Archivo de la Categoría ‘Diccionario de Economía’

18
Dic
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    [post_content] => El presidente del gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, acaba de contratar como asesor para temas económicos a Jeremy Rifkin: Un americano ludita que profetizó el paro tecnológico en el siglo XXI. ¿Qué es un ludita? La ciencia económica ha bautizado con el nombre de ludita a aquellos que piensan que el avance tecnológico provoca un paro insufrible, es decir, una desocupación tecnológica creciente con la extinción de muchos puestos de trabajo. El término ludita también se aplica los tecnófobos.

A lo largo de la Historia la aparición de nuevas tecnologías han producido situaciones de inestabilidad y crisis. De hecho, y tal como sostuvo Schumpeter, aunque el progreso técnico es un factor dinamizador de la economía, es también un factor de desestabilización del sistema capitalista. Es decir, si bien, por un lado, las nuevas tecnologías generan importantes posibilidades de inversión, crecimiento y beneficios, por otro la innovación tecnológica es uno de los posibles elementos generadores de paro y por tanto de crisis económica, pudiendo provocar serios problemas sociales.


Quizá sea oportuno recordar los actos de violencia acaecidos en Nottingham a comienzos del siglo XIX. Los obreros, al observar que los telares recientemente introducidos necesitaban muy poca mano de obra para la producción textil, decidieron destrozarlos para no quedarse en la calle expuestos a morir de hambre (con un solo telar un hombre producía lo mismo que muchos trabajadores). Este movimiento obrero fue liderado por un personaje, real o imaginario, que se llamaba Ludd (de ahí que a sus seguidores se les denomine “luditas”) y alcanzó su máxima virulencia en 1811 y 1812 que fueron años de grave penuria para la clase trabajadora británica por la escasez de alimentos y las alzas de precios provocados por la guerra con la Francia napoleónica. Desde entonces se llaman luditas a los que piensan que el progreso tecnológico (la introducción de nuevas máquinas) reduce la demanda global de trabajo y que, por tanto, genera un paro masivo; el denominado paro tecnológico.

Sin embargo, la innovación, tal como se ha demostrado a lo largo de la historia, es un factor decisivo para conseguir incrementos de la competitividad y aumentos en el empleo duradero a largo plazo. De todos es sabido que la aparición de nuevas tecnologías tiene un primer efecto de destrucción de empleo como consecuencia del cambio tecnológico. Sin embargo y al contrario de lo que predice Rifkin esas nuevas tecnologías producen, en segundo lugar, un efecto compensación consistente en mejorar la competividad creando más nuevos puestos de trabajo con carácter duradero, con mejoras en la productividad y con mayor estabilidad de precios.

En su libro “El fin del trabajo" (End of Work, 1995), Jeremy Rifkin, el nuevo consejero del presidente del gobierno español, predijo que en el siglo XXI, los países ricos no tendrán casi necesidad de trabajadores. En ese libro Rifkin explica como las nuevas tecnologías de los ordenadores y de las comunicaciones destruirían más puestos de trabajo que los que crearín. El resultado de este cambio tecnológico sería una paro brutal, de consecuencias terribles e insospechadas. Jeremy Rifkin como profeta no tiene precio. Esperemos, por la cuenta que nos tiene, que sea un buen asesor.





    [post_title] => El gobierno de España contrata a un ludita
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El presidente del gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, acaba de contratar como asesor para temas económicos a Jeremy Rifkin: Un americano ludita que profetizó el paro tecnológico en el siglo XXI. ¿Qué es un ludita? La ciencia económica ha bautizado con el nombre de ludita a aquellos que piensan que el avance tecnológico provoca un paro insufrible, es decir, una desocupación tecnológica creciente con la extinción de muchos puestos de trabajo. El término ludita también se aplica los tecnófobos.

A lo largo de la Historia la aparición de nuevas tecnologías han producido situaciones de inestabilidad y crisis. De hecho, y tal como sostuvo Schumpeter, aunque el progreso técnico es un factor dinamizador de la economía, es también un factor de desestabilización del sistema capitalista. Es decir, si bien, por un lado, las nuevas tecnologías generan importantes posibilidades de inversión, crecimiento y beneficios, por otro la innovación tecnológica es uno de los posibles elementos generadores de paro y por tanto de crisis económica, pudiendo provocar serios problemas sociales.

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11
Dic
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    [post_content] => Me pregunta Antonio Losada en un comentario al post "Contra el cambio climático: los impuestos" si podría explicar un poco mejor la diferencia entre coste social y coste privado. Como decía en el citado  post las emisiones de gases invernadero generan una externalidad negativa. ¿Qué es una externalidad negativa? Las externalidades negativas son las que se producen cuando las acciones de un agente económico (empresa, ayuntamiento, consumidor, etc.) reducen el bienestar de otros agentes de la economía. Por ejemplo, para que en un bosque los árboles crezcan y se desarrollen correctamente, debe mantenerse el aire limpio, libre, por ejemplo, de lluvia ácida (nota: la lluvia ácida es un tipo de contaminación que destruye los bosques). Supongamos que, en un lugar cercano o no tan cercano, existe una central térmica que  emite gases que posteriormente se transforman en lluvia ácida. El dueño del bosque (público o privado) se ve seriamente afectado por las acciones de la central térmica; es decir, está sufriendo un efecto negativo externo a él (una externalidad negativa o deseconomía externa).

Vayamos ahora al caso del cambio climático. En presencia de una externalidad negativa como son las emisiones de los gases de efecto invernadero (GEI), principalmente el CO2 (lo que los ingleses llaman “carbon”) el coste que tiene para la sociedad la producción de energía con combustibles fósiles es mayor que el coste que tiene para sus productores. Como es sabido el coste social comprende tanto los costes privados de los productores de energía como los costes del calentamiento global (la externalidad). El mundo, en su conjunto, resulta perjudicado por la producción de energía eléctrica con combustibles fósiles (externalidad negativa) ya que genera gases de efecto invernadero que a su vez generan calentamiento global.


La externalidad negativa genera ineficiencias. La causa de esta ineficiencia se halla en que el equilibrio del mercado sólo refleja los costes privados de producción. Entonces el punto de equilibrio del mercado (óptimo privado) entre la oferta privada (coste privado) y demanda privada determina un precio de la energía que sería inferior al que tendría si consideráramos la externalidad negativa de producir la energía; la cantidad de equilibrio sería mayor que la que se produciría si considerásemos la externalidad. Para pasar del óptimo privado al óptimo social deberíamos obtener una nueva curva de oferta denominada curva de coste social. ¿Cómo se obtiene la curva de coste social?: sumando al coste privado la externalidad.

¿Cómo se puede conseguir el resultado óptimo, es decir, el óptimo social? Una posibilidad es gravar a los productores de CO2 por cada tonelada emitida de CO2. El impuesto desplazaría la curva de oferta privada del mercado de la electricidad en sentido ascendente y hacia la izquierda en la cuantía del impuesto. Si éste impuesto reflejara exactamente el coste de la externalidad de las emisiones de GEI o de CO2 emitido en la atmósfera, la nueva curva de oferta coincidiría con la curva de coste social. En el nuevo equilibrio del mercado, los productores de electricidad producirían menos electricidad, es decir, una cantidad menor y a un precio mayor. Esa sería la cantidad socialmente óptima.

Se dice que un impuesto corrector o pigoviano internaliza la externalidad porque da a los compradores y a los vendedores del mercado un incentivo para tener en cuenta los efectos externos de sus actos. Los productores de electricidad tienen ahora en cuenta los costes de la contaminación y producen ahora la cantidad de electricidad óptima socialmente que van a ofrecer, ya que ahora el impuesto los obliga a pagar los costes externos.



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Me pregunta Antonio Losada en un comentario al post «Contra el cambio climático: los impuestos» si podría explicar un poco mejor la diferencia entre coste social y coste privado. Como decía en el citado post las emisiones de gases invernadero generan una externalidad negativa. ¿Qué es una externalidad negativa? Las externalidades negativas son las que se producen cuando las acciones de un agente económico (empresa, ayuntamiento, consumidor, etc.) reducen el bienestar de otros agentes de la economía. Por ejemplo, para que en un bosque los árboles crezcan y se desarrollen correctamente, debe mantenerse el aire limpio, libre, por ejemplo, de lluvia ácida (nota: la lluvia ácida es un tipo de contaminación que destruye los bosques). Supongamos que, en un lugar cercano o no tan cercano, existe una central térmica que emite gases que posteriormente se transforman en lluvia ácida. El dueño del bosque (público o privado) se ve seriamente afectado por las acciones de la central térmica; es decir, está sufriendo un efecto negativo externo a él (una externalidad negativa o deseconomía externa).

Vayamos ahora al caso del cambio climático. En presencia de una externalidad negativa como son las emisiones de los gases de efecto invernadero (GEI), principalmente el CO2 (lo que los ingleses llaman “carbon”) el coste que tiene para la sociedad la producción de energía con combustibles fósiles es mayor que el coste que tiene para sus productores. Como es sabido el coste social comprende tanto los costes privados de los productores de energía como los costes del calentamiento global (la externalidad). El mundo, en su conjunto, resulta perjudicado por la producción de energía eléctrica con combustibles fósiles (externalidad negativa) ya que genera gases de efecto invernadero que a su vez generan calentamiento global.

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29
Nov
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    [post_content] => La inflación es un caballo sin bridas que está haciendo estragos en los bolsillos de la gente, especialmente en las rentas más bajas, esto es, jubilados, pensionistas y  desempleados entre otros; de igual manera, la inflación está lesionando la competitividad de las empresas españolas. La situación es tan grave que la inflación de noviembre se ha situado en el 4,1 por ciento. Digamos que estas cifras, ya de por si alarmantes son las oficiales. Ocurre, sin embargo, que esta inflación revelada no coincide con la inflación percibida. La primera deviene del convencionalismo que la economía ha adoptado: un determinado panel de productos con su correspondiente ponderación; la segunda es el resultado de impresiones, con mayor o menor base real, por parte de la gente en base a su relación con los productos que compra con más asiduidad. El problema es que la información que aporta el IPC se aleja de forma considerable del la inflación que perciben los ciudadanos.

Para recopilar la información del IPC se utiliza la Encuesta Continua de Presupuestos Familiares (ECPF). Su deficiencia es la misma que tienen todas las encuestas, que la gente no acaba de decir la verdad. Algunas preguntas pueden invadir la intimidad o desvelar secretos y más en un país donde el 23% de la economía está sumergida y quienes están en ella no tienen interés alguno en divulgar estas rentas no declaradas. También existe la dificultad de medir los cambios en los precios cuando hay variaciones en la calidad de los productos. Además cuando desaparece un producto del mercado ha de ser sustituido por otro en el índice. El problema es cómo saber qué producto es un bien sustitutivo exacto e igual de representativo que el que ha desaparecido en la última medición.


El IPC REPRESENTA A LA MEDIA DE LOS CONSUMIDORES pero no es representativo de algunos grupos sociales menos desfavorecidos. Sólo a modo de ejemplo, el grupo de los alimentos y bebidas no alcohólicas pesa aproximadamente un 23% en el índice y pero para muchos ciudadanos de baja renta representa más.  Por otra parte, el IPC excluye de su cómputo algunos impuestos, tasas pagadas a la administración pública, multas o recargos. Aunque suban el IPC se queda igual. El índice tampoco contempla otros gastos de consumo como los de la economía sumergida, el comercio electrónico que ya representa casi el 10% del PIB, la venta ambulante como la que se hace en los mercadillos y los bienes introducidos en la economía hasta que no se consideran "representativos" .

Asimismo, tampoco computa la mayor preocupación de casi todos los españoles: la vivienda en propiedad, ya que ésta se considera una inversión y no un gasto. Algo que los ciudadanos perciben ya que el precio medio de la vivienda se disparó desde la entrada del euro más de un 150%. Los españoles destinamos un 40% de nuestras rentas al pago de una vivienda. La CEACCU, han llegado a la conclusión que, desde la entrada del euro como monedas y billetes, los precios han subido un 60%. Según el gobierno, un 20%.  

Este hecho ha provocado que diferentes expertos y grupos de investigación se interesen por analizar la brecha existente entre el IPC publicado y el percibido, los cuales, trataremos en un futuro post.

    [post_title] => ¿Inflación real o percibida?
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La inflación es un caballo sin bridas que está haciendo estragos en los bolsillos de la gente, especialmente en las rentas más bajas, esto es, jubilados, pensionistas y desempleados entre otros; de igual manera, la inflación está lesionando la competitividad de las empresas españolas. La situación es tan grave que la inflación de noviembre se ha situado en el 4,1 por ciento. Digamos que estas cifras, ya de por si alarmantes son las oficiales. Ocurre, sin embargo, que esta inflación revelada no coincide con la inflación percibida. La primera deviene del convencionalismo que la economía ha adoptado: un determinado panel de productos con su correspondiente ponderación; la segunda es el resultado de impresiones, con mayor o menor base real, por parte de la gente en base a su relación con los productos que compra con más asiduidad. El problema es que la información que aporta el IPC se aleja de forma considerable del la inflación que perciben los ciudadanos.

Para recopilar la información del IPC se utiliza la Encuesta Continua de Presupuestos Familiares (ECPF). Su deficiencia es la misma que tienen todas las encuestas, que la gente no acaba de decir la verdad. Algunas preguntas pueden invadir la intimidad o desvelar secretos y más en un país donde el 23% de la economía está sumergida y quienes están en ella no tienen interés alguno en divulgar estas rentas no declaradas. También existe la dificultad de medir los cambios en los precios cuando hay variaciones en la calidad de los productos. Además cuando desaparece un producto del mercado ha de ser sustituido por otro en el índice. El problema es cómo saber qué producto es un bien sustitutivo exacto e igual de representativo que el que ha desaparecido en la última medición.

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17
Nov

Reaganomics

Escrito el 17 noviembre 2007 por en Diccionario de Economía

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    [post_content] => En una entrada, publicada esta semana en este blog de economía, titulada “Primer aniversario de la muerte de Friedman” había varios comentarios que exigen una respuesta. Hoy por no alargarme contestaré a Antonio Losada y la próxima semana lo haré a Flix, Adalberto y Beltrán. Me pregunta Antonio Losada que es Reaganomics y si Reagan ganó las elecciones a Carter en 1980, sólo por la mala situación de la economía o por otro tipo de razones. Vayamos por partes. Reaganomics es una palabra de origen inglés que combina Reagan y economics; se usa para describir la política económica de libre mercado y de corte capitalista aplicada por Reagan. Reaganomics tiene un fuerte componente de economía de la oferta ("supply side") que incluye desregulación de los mercados, rebajas fiscales, privatización de las empresas públicas, reducción de los controles a las empresas, estabilidad de precios y medidas en contra de los sindicatos. Algo muy parecido a las políticas y objetivos utilizados por Margarita Thatcher (Thatcherismo).


¿Qué otro tipo de razones, aparte de las económicas, llevó al pueblo americano a votar a Reagan? Junto con la  percepción de debilidad económica existía en EEUU la sensación de debilidad política en la arena internacional. Efectivamente, la política internacional de EEUU en la época de Carter, claramente no intervencionista, animó a la Unión Soviética a empresas más audaces, como fue la entrada de los tanques soviéticos en Afganistán y la presencia de un mayor número de gobiernos comunistas en África y Nicaragua. Reagan, en cambio, prometió en su campaña electoral una política exterior más fuerte y activa ¿Quizá imperialista? No lo se. Tal vez no sea justo llamar "imperialista" a la política exterior de Reagan. Imperialismo sería conquistar, dominar, como en las épocas coloniales europeas.  Más bien Reagan abandonó las políticas conciliadoras y centradas en los derechos humanos de Carter y empezó a desafiar a gobiernos que suponían un riesgo terrorista a nivel internacional como los de Gadafi (Libia) o Jomeini (Irán).

En general los presidenes republicanos (Reagan y Bush padre e hijo) han sido más intervencionistas y beligerantes en el mundo (¿imperialistas?) que los demócratas (Carter y Clinton). Además Reagan lanzó la última y definitiva  carrera militar (Iniciativa de Defensa Estratégica) contra la Unión Soviética que la dejaría en la bancarrota, y que culminaría (con la caída del telón de acero) en la liberación de medio continente europeo del comunismo. Cuando murió, The Economist dijo que Reagan había sido el hombre que derrotó el comunismo.  Tal vez no sea una exageración.

¿Ha sobrevivido el Reaganomics a su creador? La política económica desde 1981 hasta hoy no ha sido una línea recta. George H. W. Bush y Bill Clinton elevaron los tipos impositivos marginales. Pero todavía hoy los tipos impositivos para las personas y empresas son de alrededor de un 35%. A finales de los setenta (época de Carter) los impuestos sobre dividendos en EEUU eran del 70% y los del rendimiento del capital mobiliario era del 50%; hoy ambas son del 15%. Estas reducciones fiscales han aumentado los beneficios de las empresas, la inversión y el empleo. Desde 1981, año de inicio del primer mandato de Reagan, se han creado en EEUU más de cuarenta millones de nuevos empleos, más que todo el resto del mundo industrializado junto. En su despedida en 1989, Reagan dijo que “la gente dice que he sido un gran comunicador. Sería más exacto decir que he comunicado grandes ideas” ¿A ti que te parece?




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En una entrada, publicada esta semana en este blog de economía, titulada “Primer aniversario de la muerte de Friedman” había varios comentarios que exigen una respuesta. Hoy por no alargarme contestaré a Antonio Losada y la próxima semana lo haré a Flix, Adalberto y Beltrán. Me pregunta Antonio Losada que es Reaganomics y si Reagan ganó las elecciones a Carter en 1980, sólo por la mala situación de la economía o por otro tipo de razones. Vayamos por partes. Reaganomics es una palabra de origen inglés que combina Reagan y economics; se usa para describir la política económica de libre mercado y de corte capitalista aplicada por Reagan. Reaganomics tiene un fuerte componente de economía de la oferta («supply side») que incluye desregulación de los mercados, rebajas fiscales, privatización de las empresas públicas, reducción de los controles a las empresas, estabilidad de precios y medidas en contra de los sindicatos. Algo muy parecido a las políticas y objetivos utilizados por Margarita Thatcher (Thatcherismo).

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6
Nov

El papel de los fondos soberanos

Escrito el 6 noviembre 2007 por José Ramón Diez Guijarro en Diccionario de Economía, Economía española

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    [post_content] => El aumento de los ingresos en divisas de los países emergentes, tanto por el incremento del precio de las materias primas, como por el aumento de exportaciones de bienes y servicios a los países desarrollados está provocando la aparición de fondos soberanos dedicados a gestionar y, por tanto, rentabilizar esa riqueza en manos de las autoridades públicas. Se estima que el volumen total de activos que manejan estos vehículos de inversión ascendería a 2,2 billones de dólares (1,3% del stock global de activos financieros), aunque se piensa que en una década podrían crecer hasta 13 billones de dólares. Por países, los mayores fondos soberanos son los de Abu Dhabi (625 m.m. de dólares), Noruega (322 m.m. de dólares), Singapur (315 m.m. de dólares), Kuwait (213 m.m. de dólares), China (200 m.m. de dólares) o Rusia (128 m.m. de dólares), todo ello sin contar a países como Venezuela que están invirtiendo en el exterior de forma algo más “heterodoxa”. El más antiguo de todos ellos y el que está más profesionalmente gestionado es el de Noruega, cuyas decisiones se deciden por criterios de IRS (Inversión Socialmente Responsable).


Lo anterior no es más que el reflejo de esa paradoja macroeconómica que supone el que sean países desarrollados como EEUU o España los que tengan unas elevadísimas necesidades de financiación, mientras el exceso de ahorro sobre inversión y, por tanto, la capacidad de financiación se concentre en los países emergentes, con alguna excepción dentro de la OCDE (Alemania y Japón). Mientras esa capacidad de financiación se ha dedicado a inversiones en cartera, básicamente bonos, no ha habido ningún problema.

Pero cuando estos fondos empiezan a intentar tomar participaciones en empresas, es cuando los países implicados empiezan a mostrar reticencias a este tipo de adquisiciones. Y no sin razón, pues no parece lo más aconsejable la toma de control de empresas estratégicas por fondos que en muchos casos no se caracterizan por ser transparentes, ni tener estrategias claras de inversión. Aunque lo mismo se debería decir de los países receptores de esos fondos: deben diseñar procedimientos claros para decidir sobre las adquisiciones de este tipo de inversores, así como definir los sectores protegidos o la máxima participación en los mismos. Aunque al final todos tenemos claro que no se pueden poner puertas al campo, sobre todo, en países con una elevada dependencia de la financiación externa. La globalización en los intercambios de bienes y servicios está llevando a una globalización financiera que esperemos no se detenga en los próximos años por las tentaciones proteccionistas que suelen aparecer en momentos de problemas en el ciclo de actividad.

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El aumento de los ingresos en divisas de los países emergentes, tanto por el incremento del precio de las materias primas, como por el aumento de exportaciones de bienes y servicios a los países desarrollados está provocando la aparición de fondos soberanos dedicados a gestionar y, por tanto, rentabilizar esa riqueza en manos de las autoridades públicas. Se estima que el volumen total de activos que manejan estos vehículos de inversión ascendería a 2,2 billones de dólares (1,3% del stock global de activos financieros), aunque se piensa que en una década podrían crecer hasta 13 billones de dólares. Por países, los mayores fondos soberanos son los de Abu Dhabi (625 m.m. de dólares), Noruega (322 m.m. de dólares), Singapur (315 m.m. de dólares), Kuwait (213 m.m. de dólares), China (200 m.m. de dólares) o Rusia (128 m.m. de dólares), todo ello sin contar a países como Venezuela que están invirtiendo en el exterior de forma algo más “heterodoxa”. El más antiguo de todos ellos y el que está más profesionalmente gestionado es el de Noruega, cuyas decisiones se deciden por criterios de IRS (Inversión Socialmente Responsable).

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2
Nov
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    [post_content] => Ante la nueva bajada de tipos de la Reserva Federal y la continua apreciación del euro frente a la moneda norteamericana (hoy se cambia por casi 1,45$/€), son muchos los comentarios sobre la posible pérdida de competitividad de los productos europeos en aquel mercado. No se debe olvidar que EEUU es el principal comprador mundial de bienes. Frente a estos comentarios dos reflexiones, una actual y otra histórica: Según datos de la Organización Mundial de Comercio, el Reino Unido fue en el primer semestre del 2007 la quinta economía exportadora de bienes del mundo. Y la libra no ha dejado de apreciarse respecto al euro en este periodo.


En segundo lugar, el euro fuerte minimiza el impacto de la factura energética y da estabilidad de precios a los países que la utilizan “...En 1923 la moneda alemana, que durante mucho tiempo se había mantenido al borde del abismo en una situación de equilibrio inestable, finalmente se derrumbó.  En 1913 el marco alemán valía 2,38 dólares norteamericanos.  Hacia 1918 había descendido a siete centavos , y a mediados de 1922, con un centavo de dólar norteamericano podían adquirirse 100 marcos alemanes. En el verano de 1923, A. P. Andrew, miembro del Congreso Norteamericano que visitaba Alemania, observó que le entregaban 4.000 millones de marcos por siete dólares; una comida para dos en un restaurante costaba 1.500 millones , más una propina de 400 millones.  Hacia el 30 de noviembre, la emisión diaria era de hasta 4.000 cuatrillones...” Johnson, Paul, , Tiempos Modernos, Madrid 2007 p.165-166. Un desastre.

El éxito en mercados exteriores debe basarse en algo más que en una depreciación de la moneda. Otros factores muy importantes son la tecnología, el diseño  y la productividad.


    [post_title] => La fortaleza del Euro  y la pérdida de competitividad (Miguel Aguirre)
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Ante la nueva bajada de tipos de la Reserva Federal y la continua apreciación del euro frente a la moneda norteamericana (hoy se cambia por casi 1,45$/€), son muchos los comentarios sobre la posible pérdida de competitividad de los productos europeos en aquel mercado. No se debe olvidar que EEUU es el principal comprador mundial de bienes. Frente a estos comentarios dos reflexiones, una actual y otra histórica: Según datos de la Organización Mundial de Comercio, el Reino Unido fue en el primer semestre del 2007 la quinta economía exportadora de bienes del mundo. Y la libra no ha dejado de apreciarse respecto al euro en este periodo.

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28
Oct
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    [post_content] => Me pregunta Apolonio en un comentario al post ¿Qué es la enfermedad holandesa ( mal holandés )? si se puede curar la enfermedad holandesa y que puede hacer el gobierno de un país para curarla. Tal como señalábamos el 19 de octubre en este blog de economía la enfermedad holandesa ( mal holandés )fue un término acuñado en la década de los años setenta para describir cómo las exportaciones holandesas de gas natural incrementaron el nivel de reservas de divisas del país y como consecuencia apreciaron su tipo de cambio y dañaron su competitividad exterior. Desde entonces este concepto se ha extendido a cualquier proceso económico que acarree pérdida internacional de competitividad.




¿Cuáles son los síntomas de esta enfermedad? La enfermedad holandesa ( mal holandés )presenta síntomas de pérdida de competitividad de la economía y, como consecuencia disminución de la producción de bienes exportables (agrarios e industriales). Además, en países en vías de desarrollo, la pérdida de competitividad que genera la enfermedad holandesa se acompaña a veces con proteccionismo en forma de políticas de sustitución de importaciones que suelen llevar aparejadas elevadas regulaciones de los sectores económicos, con crecimiento del aparato del Estado, corrupción, un aumento de los gastos gubernamentales y por tanto del endeudamiento público.

En Holanda, en los años setenta, el Estado del bienestar con elevado gasto público se había expandido y financiado con facilidad por los ingresos presentes y futuros procedentes de las reservas de gas natural. Esta equivocada política expansiva empezó a corroer la disciplina presupuestaria holandesa y produjo pérdida de competitividad internacional de los productos holandeses. El indiscutible éxito de la economía holandesa de los años noventa consistió en una reacción frente a la enfermedad holandesa de los años setenta. Efectivamente, a finales de los ochenta y como consecuencia de la enfermedad holandesa el paro estaba aumentando a razón de un 2,5 por ciento medio anual.

Como respuesta a esta deteriorada situación, el pueblo eligió un nuevo Gobierno con la misión de curar la enfermedad holandesa y restaurar el equilibrio de la economía. Adoptando una postura más sensata, el nuevo Gobierno rompió con las políticas fiscales expansivas del pasado mediante la reducción del déficit presupuestario (recortando entre otras medidas las subvenciones, congelando los salarios de los funcionarios y frenando otras partidas del gasto del sector público), devaluando la moneda y prestando mayor atención a las inversiones para restablecer la competitividad perdida. Se prefirió crear nuevos puestos de trabajo a aumentar los salarios. Una de las medidas de esta estrategia consistió en amenazar a las patronales y a los sindicatos con una congelación salarial, a menos que todos ellos se avinieran a encontrar una forma de moderar el crecimiento de los sueldos e idear un programa para crear nuevos puestos de trabajo.

En el caso de España la cura a la situación de enfermedad holandesa padecida entre 1988 y 1992 se hizo con 4 devaluaciones del tipo de cambio (2 en 1992, otra en 1993 y la última en 1995), acompañadas de un mayor control del gasto público, estabilidad de precios, equilibrio externo, reducción de la deuda pública y bajos tipos de interés. El resultado ha sido un alto crecimiento económico en el periodo1995-2007. Uno de los principales estímulos a este crecimiento ha sido, sin duda, el control del gasto público que favoreció los tres recortes fiscales de 1999, 2003 y 2007 lo que ha permitido a los contribuyentes quedarse con un mayor porcentaje de renta disponible lo que ha incentivado a trabajar y producir más. También y desde 1996 se han ido desregulando y privatizando algunos sectores que estaban protegidos frente a la competencia con el fin de mejorar la eficiencia en la asignación de recursos. Con una mayor competencia se ha conseguido que el mercado estimule la economía, permitiendo un mayor crecimiento económico y del empleo.

Pero ante la pregunta de Apolonio ¿Cómo se cura la enfermedad holandesa? Una respuesta breve y sencilla sería con tipos de cambio flotantes y un mayor control del gasto público. Es más desde mi punto de vista la solución al problema de la enfermedad holandesa que padecen hoy varios países latinoamericanos pasa necesariamente por una política fiscal más restrictiva. Pero de la enfermedad holandesa latinoamericana y sus posibles soluciones escribiré otro día.

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Me pregunta Apolonio en un comentario al post ¿Qué es la enfermedad holandesa ( mal holandés )? si se puede curar la enfermedad holandesa y que puede hacer el gobierno de un país para curarla. Tal como señalábamos el 19 de octubre en este blog de economía la enfermedad holandesa ( mal holandés )fue un término acuñado en la década de los años setenta para describir cómo las exportaciones holandesas de gas natural incrementaron el nivel de reservas de divisas del país y como consecuencia apreciaron su tipo de cambio y dañaron su competitividad exterior. Desde entonces este concepto se ha extendido a cualquier proceso económico que acarree pérdida internacional de competitividad.

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27
Oct
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    [post_content] => Para entender el funcionamiento del círculo vicioso de la pobreza creo que es preciso, primero señalar que una condición muy importante para que un país se desarrolle es que exista crecimiento económico y este crecimiento depende de que las empresas realicen inversión de capital (físico y humano). Por tanto, a largo plazo, no puede haber desarrollo económico en un país sin un tejido empresarial fuerte y competitivo.  Para el desarrollo económico, también de los países pobres, es vital el papel de la empresa. Un sector empresarial dinámico y fuerte genera empleo, reduce la inmigración descontrolada, incrementa los ingresos fiscales, eleva la renta y el bienestar y permite ofrecer bienes y servicios de mejor calidad a un menor costo.

El círculo vicioso de la pobreza

Es cierto que en la mayoría de los países esta inversión empresarial se financia a través del ahorro interno y también que los inversores nacionales son más estables que los extranjeros. Pero no menos cierto es que los países pobres pueden estar inmersos en lo que se llama el círculo vicioso de la pobreza. Creo que fue el sueco Gunnar Myrdal premio Nóbel de Economía (1974) quien acertó a explicar en que consiste este círculo vicioso.  Muy en resumen, consiste en señalar que los países pobres tienen ciudadanos con rentas muy bajas y que la poca renta que tienen la destinan fundamentalmente al consumo, es decir, no tienen capacidad de ahorro. Sin capacidad de ahorro no pueden invertir (no hay formación de capital). Y sin inversiones no aumenta la producción, ni la productividad, ni el empleo. Sin aumentar la producción un país se estanca y se empobrece. Un país pobre no ahorra consume casi toda su renta para poder sobrevivir. Si solo se producen bienes de consumo no se producen bienes de inversión y sin inversión (incremento de capital) no hay crecimiento económico.


¿Se puede romper el círculo vicioso de la pobreza?

Lo llamativo, en la historia de la humanidad, es el hecho de que, en un determinado momento histórico, un cierto número de países fueron capaces de romper el círculo vicioso de la pobreza e iniciar el camino hacia la prosperidad creciente de casi todos sus ciudadanos. ¿Qué pueden hacer los países pobres? Si un país está atrapado en el círculo vicioso de la pobreza porque carece de ahorro nacional puede buscar fuentes externas para financiar su desarrollo económico. ¿Cuáles son esas fuentes de financiación exterior? 1º) Puede obtener recursos a través de las exportaciones; con las divisas externas conseguidas a través de la exportación puede pagar los bienes de capital que necesita para su crecimiento económico. 2º) Recursos transferidos desde el exterior por la inversión extranjera directa. 3º) Puede conseguir divisas solicitando créditos internacionales y 4º) Puede conseguir Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) y también a través de donaciones privadas y 5º) Las remesas que envían los emigrantes también pueden financiar la inversión.

Por tanto, muchas veces la solución al problema del círculo vicioso de la pobreza pasa por traer financiación del exterior para romper ese círculo y mejorar así los niveles de bienestar, aumentar el empleo y la renta. Pero para atraer empresas extranjeras, hace falta una serie de condiciones como un  marco jurídico en el que el país receptor garantice el derecho de propiedad y permita exigir el cumplimiento de los contratos. Desgraciadamente, no todas las empresas privadas (nacionales y extranjeras) se encuentran en la mejor situación para generar empleo, inversión y capital humano. Las situaciones que impiden la competencia, como puede ser el monopolio y el oligopolio, la corrupción, el control de precios, la aplicación de elevados aranceles a las importaciones o a las exportaciones y las subvenciones estatales disminuyen la capacidad de la empresa privada para reducir la pobreza. En cambio, cuando los Gobiernos son limpios y democráticos, la administración pública es eficiente, se suprimen los favoritismos y los trámites burocráticos excesivos y se fomenta la competencia, entonces, las empresas están en mejor situación para combatir la pobreza.


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Para entender el funcionamiento del círculo vicioso de la pobreza creo que es preciso, primero señalar que una condición muy importante para que un país se desarrolle es que exista crecimiento económico y este crecimiento depende de que las empresas realicen inversión de capital (físico y humano). Por tanto, a largo plazo, no puede haber desarrollo económico en un país sin un tejido empresarial fuerte y competitivo. Para el desarrollo económico, también de los países pobres, es vital el papel de la empresa. Un sector empresarial dinámico y fuerte genera empleo, reduce la inmigración descontrolada, incrementa los ingresos fiscales, eleva la renta y el bienestar y permite ofrecer bienes y servicios de mejor calidad a un menor costo.

El círculo vicioso de la pobreza

Es cierto que en la mayoría de los países esta inversión empresarial se financia a través del ahorro interno y también que los inversores nacionales son más estables que los extranjeros. Pero no menos cierto es que los países pobres pueden estar inmersos en lo que se llama el círculo vicioso de la pobreza. Creo que fue el sueco Gunnar Myrdal premio Nóbel de Economía (1974) quien acertó a explicar en que consiste este círculo vicioso. Muy en resumen, consiste en señalar que los países pobres tienen ciudadanos con rentas muy bajas y que la poca renta que tienen la destinan fundamentalmente al consumo, es decir, no tienen capacidad de ahorro. Sin capacidad de ahorro no pueden invertir (no hay formación de capital). Y sin inversiones no aumenta la producción, ni la productividad, ni el empleo. Sin aumentar la producción un país se estanca y se empobrece. Un país pobre no ahorra consume casi toda su renta para poder sobrevivir. Si solo se producen bienes de consumo no se producen bienes de inversión y sin inversión (incremento de capital) no hay crecimiento económico.

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25
Oct
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    [post_content] => Hoy se cumplen 30 años de los Pactos de la Moncloa. El martes escribí un post sobre este tema titulado "Se cumplen 30 años de los Pactos de la Moncloa". Allí señalaba que la situación preocupante en que se encontraba la economía española a mediados de 1977 llevó al presidente del gobierno Adolfo Suárez y a su vicepresidente económico Enrique Fuentes Quintana a impulsar una política económica de consenso o pacto social. Me pregunta Juajo en un comentario a ese post si los Pactos de la Moncloa eran entonces una novedad. Los pactos sociales o políticas de consenso no eran novedosos en el marco social europeo, y de una u otra forma las han practicado, al menos durante algún tiempo y con anterioridad a la España democrática, países como Suecia, Alemania Federal, Holanda, etc. Y es precisamente a partir de la crisis del petróleo de 1973 cuando estas políticas alcanzaron un auge mayor.

Sin embargo, los Pactos de la Moncloa fue un pacto social atípico, respecto a los que se realizaban en Europa, en un doble sentido: respecto a los protagonistas del acuerdo y respecto a su contenido. En cuanto a la primero cuestión, todo el mundo recuerda que el acuerdo se firmó entre los partidos políticos y el Gobierno, al estar los sindicatos y las organizaciones empresariales en una situación embrionaria y carecer de una representatividad contrastada. En cuanto al contenido, iba mucho más allá de lo que en Europa se ha denominado pactos sociales o política de consenso (política de rentas y mantenimiento de empleo) abarcando aspectos tan dispares como la libertad de expresión, modificación del código penal, reforma de la seguridad social, etcétera.


El diseño de las políticas económicas de consenso o pactos sociales abarcan fundamentalmente, la regulación de las relaciones laborales y el establecimiento de una política de rentas. Los sujetos que negocian la elaboración de estas políticas son las centrales sindicales, las organizaciones empresariales y el Gobierno, colaborando en algunos casos los comités de expertos (que fundamentalmente están formados por prestigiosos economistas).

La institucionalización, más o menos estable, de estas políticas en algunos países europeos, ha dado lugar a la renovación de una vieja polémica en torno a lo que se denomina el nuevo corporativismo. El rechazo visceral que la palabra corporativismo tiene para muchos, al ir asociado a regímenes políticos tales como el italiano de Mussolini o el portugués de Oliveira Salazar, no favorecen, precisamente, un análisis desapasionado de este tema. La polémica, como era de esperar, no ha producido resultados concluyentes, y las políticas de consenso siguen estando a debate y a la indecisión del poder político. ¿Fueron los Pactos de la Moncloa un acuerdo social o político? ¿Son exportables los Pactos de la Moncloa a América Latina? ¿Cuáles serían las consecuencias económicas y sociales que se derivarían de dichos acuerdos en América Latina? ¿Constituyen estos pactos una posible vía para superar la situación de estancamiento social en que se halla sumida buena parte de ese continente?


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Hoy se cumplen 30 años de los Pactos de la Moncloa. El martes escribí un post sobre este tema titulado «Se cumplen 30 años de los Pactos de la Moncloa». Allí señalaba que la situación preocupante en que se encontraba la economía española a mediados de 1977 llevó al presidente del gobierno Adolfo Suárez y a su vicepresidente económico Enrique Fuentes Quintana a impulsar una política económica de consenso o pacto social. Me pregunta Juajo en un comentario a ese post si los Pactos de la Moncloa eran entonces una novedad. Los pactos sociales o políticas de consenso no eran novedosos en el marco social europeo, y de una u otra forma las han practicado, al menos durante algún tiempo y con anterioridad a la España democrática, países como Suecia, Alemania Federal, Holanda, etc. Y es precisamente a partir de la crisis del petróleo de 1973 cuando estas políticas alcanzaron un auge mayor.

Sin embargo, los Pactos de la Moncloa fue un pacto social atípico, respecto a los que se realizaban en Europa, en un doble sentido: respecto a los protagonistas del acuerdo y respecto a su contenido. En cuanto a la primero cuestión, todo el mundo recuerda que el acuerdo se firmó entre los partidos políticos y el Gobierno, al estar los sindicatos y las organizaciones empresariales en una situación embrionaria y carecer de una representatividad contrastada. En cuanto al contenido, iba mucho más allá de lo que en Europa se ha denominado pactos sociales o política de consenso (política de rentas y mantenimiento de empleo) abarcando aspectos tan dispares como la libertad de expresión, modificación del código penal, reforma de la seguridad social, etcétera.

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21
Oct
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    [post_content] => Se acaba de publicar el Índice de Compromiso con el Desarrollo (Commitment to Development Index, cuyas siglas son CDI,) del año 2007 que elabora el Center for Global Development. El CDI otorga una puntuación a 21 de los países más ricos del mundo (ver final de este post) en función de sus políticas que benefician a los países pobres. Para elaborar el índice se  mide el mayor o menor esfuerzo de la nación en siete ámbitos de políticas que son importantes para los países en desarrollo: cooperación, comercio, inversión, migración, medio ambiente, seguridad y tecnología. En función de esa puntuación, obtenida por los 21 países más ricos, España ocupa el puesto 15 en 2007 (ver ranking más abajo).

De los 7 aspectos que se miden España saca mala nota en 3: Medio ambiente, Seguridad y Cooperación. En Medio ambiente porque descuida la utilización de los recursos naturales y el equilibrio ecológico. Además España emite demasiados gases invernadero por lo que genera calentamiento global y tiene malas políticas en el clima (impuestos bajos sobre la gasolina), industria pesquera (elevados subsidios a la pesca) y biodiversidad global (importa especies en peligro de extinción).




En Seguridad también España obtiene mala nota. Ello se debe a que contribuye poco en intervenciones humanitarias y de mantenimiento de la paz en el mundo. A ello se une que España exporta armas a gobiernos pobres y no democráticos. En cooperación el mal puesto se debe a que España sólo asigna una pequeña parte de su PIB a la cooperación externa.

Los 2 indicadores más altos para España en el CDI son el componente de migración, gracias al gran número de inmigrantes de países en desarrollo que llega a España y el componente tecnológico, a raíz de las políticas gubernamentales que fomentan la innovación tecnológica nacional y la difusión de los avances tecnológicos en el extranjero.

Querido lector si quieres saber más el sitio Web de CGD contiene informes de cada uno de los 21 países del CDI, así como gráficos, mapas, hojas  de cálculo y documentos de información. El Índice de compromiso con el Desarrollo ha sido diseñado por un comité asesor independiente cuya misión es reducir la pobreza y la desigualdad en el mundo fomentando el cambio de políticas en Estados Unidos y en otros países ricos.

Índice de Compromiso con el Desarrollo
(CDI, Commitment to Development Index) 2007
Orden de más a menos compromiso
Países Bajos
Dinamarca
Suecia
Noruega
Finlandia
Canadá
Australia
Nueva Zelanda
Reino Unido
Irlanda
Austria
Alemania
Francia
Estados Unidos
España
Bélgica
Suiza
Portugal
Italia
Grecia
Japón




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Se acaba de publicar el Índice de Compromiso con el Desarrollo (Commitment to Development Index, cuyas siglas son CDI,) del año 2007 que elabora el Center for Global Development. El CDI otorga una puntuación a 21 de los países más ricos del mundo (ver final de este post) en función de sus políticas que benefician a los países pobres. Para elaborar el índice se mide el mayor o menor esfuerzo de la nación en siete ámbitos de políticas que son importantes para los países en desarrollo: cooperación, comercio, inversión, migración, medio ambiente, seguridad y tecnología. En función de esa puntuación, obtenida por los 21 países más ricos, España ocupa el puesto 15 en 2007 (ver ranking más abajo).

De los 7 aspectos que se miden España saca mala nota en 3: Medio ambiente, Seguridad y Cooperación. En Medio ambiente porque descuida la utilización de los recursos naturales y el equilibrio ecológico. Además España emite demasiados gases invernadero por lo que genera calentamiento global y tiene malas políticas en el clima (impuestos bajos sobre la gasolina), industria pesquera (elevados subsidios a la pesca) y biodiversidad global (importa especies en peligro de extinción).

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19
Oct
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    [post_content] => Me pregunta Antoni, en un comentario al post "El impacto de China en América Latina" , si podría clarificar el término enfermedad holandesa ( mal holandés ). Voy a intentarlo. La denominación enfermedad holandesa ( mal holandés ) o “mal holandés” tiene su origen, como su propio nombre indica, en los Países Bajos donde, a comienzo de la década de los años setenta, aparecieron importantes yacimientos de gas que incrementaron fuertemente las exportaciones de dicho producto y, como consecuencia, la entrada de divisas en el país. Esta entrada de divisas condujo a que el tipo de cambio (cotización) del florín holandés se apreciara alcanzando un nivel que ponía en peligro la competitividad externa del resto de los bienes y servicios que exportaba Holanda y, consecuentemente, de los niveles de actividad y empleo dependientes de éstos.

Un problema similar surgió años más tarde en Gran Bretaña con el descubrimiento de los yacimientos de petróleo del Mar del Norte. Pero los casos más claros de enfermedad holandesa ( mal holandés ) se dan en países petroleros como Venezuela o México, en los que un aumento en el precio del petróleo provoca fuertes entradas de divisas y como consecuencia la apreciación o revaluación de sus monedas hasta el punto de amenazar con asfixiar al resto de la actividad económica. También está sucediendo algo similar a la enfermedad holandesa en Chile como consecuencia de las fuertes subidas del precio del cobre y de los aumentos de las exportaciones chilenas de este metal.


Por tanto, Antoni, la ciencia económica ha bautizado como enfermedad holandesa”los efectos adversos que sufren diversos sectores de una economía como resultado de la apreciación del tipo de cambio de su moneda. El tipo de cambio, como ya hemos visto en este blog de economía, no es otra cosa que el precio, en términos de moneda nacional, de una divisa extranjera. Como consecuencia de la apreciación del tipo de cambio se abaratan las importaciones generando un fuerte aumento de las mismas y se encarecen las exportaciones que disminuyen con el consecuente riesgo de una contracción económica.

Por extensión la denominación enfermedad holandesa ( mal holandés )se viene aplicando en economía a cualquier proceso económico que acarree pérdida internacional de competitividad. Ejemplos de ello son, como ya he dicho, un aumento drástico en las exportaciones de un sector, o aumento del precio internacional del principal producto de exportación y/o cualquier entrada de divisas, como las que provienen de la ayuda al desarrollo o las entradas de capital a corto (también llamados capitales golondrina  o “hot money”). También pueden sufrir del mal holandés los países receptores de remesas de los emigrantes. Los emigrantes envían dólares a sus países de origen, dólares que provocan un aumento de la oferta de divisas (dólares y euros) con la consiguiente apreciación de la moneda local.


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Me pregunta Antoni, en un comentario al post «El impacto de China en América Latina» , si podría clarificar el término enfermedad holandesa ( mal holandés ). Voy a intentarlo. La denominación enfermedad holandesa ( mal holandés ) o “mal holandés” tiene su origen, como su propio nombre indica, en los Países Bajos donde, a comienzo de la década de los años setenta, aparecieron importantes yacimientos de gas que incrementaron fuertemente las exportaciones de dicho producto y, como consecuencia, la entrada de divisas en el país. Esta entrada de divisas condujo a que el tipo de cambio (cotización) del florín holandés se apreciara alcanzando un nivel que ponía en peligro la competitividad externa del resto de los bienes y servicios que exportaba Holanda y, consecuentemente, de los niveles de actividad y empleo dependientes de éstos.

Un problema similar surgió años más tarde en Gran Bretaña con el descubrimiento de los yacimientos de petróleo del Mar del Norte. Pero los casos más claros de enfermedad holandesa ( mal holandés ) se dan en países petroleros como Venezuela o México, en los que un aumento en el precio del petróleo provoca fuertes entradas de divisas y como consecuencia la apreciación o revaluación de sus monedas hasta el punto de amenazar con asfixiar al resto de la actividad económica. También está sucediendo algo similar a la enfermedad holandesa en Chile como consecuencia de las fuertes subidas del precio del cobre y de los aumentos de las exportaciones chilenas de este metal.

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