El año que acaba de terminar puede calificarse como bueno para los mercados bursátiles en general y excelente para algunas plazas. Las ganancias de dos dígitos han sido la tónica general, en un año en el que la economía mundial ha crecido en tasas cercanas al 5%. Las bolsas mercados latinoamericanas han tenido comportamientos excelentes (Sao Paulo, Buenos Aires y México han acumulado ganancias entre el 30% y el 50%) y en Asia, con la excepción de Tokio y Seúl, las rentabilidades han sido parecidas. Las principales plazas europeas se han movido entre el 10% de Londres y el 22% de Francfort, con la excepción de Ámsterdam y Madrid que han superado el 30%. Y en Nueva York, el Dow Jones se revalorizaba en más del 16% y el Nasdaq se ha quedado cerca del 10%.
Desde el año 2000, cuando la burbuja tecnológica estaba en plena efervescencia, no se conocía un ejercicio tan bueno para los mercados bursátiles. Y eso que las condiciones macroeconómicas no parecen haber sido las mas adecuadas para estos menesteres: el petróleo alcanzando máximos históricos, la política monetaria endureciéndose a ambos lados del Atlántico, la economía norteamericana enfriándose, Japón desilusionándonos de nuevo y las economías centrales de la Unión, aburridas y apáticas otro año más. Pero aún así, los mercados han tenido un buen comportamiento, especialmente en el segundo semestre, porque el exceso de liquidez que hay en la economía mundial y la financiación barata, han propiciado que las operaciones corporativas que se prodiguen por todo el mundo. Y también gracias a los sólidos beneficios que están obteniendo las empresas cotizadas, que se traducen en el aumento de los dividendos pagados a los accionistas.
En España, en el año en que la Bolsa de Madrid celebraba su 175 aniversario, el Ibex-35 (el índice que agrupa los 35 principales valores del mercado español), superaba su máximo registro histórico y alcanzaba una rentabilidad del 31,79%, la más alta desde 1998. Además, tanto la capitalización, como la contratación, superaban por primera vez la mítica cifra del billón de euros. Los grandes protagonistas han sido los sectores eléctrico, inmobiliario y financiero, animados por los importantes movimientos corporativos que se han vivido durante el año. Pero también los pequeños ahorradores han vuelto al parqué, del que salieron en masa tras el estallido de la burbuja de las puntocom. No deja de ser sintomático que este año la revalorización de la bolsa haya triplicado a la de la vivienda, pues toda apunta a que esta última habrá incrementado su precio en cifras cercanas al 10%. Es decir, parece que vuelve a ser más rentable invertir en acciones, que en “ladrillos”.
Para 2007, la mayoría de los analistas auguran que la bolsa española aumentará un 10%, y que su rendimiento será inferior al de sus homólogas europeas. Pero también los pronósticos para 2006, eran similares y fueron ampliamente superados. ¿Qué pasará este año?. ¿Volveremos a tener un buen año bursátil o por el contrario se producirá una corrección? .El menor crecimiento esperado de la economía, ¿afectará a las empresas y por tanto a las bolsas?
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