Archivo de febrero/2013

4
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    [post_content] => En el día de hoy se han conocido los datos de paro registrado, afiliación y contratos correspondientes al mes de enero de 2013. Y curiosamente, nos encontramos con una evolución del desempleo que va a ser valorada de manera diferente por el conjunto de la sociedad y los medios de comunicación y por los técnicos y expertos en materia de empleo. La razón deriva del aspecto tan distinto que la cifra refleja antes y después de desestacionalizarse.

El desempleo

Así, el dato “en bruto” refleja un incremento de 132.055 desempleados, lo que supone un importante crecimiento mensual del 2,72%. Esta mala noticia copará titulares de periódicos en el día de mañana. Pero lo cierto es que la serie de paro registrado es extraordinariamente estacional, y en los meses de enero el paro registrado sube siempre. De hecho, en todos los meses de enero de la última década se han registrado incrementos importantes, que promediaron crecimientos intermensuales del 3,78%. Sin embargo, este enero el incremento sólo fue del 2,72% un buen indicio que se confirma una vez que se tiene en cuenta la evolución desestacionalizada del desempleo, que indica que en enero se produjo un descenso del paro de 10.577 personas (ver cuadro, el asterico* significa que los datos están desestacionalizados).

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La ocupación

Algo similar pasa con las cifras de afiliación a la Seguridad Social, ya que en los meses de enero siempre se producen importantes descensos. El de este año, de 263.243 personas, refleja una cifra verdaderamente pavorosa, pero queda muy matizada cuando se conoce que en es un descenso menor que los de enero de 2009 y 2012 y que en los eneros comprendidos en los años 2001 a 2007, de muy intenso crecimiento económico y del empleo, la caída media mensual de la afiliación a la Seguridad Social fue de un 1% (este enero ha sido del 1,6%) y más de 160.000 afiliados de pérdida mensual.

Conclusión

En definitiva, tanto los datos de paro registrado como de afiliación marcan un claro descenso en el ritmo de empeoramiento en cifras absolutas, mientras que un análisis desestacionalizado de los mismos ofrece una visión favorable, que deberá tratarse con prudencia , pues deberán confirmarse en próximos meses para poder hablar de un cambio de tendencia.
    [post_title] => El paro cae en enero... en términos desestacionalizados (¡una buena noticia!)
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En el día de hoy se han conocido los datos de paro registrado, afiliación y contratos correspondientes al mes de enero de 2013. Y curiosamente, nos encontramos con una evolución del desempleo que va a ser valorada de manera diferente por el conjunto de la sociedad y los medios de comunicación y por los técnicos y expertos en materia de empleo. La razón deriva del aspecto tan distinto que la cifra refleja antes y después de desestacionalizarse.

El desempleo

Así, el dato “en bruto” refleja un incremento de 132.055 desempleados, lo que supone un importante crecimiento mensual del 2,72%. Esta mala noticia copará titulares de periódicos en el día de mañana. Pero lo cierto es que la serie de paro registrado es extraordinariamente estacional, y en los meses de enero el paro registrado sube siempre. De hecho, en todos los meses de enero de la última década se han registrado incrementos importantes, que promediaron crecimientos intermensuales del 3,78%. Sin embargo, este enero el incremento sólo fue del 2,72% un buen indicio que se confirma una vez que se tiene en cuenta la evolución desestacionalizada del desempleo, que indica que en enero se produjo un descenso del paro de 10.577 personas (ver cuadro, el asterico* significa que los datos están desestacionalizados).

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2
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    [post_content] => Esta semana hemos conocido estadísticas muy relevantes que confirman que la economía española sufrió un duro varapalo en el 4º trimestre de 2012. Sin embargo, se han publicado también datos que muestran que mejora la competitividad y que el futuro de la economía española es esperanzador.

Foto: La economía española saliendo del fondo del mar

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El INE informó que el Producto Interno Bruto (PIB) español aceleró su ritmo de caída en el cuarto trimestre de 2012. La contracción del PIB fue de un 0,7% trimestral, es la sexta consecutiva y más que duplica la del tercer trimestre, que fue del 0,3%. Es además la mayor caída desde el segundo trimestre de 2009. ¿Cuáles son las causas de este descenso?

1º) La necesaria contracción del gasto público para acercarse a los objetivos de déficit público acordados con Bruselas.

2º) La reducción de la inversión empresarial, por el endurecimiento del crédito bancario y la falta de expectativas de ventas futuras, incluida la construcción, que sigue con su prolongado ajuste en sus dos componentes: vivienda y obra pública.

3º) El consumo privado tuvo también una fuerte caída, que estimamos muy cerca del 2% trimestral, quizá fue la mayor caída de toda la serie histórica que arranca en 1970. Ello se debió a:

a) la subida del IVA en septiembre,

b) la supresión a los empleados públicos de la paga extra de Navidad,

c) las dificultades de conseguir crédito para la compra de bienes de consumo duradero,

d) el aumento del paro (que está en máximos históricos),

e) la necesaria moderación salarial y

f) la creciente desconfianza de las familias; manifestación de esta falta de confianza es que, según la EPA, en el cuarto trimestre de 2012 se destruyeron 65.800 hogares (máxima destrucción de la serie histórica).

Aunque habrá que esperar al 28 de febrero para confirmar el dato del consumo privado, el Índice del Comercio Minorista publicado también esta semana, apunta en esa dirección. Las ventas de bienes de consumo en grandes superficies, cadenas comerciales, tiendas y gasolineras, deflactadas y corregidas de efectos de calendario, se derrumbó en el 4º trimestre, cayendo al mayor ritmo en más de una década: un 9,3% interanual. La creciente competencia de Internet puede ser un motivo. Sin embargo, los enumerados en el párrafo anterior parecen mucho más relevantes.

7 síntomas de recuperación

Sin embargo, hay varios indicadores, publicados esta semana, que muestran signos positivos para la economía española. En este sentido parecería que la economía está yendo mejor de lo que señalan los datos anteriores. ¿Cuáles son los síntomas de esa posible recuperación?:

1) Tras seis meses consecutivos de ganancias, incluyendo enero, la bolsa española acumula una revalorización del 23,6%, lo que convierte al período agosto-enero en el más fructífero desde 2009. Las subidas de las acciones manifiestan optimismo sobre el futuro de las empresas y, por tanto, de la actividad económica.

2) El Indicador de Confianza Económica de España que elabora la Comisión Europea lleva 5 meses subiendo y ha pasado del 82,8 en agosto de 2012 al 88,2 en enero de 2013. Está por consiguiente, muy cerca del nivel de confianza del conjunto de la Eurozona que se encontraba en enero de este año en 89,2 puntos. Es preciso anotar, sin embargo, que ambos índices siguen estando por debajo de la base (100) que es la media del periodo 1990-2012.

3) La productividad de la economía española sigue aumentando. Según el INE en términos interanuales el descenso del PIB en 2012 fue del 1,8%. Si la destrucción de empleo en 2012 fue  del 4,8%, eso significa que la productividad aparente del trabajo aumentó un 3% con respecto a 2011.

4) La mejora de la competitividad, está facilitando también la salida de la crisis y la entrada de capitales extranjeros Según el Banco de España, la remuneración por asalariado en 2012 se redujo un 0,6%, lo que permitió que los costes laborales unitarios se redujeran al mayor ritmo en tres años (-2,8%).

5) Más productividad y mayor competitividad están favoreciendo que las exportaciones de bienes y servicios españolas sigan creciendo rápidamente. Efectivamente, el Banco de España informó el jueves que en los once primeros meses del año pasado las exportaciones de bienes y servicios aumentaron un 4,6% con respecto al mismo periodo del año 2011. Sin embargo, mientras las exportaciones de bienes crecían en ese periodo al 3,5%, el turismo lo hizo solamente en un 1% y las exportaciones de servicios no turísticos en un 11,6%. El aumento de las exportaciones de bienes y servicios junto con la intensa caída de las importaciones está evitando que las caídas del PIB sean mayores.

6) La reducción de la inflación mejora también la competitividad. En enero los precios de consumo registraron un descenso del –1,4% respecto al mes de diciembre lo que significa que la variación interanual del IPC en el mes pasado se sitúa en el 2,6% frente al 2,9% de diciembre.

7) Resulta también positivo cualquier éxito de la lucha contra el fraude. En 2012, y gracias al alza de impuestos, la Agencia Tributaria recaudó un 4,2% más que en el año 2011. Es bien conocido que las subidas de impuestos suponen aumentos de recaudación en el corto plazo pero no en el medio plazo. Las subidas de impuestos generan además, pérdidas irrecuperables de eficiencia, de ahí que la falta de ingresos fiscales que sigue sufriendo España no se soluciona con más subidas de impuestos, sino con medidas agresivas e innovadoras contra la evasión fiscal. Por consiguiente, resulta alentador que la Agencia Tributaria haya recaudado 11.500 millones de euros en 2012, en la lucha contra el fraude fiscal, un 10% más que en 2011.

Conclusión

En resumen, la economía española, según algunos indicadores de actividad, parece que está en el camino que la lleva a la recuperación. El repunte del Índice de Confianza durante cinco meses y de la bolsa anuncia que lo peor de la crisis ha podido quedar atrás y que se habría tocado fondo en el cuarto trimestre del año pasado. En cambio, otras estadísticas que se refieren al crecimiento económico, empleo, producción industrial y a las ventas del comercio minorista muestran una situación descorazonadora. Desgraciadamente, es muy probable que la economía siga contrayéndose en el primer semestre de este año y que a lo largo de 2013 se siga destruyendo empleo.

La mayoría de los economistas no esperan que haya recuperación económica (comienzo de la fase álgida del ciclo) hasta finales de este año y que se empiece a crear empleo hasta mediados de 2014. Por último los episodios de corrupción no favorecen la entrada de capital extranjero ni van a facilitar que la recuperación llegue antes de lo previsto. Sobre la corrupción y sus efectos sobre la economía escribiremos otro día.

Fuente: Rafael Pampillón. "Sigue la recesión pero hay perspectivas de recuperación". Expansión. 2 de febrero de 2013. Páginas 39.
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Esta semana hemos conocido estadísticas muy relevantes que confirman que la economía española sufrió un duro varapalo en el 4º trimestre de 2012. Sin embargo, se han publicado también datos que muestran que mejora la competitividad y que el futuro de la economía española es esperanzador.

Foto: La economía española saliendo del fondo del mar

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1
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    [post_content] => Los datos de la última Encuesta de Población Activa (EPA) son desalentadores. El mercado laboral español sigue destruyendo empleo y generando paro. La reforma laboral de 2012 no parece haber cambiado los incentivos de las empresas ni de los trabajadores protegidos por contratos indefinidos. La flexibilidad externa (destrucción de empleo) sigue siendo más utilizada que la flexibilidad interna (reducciones salariales y de jornada de trabajo) para que las empresas se ajusten a shocks de demanda. ¿Por qué no funciona la reforma laboral de 2012? La respuesta probablemente haya que buscarla en el problema que esa misma reforma ha dejado sin resolver: la dualidad.

La creación en 1984 del contrato temporal dio lugar a uno de los principales problemas actuales del mercado de trabajo español: la dualidad. Las múltiples reformas, incluida la más reciente de febrero de 2012, han tratado de abordar esta cuestión sin éxito. La última pretendía provocar un vuelco en los incentivos de trabajadores y empresas, desalentando la flexibilidad externa en favor de la flexibilidad interna. Sin embargo, por lo que se desprende de los datos iniciales, el coste aún elevado del despido improcedente y la incertidumbre jurídica han llevado a las empresas a seguir prefiriendo el contrato temporal. El colchón resultante de una masa de personas con contratos temporales está limitando la disposición de los trabajadores con contratos indefinidos a aceptar la flexibilidad interna, obstaculizando de ese modo el éxito general de la reforma.



En febrero de 2012, el Gobierno español aprobó la reforma del mercado de trabajo más ambiciosa desde 1984. La crítica situación por la que atravesaba el mercado de trabajo en España, con una destrucción imparable de puestos de trabajo y una tasa de paro del 25%,  permitió al gobierno aprobar una serie de cambios importantes encaminados a transformar la manera de operar del mercado de trabajo en España.

La reforma se articuló en torno a dos clases de medidas para conseguir sus objetivos: el abaratamiento del despido en los contratos indefinidos y la flexibilización de las condiciones para reducir los salarios y aplicar reducciones de la jornada laboral.

El objetivo de este conjunto de medidas era desincentivar la utilización de los contratos temporales por las empresas como parachoques ante un cambio de las condiciones económicas. Esto se consigue haciendo más atractivos los contratos indefinidos respecto a los temporales, pues se reduce la brecha existente entre el coste de extinguir los primeros y los segundos. El gráfico 1 muestra la cuantía de la indemnización por despido, antes y después de la reforma, según la antigüedad en la empresa y el tipo de despido y contrato.

Gráfico 1. Indemnización por despido antes y después de la reforma

Indemnización por despido antes y después de la reforma

 

La dualidad del mercado de trabajo en España se aprecia con nitidez en la línea que representa la situación anterior a la reforma (45 días). Dicha línea define la indemnización por despido improcedente, con diferencia el tipo de despido más habitualmente utilizado hasta la fecha en España en relación con los contratos indefinidos. El salto de escalón en la indemnización que se produce al final de la duración máxima de los contratos temporales (3 años) es la razón que disuade a muchas empresas de transformar un contrato temporal en otro indefinido. En consecuencia, un gran número de trabajadores no puede acceder a un contrato fijo, viéndose en su lugar atrapados en una espiral de trabajos temporales, con los consiguientes efectos negativos para el salario, la productividad y la estabilidad en el empleo.

El otro objetivo de la reforma de 2012 era reducir la diferencia en la indemnización que se paga un día antes y un día después de firmar un contrato indefinido. A este respecto, ¿ha conseguido la reforma su propósito?

La reforma de 2012 parece más orientada a facilitar el ajuste de las empresas frente a los cambios adversos en la coyuntura económica que a garantizar el uso eficiente de la mano de obra y la productividad. Esto es así porque la principal novedad de la reforma es facilitar la extinción del contrato indefinido por causas objetivas económicas (indemnización de 20 días de salario). Con la reforma de 2012, el despido improcedente para los contratos indefinidos sigue saliendo caro (33 días), mientras que el contrato de apoyo a los emprendedores (empresas de menos de 50 trabajadores) suscita tantas dudas en su implementación que, al menos por ahora, apenas se ha utilizado. Pese a los aspectos beneficiosos de este tipo de contrato (un periodo de prueba de un año sin indemnización por despido y deducciones fiscales), las empresas de menos de 50 trabajadores prefieren utilizar los contratos temporales o el contrato indefinido tradicional. Según las estadísticas oficiales, los contratos de apoyo a los emprendedores representan menos del 10% de las nuevas contrataciones realizadas en este tipo de empresas. No es pues extraño, como se observa en el gráfico 2, que el perfil del empleo por tipo de contrato apenas haya cambiado tras la reforma en las empresas de menos de 50 trabajadores, con un porcentaje de temporalidad de en torno al 20%, explicándose su disminución simplemente por la aceleración del ritmo de destrucción de empleos temporales. A lo sumo, podría decirse que el ritmo de disminución de la tasa de temporalidad se ha ralentizado a partir de 2012.

Gráfico 2. Empleo por tipo de contrato en empresas de 50 o menos trabajadores: 1.er T 2009 a 3.er T 2012

Empleo por tipo de contrato en empresas de 50 o menos trabajadores: 1.er T 2009 a 3.er T 2012

 

También es revelador el hecho de que, de todos los contratos nuevos formalizados en España por todas las empresas, el 85% sean temporales, y que dicha proporción no haya cambiado significativamente desde la entrada en vigor de la reforma (véase gráfico 3). Por último, según las estadísticas oficiales, de todas las extinciones de contratos indefinidos, cerca del 30% se producen por causas objetivas, un porcentaje que no se aleja demasiado del de antes de la reforma (en torno al 26%).

Gráfico 3. Nuevas contrataciones por tipo de contrato. Todas las empresas. 1.er T 2009 a 3.er T 2012.

Nuevas contrataciones por tipo de contrato. Todas las empresas. 1.er T 2009 a 3.er T 2012.

 

 

Parece que en los primeros meses tras la aplicación de la reforma, el mercado de trabajo español sigue creando y destruyendo empleo con la misma intensidad y de la misma forma que antes de ella. Aunque probablemente aún sea pronto para hacer un balance definitivo de los efectos de la reforma, los primeros indicios no son muy alentadores, y apuntan a que las empresas en España siguen usando los contratos temporales como el instrumento preferido para hacer frente a las crisis económicas.

Flexibilidad interna: suavización de condiciones para reducir salarios y aplicar reducciones de jornada laboral

La reforma de febrero de 2012 incluye algunas disposiciones que ayudan a las empresas a adaptarse a las crisis económicas al facilitarles la modificación de las condiciones de salario y jornada de los trabajadores en activo. Primero, la reforma aumenta la importancia de los salarios pactados en convenios de empresa respecto a los fijados en convenios colectivos a nivel sectorial o nacional. Segundo, elimina la prórroga automática de los salarios de los convenios antiguos por falta de acuerdo entre la empresa y los trabajadores (la llamada «ultraactividad»). Tercero, facilita a la empresa la modificación (a la baja) de los salarios de los trabajadores si el nivel de remuneración de dichos empleados supera el fijado en los convenios colectivos y si la empresa atraviesa por una situación económica negativa (definida como un descenso de las ventas durante dos trimestres o más). Cuarto, y también en el contexto de una situación económica negativa, establece condiciones claras y facilita la transformación de contratos a tiempo completo en otros a tiempo parcial (durante un plazo de tiempo prefijado).

El objetivo de la flexibilidad interna podría caer en saco roto debido a la todavía elevada dualidad del mercado de trabajo, y ello por dos razones: en primer lugar, las empresas podrían seguir inclinándose por la temporalidad como mecanismo para hacer frente a los shocks económicos adversos. Y en segundo lugar, los trabajadores con contratos indefinidos serán reacios a aceptar cambios negativos en sus condiciones salariales y jornada si saben que la empresa aún cuenta con el colchón de los trabajadores temporales.

Aunque el crecimiento de los salarios reales en los convenios colectivos revisados en España en 2012 fue negativo (véase gráfico 4), la tasa de descenso salarial no difiere significativamente de la de 2011 o 2010. Y esta moderación salarial no ha sido suficiente para frenar el aumento del desempleo en España durante 2012. Además, y sorprendentemente, desde que se aprobó la reforma, los descensos de los salarios reales han sido más acusados en los convenios colectivos sectoriales o nacionales que en los convenios de  empresa, contradiciendo uno de los objetivos esperados con la reforma. De nuevo, estas evidencias apuntan a un uso poco generalizado entre las empresas españolas y los trabajadores indefinidos de la flexibilidad interna como herramienta de ajuste frente a los cambios económicos adversos.

Gráfico 4. Crecimiento de los salarios reales en los convenios colectivos de empresa y de nivel superior al de la empresa. 

Crecimiento de los salarios reales en los convenios colectivos de empresa y de nivel superior al de la empresa. 

 

En conclusión, pese a los esfuerzos para hacer más eficiente y flexible el mercado de trabajo español, la reforma de febrero de 2012 no ha resuelto el problema de la dualidad. Esta cuestión latente puede poner en peligro toda la reforma. Las evidencias existentes no son muy alentadoras, y apuntan a que en España la masa de trabajadores temporales sigue sirviendo de colchón principal para las empresas en apuros ante los shocks económicos adversos. Tendremos que esperar a recabar más evidencias para corroborar este análisis. Mientras, muchos están volviendo a escuchar a quienes abogaban en España por la opción de un «contrato único» con indemnizaciones por despido crecientes con la antigüedad desde el primer mes trabajado. Este tipo de contrato resolvería el problema de la dualidad, por lo que las autoridades económicas deberían contemplar su introducción si los datos futuros confirman las actuales perspectivas pesimistas.


 
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