La estanflación, castellanización de la voz inglesa “stagflation”, es una combinación de las palabras inflación y estancamiento. Es una combinación muy peligrosa de bajo crecimiento económico en la que hay a la vez una inflación sostenida. El término estanflación se puso de moda en los años setenta, cuando la OPEP cuadruplicó el precio del petróleo. Fue una época en la que la inflación, los tipos de interés y la tasa de paro eran de dos dígitos. El aumento de precios fue muy superior a la inflación que actualmente vemos en Estados Unidos o en España.
¿Cómo se corrigió la situación, en aquel momento?
Los gobiernos de muchos países, incluido España, optaron por aplicar políticas keynesianas, en concreto una política fiscal expansiva, mediante un incremento del gasto, que impulsara la demanda de forma que desapareciera el desempleo, pero eso sí, a costa de una mayor inflación; que provocó que los trabajadores ejerciesen presiones al alza sobre los salarios alimentando aún más la espiral inflacionista. Además, los gobiernos subieron los tipos de interés para combatir el aumento de precios. Las consecuencias no pudieron ser peores, con efectos no deseados que agravaron la ya de por sí mala situación. Esa política fiscal expansiva trajo además consigo un empeoramiento de las finanzas del Estado, lo que supuso un incremento en la carga impositiva que a su vez desalentó todavía más la inversión. Y algunas economías se enfrentaron a lo peor de ambos mundos: la estanflación [estancamiento e inflación].
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