La actividad económica de España ha tenido en 2014 y sobre todo en 2015 su mejor comportamiento de los últimos siete años. Gracias a este crecimiento durante los dos últimos años se está creando empleo, aumentando la recaudación fiscal y reduciendo el endeudamiento de las empresas y de las familias. Y aunque las perspectivas económicas mundiales y también las de España se debilitan las empresas españolas siguen trabajando para reducir sus niveles de deuda.
El problema de la deuda
A pesar de que los organismos internacionales aplaudan los esfuerzos realizados por España para salir de la recesión económica, también apuntan a que nuestro país deberá llevar a cabo más reformas, durante al menos dos años, para corregir los problemas estructurales de nuestra economía. Así, la Comisión Europea está demandando más recortes en el gasto público para cumplir con el objetivo de déficit fijado y evitar así que la deuda pública como porcentaje sobre el PIB siga aumentando. Precisamente en septiembre de 2015 el Ministerio de Economía informó que en el segundo trimestre de este año, el endeudamiento en términos de PIB se redujo ligeramente (tres décimas hasta el 97,7%), algo que no sucedía desde que estalló la crisis.
En esta misma línea se encuentran el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la OCDE, aunque centran más su atención en la deuda del sector privado. Ambos organismos hacen referencia a la débil situación de las empresas españolas que se caracterizan por su reducido tamaño y su alto nivel de endeudamiento. De ahí la necesidad que tienen las empresas de aumentar sus ventas de forma que les permitan obtener recursos para reducir su deuda de forma sostenible y duradera en el medio plazo.
Por ahora España está disfrutando de elevados niveles de crecimiento económico por lo que el sector privado (y el público) están en un momento excepcional para conseguir reducir su deuda.
Desgraciadamente, antes de la crisis económica, durante los años del boom, entre 2000 y 2007, las empresas españolas se endeudaron muy rápidamente con una tasa de crecimiento del 7% anual, la cual duplicaba la media europea. La deuda de las empresas no financieras alcanzó en 2007 un 125% del PIB. Uno de los motivos que pudo contribuir a este rápido crecimiento de la deuda fue la facilidad de acceso al crédito que le concedían las instituciones financieras. Sin embargo a partir de 2008 hemos asistido a un proceso de desapalancamiento financiero por parte del sector privado (empresas y hogares) llegando a reducirse el nivel de deuda de las empresas desde el 125% del PIB hasta un 87% del PIB.
En el cuadro se puede comprobar como la deuda de las empresas se reduce desde 1.261.105 millones de euros en 2008 a 932.600 millones en 2015.
A pesar de esta impresionante reducción, los niveles de endeudamiento del sector empresarial español son todavía altos y alejados de los que tienen nuestros socios europeos. Efectivamente, el sector privado español está convergiendo en niveles de deuda con el resto de las grandes potencias europeas, pero su tasa de endeudamiento todavía está por encima de otras como Alemania o Francia.
ENDEUDAMENTO
(millones de euros) |
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(datos a diciembre excepto 2015) |
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ADMINISTRACIONES PÚBLICAS |
SOCIEDADES NO FINANCIERAS |
HOGARES |
TOTAL |
2008 |
439,771 |
1.261.105 |
908.161 |
2.609.037 |
2009 |
568.700 |
1.246.502 |
900.376 |
2.715.578 |
2010 |
649.259 |
1.244.018 |
895.244 |
2.788.520 |
2011 |
743.531 |
1.194.031 |
867.932 |
2.805.493 |
2012 |
890.976 |
1.082.851 |
830.879 |
2.804.705 |
2013 |
966.169 |
993.308 |
782.982 |
2.742.459 |
2014 |
1.033.848 |
948.594 |
749.079 |
2.731.521 |
2015 (julio) |
1.053.000 |
932.600 |
733.239 |
2.718.839 |
Fuente: Banco de España y Ministerio de Economía (2015)
Las empresas españolas van por buen camino, ya que forman parte de los cuatro países europeos en los que en los últimos años el sector privado ha conseguido disminuir su endeudamiento. Lo que le ha permitido, junto con la bajada de los tipos de interés reducir sus costes medios de financiación tal como apunta el Banco de España en su Boletín Económico de Junio de 2015. (El tipo de interés medio de los nuevos préstamos a empresas se encuentra en 2015 en el 3,4% mientras que a finales de 2008 alcanzó su máximo llegando al 6,6%).
Según el tamaño de las empresas, también existe una diferencia en cuanto al acceso a la financiación y al endeudamiento, las pymes han presentado durante los años de recesión menores niveles de deuda. En cambio las grandes empresas iniciaron un poco más tarde el proceso de desendeudamiento, este fenómeno se puede deber al hecho de que las pymes han tenido menos facilidad de acceso a nuevos créditos durante estos años.
Aunque las cifras sean todavía elevadas en algunos casos, podemos afirmar, en líneas generales, que el sector privado está haciendo grandes esfuerzos tratando de reducir su deuda, pero no se puede decir lo mismo del sector público, este ha ido aumentado su deuda de forma impresionante con respecto a 2008 pasando de 40% a cerca del 100% en tan solo 7 años.
En este contexto de elevado nivel de endeudamiento el crecimiento económico es fundamental. Es bien sabido que tanto los ingresos fiscales como las ventas empresariales están íntimamente ligados al crecimiento económico. Y es precisamente en un contexto de fase álgida del ciclo (como en el que se encuentra la economía española) cuando las ventas pueden aumentar y la deuda se puede reducir. Pero para conseguir vender más, junto a una coyuntura económica favorable, las empresas tienen que conseguir ser más competitivas en los mercados internacionales. Apuntar hacia sectores de alta calidad y mayor contenido tecnológico. Precisamente ha sido esa mejora de competitividad la que ha permitido que España saliese de la crisis a través de las exportaciones y que se haya situado en niveles elevados de crecimiento económico. Para que esta recuperación se consolide hay que seguir insistiendo en el protagonismo que deben tener nuestras empresas en el sector exterior, tanto las que producen bienes como también las que prestan servicios.
Importancia del sector servicios
En este sentido no se debe olvidar que la mayor parte de nuestras empresas se ubican en el sector servicios. En España y desde 1970, el sector servicios español ha ido adquiriendo una importancia creciente y ha pasado de representar el 46% del PIB en 1970 al 74% en 2014. Esta terciarización de la economía es habitual en el proceso de desarrollo económico de la mayoría de los países.
Además, en el caso de España el proceso de terciarización ha venido de la mano de una profunda transformación tecnológica. Así, la mayor parte de la inversión española en el exterior no está en el sector manufacturero sino en los servicios no turísticos como son la banca, distribución, ingeniería, gestión de infraestructuras (aeropuertos, autopistas, etc.) de aguas y de basuras, distribución de la energía, tecnología de renovables, telecomunicaciones, etc. Y en estas actividades solo tienen futuro las empresas cuya producción esté dotada de un elevado componente tecnológico. La época de la competitividad basada en los precios bajos debería ser cosa del pasado y cambiar a la que se basa en la innovación.
En las exportaciones también se puede apreciar cómo los servicios no turísticos toman cada vez más fuerza en la economía española. Tradicionalmente el saldo de estas actividades en la balanza de pagos ha sido negativo, es decir, se importaban más servicios no turísticos de los que se exportaban. Sin embargo, desde el comienzo de esta crisis económica se ha consolidado una tendencia positiva en la que las exportaciones de actividades no turísticas de mayor contenido tecnológico han aumentado mucho más rápido que las importaciones. Esto ha permitido que España sea desde hace más de 6 años un exportador neto de servicios no turísticos lo que ha contribuido muy positivamente al crecimiento económico que ahora disfrutamos. Y es un indicador más de que la recuperación no es posible sin mejoras en la competitividad y aumentos en la intensidad tecnológica de la actividad económica española.
La necesaria reindustrialización
La evolución desde la agricultura y la industria hacia los servicios es una evolución histórica natural y un factor de progreso ya que está relacionada con el aumento de sectores relacionados con el estado del bienestar (sanidad, educación, comunicaciones, ocio, restauración, turismo, etc.). Sin embargo muchos servicios dependen de la industria. Los servicios financieros y de seguros, los comerciales, los de transporte, los de consultoría, auditoría, ingeniería, diseño, investigación, etc. dependen de la industria y en menor medida, de la agricultura y la construcción. Muchos servicios no se desarrollarían en ningún país, si no existiese una base industrial fuerte.
La experiencia histórica de las economías más avanzadas y también de las economías asiáticas muestra que para alcanzar un nivel alto de desarrollo es preciso establecer una base industrial interna amplia y robusta. Es más: no se conoce ningún país desarrollado, de tamaño grande, que no sea industrializado. El G-8, es el grupo de países más importantes y más industrializados del Mundo. Por eso la industria se percibe como una señal de desarrollo, empleo, productividad y fortaleza. Por tanto, aunque el sector servicios español es muy competitivo, y debe seguir siéndolo, pero no se debe olvidar la necesaria apuesta por la reindustrialización de España.
Los datos publicados en septiembre de 2015 por el INE muestran que el sector industrial español está creciendo a ritmos anuales del 5,2% el mayor ritmo en 15 años. Este buen comportamiento de los sectores industriales se apoya sobre todo en la mayor producción de bienes de consumo duradero (+3,8%) pero sobre todo de bienes de equipo (+10,2%). Por tanto, el IPI señala que tanto las familias, a través del aumento del consumo, como las empresas están mejorando su situación económica. Que los bienes de consumo duradero crezcan, y lo hagan a buen ritmo, es relevante porque se trata de un sector que se suele mover en la misma dirección que el ciclo económico: cuanto mejor es la situación de la economía, mayor es la demanda de bienes de consumo duradero. Además, también indican la confianza de los consumidores en las buenas expectativas de la economía. Así, cuando las empresas y las familias prevén una situación económica más halagüeña deciden comprar electrodomésticos, productos informáticos, automóviles y muebles (todos ellos bienes de consumo duradero) para remplazar los antiguos por otros más modernos.
Aumentan las expectativas empresariales
El incremento espectacular de la producción de bienes de bienes de equipo muestra una mejora de las expectativas empresariales. Por tanto, si aumenta la producción y, tal como está sucediendo, la instalación de bienes de equipo, también estará aumentando el crecimiento económico. Efectivamente, la inversión en bienes de equipo es un factor clave del aumento de la capacidad productiva de una economía y una señal de que los empresarios tienen buenas perspectivas de que el crecimiento económico continuará.
En este sentido los datos de Markit del Índice de Gestión de Compras (PMI por sus siglas en inglés) muestran que la producción industrial en el mes de agosto de 2015 alcanzó el nivel 53,2 un poco por debajo del 53,6 de julio. Sin embargo, al ser un valor por encima del 50 continúa el aumento del sector industrial español que está creciendo incluso más que el resto de nuestros socios europeos. El mismo indicador para la zona del euro se situaba en el 52,3.
Esta buena marcha económica de España seguirá su rumbo si los cambios políticos que se están produciendo y seguirán produciéndose en el futuro aseguran un marco de estabilidad a las empresas, también a las de capital extranjero. Y al igual que ha sucedido en otros países (Alemania, Gran Bretaña, etc.), a medida que vaya pasando el tiempo, las políticas económicas ortodoxas acabarán dando buenos resultados en términos de bienestar. Una recuperación económica y del empleo que cada vez más está siendo percibida por un mayor número de ciudadanos nacionales y extranjeros.
Precisamente el último Barómetro del Instituto Elcano muestra que la imagen que de España se tiene en el exterior mejora. En esta ocasión se preguntó a ciudadanos de Alemania, Reino Unido, Francia, Estados Unidos, México, Brasil, Corea del Sur, Indonesia, Marruecos y Argelia cuál es la imagen que tienen de nuestro país. España recibió una puntuación media de 7, continuando así la tendencia positiva que se sigue desde el año 2012. Los entrevistados alemanes y británicos consideran que España es ahora más fiable de lo que era hace dos años. Finalmente, para los encuestados las expectativas sobre nuestra evolución económica son muy positivas y la mitad de los encuestados cree que la economía española irá todavía mejor de lo que está yendo ahora.
El aumento de las exportaciones
La última información económica conocida antes de entregar este artículo al editor viene a confirmar que España sigue en esa buena dirección. Así, entre enero y junio de 2015 las exportaciones españolas de bienes y servicios han batido un nuevo récord alcanzando los 174.000 millones de euros, el valor más alto en un primer semestre del año desde que comenzó la serie histórica en 1971. La consecuencia ha sido un importante superávit de la balanza de bienes y servicios del 11%, hasta los 11.400 millones de euros en los seis primeros meses del año.
La tendencia positiva de las exportaciones españolas se está produciendo incluso a pesar de que la economía mundial está frenando su ritmo de expansión. Efectivamente el reciente informe del Banco Mundial rebaja la previsión de crecimiento mundial para este año 2015 en dos décimas, hasta el 2,8% y señala que es posible que no vuelva a alcanzar el nivel de crecimiento económico que había antes de la crisis (es decir, que se produzca un estancamiento secular). El motivo de la revisión a la baja es el menor crecimiento de Estados Unidos y de los países emergentes que han estado impulsando la economía mundial durante los últimos años y que ahora parece que comienzan a atravesar dificultades. En este contexto de ralentización económica internacional los buenos resultados de las exportaciones españolas tienen mayor relevancia.
¿Por qué mejoran las exportaciones españolas? Varias pueden ser las razones, entre otras, porque:
1) Hay más empresas que exportan regularmente. En el año 2010 había 109.000 empresas españolas se dedicaban a la venta de bienes en el extranjero. Cuatro años más tarde, en el año 2014, eran un 35% más: 147.700 empresas; de las cuales 45.842 son exportadoras regulares, es decir, han exportado todos los años desde hace cuatro. La crisis y la caída de la demanda interna han provocado un crecimiento de la internacionalización.
2) Mejora la calidad de la oferta exportadora que nos permite vender cada vez más en un mundo global muy competitivo: mientras nuestras exportaciones de bienes y servicios crecen al 6% la Organización Mundial del Comercio espera que el comercio mundial crezca, en 2015, un 3,3%. Muchas empresas españolas saben que sus oportunidades de crecimiento, de facturar más, están hoy ahí fuera y que solo con un elevado nivel de calidad podrán vender y competir en el exterior.
3) Por el mayor dinamismo de nuestras ventas fuera de la Unión Europea (UE) y también en la UE. Entre enero y junio de este año, y respecto al mismo periodo del año pasado, las exportaciones a Colombia un 19%, a México un 14%, a América del Norte un 11,6%, a Perú un 9%, a China un 6% y a Argentina e India un 5%. Además, también se han producido mayores ventas a la zona del euro. Así, frente a crecimiento global de la exportación de bienes del 5%, las exportaciones a la UE han crecido un 6,8%.
4) Por la devaluación interna provocada entre otros motivos por la reforma laboral. Se ha conseguido, así, flexibilizar el mercado laboral y conseguir una mayor eficiencia de recursos lo que ha permitido a las empresas reducir costes, mejorar su productividad y aumentar la contratación.
Perspectivas halagüeñas para la economía española
Además, el refuerzo de la internacionalización de la economía española ha venido para quedarse. Así lo señala también el indicador de perspectivas exportadoras del Ministerio de Economía ha llegado a su valor más alto desde antes de la crisis económica. Conviene recordar, una vez más, que las exportaciones de las empresas españolas han sido el principal factor que ha permitido la salida de la crisis y la rápida recuperación de la economía española. No obstante, la asignatura pendiente sigue siendo el elevado nivel de desempleo que sigue siendo muy alto.
En resumen, gracias al crecimiento económico las empresas españolas están reduciendo de forma sostenida su nivel de endeudamiento. Un crecimiento que viene impulsado también por las exportaciones. Desgraciadamente, parece que el mundo crece más lentamente y que, por tanto, nuestras empresas pueden tener más dificultades para poder vender en el exterior. Sin embargo, aunque este menor crecimiento mundial sea una amenaza para el crecimiento de las exportaciones es también una oportunidad para aumentar todavía más la competitividad de nuestros productos en los mercados internacionales, es decir, las empresas deben seguir invirtiendo en la formación de capital humano y en el desarrollo de nuevas tecnologías. El futuro de nuestras empresas y de nuestra economía está ahí: en seguir apostando por aumentar la cantidad y calidad de la oferta exportadora.
Fuente: Rafael Pampillón Olmedo “La reducción de la deuda y la apertura de la economía española.”. Economía Exterior. Otoño 2015, páginas 23 a 29. http://www.politicaexterior.com/economia-exterior/
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