1
Ago

velaEl Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó la semana pasada la Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre de este año, donde se muestra una clara mejora en el bienestar social, en la calidad del empleo y un aumento de la productividad de la economía española.

El paro se reduce

En el segundo trimestre de este año, se contabilizaron 217.000 desempleados menos que en el trimestre anterior. Este descenso ha hecho que la tasa de desempleo de nuestra economía se situara en el 20% de la población activa, frente al 21% del trimestre anterior. Supone una mejora del mercado laboral y una vuelta a los niveles de tasa de paro que teníamos hace seis años. Conviene recordar que hace tres años, en el primer trimestre de 2013, esta tasa estaba en el 27%.

Aumenta el empleo en los servicios

En lo que se refiere a la ocupación, entre abril y junio se crearon 271.400 empleos netos fundamentalmente en el sector de los servicios (227.000 empleos más en el trimestre) y que está en línea con la significativa mejora del turismo y de otros servicios de mercado (seguros, transporte, royalties, ingeniería, comercio minorista, financieros, telecomunicaciones, etc.).

Un indicador de que esto es así es que las exportaciones de servicios no turísticos están creciendo a impresionantes ritmos anuales del 8%. Otro es el aumento del comercio minorista que, en junio y en tasa interanual, se situó en el 5,6% (a precios constantes en la serie corregida de efectos estacionales y de calendario). Un crecimiento espectacular debido a la venta de coches; actividades de consultoría,  informática y científicas; cursos de formación y de colocación relacionadas con la mejora del empleo; y al turismo. Efectivamente, los datos publicados sobre turismo para el mes de junio anticipan una muy buena temporada de verano en España. Este año llegarán a nuestro país 70 millones de turistas internacionales, un 3% más que en 2015, sobrepasando el mejor registro de la serie histórica.

Fortalezas

En definitiva, aunque pierde un poco de fuelle, el mercado laboral español sigue mejorando. La mayor parte de los indicadores del segundo trimestre sugieren una mejora en la calidad:

1) La ocupación a tiempo completo aumentó en 300.000 trabajadores, mientras que la de tiempo parcial disminuye (-30.000).

2) Todo el empleo creado en el segundo trimestre fue generado en el sector privado (+295.000); mientras el sector público destruyó puestos de trabajo (-23.000), una reducción que se debería mantener en el futuro si se quiere reducir el déficit.

3) Desde una perspectiva más amplia, en el último año mejoró notablemente el nivel profesional de los ocupados. Aumentó el número de los que trabajan como técnicos, profesionales y científicos (+6%) y también los cualificados de las industrias manufactureras y de la construcción (+3.8). En cambio crece muy poco el empleo de los ciudadanos que no tienen estudios o que sólo han alcanzado los estudios primarios (+1,2%).

4) Como consecuencia de la mayor calidad está aumentando la productividad. Así, si consideramos los últimos doce meses, el empleo aumentó en 435.000 personas, es decir un 2,4% más que en los doce meses anteriores mientras que el PIB lo hace al 3%. Lo que supone un crecimiento de la productividad del 0,6% anual.

5) Creció el empleo por cuenta propia. En el segundo trimestre se dieron de alta 15.700 autónomos que a su vez dieron empleo a otros trabajadores.

6) Aumentó en el trimestre el número de hogares en que todos sus miembros activos están ocupados (+9.660). Por el contrario, se redujeron en 1.500 los hogares en los que todos están parados; sigue siendo una cifra elevada, 1,5 millones, pero es la más baja desde el año 2010.

7) Aunque durante el segundo trimestre, los contratos temporales aumentaron más que los indefinidos, sin embargo en el conjunto de los últimos doce meses los indefinidos (+223.000) crecieron más que los temporales (+202.000).

Esta mejora del mercado laboral es un reflejo del buen comportamiento de la economía española. Con la información del mercado laboral y de otros datos estadísticos que se vienen conociendo, parece posible que durante el segundo trimestre la economía haya tenido un crecimiento del PIB del 0,7% con respecto al primero. En términos anualizados (multiplicando el dato trimestral por cuatro, tal como se hace en EEUU) el PIB aumentó un 2,8%. Por lo que prevemos que para el conjunto del año 2016, la economía crecerá cerca del 2,8%.

En definitiva, aunque los segundos trimestres del año suelen ser siempre los mejores para el mercado laboral español, el de 2016 ha sido especialmente positivo en términos de calidad. Es el resultado de la reforma laboral, la moderación salarial y el repunte económico. Mientras tanto, los analistas siguen manteniendo elevados sus pronósticos de crecimiento económico para este año y el que viene.

No parece, por tanto, que la economía esté siendo penalizada por la espera de un nuevo Gobierno. La hipótesis de que la incertidumbre política frena el crecimiento no se está cumpliendo. Hay una ligera desaceleración, pero está más justificada por el marasmo de la situación económica mundial que por los problemas internos de España.

Así las cosas, y para poder mantener esta buena evolución del mercado laboral y consolidar el crecimiento económico español, el nuevo gobierno deberá seguir aplicando políticas que contribuyan a flexibilizar y dinamizar el mercado de trabajo: aumentar la formación del capital humano para adecuarlo a las necesidades del mercado; aumentar el IVA para poder reducir las cotizaciones sociales; continuar con la moderación salarial; establecer condiciones laborales diferentes para jóvenes en función de su cualificación y, por último, reformar todavía más la legislación laboral para disminuir la temporalidad.

Que tengáis buen verano. Nosotros nos vamos de vacaciones hasta septiembre.

Fuente: Rafael Pampillón. “El mercado laboral se afianza”. Expansión; 27 de agosto de 2016.

 

26
Jul

Hoy, 26 de julio, el petróleo tipo Brent cotizaba a 44,5 dólares/barril, cuando hace un mes lo hacía a 53. Esto supone una caída de 8,5 dólares. Los precios del petróleo llevan  bajando más de dos años como consecuencia de la mayor oferta y la menor demanda. La primera se debe a un crecimiento de la producción gracias a las nuevas tecnologías de fracking (“fractura hidráulica”) y a la entrada de nuevos productores en el mercado de la exportación.

energía

En el otro lado, la reducción de la demanda mundial está provocada por la desaceleración económica global que, a su vez, es consecuencia de la incertidumbre generada por los conflictos políticos, el problema de los refugiados, el protagonismo de los movimientos populistas que se están presentando en diferentes latitudes, y el menor crecimiento de China.

Estos bajos precios del crudo afectan negativamente a los países que lo producen. Por el contrario, benefician a los importadores, a los cuales se les abarata la producción de energía. En el caso de los primeros, la situación ha sido tan dramática que muchos pequeños productores han tenido que cerrar sus pozos, dado que el precio de venta no llegaba para cubrir sus costes.

Históricamente, el precio del crudo sufre de una enorme volatilidad. A principios de este año, llegó a cotizar a 27 dólares/barril,  frente a los 115 de junio de 2014. Para evitar estas variaciones tan bruscas (y problemáticas), desde hace muchos años se están buscando y utilizando fuentes alternativas de energía. Otro de los objetivos es que la producción y el consumo de esa energía causen el menor impacto ambiental posible. De hecho, éste se ha convertido en un tema prioritario de la agenda política de casi todos los países del mundo.

La importancia de la energía proviene de ser uno de los engranajes más fuertes de la economía, tratándose de una de las variables que tiene una correlación más alta con el crecimiento económico, hasta el punto de que el grado de su utilización permite explicar la evolución del PIB mundial. Además, es una excelente medida para visualizar el progreso de un país. Por eso, entre las metas que persigue el Banco Mundial para reducir la pobreza extrema y lograr un desarrollo de las economías emergentes, está el lograr que 1.1 billones de personas que no tienen acceso a la energía eléctrica puedan hacerlo de forma eficiente y limpia. De ahí la necesidad de saber qué tipo de energía debemos utilizar para que el crecimiento económico sea sostenible a nivel mundial y ambiental.  

Otras fuentes de energía

British Petroleum acaba de publicar su informe “BP Energy Outlook” correspondiente a 2015: el consumo mundial de energía creció un 1%, el más bajo de la última década. El lado positivo es que el uso del carbón, tan contaminante, experimentó una caída en la demanda del 1,8% (1 millón de toneladas) y de un 4% en su producción. Esto es consecuencia del desarrollo de nuevas tecnologías de mezclas, que se están empleando en EEUU y China. Adicionalmente, se observa un efecto de sustitución muy marcado, debido a las políticas de incentivo de producción de energías más limpias, y a la caída del precio del petróleo. Esto es positivo, ya que la producción de energía con gas y petróleo emite al ambiente una menor cantidad de CO2 que la generada con carbón. Por lo anterior, economías como las de Australia y Colombia, en las que el carbón tiene un peso importante en sus exportaciones y en la recaudación fiscal, se están viendo muy golpeadas, tanto por la reducción de la demanda como por el bajo precio de este mineral.

Afortunadamente, el año pasado, las energías limpias (no provenientes de productos fósiles) presentaron un crecimiento del 3,6%. Fue debido a las mejoras tecnológicas, la mayor eficiencia, la reducción de costes, y a las políticas energéticas que se están aplicando en la Unión Europea (UE) y China. Por ejemplo, el gigante asiático se acaba de convertir en el cuarto productor más grande del mundo de energía nuclear.

Por último, la producción de energía por centrales hidroeléctricas sigue teniendo un crecimiento muy bajo, aunque constante. En los casos de las energías renovables, la eólica continúa siendo la predominante a nivel mundial. Asimismo, en 2015 la producción de la solar se vio mucho más diversificada geográficamente, debido a que, en años anteriores, el único país que se encontraba a la vanguardia en la producción de energía por medio de esta fuente era EEUU.  

El futuro de la energía

Las proyecciones a largo plazo de las diversas agencias y empresas del sector muestran que la demanda seguirá creciendo. Sin embargo, lo que parece que está cambiando es cómo se va a distribuir. Los países emergentes, como crecen más que los desarrollados, serán en el futuro mucho más relevantes en la demanda mundial de energía. Un gran ejemplo es el de India, la cual se espera que se convierta en el primer demandante, sobrepasando a China. Y eso que esta última continuará exhibiendo un crecimiento estable del PIB, del 6% anual, pero con un aumento en la demanda mucho menor, como consecuencia de sus nuevas políticas e investigaciones para hacer más eficiente el consumo energético.

En cuanto a la fuente de producción, se espera que el 60% de la energía siga proviniendo de fuentes fósiles. El gas tendrá un mayor crecimiento y participación, seguido por el petróleo. Por su parte, el carbón tendrá una demanda menor, a pesar de que se espera que India lo siga utilizando a medio plazo como su principal fuente de producción.

En lo que respecta a las energías renovables, cobrarán una mayor fuerza, debido a que cada día se vuelven más competitivas en el mercado gracias a la reducción de sus costos. Donde más extendido estará su uso será en la UE, seguida de EEUU. El crecimiento va estar impulsado por la solar y la eólica, ya que se espera que el de la hídrica y nuclear se produzca a una tasa constante.  

Panorama mundial

Así las cosas, durante este 2016, no son previsibles aumentos significativos en el consumo de energía. Esta semana, el Fondo Monetario Internacional volvió a revisar a la baja las proyecciones de crecimiento de la economía mundial para el 2016 y 2017 y, en especial, rebajó las previsiones para los países desarrollados. En este mismo sentido, este jueves, el Banco Central Europeo señaló que la recuperación en la Zona Euro se está produciendo a un ritmo muy moderado. En el futuro, continuará proliferando los riesgos de un bajo crecimiento en la zona por la incertidumbre sobre el crecimiento global.

La desaceleración de la economía mundial y los efectos negativos que tiene la volatilidad del precio del petróleo exige que las economías dependientes de las exportaciones de materias primas se replanteen una vez más su modelo productivo. Deberían avanzar hacia uno nuevo, en el que tengan más relevancia la diversificación, la productividad y el valor añadido.

Rafael Pampillón (Universidad CEU San Pablo e Instituto de Empresa) y Carolina Ramírez (Master en Economía por University College London). “El mapa de la energía”. Expansión. 23 de julio.

23
Jul

Historia de dos Ciudades:Oslo y Londres

Escrito el 23 julio 2016 por Miguel Aguirre Uzquiano en Economía Global

Una buena lectura para el verano sería la gran novela de Dickens, Historia de dos Ciudades donde en los años previos a la Revolución Francesa se desarrollaba una gran trama paralelamente entre Londres y París. La primera era símbolo del orden y la tranquilidad mientras que la segunda representaba la incertidumbre y la agitación.

Desde el referéndum del Brexit, el pasado 23 de Junio, la pregunta que nos hacemos todos es ¿Y ahora qué? Entre los muchos vaticinios sobre lo que pasará dentro de dos años aparece recurrentemente la comparación con Noruega.

.-Primera similitud, la fecha de petición de ingreso.

Un primer dato, quizás no muy conocido, es que aunque Noruega no pertenece a la Unión Europea, en 1963 fueron dos los países que solicitaron su ingreso en el mercado común del viejo continente: El país escandinavo y el Reino Unido. Cuando Francia rechazó la solicitud del Reino Unido, se suspendieron las negociaciones de adhesión con Noruega, Dinamarca, Irlanda y el Reino Unido, repitiéndose este punto en dos ocasiones.

.-Segunda similitud, divergencia entre los deseos del partido gobernante y los ciudadanos.

En 1972 y 1994, a pesar del gran interés de los gobiernos que hubo en cada momento en Noruega para entrar en la UE, la ciudadanía rechazó por dos veces la integración en sendos referéndums. Los resultados no fueron abrumadores sino que mostraron una ciudadanía dividida (53,5%/52,5% en contra- 46,5%/47,8% a favor). El resultado en la consulta del Brexit fue de 51,9% Vs 48,1%.

.-Tercera similitud, la economíaOslo London.

Hasta el final de la primera guerra mundial, Noruega era uno de los países con menor renta de Europa, en el que la agricultura, la ganadería y la pesca eran la fuente principal de ingresos. El descubrimiento de los yacimientos de petróleo en el Mar del Norte en 1969 transformo a Noruega en uno de los países más ricos del mundo, con un PIB por habitante de USD 76.930 (5,2Millones de habitantes). El Reino Unido produce petróleo y gas para cubrir tres cuartas partes de sus necesidades y ha mantenido en las últimas décadas una política de bajos impuestos sobre los beneficios empresariales que ha disparado la Inversión Extranjera Directa en el país, principalmente en el sector servicios. La renta per cápita del país está entre las 25 primeras del mundo con un importe cercano a los USD 45.000 (64,5Millones de habitantes).

.-Cuarta Similitud, la moneda.

Ambos países han contado con una moneda propia históricamente apreciada respecto al Euro.

Finalmente señalar que una posible quinta similitud se podría basar en la actual relación de Noruega con la Unión Europea, si se replica el modelo para los británicos: Actualmente, el fundamento de las relaciones de Noruega con la Unión Europea se establece en su pertenencia al Espacio Económico Europeo (EEE). Desde su entrada en vigor en 1994, este acuerdo une a los Estados miembros de la Unión Europea con los que forman la Asociación Europea de Libre Cambio (AELC o EFTA) excepto Suiza, formando un mercado interior común que permite la libertad de personas, bienes, servicios y capitales.

Están fuera del acuerdo la política agrícola común y las políticas de pesca, la unión aduanera, la política comercial común, la unión económica y monetaria, la política exterior y de seguridad común, y los asuntos de justicia e interior (aunque los países AELC son parte del Espacio Schengen). Por tanto, las leyes en relación con el mercado europeo son de aplicación también en Noruega.

Además de formar parte del Acuerdo Schengen, así como de Europol y Eurojust, Noruega coopera con la UE en misiones policiales. El país nórdico también colabora con Frontex en la gestión de las fronteras exteriores de la UE, siendo la frontera de Noruega de gran importancia para la UE, ya que el acuerdo de la Unión Nórdica de Pasaportes suprimió los controles fronterizos entre Noruega y Suecia, por lo que la frontera exterior noruega representa la frontera europea.

Es decir una adhesión en el 2018 del Reino Unido a la Unión Europea en los mismos términos actuales de Noruega supondría una situación confortable para los británicos y no excesivamente alarmante para el resto de los países que configuran la Unión.

Feliz Verano

17
Jul

Los datos publicados el viernes de esta semana sobre la economía española confirman que la actividad económica se desacelera. Así, el INE informó de que las ventas del sector servicios de abril y mayo cayeron en tasa mensual (-0,1% y -0,2% respectivamente, si se eliminan los efectos estacionales y de calendario). La industria, por su parte, siguió en el progresivo deterioro que se inició a finales del año pasado; así, la variación anual del Índice General de Cifras de Negocios en la Industria fue en mayo de este año del –4%, hay que retroceder casi tres años para encontrar una caída mayor. Con estos datos y el resto de la información disponible parece que la economía española mantuvo en el segundo trimestre un crecimiento menor que en el primero.

También se ha publicado esta semana el Índice de Confianza Empresarial elaborado por el INE y los datos de deuda pública. En cuanto a la confianza, en este tercer trimestre del año, el 20,3% de los establecimientos empresariales se muestran positivos sobre la marcha de su negocio, mientras que el 21,4% prevé un trimestre desfavorable. Por tanto el balance de expectativas (diferencia entre los porcentajes de empresarios optimistas y pesimistas) se pone en negativo (–1,1 puntos) en el tercer trimestre, frente al saldo positivo del segundo (+1,9). Por lo que se refiere a la deuda pública subió en mayo tras el descenso de abril y vuelve a rozar el 100% del PIB.

Afortunadamente, las exportaciones de bienes y servicios siguen aumentando y compensan el menor crecimiento de la demanda interna. Algo que viene sucediendo desde el inicio de la crisis, en 2008. Esto llevó a nuestras empresas a salir al exterior mediante el fortalecimiento de las exportaciones y de la inversión directa en el extranjero. Esta estrategia generó un importante incremento de nuestras ventas en otros países, lo cual ha sido vital para la continua y ardua recuperación que ha vivido la economía española en los últimos años.

Así, las exportaciones de bienes y servicios en España han ido ganando peso, pasando de representar el 22% de todo lo que se produjo (PIB) en 2009 al 33% en 2015. Esto se explica por el aumento en el número de empresas que exportan desde España, y también por la búsqueda y hallazgo de nuevos mercados que no pertenecen a la zona del euro, como es el caso de EEUU. 

La importancia del TTIP

Precisamente, esta semana estuvo de visita en España el presidente de EEUU, Barack Obama, con el fin de reforzar los lazos tanto políticos como económicos entre ambos países. Afortunadamente, la relación comercial se ha venido fortaleciendo en los últimos años, dando lugar a un incremento significativo de las exportaciones entre las dos naciones, hasta el punto de que, para España, EEUU se ha constituido en el segundo socio más importante después de la Unión Europea (UE).

banderas eeeuu y ue

En este sentido, el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP por sus siglas en inglés), que se lleva negociando desde hace tres años, se podría convertir en una oportunidad más, tanto para España como para el conjunto de la UE de aumentar las exportaciones hacia el Norte de América.

Un Tratado que beneficiará a la economía española, no sólo por la reducción de los procedimientos y trámites para poder exportar, sino también por la facilidad para invertir al otro lado del Atlántico.

De aprobarse, reportaría mayor crecimiento y empleo a todos los firmantes. Según la Comisión Europea, la puesta en marcha del Tratado podría generar 335.000 nuevos puestos de trabajo en Europa en los primeros cinco años. Sin embargo, todavía existen trabas para su firma. Por el lado europeo, porque parte de la ciudadanía, contagiada por los movimientos populistas, lo ve como algo negativo. Por el lado americano, debido a las dificultades que reviste el reducir las regulaciones del sector de la salud (en contraparte están los productos alimenticios) o la legislación Buy American, que favorece la adjudicación de contratos a empresas de EEUU.

No se debe olvidar que los Tratados de Libre Comercio como el TTIP consiguen un mayor intercambio comercial entre los países ayudando a lidiar con diferentes imperfecciones del mercado. En ese sentido, contribuyen a reducir las restricciones sobre algunos productos; consiguen una mayor eficiencia en la asignación de los recursos; eliminan los aranceles, para que los productos sean más competitivos; y ensanchan los mercados manteniendo el andamiaje industrial en altos niveles de producción.

En el Consenso Económico del segundo trimestre, que acaba de publicar la consultora PWC, se preguntó a 355 ejecutivos de empresa y expertos económicos sobre los tratados de libre comercio. La mayoría de los consultados manifestó estar de acuerdo con el libre comercio, afirmación que sustentan en el mayor bienestar y calidad de vida que genera en el pueblo español. A su vez, los resultados de la encuesta muestran que estos tratados deben estar enfocados a la reducción de aranceles, al comercio de servicios, a la resolución de conflictos y a la formulación de normas transparentes en los intercambios comerciales.

Uno de los ejemplos más destacados de libre comercio, y que nos atañe de forma directa, lo constituye la UE la cual demuestra cómo entre países vecinos y cercanos se pueden transferir productos y servicios sin aranceles, ni otro tipo de barreras, logrando que las empresas amplíen sus mercados a la vez que se tornan más competitivas. No es casualidad que en esta nueva etapa de la historia económica de Gran Bretaña uno de los objetivos fundamentales de su nuevo gobierno sea mantener el libre comercio con la UE.

Desaceleración y aumento de la deuda pública

En definitiva, a mediados de este año, se está produciendo una pérdida de impulso en el crecimiento económico de España que desgraciadamente, si no se le pone remedio, podría continuar el resto del año. Y eso a pesar de los bajos precios del petróleo, que están volviendo a disminuir, de la política monetaria relajada del Banco Central Europeo y del tono de la política fiscal que debería ser más disciplinada. No se puede olvidar que el incumplimiento de los objetivos de déficit público puede generar un incremento de la deuda pública que podría resultar insostenible.

Así, la deuda del conjunto de las administraciones públicas subió en mayo en 9.932 millones de euros y se situó en 1,088 billones de euros, nuevo máximo histórico, por lo que vuelve a rozar el 100% del PIB (99,94%), según los últimos datos del Banco de España.

En este sentido, se debe de poner coto al gasto público y aumentar los ingresos fiscales para no originar otra crisis económica.

La necesidad de un gobierno estable

Esta necesidad de una política fiscal más ortodoxa y los datos de coyuntura que vienen apareciendo en los últimos meses señalan la conveniencia de aplicar reformas de fondo, que permitan impulsar el crecimiento económico y cambiar la estructura económica de España.

Para ello, España necesita, cuanto antes, un gobierno estable que dé confianza a los inversores nacionales y extranjeros y que aplique medidas que equilibren las cuentas públicas y aumenten la apertura al exterior de nuestra economía, el nivel industrial, el tamaño de las empresas, el gasto en I+D (que genere una mayor innovación y productividad) y la sostenibilidad del sistema de pensiones.

A la espera de ese gobierno, los empresarios y los consumidores podrían estar retrasando sus decisiones económicas, y la espera política se convierte en una de índole económica: una parálisis que no es saludable. Tampoco conviene que las negociaciones de los tratados comerciales internacionales se queden dormidas. Estos tratados son una vía muy importante de oxígeno para la economía mundial y para la española en particular. 

Fuente: Rafael Pampillón. “El motor del libre comercio”. Expansión (página 51). 16 de julio de 2016.

10
Jul

Pensiones: mirando a largo plazo

Escrito el 10 julio 2016 por en Economía española

El próximo gobierno tendrá que resolver varios problemas que aquejan a la economía española, entre ellos los relacionados con las finanzas públicas como son la reducción del déficit de las Administraciones Públicas, la financiación de las Comunidades Autónomas y la sostenibilidad del sistema de pensiones. Una de las claves para resolver estos tres problemas es incrementar el conjunto de los ingresos fiscales. De ahí que la publicación, esta semana, del número de afiliados a la Seguridad Social, en el mes de junio, haya sido recibida con entusiasmo por parte de los agentes económicos. Efectivamente, el volumen de afiliaciones no sólo siguió aumentando en junio, sino que registró el récord de dicho mes en la última década (98.432 afiliados más frente a los 35.085 de junio de 2015). En el último año, la afiliación se incrementó en 503.876 personas. Se alcanzan así los niveles de hace seis años (+17,76 millones). Estas cifras muestran que, cada mes que pasa, hay un mayor número de personas cotizando, lo cual debería incrementar los ingresos y, por consiguiente, facilitar el pago de las pensiones. Sin embargo, no ha sido así.

viejoEl Gobierno en funciones está teniendo dificultades para afrontar el abono de las pensiones de los próximos meses después de pagar la extraordinaria de verano. Es decir,  hay un déficit en la Seguridad Social: un desfase entre los ingresos y los gastos. Por eso para poder cumplir, el Gobierno sacó este mes 8.700 millones de euros del Fondo de Reserva de la Seguridad Social, es decir, de los ahorros generados durante la época de bonanza. Una práctica que ha venido repitiendo desde el año 2012, por lo que este fondo se ha reducido en un 62%. Por tanto, tenemos un problema: el déficit de la Seguridad Social sigue creciendo, a pesar de la recuperación económica, el aumento del empleo y la fuerte reducción del paro (353.250 parados menos en el último año).

El problema demográfico

El origen del problema de las pensiones es puramente demográfico. Por un lado aumenta la esperanza de vida o lo que es lo mismo crece de forma imparable el periodo que va desde la fecha de jubilación hasta que la gente fallece. Por otro, existe una muy baja tasa de natalidad. El resultado es un proceso alarmante de envejecimiento de la población. España se ha convertido en uno de los países más envejecidos del mundo, algo que confirmó el INE en su último informe. Por primera vez en 41 años de registros, la tasa vegetativa (nacimientos menos defunciones) se ha tornado negativa. El 2015 dejó una diferencia de 2.753 personas menos. Asimismo, el informe nos muestra que, por cada mil habitantes, nacieron apenas nueve niños, por lo que la pirámide poblacional está adoptando una forma invertida cada vez más rápido.

Causas del envejecimiento

1º) La baja tasa de fertilidad. España se encuentra entre los 10 países del mundo y los tres de la Unión Europea en los que esta tasa es menor: 1,3 hijos por mujer, cuando la media mundial es de 2,5. Lo que ponen de manifiesto estas cifras es que la población española no está hallando relevo generacional (harían falta 2,1 hijos por mujer). Esto significa que, en unas décadas, no habrá suficiente número de personas para sostener el sistema pensional, lo que causaría no solamente su desequilibrio, sino su colapso. Muchas son las razones que explican la baja natalidad y por qué la población en condición reproductiva ha venido retrasando la edad de tener hijos o incluso se ha abstenido de hacerlo. En los últimos años, han influido también los bajos salarios, las altas tasas de desempleo, las escasas oportunidades laborales para la mano de obra de baja cualificación, y la elevada temporalidad del mercado de trabajo.

2º) La alta esperanza de vida, que, en las dos últimas décadas, pasó de 78 a 83 años, lo cual representa un crecimiento del 5.7%. Por eso España figura entre los 10 países del mundo cuyos habitantes son más longevos.

3º) La tasa de migración, que, desde hace cinco años, es negativa. En 2015, se registró una inmigración de 50.000 personas, tanto nacionales como extranjeras. Esta cifra es la mitad de la de los residentes españoles que emigraron a otros países. En términos netos, esta diferencia representa una fuga de población joven o en edad laboral, en especial de aquélla con edades comprendidas entre los 25 y los 44 años.

Las políticas económicas

Todo esto lleva a pensar que, de no lograrse un aumento en la tasa de natalidad, España tendrá que realizar una política migratoria similar a la aplicada en países como Canadá y Australia, basada en atraer gente joven que logre mantener el sistema de pensiones para los años venideros. Esto favorecería la consecución de una pirámide poblacional que permitiera la sostenibilidad del sistema de pensiones.

De lo contario, España corre el grave riesgo de envejecer rápidamente, con el consiguiente desequilibrio presupuestario que ocasionaría un mayor gasto sanitario y de pensiones. De ahí que diversos organismos internacionales, en sus informes sobre la economía española, suelan insistir en la necesidad de reformar el sistema de pensiones, incluyendo aspectos como alargar la edad de jubilación, eliminar la jubilación temprana, introducir elementos de capitalización o favorecer el incremento de los fondos de pensiones privados. Subir los impuestos y rebajar las prestaciones son otras propuestas, pero éstas resultan más impopulares e ineficientes. Adicionalmente, se deberían implementar políticas de incentivos para estimular el número de nacimientos, con miras a equilibrar la tasa vegetativa.

Como la Comisión del Congreso para el tema de las pensiones lleva años sin tomar las medidas necesarias para resolver el problema de las pensiones, debería ser el nuevo Gobierno que se forme el que tomase la iniciativa. Como hemos señalado más arriba hay mucho camino por recorrer el cual requerirá múltiples esfuerzos, acuerdos y reformas, con el fin de evitar que el pago de éstas siga consumiendo la parte más importante del presupuesto del Estado. Hacer esas reformas es la única manera de garantizar la sostenibilidad económica del sistema de pensiones y de blindarlas frente a un posible colapso futuro. Desde una perspectiva más amplia, pero que incluye también los gastos por pensiones, en este año 2016, las Administraciones Públicas y los partidos políticos deberían ponerse de acuerdo para reducir de forma sensible el déficit público. Ayudas no les faltan: crecen los cotizantes a la Seguridad Social y los ingresos por impuestos y hay menores gastos por prestaciones de desempleo y financieros (por los menores tipos de interés).

Esos vientos propicios han de aprovecharse para que el país navegue hacia puertos más seguros, una travesía que deberá ser larga, trascendiendo la inmediatez acuciante de los cambios coyunturales de cada momento. Más que nunca es necesario un gran alcance de miras, para que seamos capaces de arreglar la sostenibilidad del sistema de pensiones mirando, acordando, planificando e invirtiendo en el largo plazo. Para que, en vez de a las cigarras estivales, nos parezcamos más a la hormiga del cuento, que fue lo suficientemente previsora para no dilapidar su riqueza en verano y, así, poder sobrevivir al invierno.

Rafael Pampillón (IE Business School y Universidad CEU San Pablo) y Carolina Ramírez (Master en Economía por University College of London). “Pensiones: mirando a largo plazo”. Expansión, página 43. 9 de julio de 2016.

9
Jul

El mes decisivo de Brasil

Escrito el 9 julio 2016 por Miguel Aguirre Uzquiano en América Latina

Brasil se encuentra en pleno proceso de moción de censura contra su presidenta Dilma Rousseff (Ahora mismo el país tiene dos presidentes, la Sra Rousseff y el interino Michel Temer), que ha sido apartada de su cargo 6 meses a contar desde el inicio del proceso de destitución el pasado 12 de Mayo. Del 5 al 21 de Agosto se celebran los Juegos Olímpicos en el país pero el mes decisivo para el país no será ese sino el próximo mes de Noviembre
¿Por qué? Dilma Rousseff obtuvo su segunda victoria presidencial el pasado mes de octubre del 2014 con un estrecho margen al obtener el 51,6% de los votos frente al 48,3% del otro candidato Aécio Neves. Su primer mandato se caracterizó por el populismo con medidas como la congelación del precio del coste de los servicios básicos como la electricidad o el agua, el incremento de un número importante de trabajadores públicos y la total falta de reformas. Nada más ser relegida ya se dio cuenta que la situación era insostenible y nombre Ministro de Economía a Joaquim Levy, un economista ortodoxo y con gran experiencia en la Banca Privada, aunque sólo duró hasta diciembre del 2015. Los brasileños han visto como el año pasado al luz les subió más de un 70%, el desempleo ha subido del 9,9% al 12,5% en un año y la inflación creciendo a dos dígitosbetrayal
¿Cuál es la encrucijada de Brasil?
Existe una amplia preocupación que la continuidad de la presidenta, independientemente de los casos de corrupción, traería más populismo y profundizaría en la crisis del país. El cambio de Temer traería quizás la necesidad de realizar las reformas que el país necesita: Atajar el déficit de cuenta corriente, la regulación de los precios de los servicios básicos y el gran endeudamiento de las empresas y el gobierno debido al excesivo crédito de los últimos años . Es fundamental también el papel del Banco Central reduciendo los tipos de interés en cuanto la inflación se controle Sólo así se podría volver a datos de crecimiento en el 2017. Michel Temer no tiene ningún tipo de experiencia empresarial, pero en este caso sus casi 40 años de parlamentario pueden ser fundamentales para lograr la cohesión del fragmentado parlamento brasileño a la hora de tomar medidas no muy populares a corto plazo: La mitad del presupuesto gubernamental se utiliza para el gasto de la Seguridad Social en un país donde la edad de jubilación ronda los 55 años o los gastos de Salud y Educación están actualmente indexados a la inflación
Brasil estaba creciendo al 7,5% en el 2010 y lleva dos años en recesión, si las reformas necesarias son realizadas la deuda se estabilizará y la senda del crecimiento se retomará
Feliz Verano

8
Jul

La oportunidad de España ante el Brexit.

Escrito el 8 julio 2016 por Jose Maria O´kean Alonso en Economía española

El Brexit ha desequilibrado al estructura institucional y financiera europea. Y, con los desequilibrios, surgen las oportunidades. Instituciones europeas establecidas en Londres tendrán que ser reubicabas. Bancos internacionales, agencias de inversión, aseguradoras, delegaciones de multinacionales, plantas industriales tendrán que buscar ubicación dentro del entorno de la zona euro. Algunos de nuestros políticos han visto ya esta oportunidad y han comenzado a posicionarse.

Aun así, este desequilibrio tiene un calado diferente. Algunos países y buena parte de los funcionarios europeos han visto el Brexit como una manera de soltar el lastre que ha impedido a la UE y a la Unión Monetaria seguir avanzando en el sueño europeo. Y, ahora, se proponen intentar dar un salto más hacia la unión bancaria, la armonización fiscal y la unión política, entre una serie de países elegidos.

Es la hora de España. Hemos encontrado nuevamente lo que nos une. Un proyecto de país suficientemente sugerente para unir voluntades y disolver todas aquellas divisiones que hemos estado construyendo en los últimos años.

Si miramos atrás, en los dos ciclos de crecimiento anteriores siempre tuvimos un reto internacional que nos unía y nos ayudaba a dejar de lado nuestras históricas diferencias. Entre 1982 y 1992, España entro en la CEE, en la OTAN y se posicionó en el entorno internacional, entre los grandes países occidentales, organizando en el mismo año una Exposición Universal y una Olimpíada. En el segundo ciclo, entre 1994 y 2007, cumplió el sueño de entrar entre los socios fundadores de la Unión Monetaria Europea y utilizar la misma moneda de esos mismos países que, unos años atrás, nos originaban tantos complejos. Siempre un proyecto de país que nos unía. Siempre un proyecto que miraba al horizonte internacional. A partir de 2009 fue diferente. Sin proyecto de país, hemos ahondado en todo lo que nos divide: que es mucho. Y hemos dejado de lado todo lo que nos une: que es mucho más. Era la primera vez en estas décadas democráticas en que teníamos que enfrentarnos a nosotros mismos. Y, por lo visto en estos últimos años, no somos capaces de hacerlo con espíritu comprensivo, constructivo y tolerante. Algo que estamos demostrando cada día aunque nos duela reconocerlo.

Sin embargo, el Brexit nos ha brindado una oportunidad única para encontrar un nuevo proyecto de país. Lejos de pedir aplazamientos para no cumplir con los principios de reequilibrio presupuestario, debemos hacer un esfuerzo común para alcanzar este reequilibrio rápidamente y poder aspirar así a entrar en los países que van a conformar el nuevo gran país europeo. Tenemos que jugar a que Madrid y Barcelona se conviertan en dos grandes ciudades financieras e institucionales que atraigan inversiones, empleo, ideas y talento. Es el momento de España. Un momento en que debemos poner sobre la mesa de las negociaciones del nuevo Gobierno estos objetivos y enviar una señal nítida y clara a los dos grandes países europeístas, de que queremos avanzar con ellos. Que sea evidente que no vamos a ser un problema para ellos, que no queremos rendirnos ni protegernos, que no queremos asaltar el poder, sino asaltar el futuro.

3
Jul

Los datos publicados esta semana sobre la economía española siguen reflejando una elevada solidez del crecimiento económico y del empleo junto con un aumento de las exportaciones. Por tanto, a pesar del territorio hostil en el que se ha convertido la coyuntura económica internacional, la de nuestro país sigue teniendo un comportamiento muy positivo. No se observa, por ahora, una reducción del consumo y de la inversión provocada por la incertidumbre que podría estar generando la inestabilidad política. ¿Vendrá el lobo? Probablemente venga, pero por ahora no se le ven las orejas.

notas

Es más, esta semana el Banco de España publicó que entre abril y junio de este año la producción de bienes y servicios (PIB) creció un 0,7% respecto al trimestre anterior. Esto supone una ligera caída con respecto al aumento del primer trimestre del año (+0,8%) con respecto al cuarto trimestre del año pasado. Hay que remontarse al tercer trimestre de 2014 para encontrar un crecimiento trimestral menor (que fue del 0,6%). A esta evolución positiva del segundo trimestre de 2016 ha contribuido el aumento de la demanda nacional y también el sector exterior.

Aunque habrá que esperar al 25 de agosto para conocer la información detallada de la Contabilidad Nacional, los datos de coyuntura que disponemos permiten adelantar que el crecimiento del PIB del segundo trimestre fue debido al aumento del consumo (tanto privado como público), al de la inversión, tanto en bienes de equipo como en la construcción de viviendas, y al de las exportaciones.

Déficit público

Lamentablemente, el crecimiento también se incrementa a consecuencia de las medidas electoralistas adoptadas por el conjunto de las administraciones en los últimos meses, las cuales se concretan en más gasto público y menos impuestos; es decir, en una política fiscal expansiva que ha provocado que el déficit del Estado se situase en los cinco primeros meses de este año en el 2,1% del PIB, cuando el objetivo fijado por la Comisión Europea para la Administración Central era del 1,8% del PIB. Es una pena, tal como señala la propia Comisión, que no se esté aprovechado el mayor crecimiento económico para reducir el déficit público y, con ello, la ratio de la deuda.

Sigue aumentando el empleo

Este crecimiento del PIB ha supuesto en el segundo trimestre un avance en el empleo respecto al primero de 120.000 nuevos puestos de trabajo a tiempo completo. Este aumento, unido a la reducción de los tipos de interés y de los impuestos, está generando un repunte de la demanda de los bienes de consumo y del mercado inmobiliario. Una venta de inmuebles que se apoya también en las mayores facilidades para la concesión de créditos hipotecarios.

Así, los datos sobre hipotecas publicados por el INE esta semana muestran que en abril se inscribieron en España 23.607 hipotecas sobre vivienda, un 24,6% más que en el mismo mes de 2015. Además, quienes se endeudaron lo hicieron a tipos más bajos  que el año pasado. La compra de vivienda es un indicador más de que, desde hace dos años, se está reduciendo el desequilibrio del mercado inmobiliario. Una buena noticia para el sector, que ve cómo disminuye el considerable stock de vivienda acumulada durante los años de la burbuja inmobiliaria.

El consumo aumenta y los precios se reducen

Entre los componentes de la demanda nacional, parece que el consumo de los hogares mantuvo un alto ritmo de crecimiento durante el segundo trimestre del año, al igual que en los inmediatamente anteriores. Detrás de ello se encuentran una evolución favorable del mercado de trabajo, la reducción del IRPF y la mejora de las condiciones financieras. A estos factores expansivos habría que unir el aumento de los salarios y la inflación negativa. Efectivamente, el INE publicó esta semana que el Índice de Precios de Consumo (IPC) disminuyó en junio un 0,8% interanual, continuando la tendencia negativa que mantiene desde hace dos años. Los menores precios permiten que los jubilados y los trabajadores lleven dos años ganando poder adquisitivo, lo que incentiva también por esta vía la demanda de bienes de consumo. 

Los precios españoles se redujeron todavía más (-0,9%) si se miden a través del Índice de Precios de Consumo Armonizado (IPCA), que es el que se utiliza para comparar la inflación de los diferentes países de la Unión Económica y Monetaria (UEM). Para el conjunto de la UEM, los precios en términos anuales empiezan a dar signos de subidas: +0,1% en junio (frente al -0,1% interanual del mes de mayo). Una variación positiva que se debió a la subida de los precios del petróleo y al aumento de la inflación en servicios. En el futuro, la inflación va a depender, en buena medida, de la cotización del petróleo, que ha sido muy errática en el último mes, pero que se ha mantenido en torno a los 50 dólares por barril.

Aumentan las exportaciones

Este descenso de los precios españoles, en principio, es una buena noticia para nuestra economía, ya que el diferencial de inflación con la media de la UEM (nuestro principal competidor) sigue siendo negativo (-1%). Esto favorece la mejora de la competitividad de nuestras empresas en los mercados europeos. De ahí que las exportaciones de bienes y servicios españoles a la UEM estén creciendo a un ritmo del 5% anual.

Afortunadamente, el sector exterior español no está siguiendo un comportamiento cíclico. A pesar de que las importaciones se han expandido en los dos últimos años (debido al aumento de la demanda interna) las exportaciones lo han hecho en una mayor proporción. Lo que ha venido confirmado por los datos de balanza de pagos publicados este jueves por el Banco de España: el superávit de la balanza de bienes y servicios en el primer cuatrimestre de este año se situó en 6.900 millones de euros frente a los 5.400 del mismo periodo del año anterior.

El precio del petróleo

Este buen comportamiento del sector exterior español va a depender, en cierta medida, del precio del petróleo. Efectivamente, la situación del mercado de crudo juega un papel importante en nuestra economía, ya que afecta muy directamente, no sólo a la evolución del IPC, sino también  a nuestras importaciones y, por tanto, a la balanza comercial. En la actual coyuntura, el precio futuro del crudo dependerá de tres factores:

1) los acuerdos de la OPEP para reducir la producción y, además, dentro de la OPEP la decisión de dos de sus miembros: a) Irán (que de nuevo está empezado a bombear) y b) Nigeria (que está recuperando parte de la producción que había perdido por los ataques terroristas);

2) la reacción de la oferta de los productores de fuera de la OPEP, en particular del petró­leo no convencional (obtenido por “fractura hidráulica”) de Estados Unidos y la evolución de la producción en Noruega que se puede reducir por huelgas en el sector); y

3) la reducción de la de­manda de petróleo, por el riesgo de menor crecimiento en China y otras economías emergentes.

En resumen, a lo largo del segundo trimestre de este año la economía española avanzó a un ritmo sostenido y sólido que la coloca entre las economías más dinámicas de la UEM. Se confirma, además, que sigue instalado en la economía el patrón de crecimiento en que los aumentos de la demanda interna se producen con aportaciones positivas del sector exterior. Es decir, los empresarios se han ido convenciendo de que es un error poner sus esperanzas solamente en el mercado nacional. Y esta vocación exportadora de las empresas es la principal transformación de la economía española en los últimos años.

Fuente: Rafael Pampillón. “Buenas notas de final de curso para la economía española”. Expansión 2 de julio de 2016. Página 34.

26
Jun

Brexit, nacionalismos y antisistemas.

Escrito el 26 junio 2016 por Jose Maria O´kean Alonso en Economía Global, Unión Europea

La esencia del denominado “sistema” es el comercio, el mercado, competir. El mercado tiene conocidos fallos que recoge cualquier libro de Economía, pero es el mejor sistema de asignación de recursos, el que hace que nos esforcemos más, el que incorpora con más acierto los avances tecnológicos, el sistema que mejor permite a los países crecer y alcanzar mayores cotas de bienestar. Es cierto que el Estado tiene que velar por la competencia en los mercados. También es cierto que, en la mayoría de los países occidentales, por la voluntad de sus ciudadanos,  se le pide al Estado que dote de más recursos a la sanidad, la educación, la protección de los mayores y las personas necesitadas. Pero el comercio es la esencia del sistema y hasta ahora todos los países occidentales habían perseguido integrarse en áreas comerciales mayores, con menos aranceles y menos costes de transacción, que ofrecieran más oportunidades para el progreso de las naciones. Y sin embrago, de repente, el Brexit ha abortado este camino y nos ha mostrado una realidad diferente.

El Reino Unido, o quizás Inglaterra sin Londres, y Gales, han renunciado al mayor mercado del mundo, al espacio económico con la población con mayor poder adquisitivo y a alejarse a la integración de países con sistemas democráticos y de bienestar social más consolidados.

Sin duda, el impacto del Brexit va a depender del proceso de negociación entre el Reino Unido y la Unión Europea, pero es evidente que el sector exterior de la economía británica y de los países que comercian con ella se va a resentir. La economía real tendrá que esperar a esta negociación para saber el impacto de esta medida. El comercio de bienes y servicios se resentirá. El turismo se resentirá. Las rentas y transferencias realizadas entre los residentes de ambos bloques comerciales disminuirán y el movimiento de las personas no va a ser el mismo.

Pero esto ocurrirá a medio plazo, después de la negociación. Mientras las expectativas han cambiado y el Consumo y la Inversión moderarán la Demanda Interna. Y aún a más corto plazo, la economía financiera ha reaccionado buscando activos más rentables, monedas menos inciertas y modificando las expectativas sobre los beneficios futuros de aquellas empresas con fuertes intereses en el espacio británico. Y en el fondo del escenario: el futuro de la city; la plaza financiera con la que Europa competía en los mercados mundiales a la que habrá que buscar una institución financiera sustituta.

Las primeras reacciones ante el proceso de desacoplamiento nos han llevado a todos a buscar el símil del divorcio de una pareja. Simplificando mucho, hay tres tipos de divorcios: el divorcio reflexivo, el divorcio vengativo y el divorcio cínico.

La primera tipología parece que es la deseada por Alemania. Esperar, pensar las cosas y buscar establecer una relación que perjudique a las partes lo menos posible. Francia y las Instituciones Comunitarias parece que afrontan un divorcio vengativo, poniendo las maletas de la pareja en la puerta y pensando que en el fondo es una liberación dejar de convivir con alguien que casi nos ha hecho la vida imposible. Y, según parece, UK va a seguir el comportamiento propio del divorcio cínico: “me voy pero quiero que todo siga igual; retraso mi salida, retraso la negociación y el posible acuerdo y mientras hago lo que quiera”. Tendremos que estar atentos si lo reflexivo de unos permite el cinismo de otros o la venganza y el aviso a navegantes se impone en la negociación.

Sin embargo, deberíamos plantearnos si, quizás, este proceso del Brexit, lejos de ser un fenómeno aislado y anecdótico sea un indicio más de una tendencia que empieza a vislumbrase, ante la proliferación de partidos nacionalistas y xenófobos, de un lado, y los grupos antisistemas de otro. Quizás lo que estamos viviendo es una reacción de los países occidentales al comercio. Una manera de protegerse que pide la parte de la población que piensa que no puede competir en la economía global actual.

Indudablemente la economía global precrisis, ha originado la emergencia de países que han conseguido un nivel de bienestar superior y lo han hecho con esfuerzo y compitiendo, pero ha dejado en evidencia a una buena parte de la industria manufacturera de los países occidentales y originado una tasa de paro elevada en muchos de estos países. La crisis financiera ha acelerado esta tendencia y ha aumentado la desigualdad entre aquellos que se han adaptado a las nuevas reglas de juego, dominadas principalmente por el cambio tecnológico, y muchos otros que no han podido o no han hecho el esfuerzo suficiente. Ahora vemos que la manera de reaccionar a esta situación, por buena parte de la población de estos países afectados, ha sido buscar la protección y negarse a competir, cerrando las fronteras como piden los nacionalistas o buscando el paraguas protector del Estado y cuestionando el comercio como hacen los movimiento antisistemas. En el fondo ambos movimientos afrontan la misma evidencia: un mundo más global, más competitivo y más exigente; y lo hacen de la misma manera, huyendo del reto, buscando una economía más cercana y pequeña que se pueda controlar con más facilidad y esté menos expuesta a la incertidumbre global. Un camino contrario al que nos ha llevado hasta aquí y que cada vez que se ha emprendido en la historia económica nos ha llevado a enfrentamientos y pobreza. Ideológicamente, nacionalismos y antisistemas parecen diferenten y opuestos, pero en el fondo persiguen lo mismo: defenderse, protegerse, rendirse ante los retos del futuro. Y las naciones rendidas ven el futuro con temor.

25
Jun

Votar en clave económica

Escrito el 25 junio 2016 por en Uncategorized

Después de seis meses de espera, mañana más de 36 millones de españoles estamos llamados a votar para decidir quién gobernará nuestro país durante los próximos cuatro años. El nuevo gobierno tendrá que enfrentarse a dos problemas graves que sufre nuestra economía: a corto plazo, equilibrar las cuentas públicas, y a medio, seguir acometiendo reformas estructurales que aumenten la productividad. Tanto el Banco de España como la Comisión Europea han expresado su honda preocupación por estos dos temas: incrementar la productividad para que crezca la economía, y reducir el elevado déficit público, de modo que la deuda continúe bajando del 100% del PIB.  

Este decrecimiento de la deuda generaría un clima de confianza en los mercados que permitiría mantener bajos los tipos de interés, acrecentaría las inversiones extranjeras y mejoraría las expectativas empresariales. Por eso, quizá lo más urgente, aunque no lo más importante, sea reducir el déficit para que la deuda pública deje de crecer. Para ello se precisa disminuir el gasto.  

Las propuestas económicas de PP, PSOE y Ciudadanos para los próximos cuatros años parece que van en la buena dirección: es necesario reducir la deuda y cumplir con lo acordado con la Comisión Europea. Sólo Unidos Podemos (UP) es partidario de aumentar el gasto público de forma desorbitada (60.000 millones más durante la próxima legislatura), para lo cual propone derogar la modificación del artículo 135 de la Constitución. Una reforma que por ahora sigue vigente y que exige que todas las administraciones públicas se ajusten al principio de estabilidad presupuestaria, por lo que no pueden incurrir en un déficit estructural que supere lo establecido.  

Cambios fiscales 

Para alcanzar los objetivos de estabilidad y a la vez incrementar el gasto público, UP quiere aumentar el número de tramos del IRPF y elevar el tipo marginal de 45% al 55%. Desgraciadamente, esta medida no supondría una subida de la recaudación, complicaría el impuesto, desincentivaría la actividad empresarial y laboral, y fomentaría la economía sumergida. Los tributos excesivos que propone Podemos causarán en el contribuyente medio pérdidas de bienestar que no serían compensadas por lo que recibiría del Estado. Asimismo, UP propone eliminar las SICAV y crear un impuesto sobre las transacciones financieras. 

En definitiva, si gobernara Podemos, todos estos cambios impositivos podrían deprimir la confianza empresarial y, con ella, podrían caer el ahorro, las inversiones, el crecimiento económico, el empleo y el consumo y, como consecuencia, se produciría un descenso sensible de los ingresos fiscales.

También el PSOE quiere subir el IRPF. En cambio, PP y Ciudadanos abogan por una disminución. El primero propone quitar dos puntos de cada tramo, mientras que el segundo recomienda reducirlo para los cuatro primeros tramos. 

Sin embargo, el crecimiento económico no puede provenir solo de las rebajas fiscales que aumenten la demanda de consumo. Por eso, el PP, si gobernase, iría un poco más allá, centrando su programa en el crecimiento de la oferta productiva  lo que significaría aumentos de la productividad. 

Aumentar la productividad 

España necesita un gobierno que eleve la productividad de nuestra economía como factor fundamental para a) prolongar la fase expansiva del ciclo económico con el fin de generar un crecimiento estable y duradero a largo plazo,  b) consolidar nuestra presencia en el exterior y c) resolver los dos problemas estructurales más importantes que tiene planteados nuestra economía: la elevada tasa de paro y la sostenibilidad del sistema de pensiones. Por eso, tanto PSOE, como PP y Ciudadanos proponen invertir en tecnología y formación de los trabajadores, a fin de mejorar la productividad y la competitividad. 

La decisión del pueblo británico de salir de la Unión Europea pone encima de la mesa, ahora más que nunca, la necesidad de mejorar la competitividad de la economía española. Las exportaciones con destino en Reino Unido se encarecerán por la reaparición de las tasas arancelarias y la depreciación de la libra esterlina. Por tanto, los fabricantes españoles tendrán que compensar esta reducción de la demanda por parte de las islas británicas con aumentos de competitividad que permitan obtener mayores cuotas de mercado en otros destinos. No está de más recordar que la competitividad de las exportaciones españolas ha sido la gran protagonista de la salida de la crisis y que contar con un sector exportador tecnológicamente desarrollado nos preparará para sortear con éxito las crisis que vendrán en un futuro. Y, en le futuro, esos aumentos de competitividad pasan por crecer en productividad. ¿Qué tiene que hacer el nuevo gobierno para incrementarla?

1) seguir insistiendo en la necesidad de un sistema educativo que premie la excelencia y que mejore el capital humano de las empresas, 2) dotar a éstas de más innovación (facilitando, por ejemplo, el aumento de la inversión en I+D), 3) conseguir una energía más barata, 4) alcanzar una mayor unidad de mercado o, lo que es lo mismo, reducir los costes de las empresas que se derivan de las diferentes normativas autonómicas y municipales y 5) favorecer el crecimiento en tamaño de las empresas.

Aumentar el tamaño de las empresas 

En este sentido, Ciudadanos propone auditar la actual normativa mercantil, para detectar y eliminar las barreras que impiden el crecimiento de las pequeñas y medianas empresas. Ello se debe a que  las compañías españolas de más de 250 trabajadores son tan productivas como sus homólogas europeas. Por tanto, el que la productividad del país no sea mayor se debe al gran peso que tienen en nuestra economía las pequeñas empresas, muy superior al de la media comunitaria. 

Es sabido que un menor tamaño nos hace más vulnerables. Las pequeñas empresas aparecen y desaparecen con mayor facilidad, ya que son más dependientes de las condiciones coyunturales del país. Un problema que se transmite al mercado de trabajo, ya que los negocios de menores dimensiones tienden a crear empleo temporal. Una dinámica que tiene como resultado mayores niveles de paro.  

Además, aumentar el tamaño de las empresas mejora la cualificación de la mano de obra, reduce costes, resulta clave para exportar productos de alto valor añadido, consolida el tejido industrial, dinamiza y abarata la prestación de servicios que reciben los ciudadanos; en definitiva: potencia la situación económica del país y, con ella, el bienestar de los ciudadanos.  

Mantenimiento de las pensiones 

Los aumentos de productividad no sólo van a mejorar el mercado laboral sino que también, como propone el PP, pueden brindar la solución del otro gran problema de nuestra economía: la sostenibilidad del sistema de pensiones. La existencia de altas tasas de productividad puede acelerar el crecimiento del PIB y contribuir así a su mantenimiento. A mayor productividad, mayor producción, mayores salarios, mayores pagos en concepto de cotizaciones sociales y mayor recaudación para la Seguridad Social.  

Todos estos factores tendrían que animar al votante a decantarse por una opción política que apueste por los pilares que sustentarán la recuperación de nuestra economía: contención en el gasto, disminución de la deuda, aumento de la competitividad y de la productividad. Lean los programas electorales y decidan. Nos estamos jugando el futuro de nuestro país.

Fuente: Rafael Pampillón. “Votar en clave económica”. Expansión 25 de junio de 2016. Página 38.

19
Jun

El jueves los ciudadanos británicos están llamados a las urnas para votar si siguen o no en la Unión Europea (UE). Tras una campaña que no ha dejado a nadie indiferente, las encuestas están dando como ganadora a la opción de que el Reino Unido abandone la UE. En las últimas semanas, la probabilidad del Brexit se ha incrementado, pero el resultado final del referéndun estará en manos de los indecisos, que se sitúan en torno al 20% del electorado.

Esta incertidumbre está generando una gran conmoción en los mercados mundiales y en las decisiones de política económica, tales como la abrupta depreciación de la libra (más del 11% en los últimos meses), la decisión de la FED de aplazar la normalización de sus tipos de interés, la fuerte bajada de las bolsas, el apetito hacia valores refugio como es el bono alemán o el oro (ha subido un 6% en el último mes), la subida generalizada de la prima de riesgo de los bonos de los países periféricos de la UE o la reducción del precio del petróleo durante la última semana (-9%).

Colapso económico

En definitiva, la economía mundial se está resintiendo ante la posibilidad de que  el Brexit se convierta en una realidad. Pero los efectos más negativos se producirían en la propia economía británica. Sus exportaciones tendrían que pagar a la UE el arancel común europeo. Sería el mismo que ahora están soportando las importaciones de países extracomunitarios, como pueden ser Rusia, India o Estados Unidos. Esto supondría una pérdida de competitividad (efecto frontera) de las exportaciones británicas. Además, es muy posible que Reino Unido aplicase aranceles a las importaciones provenientes de la UE, con el fin de proteger sus empresas frente a la competencia del continente.

Este aumento de aranceles por ambas partes provocaría una reducción del comercio internacional y una menor eficiencia económica, lo que disminuiría las oportunidades de generar ventajas competitivas. Una pena, ya que, tal como señalaron hace más de 200 años los británicos Adam Smith y David Ricardo (los padres de la economía moderna), el comercio internacional contribuye poderosamente a aumentar la renta y la riqueza de los países. Posteriormente, otros teóricos de la economía también se han encargado de demostrar con modelos más o menos sofisticados los beneficios que éste reporta. De ahí que la mayoría de los economistas defiendan las zonas de libre comercio como un instrumento que mejora las condiciones de vida y de trabajo de todos los que participan de él.

También el libre flujo de capitales mejora la eficiencia de la economía mundial, ya que permite una mejor asignación de los recursos productivos. Hasta ahora, Reino Unido era uno de los países favoritos de los inversores de todo el mundo, y en especial de la UE, para realizar Inversión Extranjera Directa. Sin embargo, si se produce el Brexit, y ante la expectativa de menores ventas, tanto de bienes como de servicios, parece probable que parte de las empresas radicadas en Reino Unido se vayan. Se trasladarían fuera de sus fronteras para continuar trabajando en un territorio que formase parte de la UE y de su mercado único. Así las cosas, no puede sorprender que, dependiendo del resultado del referéndum del jueves, muchas empresas (incluidos algunos bancos) decidan cambiar su residencia fiscal.

Esta huida de capitales generaría una pérdida de poder de la City de Londres, que es el mayor centro financiero de Europa gracias, en no poca medida, a la pertenencia de Reino Unido a la UE. No puede extrañar, por tanto, que gran parte de las entidades financieras decidan desplazar sus oficinas a otros puntos de Europa, como París y Fráncfort, donde tendrían más facilidades para hacer negocio.

La consecuencia inmediata de todo este proceso (menor comercio internacional, cierre de empresas, salida de establecimientos financieros y menores flujos de capitales) sería una caída del PIB británico y una pérdida de su aparato productivo, lo que al final generaría una disminución importante del empleo. Es más ningún estudio serio estima que se vaya a producir un beneficio para Gran Bretaña, en términos de crecimiento o renta per cápita, si triunfase el sí a la salida. El último, publicado por la London School of Economics, ha calculado que el Brexit supondría para el Reino Unido una caída entre el 6,5% y el 9,5% de su PIB.

 

Crisis política y de seguridad

 

Por último esta crisis económica desembocaría en una crisis política. Es imposible estimar el impacto aproximado que tendría a largo plazo un Brexit para Reino Unido. Pero, a corto, es previsible que le costara el puesto al primer ministro, David Cameron. Y es que los defensores del Brexit no confiarían en él para dirigir las negociaciones de salida de la UE; en cualquier caso Cameron habría perdido mucha credibilidad durante todo el proceso, y lo lógico es que dimitiera.

 

Además, se podrían crear problemas internos dentro de los diferentes países que conforman Reino Unido. En principio, parece que Inglaterra y el País de Gales están de acuerdo con la salida de la UE para reducir el número de inmigrantes y eliminar los peligros que acechan a la industria del acero por las legislaciones comunitarias. Sin embargo, Irlanda del Norte y Escocia prefieren quedarse en el bloque europeo. Por tanto, en el caso de que gane el Brexit, en Escocia se reforzarían los movimientos independentistas e Irlanda perdería los subsidios para su agricultura, un punto candente. Tendría, además, mayor dificultad para vender sus productos en la frontera con Irlanda del Sur. A esto se sumaría una mayor limitación para el movimiento de personas entre las dos Irlandas lo que debilitaría los procesos de paz entre ambas.

 

Por último, no hay que olvidar el tema de la seguridad, que en estos días ha adquirido mucha relevancia debido a los diferentes atentados que se han producido en varios países del mundo. Una gravísima problemática que ha alcanzado su más cruda expresión en el asesinato de la diputada laboralista Jo Cox en plena campaña, lo que pone de manifiesto las intolerables consecuencias que puede acarrear un exacerbamiento de las posturas y la consiguiente división social. En este sentido, cuanto más unida esté Europa mejor funcionarán los servicios de inteligencia, será más fácil hacer frente al terrorismo y a la violencia de los radicales y se gestionarán mejor los procesos migratorios.

El referéndum del jueves será histórico para el futuro económico de Reino Unido y de la UE. Tanto si el Reino Unido se va como si se queda, la UE se habrá debilitado irremediablemente. Hemos pasado de ser un club donde todos los países europeos querían entrar a otro del que algunos pueden desear salir. Efectivamente, a partir de ahora cualquier miembro de la UE, como por ejemplo Holanda o Dinamarca, tiene más fácil plantear en el futuro un referéndum similar al británico. Esto generará incertidumbre en los mercados y condicionará las decisiones de inversión dentro de la UE.

Así las cosas, los ciudadanos británicos se juegan el jueves su futuro. Pero tienen que saber que iniciar un proceso de separación implicará ahuyentar a los inversores, debilitar su economía y aumentar el desempleo.

Fuente: Rafael Pampillón y Carolina Ramírez. “El Brexit, una pésima decisión económica y política”. Expansión 18 de junio de 2017. Página 25.

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