAN CARLOS MARTINEZ en Economía Mundial

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    [post_content] => Ayer finalizó la visita de tres días de duración que el presidente de Corea del Sur, Roh Moo Hyun,  ha realizado a España.  Durante la misma, se han sentado las bases para aumentar las relaciones económicas, comerciales y culturales entre ambas naciones. Se trata de la primera visita de un mandatario coreano a España, desde que se establecieron relaciones diplomáticas en 1950. Con anterioridad, los Reyes visitaron Corea en 1993.

Presidente de Corea.jpg

La visita presidencial  (que como podemos ver ha contado con una extensa campaña publicitaria patrocinada por algunas firmas coreanas) es una excelente excusa para repasar la evolución del país durante el último siglo. En 1910, Corea se convirtió en una colonia japonesa (desde 1905 era un protectorado), situación que duraría hasta la derrota de Japón en la II Guerra Mundial. La alegría por la liberación duró poco, pues en 1948, el país se dividió en dos entidades, las actuales Corea del Norte y del Sur, que se vieron enfrentadas entre 1950 y 1953 en un conflicto bélico que contó con la participación soviética y norteamericana y que se convirtió en uno de los más cruentos episodios de la Guerra Fría. Tras la guerra, mientras el norte inició la deriva estalinista en la que aún se haya inmerso, Corea del Sur se situó en la órbita occidental bajo una sucesión de gobiernos militares, hasta que en 1993 se instauró una democracia plena.

En el ámbito económico, la evolución de Corea del Sur ha sido espectacular en los últimos cincuenta años, pasando de ser una sociedad agrícola, a  convertirse en una potencia industrial. Tras la devastación sufrida en la guerra, se inició un proceso de reconstrucción e industrialización que ha llevado al país a situarse como la undécima potencia económica mundial. Si en la década de los 60 del pasado siglo se desarrolló una industria ligera e intensiva en mano de obra, en los 70, el relevo lo cogió la industria pesada (siderúrgica, química, construcción naval…). La década de los 80 vio el nacimiento de la industria de bienes de consumo (automóviles, electrodomésticos…), y en los 90 y en lo que llevamos de siglo, Corea se ha revelado como una potencia en el ámbito de la electrónica y de los semiconductores y  sus empresas automovilísticas, electrónicas o navales se han convertido en líderes mundiales en sus sectores.  Actualmente Corea del Sur cuenta con una población de 48 millones de habitantes y un GNI per cápita según el Banco Mundial  próximo a los 16.000 dólares (el de España supera los 25.000). Su tasa de crecimiento en los últimos años, una vez superada la crisis asiática de 1997-98, viene rondando el 4%-5%, y su inflación y el resto de sus variables macroeconómicas, se encuentran muy ajustadas.



En cuanto a las relaciones comerciales con España, el balance no puede ser más desolador. En los once primeros meses de 2006, las importaciones coreanas sumaron 3.536 millones de euros, mientras que las exportaciones españolas fueron de 450 millones; esto sitúa nuestra tasa de cobertura en el 12%. Mientras que Corea nos exporta automóviles, equipos electrónicos o maquinaria, España le vende aceite de oliva, productos agroalimentarios, componentes del automóvil o pavimentos cerámicos.  Y en paralelo a la visita presidencial, se ha celebrado Expo Korea 2007, una feria de productos coreanos  en el Palacio de Deportes de Madrid. Ayer la visité y la impresión que me llevé fue excelente. También quiere extender su influencia al ámbito cultural y este año es el país invitado en ARCO, la feria de arte contemporáneo que se celebra en Madrid en estos días. Además, al igual que hará China el año que viene,  ha querido impresionar al mundo organizando grandes eventos deportivos (los Juegos de Seúl en el 88, el Mundial de 2002) o económicos (la Expo de 2014 se celebrará allí).

De alguna manera, Corea ha seguido los pasos dio Japón con un par de décadas de retraso. Y hoy en día, China está haciendo lo mismo que hizo Corea hace un par de décadas. Es decir, los países del sudeste asiático, en pocos años, están pasando de ser sociedades agrícolas, a convertirse en potencias industriales y comerciales. Mientras tanto, en  Latinoamérica las cosas apenas varían. La mayor parte de las exportaciones que hace la región siguen siendo, al igual que hace cincuenta años,  materias primas o manufacturas basadas en recursos.  ¿Qué lección deberíamos sacar de ello?


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Ayer finalizó la visita de tres días de duración que el presidente de Corea del Sur, Roh Moo Hyun, ha realizado a España. Durante la misma, se han sentado las bases para aumentar las relaciones económicas, comerciales y culturales entre ambas naciones. Se trata de la primera visita de un mandatario coreano a España, desde que se establecieron relaciones diplomáticas en 1950. Con anterioridad, los Reyes visitaron Corea en 1993.

Presidente de Corea.jpg

La visita presidencial (que como podemos ver ha contado con una extensa campaña publicitaria patrocinada por algunas firmas coreanas) es una excelente excusa para repasar la evolución del país durante el último siglo. En 1910, Corea se convirtió en una colonia japonesa (desde 1905 era un protectorado), situación que duraría hasta la derrota de Japón en la II Guerra Mundial. La alegría por la liberación duró poco, pues en 1948, el país se dividió en dos entidades, las actuales Corea del Norte y del Sur, que se vieron enfrentadas entre 1950 y 1953 en un conflicto bélico que contó con la participación soviética y norteamericana y que se convirtió en uno de los más cruentos episodios de la Guerra Fría. Tras la guerra, mientras el norte inició la deriva estalinista en la que aún se haya inmerso, Corea del Sur se situó en la órbita occidental bajo una sucesión de gobiernos militares, hasta que en 1993 se instauró una democracia plena.

En el ámbito económico, la evolución de Corea del Sur ha sido espectacular en los últimos cincuenta años, pasando de ser una sociedad agrícola, a convertirse en una potencia industrial. Tras la devastación sufrida en la guerra, se inició un proceso de reconstrucción e industrialización que ha llevado al país a situarse como la undécima potencia económica mundial. Si en la década de los 60 del pasado siglo se desarrolló una industria ligera e intensiva en mano de obra, en los 70, el relevo lo cogió la industria pesada (siderúrgica, química, construcción naval…). La década de los 80 vio el nacimiento de la industria de bienes de consumo (automóviles, electrodomésticos…), y en los 90 y en lo que llevamos de siglo, Corea se ha revelado como una potencia en el ámbito de la electrónica y de los semiconductores y sus empresas automovilísticas, electrónicas o navales se han convertido en líderes mundiales en sus sectores. Actualmente Corea del Sur cuenta con una población de 48 millones de habitantes y un GNI per cápita según el Banco Mundial próximo a los 16.000 dólares (el de España supera los 25.000). Su tasa de crecimiento en los últimos años, una vez superada la crisis asiática de 1997-98, viene rondando el 4%-5%, y su inflación y el resto de sus variables macroeconómicas, se encuentran muy ajustadas.

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14
Feb

Los maltusianos (1)

Escrito el 14 febrero 2007 por en Economía Mundial

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    [post_content] => Esta semana tuve el gusto de participar en el Foro Soria 21, una espléndida iniciativa de Amalio de Marichalar. La sorpresa de este foro fue que la directora de la división de población de las Naciones Unidas, la maltusiana Hania Zlotnik,  señaló que en 2025 no llegaremos a los 8.000 millones de habitantes. El maltusianismo es como el río Guadiana aparece y desaparece. Las alarmantes proyecciones de Naciones Unidas de hace veinte años, afirmando que la población llegaría a más de 11.000 millones en el año 2005 no han sido confirmadas por los hechos. Hoy somos 6.500. En el año 2000, otra vez Naciones Unidas sacó la “bola de cristal” y afirmó que llegaríamos a 11.000 millones en el año en el 2050. Hoy sabemos que es muy probable que el planeta Tierra nunca llegará a los 9.000 millones. La fertilidad del mundo ha declinado considerablemente. La población mundial se estabiliza. El argumento maltusiano por excelencia para controlar el aumento de la población ha sido la insuficiencia en la producción de alimentos para nutrir a la población mundial. Esta perspectiva ha permanecido hasta nuestros días a pesar de que sus predicciones no se han cumplido.


Efectivamente, la evidencia empírica existente muestra que durante las cinco últimas décadas el crecimiento en la producción de alimentos ha sido superior al crecimiento de la población. Ello se ha debido a los avances en la agricultura que han permitido una mejor y más cuantiosa oferta de alimentos. Sin embargo, no parece que haya voluntad de acabar con el hambre. Lo dijo Amartya Sen, un economista, galardonado con el Premio Nóbel de Economía por sus estudios sobre el hambre, la población y la justicia social. Sen dice que los culpables del hambre son la corrupción, la falta de democracia, la falta de libertad de expresión y de información independiente, la guerra y las catástrofes naturales y no el crecimiento de la población.

En contra de lo que dicen los maltusianos los natalistas afirman que la fecundidad genera progreso técnico puede sorprender a algunos, pero eso es lo que se constata. No nos debe sorprender. Para que haya un gran tenista debe haber antes cien niños jugando al tenis y consecuentemente, padres que los tengan y que les animen a hacerlo. Lo mismo ocurre con los profesionales de la investigación y desarrollo. Los natalistas afirman que hay que crear cantera. Algunas evidencias empíricas, ofrecidas por los economistas Ehrlich y Lui,  apoyan la tesis de que el envejecimiento de la población, hace disminuir a largo plazo la tasa de crecimiento de la economía, ya que un menor crecimiento de la población reduce el avance tecnológico, lo que produce una menor tasa de crecimiento económico. Así, por ejemplo, en los últimos 21 años, desde 1985 a 2006 Europa y Japón han retrasado notablemente su crecimiento y su productividad con respecto a EEUU. Ello se debe a que cuando una población envejece (el número de jóvenes empieza a decrecer), cae el progreso técnico. Japón y Europa muestran, con respecto a EEUU, las mismas caídas en fecundidad que en progreso técnico relativo. En cambio EEUU, que sigue siendo más juvenil es la primera potencia tecnológica del mundo. La nueva bandera de los maltusianos es que la excesiva población genera el calentamiento global debido al uso excesivo  de combustibles fósiles. Este sábado escribiré sobre este tema.


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Esta semana tuve el gusto de participar en el Foro Soria 21, una espléndida iniciativa de Amalio de Marichalar. La sorpresa de este foro fue que la directora de la división de población de las Naciones Unidas, la maltusiana Hania Zlotnik, señaló que en 2025 no llegaremos a los 8.000 millones de habitantes. El maltusianismo es como el río Guadiana aparece y desaparece. Las alarmantes proyecciones de Naciones Unidas de hace veinte años, afirmando que la población llegaría a más de 11.000 millones en el año 2005 no han sido confirmadas por los hechos. Hoy somos 6.500. En el año 2000, otra vez Naciones Unidas sacó la “bola de cristal” y afirmó que llegaríamos a 11.000 millones en el año en el 2050. Hoy sabemos que es muy probable que el planeta Tierra nunca llegará a los 9.000 millones. La fertilidad del mundo ha declinado considerablemente. La población mundial se estabiliza. El argumento maltusiano por excelencia para controlar el aumento de la población ha sido la insuficiencia en la producción de alimentos para nutrir a la población mundial. Esta perspectiva ha permanecido hasta nuestros días a pesar de que sus predicciones no se han cumplido.

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13
Feb

Convergencia real

Escrito el 13 febrero 2007 por Javier Carrillo en Economía española

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    [post_content] => Según el indicador avanzado presentado hoy por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el Producto Interior Bruto (PIB) de España creció un 3,8% en 2006, frente a la expansión del 3,5% experimentada en 2005. Por su parte, el PIB de la zona euro aumentó un 2,7% en 2006, lo que supone una aceleración de 1,3 puntos con respecto al 1,4% registrado en 2005. Por lo tanto, nuestro diferencial de crecimiento con la zona euro se ha reducido desde los 2,1 puntos de 2005 hasta algo más de 1 punto en 2006.

La importancia de estas cifras reside en su estrecho vínculo con el que debería ser el principal objetivo de la política económica española: la convergencia real con las economías más ricas de Europa.


Hay que tener presente que cuando hablamos de convergencia real, estamos haciendo referencia a la persecución de un “objetivo móvil”. La renta media española, medida en términos de PIB por habitante en paridad de poder de compra, equivale en estos momentos a un 93% del promedio (100%) de la UEM. Evidentemente, si España quiere alcanzar ese nivel promedio, debe crecer de manera consistente por encima de las tasas a las que a su vez crecen las economías a las que nos queremos aproximar. Esto ha sido así en los últimos 15 años, con la única excepción de los años 1992 a 1994. Por lo tanto, para lograr la convergencia real en unos plazos razonables, resulta fundamental mantener un ritmo de acercamiento adecuado.

El diferencial de inflación que presenta la economía española frente a las economías europeas es un obstáculo fundamental en nuestro camino. Unos precios que crecen consistentemente a tasas en torno a un 1% por encima de las de nuestros principales socios comerciales, que no son compensadas con mejoras de productividad y que dentro del gran mercado europeo ya no pueden ser aliviadas mediante el tipo de cambio, deterioran inexorablemente la competitividad de nuestros productos y con ello nuestras posibilidades de un mayor crecimiento futuro. La paradoja reside en que, al tiempo, este diferencial en la inflación puede ser consecuencia en buena parte de nuestro mayor ritmo de crecimiento. Apoyaría esta afirmación el llamado efecto Balassa-Samuelson, que considera el impacto de los incrementos salariales en los sectores de bienes “no comercializables” causados por incrementos relativos mayores en la productividad de los sectores de bienes “comercializables” o expuestos a la competencia exterior. Sin embargo, la caída relativa de la productividad del trabajo y total española frente a la europea en los últimos años no parece dar soporte a esta hipótesis. Parece más adecuado vincular mayor crecimiento y diferencial de inflación a otras razones, como la mayor demanda de servicios (no expuestos a la competencia exterior) a medida que crece la renta de las familias, o a la propia falta de competencia interna en este sector.

Como es bien sabido, el crecimiento del PIB por habitante de un país es el resultado de los crecimientos de su productividad, tasa ocupación y tasa de actividad. Nuestra convergencia real está basada en la actualidad casi exclusivamente en el crecimiento del empleo. Si bien nuestras posibilidades de mejora en las tasas de ocupación y de actividad son aún considerables, el crecimiento del empleo debería venir acompañado de un crecimiento de la productividad, si es que España pretende la convergencia real sin perder competitividad por su inflación diferencial. Estas mejoras en la productividad tan sólo pueden ser ganadas mediante un mayor esfuerzo en mejorar la eficiencia del factor trabajo, la eficiencia del factor capital, y la eficiencia del sistema económico en el que ambos se desenvuelven.

Sólo trabajando en estos frentes veremos mejorar nuestros datos de inflación y podremos mantener un diferencial de crecimiento económico sostenible, que garantice la convergencia real de la economía española con la de los países más ricos de Europa en un plazo razonable.

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Según el indicador avanzado presentado hoy por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el Producto Interior Bruto (PIB) de España creció un 3,8% en 2006, frente a la expansión del 3,5% experimentada en 2005. Por su parte, el PIB de la zona euro aumentó un 2,7% en 2006, lo que supone una aceleración de 1,3 puntos con respecto al 1,4% registrado en 2005. Por lo tanto, nuestro diferencial de crecimiento con la zona euro se ha reducido desde los 2,1 puntos de 2005 hasta algo más de 1 punto en 2006.

La importancia de estas cifras reside en su estrecho vínculo con el que debería ser el principal objetivo de la política económica española: la convergencia real con las economías más ricas de Europa.

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12
Feb
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    [post_content] => ¿Qué son las instituciones? ¿Qué papel juegan en el crecimiento económico? ¿De que depende el crecimiento económico de los países pobres? ¿Por qué ellos son pobres y nosotros ricos? Durante años, los economistas hicimos mucho hincapié en la importancia de contar con una buena política económica para alcanzar niveles altos de desarrollo económico (lucha contra la inflación, equilibrio presupuestario, grado de apertura comercial, sistema flexible del tipo de cambio, etc.). Sin embargo, recientemente los economistas nos hemos dado cuenta de que son las instituciones las que consiguen mejorar el crecimiento de la productividad y, por tanto, el  desarrollo económico. De ahí que cada vez más, la ciencia económica esté incorporando a su acervo científico un mejor entendimiento del papel de las instituciones (como son los sistemas políticos libres y, por tanto,  democráticos, los mercados de libre competencia, el buen funcionamiento del Estado de Derecho, los derechos de propiedad bien especificados y reforzados) como la clave del éxito económico y del buen funcionamiento de las economías. Ahora, en economía, lo ortodoxo es recalcar la importancia de que las instituciones sean propicias al crecimiento económico como, por ejemplo, la estabilidad política, la seguridad jurídica, la independencia del poder judicial y el buen funcionamiento de los sistemas legales, los patrones de ocupación de tierras, la independencia del banco central, la transparencia y baja corrupción de los gobiernos y las empresas (Siemens, por ejemplo, está siendo investigada por sobornos, una investigación  internacional por supuesta corrupción en el conglomerado alemán), que los organismos reguladores sean creíbles e independientes, etc.


Los países ricos son ricos porque habitualmente cuentan con una buena política económica, instituciones creíbles y estables pero también con una geografía favorable, mientras que la valoración de estos tres factores para muchos de los países más pobres del mundo es negativa. Un trabajo reciente de William Easterly, del Centro de Desarrollo Global, y Ross Levine, de la Universidad de Minnesota, en el que se evalúa la importancia de estos tres factores en 72 países ricos y pobres señala que son las instituciones el factor más importante. Según el citado estudio, la geografía y la política por sí solas no sólo son menos importantes que las instituciones sino que, en líneas generales, no tienen ninguna importancia. Pero una geografía favorable fomenta el que las instituciones sean buenas y, a su vez, éstas promueven el desarrollo. Un país con una mala geografía y buenas instituciones (Chile, Australia y Nueva Zelanda) irá bien, pero un país con una buena geografía y malas instituciones como Argentina y Cuba no. Los países con buenas instituciones suelen ir bien, sean sus políticas o su geografía  buenas o malas

¿Afecta la geografía al desarrollo económico? ¿O no? ¿Por qué normalmente una buena geografía ayuda a que las instituciones sean buenas? ¿Qué crees que es más importante para el desarrollo económico de un país las políticas económicas ortodoxas, la geografía o las instituciones? Hoy toma posesión en España un nuevo ministro de justicia que resulta que está radicalmente enfrentado con el principal partido de la oposición (el Partido Popular) ¿Favorece o perjudica a la economía española qué el ministro de justicia esté enfrentado a la oposición paralamentaria? ¿Debería el ministro de justicia fortalecer las decisiones judiciales? ¿Crees que en España, a raíz de la OPA de Gas Natural sobre Endesa, han perdido credibilidad los organismos reguladores (tales como la CNE, Tribunal de la Competencia, CNMV,etc.? ¿Han quedado debilitadas estas instituciones?

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¿Qué son las instituciones? ¿Qué papel juegan en el crecimiento económico? ¿De que depende el crecimiento económico de los países pobres? ¿Por qué ellos son pobres y nosotros ricos? Durante años, los economistas hicimos mucho hincapié en la importancia de contar con una buena política económica para alcanzar niveles altos de desarrollo económico (lucha contra la inflación, equilibrio presupuestario, grado de apertura comercial, sistema flexible del tipo de cambio, etc.). Sin embargo, recientemente los economistas nos hemos dado cuenta de que son las instituciones las que consiguen mejorar el crecimiento de la productividad y, por tanto, el desarrollo económico. De ahí que cada vez más, la ciencia económica esté incorporando a su acervo científico un mejor entendimiento del papel de las instituciones (como son los sistemas políticos libres y, por tanto, democráticos, los mercados de libre competencia, el buen funcionamiento del Estado de Derecho, los derechos de propiedad bien especificados y reforzados) como la clave del éxito económico y del buen funcionamiento de las economías. Ahora, en economía, lo ortodoxo es recalcar la importancia de que las instituciones sean propicias al crecimiento económico como, por ejemplo, la estabilidad política, la seguridad jurídica, la independencia del poder judicial y el buen funcionamiento de los sistemas legales, los patrones de ocupación de tierras, la independencia del banco central, la transparencia y baja corrupción de los gobiernos y las empresas (Siemens, por ejemplo, está siendo investigada por sobornos, una investigación internacional por supuesta corrupción en el conglomerado alemán), que los organismos reguladores sean creíbles e independientes, etc.

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10
Feb
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    [post_content] => La mayoría de los economistas, servicios de estudios y think tanks españoles piensan que las ayudas (fondos estructurales) recibidas por España de la Unión Europea (UE) han contribuido muy poco al mal llamado “milagro económico español”. Sin embargo la mayoría de los economistas no españoles piensan justamente lo contrario. Un ejemplo es el artículo que acaba de publicar hoy The Economist (Feb 10th-16th 2007)  titulado  “Buy, buy, buy" donde puedes encontrar un subapartado titulado "The gain in Spain”. Transcribo algunos párrafos textuales y me hago algunas preguntas.

"Spain seems to be unstoppable. Its main hunting ground has been Britain, where Spanish companies have spent more than $55 billion in recent years. The first deal was when a Spanish bank, Banco Santander, which at the time was little-known, swooped on Britain's sixth-largest bank, Abbey. The latest deal in the works is the €17.2 billion bid by Iberdrola, a Spanish electricity company, for Scottish Power, a utility that includes nuclear, hydro and wind power in its portfolio. The highest-profile Spanish deal of all, launched last year, was that of Ferrovial, a construction company, for BAA, the company that owned the three main airports serving London—Heathrow, Gatwick and Stansted—and six others.


So why is Spain emerging as such a successful predator? It has done well out of generous European Union aid since it joined the EU in 1986. Its economy has notched up an impressive average annual growth rate of 3.8% over the past ten years when the rest of continental Europe has lagged behind at around 2.1%. Membership of the euro has also facilitated cross-border deals. And the latest generation of Spanish business leaders has been educated in the ways of Anglo-Saxon capitalism at American universities rather than imbibing vintage mercantilism at some French grande école.

There are two further reasons behind Spain's foreign expansion. One is a special law that allows companies to offset against tax 30% of the goodwill costs of any foreign corporate purchase. Goodwill means the difference between the book value of assets and the actual price paid. This allows Spanish companies to outbid others. The second reason is that Spain's resurgence has been narrowly based on an inflationary boom in property, construction and banking. When that boom busts, the gain in Spain will turn mainly into pain. The intriguing question is whether the new conquistadores have borrowed and paid too much, or whether their new portfolio of (largely) British steady earners will save them from the worst when Spain itself turns sour".

¿Se torcerá la situación expansiva actual, tal como señala The Economist al final del artículo? ¿Cuándo? ¿En el 2008? ¿Que pasará con España cuando se pinche el boom inmobiliario y bancario que prevé The Economist? ¿Piensas que las ayudas que España ha recibido de la UE han contribuido sensiblemente al llamado “milagro español”?



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La mayoría de los economistas, servicios de estudios y think tanks españoles piensan que las ayudas (fondos estructurales) recibidas por España de la Unión Europea (UE) han contribuido muy poco al mal llamado “milagro económico español”. Sin embargo la mayoría de los economistas no españoles piensan justamente lo contrario. Un ejemplo es el artículo que acaba de publicar hoy The Economist (Feb 10th-16th 2007) titulado “Buy, buy, buy» donde puedes encontrar un subapartado titulado «The gain in Spain”. Transcribo algunos párrafos textuales y me hago algunas preguntas.

«Spain seems to be unstoppable. Its main hunting ground has been Britain, where Spanish companies have spent more than $55 billion in recent years. The first deal was when a Spanish bank, Banco Santander, which at the time was little-known, swooped on Britain’s sixth-largest bank, Abbey. The latest deal in the works is the €17.2 billion bid by Iberdrola, a Spanish electricity company, for Scottish Power, a utility that includes nuclear, hydro and wind power in its portfolio. The highest-profile Spanish deal of all, launched last year, was that of Ferrovial, a construction company, for BAA, the company that owned the three main airports serving London—Heathrow, Gatwick and Stansted—and six others.

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10
Feb
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    [post_content] => ¿Que es Iberoamérica? O para ser más precisos ¿Qué es la Comunidad Iberoamericana? Iberoamérica la conforman 21 países: España, Portugal y 19 de sus antiguas colonias en el continente americano que, tomados en conjunto, representan 550 millones de habitantes (nueve por ciento de la población mundial). Tienen en común sus raíces ibéricas y los idiomas portugués y español, dos de las cinco lenguas más habladas del planeta. La Comunidad Iberoamericana celebra, desde 1991, una cumbre anual llamada Cumbre Iberoamericana (con la realizada el año pasado (2006) llevan celebrándose 16 Cumbres Iberoamericanas). Estas Cumbres Iberoamericanas son un viejo sueño del rey Juan Carlos de España, y la primera tuvo lugar, con todos los mandatarios iberoamericanos, en la ciudad mexicana de Guadalajara. La idea de las Cumbres Iberoamericanas surgió dentro del marco de las celebraciones por el V centenario del descubrimiento de América. Sin embargo, también fue reflejo del surgimiento de una nueva identidad iberoamericana. Desde 2004 existe una sede permanente de las Cumbres Iberoamericanas en Madrid con un Secretario General Iberoamericano: Enrique Iglesias.


Muchas personas y organismos internacionales rechazan la expresión Iberoamérica y prefieren utilizar el término América Latina o Latinoamérica. Pero utilizar una de ellas no es incompatible con utilizar la otra. Las razones que sustentan la defensa y uso de América Latina, no son meramente formales o de carácter técnico, ni residen solamente en la precisión en la utilización del lenguaje, responde más bien a una denominación para los países del Centro y Sur del continente americano que tiene que ver con la configuración histórica de la identidad de esos pueblos. El término Iberoamérica connota, tal como se vio más arriba, la influencia de los países de la Península Ibérica, de España y Portugal en esa zona geográfica, el mestizaje cultural y lingüistico que tuvo lugar a través del proceso de colonización.  Por este motivo, aún hoy, su utilización todavía suscita algunos recelos.

El término América Latina es más amplio, remite a una mayor diversidad cultural, comprende también la influencia de otros países europeos del área mediterránea, consolidada a través de los flujos migratorios que tuvieron lugar posteriormente. De ahí que en los foros internacionales, en los organismos de cooperación, en Naciones Unidas, Banco Mundial, FMI, FAO, OIT, Organizaciones No Gubernamentales, etc. el término más utilizado para referirse a esos países sea América Latina. Pero la justificación más importante para apoyar la expresión América Latina es que ese es el término más consolidado en esos países. Ellos se autodefinen como latinoamericanos y marcan, así, su diferencia cultural con respecto al Norte de ese continente (EEUU y Canadá).

Utilizar un término u otro (Iberoamérica y América Latina) dependerá del contexto en el que nos movamos ¿o no?



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¿Que es Iberoamérica? O para ser más precisos ¿Qué es la Comunidad Iberoamericana? Iberoamérica la conforman 21 países: España, Portugal y 19 de sus antiguas colonias en el continente americano que, tomados en conjunto, representan 550 millones de habitantes (nueve por ciento de la población mundial). Tienen en común sus raíces ibéricas y los idiomas portugués y español, dos de las cinco lenguas más habladas del planeta. La Comunidad Iberoamericana celebra, desde 1991, una cumbre anual llamada Cumbre Iberoamericana (con la realizada el año pasado (2006) llevan celebrándose 16 Cumbres Iberoamericanas). Estas Cumbres Iberoamericanas son un viejo sueño del rey Juan Carlos de España, y la primera tuvo lugar, con todos los mandatarios iberoamericanos, en la ciudad mexicana de Guadalajara. La idea de las Cumbres Iberoamericanas surgió dentro del marco de las celebraciones por el V centenario del descubrimiento de América. Sin embargo, también fue reflejo del surgimiento de una nueva identidad iberoamericana. Desde 2004 existe una sede permanente de las Cumbres Iberoamericanas en Madrid con un Secretario General Iberoamericano: Enrique Iglesias.

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9
Feb

¿Qué es la dolarización?

Escrito el 9 febrero 2007 por Javier Carrillo en Diccionario de Economía

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    [post_content] => La elección del sistema cambiario –régimen de relación entre el valor de la propia moneda y el valor de las monedas de otros países– es una de las más importantes decisiones de política económica que cualquier nación debe enfrentar. Es, además, una decisión que con el paso de los años ha ganado en complejidad, a medida que ha crecido la integración del comercio internacional y de los mercados de capital mundiales.

Desde el final del sistema de tipos de cambio fijos de Bretton Woods en los años setenta, han surgido nuevos problemas y también nuevas soluciones en este contexto. La llamada “dolarización plena” es una opción cambiaria consistente en el abandono oficial por parte de un país de su propio patrón monetario y la adopción del dólar estadounidense (US$) como moneda de curso legal. Implica además la conversión en US$ de todas las cuentas y deudas, públicas y privadas. Por lo tanto, el alcance de esta decisión va más allá del empleo extraoficial del US$ que observamos en muchos países en desarrollo o en algunas economías en transición al libre mercado. Este tipo de “dolarización parcial” surge de modo natural en respuesta a una inflación elevada, que eleva el costo de utilizar la propia moneda en las transacciones diarias, o frente a la inestabilidad económica del país, que lleva a los ciudadanos a buscar la protección de sus activos ante una eventual pérdida de valor de la moneda nacional.


Ventajas

Una ventaja inmediata de la dolarización es que elimina el riesgo de devaluación de la moneda del país, reduciendo la prima de riesgo que éste paga sobre los empréstitos del exterior. Esto supone tasas de interés más bajas tanto para el Gobierno como para los particulares. La reducción del coste de la deuda pública libera recursos estatales para otros fines más productivos, y las menores tasas de interés animan a empresarios y consumidores a endeudarse. Como resultado, se fomenta el crecimiento económico del país, en un entorno además de mayor estabilidad en los movimientos internacionales de capital.

En un plazo más largo, la dolarización de una economía debería limitar su exposición a crisis monetarias y de balanza de pagos. Al quedar eliminada la posibilidad de una fuerte depreciación o de una devaluación, se reduce el temor de una salida masiva de capital. Como hemos visto en Argentina, una perturbación de este tipo afecta gravemente a la estabilidad económica del país y, en muchos casos, acaba forzando la libre flotación de la moneda.

Con la dolarización, el país pierde la posibilidad de “monetizar” el déficit público, es decir, pierde la capacidad –peligrosamente inflacionista– de fabricar billetes para financiar el desequilibrio de sus cuentas. La dolarización refuerza por tanto la estabilidad de su sistema financiero, crea mejores condiciones para la inversión nacional y extranjera, y con ello sienta las bases para un mayor crecimiento futuro.

Una última ventaja destacable de este sistema cambiario es que, a largo plazo, facilita la integración económica con las economías estadounidense y mundial, gracias a los menores costes de transacción y a la estabilidad de los precios en US$.

Desventajas

La principal desventaja para un país que adopta el US$ como única moneda de curso legal es que cede su soberanía en lo relativo a las políticas monetaria y cambiaria. La Reserva Federal, el banco central estadounidense, no se opone en general a la dolarización de terceras economías, pero sí advierte que sus decisiones respecto a la cantidad y el precio del dinero de ningún modo tendrán en cuenta esa circunstancia. Así, ante una crisis de confianza que llevara a una retirada súbita de depósitos bancarios, las autoridades del país que dolariza no podrían garantizar la totalidad del sistema de pagos ni respaldar completamente dichos depósitos bancarios. El país pierde además el  tipo de cambio como instrumento fundamental de política económica exterior, sometiendo parte de su competitividad vía precios a la evolución del US$.

Una segunda desventaja es la pérdida automática de los llamados “ingresos de señoreaje”. Se trata de las utilidades que recibe el banco central del país como resultado de su exclusiva en el derecho a emitir billetes, considerados como títulos de deuda que no devengan intereses. El coste económico de esta renuncia a emitir una moneda propia puede ser considerable y permanece en el tiempo mientras dure la dolarización.

Precisamente ésta, la duración de la medida, es uno de los principales inconvenientes de la dolarización. Dar marcha atrás en esta decisión es muy costoso, en términos económicos y de confianza. Esta irreversibilidad práctica es por otra parte la que otorga las ventajas del incremento en la credibilidad internacional del país.

Por último, no conviene olvidar que la moneda del país es a menudo un símbolo de identidad nacional, al que no toda la población está dispuesta a renunciar. La posibilidad de resistencia política a la medida es un elemento perturbador muy a tener en cuenta en las economías a las que nos estamos refiriendo.

Conclusión

Resulta imposible hacer una valoración neta de la dolarización como alternativa cambiaria. La respuesta en todos los casos dependerá de las características y circunstancias particulares de cada país. Sin embargo, sí es sensato afirmar que la dolarización no es, ni pretende ser, la cura a todos los males económicos de los países en vías de desarrollo. Únicamente bajo un planteamiento meditado y ordenado, construido sobre la base de unos parámetros económicos mínimamente saneados, un país emergente podrá recoger todas las ventajas y minimizar todos los riesgos de la dolarización.

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La elección del sistema cambiario –régimen de relación entre el valor de la propia moneda y el valor de las monedas de otros países– es una de las más importantes decisiones de política económica que cualquier nación debe enfrentar. Es, además, una decisión que con el paso de los años ha ganado en complejidad, a medida que ha crecido la integración del comercio internacional y de los mercados de capital mundiales.

Desde el final del sistema de tipos de cambio fijos de Bretton Woods en los años setenta, han surgido nuevos problemas y también nuevas soluciones en este contexto. La llamada “dolarización plena” es una opción cambiaria consistente en el abandono oficial por parte de un país de su propio patrón monetario y la adopción del dólar estadounidense (US$) como moneda de curso legal. Implica además la conversión en US$ de todas las cuentas y deudas, públicas y privadas. Por lo tanto, el alcance de esta decisión va más allá del empleo extraoficial del US$ que observamos en muchos países en desarrollo o en algunas economías en transición al libre mercado. Este tipo de “dolarización parcial” surge de modo natural en respuesta a una inflación elevada, que eleva el costo de utilizar la propia moneda en las transacciones diarias, o frente a la inestabilidad económica del país, que lleva a los ciudadanos a buscar la protección de sus activos ante una eventual pérdida de valor de la moneda nacional.

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8
Feb

La fórmula Wade

Escrito el 8 febrero 2007 por JUAN CARLOS MARTINEZ en África, Economía Mundial, Energía, medio ambiente y cambio climático

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    [post_content] => En los últimos tiempos se viene debatiendo  sobre las medidas que se pueden  adoptar  para sacar de la pobreza a la inmensa mayoría de la  población africana. África es un continente rico en recursos naturales, pero los beneficios de dichas riquezas, sólo han servido en las últimas décadas para engrosar las cuentas de resultados de algunas multinacionales, para financiar interminables conflictos armados o para enriquecer a unas clases políticas generalmente déspotas y corruptas.  A los tradicionales paquetes de ayuda al desarrollo se les han unido últimamente los programas de condonación de la deuda por parte de gobiernos e instituciones como el FMI, pero también propuestas más imaginativas y atrevidas como la hecha por Abdoulaye Wade, el actual presidente de Senegal.

Su idea, bautizada como fórmula Wade,   propone una redistribución de los beneficios que se obtienen de las explotaciones petrolíferas del continente. Según Wade, las compañías petroleras que operan en África están obteniendo inmensos beneficios gracias al elevado precio que tiene el crudo desde 2004, por lo que parte de esos beneficios deberían ser utilizados para luchar contra la pobreza. En concreto, considera que todo el dinero que obtengan como consecuencia de vender el petróleo por encima de 29 dólares (que fue el precio medio de la cotización del barril de Brent en 2003), pase a engrosar un fondo que tendría tres beneficiarios a partes iguales: las propias compañías petroleras que explotasen los yacimientos, los países titulares de los mismos y, lo más novedoso, los países africanos que no tienen petróleo y que por tanto no se benefician actualmente de él. Este fondo estaría gestionado por sus partícipes y por instituciones financieras multilaterales, al objeto de garantizar su transparencia. Y uno de sus objetivos sería la realización de grandes inversiones transregionales que permitieran dinamizar la economía del continente.



La fórmula Wade resulta, cuando menos, utópica. Si aspirar a que las petroleras compartan de forma voluntaria parte de sus beneficios se antoja difícil, pretender que la renta petrolera de los países productores del continente se reparta con los países no productores, parece ciencia-ficción. Pero de alguna manera, la fórmula Wade invita a la reflexión. En los últimos tiempos hemos visto a países latinoamericanos como Venezuela y Bolivia aumentar de forma unilateral los royalties que reciben de las petroleras, argumentando lo abultado de sus beneficios. También hemos visto como los inmensos beneficios del petróleo africano no llegan a la población pues se quedan en los círculos del poder (en este aspecto, lo que está ocurriendo en  Guinea Ecuatorial es un buen ejemplo). Y también sabemos, y así lo defiende Wade, que si los países africanos no se desarrollan en su conjunto, se generarán inmensos movimientos migratorios hacia los países más ricos del continente o hacia Europa, con los consabidos efectos que estos fenómenos producen.

Por tanto,  la propuesta del presidente senegalés, no carece de realismo, a pesar de que hoy por hoy resulte impracticable. Pero no por eso, debería caer en saco roto. En los tiempos en que vivimos, no es de recibo que en África todavía vivan más de 300 millones de personas en  la más absoluta pobreza y que más de treinta millones de niños sufran desnutrición, cuando el continente produjo en 2005 casi diez millones de barriles diarios, lo que supone el 12% de la producción mundial de petróleo. Si hasta ahora de poco han servido las recetas tradicionales para sacar del subdesarrollo al continente, tal vez haya que empezar a pensar en nuevas formas de hacerlo.

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En los últimos tiempos se viene debatiendo sobre las medidas que se pueden adoptar para sacar de la pobreza a la inmensa mayoría de la población africana. África es un continente rico en recursos naturales, pero los beneficios de dichas riquezas, sólo han servido en las últimas décadas para engrosar las cuentas de resultados de algunas multinacionales, para financiar interminables conflictos armados o para enriquecer a unas clases políticas generalmente déspotas y corruptas. A los tradicionales paquetes de ayuda al desarrollo se les han unido últimamente los programas de condonación de la deuda por parte de gobiernos e instituciones como el FMI, pero también propuestas más imaginativas y atrevidas como la hecha por Abdoulaye Wade, el actual presidente de Senegal.

Su idea, bautizada como fórmula Wade, propone una redistribución de los beneficios que se obtienen de las explotaciones petrolíferas del continente. Según Wade, las compañías petroleras que operan en África están obteniendo inmensos beneficios gracias al elevado precio que tiene el crudo desde 2004, por lo que parte de esos beneficios deberían ser utilizados para luchar contra la pobreza. En concreto, considera que todo el dinero que obtengan como consecuencia de vender el petróleo por encima de 29 dólares (que fue el precio medio de la cotización del barril de Brent en 2003), pase a engrosar un fondo que tendría tres beneficiarios a partes iguales: las propias compañías petroleras que explotasen los yacimientos, los países titulares de los mismos y, lo más novedoso, los países africanos que no tienen petróleo y que por tanto no se benefician actualmente de él. Este fondo estaría gestionado por sus partícipes y por instituciones financieras multilaterales, al objeto de garantizar su transparencia. Y uno de sus objetivos sería la realización de grandes inversiones transregionales que permitieran dinamizar la economía del continente.

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