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18
Oct

Presupuestos Generales del Estado 2011: España en la encrucijada

Escrito el 18 octubre 2010 por María Jesús Valdemoros en Economía española

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    [post_content] => Mañana comienza en el Congreso el debate sobre el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para el próximo año y más allá de los acuerdos políticos que estos días se han alcanzado y que en nada mejoran el proyecto inicial,  el Círculo de Empresarios ha presentado hoy su tradicional documento que discute cual debería ser la política fiscal para lograr la consolidación presupuestaria.

Presupuestos Generales del Estado 2011: España en la encrucijada

En este caso  para el ejercicio 2011 y en coincidencia clara con lo que vienen argumentando muchos analistas y expertos, desde el Círculo se plantea la preocupación de qué ocurrirá cuando las irreales proyecciones macro del Gobierno no se cumplan. Porque un crecimiento inferior al 1,3% sobre el que se han elaborado las cuentas significará menores ingresos y mayor gasto, desbaratando los planes de reducción del déficit público.

El documento también se refiere a un punto esencial en el esfuerzo de consolidación fiscal a que nos hemos comprometido con la Unión Europea: la necesaria cooperación de todas las Administraciones Públicas. A día de hoy, las grandes protagonistas en el gasto público son las administraciones territoriales, con las CCAA a la cabeza. En la medida en que no se establezcan mecanismos serios de disciplina fiscal para las regiones, será imposible proseguir en la corrección del desequilibrio fiscal. Sobre esta materia, el Círculo lanza una propuesta que considero merecedora de un debate constructivo: la creación de un organismo independiente que fiscalice las políticas presupuestarias de CCAA y Ayuntamientos.

Por último, además de recordar la perentoria necesidad de reformas estructurales de mayor calado y recorrido, el Círculo insiste en que la estabilidad fiscal duradera y sostenible pasa por cambios profundos en los sistemas sanitarios y de pensiones; cambios que den viabilidad financiera a estos sistemas, garantizando la prestación de unos servicios de calidad imprescindibles en nuestro estado de bienestar Para más información, podéis ver el documento en este link.
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Mañana comienza en el Congreso el debate sobre el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para el próximo año y más allá de los acuerdos políticos que estos días se han alcanzado y que en nada mejoran el proyecto inicial,  el Círculo de Empresarios ha presentado hoy su tradicional documento que discute cual debería ser la política fiscal para lograr la consolidación presupuestaria.

Presupuestos Generales del Estado 2011: España en la encrucijada

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25
Sep
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De la vega y Salgado

La propuesta de Presupuestos Generales del Estado para el año 2011 (PGE-2011),  que aprobó ayer el Gobierno, se produce en un momento de estancamiento de la economía española. Efectivamente, según el consenso de los economistas en 2011 la economía española solo crecerá un 0,4%  y no el 1,3% que se prevé en los PGE-2011. Este crecimiento del 0,4% se producirá gracias al sector exterior (+1,3%), ya que la demanda nacional se contraerá un 0,9%. El crecimiento negativo de la demanda interna se deberá a la reducción del gasto público y a la caída de la inversión: la construcción de viviendas y obras públicas estarán prácticamente paralizadas en 2011. Además, el consumo privado no acaba de arrancar y crecerá por debajo del 1% por 3 motivos: a) falta de confianza de las familias en el futuro que les hace ahorrar por motivo de precaución, b) enorme endeudamiento, sobre todo hipotecario, contraído en la fase expansiva del ciclo que hace a los individuos ahorrar más y, por tanto, consumir menos para poder devolver lo que deben a los bancos y cajas de ahorros y c) elevado nivel de desempleo, que aumentará en 2011.





IMPUESTOS Y GASTOS DEL ESTADO

La subida de impuestos aprobada ayer no van en la dirección correcta: 1º) no va a aumentar prácticamente los ingresos fiscales, 2º) se aplica sobre un colectivo que es el 1% de los contribuyentes y que ya pagan el 20% de la recaudación por IRPF ¿no estaremos exprimiendo la vaca de forma excesiva?, 3º) van a pagar los que reciben mayores sueldos, no los que son más ricos, 4º) cualquier subida de impuestos va a empeorar la situación económica y ralentizar la salida de la crisis. No se debe olvidar que el aumento de la progresividad de los impuestos directos tiene efectos negativos sobre la economía, ya que desalienta el trabajo, aumenta la economía sumergida y fomenta el ocio de quienes más podrían aportar con su trabajo. Además, al aplicarse sobre los asalariados con mayores niveles educativos puede incentivar la fuga de cerebros y evitar la entrada en el país de mano de obra muy cualificada. Conviene también recordar que España ya tiene una escala en el IRPF  superior a la media de los países de nuestro entorno.

 En cuanto a los gastos del Estado no parecen creíbles los pagos previstos por prestaciones y subsidios de desempleo que según los PGE-2011 serán solo de 30.140 millones de euros, una cifra inferior a la que realmente se va a gastar. ¿Por qué esta diferencia? Porque los PGE-2011 esperan un aumento del empleo del 0,3% para el año que viene cuando las previsiones de los analistas dan una caída del empleo del 0,8%. Un desempleo mayor de la mano de obra y una ocupación menor de lo que dicen los presupuestos harán que el consumo privado en vez de tener un crecimiento del 1,8%, que contemplan los presupuestos, tendrá un crecimiento por debajo del 1%. Lo que también provocará una menor recaudación por IVA e IRPF de lo que se contempla en los PGE-2011.  

Déficit público mayor

Estos errores de predicción harán que el déficit presupuestario sea ligeramente mayor del previsto: se prevé un déficit para el conjunto de las Administraciones Públicas del 6%, cuando el consenso de los economistas prevé el 7%. Este mayor déficit habrá que financiarlo a través de deuda pública, lo que a su vez, exigirá un mayor gasto público en intereses que tendrá que pagar el Estado. A la vez, esta mayor necesidad de financiación del sector público, encarecerá la financiación del sector privado de la economía. En una situación como la que atravesamos, de fuerte restricción crediticia, demandar fondos prestables a los mercados financieros no es buena idea, ya que genera un efecto "expulsión" (es decir, el sector público al capturar una parte de la financiación expulsa al sector privado de la economía).

La consecuencia de un mayor gasto por desempleo e intereses de la deuda y menores ingresos por IVA e IRPF es un mayor déficit público. Además, los ingresos dependen del crecimiento económico, que los PGE-2011 estiman en el 1,3%, frente al 0,4% del consenso. Ya se ve que estos presupuestos dibujan un escenario algo optimista que puede perjudicar un poco la credibilidad del gobierno y por tanto la confianza de los agentes económicos. De ahí que el gobierno debería contemplar otra política tributaria y una mayor reducción del gasto público sobre todo en las Comunidades Autónomas y en los municipios. Se podrían eliminar, por ejemplo, muchas políticas públicas de subvenciones que sobran y que no van a mejorar la productividad de la economía. Con ello la confianza en nuestros gobernantes mejoraría, que buena falta hace, y lo que es más importante nos pondríamos en camino para resolver los problemas que padece la economía española.

Fuente: "Un ejercicio de voluntarismo". Expansión. 24 de septiembre de 2010
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De la vega y Salgado

La propuesta de Presupuestos Generales del Estado para el año 2011 (PGE-2011),  que aprobó ayer el Gobierno, se produce en un momento de estancamiento de la economía española. Efectivamente, según el consenso de los economistas en 2011 la economía española solo crecerá un 0,4%  y no el 1,3% que se prevé en los PGE-2011. Este crecimiento del 0,4% se producirá gracias al sector exterior (+1,3%), ya que la demanda nacional se contraerá un 0,9%. El crecimiento negativo de la demanda interna se deberá a la reducción del gasto público y a la caída de la inversión: la construcción de viviendas y obras públicas estarán prácticamente paralizadas en 2011. Además, el consumo privado no acaba de arrancar y crecerá por debajo del 1% por 3 motivos: a) falta de confianza de las familias en el futuro que les hace ahorrar por motivo de precaución, b) enorme endeudamiento, sobre todo hipotecario, contraído en la fase expansiva del ciclo que hace a los individuos ahorrar más y, por tanto, consumir menos para poder devolver lo que deben a los bancos y cajas de ahorros y c) elevado nivel de desempleo, que aumentará en 2011. Seguir leyendo…

21
Oct
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    [post_content] => Hoy se aprueban los Presupuestos Generales del Estado español del año 2010 (PGE-2010). Unos presupuestos que, como ya hemos señalado en este blog, son poco realistas y poco adecuados para salir de la severa crisis económica que atraviesa España. Los síntomas de la crisis española son bien conocidos: déficit con el exterior, endeudamiento de las familias y empresas, elevado déficit público y aumento exponencial de la deuda de las Administraciones Públicas, crecimiento muy negativo de la inversión en viviendas y en bienes de equipo, fuerte aumento del desempleo y caída del consumo de las familias. Las empresas, por su parte, están sufriendo una disminución en la demanda de sus productos lo que reduce su producción y el empleo. El PIB descenderá en 2009 un 4%. 

La salida de la crisis va a depender, en buena medida, de la política económica del gobierno; uno de los instrumentos de esa política son los PGE-2010. Sin embargo, los presupuestos, que se aprueban hoy en el Congreso de los Diputados, no van en la buena dirección. La subida de impuestos sobre el consumo (a partir de junio de 2010) y el ahorro, que se presupuestan, van a empeorar la situación económica y ralentizar la salida de la crisis: en vez de una caída del 0,3% en el crecimiento del PIB, en 2010, que contemplan los presupuestos la reducción podría ser cercana al 1%. En circunstancias como las actuales, de incertidumbre y de posible cambio en el ciclo económico, el gobierno debería haber evitado subir los impuestos y reducir en cambio más el gasto público. 

Estos presupuestos, que se aprobarán hoy, dibujan un escenario demasiado optimista que puede perjudicar la credibilidad del gobierno y por tanto la confianza de los agentes económicos. De ahí que el gobierno debería haber pactado con el principal partido de la oposición otros PGE-2010 que contemplasen otra política tributaria y una mayor reducción del gasto público en aquellas partidas menos necesarias. Se podrían eliminar, por ejemplo, varios ministerios que sobran y dejar de gastar en aquellas partidas que no van a mejorar la productividad de la economía. Con ello la confianza en nuestros gobernantes mejoraría y lo que es más importante nos pondríamos en camino para resolver los problemas que padece la economía española.
    [post_title] => ¿Son creíbles los Presupuestos Generales del Estado español para 2010?
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Hoy se aprueban los Presupuestos Generales del Estado español del año 2010 (PGE-2010). Unos presupuestos que, como ya hemos señalado en este blog, son poco realistas y poco adecuados para salir de la severa crisis económica que atraviesa España. Los síntomas de la crisis española son bien conocidos: déficit con el exterior, endeudamiento de las familias y empresas, elevado déficit público y aumento exponencial de la deuda de las Administraciones Públicas, crecimiento muy negativo de la inversión en viviendas y en bienes de equipo, fuerte aumento del desempleo y caída del consumo de las familias. Las empresas, por su parte, están sufriendo una disminución en la demanda de sus productos lo que reduce su producción y el empleo. El PIB descenderá en 2009 un 4%. Seguir leyendo…

29
Sep
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    [post_content] => Este fin de semana conocíamos las líneas maestras del proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2010, que el Gobierno llevará al Parlamento para su discusión. Pocas novedades con respecto a las intenciones que ya se habían ido transmitiendo a la opinión pública, al menos en lo tocante a la manera de afrontar la necesaria consolidación fiscal: vamos a ver el mayor aumento de impuestos de la democracia.

Para valorar la conveniencia de esta propuesta podemos fijarnos en lo que nos dice la experiencia de otros países. La evidencia sobre esta materia, incluida la del pasado reciente de nuestra economía, deja poco lugar para dudas. En los países desarrollados, los procesos de consolidación fiscal, esto es, de reducción del déficit y del nivel de deuda hasta valores sostenibles, tienden a fracasar cuando se basan en incrementos de los impuestos. Por el contrario, las posibilidades de éxito aumentan drásticamente cuando el desafío se aborda desde la reducción vigorosa del gasto.

Con ser lo anterior muy preocupante, hay motivos para incluso ponerse más nerviosos ante las perspectivas que se derivan del proyecto de presupuestos y de la política económica que éstos sugieren. De nuevo se insiste en manejar políticas de demanda, en este caso para afrontar la salida de la crisis y la reducción del déficit, renunciando a políticas de oferta. Es decir, volvemos a recurrir a parches que, en el mejor de los casos, únicamente actuarán como paliativos. El Gobierno vuelve a olvidarse –no será porque nadie se le recuerde- de la urgencia con que debieran emprenderse reformas estructurales en esferas tan necesitadas de las mismas como pueden ser la educación, el mercado laboral o la regulación de los mercados. 

¿Para cuándo las reformas?

No sé si estaréis de acuerdo conmigo, pero me parece que el gobierno peca de una total ingenuidad pensando que nuestra política económica sólo debe evitar que las cosas vayan a peor en el muy corto plazo ya que la recuperación internacional no tardará en venir a nuestro rescate. Pues bien, nada de eso ocurrirá, porque la economía española tiene problemas propios, independientes de la coyuntura internacional, que necesitan de soluciones específicas. A lo largo de los últimos años hemos incurrido en muchos excesos, endeudándonos como nunca (y como nadie). Tenemos que comenzar a purgar esos excesos con una mayor austeridad, porque ya no va a ser posible seguir recibiendo del exterior fondos anuales equivalentes a una décima parte de nuestro PIB.

Tendremos que aprender, por tanto, a vivir con una menor disponibilidad de ahorro exterior. Además, las AAPP absorberán una mayor parte del ahorro interior por su creciente endeudamiento. Así, quedará disponible para la inversión privada una menor cantidad de fondos prestables, incluso mermada por el aumento de los impuestos que gravan el ahorro (otro de los errores de los nuevos presupuestos). No habrá otro remedio que aprender a hacer un uso más eficiente del menor ahorro disponible para emprender inversiones productivas. Si no lo hacemos, los próximos años serán realmente duros.

¿Cómo lograr ese uso más eficiente de unos recursos escasos? Con reformas estructurales, que permitan contar con más y mejores recursos (una buena educación significa más capital humano), y que faciliten la asignación de esos recursos hacia los usos más productivos (por ejemplo, con un mercado laboral más flexible y con una regulación económica de mayor calidad). Eso es lo que habrá de permitirnos avanzar en el cambio de modelo económico. Confiemos en que el Gobierno no tarde en caer en la cuenta de su error.
    [post_title] => ¿Arreglarán algo los nuevos presupuestos anunciados por el Gobierno de España?
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Este fin de semana conocíamos las líneas maestras del proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2010, que el Gobierno llevará al Parlamento para su discusión. Pocas novedades con respecto a las intenciones que ya se habían ido transmitiendo a la opinión pública, al menos en lo tocante a la manera de afrontar la necesaria consolidación fiscal: vamos a ver el mayor aumento de impuestos de la democracia. Seguir leyendo…

28
Sep
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    [post_content] => Hace tiempo que en este blog nos manifestamos a favor de reducir los impuestos y especialmente el IVA (impuesto sobre el valor añadido). De ahí que, aunque solo fuera por coherencia, estamos en contra de la subida de impuestos sobre el consumo  (IVA) que a partir de junio de 2010 planea el gobierno de España. En circunstancias como las actuales, de incertidumbre y de posible cambio en el ciclo económico, el gobierno debería haber evitado subir los impuestos y, en cambio debería reducir más el gasto.

 El gobierno afirma, frente a lo que se dice en todos los manuales de economía, que la subida del IVA no afectará al consumo. Es oportuno recordar que, en 2007, el crecimiento económico en Alemania se ralentizó en los seis primeros meses por el efecto del incremento del Impuesto del Valor Añadido (IVA), que subió en enero de 2007 del 16 al 19 %. Ello se debió a un fuerte retroceso en el consumo. No sería de extrañar, por tanto, que el crecimiento económico español también sufriese, en la segunda mitad del año que viene,  como consecuencia de la subida del IVA. La subida de impuestos hará que el crecimiento del PIB se contraiga más de lo que dicen los presupuestos. El consumo en vez de tener un crecimiento positivo del 0,2%, que contemplan los presupuestos, tendrá crecimiento negativo. Ello provocará un crecimiento económico más negativo y una menor recaudación por IVA de lo que se contempla en los Presupuestos Generales del Estado para 2010.  

Por tanto, los errores de política económica generan un error de predicción en el comportamiento del PIB que a su vez generará un déficit presupuestario mucho mayor del previsto: se prevé un déficit del 5,4% cuando el consenso de los economistas prevé el 11,5%. Este déficit habrá que financiarlo a través de deuda pública lo que a su vez aumentará los gastos en intereses que tendrá que pagar el estado a la vez que encarecerá la financiación del sector privado de la economía. En una situación como la que atravesamos, de fuerte restricción crediticia, demandar fondos prestables a los mercados financieros no es buena idea, ya que genera un efecto "expulsión" (es decir, el sector público al capturar una parte de la financiación expulsa al sector privado de la economía).

 Tampoco son creíbles los pagos previstos por prestaciones y subsidios de desempleo que según los Presupuestos Generales del Estado para 2010 alcanzarán los 32.000 millones de euros. Una cifra a todas luces insuficiente ya que ese gasto por desempleo podría alcanzar los 35.000 millones de euros. ¿Por qué esta diferencia? Porque los Presupuestos Generales del Estado para 2010 solo esperan una caída del empleo del 1,7% para el año que viene, cuando el consenso de economistas sitúa esta caída en el 2,8%. Además cuando se destruye empleo se recauda menos por IRPF por lo que la previsión de ingresos parece exagerada. La consecuencia de un mayor gasto por desempleo y menores ingresos, por IVA y por IRPF, es un mayor déficit público.

 Ya se ve que estos presupuestos dibujan un escenario demasiado optimista que puede perjudicar la credibilidad del gobierno. De ahí que el gobierno debería confeccionar otros Presupuestos Generales del Estado para 2010 que deberían contemplar otra política tributaria y una mayor reducción del gasto público en aquellas partidas menos necesarias, como pueden ser eliminar varios ministerios que sobran y dejar de gastar  los 5.000 millones de euros previstos en un nuevo plan E que no sirve para nada.
    [post_title] => Estamos en contra de la subida del IVA que propone el gobierno de España
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Hace tiempo que en este blog nos manifestamos a favor de reducir los impuestos y especialmente el IVA (impuesto sobre el valor añadido). De ahí que, aunque solo fuera por coherencia, estamos en contra de la subida de impuestos sobre el consumo  (IVA) que a partir de junio de 2010 planea el gobierno de España. En circunstancias como las actuales, de incertidumbre y de posible cambio en el ciclo económico, el gobierno debería haber evitado subir los impuestos y, en cambio debería reducir más el gasto. Seguir leyendo…

29
Jul

El déficit público se dispara

Escrito el 29 julio 2009 por María Jesús Valdemoros en Economía española

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    [post_content] => Acaban de hacerse públicos los últimos datos sobre las cuentas del Estado. Las noticias, aunque esperadas, no dejan de ser preocupantes. El primer semestre del año se cierra con un enorme boquete en forma de un déficit del 3,64% del PIB anual, es decir, 38.607 millones de euros. De acuerdo con la tendencia de los últimos meses, el déficit de la Administración Central podría irse por encima del 8% al finalizar el año en curso.

El creciente déficit es consecuencia tanto del derrumbe de la recaudación como del aumento del gasto, este último propiciado por una política fiscal centrada en estimular la demanda agregada. Los ingresos impositivos se han reducido en nada menos que una cuarta parte con respecto al primer semestre de 2008 (un 19% los impuestos directos y un 27% los impuestos indirectos). Esta caída ha incrementado su velocidad en junio, con una caída del 46,8% de los ingresos y con una reducción del IVA del 92% en términos de caja. 

Un desafío enorme para los próximos presupuestos
Ante este preocupante panorama, tendremos que aguardar a los nuevos Presupuestos Generales del Estado para conocer en detalle los planes del Gobierno de cara al próximo ejercicio, para el que las previsiones macroeconómicas tampoco son nada halagüeñas. La labor que espera a los responsables de Hacienda es de auténtico encaje de bolillos. Por un lado, los estímulos fiscales parecen una medida más que razonable en el actual escenario de desplome de la demanda agregada, paro galopante y perspectivas de que tardaremos en salir de esta situación, sobre todo careciendo de una política monetaria propia. Por otro lado, el margen de la política fiscal no es ilimitado, sino más bien lo contrario. De hecho, España está obligada por sus compromisos con la Unión Europea a plantear un retorno creíble a la senda de estabilidad presupuestaria por la que venía avanzando en los últimos años. A todo ello hay que sumar la necesaria transformación del modelo competitivo de la economía española, en la que la política fiscal tiene mucho que decir, por ejemplo en términos de incentivos fiscales, partidas de gasto prioritarias y control de la eficiencia con que se realiza el gasto. Lo dicho, una labor muy compleja, pero absolutamente imprescindible. Esperemos que el Gobierno sea capaz de adoptar esa perspectiva amplia en el diseño de los próximos presupuestos, y que el resto de administraciones implicadas se involucren en hacer frente a este desafío.
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Acaban de hacerse públicos los últimos datos sobre las cuentas del Estado. Las noticias, aunque esperadas, no dejan de ser preocupantes. El primer semestre del año se cierra con un enorme boquete en forma de un déficit del 3,64% del PIB anual, es decir, 38.607 millones de euros. De acuerdo con la tendencia de los últimos meses, el déficit de la Administración Central podría irse por encima del 8% al finalizar el año en curso.

El creciente déficit es consecuencia tanto del derrumbe de la recaudación como del aumento del gasto, este último propiciado por una política fiscal centrada en estimular la demanda agregada. Los ingresos impositivos se han reducido en nada menos que una cuarta parte con respecto al primer semestre de 2008 (un 19% los impuestos directos y un 27% los impuestos indirectos). Esta caída ha incrementado su velocidad en junio, con una caída del 46,8% de los ingresos y con una reducción del IVA del 92% en términos de caja. 

Un desafío enorme para los próximos presupuestos
Ante este preocupante panorama, tendremos que aguardar a los nuevos Presupuestos Generales del Estado para conocer en detalle los planes del Gobierno de cara al próximo ejercicio, para el que las previsiones macroeconómicas tampoco son nada halagüeñas. La labor que espera a los responsables de Hacienda es de auténtico encaje de bolillos. Por un lado, los estímulos fiscales parecen una medida más que razonable en el actual escenario de desplome de la demanda agregada, paro galopante y perspectivas de que tardaremos en salir de esta situación, sobre todo careciendo de una política monetaria propia. Por otro lado, el margen de la política fiscal no es ilimitado, sino más bien lo contrario. De hecho, España está obligada por sus compromisos con la Unión Europea a plantear un retorno creíble a la senda de estabilidad presupuestaria por la que venía avanzando en los últimos años. A todo ello hay que sumar la necesaria transformación del modelo competitivo de la economía española, en la que la política fiscal tiene mucho que decir, por ejemplo en términos de incentivos fiscales, partidas de gasto prioritarias y control de la eficiencia con que se realiza el gasto. Lo dicho, una labor muy compleja, pero absolutamente imprescindible. Esperemos que el Gobierno sea capaz de adoptar esa perspectiva amplia en el diseño de los próximos presupuestos, y que el resto de administraciones implicadas se involucren en hacer frente a este desafío.

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