Esta semana se reunen en Seúl el G-20 es decir los presidentes y primeros ministros de las grandes potencias económicas del mundo. En la mesa de negociación está 1) conseguir un acuerdo para reducir los desequilibrios comerciales, 2) poner fin a la guerra de divisas y 3) aprobar o no la reforma del sistema financiero mundial que ha planteado el Banco de Pagos de Basilea y el Fondo Monetario Internacional.
Foto: Ministro alemán de Finanzas: Wolfgang Schaeuble
Esta cumbre de Seúl será la quinta desde que los líderes del G-20 comenzaron a reunirse después de la crisis económica y crediticia que comenzó en el segundo semestre de 2007.
Los desequilibrios en las relaciones económicas internacionales
Los participantes de la reunión, que tendrá lugar el juves y viernes de esta semana, deberán acordar si le darán o no al FMI la responsabilidad de velar por un mayor equlibrio de las relaciones económicas internacionales o lo que es lo mismo darle al FMI la potestad de revisar las balanzas comerciales de los países y advertir seriamante a aquellos que tengan superavits o déficits que excedan los criterios que se aprueben en este G-20.
La propuesta de EEUU es la de obligar a los países del G-20 a tomar medidas si su superávit o déficit de cuenta corriente excede 4% de su Producto Interno Bruto (PIB). La cuenta corriente es un criterio de análisis de la balanza de pagos mucho más amplio que la balanza comercial. A los países les preocupa tener que aceptar metas específicas respecto a este indicador porque el hacerlo afectaría al tipo de cambio de su divisa. Por ejemplo, este objetivo del 4% requeriría que China, que actualmente tiene un superávit de cuenta corriente de 4,7%, adoptara políticas de apreciación del tipo de cambio, expansión del consumo interno y modificaciones en su política comercial para favorecer las importaciones y reducir el superávit exterior. Además, en los próximos años, China tendrá más problemas todavía ya que el FMI proyecta que su superávit se incremente a alrededor de 8% de su PIB en 2015.
Parece, por tanto, que países con superávits de cuenta corriente (China, Japón, Alemania, Arabia Saudí, Corea del Sur, Rusia, etc.) se van a resistir a aceptar limitaciones a sus superavits.
La guerra de divisas y la política monetaria de EEUU
Otro tema candente, y muy relacionado con el anterior, que estará en la mesa de negociación, será la política monetaria de EEUU y más concretamente la decisión de la Reserva Federal (FED) de inyectar billetes y monedas por valor de 600.000 millones de dólares. A muchos países les preocupa está expansión cuantitativa porque se traducirá en una depreciación del dólar. Y un dólar débil significa apreciación de las monedas que no son el dóalr lo que generará mayores desequlibrios comerciales en el mundo. En este sentido, el ministro alemán, Wolfgang Schaeuble, dijo que EEUU está minando los esfuerzos para crear un acuerdo en Seúl donde se aprueben unas reglas comunes que estabilicen el mercado de divisas. La acusación que desde hace años realiza EEUU sobre la política depreciatoria del yuan pierde fuerza ya que EEUUestá ahora haciendo lo mismo.
Este comportamiento heterodoxo de la FED y del gobierno de EEUU está reavivando la guerra de divisas. Las recientes acciones unilaterales de países como Colombia, Japón, Perú, Brasil y Corea del Sur para frenar la apreciación de sus monedas con el fin de no perder competitividad frente al dóal han alimentado los temores de una mayor extensión y profundización de la guerra en los mercados mundiales de divisas.
Precisamente la reunión del G-20 lo que intentará es justo lo contrario: rebajar las tensiones en el mercado de divisas a través de un acuerdo que reduzca los desequilibrios (superavitarios o deficitarios) exagerados de la balanza por cuenta corriente de los países.
¿Se llegará en Seúl a un acuerdo que frene la guerra de divisas?
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