Archivo de noviembre/2008

30
Nov
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    [post_content] => Si yo te preguntara, querido lector/a, cuáles son los principales problemas que tiene México en la actualidad, es probable que una de las primeras cosas que mencionases fuese la desigualdad y la pobreza. Existe la preocupación generalizada de que el crecimiento económico que se ha producido en México no se ha compartido de forma equitativa. ¿Tiene la gente razón al pensar que "los ricos se enriquecieron más y los pobres se empobrecen más?"


Un reciente trabajo de la OCDE (“Growing Unequal?: Income Distribution and Poverty in OECD Countries”. París, 2008) muestra una caída significativa de la desigualdad y del nivel de pobreza en México durante los últimos 10 años. Sin embargo, la desigualdad y la pobreza en México continúan siendo de las más altas de la OCDE: 1.5 veces superior a la de un país promedio de la OCDE y dos veces superior a la de países con baja desigualdad como Dinamarca.

¿Qué más dice el informe sobre México?

1) Que el gasto público mexicano tiene poco impacto en la desigualdad y la pobreza. Ciertamente que los servicios públicos proporcionados en los sectores de salud, educación, y vivienda reducen la desigualdad de la distribución de la renta, pero como el gasto mexicano en este concepto es pequeño, su efecto es menor que en la mayoría de los países de la OCDE.

2) Que la renta per cápita del 10% de la población más pobre es inferior a 1.000 dólares/año a paridad de poder de compra y que esta renta es menor a la de cualquier otro país. También la distancia entre el ingreso de la clase media y el del sector más rico es mayor que la de cualquier otro país de la OCDE.

3) Que la pobreza se ha reducido, es decir, mucha gente pobre en 2005 tenía una renta real mayor a la que tenía en 1995. Así, la pobreza, entendida como renta menor de la mitad del ingreso mediano, disminuyó durante la última década de 21% a 18%. Y la pobreza basada en una línea de pobreza en Pesos mexicanos reales de 1995  disminuyó el 50%.  Esta disminución se extendió a todos los grupos de edad, pero en particular a las personas mayores de 75 años cuyo índice de pobreza disminuyó desde el 40% al 30%.

4) Qué tal como muestra el cuadro (ver más abajo) México ostenta el Índice de Gini más alto de la OCDE.  El índice de Gini mide la concentración de la renta. Su valor puede estar entre cero y uno. Cuanto más próximo a uno sea el índice Gini, mayor será la concentración de la riqueza; cuanto más próximo a cero, más equitativa es la distribución de la renta en ese país. El valor 0 representa la igualdad perfecta y el 1, la desigualdad total.
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Si yo te preguntara, querido lector/a, cuáles son los principales problemas que tiene México en la actualidad, es probable que una de las primeras cosas que mencionases fuese la desigualdad y la pobreza. Existe la preocupación generalizada de que el crecimiento económico que se ha producido en México no se ha compartido de forma equitativa. ¿Tiene la gente razón al pensar que «los ricos se enriquecieron más y los pobres se empobrecen más?»

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29
Nov

Repsol y Lukoil

Escrito el 29 noviembre 2008 por JUAN CARLOS MARTINEZ en Video

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Juan Carlos Martínez Lázaro - Lukoil en el capital de Repsol from IE Media on Vimeo.

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28
Nov
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    [post_content] => Hoy hemos conocido la balanza de pagos de España de los 9 primeros meses del año. El déficit de la balanza por cuenta corriente se situó en 81.449,1 millones de euros (en el mismo período de 2007 el déficit fue menor: 77.009,5 millones ). El déficit exterior es el más alto del mundo en términos absolutos después del de Estados Unidos. La ampliación del déficit de la balanza por cuenta corriente se debió principalmente al aumento del déficit de la balanza comercial. El 77% del déficit corriente se origina en los intercambios de bienes también llamadas mercancías.


Este déficit por cuenta corriente, en porcentaje del PIB, es del 10%, ya que el PIB en los 9 primeros meses del año fue 814.217 millones de euros.

Un déficit exterior español que, como bien es sabido, hay que financiarlo en un contexto de escasez de ahorro interno por lo que nos hemos hecho muy dependientes del crédito externo. De ahí que el sistema financiero español deba apelar constantemente al Banco Central Europeo y recurrir a los mercados interbancarios europeos para financiarse. Por este motivo España sigue aumentando su posición deudora con respecto al resto del mundo.

Este déficit significa  que los hogares, las empresas y el sector público siguen gastando mucho más de lo que ingresan, algo que sucede desde hace diez años, lo que ha originado una deuda histórica que tiene una complicada devolución, en estos momentos de dificultades de financiación. Para resolver este problema de enedeudamiento y déficit exterior no habrá más remedio que aumentar el ahorro nacional (quizá mejorando la fiscalidad al ahorro), aumentar las exportaciones y reducir el gasto interno, tanto de consumo como de inversión, como ya ha comenzado a ocurrir; lo que puede significar crecimientos más negativos del PIB y aumentos en el paro.

De los grandes abusos vienen las grandes restricciones.


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Hoy hemos conocido la balanza de pagos de España de los 9 primeros meses del año. El déficit de la balanza por cuenta corriente se situó en 81.449,1 millones de euros (en el mismo período de 2007 el déficit fue menor: 77.009,5 millones ). El déficit exterior es el más alto del mundo en términos absolutos después del de Estados Unidos. La ampliación del déficit de la balanza por cuenta corriente se debió principalmente al aumento del déficit de la balanza comercial. El 77% del déficit corriente se origina en los intercambios de bienes también llamadas mercancías.

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27
Nov

¿Quién se encarga de los movimientos migratorios?

Escrito el 27 noviembre 2008 por María Jesús Valdemoros en Economía Mundial

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    [post_content] => La crisis financiera ha despertado un renovado interés por el papel que deben desempeñar las instituciones internacionales en la economía mundial. Se han oído mensajes que, en mi opinión, son muy positivos de cara a un futuro inmediato. Por ejemplo, el acuerdo de los países reunidos recientemente en la cumbre de Washington, por el que se comprometen a evitar la tentación del regreso al proteccionismo –esperemos que cumplan lo que prometen-. Esto debería ayudar a que, una vez superado lo peor de la crisis, se desatasquen las negociaciones de la agenda de Doha de la Organización Mundial del Comercio. De la misma manera, considero muy acertada la búsqueda de un mejor marco regulador en el ámbito financiero (cuidado, hablo de incrementar la calidad de la regulación, no la cantidad), labor en la que el FMI u otras instituciones multilaterales habrán de tener una participación activa importante.



En este nuevo protagonismo que las instituciones multilaterales y la coordinación internacional parecen adquirir, una vez más echo de menos la puesta en común de iniciativas y esfuerzos en un ámbito que sin duda será de enorme importancia en años venideros: me refiero a los movimientos migratorios.

Globalización pero menos
¿Se han fijado en que contamos con organismos que velan por la implementación de medidas liberalizadoras para los movimientos de capitales, de mercancías o de servicios, pero que no existe nada remotamente parecido para los movimientos de personas? Se dice que vivimos en una era de globalización e integración económica mayor que en cualquier otra etapa de la historia. Cierto, excepto para el caso de los movimientos de personas. La importancia relativa de las migraciones internacionales fue muy superior en la segunda mitad del siglo XIX. Desde entonces (por aquella época ni existían los pasaportes) los países han ido endureciendo sus políticas, dificultando no sólo la entrada de inmigrantes, sino incluso la salida de emigrantes.

No me entiendan mal. No soy una ilusa ni defiendo la total libertad de movimientos internacionales de personas. Los movimientos migratorios ofrecen oportunidades para los países de acogida y para los países de origen. También plantean retos y complejos problemas, tanto económicos como, especialmente, sociales. Pero en esto no son distintos de otros fenómenos que marcan el devenir de nuestras economías y que aceptamos con menor prevención. Por ejemplo, el avance tecnológico y el libre comercio entrañan problemas y suponen costes para determinados grupos sociales. Ahora bien, sus efectos netos son muy positivos por lo que no tiene sentido oponerse a ellos.

Los potenciales beneficios de las emigraciones

La lógica económica desde la que defender una mayor libertad para las migraciones es la misma que se aplica en el comercio o en las finanzas: se trata de desplazar recursos desde son menos productivos hasta donde lo son más. Pensemos, además, que el recurso mano de obra será cada vez más escaso en los países desarrollados, donde el actual proceso de envejecimiento poblacional se agudizará en las décadas siguientes.

Hace ahora unos dos años, el Banco Mundial publicaba un estudio según el cual la economía mundial experimentaría una ganancia del 0,6% del PIB de aquí a 2025 si se permitiera la emigración, desde países en vías de desarrollo a economías desarrolladas, de 28 millones de personas adicionales a los movimientos previstos con las restricciones actuales. Tal vez parezca poco, pero es una ganancia mayor a la que los expertos asignan a un (im)probable éxito total de las negociaciones de Doha para la liberalización comercial. Merece la pena, por tanto, buscar opciones para aprovechar el potencial de las migraciones. Por ejemplo los países podrían ponerse de acuerdo en fórmulas para impulsar las migraciones temporales, fórmula que permitiría superar ciertas reticencias. Me temo que, desgraciadamente, algo así está todavía muy lejos de ocurrir.


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La crisis financiera ha despertado un renovado interés por el papel que deben desempeñar las instituciones internacionales en la economía mundial. Se han oído mensajes que, en mi opinión, son muy positivos de cara a un futuro inmediato. Por ejemplo, el acuerdo de los países reunidos recientemente en la cumbre de Washington, por el que se comprometen a evitar la tentación del regreso al proteccionismo –esperemos que cumplan lo que prometen-. Esto debería ayudar a que, una vez superado lo peor de la crisis, se desatasquen las negociaciones de la agenda de Doha de la Organización Mundial del Comercio. De la misma manera, considero muy acertada la búsqueda de un mejor marco regulador en el ámbito financiero (cuidado, hablo de incrementar la calidad de la regulación, no la cantidad), labor en la que el FMI u otras instituciones multilaterales habrán de tener una participación activa importante.

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26
Nov
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    [post_content] => Están surgiendo voces, cada vez más abundantes, sobre una posible ruptura en la zona euro. ¿La recesión en la eurozona hará que algunos países quieran salirse del euro? Un reciente artículo de Martin Feldstein ("¿Sobrevivirá el euro a la crisis?", EXPANSIÓN 25 de noviembre de 2008) pone de manifiesto que el principal motivo para que un país opte por separarse del euro sería para huir de la política monetaria común y también para poder devaluar el tipo de cambio de su moneda.


¿Hay razones para que España se salga del euro? 

España al ser el país más inflacionario de la Eurozona, ha tenido que sufrir, como consecuencia de la mayor inflación,  pérdidas tremendas de poder adquisitivo para los consumidores y disminución de competitividad para nuestros productos en el exterior. Esta pérdida de competitividad, se ha manifestado en la disminución de la cuota de mercado de nuestras exportaciones (del 2% del mundo al 1,7%) ¿Por qué? Entre otros motivos porque los productos españoles son ahora relativamente más caros y, por tanto, menos competitivos que los del resto de Europa.

Por eso algunos analistas han considerado la alternativa de que España se saliera del euro y así tener una moneda que poder devaluar y recuperar la competitividad. Por ejemplo, Wolfgang Munchau en un artículo publicado hace 2 años en Financial Times (“Spain has more reason to quit the euro than Italy”) proponía que España debería salirse del euro. Para analizar esta alternativa quizá deberíamos preguntarnos primero ¿Qué nos estaría pasando ahora si no formaramos parte de euro? Tendríamos menos déficit con el exterior porque la peseta se hubiera depreciado bastante y de esta forma hubiéramos restablecido nuestra pérdida de competitividad generada por nuestra mayor inflación. En el lado negativo de la balanza el tipo de cambio hubiera sufrido enorme volatilidad con respecto al euro lo que hubiera generado bastante incertidumbre en las relaciones económicas de España con el resto del mundo. De no haber estado en el euro, también la política monetaria hubiera seguido otros derroteros y el Banco de España hubiera subido bastante los tipos de interés superando fácilmente el 8%. Así con tipos de interés más altos el crecimiento hubiera sido menor pero quizá con una combinación más equilibrada (hubiera habido una menor demanda de consumo, de inversión en bienes de equipo y de vivienda). Es decir, con tipos de interés más altos se habrían producido menores desequilibrios, una menor “burbuja inmobiliaria” pero también un menor crecimiento económico y mucho menos empleo. El euro explica en parte nuestros desequilibrios y problemas actuales.

Las ventajas de estar en el euro

Pero el euro también explica, de alguna manera, el éxito económico español. Gracias al euro nuestra credibilidad internacional durante estos casi 10 años ha sido mayor y nuestros tipos de interés mucho más bajos. Lo que nos ha permitido crecer muy por encima de nuestros socios europeos. Es decir, las ventajas de estar en el euro son mucho mayores que las que obtendríamos si nos saliéramos de él como propone Munchau. ¿Por qué resulta difícil que España se salga del euro? 1º) porque esa opción no se contempla en ningún tratado europeo, 2º) porque la política monetaria del BCE y todo el mercado monetario está muy cristalizado y tiene difícil vuelta atrás, 3º) porque buena parte del éxito económico, de crecimiento y empleo, por ejemplo de España,  se deben al euro y, 4º) al entrar en el euro se ha eliminado el riesgo del tipo de cambio, que ha permitido una gran accesibilidad de las empresas españolas a la financiación lo que les ha permitido su fuerte expansión en el exterior.

¿Que podemos hacer?

Desechada la posibilidad de abandonar el euro solo nos queda, por tanto, estabilizar los precios para dejar de perder competitividad que es la única manera que tiene la economía española de garantizar el crecimiento económico y el sostenimiento del empleo. Es decir, ante la imposibilidad de devaluar, la competitividad y el equilibrio exterior sólo son posibles a través de la estabilidad de precios, que sólo se puede alcanzar mediante estímulo a la competencia y reformas estructurales que permitan, a su vez, una mayor movilidad de los factores productivos y mayor flexibilidad de la economía. De no seguir este camino lo único que nos espera es una crisis como los que han tenido Japón, Italia y Portugal, durante diez años. Es decir, una recesión económica, en toda regla, con daños incalculables. Y entonces sí que habrá que hacer, durante muchos años, las reformas estructurales (a la japonesa) para ganar competitividad y poder así salir del “hoyo” en el que nos estamos metiendo.

Conclusión

Desde mi punto de vista, los costes de salirse del euro son mucho más elevados que los de quedarse. Es más, si alguno de los 15 países que formamos parte del euro decidiera salirse del euro la prima que pagaría sería enorme. Los costes de estar dentro del euro son muy inferiores a los costes de abandonarlo.

¿Sobrevivirá el euro a la crisis? ¿Debería España abandonar el euro?



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Están surgiendo voces, cada vez más abundantes, sobre una posible ruptura en la zona euro. ¿La recesión en la eurozona hará que algunos países quieran salirse del euro? Un reciente artículo de Martin Feldstein («¿Sobrevivirá el euro a la crisis?», EXPANSIÓN 25 de noviembre de 2008) pone de manifiesto que el principal motivo para que un país opte por separarse del euro sería para huir de la política monetaria común y también para poder devaluar el tipo de cambio de su moneda.

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25
Nov

Repsol y Lukoil…

Escrito el 25 noviembre 2008 por Patricia Gabaldón en Economía española

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Acabo de ver el video del Presidente Zapatero para The Economist, en las que promulga que el Gobierno "descree del proteccionismo" y de leer sus declaraciones con respecto a la compra de parte de Repsol por Lukoil. No entiendo el revuelo que se organiza cuando empresas extranjeras quieren pasar a formar parte del accionariado de empresas españolas. Que el Gobierno se mantenga al margen de una operación entre empresas privadas, no solo me parece lo más adecuado en este momento si no que además creo que es lo correcto.







Cuando Repsol pasó a ser una empresa privada en 1997 el objetivo era mejorar la eficiencia del mercado además de ingresar dinero en las arcas del Estado. Se buscaba que la proveedora estatal de petroleo y derivados se expandiera por el mundo y que funcionase dentro de España con criterios privados de eficiencia. A partir de ese momento, Repsol, (que tras adquirir la petrolera argentina YPF, pasó a denominarse Repsol-YPF) empezó a funcionar como cualquier otra empresa privada más. A mi manera de ver, a partir de ese momento, el Gobierno es libre de dar su opinión sobre las decisiones que toma Repsol-YPF, pero la decisión última la tiene que tomar la propia empresa.

La definición de empresas de interés público o estratégicas no me parece que sea relevante en este caso: no creo que Telefónica nos trate mejor solo por haber sido antes una empresa pública, ni que Endesa nos fuese a tratar mucho mejor que EON, en caso de haberse llevado a buen puerto la compra. Ni que Repsol vaya a cambiar su política por tener parte del accionariado ruso. Cuando las empresas nacionales se privatizan pasan a ser precisamente eso, privadas. La intervención del Estado en este caso, solo hace que la gestión y los resultados no sean los adecuados.

Sin embargo, sí creo que el Estado puede hacer algo para ayudar en la solución de estos problemas, y es básicamente que el Gobierno se encargase de generar competencia en los mercados, es decir, si la mayoría del mercado energético español no estuviese en manos de Repsol-YPF el problema actual no existiría. Y esto entra de lleno en lo que el Presidente del Gobierno acaba de decir: si de verdad el proteccionismo no es la solución a los problemas, es el momento de generar competencia.




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Acabo de ver el video del Presidente Zapatero para The Economist, en las que promulga que el Gobierno «descree del proteccionismo» y de leer sus declaraciones con respecto a la compra de parte de Repsol por Lukoil. No entiendo el revuelo que se organiza cuando empresas extranjeras quieren pasar a formar parte del accionariado de empresas españolas. Que el Gobierno se mantenga al margen de una operación entre empresas privadas, no solo me parece lo más adecuado en este momento si no que además creo que es lo correcto.

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24
Nov
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    [post_content] => Un reciente informe de la OCDE sobre España muestra que el bajo nivel educativo es uno de los problemas más importantes de la economía española. Todos los indicadores disponibles reflejan una situación muy mala en la educación secundaria y en la Universidad. Sin embargo, según The Economist, España está entre los mejores países del mundo en Escuelas de Negocios. Por tanto, y dejando a un lado las Business Schools, España está mal en educación.  No hace mucho que también el informe Pisa ("Programme for International Student Assessment)" sacaba a la luz los pobres resultados del sistema español de educación.




Este nuevo informe de la OCDE vuelve a poner el dedo en la principal herida de la economía española, por lo que nuestros gobernantes y políticos deberían dejar a un lado sus discusiones ideológicas (como es la asignatura Educación para la Ciudadanía) para dedicarse a realizar cambios educativos de calado.

La educación no es sólo vital para el crecimiento económico, sino que resulta decisiva para el desarrollo entendido en sentido amplio. Tal como ya señalamos en este blog de economía ¿Se puede mejorar la calidad de la enseñanza en España? la mejor receta para conseguir la igualdad de oportunidades, una mejor distribución de la renta y la competitividad de un país es un buen sistema educativo. El mejor sitema educativo posible. Tal como afirma la OCDE en la actualidad, la educación es más trascendental que nunca porque, en una economía globalizada, unos ciudadanos mejor formados podrán responder mejor a los desafíos y oportunidades creados por la mayor integración económica

La experiencia reciente de la OCDE sugiere que la educación es uno de los principales impulsores del crecimiento económico. La explicación del mecanismo que subyace tras esta relación es que la educación promueve el crecimiento al mejorar la productividad y aumentar el potencial de innovación de una economía. En este sentido, las personas con un mayor nivel educativo ganan salarios más elevados, encuentran trabajo más fácilmente, están desempleados menos a menudo, y tienen más probabilidades de continuar su educación en el futuro.

Los avisos que constantemente nos envía la OCDE muestran que ha llegado el momento de realizar reformas profundas en nuestro sistema educativo que nos permitan mejorar la productividad y la competitvidad de la economía española.

Fuente: 1) Perspectivas Económicas de América Latina 2009. OCDE. París. 2008. 214 páginas.
2) The Economist. In search of a new economy
3) Economic Survey of Spain 2008. OCDE. París. 2008.


    [post_title] => La necesaria reforma de la Educación en España.
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Un reciente informe de la OCDE sobre España muestra que el bajo nivel educativo es uno de los problemas más importantes de la economía española. Todos los indicadores disponibles reflejan una situación muy mala en la educación secundaria y en la Universidad. Sin embargo, según The Economist, España está entre los mejores países del mundo en Escuelas de Negocios. Por tanto, y dejando a un lado las Business Schools, España está mal en educación. No hace mucho que también el informe Pisa («Programme for International Student Assessment)» sacaba a la luz los pobres resultados del sistema español de educación.

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23
Nov

Algunas reflexiones sobre la crisis económica en España

Escrito el 23 noviembre 2008 por GONZALO PABLO GARLAND en Economía española

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    [post_content] => -¿Cómo evalúa la situación económica de España en el marco de la actual crisis financiera internacional? 

-Los datos del tercer trimestre de este año ya muestran una caída en el nivel de actividad de un 0,2%. Esta es la primera vez que el PIB cae en quince años. Dado que el segundo trimestre mostró un crecimiento moderado, habrá que esperar los datos del cuarto y último trimestre de este año para que se confirme lo que hoy parece bastante seguro, y es que España entraría técnicamente en recesión al tener dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo. Esto se conocerá oficialmente en enero próximo, cuando esos datos se hagan públicos.


-¿Cómo ha reaccionado el gobierno español ante los progresivos indicios del comienzo de un período de recesión en la economía mundial? 

-Aquí hubo un prolongado debate político acerca de la situación de la economía española antes y después de las elecciones generales del 9 de marzo pasado, que permitieron la reelección del presidente del Gobierno. Hasta esa fecha, pese a existir síntomas de que el mercado inmobiliario español ya no tenía la fortaleza que había exhibido en años anteriores, la administración negaba enfáticamente que existiera una crisis económica, aunque en ese momento no era de la magnitud que ha cobrado últimamente. En cambio, la oposición señaló la situación crítica de la economía del país durante toda la campaña electoral. Una vez constituido el nuevo gobierno, la desaceleración económica se fue manifestando con mayor fuerza y, finalmente, ha sido imposible que alguien ignore la crisis. Sin embargo desde un punto de vista político éste era el comportamiento predecible.

-¿Qué medidas se han tomado ante la desaceleración de la economía española? 

-Las medidas más importantes aparecieron cuando se produjo la caída de las bolsas mundiales a fines de septiembre. En realidad, esas disposiciones se tomaron en coordinación con el resto de los países de la Unión Europea, básicamente con el apoyo del Banco Central Europeo, mediante la bajada de las tasas de interés.

-El gobierno español aprobó recientemente un paquete de medidas lanzado a nivel de la Eurozona para asegurar la liquidez de las instituciones financieras en un contexto de fuerte crisis. ¿Qué implica ese plan en lo que se refiere a la concesión de avales estatales a los bancos y la disposición preventiva que habilita al Ministerio de Economía a adquirir títulos de entidades financieras para reforzar sus recursos? 

-Como existe un marcado nerviosismo en los mercados financieros y nadie ve claramente dónde está el riesgo y quién tiene el mayor riesgo en el sistema bancario, se ha generado una enorme desconfianza -diría que es una situación casi de pánico- en los mercados internacionales. Por eso, el sector financiero tiene actualmente un grave problema de liquidez. Con el propósito de solucionarlo, tanto en Estados Unidos como en Europa y Asia se busca restablecer la confianza con ciertas garantías del sector estatal. El sector público a través del Banco Central Europeo trata, por un lado, de tranquilizar a los ciudadanos comunicándoles que sus ahorros van a ser respetados y, por otro, anuncia que va a proveer la liquidez necesaria al sistema financiero en la forma de avales para que fluya hacia el consumidor que precisa dinero para consumir y hacia la empresa que demanda fondos para invertir.

-¿Cuáles serán los efectos de esas medidas para la economía real? 

-Eso está aún por verse porque los mercados financieros no terminan de confiar en esas medidas.

-La tasa de desempleo en España trepó al 11,3% en el tercer trimestre. ¿Se creará algún fondo público para la protección de las empresas privadas que evite el cierre generalizado de las fuentes de trabajo? 

-Hasta ahora en Europa se ha visto sólo el problema financiero, pero todavía no se siente la crisis en toda su magnitud en la economía real. España tiene que prepararse en materia de desempleo porque la tasa del paro está aumentando y, seguramente, va a continuar subiendo en los próximos meses. Supongo que el Estado va a generar ciertos incentivos para la contratación de personal en las empresas, pero no las puede forzar a conservar toda su plantilla porque la situación financiera podría volverse insostenible. Es probable que las empresas tiendan a reducir el personal menos eficiente. Al fin y al cabo, desde un punto de vista racional, la reducción de puestos de trabajo es una de las pocas formas que el sector privado tiene para defenderse en una época de enfriamiento de la economía. En cambio, puede resultar muy peligroso que las empresas traten de mantener artificialmente el empleo no sólo durante el período crítico, sino también durante la recuperación porque les va a costar mucho más volver a ser competitivas.

-¿Existen posibilidades de que algunos países como España, Grecia, Italia y Portugal, cuyo crecimiento económico no ha sido satisfactorio en los últimos años, salgan de la Unión Monetaria Europea a efectos de tener un mayor margen de maniobra con la política monetaria y cambiaria? 

-Habría que distinguir entre dos planos. En un plano teórico, cabe la posibilidad de una salida de la Unión Monetaria. El hecho de estar en la Eurozona genera problemas a ciertos países ante la pérdida de competitividad en una crisis económica de proporciones porque, desde el momento en que se adopta una divisa común, se pierde el control sobre la política monetaria. Si tuvieran una moneda propia podrían devaluarla y, de esa manera, restablecerían un cierto equilibrio en el sector externo. Esa maniobra hoy no es posible para los miembros de la Unión Monetaria.

Desde el punto de vista práctico, la factibilidad de abandonar el euro es casi imposible. La adhesión al euro como moneda común fue una decisión que se tomó en España después de un extenso análisis porque tiene una serie de ventajas que, aparentemente, superan a las desventajas, que consisten básicamente en la falta de control de la política monetaria. Hoy este tema está fuera del debate en Europa porque un fracaso del euro constituiría un retroceso político muy fuerte.

-¿Qué rol jugarán en esta crisis las economías emergentes?

-En el mediano plazo, si la magnitud de la crisis económica que se avecina es fuerte, y todo parece indicar que así será, habrá cambios muy importantes en el mundo. Las economías de los países emergentes, que venían expandiéndose aceleradamente antes de la crisis, van a tener mucho más relevancia a nivel global en un plazo de cinco años si continúan creciendo a una tasa todavía interesante de 5%-6%, dado que es previsible que la actividad económica de los actuales países desarrollados se mantenga en niveles mínimos de crecimiento o en franca recesión.

También se verá un cambio sustancial en el peso de los países miembros en los organismos multilaterales de crédito. En efecto, las economías emergentes tendrán una más alta representatividad al contar con un mayor número de votos, lo cual les permitirá incidir en la toma decisiones.


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-¿Cómo evalúa la situación económica de España en el marco de la actual crisis financiera internacional?

-Los datos del tercer trimestre de este año ya muestran una caída en el nivel de actividad de un 0,2%. Esta es la primera vez que el PIB cae en quince años. Dado que el segundo trimestre mostró un crecimiento moderado, habrá que esperar los datos del cuarto y último trimestre de este año para que se confirme lo que hoy parece bastante seguro, y es que España entraría técnicamente en recesión al tener dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo. Esto se conocerá oficialmente en enero próximo, cuando esos datos se hagan públicos.

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21
Nov
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    [post_content] => Esta semana se ha presentado en Madrid la publicación de la OCDE “Perspectivas Económicas de América Latina 2009” (214 páginas). ¿Está América Latina aprovechando el potencial de la política fiscal como herramienta para el desarrollo? La respuesta de la OCDE es que si bien los gobiernos latinoamericanos llevan años avanzando en materia fiscal, sin embargo, queda mucho por hacer en la región para explotar al máximo la capacidad de la fiscalidad como motor del crecimiento económico e instrumento para reducir la pobreza y la desigualdad. En el contexto actual de desorden financiero global, la relevancia de una buena gestión fiscal es más importante que nunca.


En el Capítulo 1 de Perspectivas Económicas de América Latina 2009 se analiza la relación entre política fiscal y desarrollo. En él se señala como los gobiernos latinoamericanos han sabido emplear la política fiscal como herramienta de estabilización macroeconómica. Pero que no deben olvidar que para reducir la pobreza y la desigualdad es muy importante la recaudación tributaria, el gasto público y la gestión de la deuda. Dice Perspectivas Económicas de América Latina 2009, que hay conseguir sistemas fiscales transparentes y progresivos que es sinónimo de que refuerce refuerza la legitimidad democrática. Se precisa además un gasto público en bienes y servicios públicos de calidad. Por ahora este potencial de la política fiscal como motor del desarrollo no se ha alcanzado plenamente en América Latina, por lo que todavía hay mucho camino que recorrer en este  campo.

En el Capítulo 2 de Perspectivas Económicas de América Latina 2009 se analizan las recientes tendencias en los resultados fiscales en América Latina. Donde se ponde manifiesto que tras la crisis de la deuda en los años 80, los gobiernos latinoamericanos han reducido su déficit, disminuyendo la volatilidad, aumentado el gasto público y promoviendo la innovación fiscal. Sin embargo, aún subsisten problemas importantes: los ingresos dependen en exceso de fuentes no tributarias bastante volátiles, así como de impuestos indirectos ampliamente regresivos. Al mismo tiempo, el gasto público y las trasferencias sociales juegan un papel redistributivo muy limitado,

El Capítulo 3 titulado “Deuda pública, ciclos políticos y mercados de capitales” muestra como los ciclos políticos en América Latina tienen un efecto negativo sobre los mercados de bonos soberanos. Los inversores temen que el partido político en el poder incremente el gasto público, al tiempo que recelan de las propuestas económicas de los candidatos populistas. Aunque la reciente consolidación democrática y el desarrollo de los mercados de bonos locales han disminuido el efecto de la política en los mercados de capital, una gestión más responsable de la deuda y una mejor información en torno a los procesos electorales siguen siendo retos importantes para la región.

El capítulo 4 (Ingresos tributarios en América Latina), señala que aunque los ingresos fiscales han aumentado en general en América Latina durante la última década, la experiencia de cada país es diferente y la mayoría de gobiernos sigue teniendo dificultad a la hora de aumentar la recaudación. En concreto, los impuestos sobre las rentas de las personas físicas siguen generando pocos ingresos, en contraste con impuestos indirectos mucho más regresivos. Un nivel bajo de ingresos personales y la desigual distribución de los mismos explican en parte este fenómeno, y ayudan a entender por qué el sistema tributario es tan poco eficaz a la hora de reducir la desigualdad en la región.

El capítulo 5 (“Política fiscal e informalidad en América Latina”)  corrobora que la informalidad es una característica importante y común a todas las economías latinoamericanas. Los trabajadores informales no son necesariamente evasores fiscales: muchos son personas pobres excluidas de los mercados formales de trabajo y privados de sus derechos económicos. Fomentar el cumplimiento de las obligaciones fiscales es esencial, pero regímenes simplificados que equilibren los costes de la formalidad con sus beneficios, junto con servicios sociales que traten en igualdad de condiciones a los trabajadores formales e informales, pueden ayudar a tratar mejor el complejo fenómeno de la informalidad en América Latina.

El último capítulo, el 6º, de Perspectivas Económicas de América Latina 2009, se dedica al gasto público y la calidad de la educación ,  y en él se insiste en que la región necesita mejorar tanto la cantidad como la calidad de los bienes y servicios públicos. Gastar más es importante, pero la forma de gastar ese dinero es aún más relevante. La experiencia de la OCDE en áreas donde el gasto público contribuye al desarrollo, como la educación, demuestra que la calidad no está reñida con la cantidad, es decir, con la equidad. Sin embargo, los gobiernos latinoamericanos continúan gastando poco en aquellas políticas que permitan un mayor rendimiento estudiantil.

Este informe es una lectura indispensable para todos aquellos que deseen conocer cuál ha sido la reciente evolución de la política fiscal en América Latina, qué esfuerzos se están llevando a cabo en la actualidad, y qué importante retos nos depara el futuro más inmediato.

Fuente: Perspectivas Económicas de América Latina 2009. OCDE. París. 2008. 214 páginas.


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Esta semana se ha presentado en Madrid la publicación de la OCDE “Perspectivas Económicas de América Latina 2009” (214 páginas). ¿Está América Latina aprovechando el potencial de la política fiscal como herramienta para el desarrollo? La respuesta de la OCDE es que si bien los gobiernos latinoamericanos llevan años avanzando en materia fiscal, sin embargo, queda mucho por hacer en la región para explotar al máximo la capacidad de la fiscalidad como motor del crecimiento económico e instrumento para reducir la pobreza y la desigualdad. En el contexto actual de desorden financiero global, la relevancia de una buena gestión fiscal es más importante que nunca.

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20
Nov

Una recesión diferente

Escrito el 20 noviembre 2008 por José Ramón Diez Guijarro en Uncategorized

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    [post_content] => La economía española ya se encuentra en recesión, pues aunque no acumule dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo, todos los indicadores y, especialmente los de empleo, ya señalan que la actividad se está contrayendo. No debemos olvidar que esa regla es un método sencillo paras fechar las recesiones, pero en realidad es mucho más complicado hacerlo y, por ejemplo, en EEUU el NBER utiliza muchos recursos y tarda mucho tiempo en anunciar el momento y la duración de los períodos de ajuste económico. Lo más interesante de lo anunciado ayer por el INE, además de la caída en la tasa trimestral de crecimiento (-0,2%) y la fuerte desaceleración de la interanual (del 1,8% al 0,9%) fue lo siguiente:

- El empeoramiento de la actividad procede del notable ajuste de la demanda nacional, que ya se encuentra prácticamente estancada (0,1 pp vs 1,5 pp en el 2T08), en contraste con la mejora de la demanda externa, que aporta 0,8 pp al crecimiento, medio punto más que en el trimestre anterior.
- En el mercado laboral ya destruye empleo (-0,8% interanual); en consecuencia, mejora sensiblemente la productividad (1,7%).
- Dentro de la demanda nacional, sólo el gasto público muestra una tendencia creciente. En cambio, en línea con la destrucción de empleo y la pérdida de confianza de las familias, destaca muy negativamente el consumo privado, que se estanca en tasa interanual y retrocede un 1% en tasa trimestral. Por tanto, no parece que los 400 euros haya sido una medida muy efectiva.
- El retroceso de la inversión, ya no sólo afecta al componente de construcción, sobre todo viviendas, sino también al de bienes de equipo (-0,6%).
- Por el lado de la oferta, todas las ramas pierden impulso, salvo los servicios de no mercado. Destaca el intenso deterioro de la industria y la construcción.



Por tanto, el deterioro de la economía española está siendo cada vez más intenso y generalizado, lo que se está trasladando al mercado laboral y, en consecuencia, al gasto de las familias, que, ante el notable empeoramiento de las expectativas, deciden aumentar el ahorro. Esto hace que cualquier medida gubernamental de inyección de renta (como las menores retenciones en las nóminas desde junio) sea, en estos momentos, ineficaz para reactivar el consumo.

En definitiva, la valoración del momento actual de la economía española es preocupante. En primer lugar, porque la intensidad del ajuste del mercado de trabajo está provocando un fuerte deterioro del ciclo de actividad, parecido al que se produjo en la última recesión de los 90. Para una economía como la española que ya en el primer semestre del año pasado estaba perdiendo fuerza, la crisis financiera que se inició en el verano de 2007 ha supuesto un golpe de gracia, teniendo en cuenta la fragilidad que supone en un momento de restricción crediticia global, nuestra elevada dependencia de la financiación procedente del exterior (10% del PIB o 100 m.m. de euros). Pero la delicada situación coyuntural puede estar escondiendo algo más preocupante, como es el agotamiento de un modelo productivo y, por tanto, de unas ventajas comparativas que han sido brillantemente aprovechadas desde nuestra incorporación al Mercado Común Europeo en 1986. Un modelo muy centrado en sectores como turismo y construcción, con poca intensidad en innovación y con abundancia de empleo poco especializado. Es decir, sectores que nos han permitido crecer muy dinámicamente y eso hay que valorarlo, pero que con su baja productividad es dudoso (y probablemente poco recomendable) que puedan volver a realizar una aportación parecida al crecimiento.

El problema es que las respuestas de política económica para un problema estructural no son las mismas que para uno coyuntural, en el primer caso predominan las medias de oferta que tienen una lenta maduración (medio y largo plazo), mientras que en el segundo se busca una rápida reacción de la actividad a través del estímulo de la demanda. O, visto de una manera diferente, en un caso se intenta aumentar la capacidad de crecimiento potencial, mientras en el otro sólo se busca una mejora de la posición cíclica de la economía. Es decir, como casi siempre se trata de elegir entre lo importante y lo urgente.

Pero el principal problema es que por primera vez en las últimas décadas entramos en una crisis sin la posibilidad de realizar una devaluación de la moneda. Por tanto, serán variables como los salarios o los márgenes las que se tendrán que ajustar. En este sentido, me pareció interesante el artículo que escribió ayer M. Wolf en Financial Times, pues afirmaba que dados los problemas de la economía británica (caída de precios de la vivienda, elevados niveles de deuda de los agentes, restricción crediticia o importante déficit comercial) la fuerte caída de la libra no es un problema, sino una solución. Nosotros lo vamos a tener más difícil.


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La economía española ya se encuentra en recesión, pues aunque no acumule dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo, todos los indicadores y, especialmente los de empleo, ya señalan que la actividad se está contrayendo. No debemos olvidar que esa regla es un método sencillo paras fechar las recesiones, pero en realidad es mucho más complicado hacerlo y, por ejemplo, en EEUU el NBER utiliza muchos recursos y tarda mucho tiempo en anunciar el momento y la duración de los períodos de ajuste económico. Lo más interesante de lo anunciado ayer por el INE, además de la caída en la tasa trimestral de crecimiento (-0,2%) y la fuerte desaceleración de la interanual (del 1,8% al 0,9%) fue lo siguiente:

– El empeoramiento de la actividad procede del notable ajuste de la demanda nacional, que ya se encuentra prácticamente estancada (0,1 pp vs 1,5 pp en el 2T08), en contraste con la mejora de la demanda externa, que aporta 0,8 pp al crecimiento, medio punto más que en el trimestre anterior.
– En el mercado laboral ya destruye empleo (-0,8% interanual); en consecuencia, mejora sensiblemente la productividad (1,7%).
– Dentro de la demanda nacional, sólo el gasto público muestra una tendencia creciente. En cambio, en línea con la destrucción de empleo y la pérdida de confianza de las familias, destaca muy negativamente el consumo privado, que se estanca en tasa interanual y retrocede un 1% en tasa trimestral. Por tanto, no parece que los 400 euros haya sido una medida muy efectiva.
– El retroceso de la inversión, ya no sólo afecta al componente de construcción, sobre todo viviendas, sino también al de bienes de equipo (-0,6%).
– Por el lado de la oferta, todas las ramas pierden impulso, salvo los servicios de no mercado. Destaca el intenso deterioro de la industria y la construcción.

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19
Nov

Cumbre G-20: ¿olvidaron la política monetaria?

Escrito el 19 noviembre 2008 por Daniel Fernandez Kranz en Uncategorized

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    [post_content] => El resultado de la cumbre del G-20 en Washington este fin de semana era francamente esperable. Acuerdos sobre principios generales para más y mejor regulación así como mayor transparencia de los mercados financieros. Dejando de un lado las implicaciones que estos acuerdos sobre principios puedan tener para el futuro de los mercados financieros, resulta sorprendente que el texto acordado este fin de semana omita casi totalmente el papel de la política monetaria en la crisis financiera actual y las implicaciones de esto sobre el diseño de la política monetaria en el futuro. Y esto sorprende porque de todos los factores señalados por los expertos para explicar la crisis financiera que hoy vivimos, sobresale uno por el amplio grado de consenso que genera: la política monetaria demasiado laxa durante demasiado tiempo que aplicó Estados Unidos (y otros países) entre 2002 y 2005.


Es de todos sabido que una política monetaria de tipos bajos entraña un riesgo inflacionista y que una política monetaria de tipos altos entraña el riesgo contrario, deflacionista. Esto es así hasta el punto que la mayoría de bancos centrales del mundo desarrollado diseña su política monetaria con unos objetivos (explícitos o implícitos) de inflación. La fórmula funciona bajo el supuesto de que la inflación general es representativa de la evolución de precios en la economía. Sin embargo este supuesto ha sido erróneo en el caso del mercado inmobiliario estadounidense durante los últimos años. Mientras el índice general de precios crecía de media un 2% anual entre 2002 y 2005, el precio medio de la vivienda subía alrededor de un 9% anual, alcanzando una subida del 15% en 2005. Y cuando la inflación general empezó a repuntar a partir de 2005, pasando al 3.5% y al 5% en menos de año y medio, los precios inmobiliarios se estancaban o empezaban a descender, cayendo hasta un 22% en tasa interanual en algunas áreas metropolitanas, especialmente en la costa oeste.


Ante tan dispar evolución de los precios, la política monetaria priorizó la estabilidad del índice general de precios sobre el índice de precios inmobiliarios. Los tipos de interés fueron bajos entre 2002 y 2004 (alrededor del 1.5%) cuando la inflación era baja pero el precio de la vivienda crecía a más del 9% anual, y subieron rápidamente hasta situarse al 5% en junio de 2006 cuando la inflación aumentó y los precios inmobiliarios empezaron a hundirse.
Prevenir la inflación general de precios es un objetivo claramente deseable, pero también debería serlo prevenir las oscilaciones bruscas de precios de activos estratégicos, como los relacionados con el mercado inmobiliario. Todos estamos comprobando las consecuencias nefastas que el ajuste brusco de precios en este mercado tiene sobre la economía financiera y real. Que el grupo G-20 haya omitido un asunto que ha estado en el centro del debate sobre esta crisis financiera sólo puede indicar dos cosas: bien la imposibilidad manifiesta de llegar a acuerdos coordinados en materia de política monetaria bien una confianza, en mi opinión exagerada, en los mecanismos reguladores para suavizar las tensiones en los mercados.


¿Se debería pues pedir a la comunidad internacional un replanteamiento de los objetivos de la política monetaria para tener en cuenta la evolución de los precios de algunos activos, inmobiliarios o no, de alto riesgo? ¿Será suficiente con un mayor control de los mercados financieros si la política monetaria sigue plantando las semillas de ‘burbujas’ especulativas? ¿Supone la actual bajada de tipos de interés a nivel mundial un preludio de una nueva fase de crecimiento insostenible?


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El resultado de la cumbre del G-20 en Washington este fin de semana era francamente esperable. Acuerdos sobre principios generales para más y mejor regulación así como mayor transparencia de los mercados financieros. Dejando de un lado las implicaciones que estos acuerdos sobre principios puedan tener para el futuro de los mercados financieros, resulta sorprendente que el texto acordado este fin de semana omita casi totalmente el papel de la política monetaria en la crisis financiera actual y las implicaciones de esto sobre el diseño de la política monetaria en el futuro. Y esto sorprende porque de todos los factores señalados por los expertos para explicar la crisis financiera que hoy vivimos, sobresale uno por el amplio grado de consenso que genera: la política monetaria demasiado laxa durante demasiado tiempo que aplicó Estados Unidos (y otros países) entre 2002 y 2005.

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