Archivo de diciembre/2008

19
Dic
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    [post_content] => Ayer se cumplió el TRIGÉSIMO ANIVERSARIO del inicio de la política de reforma y apertura de China , una ocasión para reflexionar sobre la persona de Deng Xiaoping: el padre de la reforma económica china. Un personaje que gobernó con mano firme los destinos de China desde l978 hasta su muerte en 1997. Nacido en l904 en la provincia de Sichuan, fue educado en Francia desde los l6 a los 21 años, donde se ilusionó con la tradición comunista revolucionaria occidental. En 1924 se incorporó al Partido Comunista Chino pasando a formar parte del Comité Central del Partido en 1945. Su historial de activista, su formación ideológica y su participación decisiva en la "Larga Marcha" le distinguieron como uno de los históricos de la Revolución. En l955, Deng Xiaoping fue elegido miembro del Politburó y al año siguiente fue nombrado Secretario General del Comité Central del Partido.


El "Gran Salto Adelante", promovido por Mao Tse-tung en l958, trató de reemplazar la especialización y el conocimiento técnico por la causa comunista. Ello dio lugar a la división entre un sector pragmático preocupado por la eficacia económica encabezado por Deng Xiaoping, y otro radical liderado por Mao. El sector radical, facción que finalmente triunfó, insistía en la colectivización de la agricultura a través de las comunas, lo que produjo una reducción importante en la producción de alimentos y una grave crisis en la agricultura; por si esto fuera poco intentó una industrialización a toda costa, que provocó una desarticulación del aparato productivo, y una caída muy fuerte en el nivel de vida. Todos los chinos debían donar al gobierno sus utensilios de hierro que se fundían en los patios de las casas (los famosos e ineficientes "altos hornos en el jardín de la casa") en un fervoroso esfuerzo por modernizar China y hacer que el cambio del socialismo al auténtico comunismo se hiciera en pocos años.
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El desastre económico producido por el "Gran Salto Adelante" hizo que dimitiera "El Gran Timonel" (Mao) como Jefe del Estado, haciéndose cargo del gobierno la facción pragmática liderada por Deng. Sin embargo, Mao no se resignó a permanecer fuera de la actividad política y resurge en l.966, con el triunfo del ala radical del Partido y con la puesta en marcha de la Revolución Cultural (que en muchos aspectos fue la revitalización del “Gran Salto”). En l967, comienzan una serie de ataques contra Deng Xiaoping y otros dirigentes del Partido en los que se les acusa de burgueses revisionistas y se les declara contrarrevolucionarios por lo que Deng Xiaoping desaparece de la vida política.

Tras la Revolución Cultural, el país quedó sumido en un caos económico que exigía tomar medidas de política económica racionales. Para ello se vuelve a contar con el ala pragmática del Partido, reapareciendo Deng en l973 como viceprimer ministro y jefe del Estado Mayor del Ejército.

LA REFORMA ECONOMICA

En septiembre de l976 muere Mao y se abre una guerra política por la sucesión. En la lucha triunfa Deng  justificado por la necesidad que tiene China de introducir cambios profundos y pragmáticos que dieran respuesta a las necesidades de una población cansada y anhelante de estabilidad política y prosperidad económica.

La evolución económica de China, desde la muerte del "Gran Timonel", ha estado marcada por el sello personal de su líder supremo e indiscutido, Deng Xiaoping, que pasará a la historia como el padre de la reforma. Llevó a la nación por el camino de la paz y la prosperidad económica, la libró de las convulsiones y de las campañas políticas que habían castigado a China durante varias décadas. Deng, aunque pragmático y preocupado por el bienestar económico de la población, era también un nacionalista que veía en el comunismo un instrumento útil para lograr la regeneración de su patria y no consideraba que la democracia fuera apropiada para resolver los problemas políticos de China.

Hace 30 años, en diciembre de l978 se inició un proceso de cambios que generó una reforma económica trascendental para el futuro económico de China. Deng Xiaoping tomó grandes decisiones que transformaron radicalmente a China y que abrieron un nuevo capítulo de su historia. Colocó al país en el camino para salir del subdesarrollo, logrando imponer sus tesis de modernización económica basadas en la apertura exterior, el libre mercado y la introducción de la tecnología avanzada. Deng Xiaoping murió en Beijing el 19 de febrero de 1997.
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Ayer se cumplió el TRIGÉSIMO ANIVERSARIO del inicio de la política de reforma y apertura de China , una ocasión para reflexionar sobre la persona de Deng Xiaoping: el padre de la reforma económica china. Un personaje que gobernó con mano firme los destinos de China desde l978 hasta su muerte en 1997. Nacido en l904 en la provincia de Sichuan, fue educado en Francia desde los l6 a los 21 años, donde se ilusionó con la tradición comunista revolucionaria occidental. En 1924 se incorporó al Partido Comunista Chino pasando a formar parte del Comité Central del Partido en 1945. Su historial de activista, su formación ideológica y su participación decisiva en la «Larga Marcha» le distinguieron como uno de los históricos de la Revolución. En l955, Deng Xiaoping fue elegido miembro del Politburó y al año siguiente fue nombrado Secretario General del Comité Central del Partido.

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18
Dic

Ha llegado la hora de la ‘flexiguridad’

Escrito el 18 diciembre 2008 por Daniel Fernandez Kranz en Economía española

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    [post_content] => ¿Preparados para lo próxima reforma laboral en España? No tardará mucho en llegar y se llamará flexiguridad.

Flexiguridad (flexicurity en inglés) es quizás uno de los términos más usados últimamente cuando se habla de mercado de trabajo en Europa. Y es seguramente el término al que más se alude en España cuando se discute de posibles reformas del mercado laboral. Todo indica a que no tardaremos mucho en ver en España la aplicación de una versión más o menos modificada de este modelo, y ello por dos motivos. El primero es que parece haber tenido éxito allá donde se ha utilizado (Dinamarca, Países Bajos, Finlandia). El segundo, es que la situación del mercado laboral español es nefasta, lo que crea las condiciones adecuadas para intentar una reforma (la última reforma seria se hizo en 1994 cuando la tasa de desempleo se acercaba al 20%). Baste recordar algunas de las declaraciones recientes por parte de organizaciones empresariales, y gobierno recalcando la necesidad de introducir reformas laborales y en el sistema de prestaciones de desempleo, que aunque no se mencione, se parecen mucho al modelo de la flexiguridad (‘El Gobierno mejorará “en lo posible” la prestación por desempleo’ El País, 10-12-2008; ‘La CEOE pide abaratar el despido para afrontar la crisis’ El País 26-09-2008 ). Sin ir más lejos, el boletín económico del Banco de España de enero de 2008 se titulaba: ‘La flexiguridad como modelo para los mercados laborales europeos’.



¿Qué es la flexiguridad? ¿Es realista este modelo para el caso de España? La flexiguridad es la combinación de flexibilidad laboral y seguridad y sigue el modelo que se implantó en Dinamarca a mediados de los 90 para combatir el paro. Este modelo descansa en tres pilares: (1) libertad para contratar y despedir a trabajadores (flexibilidad para el empresario), (2) elevada generosidad de las prestaciones por desempleo (seguridad para los trabajadores), y (3) políticas activas de empleo. En Dinamarca, la flexiguridad es considerada un gran logro de los últimos años y el principal responsable de la baja tasa de desempleo del país, no sólo antes de esta crisis sino también ahora. Según datos de la OCDE, la tasa de desempleo armonizada de Dinamarca era en 2006 de un 3,9%.

Lo más sorprendente, sin embargo, es que en medio de la crisis económica, la tasa de desempleo danesa no sólo no ha aumentado sino que ha disminuido al 3,2%. Aunque existen estudios que critican estas cifras, argumentando que esconden un cierto nivel de desempleo encubierto, lo cierto es que la evolución del desempleo en el país nórdico es envidiable. Además, la evolución del paro en los otros dos países que han aplicado la flexiguridad es igualmente positiva. En Finlandia, la tasa de paro era del 7,7% en 2006 y del 6,4 en octubre de 2008. Por su parte, en los Países Bajos, la tasa de paro era del 3,9% en 2006 y del 2,5% en octubre de 2008. Aunque es de sobras conocido, es importante comparar estas cifras con la subida espectacular del desempleo en España durante este período, pasando del 8,5% en 2006 al 12,8% en octubre pasado.

La idea que subyace este modelo es un tanto idílica, y responde a una realidad laboral bien distinta a la nuestra. La idea es que con este modelo, el empresario pierda el miedo a contratar (ya que despedir es barato) y que esto reduzca la tasa de paro. Además, si la tasa de paro es baja y las prestaciones por desempleo generosas, entonces el trabajador pierde el miedo al despido, ya que encontrará otro trabajo pronto (la tasa de paro es baja) y mientras lo encuentra estará bien dotado con una prestación más que suficiente. Así, se calcula que en Dinamarca un treinta por cien de los trabajadores cambia de empleo cada año, lo cual no supone ningún trauma ya que con una tasa de desempleo del 3,2% no se tarda mucho en encontrar otro empleo, y además si no se encuentra, el Estado te paga una prestación que cubre el 90% de tu salario anterior por cuatro años y con un tope de 2,000 € al mes. Estas prestaciones por desempleo pueden parecer insostenibles para las arcas públicas, pero lo cierto es que las políticas activas de empleo junto con las buenas oportunidades que ofrece el mercado de trabajo conducen a que Dinamarca tenga una de las tasas de desempleo de larga duración más bajas de la UE (25% de todos los desempleados contra un 40% de media en la UE).

Llegados a este punto, cabe preguntarse si una hipotética reforma del mercado laboral español, a modo de flexiguridad, tendría los mismos resultados aquí que los que tuvo aparentemente en Dinamarca.  Y aquí es donde surgen dudas importantes. Para empezar, la tasa de desempleo española se sitúa ahora en el 12,8% y según varios estudios podría alcanzar el 15% el año próximo. Para algunos colectivos (mujeres y jóvenes) esta tasa de paro se llega a duplicar. Esta situación difiere mucho de la danesa, incluso en los años 90 cuando Dinamarca se planteó la flexiguridad como solución a un problema ‘acuciante’ de paro que se traducía en una tasa de desempleo de poco más del 8%. Dado que uno de los ideales de la flexiguridad es que el trabajador no le tema al despido, cabe preguntarse si el momento adecuado para introducir este modelo es el actual, con una tasa de paro elevada y en aumento. En segundo lugar, las políticas activas de empleo en España, gestionadas por el INEM, han sido un fracaso a todas luces. No es infrecuente que un desempleado en España rechace una oferta de empleo proveniente del INEM por considerarla no apta o por estar el puesto de trabajo demasiado lejos de casa, sin perjuicio de perder la prestación por desempleo.  Además, el gasto en políticas activas de empleo en España es asombrosamente bajo. En un estudio del Banco de España sobre quince países europeos en cuanto a gasto en políticas activas de empleo, España se situaba en el puesto número 14, sólo por delante de Grecia. De los tres elementos que constituyen la flexiguridad, el de las políticas activas de empleo es el más importante. Si este elemento no funciona, la flexiguridad se puede convertir en un túnel sin salida donde el desempleo crece, el coste social del mismo se vuelve insostenible y la productividad baja.

Dado que España parece estar decidida a subirse tarde o temprano al carro de la flexiguridad, es imprescindible pedir a los agentes económicos y sociales que no se caiga en el error de españolizar este modelo, ya que los resultados en ese caso podrían ser catastróficos para el mercado laboral y la hacienda pública española.


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¿Preparados para lo próxima reforma laboral en España? No tardará mucho en llegar y se llamará flexiguridad.

Flexiguridad (flexicurity en inglés) es quizás uno de los términos más usados últimamente cuando se habla de mercado de trabajo en Europa. Y es seguramente el término al que más se alude en España cuando se discute de posibles reformas del mercado laboral. Todo indica a que no tardaremos mucho en ver en España la aplicación de una versión más o menos modificada de este modelo, y ello por dos motivos. El primero es que parece haber tenido éxito allá donde se ha utilizado (Dinamarca, Países Bajos, Finlandia). El segundo, es que la situación del mercado laboral español es nefasta, lo que crea las condiciones adecuadas para intentar una reforma (la última reforma seria se hizo en 1994 cuando la tasa de desempleo se acercaba al 20%). Baste recordar algunas de las declaraciones recientes por parte de organizaciones empresariales, y gobierno recalcando la necesidad de introducir reformas laborales y en el sistema de prestaciones de desempleo, que aunque no se mencione, se parecen mucho al modelo de la flexiguridad (‘El Gobierno mejorará “en lo posible” la prestación por desempleo’ El País, 10-12-2008; ‘La CEOE pide abaratar el despido para afrontar la crisis’ El País 26-09-2008 ). Sin ir más lejos, el boletín económico del Banco de España de enero de 2008 se titulaba: ‘La flexiguridad como modelo para los mercados laborales europeos’.

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17
Dic

Muy malas noticias desde la OMC

Escrito el 17 diciembre 2008 por María Jesús Valdemoros en Economía Mundial

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    [post_content] => Los últimos meses nos han acostumbrado a un aluvión de malas noticias económicas que parece no cesar. Las cifras de actividad, crecimiento, empleo, etc. muestran, prácticamente a diario, el deterioro de la economía internacional en general y de la española en particular. Por si eso fuera poco, surgen fraudes multimillonarios que merman la maltrecha confianza con que funcionan los mercados financieros internacionales.

El viernes pasado se produjo una noticia que, en mi opinión, es especialmente preocupante. Pascal Lamy, director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), confirmaba lo que se venía temiendo desde hace más de medio año: la imposibilidad de cerrar la actual etapa de la Ronda de Doha antes del fin de 2008 –esta etapa de la Ronda aspiraba a liberalizar el comercio en productos agrícolas y a reducir tarifas en sectores industriales, entre otros objetivos-.

Un gran varapalo para los acuerdos del G-20

Dos razones son las que me llevan a calificar como preocupante el anuncio de la ruptura de las negociaciones. Por una parte, se resta credibilidad a los acuerdos alcanzados hace un mes en la cumbre del G-20 en Washington, pues allí se anunció el compromiso de hacer todos los esfuerzos necesarios para cerrar esa ronda negociadora e insuflar así mayor dinamismo al comercio y, por ende, a la economía mundial.

De otra parte, reaparece el temido fantasma del proteccionismo. Sabemos que las tentaciones proteccionistas son muy fuertes en épocas de crisis internacional. Como se pudo experimentar tras la Gran Depresión, son también muy peligrosas. No olvidemos que las medidas destinadas a la protección de la producción nacional frente a la competencia exterior son siempre políticas de empobrecimiento del vecino, que llevan a respuestas similares por parte de los países perjudicados. Se trata de una llamada al estilo del “sálvese quien pueda”, que acaba arrastrando a todo el mundo a un agravamiento de la crisis que provocó la reacción proteccionista.

El comercio internacional ya renquea

El escenario en que esto ocurre es de por sí poco tranquilizador. Los intercambios comerciales están notando la crisis e incluso se pronostica que al final del año en curso habrán disminuido con respecto al año anterior (algo que no sucedía desde el segundo shock del petróleo, a comienzos de los años 80) La situación es especialmente grave para economías volcadas a su sector exterior, sobre todo las dos grandes potencias emergentes, China e India. El frenazo del comercio internacional podría tener consecuencias imprevisibles, tanto económicas como sociales, para China.

Esperemos que los países implicados mantengan la cordura que caracterizó a las declaraciones y compromisos del G-20 en Washington, apostando por el comercio como factor de crecimiento y desarrollo. Si no, la crisis podría adquirir una nueva y alarmante deriva.

¿Qué pensáis vosotros que sucederá? Por ejemplo, ¿caerá la política comercial de Obama en veleidades proteccionistas?


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Los últimos meses nos han acostumbrado a un aluvión de malas noticias económicas que parece no cesar. Las cifras de actividad, crecimiento, empleo, etc. muestran, prácticamente a diario, el deterioro de la economía internacional en general y de la española en particular. Por si eso fuera poco, surgen fraudes multimillonarios que merman la maltrecha confianza con que funcionan los mercados financieros internacionales.

El viernes pasado se produjo una noticia que, en mi opinión, es especialmente preocupante. Pascal Lamy, director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), confirmaba lo que se venía temiendo desde hace más de medio año: la imposibilidad de cerrar la actual etapa de la Ronda de Doha antes del fin de 2008 –esta etapa de la Ronda aspiraba a liberalizar el comercio en productos agrícolas y a reducir tarifas en sectores industriales, entre otros objetivos-.

Un gran varapalo para los acuerdos del G-20

Dos razones son las que me llevan a calificar como preocupante el anuncio de la ruptura de las negociaciones. Por una parte, se resta credibilidad a los acuerdos alcanzados hace un mes en la cumbre del G-20 en Washington, pues allí se anunció el compromiso de hacer todos los esfuerzos necesarios para cerrar esa ronda negociadora e insuflar así mayor dinamismo al comercio y, por ende, a la economía mundial.

De otra parte, reaparece el temido fantasma del proteccionismo. Sabemos que las tentaciones proteccionistas son muy fuertes en épocas de crisis internacional. Como se pudo experimentar tras la Gran Depresión, son también muy peligrosas. No olvidemos que las medidas destinadas a la protección de la producción nacional frente a la competencia exterior son siempre políticas de empobrecimiento del vecino, que llevan a respuestas similares por parte de los países perjudicados. Se trata de una llamada al estilo del “sálvese quien pueda”, que acaba arrastrando a todo el mundo a un agravamiento de la crisis que provocó la reacción proteccionista.

El comercio internacional ya renquea

El escenario en que esto ocurre es de por sí poco tranquilizador. Los intercambios comerciales están notando la crisis e incluso se pronostica que al final del año en curso habrán disminuido con respecto al año anterior (algo que no sucedía desde el segundo shock del petróleo, a comienzos de los años 80) La situación es especialmente grave para economías volcadas a su sector exterior, sobre todo las dos grandes potencias emergentes, China e India. El frenazo del comercio internacional podría tener consecuencias imprevisibles, tanto económicas como sociales, para China.

Esperemos que los países implicados mantengan la cordura que caracterizó a las declaraciones y compromisos del G-20 en Washington, apostando por el comercio como factor de crecimiento y desarrollo. Si no, la crisis podría adquirir una nueva y alarmante deriva.

¿Qué pensáis vosotros que sucederá? Por ejemplo, ¿caerá la política comercial de Obama en veleidades proteccionistas?

16
Dic
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    [post_content] => La Reserva Federal (FED) de Estados Unidos  (EEUU) bajó hoy los tipos de interés dejándolos en el 0,25%, un nivel que no tiene precedentes. La razón hay que encontrarla en la dramática crisis financiera que padecemos y en la recesión económica que con toda seguridad atraviesa EEUU ya que el PIB americano de este cuarto trimestre volverá a tener un crecimiento negativo.

Otros bancos centrales del mundo, incluido el Banco Central Europeo (BCE) recortarán también sus tipos de interés a principios de 2009, en la medida en que los trastornos que se están generando en el mercado financiero sigan frenando el crecimiento económico. En este sentido muchos analistas esperan que el BCE vuelva a reducir en enero los tipos en medio punto porcentual situándolos en el 1,75%.




La caída espectacular en los precios de las materias primas y la posibilidad de una recesión mundial hacen prever en 2009 una inflación alrededor del cero, hasta el punto que la deflación es también una posibilidad. La inflación mensual de noviembre, en EEUU, volvió a ser negativa (-1.7%) la mayor caída mensual desde 1932 y la anualizada se queda en el 1.1%. En este sentido la bajada de tipos tiene como objetivo no solo estimular el crecimiento sino también prevenir contra la amenaza de una deflación, es decir, de una caída generalizada de los precios. No se debe olvidar que la deflación es peor que la inflación.

¿Qué podemos esperar de la FED?

A la FED solo le queda disparar el último cartucho, una bajada de 0,25%, hasta situar los tipos en 0%. Es decir, el ZIRP abreviatura de "Zero Interest Rate Policy" (Política de de tipo de interés cero), última medida monetaria para detener la deflación. Despues del ZIRP ya no hay espacio para nuevos recortes. Eso significa que la FED necesita usar otros instrumentos –en particular su capacidad para prestar y comprar activos– con el fin de animar la economía y vigorizar los mercados. El siguiente paso es que el Gobierno Federal baje masivamente los impuestos y aumente el gasto público.

En tiempos normales, los bancos centrales viven en un mundo sujeto a reglas, con políticas ortodoxas y objetivos de inflación estrictos y bien definidos. Pero estos no son tiempos normales por lo que a la FED  no le preocupa ser heterodoxa y dar la liquidez que sea necesaria. No se debe olvidar que tanto en la Gran Depresión americana de los años 30 como en la reciente depresión japonesas las autoridades económicas empeoraron las cosas por aplicar recetas convencionales. Un error que la FED no está dispuesta a repetir.

tasa de interes.JPG


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La Reserva Federal (FED) de Estados Unidos (EEUU) bajó hoy los tipos de interés dejándolos en el 0,25%, un nivel que no tiene precedentes. La razón hay que encontrarla en la dramática crisis financiera que padecemos y en la recesión económica que con toda seguridad atraviesa EEUU ya que el PIB americano de este cuarto trimestre volverá a tener un crecimiento negativo.

Otros bancos centrales del mundo, incluido el Banco Central Europeo (BCE) recortarán también sus tipos de interés a principios de 2009, en la medida en que los trastornos que se están generando en el mercado financiero sigan frenando el crecimiento económico. En este sentido muchos analistas esperan que el BCE vuelva a reducir en enero los tipos en medio punto porcentual situándolos en el 1,75%.

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16
Dic

65 horas de trabajo semanal???

Escrito el 16 diciembre 2008 por Patricia Gabaldón en Miscelánea

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    [post_content] => Mañana se discute en el Parlamento Europeo la propuesta de flexibilidad laboral con un límite de 60 o 65 horas. Esta propuesta tiene que aprobarse por mayoría absoluta entre los parlamantarios europeos y numéricamente aun no está tan claro que salga adelante, y me parece que es una cuestión a tener en cuenta de cara al futuro. El cambio del límite de horas semanales de trabajo de 48 a 60 es tecnicamente una liberalización de la cantidad de mano de obra. Y esto tendría consecuencias sociales y económicas muy importantes.

Dadas las previsiones de crecimiento y cifras de desempleo para los próximos años, aumentar el numero de horas que una persona puede trabajar, lejos de permitirle disponer de ingresos extra, puede que provoque mayores aumentos en las tasas de desempleo. Sin contar con los efectos que tendrá en el largo plazo sobre las estructuras familiares (¿quién puede disponer de tiempo para sus hijos si tiene que trabajar 13 horas al día? conciliación?), sobre la necesidad de servicios sociales, y/o liberalizacion (por consiguiente) de apertura de comercios, entre otros...


No creo que cuando las asociaciones de empresarios y las patronales hablan de liberalización del mercado de trabajo se refieran a esto. Si el objetivo es que se pague de manera oficial a los trabajadores que trabajan más de 8 horas al día en forma de horas extras, creo que hay otras maneras de conseguir este reconocimiento a estos trabajadores, pero no que haya que imponerlo de manera unilateral. Por no hablar de los problemas de salud, en el sentido más amplio (Estado del Bienestar?).

Generaciones anteriores a las nuestras tenían jornadas laborales distribuidas en 6 días a la semana (sabados incluidos) y eso no hacía que fuesen más productivos ni a nivel individual ni a escala nacional. Son muchos los derechos adquiridos como para parderlos a estas alturas. Paul Lafargue (en algún momento yerno de Marx) escribió en 1880 su ensayo "El derecho a la pereza"... despues de 128 años el debate no ha cambiado tanto.



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Mañana se discute en el Parlamento Europeo la propuesta de flexibilidad laboral con un límite de 60 o 65 horas. Esta propuesta tiene que aprobarse por mayoría absoluta entre los parlamantarios europeos y numéricamente aun no está tan claro que salga adelante, y me parece que es una cuestión a tener en cuenta de cara al futuro. El cambio del límite de horas semanales de trabajo de 48 a 60 es tecnicamente una liberalización de la cantidad de mano de obra. Y esto tendría consecuencias sociales y económicas muy importantes.

Dadas las previsiones de crecimiento y cifras de desempleo para los próximos años, aumentar el numero de horas que una persona puede trabajar, lejos de permitirle disponer de ingresos extra, puede que provoque mayores aumentos en las tasas de desempleo. Sin contar con los efectos que tendrá en el largo plazo sobre las estructuras familiares (¿quién puede disponer de tiempo para sus hijos si tiene que trabajar 13 horas al día? conciliación?), sobre la necesidad de servicios sociales, y/o liberalizacion (por consiguiente) de apertura de comercios, entre otros…

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15
Dic
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    [post_content] => El Departamento de Trabajo de EEUU publicará mañana martes el índice de precios al consumo (IPC) del mes de noviembre. En octubre este índice bajó un 1 por ciento, la mayor disminución mensual desde 1947. En noviembre se espera otra bajada ya que el índice de precios de productor (IPP) de EEUU disminuyó, en ese mes de noviembre, un 2,2 por ciento.  ¿Está EEUU en un proceso deflacionario? Todavía no ya que la deflación es una disminución continuada y generalizada del nivel de precios. Pero parece que los precios, tanto en EEUU como en otros países, se dirigen más hacia la deflación que hacia la inflación.


La consecuencia más terrible de la deflación sería una crisis económica todavía mayor con un fuerte aumento del desempleo que en el caso de España podría superar fácilmente los cuatro millones de personas.

Disminuyen los beneficios empresariales

Con la deflación, al reducirse los precios, y por tanto los ingresos que las empresas obtienen por sus ventas, se genera una disminución de los beneficios o un aumento de sus pérdidas. La razón es que los costes empresariales no descienden en la misma medida que la facturación debido a la rigidez a la baja de los salarios y de otros costes. Esta reducción de los márgenes empresariales conlleva una disminución de la inversión y del empleo. La disminución del empleo reduce la masa salarial y, consecuentemente, la demanda de consumo; es decir, las ventas de las empresas inician una nueva espiral de menores ventas y un aumento de  las pérdidas.

Se aplazan las compras

Se une a ello que la deflación hará que los consumidores y también los productores pospongan sus compras, a la espera de que los precios estén más bajos todavía. Como consecuencia las empresas disminuyen también sus inversiones. Todos estos comportamientos perversos generan una espiral que se autoalimenta de reducciones en la demanda de bienes de consumo y de inversión, caídas en el empleo, disminuciones en el crecimiento económico y nuevas bajadas en el nivel general de precios.

Aumentan las deudas

En la deflación, además, las deudas que las empresas tienen contraídas con los bancos se mantienen constantes pero al disminuir las ventas disponen de menos recursos para devolver esos créditos. Es decir, las deudas con los bancos aumentan relativamente, creando serios problemas a las empresas deudoras y por tanto al sistema financiero.

Esto fue lo que le ocurrió a Japón durante la década perdida de los años 90. Pero Japón no salió de la recesión porque cometió muchos errores de política económica: gasto público ineficiente, subir impuestos cuando debía bajarlos y, sobre todo, no puso en marcha un programa de rescate del sector bancario hasta bien avanzada la década.

¿Qué se puede hacer para prevenir la deflación?

¿Pueden los gobiernos ayudar algo a que se evite la deflación? La respuesta es que sí, pueden y deben hacerlo. ¿Cómo? 1) Con políticas fiscales expansivas, es decir, con reducciones de impuestos y aumento del gasto público productivo (educación, formación profesional, I+D+i, infraestructuras de transporte y telecomunicaciones, etc.)  financiados con incrementos de deuda pública y  2) Facilitando a las empresas y familias crédito abundante y barato. No se puede olvidar que estamos en una situación de importante restricción crediticia (credit crunch) y que los posibles compradores difícilmente pueden obtener financiación lo que evidentemente reduce la demanda agregada.

Conclusión 

Con los mercados de financiación bastante cerrados, con contracción en la demanda de consumo y con las expectativas empresariales deprimidas, si no intervienen las autoridades económicas, con política expansivas, nos iremos hacia una deflación y lo que es peor a una depresión económica global.



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El Departamento de Trabajo de EEUU publicará mañana martes el índice de precios al consumo (IPC) del mes de noviembre. En octubre este índice bajó un 1 por ciento, la mayor disminución mensual desde 1947. En noviembre se espera otra bajada ya que el índice de precios de productor (IPP) de EEUU disminuyó, en ese mes de noviembre, un 2,2 por ciento. ¿Está EEUU en un proceso deflacionario? Todavía no ya que la deflación es una disminución continuada y generalizada del nivel de precios. Pero parece que los precios, tanto en EEUU como en otros países, se dirigen más hacia la deflación que hacia la inflación.

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14
Dic
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    [post_content] => Una de las pocas alegrías económicas de los últimos tiempos es que la curva de tipos de interés viene descendiendo con claridad desde el verano, de la mano de la drástica reducción de las expectativas de inflación —consecuencia del desplome de los precios de las materias primas— y de los recortes de tipos aplicados por el BCE. El descenso de los tipos a corto plazo, en particular el del influyente Euribor, se prolongará previsiblemente en los próximos meses, al hilo de nuevas reducciones de tipos oficiales (al menos hasta el 1,00%-1,50%), de descensos adicionales de la inflación (la deflación es ahora la amenaza) y de cierta reducción de las primas de riesgo del mercado interbancario (con la ayuda de los planes de rescate público en marcha), de manera que el Euribor a un año puede situarse en los próximos meses por debajo del 2,5%.

Sin embargo, podría no ocurrir lo mismo con los tipos a largo plazo (sobre todo con vencimientos más allá de los cinco años), en particular con su principal referencia: las rentabilidades de la deuda pública. Las perspectivas de fuerte crecimiento de las necesidades de emisión de deuda por parte de los Estados europeos, cuyos desequilibrios fiscales superarán holgadamente el límite del 3% del PIB establecido en el Pacto de Estabilidad y que han comprometido ingentes cantidades de recursos en el rescate de sus bancos, sugieren que los inversores exigirán primas crecientes (rentabilidades más altas) para seguir acumulando títulos de deuda pública. ¿Es inevitable entonces que repunten las rentabilidades de la deuda pública, con el consiguiente coste para el conjunto de la economía?



Probablemente no en los próximos meses. Incluso hay argumentos para pensar que el fuerte descenso registrado desde el verano (la rentabilidad del bono alemán a diez años has descendido desde referencias próximas al 4,7% hasta el 3%) puede tener aún cierto recorrido adicional. Hay al menos cuatro razones para creerlo:

1.	La caída de las expectativas de inflación a medio y largo plazo supone una ampliación de las rentabilidades reales sin necesidad de que se eleven las rentabilidades nominales. Es decir, que las mayores primas de riesgo pueden recogerse en la rentabilidad real pero no necesariamente en la nominal.

2.	La persistencia en los próximos meses de niveles elevados de aversión al riesgo y de incertidumbre seguirá favoreciendo la inversión en deuda pública. La ausencia de alternativas mínimamente seguras de inversión favorece a los activos de deuda pública de mayir calidad crediticia.

3.	El recorrido a la baja de las expectativas de tipos oficiales es aún significativo en Europa y es probable que siga siendo un factor determinante de las rentabilidades de la deuda pública durante algunos meses más. Al menos la mitad de las variaciones en los tipos a diez años se asocian a las expectativas de tipos oficiales para los próximos dos años.

4.	La necesidad de luchar contra la recesión y, quizás, contra la deflación, llevará a las autoridades políticas a preferir las compras de deuda pública por parte del banco central antes que permitir un repunte de los tipos de interés a largo plazo.

Para reforzar los argumentos precedentes es útil el ejemplo histórico de Japón. En ese país, que sufrió una larga crisis económica y financiera comparable en muchos aspectos a la nuestra y cuyo déficit público llegó a elevarse hasta el 8% del PIB, el proceso de relajación monetaria en los años noventa coincidió con la relajación de la rentabilidad nominal del bono del Tesoro japonés a diez años. Los tipos reales, sin embargo, se mantuvieron más estables y en ocasiones repuntaron con claridad (1998-2002). La rentabilidad a 10 años tendió a situarse durante la mayor parte del período de política monetaria expansiva entre 100 pb y 200 pb por encima del tipo de referencia del banco central. Esto significaría que, si el BCE llegara a recortar tipos hasta el 1%, un rango del 10 años entre el 2% y el 3% en los próximos meses podría resultar razonable.


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Una de las pocas alegrías económicas de los últimos tiempos es que la curva de tipos de interés viene descendiendo con claridad desde el verano, de la mano de la drástica reducción de las expectativas de inflación —consecuencia del desplome de los precios de las materias primas— y de los recortes de tipos aplicados por el BCE. El descenso de los tipos a corto plazo, en particular el del influyente Euribor, se prolongará previsiblemente en los próximos meses, al hilo de nuevas reducciones de tipos oficiales (al menos hasta el 1,00%-1,50%), de descensos adicionales de la inflación (la deflación es ahora la amenaza) y de cierta reducción de las primas de riesgo del mercado interbancario (con la ayuda de los planes de rescate público en marcha), de manera que el Euribor a un año puede situarse en los próximos meses por debajo del 2,5%.

Sin embargo, podría no ocurrir lo mismo con los tipos a largo plazo (sobre todo con vencimientos más allá de los cinco años), en particular con su principal referencia: las rentabilidades de la deuda pública. Las perspectivas de fuerte crecimiento de las necesidades de emisión de deuda por parte de los Estados europeos, cuyos desequilibrios fiscales superarán holgadamente el límite del 3% del PIB establecido en el Pacto de Estabilidad y que han comprometido ingentes cantidades de recursos en el rescate de sus bancos, sugieren que los inversores exigirán primas crecientes (rentabilidades más altas) para seguir acumulando títulos de deuda pública. ¿Es inevitable entonces que repunten las rentabilidades de la deuda pública, con el consiguiente coste para el conjunto de la economía?

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13
Dic

IMF calls for labor market reforms in Spain

Escrito el 13 diciembre 2008 por Gayle Allard en Economía española

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    [post_content] => The warning that Spain received from the IMF yesterday over the need for structural reforms highlights once again the rigidity of labor markets and their effects on productivity.

According to the IMF, Spain needs to make structural reforms in order to avoid an “L-shaped” profile following the GDP contraction in 2009 that the IMF forecast at 1%.  The rise in public debt needed to combat the crisis could only be easily overcome if markets were more flexible, said the IMF, mentioning in particular labor markets.

The labor-market reforms it called for were:  lower dismissal costs, to boost hiring of younger and better educated workers; more flexible collective bargaining agreements to prevent bankruptcies and preserve jobs; and an end to wage indexation with inflation, which has sapped Spanish competitiveness.

In the absence of these reforms, the IMF said, Spain could get stuck in a “low-competitiveness, slow-growth, extended-deleveraging, and high-unemployment equilibrium, from which returning to lower public debt would be difficult”.

Spanish labor markets are among the most rigid in the OECD despite a series of small reforms since the 1980s.  High dismissal costs for workers on indefinite contract have made firms reluctant to make new permanent hires, which has left the country with a temporary employment rate of more than 30%.  In the current crisis, temporary jobs are the first to be eliminated, leaving in particular young workers, women and immigrants with much higher unemployment rates.

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The warning that Spain received from the IMF yesterday over the need for structural reforms highlights once again the rigidity of labor markets and their effects on productivity.

According to the IMF, Spain needs to make structural reforms in order to avoid an “L-shaped” profile following the GDP contraction in 2009 that the IMF forecast at 1%. The rise in public debt needed to combat the crisis could only be easily overcome if markets were more flexible, said the IMF, mentioning in particular labor markets.

The labor-market reforms it called for were: lower dismissal costs, to boost hiring of younger and better educated workers; more flexible collective bargaining agreements to prevent bankruptcies and preserve jobs; and an end to wage indexation with inflation, which has sapped Spanish competitiveness.

In the absence of these reforms, the IMF said, Spain could get stuck in a “low-competitiveness, slow-growth, extended-deleveraging, and high-unemployment equilibrium, from which returning to lower public debt would be difficult”.

Spanish labor markets are among the most rigid in the OECD despite a series of small reforms since the 1980s. High dismissal costs for workers on indefinite contract have made firms reluctant to make new permanent hires, which has left the country with a temporary employment rate of more than 30%. In the current crisis, temporary jobs are the first to be eliminated, leaving in particular young workers, women and immigrants with much higher unemployment rates.

12
Dic

¿Qué es la deflación?

Escrito el 12 diciembre 2008 por GONZALO PABLO GARLAND en Diccionario de Economía

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11
Dic

¿Quién paga los impuestos?

Escrito el 11 diciembre 2008 por en Diccionario de Economía

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    [post_content] => Me pregunta Francisco Huidobro sobre quien paga el IVA (ver el post "La reducción del IVA). Es decir, pregunta si el IVA lo pagan los comparadores (consumidores) o si, por el contrario, lo pagan los vendedores (empresarios). Pero para explicar este tema relativamente sencillo para los economistas, tengo que explicar la incidencia de los impuestos o lo que es lo mismo sobre quien recae la carga del impuesto. Como en economía ya está casi todo escrito paso a transcribir, con muy pequeñas modificaciones, un artículo de Xavier Sala i Martí, titulado "Nota sobre incidencia".

La incidencia impositiva es la parte de la ciencia económica que analiza quién paga realmente los impuestos. Y es que a muchos alumnos y gente de la calle les sorprende saber que no son los legisladores quienes deciden quien paga los impuestos, sino las leyes del mercado. Es decir, aunque el Ministro de Hacienda diga que un determinado impuesto lo paga el consumidor, el mercado mueve los precios y hace que, al final, los impuestos los paguen parcialmente los empresarios (vendedores) y parcialmente los demandantes (compradores). Sobre quien realmente paga el impuesto sobre el beneficio de las empresas (Impuesto de Sociedades) escribimos en este blog hace muy poco. Hoy vamos a intentar explicar quien paga el IVA La proporción del impuesto total que pagan unos y otros depende de lo que los economistas llamamos “elasticidades”.


Consideremos un mercado normal, por ejemplo de pantalones de algodón verdes, con una oferta y una demanda normales (Gráfico 1).
iva12.JPG
Si en este mercado no hubiera impuestos, el precio sería el de la intersección entre la oferta y la demanda. En el gráfico, ese sería el precio A. Para ser concretos, dejadme que imagine que A=100. Imaginemos que viene el gobierno y pone un impuesto sobre ese bien. El tamaño del impuesto es el que viene marcado la flecha roja de doble cabeza que aparece a la izquierda del gráfico 1 y, concretamente, supongamos que éste es de 20. ¿Cómo se analiza el impacto de dicho impuesto en el mercado? Pues como el impuesto representa una “diferencia” o “distancia” entre el precio que paga el consumidor y el que recibe el vendedor, cogemos la flecha de doble cabeza y la ponemos en el punto donde la distancia entre la oferta y la demanda es exactamente igual al tamaño de la flecha. Es decir, donde la distancia vertical entre la oferta y la demanda es exactamente de 20. Esa es la barra azul que aparece en el gráfico 1. Vemos que en ese punto, el precio que paga el consumidor es el precio C=110 y el que recibe el productor es B=90 (y la distancia entre uno y otro es el impuesto, 110-90=20).

Si no hubiera impuesto, el consumidor pagaría A=100 y si lo hay, paga un precio superior C=110. La diferencia entre C y A es, pues, lo que paga el consumidor. Como C-A=110-100=10, el consumidor paga 10 más de lo que pagaría si no hubiera impuesto por lo que su contribución al fisco es solamente de 10.

¿Qué pasa con el vendedor, productor u oferente? Si no hubiera impuesto, el vendedor cobraría A=100 y, una vez introducido el impuesto, cobra B=90, la diferencia entre A y B (100-90=10) es lo que paga el productor. Por lo tanto, el vendedor acaba pagando otros 10.

Es decir, aunque los políticos digan que los consumidores deben pagar 20, los mercados acaban diciendo que el impuesto final lo pagan a medias: 10 el empresario y 10 el consumidor. ¿Por qué pasa eso? ¿Por qué acaba el empresario teniendo que pagar un impuesto que en teoría debía pagar el consumidor? Pues porque las leyes del mercado ajustan los precios. Para explicarlo de manera sencilla, los precios en un mercado se fijan de acuerdo con una lucha que establecen vendedores y compradores. Los vendedores intentan poner el precio lo más alto posible y los compradores lo más bajo posible. En esta lucha, ambas partes tienen un cierto “poder de negociación”: si los vendedores ponen un precio demasiado alto, algunos o muchos compradores dejan de comprar. Si los compradores pagan un precio demasiado bajo, los algunos vendedores dejan de producir.

Siguiendo con nuestro ejemplo del Gráfico 1, imaginemos que, cuando se introduce el impuesto, los empresarios deciden repercutirlo todo en el precio final de manera que el precio que antes era de 100, ahora pasa a ser de 120. Cuando el precio es tan alto, los ciudadanos reducen su consumo lo que hace que los empresarios pierdan parte del negocio. Al ver que la demanda del producto baja de manera espectacular, cosa que les lleva a perder clientes, las empresas bajarán el precio, digamos a 110, para conseguir que los clientes vuelvan. Es decir, el hecho de que los clientes tengan la posibilidad de irse les da a los consumidores un poder de negociación ante las empresas que obliga a éstas a “absorber” una parte del impuesto. Cuanta más posibilidad tengan los clientes de “irse” (es decir, cuanto más elástica sea la demanda), más poder de negociación tienen los consumidores.

Pero los productores también tienen “poder de negociación”. Imaginemos que los consumidores dicen: “el precio sin impuestos era de 100 y nosotros no compraremos a ninguna empresa que cobre más de 100, por lo que el impuesto debe ser absorbido completamente por las empresas”. ¿Cómo reaccionará el mercado? Pues si el impuesto va a ser absorbido por la empresa, ésta pasará a cobrar 100-20=80. Pero a 80, a la empresa no le sale a cuenta producir tanto producto (la oferta tiene pendiente positiva) por lo que la producción total se reduce. De repente, los mismos clientes se verán obligados a competir por una cantidad menor de producto, y eso pondrá presión a la alza en los precios.

Es decir, el hecho de que las empresas quieran producir menos cuando los precios son inferiores (es decir, el hecho de que la oferta tenga pendiente positiva) le da un poder de negociación a los productores.

¿Qué pasará, pues con el precio final cuando el gobierno pone un impuesto? Pues depende de quien tenga más “poder de negociación”. Veamos dos ejemplos extremos. Imaginemos un mercado donde la oferta es muy vertical (los economistas llamamos a eso, oferta “inelástica”) y la demanda no (la demanda es “elástica”). Por ejemplo el mercado de alquiler de apartamentos en primera línea de playa en una determinada zona. Ese mercado se representa en el Gráfico 2.
iva21.JPG

Según acabamos de explicar, el hecho de que los inquilinos (compradores) puedan “reducir su demanda” más fácilmente de lo que se puede reducir la oferta, les da un “poder de negociación” porque pueden amenazar de “irse y no alquilar en primera línea de playa”. Es de esperar que en ese mercado donde los consumidores tienen más poder, el impuesto sea absorbido por los arrendatarios (la empresa). Veamos con el gráfico si es así. Si hacemos el mismo análisis que hicimos antes, vemos que, una vez introducido el impuesto, el precio que pagan los consumidores pasa de 100 a 101 mientras que el que cobran los productores pasa de 100 a 81.Los productores pagan 19 de los 20 euros en qué consiste el impuesto. Es decir “cuando la oferta es inelástica relativo a la demanda, quien acaba pagando el impuesto es el productor”. Fijaos que si la oferta fuera totalmente inelástica (es decir vertical) todo el impuesto lo pagaría el productor.

Consideremos ahora el otro extremo: el de un mercado con demanda relativamente inelástica y oferta relativamente elástica como, el mercado del tomate, el que aparece en el gráfico 3. Hemos dicho antes que el hecho de que los productores puedan reducir la oferta fácilmente les da un poder de negociación por lo que es de esperar que el impuesto en este caso sea absorbido por los consumidores.
iva31.jpg

Veamos el análisis en el gráfico 3. El precio que pagan los consumidores cuando hay impuestos es de 119, mientras que el precio que cobran los productores es de 99, por lo que 19 de los 20 euros de impuestos los pagan los consumidores. Se confirma, pues, nuestra intuición. Vemos, además, que en el caso extremo de que la demanda fuera totalmente vertical, entonces pagarían todos los 20 euros los consumidores.

Dicho esto, la pregunta es: ¿qué pasaría si, de repente, se redujera el impuesto? O mejor ¿qué pasaría si se eliminara el impuesto? ¿Repercutiría eso en el precio final que pagan los consumidores? La respuesta es: depende de cuál de los tres mercados o gráficos analicemos. Es decir, depende de cuales sean las pendientes o elasticidades de la oferta y la demanda. En el caso del gráfico 2, la eliminación del impuesto haría que el precio que paga el consumidor bajara de 101 a 100. Es decir, el consumidor pagaría casi el mismo precio final y toda la rebaja impositiva se la quedarían los productores. Por lo tanto, el gráfico 2 se corresponde bastante al caso del mercado de petróleo. Por el contrario, en el mercado del gráfico 3, si eliminamos el impuesto, los precios finales pagados por el consumidor caerán de 119 a 100. Es decir, habría una gran caída de precios y todo el dinero se lo quedarán los consumidores.

Finalmente, en un mercado más o menos normal, que son la mayoría de bienes del mundo y que se corresponden con el gráfico 1, hay que esperar que la eliminación del impuesto de 20, represente una caída de precios de 10 y las ganancias se repartirán a partes iguales entre empresas y consumidores. En el mercado del gráfico 3, si eliminamos el impuesto, los precios finales pagados por el consumidor caerán de 119 a 100. Es decir, habría una gran caída de precios y todo el dinero se lo quedarán los consumidores.

No se si me he explicado bien. Pero en todo caso este post está prácticamente fusilado del trabajo de Xavier Sala i Martí: "Nota sobre incidencia".

Fuente: Xavier Sala i Martí, "Nota sobre incidencia".
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Me pregunta Francisco Huidobro sobre quien paga el IVA (ver el post «La reducción del IVA). Es decir, pregunta si el IVA lo pagan los comparadores (consumidores) o si, por el contrario, lo pagan los vendedores (empresarios). Pero para explicar este tema relativamente sencillo para los economistas, tengo que explicar la incidencia de los impuestos o lo que es lo mismo sobre quien recae la carga del impuesto. Como en economía ya está casi todo escrito paso a transcribir, con muy pequeñas modificaciones, un artículo de Xavier Sala i Martí, titulado «Nota sobre incidencia».

La incidencia impositiva es la parte de la ciencia económica que analiza quién paga realmente los impuestos. Y es que a muchos alumnos y gente de la calle les sorprende saber que no son los legisladores quienes deciden quien paga los impuestos, sino las leyes del mercado. Es decir, aunque el Ministro de Hacienda diga que un determinado impuesto lo paga el consumidor, el mercado mueve los precios y hace que, al final, los impuestos los paguen parcialmente los empresarios (vendedores) y parcialmente los demandantes (compradores). Sobre quien realmente paga el impuesto sobre el beneficio de las empresas (Impuesto de Sociedades) escribimos en este blog hace muy poco. Hoy vamos a intentar explicar quien paga el IVA La proporción del impuesto total que pagan unos y otros depende de lo que los economistas llamamos “elasticidades”.

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    [post_content] => Tenemos el placer de invitarte al Desayuno Coloquio, organizado por IE Business School y la Asociación Española de Ejecutivos Financieros, que bajo el título de  “El Impacto del nuevo orden mundial para el sistema financiero español y la economía real”, tendrá lugar el próximo martes 16 de diciembre de 2008 en el Aula Magna de  IE Business School.

Dado que las plazas son limitadas, le rogamos nos confirme su asistencia antes del viernes 12 de diciembre en el telefono+34 91 181 97 90   o en la direccion de correo asociacion@aeef-ejecutivos.com

invitacion 1.JPG


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Tenemos el placer de invitarte al Desayuno Coloquio, organizado por IE Business School y la Asociación Española de Ejecutivos Financieros, que bajo el título de “El Impacto del nuevo orden mundial para el sistema financiero español y la economía real”, tendrá lugar el próximo martes 16 de diciembre de 2008 en el Aula Magna de IE Business School.

Dado que las plazas son limitadas, le rogamos nos confirme su asistencia antes del viernes 12 de diciembre en el telefono+34 91 181 97 90 o en la direccion de correo asociacion@aeef-ejecutivos.com

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