Archivo de la Categoría ‘Economía Mundial’

6
Nov

La cumbre sino-africana de Pekín

Escrito el 6 noviembre 2006 por JUAN CARLOS MARTINEZ en Economía Mundial

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    [post_content] => En paralelo a la  cumbre Iberoamericana de Montevideo, este fin de semana  se ha celebrado en Pekín la cumbre China-África de cooperación. A ella han asistido 48 de los 53 líderes africanos, lo que da idea de la importancia de la misma.  ¿Qué intereses tiene China en África?. Pues principalmente abastecerse de materias primas. La gran fábrica china necesita de un flujo regular y constante de ellas, y sólo son  abundantes en África y en América Latina. Por ejemplo, el 30% del petróleo que importa China, procede de países africanos, y Angola se ha convertido en su principal suministrador de crudo, tras superar a Arabia Saudí.  Pero también importa cobre, madera, hierro,  cobalto y alimentos. ¿Y a cambio de que?. Pues fundamentalmente de ayuda y cooperación. Pekín lleva años concediendo ayudas y financiando proyectos e infraestructuras en el continente, y sus empresas cada vez se muestran más activas. Se calcula que más de 800 operan en África, con una inversión acumulada de más de 6.000 millones de dólares.  Y cada vez son más los productos chinos que circulan por el continente, ya que su bajo precio los hace accesibles a una población con escasos niveles de renta. China ya se ha convertido en el tercer socio comercial de África, y  el volumen de este comercio superará los 50.000 millones de dólares este año.

Además China no presenta los rechazos que frecuentemente acompaña a los europeos por su pasado colonial y a los norteamericanos por su intervencionismo durante la guerra fría. Si bien durante los años 60 y 70 del pasado siglo los intereses chinos en África descansaban sobre postulados ideológicos y revolucionarios, hoy en día son estrictamente comerciales. Hasta el punto no tener ningún problema en  mantener estrechas relaciones políticas y comerciales con gobiernos sometidos al boicot y o al rechazo de la comunidad internacional por sus actitudes poco democráticas o por su  comportamiento en materia de derechos humanos. Lo que le ha valido importantes críticas en occidente, pero también importantes complicidades por parte de muchos gobiernos africanos, hartos del cinismo de los occidentales.

“Amistad, paz, cooperación y desarrollo”, ha sido el lema elegido para  la cumbre de Pekín,  e  " igualdad, y confianza y cooperación beneficiosa para ambas partes" los principios sobre los que se deben basar las relaciones sino-africanas. De momento parece un cuento de color de rosa con intereses por ambas partes, pero, de alguna manera, ¿no está China haciendo lo mismo que hicieron en el pasado los occidentales?, es decir, si en África no hubiera materias primas,¿el interés chino sería el mismo?. O al contrario, ¿puede que China sea el aliado ideal para ayudar a salir del subdesarrollo a los países africanos?.


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En paralelo a la cumbre Iberoamericana de Montevideo, este fin de semana se ha celebrado en Pekín la cumbre China-África de cooperación. A ella han asistido 48 de los 53 líderes africanos, lo que da idea de la importancia de la misma. ¿Qué intereses tiene China en África?. Pues principalmente abastecerse de materias primas. La gran fábrica china necesita de un flujo regular y constante de ellas, y sólo son abundantes en África y en América Latina. Por ejemplo, el 30% del petróleo que importa China, procede de países africanos, y Angola se ha convertido en su principal suministrador de crudo, tras superar a Arabia Saudí. Pero también importa cobre, madera, hierro, cobalto y alimentos. ¿Y a cambio de que?. Pues fundamentalmente de ayuda y cooperación. Pekín lleva años concediendo ayudas y financiando proyectos e infraestructuras en el continente, y sus empresas cada vez se muestran más activas. Se calcula que más de 800 operan en África, con una inversión acumulada de más de 6.000 millones de dólares. Y cada vez son más los productos chinos que circulan por el continente, ya que su bajo precio los hace accesibles a una población con escasos niveles de renta. China ya se ha convertido en el tercer socio comercial de África, y el volumen de este comercio superará los 50.000 millones de dólares este año.

Además China no presenta los rechazos que frecuentemente acompaña a los europeos por su pasado colonial y a los norteamericanos por su intervencionismo durante la guerra fría. Si bien durante los años 60 y 70 del pasado siglo los intereses chinos en África descansaban sobre postulados ideológicos y revolucionarios, hoy en día son estrictamente comerciales. Hasta el punto no tener ningún problema en mantener estrechas relaciones políticas y comerciales con gobiernos sometidos al boicot y o al rechazo de la comunidad internacional por sus actitudes poco democráticas o por su comportamiento en materia de derechos humanos. Lo que le ha valido importantes críticas en occidente, pero también importantes complicidades por parte de muchos gobiernos africanos, hartos del cinismo de los occidentales.

“Amistad, paz, cooperación y desarrollo”, ha sido el lema elegido para la cumbre de Pekín, e » igualdad, y confianza y cooperación beneficiosa para ambas partes» los principios sobre los que se deben basar las relaciones sino-africanas. De momento parece un cuento de color de rosa con intereses por ambas partes, pero, de alguna manera, ¿no está China haciendo lo mismo que hicieron en el pasado los occidentales?, es decir, si en África no hubiera materias primas,¿el interés chino sería el mismo?. O al contrario, ¿puede que China sea el aliado ideal para ayudar a salir del subdesarrollo a los países africanos?.

31
Oct

El informe Stern

Escrito el 31 octubre 2006 por JUAN CARLOS MARTINEZ en Economía Mundial

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    [post_content] => Hoy se ha hecho público un informe encargado por el gobierno británico al ex-economista  del Banco Mundial Nicholas Stern, sobre las consecuencias del cambio climático que se está produciendo  por el calentamiento del planeta. Las conclusiones son demoledoras. No sólo en términos medioambientales (aumento de las  sequías e inundaciones, elevación del nivel del mar por el deshielo de los polos, refugiados mediambientales…), sino, y ahí radica la novedad, en términos económicos: una reducción del PIB mundial estimada entre el 5% y el 20%, con todo lo que ello implica en términos de riqueza, empleo…. Es decir, una recesión similar a la vivida tras la crisis del 29. Y lo peor de todo es que estos efectos no los sufrirán las generaciones futuras, sino que podrían empezar a sentirse dentro de diez años de no tomarse medidas urgentes.

Stern Review Report

La publicación del informe busca crear un estado de opinión para que, en  la Cumbre Mundial del Clima que se celebrará en Nairobi el mes que viene, se sustituya el Protocolo de Kioto por un acuerdo mucho más ambicioso en lo referente a la limitación de las emisiones de gases causantes del efecto invernadero. Protocolo de Kioto que, dicho sea de paso, no se está cumpliendo. Y no sólo porque países claves como Estados Unidos no lo han firmado aduciendo supuestos perjuicios para su economía, sino por que otros que si lo han ratificado, como España, lo incumplen de forma escandalosa. Casualmente,  también hoy la Ministra española de Medio Ambiente lanzaba un globo sonda sobre un nuevo modelo de tarificación que penalice el consumo excesivo de agua. Y es que a pesar de las últimas lluvias, la sequía sigue presente, y parece necesario adoptar medidas más contundentes para lograr disminuir el elevado consumo de agua de España.

El informe Stern plantea por primera vez el cambio climático en otros términos, los económicos, y en otros plazos, diez años.¿Qué harán los principales países ante lo que parece que se nos viene encima?. ¿Se seguirá  posponiendo el problema o se tomarán medidas para limitar de forma efectiva el efecto invernadero?. ¿Merece la pena invertir en detener el cambio climático?.  Por cierto, Maquiavelo dijo: “Es defecto común de los hombres no tener en cuenta la tempestad cuando el mar está en calma....”

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Hoy se ha hecho público un informe encargado por el gobierno británico al ex-economista del Banco Mundial Nicholas Stern, sobre las consecuencias del cambio climático que se está produciendo por el calentamiento del planeta. Las conclusiones son demoledoras. No sólo en términos medioambientales (aumento de las sequías e inundaciones, elevación del nivel del mar por el deshielo de los polos, refugiados mediambientales…), sino, y ahí radica la novedad, en términos económicos: una reducción del PIB mundial estimada entre el 5% y el 20%, con todo lo que ello implica en términos de riqueza, empleo…. Es decir, una recesión similar a la vivida tras la crisis del 29. Y lo peor de todo es que estos efectos no los sufrirán las generaciones futuras, sino que podrían empezar a sentirse dentro de diez años de no tomarse medidas urgentes.

Stern Review Report

La publicación del informe busca crear un estado de opinión para que, en la Cumbre Mundial del Clima que se celebrará en Nairobi el mes que viene, se sustituya el Protocolo de Kioto por un acuerdo mucho más ambicioso en lo referente a la limitación de las emisiones de gases causantes del efecto invernadero. Protocolo de Kioto que, dicho sea de paso, no se está cumpliendo. Y no sólo porque países claves como Estados Unidos no lo han firmado aduciendo supuestos perjuicios para su economía, sino por que otros que si lo han ratificado, como España, lo incumplen de forma escandalosa. Casualmente, también hoy la Ministra española de Medio Ambiente lanzaba un globo sonda sobre un nuevo modelo de tarificación que penalice el consumo excesivo de agua. Y es que a pesar de las últimas lluvias, la sequía sigue presente, y parece necesario adoptar medidas más contundentes para lograr disminuir el elevado consumo de agua de España.

El informe Stern plantea por primera vez el cambio climático en otros términos, los económicos, y en otros plazos, diez años.¿Qué harán los principales países ante lo que parece que se nos viene encima?. ¿Se seguirá posponiendo el problema o se tomarán medidas para limitar de forma efectiva el efecto invernadero?. ¿Merece la pena invertir en detener el cambio climático?. Por cierto, Maquiavelo dijo: “Es defecto común de los hombres no tener en cuenta la tempestad cuando el mar está en calma….”

26
Oct

Intermon, Starbucks y Etiopía

Escrito el 26 octubre 2006 por JUAN CARLOS MARTINEZ en Economía Mundial

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    [post_content] => Acabo de recibir un correo electrónico que ha llamado mucho mi atención. En él, Intermon-Oxfam, una ONG muy activa en la lucha contra la pobreza, solicita que se envíe a Starbucks España un correo pidiéndoles que cumplan su promesa y permitan que Etiopía pueda registrar en Estados Unidos las denominaciones de sus mejores cafés. Según Intermon –Oxfan “si consigue estos derechos, Etiopía puede ayudar a sus campesinos a negociar mejores precios y aumentaría los ingresos de la industria cafetera del país. Esto ayudaría a millones de campesinos y sus familias a salir de la pobreza, ayudándoles a enviar a sus hijos al colegio y permitirles el acceso a la salud.”

http://www.comercioconjusticia.com/index.php?file=actua_starbucks_principal.htm# 

Cuando lees esto, te resulta difícil negarte. Sin te cueste nada, sólo tienes que pinchar y enviar tu correo-petición a Starbucks. Y de esa manera estas ayudando a los campesinos etíopes: mínimo esfuerzo = máxima rentabilidad social. La campaña es inteligente; no te piden dinero, no te “roba” mucho tiempo, y tampoco te piden un boicot  a las cafeterías de Starbucks por oponerse a los deseos del gobierno etíope. Pero la imagen de Starbucks queda dañada ante miles o millones de personas. ¿Cómo me sentiré al saborear un delicioso café la próxima vez que vaya a un Starbucks?. ¿Pensaré que son unos “explotadores” de pobres campesinos etíopes?. ¿Dejaré de ir a Starbucks?.

La cuestión es muy interesante. Algunas ONG están cambiando su modus operandi. Ya no basta con mostrarnos las terribles imágenes de la pobreza o de los excesos medioambientales, para lograr activar nuestras conciencias. Hay un  arma más poderosa. “Obligar”, (a través de excelentes campañas de difusión o mediante boicots), a que  las grandes compañías se comprometan a actuar en un determinado sentido, o conseguir que abandonen determinadas prácticas. Es decir, implicarlas ¿a la fuerza? en la senda de la responsabilidad social corporativa o del comercio justo. ¿Recordáis el escándalo que supuso para Nike el descubrimiento de que había niños trabajando en sus plantas asiáticas?. ¿O cuando Shell tuvo que renunciar a hundir una plataforma petrolífera en el Atlántico norte, ante el boicot que sufrieron sus estaciones de servicio en Europa?. Me planteo muchas cosas: ¿Cómo actuará Starbucks ante esta campaña?. ¿Son lícitas este tipo de acciones?. ¿Y eficaces?


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Acabo de recibir un correo electrónico que ha llamado mucho mi atención. En él, Intermon-Oxfam, una ONG muy activa en la lucha contra la pobreza, solicita que se envíe a Starbucks España un correo pidiéndoles que cumplan su promesa y permitan que Etiopía pueda registrar en Estados Unidos las denominaciones de sus mejores cafés. Según Intermon –Oxfan “si consigue estos derechos, Etiopía puede ayudar a sus campesinos a negociar mejores precios y aumentaría los ingresos de la industria cafetera del país. Esto ayudaría a millones de campesinos y sus familias a salir de la pobreza, ayudándoles a enviar a sus hijos al colegio y permitirles el acceso a la salud.”

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Cuando lees esto, te resulta difícil negarte. Sin te cueste nada, sólo tienes que pinchar y enviar tu correo-petición a Starbucks. Y de esa manera estas ayudando a los campesinos etíopes: mínimo esfuerzo = máxima rentabilidad social. La campaña es inteligente; no te piden dinero, no te “roba” mucho tiempo, y tampoco te piden un boicot a las cafeterías de Starbucks por oponerse a los deseos del gobierno etíope. Pero la imagen de Starbucks queda dañada ante miles o millones de personas. ¿Cómo me sentiré al saborear un delicioso café la próxima vez que vaya a un Starbucks?. ¿Pensaré que son unos “explotadores” de pobres campesinos etíopes?. ¿Dejaré de ir a Starbucks?.

La cuestión es muy interesante. Algunas ONG están cambiando su modus operandi. Ya no basta con mostrarnos las terribles imágenes de la pobreza o de los excesos medioambientales, para lograr activar nuestras conciencias. Hay un arma más poderosa. “Obligar”, (a través de excelentes campañas de difusión o mediante boicots), a que las grandes compañías se comprometan a actuar en un determinado sentido, o conseguir que abandonen determinadas prácticas. Es decir, implicarlas ¿a la fuerza? en la senda de la responsabilidad social corporativa o del comercio justo. ¿Recordáis el escándalo que supuso para Nike el descubrimiento de que había niños trabajando en sus plantas asiáticas?. ¿O cuando Shell tuvo que renunciar a hundir una plataforma petrolífera en el Atlántico norte, ante el boicot que sufrieron sus estaciones de servicio en Europa?. Me planteo muchas cosas: ¿Cómo actuará Starbucks ante esta campaña?. ¿Son lícitas este tipo de acciones?. ¿Y eficaces?

10
Oct

Phelps: La estabilidad macroeconómica

Escrito el 10 octubre 2006 por en Economía Mundial

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    [post_content] => Como señalo en un artículo titulado "Precursor de la ortodoxia" publicado el el diario Expansión de hoy Edmund Phelps y Milton Friedman (Premios Nóbeles de Economía en 2006 y 1976 respectivamente) demostraron en la década del sesenta que la llamada curva de Phillips (que representa la existencia de una relación estable y negativa, entre la inflación y el desempleo) no funcionaba. Al cuestionar la curva de Phillips, Friedman y Phelps distinguieron entre inflación anticipada y no anticipada. Según estos dos autores, la tasa de paro disminuye solo si la expansión fiscal o monetaria se realiza por sorpresa, es decir ocasiona una inflación no esperada. Sin embargo, este aumento en el empleo es a corto plazo. En el largo plazo la economía tiende a moverse en torno a la tasa natural de desempleo (TND), es decir, en el nivel de paro estructural que es independiente del nivel de inflación. De ello se sigue que una política que intente reducir la tasa de paro por debajo de la TND solo producirá, a largo plazo, altas tasas de inflación sin modificar la tasa de desempleo. ¿Por qué? Por el efecto de las expectativas.

Según Phelps los viejos modelos económicos se basan en el comportamiento pasado de consumidores y empresas. Pero a menos que incorporen expectativas esos modelos son inútiles para asesorar cambios en la política económica. Cuando los gobiernos cambian sus políticas, los agentes interpretan esos cambios y actúan en base a la experiencia pasada, por eso y debido al aprendizaje de los agentes adquirido en el pasado, la respuesta de la economía a una nueva política podrá ser diferente a las que los gobiernos esperan o quieren conseguir. Aunque este principio es bastante general, los ejemplos más conocidos se refieren a políticas monetarias y fiscales. Hasta los 70 los gobiernos pensaron que podrían obtener un desempleo menor con un poco más de inflación. Este concepto fue desechado, tal como hemos visto por Friedman, y Phelps. Aplicando expectativas racionales, Robert Lucas (ganador del premio Nóbel de economía de 1995) dio un paso más: las expectativas racionales. Para reducir la inflación, los gobiernos tienen que anunciar un objetivo monetario estricto y cumplirlo. A la vista de esta creíble y dura política, trabajadores, consumidores y empresas esperarán una inflación más baja,  moderarán tanto sus demandas salariales como las subidas de precios, y la baja inflación reducirá el coste y precio de los productos y del trabajo, aumentando el empleo. Bebiendo en esta misma línea de pensamiento, iniciada por Phelps, Finn Kydland y Edward Prescott (Premios Nóbel de Economía en 2004) conciben también la política económica como un juego en el que el público no se deja engañar sistemáticamente por el Gobierno y toma en consideración tanto las acciones de política presentes como las esperadas en el futuro. Así si un gobierno carece de credibilidad, su política económica será ineficiente, ya que, los agentes económicos (empresarios y sindicatos) cambiarán sus comportamientos y actuarán conforme a la política económica que esperan que haga el Gobierno y no en cuanto a la que hace o dice que hace.

A Phelps también le han dado el Nóbel por demostrar que la inversión en capital humano es un componente fundamental del crecimiento económico. Los individuos altamente cualificados que han superado largos períodos de escolarización, son los que realizan la inmensa mayoría de las innovaciones. En este sentido es pionero de la “nueva teoría del crecimiento”, con modelos de crecimiento endógeno: la política económica puede influir en la tasa de progreso técnico y los dos factores que más pueden favorecer la productividad global de la economía son los incrementos de capital humano y tecnología. Por último, Phelps es un precursor de la  política económica ortodoxa. Nos dice que el único camino para conseguir un crecimiento económico alto y estable es a través de la estabilidad de precios. Que tomen nota nuestros políticos.


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Como señalo en un artículo titulado «Precursor de la ortodoxia» publicado el el diario Expansión de hoy Edmund Phelps y Milton Friedman (Premios Nóbeles de Economía en 2006 y 1976 respectivamente) demostraron en la década del sesenta que la llamada curva de Phillips (que representa la existencia de una relación estable y negativa, entre la inflación y el desempleo) no funcionaba. Al cuestionar la curva de Phillips, Friedman y Phelps distinguieron entre inflación anticipada y no anticipada. Según estos dos autores, la tasa de paro disminuye solo si la expansión fiscal o monetaria se realiza por sorpresa, es decir ocasiona una inflación no esperada. Sin embargo, este aumento en el empleo es a corto plazo. En el largo plazo la economía tiende a moverse en torno a la tasa natural de desempleo (TND), es decir, en el nivel de paro estructural que es independiente del nivel de inflación. De ello se sigue que una política que intente reducir la tasa de paro por debajo de la TND solo producirá, a largo plazo, altas tasas de inflación sin modificar la tasa de desempleo. ¿Por qué? Por el efecto de las expectativas.

Según Phelps los viejos modelos económicos se basan en el comportamiento pasado de consumidores y empresas. Pero a menos que incorporen expectativas esos modelos son inútiles para asesorar cambios en la política económica. Cuando los gobiernos cambian sus políticas, los agentes interpretan esos cambios y actúan en base a la experiencia pasada, por eso y debido al aprendizaje de los agentes adquirido en el pasado, la respuesta de la economía a una nueva política podrá ser diferente a las que los gobiernos esperan o quieren conseguir. Aunque este principio es bastante general, los ejemplos más conocidos se refieren a políticas monetarias y fiscales. Hasta los 70 los gobiernos pensaron que podrían obtener un desempleo menor con un poco más de inflación. Este concepto fue desechado, tal como hemos visto por Friedman, y Phelps. Aplicando expectativas racionales, Robert Lucas (ganador del premio Nóbel de economía de 1995) dio un paso más: las expectativas racionales. Para reducir la inflación, los gobiernos tienen que anunciar un objetivo monetario estricto y cumplirlo. A la vista de esta creíble y dura política, trabajadores, consumidores y empresas esperarán una inflación más baja, moderarán tanto sus demandas salariales como las subidas de precios, y la baja inflación reducirá el coste y precio de los productos y del trabajo, aumentando el empleo. Bebiendo en esta misma línea de pensamiento, iniciada por Phelps, Finn Kydland y Edward Prescott (Premios Nóbel de Economía en 2004) conciben también la política económica como un juego en el que el público no se deja engañar sistemáticamente por el Gobierno y toma en consideración tanto las acciones de política presentes como las esperadas en el futuro. Así si un gobierno carece de credibilidad, su política económica será ineficiente, ya que, los agentes económicos (empresarios y sindicatos) cambiarán sus comportamientos y actuarán conforme a la política económica que esperan que haga el Gobierno y no en cuanto a la que hace o dice que hace.

A Phelps también le han dado el Nóbel por demostrar que la inversión en capital humano es un componente fundamental del crecimiento económico. Los individuos altamente cualificados que han superado largos períodos de escolarización, son los que realizan la inmensa mayoría de las innovaciones. En este sentido es pionero de la “nueva teoría del crecimiento”, con modelos de crecimiento endógeno: la política económica puede influir en la tasa de progreso técnico y los dos factores que más pueden favorecer la productividad global de la economía son los incrementos de capital humano y tecnología. Por último, Phelps es un precursor de la política económica ortodoxa. Nos dice que el único camino para conseguir un crecimiento económico alto y estable es a través de la estabilidad de precios. Que tomen nota nuestros políticos.

9
Oct
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    [post_content] => Phelps, de 73 años, profesor de la Universidad de Columbia en Nueva York, ha sido nombrado Premio Nóbel de Economía en 2006. Phelps y Friedman (Premio Nóbel de Economía en 1976) demostraron en la década del sesenta que la llamada curva de Phillips (existencia de una relación estable y negativa, entre la inflación y el desempleo) no funcionaba. Al cuestionar la curva de Phillips, Friedman y Phelps distinguieron entre inflación anticipada y no anticipada. Según estos dos autores, la tasa de paro disminuye solo si la expansión fiscal o monetaria se realiza por sorpresa, es decir ocasiona una inflación no esperada o no anticipada. En cualquier caso el aumento en el empleo es a corto plazo. Phelps ha sido también galardonado por ser un pionero en el análisis de la importancia del capital humano en la difusión de la nueva tecnología y el desarrollo en los negocios y en el mundo de las corporaciones, dijo la academia en su mención. Para una información más detallada del trabajo de Phelps se puede consultar una exposición suya sobre su aportación a la Ciencia Económica



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27
Sep

Buenos gobiernos y progreso tecnológico

Escrito el 27 septiembre 2006 por Valentín Bote en Economía Mundial

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    [post_content] => (Valentín Bote Álvarez-Carrasco. valentin.bote@enter.ie.edu) Nadie discute hoy la importancia del capital tecnológico en el desarrollo económico de los distintos países. Contamos con las experiencias de países, como Corea del Sur, que resultan paradigmáticos en cuanto a la apuesta realizada por el gobierno en materia de profundización tecnológica. El fuerte desarrollo tecnológico se tradujo en un desarrollo económico espectacular. Como simple comparación, la renta per capita coreana en 1970 era la mitad de la de, por ejemplo, México, y en 2004 duplicaba la renta per capita de dicho país norteamericano. Y eso que en estas décadas la renta per capita mexicana también creció a un buen ritmo.

En general el conjunto de países en desarrollo está haciendo uso del capital tecnológico para converger con los países más avanzados en cuanto a uso de la infraestructura de información. En el ámbito de la Sociedad de la Información, una fuente importante de progreso tecnológico, basta con recordar que en 1993 la proporción de usuarios de Internet en los países en vías de desarrollo era de 1 por cada mil habitantes y diez años después, en 2003, la cifra se había elevado ya a 75 por cada mil, de acuerdo con datos del Banco Mundial.

Incluso en los países más pobres del planeta se han producido avances de gran importancia, ligados en muchos casos a tecnologías relativamente nuevas, como la telefonía móvil. Así, por ejemplo, en Burkina Faso, por ejemplo, un país con una de las rentas per capita más bajas del planeta, aproximadamente unos 360 dólares por año (aunque creciendo a un ritmo razonable, ya que en el año 2000 era tan solo de 250 dólares anuales), se disponían en 1990 de menos de 7.000 teléfonos fuera de la capital, que atendían las necesidades de una población de 8,3 millones de personas diseminadas en 259.000 kilómetros cuadrados. El impacto de las cifras puede ser mayor si se tiene en cuenta que estamos hablando de un teléfono por cada 1.200 habitantes y por cada 37 kilómetros cuadrados. A día de hoy la cobertura de telefonía móvil alcanza al 60 por 100 de la población y cuentan con unos 20 suscriptores de móvil por cada mil habitantes. Aunque en materia de telefonía fija también se ha avanzado, puesto que hoy ya hay 5 teléfonos fijos por cada 1000 habitantes, está claro que las nuevas tecnologías ligadas a la telefonía móvil han sido las ganadoras en esta carrera por el desarrollo del país. En cualquier caso se puede apreciar como las TIC están extendiéndose por el mundo en desarrollo y están sirviendo como motor del crecimiento económico en estos países.

Sin embargo, el desarrollo económico ligado al capital tecnológico no está siendo homogéneo en los países en vías de desarrollo. En un reciente estudio publicado por el Banco Mundial se evalúa el efecto de la calidad de las instituciones nacionales en la evolución del capital tecnológico de los países en vías de desarrollo. Sobre este trabajo escribiré en unos días.

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(Valentín Bote Álvarez-Carrasco. valentin.bote@enter.ie.edu) Nadie discute hoy la importancia del capital tecnológico en el desarrollo económico de los distintos países. Contamos con las experiencias de países, como Corea del Sur, que resultan paradigmáticos en cuanto a la apuesta realizada por el gobierno en materia de profundización tecnológica. El fuerte desarrollo tecnológico se tradujo en un desarrollo económico espectacular. Como simple comparación, la renta per capita coreana en 1970 era la mitad de la de, por ejemplo, México, y en 2004 duplicaba la renta per capita de dicho país norteamericano. Y eso que en estas décadas la renta per capita mexicana también creció a un buen ritmo.

En general el conjunto de países en desarrollo está haciendo uso del capital tecnológico para converger con los países más avanzados en cuanto a uso de la infraestructura de información. En el ámbito de la Sociedad de la Información, una fuente importante de progreso tecnológico, basta con recordar que en 1993 la proporción de usuarios de Internet en los países en vías de desarrollo era de 1 por cada mil habitantes y diez años después, en 2003, la cifra se había elevado ya a 75 por cada mil, de acuerdo con datos del Banco Mundial.

Incluso en los países más pobres del planeta se han producido avances de gran importancia, ligados en muchos casos a tecnologías relativamente nuevas, como la telefonía móvil. Así, por ejemplo, en Burkina Faso, por ejemplo, un país con una de las rentas per capita más bajas del planeta, aproximadamente unos 360 dólares por año (aunque creciendo a un ritmo razonable, ya que en el año 2000 era tan solo de 250 dólares anuales), se disponían en 1990 de menos de 7.000 teléfonos fuera de la capital, que atendían las necesidades de una población de 8,3 millones de personas diseminadas en 259.000 kilómetros cuadrados. El impacto de las cifras puede ser mayor si se tiene en cuenta que estamos hablando de un teléfono por cada 1.200 habitantes y por cada 37 kilómetros cuadrados. A día de hoy la cobertura de telefonía móvil alcanza al 60 por 100 de la población y cuentan con unos 20 suscriptores de móvil por cada mil habitantes. Aunque en materia de telefonía fija también se ha avanzado, puesto que hoy ya hay 5 teléfonos fijos por cada 1000 habitantes, está claro que las nuevas tecnologías ligadas a la telefonía móvil han sido las ganadoras en esta carrera por el desarrollo del país. En cualquier caso se puede apreciar como las TIC están extendiéndose por el mundo en desarrollo y están sirviendo como motor del crecimiento económico en estos países.

Sin embargo, el desarrollo económico ligado al capital tecnológico no está siendo homogéneo en los países en vías de desarrollo. En un reciente estudio publicado por el Banco Mundial se evalúa el efecto de la calidad de las instituciones nacionales en la evolución del capital tecnológico de los países en vías de desarrollo. Sobre este trabajo escribiré en unos días.

20
Sep

La paradójica recuperación mundial

Escrito el 20 septiembre 2006 por JUAN CARLOS MARTINEZ en Economía Mundial

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    [post_content] => La vuelta del verano nos ha traído la publicación de las previsiones económicas de distintos organismos como el FMI, la OCDE o la Comisión Europea. Aunque las proyecciones muestran diferencias decimales, el común denominador de todas es el mismo: la economía mundial se acelera, a pesar de que los riesgos que la acechan se hacen más patentes.

La mayor alegría es la recuperación de las economías europeas. Alemania,  Francia y en menor medida Italia, parece que abandonan el periodo de atonía en el que estaban sumidas. Esto es una buena noticia para España, puesto que si nuestro crecimiento se desacelera, el sector exterior podría tomar el testigo de la demanda interna, evitando que se produzca un aterrizaje brusco.

En el resto del planeta las perspectivas también mejoran. China, India y las economías del sudeste asiático continuarán asombrándonos; Latinoamérica mantendrá un crecimiento superior al 4%, y  de Japón continúan llegando buenas noticias.



Sólo la economía norteamericana parece que se desacelera pero aún así, su crecimiento rondará el 3% en 2007, siempre que la inflación se mantenga más o menos controlada, y que la Reserva Federal dé por concluida la fase de endurecimiento monetario.

La paradoja es que esta recuperación/aceleración mundial, se produce cuando las condiciones no parecen las más adecuadas: el petróleo por encima de los 60 dólares, y los tipos de interés en la zona euro y  en EE.UU. subiendo.

Lo cierto es que el encarecimiento del precio del petróleo, no ha tenido efectos devastadores  como en el pasado.  En cuanto la inflación se ha hecho notar, los Bancos Centrales han respondido rápidamente para evitar los efectos de segunda ronda. Y parece que lo están consiguiendo, sin que además se ralentice la actividad económica. Además,  los beneficios empresariales crecen a buen ritmo, y  las fusiones y adquisiciones siguen produciéndose gracias al exceso de liquidez que hay en la economía mundial. Incluso la mayor parte de las  bolsas mundiales se mantienen este año con ganancias y alguna como la española, están rondando máximos.

Los desequilibrios que acechan a la economía mundial recuerdan a esas enfermedades que se convierten en crónicas. Siguen ahí, en cualquier momento te pueden dar un susto, pero te acostumbras a hacer una vida más o menos normal con ellas. Me refiero a las burbujas inmobiliarias, al riesgo que implican las economías emergentes, o  al déficit exterior de Estados Unidos. Todo el mundo sabe que en cualquier momento pueden crear problemas, pero mientras tanto, la fiesta continúa.

Juan Carlos Martínez Lázaro


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La vuelta del verano nos ha traído la publicación de las previsiones económicas de distintos organismos como el FMI, la OCDE o la Comisión Europea. Aunque las proyecciones muestran diferencias decimales, el común denominador de todas es el mismo: la economía mundial se acelera, a pesar de que los riesgos que la acechan se hacen más patentes.

La mayor alegría es la recuperación de las economías europeas. Alemania, Francia y en menor medida Italia, parece que abandonan el periodo de atonía en el que estaban sumidas. Esto es una buena noticia para España, puesto que si nuestro crecimiento se desacelera, el sector exterior podría tomar el testigo de la demanda interna, evitando que se produzca un aterrizaje brusco.

En el resto del planeta las perspectivas también mejoran. China, India y las economías del sudeste asiático continuarán asombrándonos; Latinoamérica mantendrá un crecimiento superior al 4%, y de Japón continúan llegando buenas noticias.

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18
Sep

Suecia: Cambios en el Estado del Bienestar

Escrito el 18 septiembre 2006 por en Economía Mundial

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    [post_content] => En un artículo un poco largo y algo académico aparecido en el diario El Mundo de hoy (en las páginas 4 y 5) se pone de releive  que la victoria de Fredrik Reinfeldt, líder del principal partido de la oposición en las elecciones suecas, va a provocar una oleada de privatizaciones y cambios en el sistema de bienestar del país nórdico. Hasta ahora, como es sabido, ha venido funcionando una versión extrema de estado increíblemente generoso, que cuida al ciudadano «de la cuna a la tumba».El Estado ha engordado mucho en Suecia: el gasto público sobre el PIB, es del 59%. Además, controla buena parte de las empresas del país. Reinfeldt ha prometido una reestructuración para las 57 compañías que dependen del Gobierno central y los 200.000 empleados que en ellas trabajan. Además privatizará un gran número de estas empresas públicas.

El líder del nuevo Gobierno conservador ha manifestado en campaña electoral que ve las privatizaciones como un instrumento necesario para aumentar la eficiencia del aparato productivo y es partidario de extender la propiedad de las empresas a un mayor número de ciudadanos y limitar el poder del Estado sobre la economía. Se trata de privatizar todo aquello que no tiene fundamento para permanecer en el ámbito público. El sector público no tiene por qué tener bancos (el Estado sueco posee el 19,5% de Nordea, el mayor grupo financiero nórdico), fábricas de pasta de papel, empresas de telecomunicaciones (el Estado sueco posee el 45,3% de TeliaSonera) o compañías aéreas (21% de SAS). Es poco defendible que el Estado se dedique a esas actividades y privatizarlas parece lógico.

La nueva dinámica económica de la globalización está creando un Nuevo Estado de Bienestar Competitivo, donde la lógica del universalismo estatal protector característico del Estado de Bienestar tradicional, evoluciona hacia sistemas más privatizados. Y al igual que el Estado del Bienestar sueco fue admirado e imitado, tal vez no merezca menos su reforma.


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En un artículo un poco largo y algo académico aparecido en el diario El Mundo de hoy (en las páginas 4 y 5) se pone de releive que la victoria de Fredrik Reinfeldt, líder del principal partido de la oposición en las elecciones suecas, va a provocar una oleada de privatizaciones y cambios en el sistema de bienestar del país nórdico. Hasta ahora, como es sabido, ha venido funcionando una versión extrema de estado increíblemente generoso, que cuida al ciudadano «de la cuna a la tumba».El Estado ha engordado mucho en Suecia: el gasto público sobre el PIB, es del 59%. Además, controla buena parte de las empresas del país. Reinfeldt ha prometido una reestructuración para las 57 compañías que dependen del Gobierno central y los 200.000 empleados que en ellas trabajan. Además privatizará un gran número de estas empresas públicas.

El líder del nuevo Gobierno conservador ha manifestado en campaña electoral que ve las privatizaciones como un instrumento necesario para aumentar la eficiencia del aparato productivo y es partidario de extender la propiedad de las empresas a un mayor número de ciudadanos y limitar el poder del Estado sobre la economía. Se trata de privatizar todo aquello que no tiene fundamento para permanecer en el ámbito público. El sector público no tiene por qué tener bancos (el Estado sueco posee el 19,5% de Nordea, el mayor grupo financiero nórdico), fábricas de pasta de papel, empresas de telecomunicaciones (el Estado sueco posee el 45,3% de TeliaSonera) o compañías aéreas (21% de SAS). Es poco defendible que el Estado se dedique a esas actividades y privatizarlas parece lógico.

La nueva dinámica económica de la globalización está creando un Nuevo Estado de Bienestar Competitivo, donde la lógica del universalismo estatal protector característico del Estado de Bienestar tradicional, evoluciona hacia sistemas más privatizados. Y al igual que el Estado del Bienestar sueco fue admirado e imitado, tal vez no merezca menos su reforma.

7
Sep
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    [post_content] => Resumo mucho un reciente informe de Jean-Philippe Cotis (OECD Chief Economist) de Septiembre de 2006 titulado "What is the economic outlook for OECD countries?”:

The recent data for the first half of 2006, indicating a much strongerthan-expected performance in Europe and a significantly weaker one in the United States and Japan, should not be merely extrapolated going forward. Indeed, following this catch-up, growth is likely to slow somewhat in Europe whilst the US and Japanese expansions regain some momentum. As concerns inflation, price stability is still some way off in the United States and, in the opposite direction, in Japan. The risks surrounding this scenario continue to include the evolution of oil prices, which oscillated between $70 and close to $80 during the summer. Another prominent set of risks relates to long-term interest rates and real estate, against the backdrop of cooling housing markets in North America.

In the euro area, activity accelerated in the second quarter, partly catching up with upbeat business confidence indicators. Several transitory factors helped, notably the soccer World Cup and time-bound subsidies in the construction sector in Germany. Domestic demand in the euro area benefits from the pickup in employment growth in the two largest economies, and area–wide unemployment has fallen to below 8% of the labour force for the first time since 2001. Given the stronger-than-expected momentum in the first half, year-average GDP growth is now slated to reach 2.7%.

With most measures of inflation edging up, central banks across the G7 countries and beyond have lifted their policy rates since spring, but they face very different stages of the economic and interest rate cycles. In the euro area, the recovery now seems sufficiently robust for a return towards a neutral monetary stance, but gradually so, since unit labour costs remain well in check.

On the public finance front, dynamic activity and rising asset prices have contributed to positive revenue surprises. As a result, the fiscal deficit in the United States and in a number of other OECD countries should come in below what had been budgeted. In particular, in several euro area members, the general government deficit will pass under the 3% of GDP mark. In general, however, the extra receipts should not be spent, since the pace of fiscal consolidation during this cyclical recovery has so far failed to live up to the public finance challenges stemming from population ageing and other medium-run pressures.



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Resumo mucho un reciente informe de Jean-Philippe Cotis (OECD Chief Economist) de Septiembre de 2006 titulado «What is the economic outlook for OECD countries?”:

The recent data for the first half of 2006, indicating a much strongerthan-expected performance in Europe and a significantly weaker one in the United States and Japan, should not be merely extrapolated going forward. Indeed, following this catch-up, growth is likely to slow somewhat in Europe whilst the US and Japanese expansions regain some momentum. As concerns inflation, price stability is still some way off in the United States and, in the opposite direction, in Japan. The risks surrounding this scenario continue to include the evolution of oil prices, which oscillated between $70 and close to $80 during the summer. Another prominent set of risks relates to long-term interest rates and real estate, against the backdrop of cooling housing markets in North America.

In the euro area, activity accelerated in the second quarter, partly catching up with upbeat business confidence indicators. Several transitory factors helped, notably the soccer World Cup and time-bound subsidies in the construction sector in Germany. Domestic demand in the euro area benefits from the pickup in employment growth in the two largest economies, and area–wide unemployment has fallen to below 8% of the labour force for the first time since 2001. Given the stronger-than-expected momentum in the first half, year-average GDP growth is now slated to reach 2.7%.

With most measures of inflation edging up, central banks across the G7 countries and beyond have lifted their policy rates since spring, but they face very different stages of the economic and interest rate cycles. In the euro area, the recovery now seems sufficiently robust for a return towards a neutral monetary stance, but gradually so, since unit labour costs remain well in check.

On the public finance front, dynamic activity and rising asset prices have contributed to positive revenue surprises. As a result, the fiscal deficit in the United States and in a number of other OECD countries should come in below what had been budgeted. In particular, in several euro area members, the general government deficit will pass under the 3% of GDP mark. In general, however, the extra receipts should not be spent, since the pace of fiscal consolidation during this cyclical recovery has so far failed to live up to the public finance challenges stemming from population ageing and other medium-run pressures.

17
Jul

Globalización y pobreza (II)

Escrito el 17 julio 2006 por Valentín Bote en Economía Mundial

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    [post_content] => (Valentín Bote Álvarez-Carrasco. valentin.bote@enter.ie.edu) En esta nueva entrada sigo profundizando en algunos puntos de la relación entre Globalización y erradicación de la pobreza en el mundo. En general he tratado de recoger las puntualizaciones que he querido hacer en relación con los amables comentarios recibidos a mi aportación del día 7 de julio


En los últimos 25 años la pobreza se ha reducido en el mundo. Tanto el número de personas que viven por debajo del umbral de la pobreza (se defina como se defina: un dólar diario, dos, etc.) como la proporción respecto a la población total han disminuido en el período mencionado. Se trata de un resultado contrastado y sobre el que no cabe ninguna argumentación. Y, como comenté unos días atrás, mi opinión (y la de muchos expertos) es que el fenómeno de la globalización económica ha sido de gran ayuda en este proceso de reducción de la pobreza.

Hay personas a las que este resultado les incomoda, por la razón que sea. Y su siguiente argumento es algo del estilo de “la renta ha crecido… pero la renta no lo es todo”. Pues bien, los indicadores sociales más importantes en el tercer mundo, como la esperanza de vida al nacer, la mortalidad infantil, el consumo de calorías per capita, las tasas de alfabetización o el acceso a agua potable, también han mejorado significativamente en las últimas décadas. Es decir, que todas estas formas de medir el bienestar, propuestas por los aquellos a los que no les gusta “la renta per capita”, también dicen lo mismo: que en los últimos veinticinco años hemos mejorado mucho.

¿Se deben estas mejoras a la globalización? Vamos a ser rigurosos: no debemos confundir correlación con causalidad. En los últimos veinticinco años la pobreza se ha reducido mucho en el mundo. En los últimos veinticinco años ha surgido el fenómeno conocido como “globalización”. Esto no quiere decir, en principio, que gracias a la globalización se ha reducido la pobreza.

¿Cómo podemos realizar una aproximación que trate de establecer una causalidad, en el caso de que ésta exista? Los estudiosos que han abordado esta cuestión han planteado varias posibilidades. Voy a exponer lo que ha hecho Xavier Sala i Martín, al que ya cité en el blog el día 7 de julio.

Este economista ha dividido el mundo en tres grupos: los países que más se han abierto desde el año ochenta (es decir, los más globalizados), los que más se han cerrado y los del medio. Dejando a un lado al grupo del medio y ha realizado una comparación entre los que más se han globalizado y los que menos, y ha construido las distribuciones de renta de esos bloques de países. Con este procedimiento ha podido comprobar dónde y en qué magnitud se han registrado reducciones de la pobreza. Los resultados que ha obtenido son realmente espectaculares.

En los países que han apostado por la globalización el número de pobres se ha reducido en más de 500 millones de personas desde 1980. Detengámonos en esa cifra: 500 millones de personas han dejado de ser pobres gracias a que sus países han abierto sus fronteras al comercio, a los movimientos de capitales, a la inversión exterior, al conocimiento de fuera, etc.

¿Qué ha pasado en los países que se han cerrado a la globalización? Pues que el número de pobres ha aumentado en más de 80 millones de personas, básicamente en el África subsahariana. En las últimas décadas, gracias al progreso de Asia y al terrible comportamiento de África, la mayor parte de pobres del planeta está hoy en África. La pobreza, un fenómeno que en el pasado era propio de Asia, hoy es un fenómeno esencialmente africano.

¿Cómo solucionar estos problemas de Africa? Bueno, esa es la gran pregunta. En mi modesta opinión, creo que hay muchas opciones que podemos descartar: la condonación de la deuda, porque la deuda no es el problema, sino la manifestación de que existe un problema (se trata del “problema del ludópata”, pero espero hablar más extensamente de esto otro día); los Objetivos del Milenio, porque se limitan a medidas de corto plazo (el horizonte no puede ir más allá de 2015, cuando a lo mejor la solución a los problemas requiere un horizonte más largo); o las ayudas económicas a estos países, básicamente porque estamos hablando de gobiernos corruptos.

Curiosamente, los líderes africanos más serios están diciendo ahora: “No aid, free trade.” De hecho, Abdoulaye Wade, de Senegal, Bouteflika de Argelia, Olusegun Obasanjo de Nigeria y Thabo Mbeki de Sudáfrica han hecho un plan que llaman Plan Nepat, Nuevo Plan para el Desarrollo de la Economía Africana, en el que exigen precisamente comercio. También piden ayudas, plan Marshall, y otras cosas, pero uno de los factores primordiales es comercio. En una palabra, empezar a formar parte del entorno globalizado.


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(Valentín Bote Álvarez-Carrasco. valentin.bote@enter.ie.edu) En esta nueva entrada sigo profundizando en algunos puntos de la relación entre Globalización y erradicación de la pobreza en el mundo. En general he tratado de recoger las puntualizaciones que he querido hacer en relación con los amables comentarios recibidos a mi aportación del día 7 de julio

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7
Jul

Globalización, capitalismo y pobreza

Escrito el 7 julio 2006 por Valentín Bote en Economía Mundial

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    [post_content] => valentin.bote@enter.ie.edu En economía, como en otros muchos ámbitos, existe una serie de falsas ideas de gran aceptación entre los demagogos que se desmoronan en cuanto se realiza un análisis riguroso de sus fundamentos.

Una de ellas es la de que el capitalismo, el libre mercado y la globalización son causantes de un aumento de la pobreza y de la desigualdad económica en el mundo. Argumentos de este tipo los escuchamos todos los días, ya que han sido adoptados como dogmas de fe por los líderes de los movimientos antiglobalización. Lo más preocupante es que estas ideas, completamente falsas, también han calado en instituciones relevantes, como Naciones Unidas o el Banco Mundial.



Relacionar globalización y aumento de la pobreza es realmente sorprendente, puesto que los estudios más solventes en la materia (véase, por ejemplo, Sala-i-Martín, X. (2006), “The World Distribution of Income: Falling Poverty and … Convergence, Period”, Quarterly Journal of Economics 121(2), pp. 351-397) de los últimos años señalan, precisamente, lo contrario.

En las décadas de los 60 y 70 del pasado siglo la pobreza aumentó en el mundo. Pero desde 1980, fecha en la que suele considerarse que nace el fenómeno de la globalización, se inicia un cambio de tendencia. Justo cuando comienza la globalización neoliberal capitalista “salvaje”, como la califican los ideólogos de la izquierda extremista antiglobalizadora, justo cuando China liberaliza e introduce mecanismos de mercado en su economía y se abre al exterior, justo cuando India reproduce esos mismos comportamientos, el número de pobres en el mundo baja desde los 1.200 millones hasta menos de 800 millones en el año 2000.

Es una enorme falsedad, por tanto, argumentar que la pobreza ha aumentado en los últimos veinticinco años. Tanto el número de pobres como el porcentaje de la población que es pobre han disminuido en este período.

Podemos reforzar el argumento si comparamos los países que han tenido éxito en la erradicación de la pobreza, en su mayoría asiáticos, con los que han fracasado, principalmente en África. En 1970 cerca del 40 por 100 de la población en China vivía con una renta per capita igual o inferior a 1$ diario. Hasta finales de los 70, todavía bajo el mando de Mao, la proporción de pobres apenas varió, pero los ricos en China mejoraron sustancialmente su situación. Se enriquecieron más los ricos, y los pobres siguieron siendo pobres. Algo habitual en todos los regímenes comunistas.

Desde 1978 se introducen mecanismos de mercado en la economía china, que además se abre a las influencias del exterior. La globalización hizo su aparición en China. Como consecuencia, entre 1980 y 1990 la pobreza se redujo drásticamente en este país, tendencia que ha continuado hasta el presente. Cierto que aún existe pobreza en China, pero en el año 2000 menos del 4 por 100 de la población vivía por debajo del umbral. Las diferencias entre ricos y pobres han aumentado, pero esto no ha sido un impedimento para que los pobres hayan aumentado su renta muchísimo. Y, en su conjunto, la pobreza se ha erradicado en China a ritmos que nunca antes de la llegada de la globalización se habían visto.

En el extremo contrario, entre los países que se han cerrado a la globalización, está Nigeria, un país que registra 40 años de crecimiento negativo gracias a gobiernos corruptos, y en el que el 20 por 100 de los ciudadanos de mayor renta están cada vez mejor (aumento de la desigualdad), por lo que no tienen ningún incentivo para introducir reformas.


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valentin.bote@enter.ie.edu En economía, como en otros muchos ámbitos, existe una serie de falsas ideas de gran aceptación entre los demagogos que se desmoronan en cuanto se realiza un análisis riguroso de sus fundamentos.

Una de ellas es la de que el capitalismo, el libre mercado y la globalización son causantes de un aumento de la pobreza y de la desigualdad económica en el mundo. Argumentos de este tipo los escuchamos todos los días, ya que han sido adoptados como dogmas de fe por los líderes de los movimientos antiglobalización. Lo más preocupante es que estas ideas, completamente falsas, también han calado en instituciones relevantes, como Naciones Unidas o el Banco Mundial.

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