Archivo de la Categoría ‘Política Monetaria’

12
Jun

Banqueros centrales en apuros

Escrito el 12 junio 2008 por Antonio Zamora en Política Monetaria

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    [post_content] => La pasada semana los presidentes de los dos bancos centrales más importantes, la Reserva Federal (Fed) y el Banco Central Europeo (BCE) sorprendieron a los mercados al transmitirles su especial preocupación con los actuales riesgos inflacionistas. Más allá de la obviedad de que a un banquero central le preocupe la inflación, lo que resultó sorprendente es que esa preocupación pareció por primera vez lo bastante intensa como para propiciar un próximo endurecimiento de la política monetaria. Sin duda, eso no debería extrañar a la vista de las elevadas tasas de inflación (3,6% en la zona euro y 3,9% en EEUU) y de la prolongada apreciación de materias primas como el petróleo (más de un 90% en los últimos doce meses).

Sin embargo, una subida de tipos no casa tan bien en un contexto de clara moderación de la actividad económica (práctico estancamiento en EEUU y perspectivas de tasas sustancialmente por debajo del nivel potencial en Europa), tipos de interés de mercado anómalamente altos como consecuencia de la crisis de confianza en el sistema financiero y prolongadas inyecciones de liquidez de los propios bancos centrales en el sistema. Lo cierto es los mercados han interpretado que habrá subidas de tipos. Descuentan una de 25 pb del BCE en julio y una o dos más hasta el final del año; de la Fed esperan ya una primera subida hacia septiembre y que en marzo el tipo de intervención se sitúe ya en el 3% (ahora está en el 2%). ¿Son realistas estas expectativas?


No lo son. Las declaraciones de Trichet y Bernanke ponen de manifiesto el gran dilema que el fenómeno de la estanflación (estancamiento económico e inflación) plantea a los bancos centrales. Por una parte, querrían estimular la demanda agregada con tipos de interés bajos, como de hecho viene haciendo la Fed desde septiembre, para animar el crecimiento y situarlo en niveles coherentes con los objetivos de inflación de largo plazo. Por otra, sienten la presión de una inflación demasiado alta sobre su reputación y sobre las expectativas, que podrían acabar consolidando tasas de inflación muy por encima del objetivo. Es esta última preocupación la que ha motivado las declaraciones de la semana pasada.

Sin embargo, no es creíble que el BCE se embarque en un proceso de endurecimiento monetario que, dados los riesgos para el crecimiento, podría desembocar en una recesión. Ni que la Fed  se arriesgue a un ajuste inmobiliario y del consumo aún más profundo. El dilema de política monetaria se hizo patente en las declaraciones de Trichet, según el cual algunos consejeros habrían querido subir ya, otros habrían preferido hacerlo más tarde y un tercer grupo no veía razones para una subida de tipos.

Entonces ¿qué pretendían los banqueros centrales con sus declaraciones y cuál es el curso previsible de la política monetaria en los próximos meses? Las palabras de Trichet hacen difícil que, en ausencia de una notable caída del precio del petróleo o de datos de actividad decididamente débiles en las próximas semanas, no se produzca en julio una subida de tipos de 25 pb. Pero se tratará de una subida aislada, cuyo único propósito será recordar a los agentes económicos que el BCE sigue garantizando una inflación baja a largo plazo. Meses después es incluso posible que el banco central tenga que dar marcha atrás a esa decisión. Y es que el contexto de moderación económica global no sólo agranda los riesgos a la baja para la actividad, sino que hace muy probable que el precio del petróleo —y con él la inflación— tienda a corregir en los próximos meses de la mano de unas economías emergentes cuyo ciclo expansivo empieza ahora a dar unas primeras señales de agotamiento. En este contexto, no es probable que la Fed suba tipos en los próximos meses.


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La pasada semana los presidentes de los dos bancos centrales más importantes, la Reserva Federal (Fed) y el Banco Central Europeo (BCE) sorprendieron a los mercados al transmitirles su especial preocupación con los actuales riesgos inflacionistas. Más allá de la obviedad de que a un banquero central le preocupe la inflación, lo que resultó sorprendente es que esa preocupación pareció por primera vez lo bastante intensa como para propiciar un próximo endurecimiento de la política monetaria. Sin duda, eso no debería extrañar a la vista de las elevadas tasas de inflación (3,6% en la zona euro y 3,9% en EEUU) y de la prolongada apreciación de materias primas como el petróleo (más de un 90% en los últimos doce meses).

Sin embargo, una subida de tipos no casa tan bien en un contexto de clara moderación de la actividad económica (práctico estancamiento en EEUU y perspectivas de tasas sustancialmente por debajo del nivel potencial en Europa), tipos de interés de mercado anómalamente altos como consecuencia de la crisis de confianza en el sistema financiero y prolongadas inyecciones de liquidez de los propios bancos centrales en el sistema. Lo cierto es los mercados han interpretado que habrá subidas de tipos. Descuentan una de 25 pb del BCE en julio y una o dos más hasta el final del año; de la Fed esperan ya una primera subida hacia septiembre y que en marzo el tipo de intervención se sitúe ya en el 3% (ahora está en el 2%). ¿Son realistas estas expectativas?

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5
Jun
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    [post_content] => ¿Qué política seguirá el BCE?

En una inusitada declaración, el presidente del Banco Central Europeo (BCE) ha insinuado hoy que la elevada inflación que sufre la eurozona podría influir en la dirección de la política monetaria. Concretamente, los tipos de interés podrían subir al 4,25%, desde el 4% actual. Se han equivocado aquellos que pensaban que el BCE relajaría su política monetaria para expandir la economía, rescatar entidades financieras y socializar los costes derivados de las malas decisiones de inversión.


¿Cuándo se producirá la subida de tipos?

Podría producirse en la próxima reunión del BCE, que se celebrará en julio.

¿Qué efectos tendrá la subida de tipos sobre el tipo de cambio del euro?

La política monetaria restrictiva seguida por Trichet conseguirá apreciar todavía más el euro lo que generará una pérdida de competitividad de las exportaciones de la eurozona, lo que frenará la economía. Además, de la caída de las exportaciones, la subida de tipos de interés debilitará  el consumo y la inversión, incluido el sector inmobiliario. Esto significa un menor crecimiento económico y un aumento del paro.

¿Qué pasará con la crisis financiera?

El BCE puede combatir la crisis financiera salvando del naufragio a los bancos y a las empresas financieras y demás actores del mercado dando crédito, pero ahora parece que el precio de ese crédito va a aumentar

¿Para que va a subir los tipos de interés el BCE ? 

La decisión de subir tipos es buena para combatir la inflación. Quien paga los costes de la inflación es el conjunto de los ciudadanos, en su calidad de usuarios y propietarios del dinero. La inflación ocasiona  una distorsión del valor real del dinero y, con ello, el poder adquisitivo de la moneda.


    [post_title] => El BCE podría subir los tipos de interés.
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¿Qué política seguirá el BCE?

En una inusitada declaración, el presidente del Banco Central Europeo (BCE) ha insinuado hoy que la elevada inflación que sufre la eurozona podría influir en la dirección de la política monetaria. Concretamente, los tipos de interés podrían subir al 4,25%, desde el 4% actual. Se han equivocado aquellos que pensaban que el BCE relajaría su política monetaria para expandir la economía, rescatar entidades financieras y socializar los costes derivados de las malas decisiones de inversión.

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30
May

¿Que hará el Banco Central Europeo?

Escrito el 30 mayo 2008 por José Ramón Diez Guijarro en Política Monetaria

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    [post_content] => Ya habíamos comentado hace algunos meses que la tarea de los bancos centrales se iba a complicar si la inflación no cedía a lo largo de 2009. Ahora mismo y, centrando el análisis en la UEM, de los tres grandes objetivos que tiene la política monetaria (explícitos o no) dos apoyarían bajadas de tipos (crecimiento y situación del sistema financiero), mientras la subida reciente de la inflación haría desaconsejable una flexibilización monetaria. En este sentido, los datos no son tranquilizadores, la inflación ha vuelto a subir en la UEM desde el 3,3% al 3,6%, en Alemania del 2,6% al 3% y en España del 4,2% al 4,7%, lo que constituye un máximo desde que en 1997 se empezó a calcular el IPCA. Y para este verano no serían descartables niveles superiores al 5% en países como España o EEUU. E incluso “The Economist” afirmaba la semana pasada que dos tercios de la población mundial pueden tener que enfrentarse este verano a una inflación de dos  dígitos.


Esta amenaza la están abordando los bancos centrales a través de un endurecimiento de sus declaraciones con el objetivo de mantener a raya las expectativas de inflación de los agentes, que en el fondo son la clave con una visión de medio plazo. O, lo que es lo mismo, lo importante es si las familias están percibiendo las últimas subidas de precios como transitorias o permanentes. Cuando el origen de la inflación estriba en los componentes más volátiles (energía y alimentos sin elaborar) se tiende a pensar en la fugacidad de ese comportamiento, tomando como variable principal las medidas tendenciales de la inflación (subyacente, etc). El problema es que ahora no está tan claro que se vaya a producir una reversión del proceso de subida del precio del petróleo o de otras materias primas, aunque yo sigo pensando en que cuando el enfriamiento de la actividad haga su trabajo en el lado de la demanda, se van a cerrar mucha posiciones especulativas. En este sentido, recientemente George Soros afirmaba que la última burbuja financiera es la del mercado del petróleo.

En estos escenarios, con un precio del petróleo en la zona de 100-120 dólares, el efecto base positivo que esperábamos para el verano se retrasaría al primer trimestre del año que viene, y el BCE tendría margen para reducir los tipos de interés en el mes de noviembre o diciembre. Más nos  vale que así sea, porque la combinación de tipos de interés cercanos al 5% con destrucción de empleo, podría complicar aún más la evolución de la economía española en 2009. Por tanto, alguno puede pensar que esto es más un deseo que una realidad, pero no hay que olvidar que las condiciones monetarias actuales (tipos de interés+tipo de cambio) son las más restrictivas desde el nacimiento de la UEM, algo que no parece en sintonía con los problemas que siguen presentes en los mercados financieros y con la desaceleración que se producirá a partir de ahora.

El dilema es complicado, pero ese es el día a día de la política económica, tomar decisiones en medio de señales e, incluso objetivos, contradictorios. A medio plazo, lo que parece claro es que el armazón de la política monetaria que ha rendido muchos éxitos en los últimos años tendrá que cambiar, tanto en el ámbito de la instrumentación, como sobre todo en el de la estrategia. Temas como la posible inclusión del precio de los activos financieros en el objetivo de los bancos centrales van a dominar el debate en los próximos años.





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Ya habíamos comentado hace algunos meses que la tarea de los bancos centrales se iba a complicar si la inflación no cedía a lo largo de 2009. Ahora mismo y, centrando el análisis en la UEM, de los tres grandes objetivos que tiene la política monetaria (explícitos o no) dos apoyarían bajadas de tipos (crecimiento y situación del sistema financiero), mientras la subida reciente de la inflación haría desaconsejable una flexibilización monetaria. En este sentido, los datos no son tranquilizadores, la inflación ha vuelto a subir en la UEM desde el 3,3% al 3,6%, en Alemania del 2,6% al 3% y en España del 4,2% al 4,7%, lo que constituye un máximo desde que en 1997 se empezó a calcular el IPCA. Y para este verano no serían descartables niveles superiores al 5% en países como España o EEUU. E incluso “The Economist” afirmaba la semana pasada que dos tercios de la población mundial pueden tener que enfrentarse este verano a una inflación de dos dígitos.

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9
Abr

Alan Greenspan under fire

Escrito el 9 abril 2008 por GONZALO PABLO GARLAND en Economía de EEUU, Política Monetaria

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    [post_content] => Recent events in the United States have led to a debate among economists and analysts about the role of Alan Greenspan as chairman of the Federal Reserve in the United States.  The increasing magnitude of the crisis in the US and the signals that the effects are fast spreading into Europe are leading to a renewed questioning of the monetary policies that were applied between 2000 and 2006. When Greenspan left the Fed in January of 2006 he was almost unanimously applauded. Many even said that he had been the best chairman the Fed had ever had. At that time the memory of strong growth during the 90's and of the mildness of the recession of 2001 were strong points that outweighed any potential criticism to his years at the Fed.

But circumstances have changed significantly since then.  Even though there were discussions about a possible bubble in the housing market in the US, it was not until August of 2007 that it became apparent that there was a crisis in the subprime market and that this crisis was affecting the financial system in the US, and possibly, in other regions of the world.


With events changing so rapidly, and with general conditions worsening almost every week, the perception among many of the role of Greenspan at the Fed is also changing.  In particular, there are two accusations against him now.  The first is that the Fed lowered interest rates too fast between 2001 and 2003, but maybe more importantly, that after that it kept a 1% interest rate too long and raised it only in 2004, and slowly, thus fueling the bubble in the housing market by making financing the purchase of a house very cheap.  These critics suggest that once it was possible, the Fed should have raised interest rates faster in order to avoid an overheating of the housing market.

The second criticism is that Greenspan was so extreme in his interpretation of free markets that he refused to increase the Fed's regulation of some high-risk, new financial instruments tied to the subprime market.  Thus, critics say, he set the conditions for widespread effects worldwide in financial institutions once these instruments showed their real risk.

The first criticism describes the "lose-lose" situation that central banks sometimes face when bubbles appear. If the central bank reacts by increasing interest rates and the bubble in fact bursts, they will be accused of causing the burst, something, some would claim, that would not have happened if the bank had not increased interest rates so fast. But if central banks do not increase interest rates, or increase them too slowly, as was the case with Greenspan and the Fed, they will be accused of feeding the bubble. You lose in either case.  So if you have a bubble there is a great chance that whatever you do will receive criticism.

The second criticism may be more difficult to dismiss.  The recent proposals to give more regulatory power to the Fed confirm the concern about inefficient regulation.  If the crisis creates ripple effects across the financial system in different areas of the world, even where the subprime market was inexistent, then this may be a sign that there was too little regulation for some financial instruments, so that  the risks associated with the subprime market in the United States extended throughout the financial system.  Banks accepted sophisticated and non-regulated financial instruments that seemed very secure, but that we now know, were not.  As always, the issue is how to achieve a sound balance in regulation, given that there are dangers associated with too much or too little regulation.

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Recent events in the United States have led to a debate among economists and analysts about the role of Alan Greenspan as chairman of the Federal Reserve in the United States. The increasing magnitude of the crisis in the US and the signals that the effects are fast spreading into Europe are leading to a renewed questioning of the monetary policies that were applied between 2000 and 2006. When Greenspan left the Fed in January of 2006 he was almost unanimously applauded. Many even said that he had been the best chairman the Fed had ever had. At that time the memory of strong growth during the 90’s and of the mildness of the recession of 2001 were strong points that outweighed any potential criticism to his years at the Fed.

But circumstances have changed significantly since then. Even though there were discussions about a possible bubble in the housing market in the US, it was not until August of 2007 that it became apparent that there was a crisis in the subprime market and that this crisis was affecting the financial system in the US, and possibly, in other regions of the world.

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10
Mar
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    [post_content] => Este jueves 13 de marzo, el Instituto Nacional de Estadística de España nos dará el dato definitivo del crecimiento de IPC para el mes de febrero. Nos dirá que la inflación española se ha situado en el 4,4% en los últimos 12 meses. Es decir, desde el 1 de marzo de 2007 al 29 de febrero de 2008. El dato es muy malo porque se trata del nivel más alto desde enero de 1997 (fecha en que comenzó a calcularse este indicador). Navegando por el El Banco de la República (que así se llama el banco central de Colombia) me encontré con estos parrafos que los he readaptado para este blog. El título es: "Una inflación baja y estable mejora el bienestar de la población". Y dice lo siguiente:

1) Una inflación baja promueve el uso eficiente de los recursos productivos. Por el contrario, cuando la inflación es alta una parte del tiempo de los individuos y una parte de los recursos de la economía se invierten en la búsqueda de mecanismos para defenderse de la inflación. Es el llamado “coste en suela de zapatos”  que es el tiempo que la gente pierde por intentar evitar la inflación. Así por ejemplo, cuando la inflación es alta las empresas deben destinar más recursos al manejo de algunos de sus activos para evitar pérdidas financieras. Estos son usos improductivos que no generan riqueza a la sociedad.


2) Una inflación baja disminuye la incertidumbre. Se ha observado que las economías con alta inflación también padecen de una inflación más volátil. La incertidumbre puede afectar negativamente la rentabilidad esperada de la inversión y por lo tanto el crecimiento en el largo plazo. La mayor incertidumbre implica también incertidumbre en los precios relativos, de tal manera que los precios pierden su contenido informativo sobre los precios futuros y los márgenes de comercialización aumentan. Todo esto afecta la asignación eficiente de los recursos y disminuye el crecimiento económico.

3) Una baja inflación incentiva la inversión. Las decisiones económicas más importantes que toman los individuos y las empresas son, usualmente, decisiones de largo plazo: las decisiones de hacer una fábrica, de constituir una empresa, la decisión de educarse, de comprar vivienda. Estas decisiones dependen crucialmente del grado de certidumbre sobre el futuro. Una inflación baja y estable es un indicador de estabilidad macroeconómica que contribuye a que las personas y las empresas tomen decisiones de inversión con confianza.

4) Una inflación baja evita redistribuciones arbitrarias del ingreso y la riqueza, especialmente contra la población más pobre. Los asalariados y las personas jubiladas tienen menos mecanismos para protegerse de la erosión inflacionaria de sus ingresos. Las cláusulas de revisión salarial no siempre existen y si existen se hacen una vez al año. Además, cuanto menor sea el ingreso de las personas, es más probable que tengan menos mecanismos de defensa contra la inflación, como, por ejemplo, la preservación de los ahorros. Por esta razón, una inflación creciente significa una redistribución del ingreso en contra de la población más pobre.

Interesante.

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Este jueves 13 de marzo, el Instituto Nacional de Estadística de España nos dará el dato definitivo del crecimiento de IPC para el mes de febrero. Nos dirá que la inflación española se ha situado en el 4,4% en los últimos 12 meses. Es decir, desde el 1 de marzo de 2007 al 29 de febrero de 2008. El dato es muy malo porque se trata del nivel más alto desde enero de 1997 (fecha en que comenzó a calcularse este indicador). Navegando por el El Banco de la República (que así se llama el banco central de Colombia) me encontré con estos parrafos que los he readaptado para este blog. El título es: «Una inflación baja y estable mejora el bienestar de la población». Y dice lo siguiente:

1) Una inflación baja promueve el uso eficiente de los recursos productivos. Por el contrario, cuando la inflación es alta una parte del tiempo de los individuos y una parte de los recursos de la economía se invierten en la búsqueda de mecanismos para defenderse de la inflación. Es el llamado “coste en suela de zapatos” que es el tiempo que la gente pierde por intentar evitar la inflación. Así por ejemplo, cuando la inflación es alta las empresas deben destinar más recursos al manejo de algunos de sus activos para evitar pérdidas financieras. Estos son usos improductivos que no generan riqueza a la sociedad.

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6
Mar
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    [post_content] => Estaba cantado, el Banco Central Europeo (BCE) ha decidido hoy mantener los tipos de interés de la eurozona en el 4%. Una inflación, como la actual, del 3,2% es inaceptable para el BCE, porque está muy por encima del 2%, que es su objetivo.  Tres temores penden, por tanto, sobre la economía de la eurozona: la desaceleración del crecimiento económico, el aumento del paro y la espiral inflacionaria. El BCE ha tomado partido por lo último, mantener el objetivo de estabilidad de precios, en un año que se viene caracterizando por una serie de malas noticias para el crecimiento de la economía europea: Caen las ventas de nuevas viviendas y se contrae el sector de la construcción, los diversos indicadores de sentimiento económico de la eurozona disminuyen a marchas forzadas y se van multiplicando las revisiones a la baja del crecimiento del PIB.

¿Crecimiento o estabilidad de precios?

Entre otras cosas la economía se desacelera por a fortaleza del euro frente al dólar, que está en su máximo histórico, en 1,5371 dólares por euro. En principio, un euro fuerte se une a los argumentos a favor de una bajada de tipos, ya que la revalorización de la divisa abarata las importaciones y daña la competitividad de las exportaciones, lo que erosiona el crecimiento. El  BCE ha revisado al alza sus previsiones de inflación para este año pero también ha rebajado sus previsiones de crecimiento. Y eso a pesar de que la historia sugiere que en muy pocos casos inflación y desaceleración del crecimiento del PIB van juntos, es decir, se producen al mismo tiempo. Sin embargo, la noción de que una desaceleración en el crecimiento del PIB reduce la inflación tiene sus detractores. Sólo hay que recordar la crisis de los años 70, cuando experimentamos alto desempleo e inflación, para darse cuenta de que un alto desempleo con flojo crecimiento económico e inflación pueden ir juntos.


La inflación es de costes

De ahí que el BCE siga preocupado por la inflación. En primer lugar, porque el alza en los precios de las materias primas, sobre todo del gas y el petróleo, se están traspasando a otros bienes y servicios. Es decir, los altos precios de los alimentos frescos y de la energía se están trasladando a los precios de los productos finales que compra el consumidor. Además, los precios de las materias primas siguen subiendo. El precio del petróleo que ha subido un 16%, en lo que va de año, cerró hoy a un nuevo récord por encima de los 104 dólares el barril. El precio del barril en términos reales está en el máximo histórico habiendo superando esta semana por primera vez el precio de hace 28 años. Pero los precios de otras materias primas han subido mucho más que los del petróleo. Así, los precios del gas natural han crecido, en lo que va de 2008, un 26%, los del carbón un 59%, el trigo un 32% y el cacao un 38%.

En segundo lugar, porque la elevada tasa de inflación se está volviendo permanente,  ya que se incorpora también a la fijación de los salarios y los precios. El problema empieza a ser grave. ¿Dónde estamos? ¿En una crisis mixta como defendía ayer o en una estanflación? ¿Qué debe hacer el BCE, luchar contra la inflación y mantener los tipos de interés o bajar los tipos y ayudar al crecimiento?



    [post_title] => El BCE persigue la estabilidad de los precios.
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Estaba cantado, el Banco Central Europeo (BCE) ha decidido hoy mantener los tipos de interés de la eurozona en el 4%. Una inflación, como la actual, del 3,2% es inaceptable para el BCE, porque está muy por encima del 2%, que es su objetivo. Tres temores penden, por tanto, sobre la economía de la eurozona: la desaceleración del crecimiento económico, el aumento del paro y la espiral inflacionaria. El BCE ha tomado partido por lo último, mantener el objetivo de estabilidad de precios, en un año que se viene caracterizando por una serie de malas noticias para el crecimiento de la economía europea: Caen las ventas de nuevas viviendas y se contrae el sector de la construcción, los diversos indicadores de sentimiento económico de la eurozona disminuyen a marchas forzadas y se van multiplicando las revisiones a la baja del crecimiento del PIB.

¿Crecimiento o estabilidad de precios?

Entre otras cosas la economía se desacelera por a fortaleza del euro frente al dólar, que está en su máximo histórico, en 1,5371 dólares por euro. En principio, un euro fuerte se une a los argumentos a favor de una bajada de tipos, ya que la revalorización de la divisa abarata las importaciones y daña la competitividad de las exportaciones, lo que erosiona el crecimiento. El BCE ha revisado al alza sus previsiones de inflación para este año pero también ha rebajado sus previsiones de crecimiento. Y eso a pesar de que la historia sugiere que en muy pocos casos inflación y desaceleración del crecimiento del PIB van juntos, es decir, se producen al mismo tiempo. Sin embargo, la noción de que una desaceleración en el crecimiento del PIB reduce la inflación tiene sus detractores. Sólo hay que recordar la crisis de los años 70, cuando experimentamos alto desempleo e inflación, para darse cuenta de que un alto desempleo con flojo crecimiento económico e inflación pueden ir juntos.

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3
Mar
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    [post_content] => Andamos en España muy preocupados por el EURIBOR, un tipo de interés del que sabemos que afecta a nuestras cargas hipotecarias y que durante dos años y medio, hasta diciembre, no ha dejado de crecer. Desde niveles cercanos al 2% en junio de 2005, este tipo alcanzó a finales de 2007 referencias próximas al 4,80%. Con una deuda hipotecaria históricamente muy elevada y casi exclusivamente a tipo variable, las familias españolas sufren una notable reducción en su capacidad de gasto cada vez que el EURIBOR, que es el principal tipo de referencia de sus préstamos hipotecarios, aumenta. Está, por tanto, justificada esa preocupación por el EURIBOR. Pero antes de preguntarnos por su previsible evolución futura, bueno será saber de qué depende, y, para ello, habrá que averiguar antes qué es eso del EURIBOR.


EURIBOR es el acrónimo de “euro interbank offered rate” y no es más que el tipo de interés al que un banco europeo está dispuesto a ofrecerle un depósito en euros a otro banco. Es, por tanto, lo que se denomina un tipo interbancario. En la práctica se calcula cada día a la misma hora a partir de la media de los precios ofrecidos por los principales 64 bancos europeos. Más de uno se sorprenderá al enterarse que no hay un sólo EURIBOR, sino varios, desde el EURIBOR a una semana hasta el EURIBOR a un año. Y es que los bancos se prestan dinero a distintos plazos y en cada uno de ellos exigen un tipo de interés distinto. ¿Cuál es entonces el tipo de interés relevante para las hipotecas españolas? Lo habitual es que la referencia sea el EURIBOR a un año, que es al que nos referíamos en el primer párrafo. Y también es habitual que, en particular, se utilice el llamado “EURIBOR hipotecario”, publicado en el BOE una vez al mes (en torno al día 20) y que es la media del EURIBOR a un año de los treinta días anteriores.

Podemos entonces avanzar: ¿de qué depende el EURIBOR? En primer lugar, depende del tipo de intervención de referencia del Banco Central Europeo. En sus subastas ordinarias de fondos, el BCE presta dinero a los bancos centrales a un plazo de dos semanas y les exige un tipo mínimo que en estos momentos es del 4%. Los bancos tenderán a prestarse fondos entre sí a plazos similares aplicando tipos de interés próximos a ese 4%, puesto que, en principio, ningún banco querría pagar mucho más cuando puede obtener fondos líquidos del banco central al 4%. A plazos mayores —un año, por ejemplo—, la referencia será más bien el tipo de intervención del BCE esperado en los próximos doce meses. Si se espera que el banco emisor vaya encareciendo progresivamente su crédito, el EURIBOR a un año subirá hasta incorporar esta expectativa. En segundo lugar, el EURIBOR depende de la oferta y de la demanda de liquidez (de fondos a corto plazo) en el mercado interbancario. Si aumenta la demanda o se reduce la oferta y el BCE no lo compensa con una mayor inyección de liquidez, el precio de los depósitos (su tipo de interés) tenderá a subir. Finalmente, el grado de confianza en la solvencia de los otros bancos determinará también el nivel del EURIBOR. Si aumenta el temor respecto a la capacidad del conjunto de los bancos para hacer frente a sus compromisos, los tipos de interés exigidos tenderán también a subir.

Pues bien, ¿por qué se situó el EURIBOR a un año en torno al 4,80% en diciembre si el tipo de referencia del BCE se ha mantenido en el 4% desde junio de 2007? ¿Fue quizás por expectativas de subidas de tipos del BCE en los próximos meses? La respuesta es que no. De hecho, las expectativas del mercado sobre la futura evolución de los tipos del BCE han oscilado en los últimos meses entre el mantenimiento del 4% y la apuesta por recortes hasta el 3,25%. Lo que ha sucedido es que se han aumentado las necesidades de liquidez del sistema financiero a la vez que la desconfianza sobre la solvencia del conjunto de entidades financieras. Ambas circunstancias han tenido su origen en las pérdidas (o recortes de ingresos) sufridas  por numerosos bancos a raíz de la globalización de la crisis crediticia cuyo origen hay que buscar en la financiación del mercado de la vivienda de EEUU.

La siguiente pregunta es: ¿por qué se ha reducido el EURIBOR a un año en febrero hasta el 4,35%? Y la respuesta es que los tres factores relevantes han contribuido a ello, pero sobre todo el primero. Las expectativas de tipos, como consecuencia de la fortaleza del euro y de la moderación del crecimiento económico, han tendido a anticipar con mayor claridad la posibilidad de futuros recortes de tipos del BCE, hasta el 3,25% a lo largo de este año. Esta es la razón principal del reciente descenso del EURIBOR. La importancia de los factores de liquidez y solvencia ha sido mucho menor. Es verdad que el banco emisor ha elevado en los últimos tres meses de manera notable sus inyecciones de liquidez al sistema, reduciendo las necesidades netas, y también que el cambio de año ha sido relevante, puesto que con la proximidad del cierre de ejercicio la demanda de liquidez suele aumentar transitoriamente. Igualmente cierto es que la desconfianza entre los bancos ha tendido a reducirse; en parte por la clara reacción del BCE, que ha ayudado a disipar el temor a una cadena de impagos interbancarios. Sin embargo, estos factores sólo han servido para reducir con claridad las primas de riesgo de los tipos a plazos cortos (la del EURIBOR a tres meses, por ejemplo), pero las del EURIBOR a un año apenas se han visto afectadas por estas circunstancias.

Y por fin llegamos a la cuestión más importante: ¿hacia dónde va el EURIBOR? De los tres determinantes que hemos examinado, el del tipo de referencia del BCE es el que más probabilidades tiene de moverse de manera significativa y, por fortuna, la dirección será a la baja. La moderación económica, una probable reducción de la inflación a partir de abril y la fortaleza del euro (refuerza los dos factores anteriores) acabarán previsiblemente propiciando recortes de tipos del BCE, quizás hasta el 3,00% o el 3,25%, lo que sin duda arrastrará a la baja al EURIBOR. Más dudoso es que las necesidades de liquidez y la desconfianza interbancarias se recuperen significativamente. La moderación económica y una crisis crediticia de largo recorrido dificultarán una reducción importante adicional de las primas de riesgo, pero al menos tampoco parece probable que vuelvan a ampliarse. En definitiva, el EURIBOR puede en los próximos meses mantenerse en torno a 0,3/0,5 puntos porcentuales por encima del nivel en el que se situaría sin esos problemas de liquidez y solvencia. Ello no deberá impedir que, de la mano de un BCE menos preocupado por la inflación, pueda el EURIBOR a un año acabar descendiendo por debajo del 3,75%.


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Andamos en España muy preocupados por el EURIBOR, un tipo de interés del que sabemos que afecta a nuestras cargas hipotecarias y que durante dos años y medio, hasta diciembre, no ha dejado de crecer. Desde niveles cercanos al 2% en junio de 2005, este tipo alcanzó a finales de 2007 referencias próximas al 4,80%. Con una deuda hipotecaria históricamente muy elevada y casi exclusivamente a tipo variable, las familias españolas sufren una notable reducción en su capacidad de gasto cada vez que el EURIBOR, que es el principal tipo de referencia de sus préstamos hipotecarios, aumenta. Está, por tanto, justificada esa preocupación por el EURIBOR. Pero antes de preguntarnos por su previsible evolución futura, bueno será saber de qué depende, y, para ello, habrá que averiguar antes qué es eso del EURIBOR.

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11
Feb
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    [post_content] => ¿Es acertado mantener los tipos de interés inalterados como hizo la semana pasada el Banco Central Europeo (BCE)? Muchos economistas consideran que no y que se deberían haber bajado los tipos ya que, por un lado, la inflación no es inquietante y, por otro el futuro crecimiento de la Eurozona va a ser muy bajo. Otros, en cambio pensamos que la decisión es acertada ya que las razones por las que la zona euro crece poco tienen más que ver con la falta de reformas estructurales que con los tipos de interés. El BCE ha manifestado que no ha movido los tipos de interés porque la inflación está muy alta y por encima de su objetivo.

Si hay una economía de la Eurozona que debe estar especialmente preocupada por los efectos de la inflación, es la española. No en vano España es el país de la Eurozona dónde se están registrando las mayores tasas de crecimiento de los precios. El 2007, España cerró con una inflación del 4,2%, su nivel más alto de la última década, incrementando el diferencial con Europa hasta los 1,2 puntos porcentuales. Lo peor es que la tendencia alcista no parece haber tocado techo. Efectivamente, los datos adelantados de enero de 2008, confirman que la situación empeora situándose en el 4.4%. Lo preocupante no es el dato en sí -que sin duda es malo- sino el hecho de que el modelo económico español y sobre todo su tejido productivo son más vulnerables que el de nuestros vecinos europeos al proceso inflacionista.


Las economías domésticas son las que más están sufriendo el fenómeno inflacionario de forma más inmediata. Concretamente su poder adquisitivo está disminuyendo. El repunte de los precios está teniendo efectos devastadores para millones de trabajadores. Se estima que alrededor de seis millones de empleados no se van a beneficiar de revisión salarial ya que se encuentran fuera del paraguas de la negociación colectiva. Si a ello le añadimos el alto nivel de endeudamiento de las familias es fácil comprender que el consumo y la inversión se van a ver negativamente afectados por la inflación. En este sentido, el Instituto de Crédito Oficial ha dado a conocer la semana pasada que el indicador de confianza del consumidor descendió el pasado mes 1,4 puntos hasta situarse en 70,9, un mínimo histórico desde que empezó a realizarse esta consulta, en el cuarto trimestre de 2004. Además, las caídas de las bolsas, un 15% en lo que va de año, y la disminución de los precios de los pisos (reducción del patrimonio en acciones e inmuebles de los españoles) genera un efecto pobreza, que reduce el poder adquisitivo de los españoles que a su vez reduce la demanda de bienes de consumo.

Otro efecto perverso del proceso inflacionista que experimenta nuestra economía es la pérdida de competitividad de nuestras exportaciones de bienes y servicios. Ello es especialmente preocupante en un contexto en el que la demanda interna, uno de los pilares del crecimiento español, se está desacelerando. Pérdida de competitividad agravada por la fortaleza del euro. La repercusión directa de este fenómeno se refleja en nuestro déficit exterior que de prolongarse esta situación puede superar el actual 10% del PIB.

En definitiva, la inflación, tanto en 2007 como en lo que va de  2008, se ha disparado generando pérdidas de competitividad para las empresas y de poder adquisitivo para las familias. Es preciso que el gobierno de España y el BCE sigan trabajando para que el fenómeno inflacionario se detenga. ¿Es acertado mantener los tipos de interés inalterados como hizo la semana pasada el BCE? Pienso que si.





    [post_title] => La inflación y la economía española
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¿Es acertado mantener los tipos de interés inalterados como hizo la semana pasada el Banco Central Europeo (BCE)? Muchos economistas consideran que no y que se deberían haber bajado los tipos ya que, por un lado, la inflación no es inquietante y, por otro el futuro crecimiento de la Eurozona va a ser muy bajo. Otros, en cambio pensamos que la decisión es acertada ya que las razones por las que la zona euro crece poco tienen más que ver con la falta de reformas estructurales que con los tipos de interés. El BCE ha manifestado que no ha movido los tipos de interés porque la inflación está muy alta y por encima de su objetivo.

Si hay una economía de la Eurozona que debe estar especialmente preocupada por los efectos de la inflación, es la española. No en vano España es el país de la Eurozona dónde se están registrando las mayores tasas de crecimiento de los precios. El 2007, España cerró con una inflación del 4,2%, su nivel más alto de la última década, incrementando el diferencial con Europa hasta los 1,2 puntos porcentuales. Lo peor es que la tendencia alcista no parece haber tocado techo. Efectivamente, los datos adelantados de enero de 2008, confirman que la situación empeora situándose en el 4.4%. Lo preocupante no es el dato en sí -que sin duda es malo- sino el hecho de que el modelo económico español y sobre todo su tejido productivo son más vulnerables que el de nuestros vecinos europeos al proceso inflacionista.

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7
Feb
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    [post_content] => El Banco Central Europeo (BCE) ha decidido hoy, tal y como se esperaba, mantener sin cambio los tipos de interés, en el 4%. Sin embargo, el gobernador del BCE, Jean Claude Trichet  ha decidido hablar con un poco más contundencia acerca de la amenaza que supone la inflación, la política monetaria y la economía de la Eurozona.

Trichet, en su discurso pronunciado después de la reunión de hoy, ha dejado claro que el BCE detecta un deterioro en las perspectivas de la economía de la Eurozona, a medida que se desacelera la economía de EEUU y observa con preocupación las incertidumbres y riesgos existentes en los mercados financieros. Ha dicho que la desaceleración en las economías de algunos de los principales países del euro tendrá, probablemente, un impacto negativo en el crecimiento del PIB real de la zona en 2008.


Trichet no ha bajado tipos a pesar de las presiones que desde hace meses soporta el BCE. Efectivamente, los responsables del sistema bancario y fondos de inversión, analistas financieros, académicos, Jefes de Estado y de gobierno, sindicatos, columnistas, periodistas y empresarios han estado presionando al BCE para que baje los tipos de interés. ¿Ha sido correcta la decisión? No lo se; pero al menos ha quedado preservada la independencia del BCE.

En el artículo 107 del Tratado de la Unión Europea de 1992 se dice: “en el ejercicio de las facultades y en el desempeño de las funciones y obligaciones que les asignan el presente Tratado y los Estatutos del Sistema Europeo de Bancos Centrales, ni el Banco Central Europeo ni los Bancos Centrales Nacionales, ni ninguno de los miembros de sus órganos rectores podrán solicitar o aceptar instrucciones de las instituciones u organismos comunitarios, ni de los Gobiernos de los Estados miembros, ni de ningún otro órgano. Las instituciones y organismos comunitarios, así como los Gobiernos de los Estados miembros, se comprometen a respetar este principio y a no tratar de influir en los miembros de los órganos rectores del BCE y de los Bancos Centrales Nacionales en el ejercicio de sus funciones”.

Más claro, agua. ¿La decisión de hoy de no bajar los tipos de interés ha sido una reacción ante las presiones que ha recibido y está recibiendo Trichet para bajar los tipos?


    [post_title] => El Banco Central Europeo no bajó hoy los tipos de interés
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El Banco Central Europeo (BCE) ha decidido hoy, tal y como se esperaba, mantener sin cambio los tipos de interés, en el 4%. Sin embargo, el gobernador del BCE, Jean Claude Trichet ha decidido hablar con un poco más contundencia acerca de la amenaza que supone la inflación, la política monetaria y la economía de la Eurozona.

Trichet, en su discurso pronunciado después de la reunión de hoy, ha dejado claro que el BCE detecta un deterioro en las perspectivas de la economía de la Eurozona, a medida que se desacelera la economía de EEUU y observa con preocupación las incertidumbres y riesgos existentes en los mercados financieros. Ha dicho que la desaceleración en las economías de algunos de los principales países del euro tendrá, probablemente, un impacto negativo en el crecimiento del PIB real de la zona en 2008.

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5
Feb
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    [post_content] => Este jueves se reúne el Consejo del Banco Central Europeo para decidir sobre los tipos de interés. Es bien sabido que desde septiembre, la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed) ha reducido los tipos cinco veces, pasando del 5,25% al 3%, mientras que el BCE no ha movido ficha. Es más, los inversores americanos deben estar encantados. Las bolsas estadounidenses después del drástico recorte del 0,5%  en los tipos de interés decretado la semana pasada por la Reserva Federal (Fed) se han recuperado. La suma de ese recorte con el efectuado hace dos semanas de 0,75% supone  la mayor rebaja de tipos de la historia económica reciente de Estados Unidos (EEUU).

La experiencia indica que las bolsas suben cuando la Fed recorta los tipos, en especial cuando lo hace tan drásticamente. Recientemente The Wall Street Journal publicaba un artículo ("Hitch Your Wagon to a Rate Cut?" de E.S. Browning) en el que se explica como el presidente de la Fed Ben Bernanke, que antes había sido Catedrático de Economía de la Universidad de Princeton, había publicado en el año 2003 un estudio sobre el impacto que los recortes de tipos de interés tienen sobre las acciones y había llegado a la misma conclusión. Según ese estudio de Bernanke las rebajas de tipos impulsan el valor de las acciones cuando sorprenden a los mercados, si bien las sorpresas en política monetaria sólo son responsables de una pequeña parte de la variación de los precios de las acciones.

Otros analistas, en cambio, no están de acuerdo con estas rebajas ya que temen que la Fed haya enviado un mal mensaje al recortar tanto los tipos. El profundo recorte puede suponer que la Fed esté temiendo o sepa ya, que EEUU está a punto de entrar en una recesión. Se trata, en definitiva, de un síntoma de que la Fed piensa que el futuro va a ir mal. En definitiva, si bien, por un lado, el recorte de tipos ha mejorado las cosas, por otro, aumenta el temor a una recesión.


Una bajada de tipos ¿Cómo ayuda a subir el precio de las acciones? E.S. Browning señala en ese artículo que al reducir los tipos de interés que se cobran en el mercado, baja el rendimiento de los bonos que se emiten, lo que hace que, en comparación, los valores bursátiles sean más atractivos. Abarata además, el endeudamiento de los consumidores y empresas y esto estimula a la economía y puede llevar a un crecimiento económico mayor. Ante la amenaza de una recesión, los recortes pueden prevenirla o mitigarla. Además, un recorte en los tipos puede también  elevar el optimismo de los inversores

¿Debe el BCE hacer lo mismo que ha hecho la Fed? ¿Lo ha hecho bien la Fed o lo ha hecho demasiado deprisa y drásticamente? Las bolsas europeas han caído, en lo que va de año, 2008, más que la americana ¿Debería el Banco Central Europeo (BCE) bajar los tipos en la reunión que tendrá este jueves? ¿Debería enfocar su política monetaria en la bolsa, en el crecimiento económico o en la inflación? ¿Subirían las acciones de las bolsas europeas si el BCE baja los tipos el jueves?



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Este jueves se reúne el Consejo del Banco Central Europeo para decidir sobre los tipos de interés. Es bien sabido que desde septiembre, la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed) ha reducido los tipos cinco veces, pasando del 5,25% al 3%, mientras que el BCE no ha movido ficha. Es más, los inversores americanos deben estar encantados. Las bolsas estadounidenses después del drástico recorte del 0,5% en los tipos de interés decretado la semana pasada por la Reserva Federal (Fed) se han recuperado. La suma de ese recorte con el efectuado hace dos semanas de 0,75% supone la mayor rebaja de tipos de la historia económica reciente de Estados Unidos (EEUU).

La experiencia indica que las bolsas suben cuando la Fed recorta los tipos, en especial cuando lo hace tan drásticamente. Recientemente The Wall Street Journal publicaba un artículo («Hitch Your Wagon to a Rate Cut?» de E.S. Browning) en el que se explica como el presidente de la Fed Ben Bernanke, que antes había sido Catedrático de Economía de la Universidad de Princeton, había publicado en el año 2003 un estudio sobre el impacto que los recortes de tipos de interés tienen sobre las acciones y había llegado a la misma conclusión. Según ese estudio de Bernanke las rebajas de tipos impulsan el valor de las acciones cuando sorprenden a los mercados, si bien las sorpresas en política monetaria sólo son responsables de una pequeña parte de la variación de los precios de las acciones.

Otros analistas, en cambio, no están de acuerdo con estas rebajas ya que temen que la Fed haya enviado un mal mensaje al recortar tanto los tipos. El profundo recorte puede suponer que la Fed esté temiendo o sepa ya, que EEUU está a punto de entrar en una recesión. Se trata, en definitiva, de un síntoma de que la Fed piensa que el futuro va a ir mal. En definitiva, si bien, por un lado, el recorte de tipos ha mejorado las cosas, por otro, aumenta el temor a una recesión.

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30
Ene
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    [post_content] => La Reserva Federal de EEUU (FED) ha bajado la tasa de interés de referencia en 0,5 puntos porcentuales. Desde septiembre y contando la bajada de hoy, la Reserva Federal (FED) ha reducido los tipos de interés cinco veces bajando los tipos desde el 5,25% al 3%, mientras que el Banco Central Europeo (BCE) ha venido manifestando, por boca de su presidente, su intención de no alterar los tipos, manteniéndolos en el 4%.

¿Porqué la FED ha vuelto a bajar otra vez los tipos de forma agresiva? 1) Porque la economía estadounidense frenó su ritmo de crecimiento al 0,6% en el cuarto trimestre del pasado año y se queda muy lejos del 1,2% de crecimiento que habían barajado los analistas. Este dato aumenta mucho la probabilidad de que Estados Unidos entre en recesión en el primer trimestre de este año.


2) Además, los inversores americanos esperan que cuando, como ahora, caen las bolsas la FED recorte los tipos. Como los índices bursátiles han caído mucho desde septiembre, la FED ha ido reduciendo los tipos drásticamente (en total 2,25% desde septiembre). En cambio, en la Eurozona la pérdida de valor de los activos, acciones que cotizan en bolsa e inmuebles, no parece que sea determinante para el BCE y por eso no baja tipos.

¿Seguirá el BCE los pasos de la FED?

La subida de los precios de la energía y de los alimentos ha iniciado una preocupante trayectoria ascendente en el mundo y también en la Eurozona lo que ha contribuido, a impulsar los índices generales de inflación. Sin embargo, muchos economistas vienen insistiendo que como la inflación subyacente es baja en la Eurozona el BCE debería bajar los tipos de interés para relanzar el crecimiento económico. Sin embargo, no se debe olvidar que, el objetivo del BCE es la inflación medida a través del IPCA y no la inflación subyacente. Además, como la evolución de los precios durante este año, 2008, es muy difícil de anticipar, debido precisamente al imprevisible comportamiento del precio del petróleo y de los alimentos, el BCE no se puede arriesgar a bajar tipos.

En definitiva, no parece que por ahora el BCE siga los pasos de la FED. Primero, porque la inflación actual es superior al 3% y el objetivo del BCE es una inflación cercana pero inferior al 2% y segundo porque el crecimiento económico está menos amenazado en Europa que en EEUU. Como es natural esta diferencia de tipos entre EEUU y la Eurozona está apreciando el euro frente al dólar y las exportaciones europeas pierden competitividad ¿Que debe ahcer el BCE?

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La Reserva Federal de EEUU (FED) ha bajado la tasa de interés de referencia en 0,5 puntos porcentuales. Desde septiembre y contando la bajada de hoy, la Reserva Federal (FED) ha reducido los tipos de interés cinco veces bajando los tipos desde el 5,25% al 3%, mientras que el Banco Central Europeo (BCE) ha venido manifestando, por boca de su presidente, su intención de no alterar los tipos, manteniéndolos en el 4%.

¿Porqué la FED ha vuelto a bajar otra vez los tipos de forma agresiva? 1) Porque la economía estadounidense frenó su ritmo de crecimiento al 0,6% en el cuarto trimestre del pasado año y se queda muy lejos del 1,2% de crecimiento que habían barajado los analistas. Este dato aumenta mucho la probabilidad de que Estados Unidos entre en recesión en el primer trimestre de este año.

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