Tres años después del inicio de la crisis y, tras sucesivas mutaciones de la misma, seguimos dudando de la solidez de la recuperación. Es cierto que la inercia cíclica suele hacer complicadas las recaídas de la actividad y, que los emergentes nunca habían salido de una crisis con el vigor y la confianza que muestran desde hace trimestres. Pero los problemas que sigue teniendo el sector financiero en la OCDE, los efectos del endurecimiento de la política fiscal en buena parte del hemisferio norte y, sobre todo, las dudas sobre el vigor de la recuperación en EEUU, se están reflejando en un comportamiento dubitativo de los mercados financieros en los últimos meses, caracterizados por un retorno de la aversión al riesgo.
No es casualidad que el oro esté en máximos históricos o que la rentabilidad de la deuda pública alemana y americana a largo plazo se encuentre situada por debajo del 3%. Todos éramos conscientes de que la recuperación sería compleja y frágil, pero en el fondo se tenía la esperanza de que una vez más nos sorprendiera positivamente el comportamiento de variables como el consumo de las familias americanas. Seguir leyendo…
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