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Andamos en España muy preocupados por el EURIBOR, un tipo de interés del que sabemos que afecta a nuestras cargas hipotecarias y que durante dos años y medio, hasta diciembre, no ha dejado de crecer. Desde niveles cercanos al 2% en junio de 2005, este tipo alcanzó a finales de 2007 referencias próximas al 4,80%. Con una deuda hipotecaria históricamente muy elevada y casi exclusivamente a tipo variable, las familias españolas sufren una notable reducción en su capacidad de gasto cada vez que el EURIBOR, que es el principal tipo de referencia de sus préstamos hipotecarios, aumenta. Está, por tanto, justificada esa preocupación por el EURIBOR. Pero antes de preguntarnos por su previsible evolución futura, bueno será saber de qué depende, y, para ello, habrá que averiguar antes qué es eso del EURIBOR.


EURIBOR es el acrónimo de “euro interbank offered rate” y no es más que el tipo de interés al que un banco europeo está dispuesto a ofrecerle un depósito en euros a otro banco. Es, por tanto, lo que se denomina un tipo interbancario. En la práctica se calcula cada día a la misma hora a partir de la media de los precios ofrecidos por los principales 64 bancos europeos. Más de uno se sorprenderá al enterarse que no hay un sólo EURIBOR, sino varios, desde el EURIBOR a una semana hasta el EURIBOR a un año. Y es que los bancos se prestan dinero a distintos plazos y en cada uno de ellos exigen un tipo de interés distinto. ¿Cuál es entonces el tipo de interés relevante para las hipotecas españolas? Lo habitual es que la referencia sea el EURIBOR a un año, que es al que nos referíamos en el primer párrafo. Y también es habitual que, en particular, se utilice el llamado “EURIBOR hipotecario”, publicado en el BOE una vez al mes (en torno al día 20) y que es la media del EURIBOR a un año de los treinta días anteriores.

Podemos entonces avanzar: ¿de qué depende el EURIBOR? En primer lugar, depende del tipo de intervención de referencia del Banco Central Europeo. En sus subastas ordinarias de fondos, el BCE presta dinero a los bancos centrales a un plazo de dos semanas y les exige un tipo mínimo que en estos momentos es del 4%. Los bancos tenderán a prestarse fondos entre sí a plazos similares aplicando tipos de interés próximos a ese 4%, puesto que, en principio, ningún banco querría pagar mucho más cuando puede obtener fondos líquidos del banco central al 4%. A plazos mayores —un año, por ejemplo—, la referencia será más bien el tipo de intervención del BCE esperado en los próximos doce meses. Si se espera que el banco emisor vaya encareciendo progresivamente su crédito, el EURIBOR a un año subirá hasta incorporar esta expectativa. En segundo lugar, el EURIBOR depende de la oferta y de la demanda de liquidez (de fondos a corto plazo) en el mercado interbancario. Si aumenta la demanda o se reduce la oferta y el BCE no lo compensa con una mayor inyección de liquidez, el precio de los depósitos (su tipo de interés) tenderá a subir. Finalmente, el grado de confianza en la solvencia de los otros bancos determinará también el nivel del EURIBOR. Si aumenta el temor respecto a la capacidad del conjunto de los bancos para hacer frente a sus compromisos, los tipos de interés exigidos tenderán también a subir.

Pues bien, ¿por qué se situó el EURIBOR a un año en torno al 4,80% en diciembre si el tipo de referencia del BCE se ha mantenido en el 4% desde junio de 2007? ¿Fue quizás por expectativas de subidas de tipos del BCE en los próximos meses? La respuesta es que no. De hecho, las expectativas del mercado sobre la futura evolución de los tipos del BCE han oscilado en los últimos meses entre el mantenimiento del 4% y la apuesta por recortes hasta el 3,25%. Lo que ha sucedido es que se han aumentado las necesidades de liquidez del sistema financiero a la vez que la desconfianza sobre la solvencia del conjunto de entidades financieras. Ambas circunstancias han tenido su origen en las pérdidas (o recortes de ingresos) sufridas por numerosos bancos a raíz de la globalización de la crisis crediticia cuyo origen hay que buscar en la financiación del mercado de la vivienda de EEUU.

La siguiente pregunta es: ¿por qué se ha reducido el EURIBOR a un año en febrero hasta el 4,35%? Y la respuesta es que los tres factores relevantes han contribuido a ello, pero sobre todo el primero. Las expectativas de tipos, como consecuencia de la fortaleza del euro y de la moderación del crecimiento económico, han tendido a anticipar con mayor claridad la posibilidad de futuros recortes de tipos del BCE, hasta el 3,25% a lo largo de este año. Esta es la razón principal del reciente descenso del EURIBOR. La importancia de los factores de liquidez y solvencia ha sido mucho menor. Es verdad que el banco emisor ha elevado en los últimos tres meses de manera notable sus inyecciones de liquidez al sistema, reduciendo las necesidades netas, y también que el cambio de año ha sido relevante, puesto que con la proximidad del cierre de ejercicio la demanda de liquidez suele aumentar transitoriamente. Igualmente cierto es que la desconfianza entre los bancos ha tendido a reducirse; en parte por la clara reacción del BCE, que ha ayudado a disipar el temor a una cadena de impagos interbancarios. Sin embargo, estos factores sólo han servido para reducir con claridad las primas de riesgo de los tipos a plazos cortos (la del EURIBOR a tres meses, por ejemplo), pero las del EURIBOR a un año apenas se han visto afectadas por estas circunstancias.

Y por fin llegamos a la cuestión más importante: ¿hacia dónde va el EURIBOR? De los tres determinantes que hemos examinado, el del tipo de referencia del BCE es el que más probabilidades tiene de moverse de manera significativa y, por fortuna, la dirección será a la baja. La moderación económica, una probable reducción de la inflación a partir de abril y la fortaleza del euro (refuerza los dos factores anteriores) acabarán previsiblemente propiciando recortes de tipos del BCE, quizás hasta el 3,00% o el 3,25%, lo que sin duda arrastrará a la baja al EURIBOR. Más dudoso es que las necesidades de liquidez y la desconfianza interbancarias se recuperen significativamente. La moderación económica y una crisis crediticia de largo recorrido dificultarán una reducción importante adicional de las primas de riesgo, pero al menos tampoco parece probable que vuelvan a ampliarse. En definitiva, el EURIBOR puede en los próximos meses mantenerse en torno a 0,3/0,5 puntos porcentuales por encima del nivel en el que se situaría sin esos problemas de liquidez y solvencia. Ello no deberá impedir que, de la mano de un BCE menos preocupado por la inflación, pueda el EURIBOR a un año acabar descendiendo por debajo del 3,75%.

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