7
Ago
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    [post_date_gmt] => 2007-08-06 23:17:44
    [post_content] => Leo con asombro en el diario El País de hoy que la directora de la Biblioteca Nacional de España, Rosa Regàs, celebra que se vendan cada vez menos periódicos. Según ella los periódicos españoles defienden posiciones favorables al Partido Popular y, por tanto, no transmiten bien a la sociedad los grandes avances sociales impulsados desde el Gobierno socialista. He releído sus declaraciones y no salgo de mi asombro inicial. Seguramente Rosa Regás lee una una edición de El País que ensalza al PP y el resto de los mortales leemos una edición diferente del diario El País. Rosa Regás asegura además que hace dos meses que no lee la prensa. ¿Es cierto o es un mito que se leen menos diarios? Leyendo el artículo del País de hoy con las declaraciones de Rosa Regás se podría concluir que cada vez hay menos gente que lee periódicos, sin embargo, según la Asociación Mundial de Periódicos (WAN) , las tendencias de la prensa escrita dan motivos para ser optimista. Y es a partir de ahora cuando entro en la materia que lleva el título de este post.


¿La difusión de diarios está en baja? Según el informe Capital Market de 2007 la difusión de los diarios de pago en el mundo aumentó un 1,9% en 2006 y un 8,7% en los últimos cinco años. Es verdad que el aumento de la difusión se debe en buena parte a Asia, donde la subida fue un 3%. Pero la tendencia al alza se advierte también en Australia (2,1%) y Sudamérica (4,6%); en Europa (0,7%) y África (0,7%) la difusión está casi estancada. La excepción negativa es Norteamérica, donde la prensa escrita ha bajado un 2%.

Por su parte y tal como imaginábamos la difusión mundial de los diarios gratuitos se ha más que duplicado en los últimos cinco años hasta alcanzar 40,8 millones de ejemplares. ¿Los lectores de prensa son cada vez más viejos?  Según los datos de <a href="Capital Market de 2007 ">WAN la distribución por edades está bastante repartida y apenas ha cambiado en los últimos cinco años: el 31,5% de los lectores son de 15-34 años; el 34,5% de 35-54 años; el 34,1% de 54-65 y más años.

¿La publicidad en prensa ya no es atractiva para el anunciante? No parece que sea así. La prensa diaria es el segundo mercado por ingresos publicitarios (30% del total), solo precedido por la televisión (38%) y por delante de las revistas, la radio, Internet y la publicidad exterior. ¿Las páginas "web" de los diarios canibalizan a la prensa de pago? La impresión de la WAN en su informe es que las ediciones en Internet de los periódicos han aumentado la audiencia apoyándose en la imagen de marca de los diarios. La directora de la Biblioteca Nacional ha perdido una buena oportunidad para informarse y quizá para callarse.



    [post_title] => La difusión mundial de los periódicos aumenta
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Leo con asombro en el diario El País de hoy que la directora de la Biblioteca Nacional de España, Rosa Regàs, celebra que se vendan cada vez menos periódicos. Según ella los periódicos españoles defienden posiciones favorables al Partido Popular y, por tanto, no transmiten bien a la sociedad los grandes avances sociales impulsados desde el Gobierno socialista. He releído sus declaraciones y no salgo de mi asombro inicial. Seguramente Rosa Regás lee una una edición de El País que ensalza al PP y el resto de los mortales leemos una edición diferente del diario El País. Rosa Regás asegura además que hace dos meses que no lee la prensa. ¿Es cierto o es un mito que se leen menos diarios? Leyendo el artículo del País de hoy con las declaraciones de Rosa Regás se podría concluir que cada vez hay menos gente que lee periódicos, sin embargo, según la Asociación Mundial de Periódicos (WAN) , las tendencias de la prensa escrita dan motivos para ser optimista. Y es a partir de ahora cuando entro en la materia que lleva el título de este post.

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6
Ago
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    [post_date] => 2007-08-06 12:17:25
    [post_date_gmt] => 2007-08-06 11:17:25
    [post_content] => A finales del siglo XIX una catástrofe ecológica sin precedentes estaba en ciernes, según pronosticaban los principales profetas de la época. El desarrollo económico tenía como una de sus consecuencias el crecimiento urbano masivo y, puesto que el medio de transporte fundamental estaba ligado a los caballos, se planteaba el problema de qué hacer con la creciente e ingente acumulación de excrementos y estiércol. No se trataba sólo de un problema técnico de gestión de residuos. Lo que más preocupaba era la catástrofe sanitaria que se avecinaba: fiebres tifoideas y enfermedades respiratorias por doquier.

Hoy nadie se acuerda de estas predicciones catastrofistas. Pero como señala Xavier Sala i Martín, en unos esclarecedores artículos sobre el cambio climático publicados en La Vanguardia entre febrero y mayo de este año, los que permanecen son los augures de la desgracia, pero transformados. Uno de los mayores protagonistas de esta nueva corriente es Al Gore, que en su película “Una verdad incómoda” nos ilustra sobre cómo el calentamiento global del planeta va a elevar el nivel del mar siete metros provocando todo tipo de desgracias.

No había pensado escribir esta semana sobre el cambio climático en este blog de economía. Pero como veo que en los últimos días mis compañeros Javier y Rafael han elegido temas relacionados con este asunto, no he podido resistirme. Reconozco que el debate sobre el cambio climático me divierte. Cuando quiero reírme un rato, investigo cuáles han sido las últimas declaraciones de los integristas defensores de las actuaciones urgentes para frenar el cambio climático.



Del cambio climático habla mucha gente, cada uno con sus intereses. Intentaré ceñirme a las posturas científicas y dejar a un lado a los propagandistas. Hasta ahora el único punto sobre el que los científicos se han puesto de acuerdo en relación con esta materia es que la tierra se ha calentado (menos de un grado centígrado) en el último siglo. A partir de ahí, las opiniones están enfrentadas y el debate se enturbia. Creo que es un tema al que hay que aproximarse con gran prudencia, algo que no se está haciendo hoy día, así que a continuación voy a dejar simplemente unas pinceladas, a modo de argumentos, para combatir las posiciones de los fundamentalistas del cambio climático.

En primer lugar, qué dicen los científicos sobre el calentamiento global y la inevitable desaparición del hielo de la Antártida. Resulta curioso, pero según los científicos el calentamiento, en primer lugar, no es global y, en segundo lugar, no lo va a experimentar la Antártida. Un organismo tan poco sospechoso de estar al servicio de los “demonios” del cambio climático (petroleras, etc.), sino más bien lo contrario, como es el Grupo Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) de la ONU publicó un informe a principios de este año en el que se reafirmaban, entre otras, dos ideas: la primera, que las temperaturas en la Antártida no sólo no han subido, sino que han bajado (página 9) y, en segundo lugar, que se espera que su masa de hielo aumente durante el próximo siglo (página 13).

En la película de Al Gore se asegura que la ola de calor que provocó 34.000 muertos en Europa en 2003 es consecuencia del cambio climático, y se pronostican millones de muertos en los próximos años. Pues bien, nuevamente el IPCC afirma que el ejemplo europeo no está relacionado con el incremento de CO2. Y, por cierto, Sala i Martín hace un comentario muy fino en uno de sus artículos: “para ser intelectualmente honesto, a la cantidad de gente que se morirá por culpa del calor, Gore debería restar la gente que dejará de morir de enfermedades relacionas con el frío (hipotermias, gripes, enfermedades respiratorias y cardiovasculares relacionadas con las bajas temperaturas, etc). La película no explica que durante ese mismo 2003 catastrófico en que murieron 34.000 europeos por la ola de calor, también murieron 100.000 europeos de frío.”

No sé si soy un escéptico de los riesgos del cambio climático. Creo que todo depende de con qué lo comparemos. La pregunta que me hago y sobre la que escribiré el próximo lunes es si el cambio climático es el principal problema que afronta la humanidad, lo que justificaría destinar la mayor parte de nuestros esfuerzos y recursos a su solución, o si, por el contrario, otros problemas (la pobreza, el sida, etc.) son más acuciantes. Es una cuestión de prioridades y el gran mal que los profetas del cambio climático podrían estar provocando es desviar nuestra atención de aquello que es verdaderamente importante.


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A finales del siglo XIX una catástrofe ecológica sin precedentes estaba en ciernes, según pronosticaban los principales profetas de la época. El desarrollo económico tenía como una de sus consecuencias el crecimiento urbano masivo y, puesto que el medio de transporte fundamental estaba ligado a los caballos, se planteaba el problema de qué hacer con la creciente e ingente acumulación de excrementos y estiércol. No se trataba sólo de un problema técnico de gestión de residuos. Lo que más preocupaba era la catástrofe sanitaria que se avecinaba: fiebres tifoideas y enfermedades respiratorias por doquier.

Hoy nadie se acuerda de estas predicciones catastrofistas. Pero como señala Xavier Sala i Martín, en unos esclarecedores artículos sobre el cambio climático publicados en La Vanguardia entre febrero y mayo de este año, los que permanecen son los augures de la desgracia, pero transformados. Uno de los mayores protagonistas de esta nueva corriente es Al Gore, que en su película “Una verdad incómoda” nos ilustra sobre cómo el calentamiento global del planeta va a elevar el nivel del mar siete metros provocando todo tipo de desgracias.

No había pensado escribir esta semana sobre el cambio climático en este blog de economía. Pero como veo que en los últimos días mis compañeros Javier y Rafael han elegido temas relacionados con este asunto, no he podido resistirme. Reconozco que el debate sobre el cambio climático me divierte. Cuando quiero reírme un rato, investigo cuáles han sido las últimas declaraciones de los integristas defensores de las actuaciones urgentes para frenar el cambio climático.

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3
Ago
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    [post_date] => 2007-08-03 12:29:17
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    [post_content] => Hace unos días se publicó un nuevo estudio (otro más) en torno al impacto del cambio climático en la actividad empresarial. En esta ocasión KPMG y el GRI (Global Reporting Initiative) pretendían identificar las pautas de comunicación de las empresas más importantes sobre los riesgos y oportunidades de negocio que perciben como consecuencia del cambio climático. El informe, titulado “Reporting the Business Implications of Climate Change in Sustainability Reports” fue elaborado a partir del análisis de una muestra de informes anuales de sostenibilidad publicados por compañías que forman parte de la lista FT 500 del Financial Times y que siguen los principios de información del GRI. La lista incluye a empresas como HSBC Holdings Plc., el mayor banco Europeo por valor de mercado; Nomura Holdings Inc., el grupo de servicios financieros líder en Japón; o Microsoft Corp., la mayor compañía de software del planeta.

El estudio de KPMG y GRI concluye que tan sólo una quinta parte de las compañías estudiadas reporta (¿percibe?) algún riesgo en sus negocios derivado del calentamiento global. Una gran mayoría únicamente informa sobre sus oportunidades.


Sin duda, la mayor parte de los individuos que forman estas empresas comprende que se trata de un serio, potencialmente muy serio, problema medioambiental que afecta a todos cuantos habitamos en este planeta. Sin embargo, aparentemente, muy pocos directivos o empresarios están valorando las implicaciones del cambio climático en sus propios negocios. Numerosas razones podrían justificar esta aparente falta de atención empresarial sobre el problema. Existe aún una notable incertidumbre científica sobre las consecuencias del cambio climático, y los políticos y economistas aún debaten los costes y beneficios de tomar determinadas decisiones en este campo. Por otra parte, cualquier intento de solución requiere una acción coordinada de numerosas naciones, lo que implica complicados y lentos procesos de negociación a nivel internacional. Sin embargo, los directivos no deben interpretar la falta de decisión política como una señal de que el problema puede ser ignorado. Tanto el impacto de una atmósfera incierta como las propias medidas para minimizar ese impacto pueden afectar potencialmente al modo de hacer negocios en prácticamente cualquier sector económico. Así, para algunas industrias el cambio climático puede representar una amenaza a su rentabilidad e incluso a su propia supervivencia. Sin duda para otras puede abrir numerosas oportunidades de mercado.

Las implicaciones de este problema para los negocios provienen de dos fuentes. La primera y más directa, es el daño causado a industrias que dependen de un clima estable y predecible, como por ejemplo la agricultura, el turismo o el sector asegurador. Los gestores de estas industrias deberían valorar cuidadosamente las implicaciones sobre sus resultados de una mayor variabilidad en los patrones climáticos, así como considerar el posible traslado de su actividad a otra zona. La otra fuente de impactos proviene las acciones emprendidas por los gobiernos, a nivel nacional e internacional, para prevenir o reducir el cambio climático. Obviamente, el sector energético es el que más directamente se ve afectado por la política climática, pero sus repercusiones se extenderán progresivamente a todos los negocios intensivos en el uso de energía, principalmente la manufactura.

El sector agrícola español depende de las favorables condiciones del clima mediterráneo para alcanzar sus buenos resultados en la producción de vino, oliva o cítricos. Sin embargo, el cambio climático puede afectar dramáticamente al delicado balance entre el soleado verano y las escasas lluvias de invierno. Los períodos de sequía en años recientes han sido claramente costosos para nuestra agricultura y pueden ser presagio de futuras pérdidas. Del mismo modo, la industria española del turismo tiene motivos para sentirse preocupada. Los inviernos secos y poco fríos pueden devastar el sector de los deportes de invierno, por ejemplo. Las últimas temporadas de esquí han sido más cortas, o incluso han desaparecido, debido a la falta de nieve en las estaciones. El turismo costero puede igualmente verse afectado si el nivel del mar continúa creciendo y haciendo retroceder las líneas de playa. Algunos expertos estiman que en 50 años el crecimiento del nivel del mar y la erosión podrían llegar a eliminar gran parte de las playas a lo largo del litoral mediterráneo español. Imaginemos, en un caso extremo, las consecuencias para el sector turístico español si el calentamiento global provocara un clima mediterráneo en las playas de Gran Bretaña y convirtiera la Costa del Sol en el Sahara. Un clima más errático también amenaza al sector asegurador. Las diferentes catástrofes climatológicas acaecidas durante el año 2005 costaron a la economía mundial cerca de 255.000 millones de dólares, un importe cercano al PIB danés. Buena parte de este importe fue soportado por las compañías de seguros.

Mientras que la agricultura, el turismo, los seguros y otros sectores pueden verse dañados por el cambio climático, los negocios intensivos en el uso de energía pueden verse afectados por los esfuerzos por prevenir el problema. Numerosas compañías petroleras, así como la mayor parte de naciones pertenecientes a la OPEP, son plenamente conscientes de los efectos negativos que pueden tener sobre sus ingresos los esfuerzos internacionales por controlar el cambio climático. Las restricciones derivadas del Protocolo de Kioto se deberían traducir de modo directo en un menor uso mundial de combustibles fósiles como el carbón y el petróleo, y en pérdidas económicas para compañías como Exxon y Shell. Los científicos estiman que para estabilizar la atmósfera terrestre sería necesaria una reducción del 60% en la producción de CO2. Una reducción en el uso de combustibles fósiles de esta magnitud implicaría cambios profundos en prácticamente todos los sectores de la economía mundial, desde el transporte hasta la construcción.

Frente a la amenaza que suponen para gran parte de las compañías petroleras, las medidas para la reducción de la producción mundial de CO2 pueden generar enormes oportunidades de negocio para nuevas empresas que propongan fuentes alternativas a los combustibles fósiles. Los negocios y la sociedad continuarán consumiendo energía, pero deberemos encontrar otras vías para generarla más limpiamente y para consumirla de modo más eficiente. De modo evidente, las energías renovables están llamadas a incrementar su importancia en los mercados energéticos en las próximas décadas. De igual modo, las tecnologías de la información e Internet permitirán incrementar la eficiencia en el uso de la energía, asegurando que la cantidad adecuada de energía sea servida en el lugar y momento adecuados. La futura industria energética será probablemente tan dinámica y rentable como lo son hoy día las industrias de alta tecnología.

En conclusión, aunque todos los directivos y empresarios pueden beneficiarse de una evaluación cuidadosa sobre los impactos del cambio climático en sus negocios, se trata de un ejercicio complejo, debido a las numerosas interrelaciones entre los sectores productivos. A pesar la complejidad de este análisis, evaluar los diferentes escenarios de esta problemática permitiría a los directivos y empresarios diseñar estrategias que asegurarán no sólo la supervivencia de sus negocios, sino incluso la prosperidad de los mismos en una economía post-combustible fósil.

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Hace unos días se publicó un nuevo estudio (otro más) en torno al impacto del cambio climático en la actividad empresarial. En esta ocasión KPMG y el GRI (Global Reporting Initiative) pretendían identificar las pautas de comunicación de las empresas más importantes sobre los riesgos y oportunidades de negocio que perciben como consecuencia del cambio climático. El informe, titulado “Reporting the Business Implications of Climate Change in Sustainability Reports” fue elaborado a partir del análisis de una muestra de informes anuales de sostenibilidad publicados por compañías que forman parte de la lista FT 500 del Financial Times y que siguen los principios de información del GRI. La lista incluye a empresas como HSBC Holdings Plc., el mayor banco Europeo por valor de mercado; Nomura Holdings Inc., el grupo de servicios financieros líder en Japón; o Microsoft Corp., la mayor compañía de software del planeta.

El estudio de KPMG y GRI concluye que tan sólo una quinta parte de las compañías estudiadas reporta (¿percibe?) algún riesgo en sus negocios derivado del calentamiento global. Una gran mayoría únicamente informa sobre sus oportunidades.

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2
Ago
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    [post_content] => Algunos economistas y académicos, como John Browne de la Cambridge Judge Businness School y Nick Butler Butler director del Centro de Estudios Energéticos de esa misma universidad han propuesto crear un Fondo Internacional de Carbono que tendría como finalidad luchar contra el cambio climático. El Fondo Internacional del CO2  ó del Carbono tendría como objetivo la reducción de emisiones de gases invernadero (fundamentalmente el dióxido carbono CO2), necesaria para mantener la concentración de dióxido de carbono por debajo de un techo acordado. Para ello habría que repartir las cuotas de emisión entre los estados participantes del Fondo Internacional del Carbono. Como cualquier reparto es fuente de conflictos la fórmula que se propone debería tener en cuenta los niveles actuales de emisión de CO2 de cada país participante en el fondo y su renta per cápita. El objetivo y las cuotas serían revisables, quizás cada cinco años. Aunque el objetivo y las cuotas serían decisiones globales, el Fondo Internacional del Carbono no le diría a los estados miembros cómo alcanzar sus objetivos nacionales. El mercado y la cultura de cada país pueden dar muchas respuestas diferentes y cada país elegiría la suya.


El Fondo Internacional del Carbono debería establecer un sistema para controlar y verificar las reducciones de las emisiones, así como mecanismos para financiar el desarrollo de energías limpias mediante préstamos o ayudas a los países más pobres. Finalmente, la organización crearía un sistema de intercambios que asegurase que las emisiones se reducen de la forma menos costosa posible.

A través del Fondo Internacional del Carbono productores y consumidores generarían un cambio hacia una economía menos dependiente del carbono. La misión del Fondo Internacional del Carbono sería mitigar las emisiones de gases a la vez que se mantiene el crecimiento y el progreso económico. No se debe olvidar que el progreso humano, ha estado siempre apuntalado por las instituciones. Como el cambio climático parece que empieza a amenazar la sostenibilidad del crecimiento económico hace falta una institución capaz de desarrollar una vía práctica de solución. El Fondo Internacional del Carbono puede ser la respuesta. ¿Se pondrán de acuerdo los países para crear este fondo? ¿Estarán EEUU y China? ¿Resolverá este fondo los problemas del calentamiento global?



    [post_title] => ¿Qué es el Fondo Internacional de CO2  ó del Carbono (International Carbon Fund)?
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Algunos economistas y académicos, como John Browne de la Cambridge Judge Businness School y Nick Butler Butler director del Centro de Estudios Energéticos de esa misma universidad han propuesto crear un Fondo Internacional de Carbono que tendría como finalidad luchar contra el cambio climático. El Fondo Internacional del CO2 ó del Carbono tendría como objetivo la reducción de emisiones de gases invernadero (fundamentalmente el dióxido carbono CO2), necesaria para mantener la concentración de dióxido de carbono por debajo de un techo acordado. Para ello habría que repartir las cuotas de emisión entre los estados participantes del Fondo Internacional del Carbono. Como cualquier reparto es fuente de conflictos la fórmula que se propone debería tener en cuenta los niveles actuales de emisión de CO2 de cada país participante en el fondo y su renta per cápita. El objetivo y las cuotas serían revisables, quizás cada cinco años. Aunque el objetivo y las cuotas serían decisiones globales, el Fondo Internacional del Carbono no le diría a los estados miembros cómo alcanzar sus objetivos nacionales. El mercado y la cultura de cada país pueden dar muchas respuestas diferentes y cada país elegiría la suya.

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Ago

Tensiones inflacionistas en China

Escrito el 1 agosto 2007 por JUAN CARLOS MARTINEZ en China, Economía Mundial

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    [post_content] => En los últimos meses, venimos asistiendo a un preocupante aumento de los índices de inflación en China. En junio, la tasa interanual se situó en el 4,4%, cuando el objetivo fijado para este año es del 3%. Aunque no parece mucho, la inflación en China se venía sorprendentemente manteniendo por debajo del 2% en los últimos años, a pesar que la economía crecía al10%.

¿Por qué se están elevando ahora los precios en China? Pues son varias las razones: en primer lugar, porque el alto ritmo de crecimiento económico se está incrementado aún más; en este primer semestre ha alcanzado el 11,5% y la inversión en activos fijos ha crecido a tasas cercanas al 30%. En segundo lugar, el gigantesco superávit por cuenta corriente y los flujos de inversión directa que recibe el país, están generando un elevado volumen de liquidez. En tercer lugar, a pesar de que la mano de obra barata es cuasi infinita y sigue siendo muy barata, hay escasez de cuadros medios, lo que provoca un encarecimiento de la mano de obra cualificada. Por último, no olvidemos que la propia demanda china, ha situado los precios de las materias primas, petróleo incluido, en máximos históricos.


Las medidas que el gobierno chino está tomando para atajar la subida de los precios son diversas. Por un lado, ha dado instrucciones a las autoridades provinciales y locales para que no incrementen los precios de los bienes cuyas tarifas están controladas, como los combustibles, el agua o el transporte público. Y en el ámbito estrictamente monetario, y con el fin de desacelerar el crecimiento del crédito, ha elevado el coeficiente de caja del 11,5% al 12% y ha subido los tipos de interés por tercera vez en lo que va de año, hasta situarlos en tasas cercanas al 7%. Además se han incrementado las emisiones de bonos para restar liquidez al mercado.

¿Darán resultados estas medidas? Pues es difícil de saber, sobre todo si la economía sigue acelerándose, pero está claro que las autoridades chinas no quieren que se descontrolen los precios. Primero, porque puede afectar a la competitividad de sus manufacturas y segundo, porque produce malestar social. Baste como ejemplo, las protestas que vienen produciendo en las últimas semanas por el incremento del 20% del precio de los tallarines, un alimento básico para gran parte de la población.

Hasta ahora la inflación a nivel mundial ha estado muy controlada, a pesar de de la bonanza económica de la que disfruta la economía mundial desde 2004, de que el precio del petróleo y de otras materias primas está en máximos y de la elevada liquidez existente en todo el planeta. En ello han tenido mucho que ver las acertadas políticas monetarias que han seguido los Bancos Centrales, las mejoras en la productividad y la deflación exportada por China y otras economías del sudeste asiático al calor de la globalización. Es decir, la elevación de los costes de producción causados por el incremento de los precios de las materias primas, se ha visto compensado en parte por la disminución del precio de muchas manufacturas fabricadas en economías emergentes. Un buen ejemplo es la ropa o manufacturas tecnológicas como televisores, ordenadores, electrodomésticos….

Pero si en la gran fábrica mundial que se ha convertido el gigante asiático, se empiezan a elevar los precios debido al sobrecalentamiento económico, puede que se tambalee uno de los pilares que ha sostenido el crecimiento mundial en la última década. No en vano, China ya aporta a este crecimiento mundial, más que Estados Unidos.
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En los últimos meses, venimos asistiendo a un preocupante aumento de los índices de inflación en China. En junio, la tasa interanual se situó en el 4,4%, cuando el objetivo fijado para este año es del 3%. Aunque no parece mucho, la inflación en China se venía sorprendentemente manteniendo por debajo del 2% en los últimos años, a pesar que la economía crecía al10%.

¿Por qué se están elevando ahora los precios en China? Pues son varias las razones: en primer lugar, porque el alto ritmo de crecimiento económico se está incrementado aún más; en este primer semestre ha alcanzado el 11,5% y la inversión en activos fijos ha crecido a tasas cercanas al 30%. En segundo lugar, el gigantesco superávit por cuenta corriente y los flujos de inversión directa que recibe el país, están generando un elevado volumen de liquidez. En tercer lugar, a pesar de que la mano de obra barata es cuasi infinita y sigue siendo muy barata, hay escasez de cuadros medios, lo que provoca un encarecimiento de la mano de obra cualificada. Por último, no olvidemos que la propia demanda china, ha situado los precios de las materias primas, petróleo incluido, en máximos históricos.

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31
Jul
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    [post_content] => ¿Es adecuada la ayuda oficial al desarrollo (AOD)? En el último informe de la UNCTAD   (Los  Países Menos Adelantados, Informe de 2007) se indica que los países ricos cuentan casi todos con programas destinados a fortalecer sus sistemas de innovación nacionales y promover la innovación. En cambio en los países pobres el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación son muy insuficientes y han quedado en gran parte al margen de la AOD que reciben esos países pobres de los países ricos. El informe, subtitulado 'Knowledge, Technological Learning and Innovation for Development' propugna que ese progreso tecnológico es tan importante para los países más pobres como para los más ricos.

Alcanzar un nivel de vida mayor depende de que se disponga de mayores conocimientos tecnológicos. Por lo que la promoción de la ciencia, la tecnología y la innovación en los países pobres debería ser un componente esencial de la AOD. Si se lograra este cambio de actitud en los países ricos, se pondría poner fin a las graves deficiencias que entraña la AOD.


En este sentido en el informe se pide un rápido incremento de la AOD destinada a la investigación y al desarrollo agrícola en los países menos adelantados. Particularmente se pide que la AOD apoye una "revolución verde" que suministre los alimentos básicos de primera necesidad.  Pero también se afirma que la ayuda debe aumentarse no solo en el desarrollo tecnológico de la agricultura sino también para fortalecer la capacidad tecnológica de las empresas nacionales que operan en los sectores de la industria y los servicios.

¿Seproducirá ese tipo de ayuda? ¿Es un deseo o una posibilidad real?

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¿Es adecuada la ayuda oficial al desarrollo (AOD)? En el último informe de la UNCTAD (Los Países Menos Adelantados, Informe de 2007) se indica que los países ricos cuentan casi todos con programas destinados a fortalecer sus sistemas de innovación nacionales y promover la innovación. En cambio en los países pobres el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación son muy insuficientes y han quedado en gran parte al margen de la AOD que reciben esos países pobres de los países ricos. El informe, subtitulado ‘Knowledge, Technological Learning and Innovation for Development’ propugna que ese progreso tecnológico es tan importante para los países más pobres como para los más ricos.

Alcanzar un nivel de vida mayor depende de que se disponga de mayores conocimientos tecnológicos. Por lo que la promoción de la ciencia, la tecnología y la innovación en los países pobres debería ser un componente esencial de la AOD. Si se lograra este cambio de actitud en los países ricos, se pondría poner fin a las graves deficiencias que entraña la AOD.

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30
Jul

El ministro Caldera y la EPA

Escrito el 30 julio 2007 por Valentín Bote en Uncategorized

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    [post_content] => Los recientes datos del segundo trimestre de 2007 de la Encuesta de Población Activa han servido para desatar la euforia del ministro Caldera, que, ante una tasa de paro del 8% ha declarado que se trata de la primera vez en la historia de la democracia española que se alcanza este nivel y que este hecho era "algo que parecía un sueño pero era posible, tal y como yo había pronosticado".

Esta nueva habilidad de nuestro ministro, la de pitoniso, me genera estupefacción por, al menos, tres razones: en primer lugar, porque ignora los cambios metodológicos de la encuesta, que impiden realizar la comparación que él pretende llevar a cabo; en segundo lugar, porque los niveles de desempleo actuales son de un orden de magnitud totalmente distintos a los del pasado y, en tercer lugar, porque el ejercicio de autocomplacencia impide realizar una valoración objetiva de nuestro mercado de trabajo, en el que todavía tenemos importantes retos que solucionar en el futuro. Explicaré brevemente estos tres puntos.



En primer lugar, el ministro evita referirse al cambio metodológico que introdujo la EPA en 2002, que implicó un cambio en la definición de individuo "desempleado". Al modificarse la definición se dio la circunstancia de que personas que antes de 2002 eran consideradas como parados dejaron de serlo a partir de dicha fecha. Sin entrar en cuestiones más profundas, la realidad fue que parte de la reducción del paro entre 2002 y 2003 se debió a dicho factor. Como consecuencia, se debe ser muy cauteloso al comparar cifras, puesto que los cambios metodológicos pueden llevarnos a comparaciones espurias.

En segundo lugar, me preocupa el triunfalismo por parte de nuestros gobernantes cuando hoy en España tenemos todavía 1,76 millones de personas desempleadas. Por cierto, si nos ponemos a hacer comparaciones con el pasado, comentaré que a principios de 1978 el número de parados en España ascendía a 862 personas, menos de la mitad que ahora. Por tanto me parece irresponsable lanzar las campanas al vuelo cuando todavía hoy tantas personas se enfrentan al drama del desempleo en sus vidas diarias.

Por último, quiero comentar que todavía hoy nuestro mercado de trabajo tiene importantes problemas que resolver. La temporalidad sigue siendo elevada, como bien indicaba Rafael Pampillón el sábado pasado. Pero además la realidad está demostrando que es difícil de reducir. De hecho me resulta sorprendente la alegría del ministro al hablar de este tema, puesto que la tasa actual, 31,8 por ciento, es dos décimas superior a la de principios de 2004. En otro orden de cosas, la tasa de paro de los jóvenes en España sigue siendo muy elevada: un 17,8 por 100 para los menores de 25 años. También me preocupa, por ejemplo, el que la tasa de paro de los extranjeros en España sea cuatro puntos superior a la tasa general. Y así podría seguir señalando otros factores que están lejos de ser satisfactorios. Desde luego, al ministro Caldera le queda mucha tarea por delante para que los españoles, de verdad, podamos estar satisfechos de sus resultados.

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Los recientes datos del segundo trimestre de 2007 de la Encuesta de Población Activa han servido para desatar la euforia del ministro Caldera, que, ante una tasa de paro del 8% ha declarado que se trata de la primera vez en la historia de la democracia española que se alcanza este nivel y que este hecho era «algo que parecía un sueño pero era posible, tal y como yo había pronosticado».

Esta nueva habilidad de nuestro ministro, la de pitoniso, me genera estupefacción por, al menos, tres razones: en primer lugar, porque ignora los cambios metodológicos de la encuesta, que impiden realizar la comparación que él pretende llevar a cabo; en segundo lugar, porque los niveles de desempleo actuales son de un orden de magnitud totalmente distintos a los del pasado y, en tercer lugar, porque el ejercicio de autocomplacencia impide realizar una valoración objetiva de nuestro mercado de trabajo, en el que todavía tenemos importantes retos que solucionar en el futuro. Explicaré brevemente estos tres puntos.

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29
Jul

El niño con el pijama a rayas

Escrito el 29 julio 2007 por en Miscelánea

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    [post_content] => Hoy al igual que hemos hecho otros domingos no vamos a escribir de economía. Se suele decir que el verano es un buen momento para leer. Acabo de terminar una novela corta, intensa, un poco dramática y emotiva. Se titula “El niño con el pijama a rayas (The Boy in the Striped Pajamas)” escrita por John Boyne (Salamandra. Barcelona (2007). 224 págs. 12,50 €. Es una novela que se lee de un tirón. Me la prescribió mi librera que a veces acierta y otras veces no. Esta vez acertó.

Es la vida de un niño de nueve años que se llama Bruno que es hijo de un comandante nazi (Ralf), hombre de confianza del propio Hitler. La novela comienza cuando el padre es trasladado desde Berlín al campo de concentración de Auschwitz. Un día, dando una vuelta por los alrededores, Bruno conoce a Schmuel, un niño polaco y judío que se encuentra al otro lado de la valla. Schmuel tiene los mismos años que Bruno y entre los dos surge una escondida y peligrosa amistad. Hay en la novela un personaje malo malísimo que es el teniente nazi Kotler.

La novela tiene una prosa casi lineal y muy sencilla. Es muy aconsejable tanto para jóvenes como para adultos. Pero no es un libro para niños. Es un canto a la amistad. Una historia sobre un pasado que no se debe olvidar ni tampoco repetirse.


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Hoy al igual que hemos hecho otros domingos no vamos a escribir de economía. Se suele decir que el verano es un buen momento para leer. Acabo de terminar una novela corta, intensa, un poco dramática y emotiva. Se titula “El niño con el pijama a rayas (The Boy in the Striped Pajamas)” escrita por John Boyne (Salamandra. Barcelona (2007). 224 págs. 12,50 €. Es una novela que se lee de un tirón. Me la prescribió mi librera que a veces acierta y otras veces no. Esta vez acertó.

Es la vida de un niño de nueve años que se llama Bruno que es hijo de un comandante nazi (Ralf), hombre de confianza del propio Hitler. La novela comienza cuando el padre es trasladado desde Berlín al campo de concentración de Auschwitz. Un día, dando una vuelta por los alrededores, Bruno conoce a Schmuel, un niño polaco y judío que se encuentra al otro lado de la valla. Schmuel tiene los mismos años que Bruno y entre los dos surge una escondida y peligrosa amistad. Hay en la novela un personaje malo malísimo que es el teniente nazi Kotler.

La novela tiene una prosa casi lineal y muy sencilla. Es muy aconsejable tanto para jóvenes como para adultos. Pero no es un libro para niños. Es un canto a la amistad. Una historia sobre un pasado que no se debe olvidar ni tampoco repetirse.

28
Jul
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    [post_content] => Según la Encuesta de Población Activa (EPA), publicada ayer por el Istituto Nacional de Estadística español, el crecimiento del número de ocupados en España fue del 3,4% durante el primer semestre de 2007, con respecto al primer semestre del año pasado. Sin embargo, en  2006, esta tasa fue mayor, concretamente del 4,1%. Ello se debió a la egularización de inmigrantes a lo largo de 2006. De aí que en los tres últimos trimestres (último de 2006 y los 2 primeros de 2007), se haya apreciado una suave desaceleración del crecimiento del número de personas ocupadas estimadas por la EPA. En el segundo trimestre de este año la ocupación, según la EPA, ha aumentado en los servicios y la construcción. En cambio la industria y la agricultura han destruido empleo.

Los ocupados han aumentado en el último trimestre en 298.000 personas mientras que los activos lo hicieronen 202.000. Como consecuencia del mayor ritmo de crecimiento de los ocupados respecto a los activos, los parados se redujeron en el segundo trimestre de 2007 hasta 1.760.000 personas, y la tasa de paro bajó del 9,2% que estaba en 2005 al 7,95 en junio de 2007 la más baja de los últimos 30 años.


Un hecho a destacar en la evolución reciente del mercado laboral, en los últimos trimestres, es el mayor aumento de los trabajadores con contratos indefinidos respecto a los temporales, reflejando el efecto de la última reforma laboral. Ello se ha traducido en una caída de la tasa de temporalidad hasta el 31,85% en el segundo trimestre de este año. Sin embargo la tasa de temporalidad es todavía es muy alta.

Como se ha indicado, la ocupación en la industria, en el segundo trimestre de este año, descendió respecto al primer trimestre de 2007 y también bajó con respecto al mismo trimestre de 2006. Esta caída del empelo industrial se debe en parte a la deslocalización de la producción industrial fuera de nuestras fronteras. Deslocalización que se produce como consecuencia del diferencial de precios y costes de la economía española con respecto a otros países con los que competimos, algunos de ellos situados en Asia y el este de Europa. Es decir, a medida que se deslocaliza la producción y se desplaza hacia plataformas de bajo coste (países emergentes) España debe dirigirse hacia sectores de alta y media tecnología. El resultado final va a depender de lo que seamos capaces de hacer los españoles y más concretamente de nuestra capacidad para aumentar tanto nuestro nivel tecnológico como nuestro capital humano.




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Según la Encuesta de Población Activa (EPA), publicada ayer por el Istituto Nacional de Estadística español, el crecimiento del número de ocupados en España fue del 3,4% durante el primer semestre de 2007, con respecto al primer semestre del año pasado. Sin embargo, en 2006, esta tasa fue mayor, concretamente del 4,1%. Ello se debió a la egularización de inmigrantes a lo largo de 2006. De aí que en los tres últimos trimestres (último de 2006 y los 2 primeros de 2007), se haya apreciado una suave desaceleración del crecimiento del número de personas ocupadas estimadas por la EPA. En el segundo trimestre de este año la ocupación, según la EPA, ha aumentado en los servicios y la construcción. En cambio la industria y la agricultura han destruido empleo.

Los ocupados han aumentado en el último trimestre en 298.000 personas mientras que los activos lo hicieronen 202.000. Como consecuencia del mayor ritmo de crecimiento de los ocupados respecto a los activos, los parados se redujeron en el segundo trimestre de 2007 hasta 1.760.000 personas, y la tasa de paro bajó del 9,2% que estaba en 2005 al 7,95 en junio de 2007 la más baja de los últimos 30 años.

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27
Jul
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    [post_content] => Como es bien sabido, y así se recoge en el diccionario de economía disponible en este blog, el Producto Interior Bruto (PIB) de una nación es “el valor a precios de mercado de todos los bienes y servicios finales producidos en un país durante un determinado período de tiempo, normalmente un año.” La contabilidad nacional convencional ignora buena parte del valor de los recursos naturales utilizados para producir esos bienes y servicios. Es más, podríamos decir que la estadística convencional incluye el medio ambiente en el lado equivocado del balance: tanto la actividad contaminante como la actividad mitigadora del daño producido suman en el PIB de un país. Dicho de otro modo, el deterioro ambiental puede ser “bueno” para la economía si es medido tan sólo en términos del PIB convencional. Aunque esto no invalida la utilidad del PIB como medida del tamaño y crecimiento económico de una nación, sí cuestiona su validez como medida del bienestar de sus habitantes. Esta cuestión ha sido debatida por diferentes economistas en las últimas décadas (Nordhaus, Tobin, Daly, …), llevando a diferentes medidas alternativas del bienestar. También se han llevado a cabo algunos intentos en la práctica estadística por parte de diferentes países.

En el año 2004 Wen Jiabao anunció valientemente que un “PIB verde” (green GDP) reemplazaría el PIB convencional en las decisiones del Partido Comunista de China.


El cálculo de este PIB verde se alcanzaría, no sin pocas dificultades técnicas, tras deducir del PIB convencional el coste de los daños ambientales y del consumo de recursos naturales. Aunque esas dificultades hacen que el medio sea discutible, el fin era evidente y loable: el rápido crecimiento económico experimentado por China en las últimas décadas debía ser contrastado con su coste ambiental, si se quería alcanzar una medida más apropiada del desarrollo obtenido y, sobre todo, de su sostenibilidad. A las dificultades técnicas pronto se le han sumado las políticas. El primer informe, publicado el pasado septiembre a bombo y platillo por la State Environmental Protection Administration (SEPA) china, estimó el coste de la degradación ambiental generado por la actividad económica del país en el año 2004 en 511.800 millones de yuanes (67.700 millones de dólares), equivalentes al 3,05 % del PIB, una cifra calificada por la SEPA como “escandalosa”. Hace unos días las autoridades chinas pospusieron indefinidamente la presentación del informe correspondiente al año 2005, planificada originalmente para el mes de marzo. Se ha podido saber que las cifras empeoraban notablemente frente a las del año 2004. También en estos días se ha sabido que China pidió al Banco Mundial que no publicara sus estimaciones sobre el número de muertes prematuras debidas a la contaminación del aire y del agua, en el entorno de las 460.000 víctimas anuales.

Sin duda, las cifras del crecimiento del PIB chino son envidiables; ¿lo es su modelo de crecimiento en términos ambientales?
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Como es bien sabido, y así se recoge en el diccionario de economía disponible en este blog, el Producto Interior Bruto (PIB) de una nación es “el valor a precios de mercado de todos los bienes y servicios finales producidos en un país durante un determinado período de tiempo, normalmente un año.” La contabilidad nacional convencional ignora buena parte del valor de los recursos naturales utilizados para producir esos bienes y servicios. Es más, podríamos decir que la estadística convencional incluye el medio ambiente en el lado equivocado del balance: tanto la actividad contaminante como la actividad mitigadora del daño producido suman en el PIB de un país. Dicho de otro modo, el deterioro ambiental puede ser “bueno” para la economía si es medido tan sólo en términos del PIB convencional. Aunque esto no invalida la utilidad del PIB como medida del tamaño y crecimiento económico de una nación, sí cuestiona su validez como medida del bienestar de sus habitantes. Esta cuestión ha sido debatida por diferentes economistas en las últimas décadas (Nordhaus, Tobin, Daly, …), llevando a diferentes medidas alternativas del bienestar. También se han llevado a cabo algunos intentos en la práctica estadística por parte de diferentes países.

En el año 2004 Wen Jiabao anunció valientemente que un “PIB verde” (green GDP) reemplazaría el PIB convencional en las decisiones del Partido Comunista de China.

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26
Jul
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    [post_content] => La reforma Constitucional propuesta por Chávez puede transformar a Venezuela en una dictadura comunista, que sólo se diferenciaría de la dictadura cubana en que Venezuela no es una isla, tiene petróleo y porque el dictador no tiene barba. Vamos a fijarnos en el aspecto educativo. Parece que una de las pretensiones de la nueva Constitución es impartir una educación con una única y determinada orientación política e ideológica, que afectaría gravemente a los derechos y deberes de los alumnos y de los padres.

Todos los Estados que han querido imponer una ideología nacional o revolucionaria lo han hecho con sangre y muerte. La memoria de Alemania, Rusia e incluso España está aún muy viva y recuerda que todo aquello que sea o se parezca a un adoctrinamiento político en la escuela acaba mal. En los países democráticos la educación, así como el conjunto de palabras, ideas e ideales que confieren último sentido a la vida humana compete en primer lugar a los padres. Forma parte de los derechos humanos. Algunas expresiones –como el lema “Patria, socialismo o muerte”– y declaraciones del presidente Hugo Chávez y portavoces gubernamentales llevan a pensar que esta reforma constitucional se dirige hacia el establecimiento de un sistema socialista fundado en la teoría y la praxis del marxismo-leninismo.


La nueva Consitución que todavía no está aprobada, pretende dividir a los venezolanos en dos bandos irreconciliables. Sin embargo, en este blog de economía pensamos que la diversidad de posturas ideológicas, propias y convenientes en toda democracia, no debe convertirse en beligerancia e intolerancia. La solución a los problemas políticos y sociales de Venezuela debe ir más allá del populismo, que no va al fondo de los mismos, y del militarismo que cede el protagonismo de la sociedad al estamento militar, al cual no le corresponde dicho papel. El socialismo estatista es una ideología ya superada que impide dar primacía a la persona y a la familia suplantándolas por la hegemonía del Estado. En este blog de economía siempre hemos defendido que ni el capitalismo salvaje ni el socialismo marxista son los caminos que conducen a la construcción de una sociedad más justa.

¿Deben los venezolanos aceptar la intolerancia y el enfrentamiento que parece que propone Chávez? ¿Deben aceptar que se les discrimine, en el trabajo por ejemplo, por razones políticas? ¿Se debería buscar en Venezuela un gran acuerdo nacional en defensa de una educación para todos evitando la tendencia a ideologizarla y luchando por mejorar su calidad, sobre todo para los sectores más populares? ¿Debería el Estado reconocer a los padres el derecho a la educación de sus hijos?
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La reforma Constitucional propuesta por Chávez puede transformar a Venezuela en una dictadura comunista, que sólo se diferenciaría de la dictadura cubana en que Venezuela no es una isla, tiene petróleo y porque el dictador no tiene barba. Vamos a fijarnos en el aspecto educativo. Parece que una de las pretensiones de la nueva Constitución es impartir una educación con una única y determinada orientación política e ideológica, que afectaría gravemente a los derechos y deberes de los alumnos y de los padres.

Todos los Estados que han querido imponer una ideología nacional o revolucionaria lo han hecho con sangre y muerte. La memoria de Alemania, Rusia e incluso España está aún muy viva y recuerda que todo aquello que sea o se parezca a un adoctrinamiento político en la escuela acaba mal. En los países democráticos la educación, así como el conjunto de palabras, ideas e ideales que confieren último sentido a la vida humana compete en primer lugar a los padres. Forma parte de los derechos humanos. Algunas expresiones –como el lema “Patria, socialismo o muerte”– y declaraciones del presidente Hugo Chávez y portavoces gubernamentales llevan a pensar que esta reforma constitucional se dirige hacia el establecimiento de un sistema socialista fundado en la teoría y la praxis del marxismo-leninismo.

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