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Jul

Globalización y pobreza (II)

Escrito el 17 julio 2006 por Valentín Bote en Economía Mundial

(Valentín Bote Álvarez-Carrasco. valentin.bote@enter.ie.edu) En esta nueva entrada sigo profundizando en algunos puntos de la relación entre Globalización y erradicación de la pobreza en el mundo. En general he tratado de recoger las puntualizaciones que he querido hacer en relación con los amables comentarios recibidos a mi aportación del día 7 de julio


En los últimos 25 años la pobreza se ha reducido en el mundo. Tanto el número de personas que viven por debajo del umbral de la pobreza (se defina como se defina: un dólar diario, dos, etc.) como la proporción respecto a la población total han disminuido en el período mencionado. Se trata de un resultado contrastado y sobre el que no cabe ninguna argumentación. Y, como comenté unos días atrás, mi opinión (y la de muchos expertos) es que el fenómeno de la globalización económica ha sido de gran ayuda en este proceso de reducción de la pobreza.

Hay personas a las que este resultado les incomoda, por la razón que sea. Y su siguiente argumento es algo del estilo de “la renta ha crecido… pero la renta no lo es todo”. Pues bien, los indicadores sociales más importantes en el tercer mundo, como la esperanza de vida al nacer, la mortalidad infantil, el consumo de calorías per capita, las tasas de alfabetización o el acceso a agua potable, también han mejorado significativamente en las últimas décadas. Es decir, que todas estas formas de medir el bienestar, propuestas por los aquellos a los que no les gusta “la renta per capita”, también dicen lo mismo: que en los últimos veinticinco años hemos mejorado mucho.

¿Se deben estas mejoras a la globalización? Vamos a ser rigurosos: no debemos confundir correlación con causalidad. En los últimos veinticinco años la pobreza se ha reducido mucho en el mundo. En los últimos veinticinco años ha surgido el fenómeno conocido como “globalización”. Esto no quiere decir, en principio, que gracias a la globalización se ha reducido la pobreza.

¿Cómo podemos realizar una aproximación que trate de establecer una causalidad, en el caso de que ésta exista? Los estudiosos que han abordado esta cuestión han planteado varias posibilidades. Voy a exponer lo que ha hecho Xavier Sala i Martín, al que ya cité en el blog el día 7 de julio.

Este economista ha dividido el mundo en tres grupos: los países que más se han abierto desde el año ochenta (es decir, los más globalizados), los que más se han cerrado y los del medio. Dejando a un lado al grupo del medio y ha realizado una comparación entre los que más se han globalizado y los que menos, y ha construido las distribuciones de renta de esos bloques de países. Con este procedimiento ha podido comprobar dónde y en qué magnitud se han registrado reducciones de la pobreza. Los resultados que ha obtenido son realmente espectaculares.

En los países que han apostado por la globalización el número de pobres se ha reducido en más de 500 millones de personas desde 1980. Detengámonos en esa cifra: 500 millones de personas han dejado de ser pobres gracias a que sus países han abierto sus fronteras al comercio, a los movimientos de capitales, a la inversión exterior, al conocimiento de fuera, etc.

¿Qué ha pasado en los países que se han cerrado a la globalización? Pues que el número de pobres ha aumentado en más de 80 millones de personas, básicamente en el África subsahariana. En las últimas décadas, gracias al progreso de Asia y al terrible comportamiento de África, la mayor parte de pobres del planeta está hoy en África. La pobreza, un fenómeno que en el pasado era propio de Asia, hoy es un fenómeno esencialmente africano.

¿Cómo solucionar estos problemas de Africa? Bueno, esa es la gran pregunta. En mi modesta opinión, creo que hay muchas opciones que podemos descartar: la condonación de la deuda, porque la deuda no es el problema, sino la manifestación de que existe un problema (se trata del “problema del ludópata”, pero espero hablar más extensamente de esto otro día); los Objetivos del Milenio, porque se limitan a medidas de corto plazo (el horizonte no puede ir más allá de 2015, cuando a lo mejor la solución a los problemas requiere un horizonte más largo); o las ayudas económicas a estos países, básicamente porque estamos hablando de gobiernos corruptos.

Curiosamente, los líderes africanos más serios están diciendo ahora: “No aid, free trade.” De hecho, Abdoulaye Wade, de Senegal, Bouteflika de Argelia, Olusegun Obasanjo de Nigeria y Thabo Mbeki de Sudáfrica han hecho un plan que llaman Plan Nepat, Nuevo Plan para el Desarrollo de la Economía Africana, en el que exigen precisamente comercio. También piden ayudas, plan Marshall, y otras cosas, pero uno de los factores primordiales es comercio. En una palabra, empezar a formar parte del entorno globalizado.

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