Cuando la economía empieza a crecer y parece que el mercado laboral se estabiliza: se reduce el paro, aumenta la ocupación y la tasa de paro comienza a descender, quizás haya llegado el momento de dar prioridad a resolver el problema del paro juvenil.
En España el 55% de los jóvenes que quieren trabajar no encuentra trabajo. Una pena, porque desde hace años rige en España un nuevo modelo productivo basado en las exportaciones de bienes y servicios. Los sectores exportadores y competitivos necesitan mano de obra joven, que por sus propias características, tiene una mayor flexibilidad geográfica y funcional, más capacidad de absorber las nuevas tecnologías y, por tanto, de aumentar la productividad de las empresas, y todo ello con menores exigencias salariales.
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