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Mar

¿Momento dulce, final amargo?

Escrito el 6 marzo 2007 por JUAN CARLOS MARTINEZ en Economía española

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    [post_content] => Gracias a los recientes datos sobre la economía española que han venido siendo publicados en las últimas fechas, podemos afirmar que nos encontramos en uno de los momentos más dulces de nuestra historia económica.  No sólo porque el crecimiento en 2006 se aceleró hasta el 3,9%, (la tasa más alta desde el año 2000 y la mejor de todas las economías del G-7), sino porque, en líneas generales, la composición de ese crecimiento ha sido algo más equilibrada que en años anteriores: se incrementó la inversión en bienes de equipo, se reactivaron las exportaciones y aumentó la productividad en un contexto de fuerte aumento del empleo (el año pasado se crearon casi 700.000 nuevos puestos de trabajo y el paro se redujo hasta el 8,3%, una tasa desconocida desde 1978). Además, gracias a la moderación en el precio de los carburantes,  la inflación  en febrero se ha reducido hasta el  2,5%, y como ya hemos comentado en este mismo blog,  el superávit que obtuvieron las administraciones públicas el año pasado alcanzó el 1,8% del PIB.

Por otra parte, los pronósticos para 2007 son también bastante buenos. Las últimas previsiones sitúan el crecimiento del PIB en el 3,5%,  una creación de  otros casi 500.000 nuevos empleos (lo que reduciría el paro al 7,8% de la población activa) y, a pesar de la rebaja del impuesto sobre la renta y de sociedades, un superávit fiscal cifrado en un 1% que permitirá reducir la deuda pública hasta el 36,6% del PIB.

tasas-crec-G7-y-España.gif







Pero aunque hay que reconocer que la situación y las perspectivas son muy buenas, no hay que olvidar que los desequilibrios de nuestra economía siguen estando muy presentes. La inflación, podría volver a repuntar, puesto que el petróleo ha vuelto a recuperar la banda de los 60 dólares/barril; y en cualquier caso, se mantendrá en niveles superiores a los del resto de nuestros socios europeos, lo que implicará que la competitividad siga deteriorándose y que el déficit exterior español siga siendo el mayor de las grandes economías del mundo. A pesar de que el aumento de las exportaciones ha reducido la contribución negativa del sector exterior al crecimiento, ese dato no debe de enmascarar la cruda realidad: en 2006, el déficit comercial ha vuelto a incrementarse, superando ya el 9% del PIB.  Tampoco deberíamos olvidar que el Banco Central Europeo continuará subiendo los tipos de interés (el BBVA pronostica que pueden llegar hasta el 4,5%  a finales de año),  y que  sus efectos  sobre el encarecimiento de las hipotecas, empiezan a hacer mella en el bolsillo de muchas familias.

Frente al optimismo de nuestras autoridades económicas, hay quienes creen que la situación no es sostenible y que  sólo estamos en la antesala de un amargo final, puesto que los  desequilibrios que hemos venido acumulando en los últimos años acabarán pasándonos factura (lo que implicaría un duro y penoso proceso de ajuste). ¿Vosotros que pensáis?



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Gracias a los recientes datos sobre la economía española que han venido siendo publicados en las últimas fechas, podemos afirmar que nos encontramos en uno de los momentos más dulces de nuestra historia económica. No sólo porque el crecimiento en 2006 se aceleró hasta el 3,9%, (la tasa más alta desde el año 2000 y la mejor de todas las economías del G-7), sino porque, en líneas generales, la composición de ese crecimiento ha sido algo más equilibrada que en años anteriores: se incrementó la inversión en bienes de equipo, se reactivaron las exportaciones y aumentó la productividad en un contexto de fuerte aumento del empleo (el año pasado se crearon casi 700.000 nuevos puestos de trabajo y el paro se redujo hasta el 8,3%, una tasa desconocida desde 1978). Además, gracias a la moderación en el precio de los carburantes, la inflación en febrero se ha reducido hasta el 2,5%, y como ya hemos comentado en este mismo blog, el superávit que obtuvieron las administraciones públicas el año pasado alcanzó el 1,8% del PIB.

Por otra parte, los pronósticos para 2007 son también bastante buenos. Las últimas previsiones sitúan el crecimiento del PIB en el 3,5%, una creación de otros casi 500.000 nuevos empleos (lo que reduciría el paro al 7,8% de la población activa) y, a pesar de la rebaja del impuesto sobre la renta y de sociedades, un superávit fiscal cifrado en un 1% que permitirá reducir la deuda pública hasta el 36,6% del PIB.

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4
Mar
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    [post_content] => Mañana sale a la venta la traducción al castellano de la 4ª edición de “Principios de Economía” de Gregory Mankiw. Mankiw es Profesor de la Universidad de  Harvard y ex-asesor económico de la Casa Blanca, es conocido por ser autor de dos libros muy populares entre los estudiantes de economía, “Principios de Economía” y “Macroeconomía” de los que ha vendido millones de ejemplares. El primero de ellos “Principios de Economía” es uno de los exigidos en muchas universidades y escuelas de negocios del mundo, rivalizando con otros como el clásico de Paul Samuelson a quien durante décadas nadie ha retirado como libro de texto de las más prestigiosas universidades.


En la primera edición (1998) de “Principios de Economía” de Gregory Mankiw  se podía observar una tendencia claramente maltusiana. En la segunda edición (2002) se produjo un cambio seguía siendo un poco maltusiano pero introdujo un apartado explicando porque Thomas Malthus erró en sus predicciones. De la lectura de esta segunda edición del libro de Mankiw se puede deducir que era un poco menos maltusiano que en la primera. La tercera (2004) y también la cuarta edición (2007, que sale mañana en castellano) tienen más rasgos natalistas que maltusianos (que también los tiene).

Voy a contar una anécdota. Un día pregunté en clase a mis alumnos por qué creían ellos que se había producido esta conversión de Mankiw hacia el natalismo. Uno de los alumnos le puso un correo a Mankiw y se lo preguntó. La respuesta que dio Mankiw en un mail a este alumno mío, que le hizo esa pregunta, fue la siguiente: “Mi mujer y yo estamos a punto de realizar un acto que algunos definirían como socialmente irresponsable: al final del verano, vendrá al mundo nuestro tercer hijo. Un tercer hijo significa, por supuesto, que mi mujer y yo estamos contribuyendo a la expansión demográfica del planeta; y para algunas personas esta decisión resulta contraproducente. Hace dos siglos, Thomas Malthus argumentó que una población que no dejase de crecer haría que la sociedad se estancase a la hora de producir bienes y servicios. Como resultado, el hombre estaba condenado a vivir siempre en la pobreza. Afortunadamente, Malthus estaba bastante equivocado. Aunque la población mundial ha aumentado seis veces con respecto a la de hace un par de siglos, los niveles de vida son mucho mayores. La razón es que el aumento de los conocimientos, nuevas tecnologías, ideas, etc., es mucho mayor que el de la población.

Las nuevas ideas (que mejoran la producción e incluso los bienes que deben de ser producidos) nos han llevado a una época de prosperidad mayor de la que Malthus (o cualquiera de sus coetáneos) pudieran haber imaginado. Como procreador, finalizaba Mankiw su carta, no pido disculpas. Cuando le dé a Peter Mankiw la bienvenida a este mundo lo haré sin ningún tipo de remordimiento. No garantizo que él sea el que descubra la cura para el cáncer, o que descubra una solución para el calentamiento de la tierra, pero siempre hay una oportunidad de que así sea. Y es en esta oportunidad donde radica la esperanza de nuestra especie”. Como ves muy en la línea de lo que decíamos en este blog el 17 de febrero en un post titulado "Los maltusianos (2)"  .





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Mañana sale a la venta la traducción al castellano de la 4ª edición de “Principios de Economía” de Gregory Mankiw. Mankiw es Profesor de la Universidad de Harvard y ex-asesor económico de la Casa Blanca, es conocido por ser autor de dos libros muy populares entre los estudiantes de economía, “Principios de Economía” y “Macroeconomía” de los que ha vendido millones de ejemplares. El primero de ellos “Principios de Economía” es uno de los exigidos en muchas universidades y escuelas de negocios del mundo, rivalizando con otros como el clásico de Paul Samuelson a quien durante décadas nadie ha retirado como libro de texto de las más prestigiosas universidades.

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3
Mar
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    [post_content] => Me sorprendió gratamente que un post reciente del 24 de febrero titulado “Las fusiones universitarias, un tema controvertido” levantara mucha polvareda. Uno de los temas que se discutió allí fue la competencia entre universidades. La importancia de la competencia entre las universidades para el logro de la excelencia es un hecho bien documentado históricamente: Así, a la vista del desgraciado estado de la Sorbonne, Francisco I, en vez de intentar reformarla, creó el Collage de France, justo enfrente de la vieja universidad, con efectos beneficiosos permanentes sobre ambas instituciones. Otros ejemplos de rivalidad bien entendida que ha redundado en beneficio de todos son: Oxford y Cambridge, MIT y Harvard, Stanford y Berkeley, etc. Por tanto la competencia es buena. Y de esa competencia surgen las mejores universidades del mundo.

¿Qué hacen las mejores universidades del mundo? Un reciente trabajo de Luis C. Corchón titulado “Incentivos y excelencia: una visión desde la economía” señala que en las mejores universidades del mundo: 1) Los programas doctorales se imparten en inglés y están abiertos a estudiantes de todo el mundo. 2) Los que terminan estos programas de doctorado nunca se colocan en sus departamentos de origen. 3) Las universidades top acuden todos los años a diversos mercados de trabajo -español, americano, británico- para reclutar a sus fichajes y colocar a sus estudiantes de doctorado. 4) Tienen sistemas de incentivos -reducciones docentes y premios monetarios- que remuneran la investigación de calidad.




Dice Luis C. Corchón que una universidad competitiva a nivel europeo necesita mucho dinero (aunque desde luego menos que un club de fútbol que quiera ser competitivo a nivel europeo) ¿Hay en España Universidades competitivas? ¿Jugará España la Champions de la ciencia? ¿La integración plena de las universidades españolas en el Espacio Europeo de Educación Superior permitirá mejorar su competitividad, excelencia y calidad? ¿Se vinculará la universidad española a la sociedad produciendo lo que demanda el mercado?


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Me sorprendió gratamente que un post reciente del 24 de febrero titulado “Las fusiones universitarias, un tema controvertido” levantara mucha polvareda. Uno de los temas que se discutió allí fue la competencia entre universidades. La importancia de la competencia entre las universidades para el logro de la excelencia es un hecho bien documentado históricamente: Así, a la vista del desgraciado estado de la Sorbonne, Francisco I, en vez de intentar reformarla, creó el Collage de France, justo enfrente de la vieja universidad, con efectos beneficiosos permanentes sobre ambas instituciones. Otros ejemplos de rivalidad bien entendida que ha redundado en beneficio de todos son: Oxford y Cambridge, MIT y Harvard, Stanford y Berkeley, etc. Por tanto la competencia es buena. Y de esa competencia surgen las mejores universidades del mundo.

¿Qué hacen las mejores universidades del mundo? Un reciente trabajo de Luis C. Corchón titulado “Incentivos y excelencia: una visión desde la economía” señala que en las mejores universidades del mundo: 1) Los programas doctorales se imparten en inglés y están abiertos a estudiantes de todo el mundo. 2) Los que terminan estos programas de doctorado nunca se colocan en sus departamentos de origen. 3) Las universidades top acuden todos los años a diversos mercados de trabajo -español, americano, británico- para reclutar a sus fichajes y colocar a sus estudiantes de doctorado. 4) Tienen sistemas de incentivos -reducciones docentes y premios monetarios- que remuneran la investigación de calidad.

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2
Mar

El porqué del Pacto de Estabilidad y Crecimiento

Escrito el 2 marzo 2007 por Javier Carrillo en Uncategorized

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    [post_content] => En su post de ayer, Juan Carlos consideraba “(…) muy destacable el superávit de las cuentas españolas en un entorno en el que predominan los déficit públicos. Empezando por Alemania, la inventora del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, esa especie de corsé presupuestario que limitaba el déficit público al 3% del PIB y que fue creado para acabar con la indisciplina fiscal de las economías del sur de Europa; y que, cosas de la vida, Berlín ha estado cinco años incumpliendo.” Por mi parte, en el post del 1 de febrero yo aludía a las “las características de nuestra área monetaria (lejos del óptimo señalado por Mundell: movilidad de los factores, flexibilidad en los precios y transferibilidad presupuestaria)”.

Como algunos alumnos me han preguntado por ese óptimo, aprovecho la ocasión para vincular esta cuestión a la última intervención de Juan Carlos y recordar los argumentos económicos en los que se han apoyado promotores y detractores del Pacto de Estabilidad europeo. Adelanto mis disculpas, ya que la explicación que viene a continuación no es breve ni sencilla.

El fundamento teórico de las uniones monetarias reside en la llamada teoría de las áreas monetarias óptimas, construida sobre las ideas del premio Nobel de Economía Robert A. Mundell (“A Theory of Optimum Currency Areas”, American Economic Review 51, 1961). De acuerdo con esta teoría, el correcto funcionamiento de una unión monetaria –aquél en el que los costes sociales de la integración no sobrepasan sus beneficios– exige ciertas condiciones estructurales de las economías de sus estados miembros. Un área monetaria será óptima si se dan condiciones laborales suficientemente homogéneas, existe gran movilidad de los factores productivos, flexibilidad de precios de bienes y servicios y, por último, funcionan de manera conveniente las transferencias presupuestarias entre las diferentes partes del territorio. Todos estas condiciones se dan, en un buen grado, en un área monetaria como EEUU, pero todavía no parece que estén suficientemente desarrolladas en la Unión Monetaria Europea (UME). Desde el artículo de Mundell en 1961, esta teoría se ha enriquecido con nuevas aportaciones, pues a la movilidad del trabajo se han incorporado otras dimensiones como el grado de apertura, el grado de diversificación, la dimensión financiera y la homogeneidad de las preferencias.


Lo realmente importante en este planteamiento es que el perjuicio de la pérdida de la soberanía nacional respecto al tipo de cambio y a los instrumentos presupuestarios será tanto mayor cuanto peor funcionen los mecanismos antes referidos (movilidad de factores, flexibilidad de precios y transferibilidad presupuestaria), pues sin estos dispositivos de ajuste será difícil financiar los desequilibrios que puedan afectar localmente a los estados miembros. Se trata de choques asimétricos –situaciones como crisis energéticas, cracs financieros, evolución singularmente negativa del ciclo económico, etc.–, que se traducen en efectos muy distintos en los diferentes países miembros de la zona monetaria común según su estructura económica, nivel de desarrollo y flexibilidad de sus políticas. Con todo, el factor más importante que permite superar en EEUU las crisis asimétricas es la flexibilidad de precios y salarios.

De acuerdo con esta teoría, en la UME sería deseable la centralización de una parte significativa de los presupuestos nacionales en un presupuesto común, permitiendo así a los países y regiones que sufran un choque negativo acceder a transferencias automáticas y, por tanto, reducir los costes sociales de la unión monetaria. Una segunda consecuencia de esta teoría es que, si no fuera posible esta centralización de los presupuestos nacionales de los países que forman la unión monetaria, como parece ser el caso de la UME, las políticas fiscales nacionales se deberían poder utilizar con flexibilidad, permitiéndose el incremento del déficit presupuestario de la nación afectada. Éste sería el único modo de absorber tal choque negativo, habida cuenta de la pérdida del tipo de cambio como instrumento de política económica que implica una unión monetaria (todo ello, suponiendo un contexto de rigidez salarial y escasa movilidad del factor trabajo, como es el caso europeo). La necesidad de autonomía en el diseño de las políticas fiscales nacionales podría entenderse por tanto como una resultante inmediata de la desaparición de la política monetaria como instrumento de la política macroeconómica nacional, por supuesto siempre dentro de un marco de sostenibilidad presupuestaria y de coordinación de políticas entre los Estados miembros.

En el lado opuesto, la filosofía de control riguroso del déficit público subyacente tras el Pacto de Estabilidad resulta de un análisis crítico de aquella teoría, principalmente de su segunda conclusión: las políticas fiscales no son el instrumento flexible que propugna la teoría de las zonas monetarias óptimas, dado que un gobierno no puede crear déficits presupuestarios para absorber los choques negativos sin que esto conlleve un problema de sostenibilidad de los mismos. El problema se puede formular como sigue: un déficit presupuestario provoca un aumento de la deuda del gobierno, que originará un flujo de pagos en el futuro. Si el tipo de interés de la deuda del gobierno supera la tasa de crecimiento de la economía, el proceso de acumulación de deuda conducirá a un aumento continuo de su porcentaje respecto al PIB, hasta hacerse la situación insostenible, precisando medidas de corrección. La nación se verá entonces obligada a generar amplios superávit presupuestarios primarios con el fin de evitar que dicho ratio aumente de forma automática, lo que implica reducir el gasto y/o aumentar los impuestos. Dicho de otro modo, una vez empleada este política, no será posible volver a utilizarla de nuevo hasta transcurridos varios años. De acuerdo con esta visión, se hace necesario establecer un mecanismo de control que restrinja el tamaño de los déficits presupuestarios de los estados miembros, ya que el que un país se encuentre en una senda insostenible de crecimiento de su deuda pública generará efectos externos negativos sobre el resto de la unión monetaria. Estas externalidades serán básicamente de dos tipos: 1) esta nación tendrá que elevar su recurso al mercado de capitales de la unión, aumentando igualmente el tipo de interés de la unión y, a su vez, la carga de la deuda sobre el resto de los países. Si los otros países deciden estabilizar sus ratios de deuda/PIB, se verán obligados a seguir políticas fiscales más restrictivas, y por lo tanto más deflacionistas; 2) esa elevación del tipo de interés de la unión podría llevar al Banco Central Europeo a relajar sus políticas monetarias.

Sin embargo, estos argumentos pueden ser criticados a su vez desde un punto de vista teórico: la existencia de efectos externos denunciada se basa en el supuesto de que los mercados de capitales privados no funcionan de manera eficiente. En el caso contrario, los mercados de capitales en la unión monetaria percibirán que el problema de la deuda pertenece a la nación con el problema de sostenibilidad, no trasladándose el aumento del tipo de interés pagado por este país al resto de la unión. El problema de este argumento radica en que, bajo ciertas condiciones, a los prestamistas les puede resultar difícil asignar la prima de riesgo correcta a la deuda del país con desequilibrio presupuestario. Muy probablemente pensarán que el resto de países de la unión avalarán al gobierno con problemas para evitar que la crisis se extienda al resto del sistema financiero. Este problema únicamente puede resolverse si los estados miembros se comprometen de modo público a no respaldar la deuda emitida por los otros gobiernos, aunque esta declaración perdería sin duda su efecto por falta de credibilidad.

Estos, y muchos otros que por motivos de espacio debemos obviar, son los argumentos económicos que en principio subyacen tras las posturas a favor y en contra del Pacto de Estabilidad europeo. Sin embargo, como es habitual, serán los argumentos políticos y de poder los que definan el futuro de este pacto. Confiemos en que sea el más acertado.

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En su post de ayer, Juan Carlos consideraba “(…) muy destacable el superávit de las cuentas españolas en un entorno en el que predominan los déficit públicos. Empezando por Alemania, la inventora del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, esa especie de corsé presupuestario que limitaba el déficit público al 3% del PIB y que fue creado para acabar con la indisciplina fiscal de las economías del sur de Europa; y que, cosas de la vida, Berlín ha estado cinco años incumpliendo.” Por mi parte, en el post del 1 de febrero yo aludía a las “las características de nuestra área monetaria (lejos del óptimo señalado por Mundell: movilidad de los factores, flexibilidad en los precios y transferibilidad presupuestaria)”.

Como algunos alumnos me han preguntado por ese óptimo, aprovecho la ocasión para vincular esta cuestión a la última intervención de Juan Carlos y recordar los argumentos económicos en los que se han apoyado promotores y detractores del Pacto de Estabilidad europeo. Adelanto mis disculpas, ya que la explicación que viene a continuación no es breve ni sencilla.

El fundamento teórico de las uniones monetarias reside en la llamada teoría de las áreas monetarias óptimas, construida sobre las ideas del premio Nobel de Economía Robert A. Mundell (“A Theory of Optimum Currency Areas”, American Economic Review 51, 1961). De acuerdo con esta teoría, el correcto funcionamiento de una unión monetaria –aquél en el que los costes sociales de la integración no sobrepasan sus beneficios– exige ciertas condiciones estructurales de las economías de sus estados miembros. Un área monetaria será óptima si se dan condiciones laborales suficientemente homogéneas, existe gran movilidad de los factores productivos, flexibilidad de precios de bienes y servicios y, por último, funcionan de manera conveniente las transferencias presupuestarias entre las diferentes partes del territorio. Todos estas condiciones se dan, en un buen grado, en un área monetaria como EEUU, pero todavía no parece que estén suficientemente desarrolladas en la Unión Monetaria Europea (UME). Desde el artículo de Mundell en 1961, esta teoría se ha enriquecido con nuevas aportaciones, pues a la movilidad del trabajo se han incorporado otras dimensiones como el grado de apertura, el grado de diversificación, la dimensión financiera y la homogeneidad de las preferencias.

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1
Mar

El deseable superávit presupuestario

Escrito el 1 marzo 2007 por JUAN CARLOS MARTINEZ en Economía española

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    [post_content] => Ayer, el Gobierno español hizo públicos los resultados correspondientes a la evolución de las finanzas públicas durante el pasado año. El conjunto de las administraciones (central, autonómicas, municipales y seguridad social), obtuvieron  un superávit del 1,8% del PIB, un porcentaje que sólo supera Finlandia en la Unión Europea. El  dato es muy importante no sólo por su magnitud, sino porque, al ya tradicional superávit de la Seguridad Social (motivado por el incremento del empleo y el consiguiente aumento de las cotizaciones), se une, por segundo año consecutivo, el de la Administración central, gracias sobre todo, al excelente comportamiento de los ingresos tributarios (impuestos sobre la renta, sobre los beneficios de las sociedades, IVA…) que crecieron por encima del 11%. Este es un perfecto indicador del buen momento que atraviesa la economía española.

0001.jpg

También es muy destacable el superávit de las cuentas españolas en un entorno en el que predominan los déficit públicos. Empezando por Alemania, la inventora del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, esa especie de corsé presupuestario que limitaba el déficit público al 3% del PIB y que fue creado para acabar con la indisciplina fiscal de  las economías del sur de Europa; y que, cosas de la vida, Berlín ha estado cinco años incumpliendo.  Aunque en honor de la verdad, en 2006 por fin pudo cumplirlo, puesto que  su déficit sólo fue del 1,7% de su PIB, gracias al proceso de recuperación en que está inmersa la economía alemana.



Aunque los datos sobre la evolución de las finanzas   públicas suele tener menor impacto  mediático que las cifras de desempleo o de  inflación, no por ello se les debe prestar menos atención. De hecho, sería muy difícil explicar el actual ciclo de bonaza económica del que disfruta España, sin una política fiscal que ha hecho de la estabilidad presupuestaria un  principio irrenunciable. Y ya se que se puede argumentar que con la actual coyuntura el superávit debería ser aún mayor, pero si vemos lo que nos rodea y si caemos en la cuenta que un gobierno socialista es el que está siendo garante de la ortodoxia fiscal, creo que podemos darnos por satisfechos.

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Ayer, el Gobierno español hizo públicos los resultados correspondientes a la evolución de las finanzas públicas durante el pasado año. El conjunto de las administraciones (central, autonómicas, municipales y seguridad social), obtuvieron un superávit del 1,8% del PIB, un porcentaje que sólo supera Finlandia en la Unión Europea. El dato es muy importante no sólo por su magnitud, sino porque, al ya tradicional superávit de la Seguridad Social (motivado por el incremento del empleo y el consiguiente aumento de las cotizaciones), se une, por segundo año consecutivo, el de la Administración central, gracias sobre todo, al excelente comportamiento de los ingresos tributarios (impuestos sobre la renta, sobre los beneficios de las sociedades, IVA…) que crecieron por encima del 11%. Este es un perfecto indicador del buen momento que atraviesa la economía española.

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También es muy destacable el superávit de las cuentas españolas en un entorno en el que predominan los déficit públicos. Empezando por Alemania, la inventora del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, esa especie de corsé presupuestario que limitaba el déficit público al 3% del PIB y que fue creado para acabar con la indisciplina fiscal de las economías del sur de Europa; y que, cosas de la vida, Berlín ha estado cinco años incumpliendo. Aunque en honor de la verdad, en 2006 por fin pudo cumplirlo, puesto que su déficit sólo fue del 1,7% de su PIB, gracias al proceso de recuperación en que está inmersa la economía alemana.

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28
Feb

El milagro chileno

Escrito el 28 febrero 2007 por en América Latina

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    [post_content] => Quisiera compartir contigo la portada y un caso sobre la economía de Chile (para bajarlo haz click aquí)que acaba de de publicar la Revista de Empresa (enero-marzo 2007). Un caso siempre hace referencia a una situación real, es decir, a una situación concreta de un país en un período determinado. Con este método se pretende que el alumno a través de una situación ilustrativa, que se refleja en el caso, conozca los problemas reales, analice las decisiones de política económica que se han tomado, confronte sus conocimientos teóricos con problemas reales, e intente dar soluciones a las diversas situaciones que se presentan en el caso.

Con este método se pretende enseñar al alumno cuáles son los procesos y la complejidad de la toma de decisiones en Política Económica y cómo confrontar sus conocimientos teóricos con problemas reales; además aprenderá a seleccionar información relevante y a aplicar principios y teorías a casos reales.

Te recuerdo que solo está autorizada la fotocopia y la difusión (sin permiso previo) de este caso que te adjunto cuando la finalidad sea exclusivamente docente. Cualquier observación a este caso de Chile (“El milagro chileno”) házmela saber en un post. Buena lectura. Rafael Download file



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Quisiera compartir contigo la portada y un caso sobre la economía de Chile (para bajarlo haz click aquí)que acaba de de publicar la Revista de Empresa (enero-marzo 2007). Un caso siempre hace referencia a una situación real, es decir, a una situación concreta de un país en un período determinado. Con este método se pretende que el alumno a través de una situación ilustrativa, que se refleja en el caso, conozca los problemas reales, analice las decisiones de política económica que se han tomado, confronte sus conocimientos teóricos con problemas reales, e intente dar soluciones a las diversas situaciones que se presentan en el caso.

Con este método se pretende enseñar al alumno cuáles son los procesos y la complejidad de la toma de decisiones en Política Económica y cómo confrontar sus conocimientos teóricos con problemas reales; además aprenderá a seleccionar información relevante y a aplicar principios y teorías a casos reales.

Te recuerdo que solo está autorizada la fotocopia y la difusión (sin permiso previo) de este caso que te adjunto cuando la finalidad sea exclusivamente docente. Cualquier observación a este caso de Chile (“El milagro chileno”) házmela saber en un post. Buena lectura. Rafael Download file

27
Feb

Temores de recesión en EE.UU

Escrito el 27 febrero 2007 por en Economía Mundial

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    [post_content] => Las Bolsas han experimentado fuerte descenso durante la sesión de hoy en todo el mundo. El dólar también se ha debilitado frente al euro. Un cúmulo de razones explican esta súbita corrección de los mercados, que recuerda a la de mayo del año pasado: 1) Las declaraciones de Greenspan alertando sobre el riesgo de recesión en EEUU a finales de este año. 2) El dato de pedidos de bienes duraderos en EEUU de enero que muestra una gran debilidad de la economía, sobre todo a causa de la caída de pedidos de aviones. A pesar de que las empresas tienen exceso de liquidez, parece que se resisten a invertir ya que los pedidos de bienes de equipo siguen a la baja. 3) Aumento del riesgo geopolítico tras los atentados en Afghanistan de la pasada noche y el aumento de la tensión con Irán.  4) Caída de la Bolsa de China (-9%),  la sesión con su mayor caída en diez años, por rumores de un enfriamiento de la economía y después de un aumento en el coeficiente de caja del sistema bancario. 5)  El avance del PIB del 1er trimestre del año en EEUU podría estar otra vez muy poco por encima del 2%, lo que supone un ritmo de avance inferior al potencial. 6) La subida desde hace semanas del precio del petróleo y que hoy y debido a la crisis, ha corregido a la baja.

Mi opinión es que estos datos parecen ir en línea de desaceleración de la economía de EEUU. Por tanto, parece que el ajuste a la baja del ciclo económico está en marcha y la corrección del sector de la vivienda seguirá. Este enfriamiento económico hará que probablemente la Reserva Federal baje los tipos de interés y que el dólar se deprecie.



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Las Bolsas han experimentado fuerte descenso durante la sesión de hoy en todo el mundo. El dólar también se ha debilitado frente al euro. Un cúmulo de razones explican esta súbita corrección de los mercados, que recuerda a la de mayo del año pasado: 1) Las declaraciones de Greenspan alertando sobre el riesgo de recesión en EEUU a finales de este año. 2) El dato de pedidos de bienes duraderos en EEUU de enero que muestra una gran debilidad de la economía, sobre todo a causa de la caída de pedidos de aviones. A pesar de que las empresas tienen exceso de liquidez, parece que se resisten a invertir ya que los pedidos de bienes de equipo siguen a la baja. 3) Aumento del riesgo geopolítico tras los atentados en Afghanistan de la pasada noche y el aumento de la tensión con Irán. 4) Caída de la Bolsa de China (-9%), la sesión con su mayor caída en diez años, por rumores de un enfriamiento de la economía y después de un aumento en el coeficiente de caja del sistema bancario. 5) El avance del PIB del 1er trimestre del año en EEUU podría estar otra vez muy poco por encima del 2%, lo que supone un ritmo de avance inferior al potencial. 6) La subida desde hace semanas del precio del petróleo y que hoy y debido a la crisis, ha corregido a la baja.

Mi opinión es que estos datos parecen ir en línea de desaceleración de la economía de EEUU. Por tanto, parece que el ajuste a la baja del ciclo económico está en marcha y la corrección del sector de la vivienda seguirá. Este enfriamiento económico hará que probablemente la Reserva Federal baje los tipos de interés y que el dólar se deprecie.

27
Feb
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    [post_content] => El Producto interior bruto (PIB) se define como el valor a precios de mercado de todos los bienes y servicios finales producidos en un país durante un año. El PIB per cápita se define como el Producto Interno Bruto de un año dividido por la población de ese año. Como continuación al post de ayer me gustaría añadir que, como es sabido, el crecimiento del PIB per cápita es mejor método para medir la mejora del bienestar que el crecimiento del PIB. Por eso debería preocuparnos que aunque el crecimiento del PIB alcanzó el 3,9% a lo largo de 2006, sin embargo, el PIB per cápita español sufre un relativo estancamiento Por tanto, aunque es cierto que el ritmo de crecimiento del PIB español va ganando velocidad, sin embargo, si medimos la convergencia de la renta per cápita española con respecto a la de la UE observamos que ha pasado a ser negativa en los últimos trimestres. La causa es, obviamente, que la población crece en España aproximadamente un punto porcentual más que en la UE debido a la inmigración.

En el conjunto del pasado año el PIB per cápita ha crecido en España lo mismo que en la UE-25, un 2,5%, por lo que el índice relativo a la media de la zona se ha mantenido estable en torno al 98% (91% si la referencia es la antigua UE-15). Es decir, convergencia cero. Pero, si la economía española va tan bien, crece al 4% (en el 4º trimestre de 2006), ¿por qué no lo hace en la misma intensidad el PIB per cápita español? La causa reside en el escaso avance de la productividad del trabajo, que el pasado año aumentó solo un 0,8% en España (frente a aproximadamente un 1,8% en la UE-15). Ver el post de ayer  ¿Es importante la productividad?

El PIB español crece por el empuje de un importante flujo inmigratorio. Así, el crecimiento absoluto del PIB se debe sencillamente a que tenemos más ocupados. Esta tendencia a no crecer en igual proporción el PIB y el PIB per cápita se observará todavía más cuando los inmigrantes acaben incorporando una población pasiva más similar al del resto de los españoles. Sucederá por el reagrupamiento familiar. La menor productividad de los inmigrantes añadida al numerador de nuestro PIB per cápita se compensa ahora porque no cargan en el denominador a toda su familia. Cuando estas diferencias se normalicen, es decir, cuando los inmigrantes traigan a sus familias ¿Nos podemos encontrar con que nuestro PIB siga creciendo y a la vez nuestra renta per cápita retroceda?


    [post_title] => ¿Por qué el Producto Interior Bruto (PIB) español crece mucho y el PIB per cápita no?
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El Producto interior bruto (PIB) se define como el valor a precios de mercado de todos los bienes y servicios finales producidos en un país durante un año. El PIB per cápita se define como el Producto Interno Bruto de un año dividido por la población de ese año. Como continuación al post de ayer me gustaría añadir que, como es sabido, el crecimiento del PIB per cápita es mejor método para medir la mejora del bienestar que el crecimiento del PIB. Por eso debería preocuparnos que aunque el crecimiento del PIB alcanzó el 3,9% a lo largo de 2006, sin embargo, el PIB per cápita español sufre un relativo estancamiento Por tanto, aunque es cierto que el ritmo de crecimiento del PIB español va ganando velocidad, sin embargo, si medimos la convergencia de la renta per cápita española con respecto a la de la UE observamos que ha pasado a ser negativa en los últimos trimestres. La causa es, obviamente, que la población crece en España aproximadamente un punto porcentual más que en la UE debido a la inmigración.

En el conjunto del pasado año el PIB per cápita ha crecido en España lo mismo que en la UE-25, un 2,5%, por lo que el índice relativo a la media de la zona se ha mantenido estable en torno al 98% (91% si la referencia es la antigua UE-15). Es decir, convergencia cero. Pero, si la economía española va tan bien, crece al 4% (en el 4º trimestre de 2006), ¿por qué no lo hace en la misma intensidad el PIB per cápita español? La causa reside en el escaso avance de la productividad del trabajo, que el pasado año aumentó solo un 0,8% en España (frente a aproximadamente un 1,8% en la UE-15). Ver el post de ayer ¿Es importante la productividad?

El PIB español crece por el empuje de un importante flujo inmigratorio. Así, el crecimiento absoluto del PIB se debe sencillamente a que tenemos más ocupados. Esta tendencia a no crecer en igual proporción el PIB y el PIB per cápita se observará todavía más cuando los inmigrantes acaben incorporando una población pasiva más similar al del resto de los españoles. Sucederá por el reagrupamiento familiar. La menor productividad de los inmigrantes añadida al numerador de nuestro PIB per cápita se compensa ahora porque no cargan en el denominador a toda su familia. Cuando estas diferencias se normalicen, es decir, cuando los inmigrantes traigan a sus familias ¿Nos podemos encontrar con que nuestro PIB siga creciendo y a la vez nuestra renta per cápita retroceda?

26
Feb
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    [post_content] => La productividad se define como la cantidad de bienes y servicios producidos por trabajador. Es sabido que el nivel de vida de un país depende de la productividad de sus trabajadores ¿De que depende la productividad? De la
dotación de los factores de que dispongan los trabajadores (capital físico, capital humano, recursos naturales y conocimientos tecnológicos). Los suecos viven mejor que los nigerianos porque los trabajadores suecos son más productivos que los nigerianos. El nivel de vida de los coreanos (del Sur, of course) ha crecido más deprisa que el de los argentinos porque la productividad de los trabajadores coreanos ha crecido más deprisa. El nivel de vida de un país (renta per cápita) depende de su capacidad para producir bienes y servicios, es decir de su productividad. En una entrada reciente en este blog (13 de febrero de 2007) titulada “Convergencia real” Javier Carrillo señalaba, muy acertadamente, que el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) por habitante de un país es el resultado de los crecimientos de su productividad, tasa ocupación y tasa de actividad. Paso a explicitar un poco más lo que dice Javier:

(1)

PRODUCTO (PIB) = PRODUCTO (PIB) x POBLACIÓN OCUPADA x POBLACIÓN ACTIVA POBLAC. TOTAL     POBLAC. OCUP.     POBLACIÓN ACTIVA         POBLACIÓN TOTAL O lo que es lo mismo: PIB per cápita = Productividad x Tasa de ocupación x Tasa de actividad (2) A raíz de esa entrada de Javier, algunos alumnos me han pedido que se lo explique con números, que lo cuantifique. Pongo a continuación los últimos datos para España, los del año 2006. Según datos del INE el PIB español durante 2006 alcanzó los 976.189 mil millones de euros. La población total a diciembre de 2006 era de 44,7 millones de personas. La población activa a diciembre de 2006 representaba 21,812 millones y los ocupados éramos 20 millones. Sustituyendo en la primera ecuación (1) de arriba todos estos datos se obtiene la siguiente igualdad: 976.189 = 976.189 x    20   x   21.812      44.7          20        21.812     44.7 Si hacemos estos cocientes podemos sustituir la segunda ecuación (2) de letras por esta de números: 21.830 € = 48.809 € x 91.7% x 48.8% Ya tenéis los datos. ¿Se puede añadir algo? Pues si. Javier Carrillo decía que nuestra convergencia real (crecimiento real del PIB per cápita) está basada en la actualidad casi exclusivamente en el crecimiento del empleo (población ocupada). Si bien hay posibilidades de mejora de la renta per cápita aumentando todavía más las tasas de ocupación y de actividad, el crecimiento del empleo debería venir acompañado de un crecimiento de la productividad. Se debe mejorar el PIB per cápita mejorando la productividad. ¿Cómo? Los libros dicen que aumentando el stock de capital físico, capital humano y los conocimientos tecnológicos. En un mercado crecientemente globalizado el aumento de productividad y, por tanto, de la competitividad sólo es sostenible mediante la innovación o la reducción de costes. Como dice Javier Carrillo en su último post “resulta evidente que la ventaja competitiva española frente al Este de Europa, y aún menos frente a los países asiáticos, ya no se puede confiar a los costes laborales”. Sobre este tema también puedes releer en este blog la entrada “La productividad de la economía española” [post_title] => ¿Es importante la productividad? [post_excerpt] => [post_status] => publish [comment_status] => open [ping_status] => closed [post_password] => [post_name] => es_importante_l [to_ping] => [pinged] => [post_modified] => 2007-02-26 11:42:47 [post_modified_gmt] => 2007-02-26 10:42:47 [post_content_filtered] => [post_parent] => 0 [guid] => https://economy.blogs.ie.edu/archives/2007/02/es_importante_l.php [menu_order] => 0 [post_type] => post [post_mime_type] => [comment_count] => 4 [filter] => raw )

La productividad se define como la cantidad de bienes y servicios producidos por trabajador. Es sabido que el nivel de vida de un país depende de la productividad de sus trabajadores ¿De que depende la productividad? De la
dotación de los factores de que dispongan los trabajadores (capital físico, capital humano, recursos naturales y conocimientos tecnológicos). Los suecos viven mejor que los nigerianos porque los trabajadores suecos son más productivos que los nigerianos. El nivel de vida de los coreanos (del Sur, of course) ha crecido más deprisa que el de los argentinos porque la productividad de los trabajadores coreanos ha crecido más deprisa. El nivel de vida de un país (renta per cápita) depende de su capacidad para producir bienes y servicios, es decir de su productividad. En una entrada reciente en este blog (13 de febrero de 2007) titulada “Convergencia real” Javier Carrillo señalaba, muy acertadamente, que el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) por habitante de un país es el resultado de los crecimientos de su productividad, tasa ocupación y tasa de actividad. Paso a explicitar un poco más lo que dice Javier:

(1)

PRODUCTO (PIB) = PRODUCTO (PIB) x POBLACIÓN OCUPADA x POBLACIÓN ACTIVA
POBLAC. TOTAL     POBLAC. OCUP.     POBLACIÓN ACTIVA         POBLACIÓN TOTAL

O lo que es lo mismo:
PIB per cápita = Productividad x Tasa de ocupación x Tasa de actividad (2)

A raíz de esa entrada de Javier, algunos alumnos me han pedido que se lo explique con números, que lo cuantifique. Pongo a continuación los últimos datos para España, los del año 2006. Según datos del INE el PIB español durante 2006 alcanzó los 976.189 mil millones de euros. La población total a diciembre de 2006 era de 44,7 millones de personas. La población activa a diciembre de 2006 representaba 21,812 millones y los ocupados éramos 20 millones. Sustituyendo en la primera ecuación (1) de arriba todos estos datos se obtiene la siguiente igualdad:
976.189 = 976.189 x    20   x   21.812
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Si hacemos estos cocientes podemos sustituir la segunda ecuación (2) de letras por esta de números:

21.830 € = 48.809 € x 91.7% x 48.8%

Ya tenéis los datos. ¿Se puede añadir algo? Pues si. Javier Carrillo decía que nuestra convergencia real (crecimiento real del PIB per cápita) está basada en la actualidad casi exclusivamente en el crecimiento del empleo (población ocupada). Si bien hay posibilidades de mejora de la renta per cápita aumentando todavía más las tasas de ocupación y de actividad, el crecimiento del empleo debería venir acompañado de un crecimiento de la productividad. Se debe mejorar el PIB per cápita mejorando la productividad. ¿Cómo? Los libros dicen que aumentando el stock de capital físico, capital humano y los conocimientos tecnológicos. En un mercado crecientemente globalizado el aumento de productividad y, por tanto, de la competitividad sólo es sostenible mediante la innovación o la reducción de costes. Como dice Javier Carrillo en su último post “resulta evidente que la ventaja competitiva española frente al Este de Europa, y aún menos frente a los países asiáticos, ya no se puede confiar a los costes laborales”. Sobre este tema también puedes releer en este blog la entrada “La productividad de la economía española”

25
Feb
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    [post_content] => A raíz de una entrada (y la consiguiente y apasionante discusión de los blogeros) que realicé el 5 de febrero en este blog titulada "¿Se puede culpar a España de los problemas de Hispanoamérica?" algunos alumnos, sobretodo latinoamericanos, mostraron su disconformidad con Gonzalo Anes sobre las causas del atraso latinoamericano (se sintieron heridos en su sensibilidad). España, según el artículo de Gonzalo Anes, que citaba y recogía en mi post, no tenía la culpa del atraso. La culpa del atraso endémico, histórico y actual de América Latina con respecto a EEUU, era de los que se independizaron que, desgraciadamente, no consiguieron obtener regímenes parlamentarios estables. Además, según Anes, en América Latina, después de la independencia, no se respetaron preceptos constitucionales que, como en Estados Unidos, asegurasen el respeto a la propiedad privada y tampoco consiguieron establecer una justicia independiente que garantizara el cumplimiento de los contratos.

La tesis de Anes es muy diferente a la de Douglass C. North (Premio Nóbel de Economía 1993 con R.W. Fogel). North ha señalado una tesis bastante distinta de la de Anes. Para North América del Norte fue colonizada por colonos británicos, que llevaron consigo la estructura de los derechos de propiedad y la 1ª Revolución Industrial que se había desarrollado por aquel tiempo en Gran Bretaña. Dado que los británicos no consideraban a las colonias de América del Norte como importantes para su propio desarrollo, les permitieron una gran libertad en sus gobiernos. En un contexto de la relativa libertad política y económica con un marco de oportunidades de recursos sin fin y con buenas instituciones el resultado fue la gradual evolución de una sociedad libre en las décadas que siguieron a la independencia.


Para North, Latinoamérica, por el contrario, fue colonizada por españoles (y portugueses) para explotar el oro, la plata y otras riquezas. La estructura institucional resultante fue el monopolio y el control político por parte de Madrid (y Lisboa). La independencia de los países de América Latina, en el siglo XIX, condujo a seguir el ejemplo de los Estados Unidos y las constituciones de los países latinoamericanos fueron escritas con ese objetivo. Los resultados, sin embargo, fueron radicalmente diferentes. América Latina sin una herencia de gobiernos relativamente libres (políticos y económicos), tuvo como resultado medio siglo de guerras civiles que intentaron llenar el vacío dejado por los gobiernos ibéricos (España y Portugal).

Otra reciente discusión que hemos tenido (entrada de 12 de febrero 2007) en este blog titulada “¿Por qué hay países que son pobres y otros que son ricos? ¿Qué son las instituciones?” concluía que los países ricos son ricos porque habitualmente cuentan con instituciones sólidas y creíbles mientras que la valoración de las instituciones para muchos de los países más pobres del mundo es negativa. Pues bien, la creación de instituciones económicas y políticas dominadas por los españoles y portugueses que fueron al Nuevo Mundo también fue lo que llevó a la inestabilidad política y a los monopolios económicos que todavía persisten en gran parte del continente hoy en día, con consecuencias adversas para un crecimiento económico dinámico. Por tanto para North, al contrario que para Gonzalo Anes, la culpa de que América Latina esté mal es de España y Portugal.

No se si mis estudiantes latinoaméricanos les habrá gustado más este post que el otro ¿Se puede culpar a España de los problemas de Hispanoamérica? . En todo caso me asaltan las siguientes preguntas ¿Cómo podemos conciliar las tesis de Anes con las de North? ¿Es cierto o falso lo que dice Douglass North? ¿Es, por tanto, España la culpable de los problemas de Hispanoamérica? ¿Fue la colonización inglesa en América mejor que la española, tal como defiende Douglass North?
    [post_title] => ¿Por qué Estados Unidos es rico y América Latina pobre?
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A raíz de una entrada (y la consiguiente y apasionante discusión de los blogeros) que realicé el 5 de febrero en este blog titulada «¿Se puede culpar a España de los problemas de Hispanoamérica?» algunos alumnos, sobretodo latinoamericanos, mostraron su disconformidad con Gonzalo Anes sobre las causas del atraso latinoamericano (se sintieron heridos en su sensibilidad). España, según el artículo de Gonzalo Anes, que citaba y recogía en mi post, no tenía la culpa del atraso. La culpa del atraso endémico, histórico y actual de América Latina con respecto a EEUU, era de los que se independizaron que, desgraciadamente, no consiguieron obtener regímenes parlamentarios estables. Además, según Anes, en América Latina, después de la independencia, no se respetaron preceptos constitucionales que, como en Estados Unidos, asegurasen el respeto a la propiedad privada y tampoco consiguieron establecer una justicia independiente que garantizara el cumplimiento de los contratos.

La tesis de Anes es muy diferente a la de Douglass C. North (Premio Nóbel de Economía 1993 con R.W. Fogel). North ha señalado una tesis bastante distinta de la de Anes. Para North América del Norte fue colonizada por colonos británicos, que llevaron consigo la estructura de los derechos de propiedad y la 1ª Revolución Industrial que se había desarrollado por aquel tiempo en Gran Bretaña. Dado que los británicos no consideraban a las colonias de América del Norte como importantes para su propio desarrollo, les permitieron una gran libertad en sus gobiernos. En un contexto de la relativa libertad política y económica con un marco de oportunidades de recursos sin fin y con buenas instituciones el resultado fue la gradual evolución de una sociedad libre en las décadas que siguieron a la independencia.

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24
Feb
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    [post_content] => No hace mucho, el 31 de enero comentábamos en este mismo blog que sobraban universidades y faltaban alumnos  y concluíamos  diciendo que ante el declive demográfico y las exigencias de una competencia internacional, en Francia se han anunciado ya las primeras fusiones entre universidades públicas. Pues bien, hace poco leí un artículo en ACEPRENSA donde Carmen Montón señalaba que a finales del siglo XX, el gobierno holandés trató de fomentar las fusiones entre las escuelas superiores, que imparten estudios de grado superior sobre todo en carreras de tipo técnico. Esta medida prometía una serie de ventajas como el ahorro de costes, en la medida en que las escuelas podrían compartir departamentos, recursos humanos, recursos informáticos, mantenimiento, servicio técnico, imprenta...

Las fusiones de universidades se multiplicaron en Holanda dando como resultado megainstituciones, algunas con 40.000 studiantes. Sin embargo, estas fusiones obedecieron en parte al miedo a la competencia. Parece que se trata de una moda que convierte instituciones de identidades muy diversas en escuelas masificadas en las que desaparece la cultura que las originó, con sus peculiaridades en cuanto al estilo de la enseñanza y el ideario de la institución. Los defensores de las fusiones afirman que, además de las ventajas económicas, antes citadas, garantizan una mayor diversidad de carreras. Sin embargo, en una universidad grande hay muchas disciplinas y especialidades, pero no existe contacto entre ellas. La masificación, al menos en España, se ha demostrado que es ineficaz en términos adémicos. Hay mucho más contacto con filósofos, matemáticos, politólogos, economistas y gente de letras en una pequeña universidad que en una grande. Además las megauniversidades corren el peligro de perder el control de calidad y la tendencia es que las horas de clase sean cada vez menos.

Sin embargo, el descontento en Holanda sobre las fusiones de universidades es solo una muestra del clima general respecto a la enseñanza. Incluso asociaciones de estudiantes se manifestaron ya la semana pasada en Holanda pidiendo más horas de clase y el Parlamento holandés ha acordado llevar adelante una investigación independiente sobre la calidad de las reformas introducidas durante los últimos 25 años, entre ellas las fusiones.


    [post_title] => Las fusiones universitarias, un tema controvertido
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No hace mucho, el 31 de enero comentábamos en este mismo blog que sobraban universidades y faltaban alumnos y concluíamos diciendo que ante el declive demográfico y las exigencias de una competencia internacional, en Francia se han anunciado ya las primeras fusiones entre universidades públicas. Pues bien, hace poco leí un artículo en ACEPRENSA donde Carmen Montón señalaba que a finales del siglo XX, el gobierno holandés trató de fomentar las fusiones entre las escuelas superiores, que imparten estudios de grado superior sobre todo en carreras de tipo técnico. Esta medida prometía una serie de ventajas como el ahorro de costes, en la medida en que las escuelas podrían compartir departamentos, recursos humanos, recursos informáticos, mantenimiento, servicio técnico, imprenta…

Las fusiones de universidades se multiplicaron en Holanda dando como resultado megainstituciones, algunas con 40.000 studiantes. Sin embargo, estas fusiones obedecieron en parte al miedo a la competencia. Parece que se trata de una moda que convierte instituciones de identidades muy diversas en escuelas masificadas en las que desaparece la cultura que las originó, con sus peculiaridades en cuanto al estilo de la enseñanza y el ideario de la institución. Los defensores de las fusiones afirman que, además de las ventajas económicas, antes citadas, garantizan una mayor diversidad de carreras. Sin embargo, en una universidad grande hay muchas disciplinas y especialidades, pero no existe contacto entre ellas. La masificación, al menos en España, se ha demostrado que es ineficaz en términos adémicos. Hay mucho más contacto con filósofos, matemáticos, politólogos, economistas y gente de letras en una pequeña universidad que en una grande. Además las megauniversidades corren el peligro de perder el control de calidad y la tendencia es que las horas de clase sean cada vez menos.

Sin embargo, el descontento en Holanda sobre las fusiones de universidades es solo una muestra del clima general respecto a la enseñanza. Incluso asociaciones de estudiantes se manifestaron ya la semana pasada en Holanda pidiendo más horas de clase y el Parlamento holandés ha acordado llevar adelante una investigación independiente sobre la calidad de las reformas introducidas durante los últimos 25 años, entre ellas las fusiones.

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