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Nov

Esta semana se ha presentado en Madrid la publicación de la OCDE “Perspectivas Económicas de América Latina 2009” (214 páginas). ¿Está América Latina aprovechando el potencial de la política fiscal como herramienta para el desarrollo? La respuesta de la OCDE es que si bien los gobiernos latinoamericanos llevan años avanzando en materia fiscal, sin embargo, queda mucho por hacer en la región para explotar al máximo la capacidad de la fiscalidad como motor del crecimiento económico e instrumento para reducir la pobreza y la desigualdad. En el contexto actual de desorden financiero global, la relevancia de una buena gestión fiscal es más importante que nunca.


En el Capítulo 1 de Perspectivas Económicas de América Latina 2009 se analiza la relación entre política fiscal y desarrollo. En él se señala como los gobiernos latinoamericanos han sabido emplear la política fiscal como herramienta de estabilización macroeconómica. Pero que no deben olvidar que para reducir la pobreza y la desigualdad es muy importante la recaudación tributaria, el gasto público y la gestión de la deuda. Dice Perspectivas Económicas de América Latina 2009, que hay conseguir sistemas fiscales transparentes y progresivos que es sinónimo de que refuerce refuerza la legitimidad democrática. Se precisa además un gasto público en bienes y servicios públicos de calidad. Por ahora este potencial de la política fiscal como motor del desarrollo no se ha alcanzado plenamente en América Latina, por lo que todavía hay mucho camino que recorrer en este campo.

En el Capítulo 2 de Perspectivas Económicas de América Latina 2009 se analizan las recientes tendencias en los resultados fiscales en América Latina. Donde se ponde manifiesto que tras la crisis de la deuda en los años 80, los gobiernos latinoamericanos han reducido su déficit, disminuyendo la volatilidad, aumentado el gasto público y promoviendo la innovación fiscal. Sin embargo, aún subsisten problemas importantes: los ingresos dependen en exceso de fuentes no tributarias bastante volátiles, así como de impuestos indirectos ampliamente regresivos. Al mismo tiempo, el gasto público y las trasferencias sociales juegan un papel redistributivo muy limitado,

El Capítulo 3 titulado “Deuda pública, ciclos políticos y mercados de capitales” muestra como los ciclos políticos en América Latina tienen un efecto negativo sobre los mercados de bonos soberanos. Los inversores temen que el partido político en el poder incremente el gasto público, al tiempo que recelan de las propuestas económicas de los candidatos populistas. Aunque la reciente consolidación democrática y el desarrollo de los mercados de bonos locales han disminuido el efecto de la política en los mercados de capital, una gestión más responsable de la deuda y una mejor información en torno a los procesos electorales siguen siendo retos importantes para la región.

El capítulo 4 (Ingresos tributarios en América Latina), señala que aunque los ingresos fiscales han aumentado en general en América Latina durante la última década, la experiencia de cada país es diferente y la mayoría de gobiernos sigue teniendo dificultad a la hora de aumentar la recaudación. En concreto, los impuestos sobre las rentas de las personas físicas siguen generando pocos ingresos, en contraste con impuestos indirectos mucho más regresivos. Un nivel bajo de ingresos personales y la desigual distribución de los mismos explican en parte este fenómeno, y ayudan a entender por qué el sistema tributario es tan poco eficaz a la hora de reducir la desigualdad en la región.

El capítulo 5 (“Política fiscal e informalidad en América Latina”) corrobora que la informalidad es una característica importante y común a todas las economías latinoamericanas. Los trabajadores informales no son necesariamente evasores fiscales: muchos son personas pobres excluidas de los mercados formales de trabajo y privados de sus derechos económicos. Fomentar el cumplimiento de las obligaciones fiscales es esencial, pero regímenes simplificados que equilibren los costes de la formalidad con sus beneficios, junto con servicios sociales que traten en igualdad de condiciones a los trabajadores formales e informales, pueden ayudar a tratar mejor el complejo fenómeno de la informalidad en América Latina.

El último capítulo, el 6º, de Perspectivas Económicas de América Latina 2009, se dedica al gasto público y la calidad de la educación , y en él se insiste en que la región necesita mejorar tanto la cantidad como la calidad de los bienes y servicios públicos. Gastar más es importante, pero la forma de gastar ese dinero es aún más relevante. La experiencia de la OCDE en áreas donde el gasto público contribuye al desarrollo, como la educación, demuestra que la calidad no está reñida con la cantidad, es decir, con la equidad. Sin embargo, los gobiernos latinoamericanos continúan gastando poco en aquellas políticas que permitan un mayor rendimiento estudiantil.

Este informe es una lectura indispensable para todos aquellos que deseen conocer cuál ha sido la reciente evolución de la política fiscal en América Latina, qué esfuerzos se están llevando a cabo en la actualidad, y qué importante retos nos depara el futuro más inmediato.

Fuente: Perspectivas Económicas de América Latina 2009. OCDE. París. 2008. 214 páginas.

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