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20
Abr

El Nuevo Desorden Económico Mundial

Escrito el 20 abril 2009 por en Uncategorized

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Durante el 2009 la economía mundial registrará su peor evolución desde la crisis de 1929. El futuro es bastante incierto, aunque es posible una mejora en 2010 gracias a las políticas monetarias y fiscales expansivas. Parece que los bancos centrales han aprendido la lección, instrumentando tanto una política de tipos de interés cero como una fuerte expansión del agregado monetario (M). En todo el mundo se han adoptado con rapidez medidas de estímulo fiscal y monetarias. El riesgo y el coste de estas políticas puede ser alto en términos de endeudamiento público e impacto sobre los precios (podemos pasar de deflación a hiperinflación). ¿Qué podemos esperar? Según Reinhart, Carmen M. and Kenneth S. Rogoff  (Is the 2007 U.S. Sub-Prime Financial Crisis So Different? An International Historical Comparison. (2008) NBER)  la recuperación será larga y penosa. Llevará algún tiempo digerir todos estos excesos generados por la política expansiva. Históricamente la caída promedio de la actividad económica se ha situado en el 2% del PIB y se ha tardado 2 años en recuperar la senda de crecimiento.  Sin embargo, en las 5 crisis más catastróficas, la caída de la actividad fue más del 5% y los países tardaron más de 3 años en recuperar los niveles previos de crecimiento. Quizá esta vez la salida sea más rápida porque también las medidas que se están aplicando están siendo más rápidas y contundentes.
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Durante el 2009 la economía mundial registrará su peor evolución desde la crisis de 1929. El futuro es bastante incierto, aunque es posible una mejora en 2010 gracias a las políticas monetarias y fiscales expansivas. Parece que los bancos centrales han aprendido la lección, instrumentando tanto una política de tipos de interés cero como una fuerte expansión del agregado monetario (M). En todo el mundo se han adoptado con rapidez medidas de estímulo fiscal y monetarias. El riesgo y el coste de estas políticas puede ser alto en términos de endeudamiento público e impacto sobre los precios (podemos pasar de deflación a hiperinflación).

¿Qué podemos esperar?

Según Reinhart, Carmen M. and Kenneth S. Rogoff  (Is the 2007 U.S. Sub-Prime Financial Crisis So Different? An International Historical Comparison. (2008) NBER)  la recuperación será larga y penosa. Llevará algún tiempo digerir todos estos excesos generados por la política expansiva. Históricamente la caída promedio de la actividad económica se ha situado en el 2% del PIB y se ha tardado 2 años en recuperar la senda de crecimiento.  Sin embargo, en las 5 crisis más catastróficas, la caída de la actividad fue más del 5% y los países tardaron más de 3 años en recuperar los niveles previos de crecimiento.

Quizá esta vez la salida sea más rápida porque también las medidas que se están aplicando están siendo más rápidas y contundentes.

23
Mar
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Ayer, en este blog de economía, Patricia Gabaldón volvía a la carga sobre las propuestas de Paul Krugman para que España salga de la crisis económica y su propueta estrella: la bajada de sueldos. Hoy vuelvo sobre el tema que comentaba ayer Patricia pero también sobre los problemas económicos de Europa. 

Europa

En un reciente artículo ("A Continent Adrift",  16 de marzo) publicado en New York Times  (tiene una traducción al castelano: ¿Qué le pasa a Europa?) Paul Krugman señalaba que el peligro claro y actual que amenaza a Europa es su  incapacidad para responder de forma eficaz a la crisis financiera. Europa se ha quedado corta en lo referente tanto a la política fiscal como a la monetaria. Europa se enfrenta a una depresión que es al menos tan grave como la de Estados Unidos y, sin embargo, está haciendo mucho menos para combatirla.

Lo único que está actuando a favor de Europa son los "estabilizadores automáticos". Sin embargo, Europa necesita, además de los estabilizadores automáticos, políticas discrecionales. Concretamente políticas fiscales y monetarias más expansivas. Por ejemplo, haría falta una  política monetaria más enérgica. Al fin y al cabo, aunque no haya un Gobierno europeo, sí que hay un Banco Central Europeo (BCE) que puede hacer una política monetaria para 16 países de la Unión Europea. Sin embargo, el BCE, está actuando con poca energía. En otras palabras, Europa está demostrando que es estructuralmente débil en tiempos de crisis.

España

La principal pregunta que se hace Krugman es qué pasará con las economías europeas que prosperaron durante la época de dinero fácil de hace unos años y, en concreto, con España. Durante gran parte de la década pasada, España fue la Florida de Europa, con una economía que se mantenía a flote gracias al enorme auge especulativo de la vivienda. Al igual que en Florida, la expansión se ha transformado en recesión. España necesita encontrar nuevas fuentes de ingresos y de empleo para sustituir los trabajos perdidos en la construcción.

En el pasado, España habría tratado de mejorar su competitividad devaluando su moneda. Pero ahora su moneda es el euro, y parece que la única forma de salir adelante es iniciar un demoledor proceso de recortes salariales. Esto habría sido difícil en la mejor de las épocas; y será casi inconcebiblemente doloroso si, como parece muy probable, la economía europea en su conjunto está en crisis y con tendencia a la deflación durante años.

Krugman se hace tres preguntas ¿Significa todo esto que Europa cometió un error al permitir una integración sin las instituciones necesarias para hacer una política económica conjunta? ¿Significa, en concreto, que la creación del euro fue un error? ¿Empezarán los  políticos europeos a dar muestras de una mayor capacidad de liderazgo?

 

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Ayer, en este blog de economía, Patricia Gabaldón volvía a la carga sobre las propuestas de Paul Krugman para que España salga de la crisis económica y su propueta estrella: la bajada de sueldos. Hoy vuelvo sobre el tema que comentaba ayer Patricia pero también sobre los problemas económicos de Europa. 

Europa

En un reciente artículo («A Continent Adrift»,  16 de marzo) publicado en New York Times  (tiene una traducción al castelano: ¿Qué le pasa a Europa?) Paul Krugman señalaba que el peligro claro y actual que amenaza a Europa es su  incapacidad para responder de forma eficaz a la crisis financiera. Europa se ha quedado corta en lo referente tanto a la política fiscal como a la monetaria. Europa se enfrenta a una depresión que es al menos tan grave como la de Estados Unidos y, sin embargo, está haciendo mucho menos para combatirla.

Lo único que está actuando a favor de Europa son los «estabilizadores automáticos». Sin embargo, Europa necesita, además de los estabilizadores automáticos, políticas discrecionales. Concretamente políticas fiscales y monetarias más expansivas. Por ejemplo, haría falta una  política monetaria más enérgica. Al fin y al cabo, aunque no haya un Gobierno europeo, sí que hay un Banco Central Europeo (BCE) que puede hacer una política monetaria para 16 países de la Unión Europea. Sin embargo, el BCE, está actuando con poca energía. En otras palabras, Europa está demostrando que es estructuralmente débil en tiempos de crisis.

España

La principal pregunta que se hace Krugman es qué pasará con las economías europeas que prosperaron durante la época de dinero fácil de hace unos años y, en concreto, con España. Durante gran parte de la década pasada, España fue la Florida de Europa, con una economía que se mantenía a flote gracias al enorme auge especulativo de la vivienda. Al igual que en Florida, la expansión se ha transformado en recesión. España necesita encontrar nuevas fuentes de ingresos y de empleo para sustituir los trabajos perdidos en la construcción.

En el pasado, España habría tratado de mejorar su competitividad devaluando su moneda. Pero ahora su moneda es el euro, y parece que la única forma de salir adelante es iniciar un demoledor proceso de recortes salariales. Esto habría sido difícil en la mejor de las épocas; y será casi inconcebiblemente doloroso si, como parece muy probable, la economía europea en su conjunto está en crisis y con tendencia a la deflación durante años.

Krugman se hace tres preguntas ¿Significa todo esto que Europa cometió un error al permitir una integración sin las instituciones necesarias para hacer una política económica conjunta? ¿Significa, en concreto, que la creación del euro fue un error? ¿Empezarán los  políticos europeos a dar muestras de una mayor capacidad de liderazgo?

 

17
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    [post_content] => Vaya, vaya, resulta que ahora viene la "gauche divine" bajo la capa de Premio Nóbel de Economía (Paul Krugman) y nos dice que las perspectivas económicas para España son 'aterradoras'. Nosotros llevamos 2 años señalando lo que se nos venía encima y ni caso. Ahora viene Krugman y nos dice, lo que todos sabíamos, que o aumentamos la productividad o de lo contrario, España estará abocada a una reducción drástica de los salarios y todo el mundo dice AMÉN. Krugman ha afirmado lo que ya venimos diciendo que hay que adoptar respuestas sin precedentes .

 No hace mucho escribíamos en este blog sobre la necesidad de un pacto social (¿Debería el Gobierno (PSOE) pactar con el Partido Popular los Presupuestos Generales del Estado de 2009?)    En las últimas semanas desde Antonio Garrigues a Guillermo de la Dehesa pasando por José Gefaell, Francisco González o Manuel Lagares no dejan de insistirnos en la necesidad del pacto social (que nosostros ya defendíamos el 18 de septiembre en este blog).  Economy Weblog 

Como no podemos devaluar la peseta. La única forma de sustituir la devaluación es aumentando la productividad un 20% lo que evidentemente no es posible. La otra opción, tampoco posible por ahora, es rebajar los salarios un 20%, porque devaluar no es otra cosa que una rebaja generalizada de los costes donde los salarios representan el 60%. Devaluar es una de las mejores maneras de volver a ser competitivo que tiene un país en situaciones extremas. Pero cuando no se pueden hacer devaluaciones, como el caso actual de España, para poder volver a vender nuestros productos de forma competitiva (por ejemplo, el turismo o nuestros productos industriales), se necesita una reducción directa generalizada de los costes de producción, una reducción de salarios que a medio plazo en vez de empobrecernos nos beneficiaría significativamente. 

Pero ¿quién le pone el cascabel al gato? Obviamente no somos los ciudadanos los que podemos alcanzar un gran pacto de Estado ni muñir un gobierno de concentración. Pero sí que desde este blog podemos exigirlo o al menos promoverlo. 

En resumen: Se requiere urgentemente un gobierno de concentración, PSOE, PP y Nacionalistas, para alcanzar pactos de estado con bancos, empresas y sindicatos. Como no son posibles las devaluaciones porque no es factible salirse del Euro, una medida drástica pero con un inmediato impacto positivo sería bajar los salarios sustancialmente (20%) y de forma generalizada (empezando por los directivos), para ganar la competitividad que España ha perdido hace tiempo. Todo este proceso será muy doloroso. Pero más doloroso será una crisis en L por años sin término.

¿Hay alternativas a la devaluación sin reducir los salarios? Si. Lo explicaba Patricia Gabaldón hace muy poco en este blog de economía.

Nota sobre devaluaciones en España para el lector que disponga de un poco de tiempo para leer un poco más:

Los últimos treinta años de la historia económica de España constatan que la inflación española ha sido siempre superior a la media de la UE. Los productos españoles serían ahora mucho más caros y, por tanto, menos competitivos que los del resto de Europa si esa pérdida de competitividad generada por una mayor inflación no hubiera sido compensada históricamente con devaluaciones de la peseta.

Primera devaluación. Así, por ejemplo, las fuertes alzas de precios que se produjeron de 1973 a 1977, consecuencia de la primera crisis del petróleo y de la exagerada elevación de los salarios, generaron pérdidas de competitividad que se manifestaron en fuertes déficit de la economía española frente al exterior en los años 1974, 1975 y 1976. Sin embargo, la devaluación de 1977 acordada en los Pactos de la Moncloa permitió recuperar la competitividad perdida, obteniendo superávit en las balanzas por cuenta corriente en los años 1977, 1978 y 1979.

Segunda devaluación. Un segundo período de fuertes subidas de precios, que generó déficit exteriores en 1980 y 1981, se produjo a raíz de la segunda crisis del petróleo en 1979. La devaluación Boyer de 1982 fue la medicina que restableció la competitividad perdida (gracias a ella volvimos a tener superávit con el exterior de 1982 a 1987).

Tercera a sexta devaluación. En el período 1987-91, los mayores precios frente a nuestros competidores, supuso una excesiva apreciación real de la peseta (un 15% aproximadamente) con persistentes déficit de la cuenta corriente (desde 1988 hasta 1995). Para compensar esta apreciación hubo que devaluar sistemáticamente la peseta: dos veces en 1992, otra en 1993 y la última, la que realizó Solbes, en 1995. Y así, una vez más, gracias a las devaluaciones, se volvió a equilibrar la cuenta corriente (1995, 1996, 1997 y 1998).

A partir de 1999, sin embargo, la mayor inflación española ha venido acompañada de fuertes saldos negativos en la balanza de pagos. Desde 1995, última devaluación, nuestros precios han crecido, aproximadamente, un 15% más que la media de la UE lo que ha generado pérdida irrecuperable de competitividad de nuestros productos y servicios. Si este diferencial de inflación continúa diez años más, las empresas exportadoras españolas lo van a tener muy difícil para vender sus productos en el exterior. Señal de que vamos por mal camino es que el déficit exterior supera el 10% lo que indica claramente que España pierde competitividad. Cuando España entró en el euro en 1999 su participación en las exportaciones mundiales de bienes era del 2%. En 2006, la participación española bajó hasta el 1,7%. España la octava potencia del mundo ocupa sin embargo el puesto 17º entre los exportadores mundiales. En cambio, ocupamos el puesto 12 entre los importadores mundiales. España, desde que entró en el euro y no puede devaluar, viene disminuyendo su cuota en las exportaciones mundiales de bienes.
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Vaya, vaya, resulta que ahora viene la «gauche divine» bajo la capa de Premio Nóbel de Economía (Paul Krugman) y nos dice que las perspectivas económicas para España son ‘aterradoras’. Nosotros llevamos 2 años señalando lo que se nos venía encima y ni caso. Ahora viene Krugman y nos dice, lo que todos sabíamos, que o aumentamos la productividad o de lo contrario, España estará abocada a una reducción drástica de los salarios y todo el mundo dice AMÉN. Krugman ha afirmado lo que ya venimos diciendo que hay que adoptar respuestas sin precedentes .

 No hace mucho escribíamos en este blog sobre la necesidad de un pacto social (¿Debería el Gobierno (PSOE) pactar con el Partido Popular los Presupuestos Generales del Estado de 2009?)    En las últimas semanas desde Antonio Garrigues a Guillermo de la Dehesa pasando por José Gefaell, Francisco González o Manuel Lagares no dejan de insistirnos en la necesidad del pacto social (que nosostros ya defendíamos el 18 de septiembre en este blog).  Economy Weblog 

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4
Mar

Huracan Crisis

Escrito el 4 marzo 2009 por en Economía Global, Video

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15
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    [post_content] => Hace un par de días recordábamos en este blog que hace ahora 15 años España soportaba la tasa de paro y de morosidad más alta de su historia. Y nos preguntábamos si se podría sacar alguna experiencia valiosa de aquella mala situación.

A mi me parece que se puede y debe aprender mucho. En primer lugar, que no interesa una moneda sobrevalorada, como la que tenía entonces la peseta y como la que tuvo el euro durante los últimos años. Una fuerte apreciación del tipo de cambio (entonces de la peseta y después el euro) no es buena para la economía porque se pierde competitividad lo que afecta negativamente a las decisiones de inversión.



Segundo, aprendimos también, que controlar la inflación es muy importante para el crecimiento económico ya que la estabilidad de precios refuerza la competitividad de las empresas y aumenta el crecimiento, así como el empleo a través de las exportaciones. Desgraciadamente, desde la última devaluación de la peseta en 1995, la inflación española ha sido, año a año, superior a la media de la eurozona, con una pérdida continua y trágica de la competitividad de los productos españoles. Cuando teníamos la peseta podíamos acudir al recurso de la devaluación y así lo hicimos para salir de aquella crisis de comienzo de los años 90: dos devaluaciones en 1992, otra en 1993 y la última en 1995 para restablecer la competitividad perdida y gracias a las devaluaciones se recuperaron las exportaciones y volvieron a ser positivos los saldos con el exterior en 1996, 1997 y 1998.

En tercer lugar, aprendimos que la política fiscal procíclica es un tremendo error de política económica. Generar déficit y endeudamiento público en la fase expansiva del ciclo genera gravísimos problemas de inestabilidad y endeudamiento que acaban ahogando el crecimiento económico y la creación de empleo y que tienen además una salida difícil y dolorosa. Un elevado endeudamiento en la fase expansiva limita la posibilidad de endeudarse en la fase recesiva. Por eso, desde finales de 1992, hubo que aplicar una estricta política económica que corrigiera los desequilibrios. Así junto a las devaluaciones descritas, hubo que corregir el excesivo déficit público para poder alcanzar a medio plazo y con un elevado coste en términos de paro, 24,5% de la población activa, el objetivo de estabilidad. Esto permitió que se fuera absorbiendo, poco a poco, el elevado nivel de desempleo y a partir de 1996, avanzar en la convergencia real con la Unión Europea.

¿Estamos hoy en la misma situación que en 1993 y 1994?

A mi me parece que España no está hoy en la misma situación que en 1992-1994. Hace 15 años teníamos política de tipo de cambio para poder devaluar ahora no. A comienzos de la década de los años 90 teníamos un record de paro relativo (24,5%), ahora tenemos un record de paro absoluto (este año superaremos los 4 millones de parados); además la población activa de entonces era relativamente reducida y con muy pocos inmigrantes la de ahora es enorme y con 4 millones de inmigrantes. Entonces teníamos elevado déficit y elevada deuda pública, ahora tenemos poco déficit público, poca deuda pública y una crisis de insuficiencia de demanda agregada.

¿Qué política económica se debe aplicar en 2009?

A mí me parece que se deben aplicar políticas anticíclicas, es decir, una política expansiva de demanda agregada. ¿Qué se puede hacer para aumentar la demanda agregada?

1) Que el BCE siga bajando los tipos de interés. Esta medida tendrá efecto en la medida en que la economía europea y española carezcan, como así parece, de tensiones inflacionistas y, exista capacidad productiva ociosa. Yo creo que hay excesos de capacidad productiva que está ociosa, es decir, recursos productivos sin utilizar. La nueva rebaja de tipos, que se producirá en marzo favorecerá la salida de la crisis.

2) Una bajada de impuestos (Política Fiscal expansiva) ayudaría más al crecimiento económico que la bajada de los tipos de interés. Una bajada de impuestos, aumentaría la renta personal disponible y se conseguiría un aumento del consumo y del ahorro privado. El aumento del ahorro haría disminuir el fuerte endeudamiento de las familias que es una condición necesaria para que el consumo se anime.

3) Otra posibilidad es aumentar el gasto público que aumente la demanda agregada ¿Qué tipo de gasto? Aquel que mejore la productividad: infraestructuras (carreteras, autopistas de peaje, infraestructuras hidráulicas y ferrocarriles), tecnologías de la información y el conocimiento, educación e I+D+i. El déficit público y endeudamiento que va a generar esta política fiscal expansiva (reducción de impuestos y aumento del gasto) no debería preocupar en exceso ya que el sector público español tiene, por ahora mucha capacidad para endeudarse. Es más con solo dejar actuar a los estabilizadores automáticos el déficit público va aumentar y mucho.

4) Por último, no se debe olvidar que desde 1999 la mayor inflación española ha venido acompañada de fuertes saldos negativos con el exterior. En 1992, 1993 y 1995 devaluamos la peseta para restablecer la competitividad, pero ahora, ante la ausencia de una política de tipo de cambio, la competitividad y el equilibrio exterior solo serán posibles a través de la estabilidad de precios, que sólo se puede alcanzar mediante reducción de costes empresariales de todo tipo, estímulo a la competencia y reformas estructurales.

En definitiva, la crisis de 1993 y la actual son distintas, porque el punto de partida es muy diferente, pero la experiencia de aquella crisis nos va a ayudar a resolver la que desgraciadamente estamos padeciendo en estos momentos.
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Hace un par de días recordábamos en este blog que hace ahora 15 años España soportaba la tasa de paro y de morosidad más alta de su historia. Y nos preguntábamos si se podría sacar alguna experiencia valiosa de aquella mala situación.

A mi me parece que se puede y debe aprender mucho. En primer lugar, que no interesa una moneda sobrevalorada, como la que tenía entonces la peseta y como la que tuvo el euro durante los últimos años. Una fuerte apreciación del tipo de cambio (entonces de la peseta y después el euro) no es buena para la economía porque se pierde competitividad lo que afecta negativamente a las decisiones de inversión.

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