Entradas Etiquetadas con ‘reforma del mercado laboral’

20
Jun
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    [post_content] => Fuente: "¿Es hora de subir los tipos?" publicado ayer en El Mundo. Suplemento Mercados (página 4).

La semana pasada la rentabilidad del bono español a diez años se disparó al 5,75%, frente al 2,95% del bono alemán. Este diferencial de 2,8 puntos marcó el récord del año y pone de manifiesto que los mercados financieros están perdiendo su confianza en la deuda española. ¿Cuáles son las causas? 1) el “efecto contagio” de la insolvencia de la deuda griega y 2) que el mercado está perdiendo la esperanza de que el Gobierno de España vaya a continuar con las reformas económicas, especialmente las conducentes a reducir el gasto público de las Comunidades Autónomas y Ayuntamientos.

Tan pronto las autoridades europeas llegaron, el viernes, a un principio de acuerdo sobre un posible rescate a Grecia la prima de riesgo se redujo y se situó en el 2,6%. Economy WeblogPero si el Gobierno de España no profundiza en las reformas que están pendientes, tendentes a mejorar la productividad de nuestra economía, la prima de riesgo volverá a subir. 

De hecho seguimos con tipos de interés excesivamente altos, porque estamos bajo la mirada de los mercados y cualquier noticia negativa encarece nuestra deuda soberana lo que no sólo aumenta el gasto público sino que dificulta también la financiación privada, puesto que la deuda pública es una referencia para los tipos de interés que deben pagar, empresas, bancos y cajas a sus acreedores.

 Cuadro: Crédito del BCE al Sistema Bancario Español.

La financiación bancaria

Todo el esfuerzo que han hecho los bancos para recuperar el acceso a la financiación en los mercados internacionales se está perjudicando. Como consecuencia, en los ultimos meses, se ha producido un retroceso en las emisiones de bonos bancarios y, para compensarlo, un aumento del crédito concedido por el Banco Central Europeo (BCE) al sistema bancario español, que registró en mayo un notable aumento, alcanzando los 53.000 millones de euros (lo que supone un incremento del 26% respecto al dato de abril). Es la cifra más alta desde el mes de enero. Desgraciadamente, y para empeorar aún más la situación, el tipo de interés de ese crédito está aumentando.

Economy Weblog

Foto: Reunión mensual del Consejo de Gobierno del BCE.

Subida de los tipos de interés del BCE

Efectivamente, el BCE en su reunión de política monetaria de la pasada semana avisó que es muy probable que en su próxima reunión, fechada para el 7 de julio, se produzca una nueva subida de tipos de interés (del crédito que concede al sistema bancario) de 0,25 puntos, lo que aumentará los costes de financiación del sistema bancario de la Eurozona y, por tanto, subirán también los tipos de interés de los créditos que conceden los bancos y las cajas de ahorros a sus clientes. Como es sabido el BCE ya subió los tipos en el mes de abril de este año, desde el 1% al 1,25%, después de 23 meses de mantenerlos inalterados. La razón de esta subida se encuentra en que el BCE considera que la inflación sigue siendo muy elevada. Y aunque en el mes de mayo la inflación de la Eurozona retrocedió una décima situándose en el 2,7% todavía supera el objetivo del BCE, que es el 2%.

Es más, los mercados no sólo están descontando la subida que parece habrá en julio sino también otra más en lo que queda de año. Por lo que no es descartable que los tipos oficiales se sitúen a finales de 2011 en el 1,75%. El euríbor que ahora está situado en el 2,14% podría cerrar el año en torno al 2,5%. Estas posibles subidas de tipos previstas serán una apuesta demasiado arriesgada para la maltrecha economía de la Zona Euro.

Problemas económicos de la subida de tipos

De ahí que el BCE debería considerar no sólo los riesgos de inflación, provocados por el alza en los precios de la energía, sino también los efectos negativos de esa política monetaria restrictiva. Efectivamente, el encarecimiento del dinero generará muchos problemas ya que: 1) reducirá el crecimiento económico de la Eurozona con el riesgo de que aumente el desempleo; 2) incrementará los costes financieros para los bancos y las empresas; 3) los aumentos de los pagos para las familias que tienen hipotecas hará que los ciudadanos consuman menos, lo que, también por esta vía, frenará la economía; 4) apreciará todavía más el euro, lo que hará disminuir la competitividad de las exportaciones de la Eurozona, poniendo también en peligro, por esta vía, el crecimiento económico y el empleo y 5) agravará, todavía más el coste del excesivo endeudamiento público y privado de los países periféricos.

La necesidad de las reformas

Para España, con casi cinco millones de parados, de los que la banca calcula que la mitad tiene hipotecas, la noticia de subida de tipos es mala, ya que de ellos 1,3 millones son parados de larga duración, por lo que al perder el subsidio de desempleo complica todavía más el pago de las cuotas hipotecarias. Hasta ahora las familias han aguantado con una morosidad baja, pero con el paro y la subida de tipos empezará a crecer.

Por lo tanto, sería deseable que el BCE, en su reunión de julio, dejase los tipos de interés inalterados. Por su parte, el Gobierno de España, para evitar una crisis de la deuda pública como la que tuvimos en junio del año pasado, debería continuar con las reformas: 1) acelerar la solución a los problemas de las Cajas de Ahorros, 2) reducir el gasto en las Comunidades Autónomas y 3) flexibilizar todavía más el mercado de trabajo para que las empresas sean más competitivas y pongan a trabajar a la gente joven. Si lo hacemos devolveremos la confianza a los empresarios y a los inversores y España volverá a la senda del crecimiento económico. Si no lo hacemos, los mercados seguirán desconfiando de nuestra capacidad de pago, aumentará la prima de riesgo, como ha ocurrió la semana pasada, y el Estado tendrá más problemas para colocar su deuda.

Fuente: Rafael Pampillón. "¿Es hora de subir los tipos?" El Mundo. Suplemento Mercados (página 4). 19 de junio de 2011.
    [post_title] => ¿Es hora de subir los tipos de interés?
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Fuente: «¿Es hora de subir los tipos?» publicado ayer en El Mundo. Suplemento Mercados (página 4).

La semana pasada la rentabilidad del bono español a diez años se disparó al 5,75%, frente al 2,95% del bono alemán. Este diferencial de 2,8 puntos marcó el récord del año y pone de manifiesto que los mercados financieros están perdiendo su confianza en la deuda española. ¿Cuáles son las causas? 1) el “efecto contagio” de la insolvencia de la deuda griega y 2) que el mercado está perdiendo la esperanza de que el Gobierno de España vaya a continuar con las reformas económicas, especialmente las conducentes a reducir el gasto público de las Comunidades Autónomas y Ayuntamientos.

Tan pronto las autoridades europeas llegaron, el viernes, a un principio de acuerdo sobre un posible rescate a Grecia la prima de riesgo se redujo y se situó en el 2,6%. Economy WeblogPero si el Gobierno de España no profundiza en las reformas que están pendientes, tendentes a mejorar la productividad de nuestra economía, la prima de riesgo volverá a subir. 

De hecho seguimos con tipos de interés excesivamente altos, porque estamos bajo la mirada de los mercados y cualquier noticia negativa encarece nuestra deuda soberana lo que no sólo aumenta el gasto público sino que dificulta también la financiación privada, puesto que la deuda pública es una referencia para los tipos de interés que deben pagar, empresas, bancos y cajas a sus acreedores.

 Cuadro: Crédito del BCE al Sistema Bancario Español.

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12
Abr

Mercado de trabajo y fertilidad

Escrito el 12 abril 2011 por María Jesús Valdemoros en Economía española

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    [post_content] => Hace un par de décadas, España se convertía en una de las primeras naciones del mundo en situar sus tasas de fertilidad por debajo de 1,3 hijos por mujer. Se trata de una fertilidad tan inferior los niveles de reposición (2,1 hijos por mujer) que los demógrafos la denominaron lowest-low fertility (fertilidad baja más baja). Con esa denominación se subrayaban también sus enormes efectos sobre la estructura y tamaño de la población.  A saber, que en combinación con la creciente esperanza de vida, nos veíamos abocados a las consecuencias del envejecimiento (consecuencias de las que hemos sido testigos directos recientemente con la reforma de las pensiones).



La explicación tradicionalmente esgrimida para dar cuenta de la caída de la fertilidad es la incorporación de la mujer al mercado de trabajo. Esta variable ha estado presente en el caso español, pero no basta para explicar la bajísima fertilidad, pues encontramos que en otros países europeos tanto las tasas de actividad femeninas como las de fertilidad son superiores a las españolas. Hay, por tanto, peculiaridades de nuestro país que deben tener algo que ver.

La decreciente fertilidad registrada en España durante lustros puede separarse en dos componentes distintos, aunque muy conectados: el retraso en la edad de la maternidad y la reducción del número de hijos deseados. Ambas son decisiones racionales, condicionadas por el coste de oportunidad de ser madre. Coste en el que el funcionamiento del mercado laboral es decisivo. Veamos por qué.

Si una mujer sale del mercado de trabajo para ser madre, deja de percibir salario durante el tiempo dedicado al hijo, y pierde renta esperada también por la experiencia laboral no acumulada y por la mayor probabilidad de desempleo futuro.

Por tanto, lo lógico es esperar un retraso en la edad de la maternidad y una menor fertilidad siempre que las rigideces del mercado laboral creen incertidumbres para la madre potencial. Así ocurre en España, donde las mujeres han tenido que hacer frente a mayores tasas de paro y temporalidad que los hombres españoles y las mujeres de otros países, lo que también las ha llevado a dedicar más tiempo a su formación como mecanismo de protección ante el impacto de esas eventualidades

La crisis también golpea a la natalidad

Cierto repunte de la fertilidad experimentado en los primeros años del presente siglo llevó a pensar  que la misma había caído  por la decisión de las mujeres de retrasar su maternidad y que conforme las jóvenes que pospusieron su maternidad se acercaban a los 30 años, aumentaban su probabilidad de ser madres y la tasa de fertilidad.

Pero la crisis ha dado al traste con esa recuperación. El deterioro de las condiciones laborales dificulta la decisión de ser madre (y padre), lo que podría provocar la caída de la fertilidad
Número medio de hijos por mujer según la nacionalidad de la madre
  Española Extranjera Total
2002 1,21 2,05 1,26
2003 1,26 1,90 1,31
2004 1,28 1,79 1,32
2005 1,30 1,70 1,34
2006 1,33 1,70 1,38
2007 1,33 1,75 1,39
2008 1,38 1,81 1,46
2009 1,33 1,67 1,39
Jul09-Jun10 1,32 1,65 1,38
Fuente:INE Los datos corroboran esa idea. La fertilidad ha caído tanto entre las mujeres españolas como entre las extranjeras, haciendo que la tasa de fertilidad total vuelva a situarse por debajo de 1,4 hijos por mujer. Así las cosas, una reforma del mercado laboral que flexibilizara su funcionamiento, permitiendo crear más empleo en el momento de la recuperación y facilitando a las mujeres compaginar maternidad y trabajo, parece una medida también necesaria desde consideraciones de largo plazo como las demográficas. Una razón más para avanzar en una reforma que hasta el momento sólo puede calificarse de muy tímida [post_title] => Mercado de trabajo y fertilidad [post_excerpt] => [post_status] => publish [comment_status] => open [ping_status] => open [post_password] => [post_name] => mercado-de-trabajo-y-fertilidad [to_ping] => [pinged] => [post_modified] => 2023-12-13 13:43:07 [post_modified_gmt] => 2023-12-13 12:43:07 [post_content_filtered] => [post_parent] => 0 [guid] => https://economy.blogs.ie.edu/?p=9932 [menu_order] => 0 [post_type] => post [post_mime_type] => [comment_count] => 6 [filter] => raw )

Hace un par de décadas, España se convertía en una de las primeras naciones del mundo en situar sus tasas de fertilidad por debajo de 1,3 hijos por mujer. Se trata de una fertilidad tan inferior los niveles de reposición (2,1 hijos por mujer) que los demógrafos la denominaron lowest-low fertility (fertilidad baja más baja). Con esa denominación se subrayaban también sus enormes efectos sobre la estructura y tamaño de la población.  A saber, que en combinación con la creciente esperanza de vida, nos veíamos abocados a las consecuencias del envejecimiento (consecuencias de las que hemos sido testigos directos recientemente con la reforma de las pensiones). Seguir leyendo…

29
Mar

Salarios, productividad y negociación colectiva

Escrito el 29 marzo 2011 por Daniel Fernandez Kranz en Economía española

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    [post_content] => El diputado de IU, Gaspar Llamazares  registró el pasado viernes una proposición no de ley en el Congreso contraria a ligar los salarios exclusivamente a la productividad y a cualquier restricción de la "indexación salarial" (la práctica de ajustar los crecimientos salariales a la tasa de inflación pasada cuando ésta ha superado la prevista). Esta proposición no de ley se enmarca dentro del proceso de reforma de la negociación colectiva, cuyo principal caballo de batalla tiene que ver con la supuesta falta de relación entre los crecimientos salariales pactados en convenio y la evolución de la productividad laboral en España.

Los incrementos salariales pactados en convenio han estado siempre alejados no sólo de la evolución de la productividad laboral, sino también de otros indicadores macroeconómicos como el empleo o el crecimiento de nuestro PIB (ver gráfico 1. Fuentes: FMI, INE y Ministerio e Trabajo). Es especialmente sorprendente el dato de 2009, año en el que la subida salarial media pactada en convenio fue del 2,5% al mismo tiempo que se destruía el 7,5% del empleo.

Economy Weblog

En el gráfico se muestra que la única variable a la que parece ligada la evolución de los salarios pactados en convenios es la inflación. Esto se debe a que la práctica habitual es fijar subidas salariales en función de la inflación prevista y ajustar estas subidas si la inflación finalmente experimentada es superior a la prevista (los salarios pactados en convenio no se ajustan ex post cuando la inflación acaba siendo inferior a la prevista). Esto tiene un doble efecto negativo sobre nuestro índice de precios. Retroalimenta las tendencias alcistas y aumenta su resistencia a la baja. No es de sorprender que nuestra tasa de inflación haya sido un punto y medio superior a la de los países de nuestro entorno en los últimos diez años, lo que ha mermado nuestra competitividad y empleo. En cierta medida da la impresión que los sindicatos actúan como una empresa que fija el precio de su producto sin importarle ni el nivel de ventas ni la evolución de la calidad de ese producto. Cualquier empresa que actuase de este modo quebraría en cuestión de pocos años. ¿Qué permite a los sindicatos funcionar de esta forma? Parte de la respuesta pasa necesariamente por reconocer que el sistema actual de negociación colectiva y de regulación del mercado de trabajo permite que los sindicatos sufran poco las consecuencias de sus propias decisiones. Economy Weblog Su público objetivo más directo, los afiliados, acostumbran a ser trabajadores de grandes empresas muy protegidos por la legislación laboral vigente en nuestro país (protección al despido para los que disponen de un contrato indefinido). Esta clientela es fiel pero reducida. En España, la afiliación sindical es de las más bajas de Europa (alrededor del 15%), pero la cobertura salarial – el porcentaje de trabajadores cuyos salarios se ven afectados por los convenios sindicales – es de las más amplias (un 80%) (ver gráfico 2. Fuente: OCDE). Así, los sindicatos en España tienen un gran impacto pero responden ante un público reducido y protegido de sus propias decisiones. Los trabajadores de las PYMES y los trabajadores con contrato temporal son los más negativamente afectados por aumentos desproporcionados de salarios en convenio colectivo, pero no están representados en las decisiones de los sindicatos que normalmente se toman a nivel provincial y sectorial. Bien por falta de tamaño, en el caso de los trabajadores de las PYMES, bien por falta de antigüedad en la empresa, estos trabajadores no participan en las elecciones sindicales. Todo ello se ve reforzado por la extensión administrativa de los acuerdos sindicales, la dificultad de ‘descuelgue’ a nivel de empresa,  y por la ‘ultraactividad’, la extensión automática en el tiempo de los convenios en caso de no llegarse a un acuerdo para su renovación. ¿Qué hacer? Prohibir o limitar la indexación salarial parece ser una opción a considerar, ya existente en Francia y contemplada en el reciente Pacto por el Euro y la Competitividad que ha diseñado Francia y Alemania. Reducir la dualidad en el sistema de protección al empleo, facilitar el ‘descuelgue’ para los acuerdos superiores al nivel de empresa y aumentar los requisitos de representatividad de los sindicatos para que los acuerdos sean aplicables ayudaría a que los sindicatos fuesen más responsables de sus propias decisiones. Finalmente, es preciso mejorar los indicadores y la información sobre la evolución de la productividad laboral. Acertadamente, los representantes sindicales ironizan sobre el hecho de que ligar salarios a productividad implicaría que los salarios se comportasen de forma anti-cíclica (bajando en épocas de bonanza económica y subiendo en épocas de crisis). Por ejemplo, según esta crítica se debería haber pactado para 2009, un año de fuerte crisis económica, un aumento salarial de casi el 3%. Es pues necesario alejarse de medidas de productividad media para todos los trabajadores, como la mostrada en el gráfico 1, que se ven muy afectadas por el llamado efecto composición, un efecto puramente estadístico que no refleja la evolución real de la productividad en nuestro país. Esta medida de productividad tiende a comportarse de forma anti-cíclica, bajando en épocas de bonanza económica y subiendo en épocas de crisis cuando se destruyen los trabajos menos productivos. [post_title] => Salarios, productividad y negociación colectiva [post_excerpt] => [post_status] => publish [comment_status] => open [ping_status] => open [post_password] => [post_name] => salarios-productividad-y-negociacion-colectiva [to_ping] => [pinged] => [post_modified] => 2023-12-13 13:55:16 [post_modified_gmt] => 2023-12-13 12:55:16 [post_content_filtered] => [post_parent] => 0 [guid] => https://economy.blogs.ie.edu/?p=9737 [menu_order] => 0 [post_type] => post [post_mime_type] => [comment_count] => 5 [filter] => raw )

El diputado de IU, Gaspar Llamazares  registró el pasado viernes una proposición no de ley en el Congreso contraria a ligar los salarios exclusivamente a la productividad y a cualquier restricción de la «indexación salarial» (la práctica de ajustar los crecimientos salariales a la tasa de inflación pasada cuando ésta ha superado la prevista). Esta proposición no de ley se enmarca dentro del proceso de reforma de la negociación colectiva, cuyo principal caballo de batalla tiene que ver con la supuesta falta de relación entre los crecimientos salariales pactados en convenio y la evolución de la productividad laboral en España.

Los incrementos salariales pactados en convenio han estado siempre alejados no sólo de la evolución de la productividad laboral, sino también de otros indicadores macroeconómicos como el empleo o el crecimiento de nuestro PIB (ver gráfico 1. Fuentes: FMI, INE y Ministerio e Trabajo). Es especialmente sorprendente el dato de 2009, año en el que la subida salarial media pactada en convenio fue del 2,5% al mismo tiempo que se destruía el 7,5% del empleo.

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16
Jun

El Gobierno aprueba su reforma laboral

Escrito el 16 junio 2010 por Valentín Bote en Economía española

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    [post_content] => Prometo no hacer sangre con las contradicciones del Gobierno, aunque no puedo dejar de mencionar las palabras de la Vicepresidenta primera que hoy, en la rueda de prensa del Consejo de Ministros extraordinario ha hecho referencia a la "convicción [del Gobierno] de la necesidad de la reforma laboral", cuando hasta hace muy pocos meses hemos recopilado decenas de negaciones por parte del Gobierno de que dicha reforma fuese necesaria, y muchas descalificaciones dirigidas a los que defendíamos su necesidad.

Pues bien, ya tenemos la reforma del Gobierno, aprobada como Real Decreto Ley, y que será ahora tramitada en el Congreso, donde podrá sufrir todo tipo de transformaciones mediante enmiendas. Así que hasta la finalización del trámite parlamentario no podremos tener la seguridad de cuál será el marco laboral que nos regulará en los próximos meses o años. Pero, en cualquier caso, no es posible pasar sin hacer una valoración de la misma:

La primera valoración se basa en la observación de que el texto del Gobierno no ha incorporado importantes aspectos considerados clave a juicio de muchos expertos. Así, se detectan las siguientes ausencias:
  • Una reforma integral de la negociación colectiva. El marco de negociación colectiva español, con mayoritaria presencia de los convenios provinciales, es la posibilidad más ineficiente, de acuerdo con todos los estudios teóricos y empíricos. Pese a que alguna de las líneas de reforma del Gobierno afecta a los convenios colectivos –por ejemplo, las medidas de flexibilidad interna-, no se aborda la cuestión de dar más primacía a los convenios de empresa frente a los de ámbito superior.
  • Reducción de las cotizaciones sociales. Una demanda clave de los empresarios y de muchos expertos, que comparan el coste de contratar en España con respecto al de los principales países de Europa, donde suele ser más reducido. De hecho, se detecta alguna medida que explícitamente supone una elevación de las cotizaciones: el Gobierno plantea incrementar las cotizaciones al FOGASA para financiar los 8 días de indemnización en caso de despido que, de manera errónea, se ha afirmado que asumiría el Gobierno, cuando en realidad también son pagados por los empresarios.
  • Reforma del marco de prestaciones por desempleo. Sobre este asunto no se menciona nada, ni para introducir más incentivos a que los desempleados busquen trabajo ni para modular cuantías y duraciones de las prestaciones, como los 100 economistas pedían en su manifiesto.
  • Simplificación de la maraña contractual. Uno de los problemas de nuestro mercado de trabajo admitido por el Gobierno es el de la dualidad, que deriva de la maraña de contratos que tenemos en España y, especialmente, de la muy diferente protección existente entre los contratos temporales y los indefinidos. En vez de eliminar esta maraña de cuajo, como muchos expertos han defendido, con un único contrato de trabajo, se ha seguido profundizando en la regulación de especificaciones de nuestro sistema actual.
II. Por otra parte, el documento del Gobierno incluye una serie de propuestas, teóricamente orientadas a fomentar la contratación indefinida, que resultan de dudosa eficacia, en el mejor de los casos:
  • El ejemplo más obvio es el de la reordenación de las bonificaciones en las cuotas de la Seguridad Social. En documentos anteriores el Gobierno ha reconocido explícitamente la dudosa eficacia de las bonificaciones en las cuotas a la Seguridad Social. Pero ahora el mismo Gobierno defiende que la reordenación de las actuales bonificaciones, concentrándolas en los jóvenes desempleados sin formación y en los mayores de 45 años parados de larga duración, tendrá un efecto positivo sobre la contratación.
  • El efecto positivo sobre la contratación es aún más cuestionable cuando el propio Gobierno anuncia que estas bonificaciones sólo se aplicarán hasta el final de 2011, y que después no está claro qué sucederá. Así desde luego es poco probable esperar un impulso a la contratación de estos grupos de población, sin tener en cuenta los hipotéticos efectos negativos que podrían surgir de la eliminación de las bonificaciones que en la actualidad se aplican a otros colectivos.
  • Otro ejemplo de medidas poco eficaces es la extensión del contrato de prácticas, por ejemplo, a los nuevos graduados universitarios, ya que esto puede “condenar” a que todos los titulados tengan que “pagar este peaje”, con independencia de que necesiten el período de prácticas o no. Debe recordarse que la idea original de este contrato estaba orientada a jóvenes con baja cualificación y reducida productividad, y no a la generalidad de los jóvenes.
  • Asimismo, tampoco cabe esperar grandes éxitos de la extensión del actual contrato de formación de los jóvenes hasta los 24 años, por las mismas razones que en el caso anterior.
III. Tampoco es fácil obviar otro aspecto del documento del Gobierno, que es el de la cofinanciación impuesta a las Comunidades Autónomas del plan extraordinario de empleo para los jóvenes: el Gobierno se descuelga planteando que las CCAA tendrán que pagar el 40% del coste del programa sin haberlo consultado y negociado previamente con las administraciones implicadas. IV. En el caso de las medidas orientadas a favorecer la flexibilidad interna negociada en las empresas, que permitiría que en determinadas circunstancias las empresas pudiesen reducir jornada de trabajo, modificar sustancialmente las condiciones de trabajo o no aplicar las subidas salariales pactadas, de momento hay que analizarlas con cautela, porque hasta que no se conozca la regulación en detalle de las mismas no podremos conocer la eficacia real. Así, si tras el arbitraje en caso de desacuerdo es posible que alguna de las partes recurra a los tribunales, la hipotética flexibilidad interna volverá a quedar a merced de decisiones judiciales difíciles de evaluar, pero cabe pensar que una parte importante de los hipotéticos efectos beneficiosos quedarán diluidos. V. Por lo que respecta a las medidas orientadas a reducir la dualidad y la temporalidad, la idea más simple era avanzar hacia un contrato único de trabajo. Pero el Gobierno ha quedado atrapado por la actual regulación de nuestros contratos y ha tratado de lograr el objetivo final –la eliminación de la dualidad- mediante la “cuadratura del círculo”, esto es, retocando nuestro actual marco de contratación, pero sin introducir cambios sustanciales.
  • Se propone extender el contrato de fomento de la contratación indefinida, pero se limita la conversión a los contratos indefinidos que no hayan superado los 6 meses de duración y la ampliación a nuevos colectivos de desempleados es muy tímida.
  • Para este contrato no se modifican tampoco las cuantías fijadas como indemnización, pero se introduce la novedad de que 8 días de la indemnización sean pagados por el FOGASA. Esta modificación, que en el día de hoy, en la rueda de prensa del Consejo de Ministros, Corbacho ha anunciado que se extiende también a los contratos indefinidos ordinarios, es perversa por, al menos, dos motivos:  1. se elevan las cotizaciones sociales para dotar al FOGASA de recursos para hacer frente a esta eventualidad. Es  el único punto del documento en el que se hace alusión directa a las cotizaciones a la Seguridad Social, y es para elevarlas; y 2. penaliza al empresario que no despida trabajadores, porque tendrá que dotar igualmente el FOGASA, mientras que se beneficia al empresario que despida, porque ha pagado las mismas cotizaciones que el primer empresario, y el despido le cuesta menos.
  • Se introducen nuevas limitaciones a los contratos temporales, para tratar de evitar su utilización en actividades estacionales y para frenar los encadenamientos, al tiempo que se eleva la indemnización de 8 a 12 días por año trabajado, algo irrelevante dado que raramente se pagan dichas indemnizaciones –basta con esperar al vencimiento del contrato y no renovarlo.
  • Finalmente, debe comentarse que el Gobierno ha descartado incluir el modelo austriaco, y se ha anunciado que será regulado en una ley independiente en el plazo de 1 año.
VI. Por último, indicar que el Gobierno ha aprobado limitar restricciones que afectaban a la operativa de las agencias privadas de colocación y de las ETT, una modificación largamente demandadas, para incrementar la eficacia de la intermediación laboral en España y que constituye una buena noticia. En definitiva, como se puede ver, la "reforma de calado" que nos iba servir para muchos años, según palabras del Presidente del Gobierno ha quedado en una "reformita", como hoy ha avanzado Díaz Ferrán. A mi juicio, hemos dejado pasar una oportunidad de oro para afrontar una reforma en profundidad que tocase todos los aspectos clave (negociación colectiva, cotizaciones, prestaciones, nuevo marco de contratación, etc.) y nos hemos quedado en una reforma tímida que, desde luego, no justifica más de dos años de espera, que ha sido el tiempo empleado en "marear la perdiz" del diálogo social. [post_title] => El Gobierno aprueba su reforma laboral [post_excerpt] => [post_status] => publish [comment_status] => open [ping_status] => open [post_password] => [post_name] => el-gobierno-aprueba-su-reforma-laboral [to_ping] => [pinged] => [post_modified] => 2023-12-13 13:42:45 [post_modified_gmt] => 2023-12-13 12:42:45 [post_content_filtered] => [post_parent] => 0 [guid] => https://economy.blogs.ie.edu/?p=7183 [menu_order] => 0 [post_type] => post [post_mime_type] => [comment_count] => 3 [filter] => raw )

Prometo no hacer sangre con las contradicciones del Gobierno, aunque no puedo dejar de mencionar las palabras de la Vicepresidenta primera que hoy, en la rueda de prensa del Consejo de Ministros extraordinario ha hecho referencia a la «convicción [del Gobierno] de la necesidad de la reforma laboral», cuando hasta hace muy pocos meses hemos recopilado decenas de negaciones por parte del Gobierno de que dicha reforma fuese necesaria, y muchas descalificaciones dirigidas a los que defendíamos su necesidad. Seguir leyendo…

29
May

Reforma laboral (I). Cuatro razones para la reforma

Escrito el 29 mayo 2010 por Valentín Bote en Economía española

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    [post_content] => Vivimos unos días muy intensos en cuanto a noticias económicas de calado. Por supuesto está la cuestión de la difícil situación de parte de nuestro sistema financiero, un secreto a voces que antes o después tenía que salir a la luz. También es difícil obviar la turbulenta aprobación por el Congreso del “Real Decretazo” en el día de ayer, cuestión de la que tan acertadamente escribió ayer el profesor Pampillón. Y un tercer tema candente es el de la reforma laboral, la falta de acuerdo entre los agentes sociales y la amenaza del Gobierno, después de años de negar la necesidad de esta reforma, de legislar por su cuenta si el diálogo social no llega a nada.

Voy a dedicar a esta última cuestión alguna de mis próximas entradas en este blog, dado que acabo de escribir un documento más extenso sobre esta cuestión, que los lectores interesados pueden encontrar en el siguiente link:

http://www.fundacionfaes.org/record_file/filename/2806/PAPELES138_UNA_NECESARIA_REFORMA_LABORAL.pdf

En primer lugar, una reflexión sobre por qué necesitamos una reforma laboral en España:

El mercado de trabajo español se encuentra regulado, fundamentalmente, por el marco creado por el Estatuto de los Trabajadores, una norma aprobada en el año 1980 con un gran consenso parlamentario, pero que destila grandes dosis de intervencionismo, ya que básicamente consolidó las relaciones intervenidas del régimen anterior. No es difícil imaginar que esta normativa laboral, antigua y rígida, no puede ser un motor de nuestro mercado de trabajo, sino que con el paso de los años se ha podido constatar que constituye un lastre generador de problemas.

Sería posible indicar multitud de ejemplos de los efectos negativos de las rigideces laborales españolas, pero de momento basta señalar los cuatro siguientes:

Dos décadas sin creación de empleo. En las dos décadas que transcurrieron entre 1976 y 1996 la economía española experimentó periodos de fuerte crecimiento económico (1986-1990) junto con etapas de crisis y de decrecimiento del PIB –como los años 1981 y 1993–. Pero, en conjunto, en esos veinte años la economía española realizó un significativo avance: se produjo un crecimiento del PIB en términos reales de un 55,6%. Resultaría natural pensar que una expansión del PIB real de la magnitud mencionada debería haberse traducido en crecimientos del empleo en el periodo contemplado, pero este fenómeno tan lógico no se produjo.

De hecho, en el tercer trimestre de 1976 se encontraban ocupados 12.780.000 de trabajadores en nuestro país, mientras que a principios de 1996 la cifra de ocupados era de 12.620.000, es decir, 160.000 menos que veinte años atrás. Es cierto que durante esos veinte años la cifra de trabajadores ocupados osciló cíclicamente entre un mínimo de 10.950.000 a mediados de 1985 y un máximo de 13.120.000 en el tercer trimestre de 1991, pero la realidad es que en el conjunto del periodo que transcurrió entre 1976 y el inicio de 1996 no sólo no se había creado un solo empleo neto, sino que, de hecho, se había producido una ligera pérdida de ocupados.

Desproporcionada destrucción de empleo durante la crisis actual. La necesidad de acometer una reforma laboral sustancial quedó diluida durante el largo ciclo expansivo que nuestra economía vivió desde mediados de la década de los 90, en el que la multitud de reformas estructurales en todos los ámbitos de la economía durante los años de gobierno del Partido Popular y el shock de oferta de trabajo producido por la inmigración  permitieron que, pese a las rigideces laborales, la creación de empleo fuese intensa –se superó la “eterna” cifra de los 12.500.000 de ocupados y se alcanzó el nivel de los 20 millones a mediados de 2007–.

Sin embargo, los problemas de contar con un marco laboral rígido y anticuado han vuelto a hacerse sentir de manera dramática en la crisis económica actual. Según datos de la oficina estadística de la Comisión Europea (Eurostat), desde el verano de 2007 en España se han destruido 1.878.200 empleos, el 72,8 % y el 45,5 % de todo el empleo perdido en la zona euro y en la UE27, respectivamente, en el mismo periodo. Ante una crisis de similares proporciones –en términos de caídas del PIB– en los principales Estados miembro de la UE, la magnitud de la destrucción de empleo en España no tiene parangón: desde el verano de 2007 hasta finales de 2009 en la zona euro se destruyeron 2.580.000 empleos, de los que 1.880.000 se perdieron en España. En el mismo periodo las caídas del empleo en Italia, Reino Unido y Francia –tres mercados de trabajo de mayores dimensiones que el español– fueron 3,8; 4,3 y 6,7 veces inferiores a las generadas en España. Y la comparación con Alemania es aún más sugerente, puesto que pese a sufrir una caída del PIB superior a la española durante los más de dos años de crisis, se crearon 664.900 empleos netos en el mismo periodo, frente a la destrucción de casi 1.900.000 en España.

Dualidad y destrucción de empleo temporal. La intensa destrucción de empleo en España desde el otoño de 2007 ha puesto de manifiesto otra de las consecuencias negativas de nuestro marco laboral: la dualidad materializada en el diferente comportamiento del mercado para aquellos trabajadores con contratos indefinidos frente al que se observa para los trabajadores con contrato temporal.

Como consecuencia de la desaceleración económica en España, en el primer trimestre de 2007 ya se empieza a destruir empleo temporal, pese a que el PIB real todavía crecía a ritmos cercanos al 3,8 % interanual. Sólo dos años después, en el primer trimestre de 2009 –cuando la economía española ya llevaba tres trimestres consecutivos con crecimientos negativos del PIB– se empezó a medir una destrucción de empleo indefinido en términos interanuales. Una destrucción de empleo indefinido que, por otra parte, fue de una magnitud muy inferior a la producida en el caso del empleo temporal.

Salarios inmunes a la crisis y el ajuste via destrucción de empleo. La dualidad y su consecuencia observada, esto es, el impacto radicalmente diferente en términos de destrucción de empleo entre los trabajadores indefinidos y temporales, tiene otras implicaciones. Una de ellas es que en 2008 y 2009, pese a las intensas caídas del PIB y el empleo en nuestro país, se ha producido un significativo crecimiento en los salarios reales negociados en convenio.

Este hecho sólo puede explicarse a la luz de la baja elasticidad del empleo indefinido ante la evolución del PIB. Al resultar los trabajadores con contrato indefinido relativamente protegidos frente a la destrucción de empleo, y al centrarse los sindicatos en la defensa de los intereses de estos trabajadores –frente a los asalariados temporales o a los trabajadores desempleados–, se han podido observar simultáneamente fortísimas caídas del PIB –sin precedentes tras la Guerra Civil– con revalorizaciones importantes de los salarios reales en 2009, en el entorno del 3 %.
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Vivimos unos días muy intensos en cuanto a noticias económicas de calado. Por supuesto está la cuestión de la difícil situación de parte de nuestro sistema financiero, un secreto a voces que antes o después tenía que salir a la luz. También es difícil obviar la turbulenta aprobación por el Congreso del “Real Decretazo” en el día de ayer, cuestión de la que tan acertadamente escribió ayer el profesor Pampillón. Y un tercer tema candente es el de la reforma laboral, la falta de acuerdo entre los agentes sociales y la amenaza del Gobierno, después de años de negar la necesidad de esta reforma, de legislar por su cuenta si el diálogo social no llega a nada. Seguir leyendo…

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