Los Presupuestos Generales del Estado del año que viene se enmarcan en una situación de mayor crecimiento económico mundial. Según el Banco Mundial, el PIB global crecerá un 3,4% en 2015, frente al 2,8% en 2014, apoyado por políticas monetarias expansivas, un volumen de crédito más abundante y una menor restricción fiscal. EEUU seguirá siendo el motor de la economía mundial creciendo por encima del 3% gracias al aumento de la producción de bienes de equipo, a la autosuficiencia energética, a la recuperación del mercado inmobiliario tanto en precios como en actividad y a un mayor consumo provocado por el crecimiento del empleo.
Por su parte, los países emergentes aceleran su crecimiento y corrigen su desequilibrio exterior. Así los datos del Banco Mundial señalan un crecimiento económico de los países en desarrollo en 2015 del 5,4% (4,8% en 2014). América Latina parece que se recuperará del bajo crecimiento de este año (1,9%) y crecerá en 2015 un 2,9%. Brasil también podría conseguir elevar su producción de bienes y servicios el año que viene: un 2,7% (1,5% en 2014). En Asia, el PIB de China crecerá al 7,5% (una décima menos que en 2014) pero en cambio India crecerá más que este año lo que le permitirá acercarse a tasas de crecimiento económico cercanas a las de China. Así mismo, Nigeria y Angola, dos de los países africanos que tienen mejor comportamiento económico, llegarán a aumentar su producción en un 6,5%.
Asimismo, el Banco Central Europeo (BCE) ha estimado para la zona del euro, un mayor crecimiento en 2015 (1,6%) que en 2014 (0,9%).
Es en este entorno de mayor crecimiento mundial y europeo en 2015 en el que la economía española se está recuperando rápidamente. En el segundo trimestre de este año nuestra economía creció un 0,6% trimestral, el mayor ritmo desde hace siete años. Esto ha contribuido a que las previsiones de crecimiento para España para 2014 hayan mejorado hasta el 1,3%; en 2015 el crecimiento será todavía mayor: 2%.
La mejora de la competitividad
Por tanto, las reformas económicas que ha hecho España han tenido efecto y están permitiendo un crecimiento mayor que la media de la zona del euro. Además, este buen comportamiento de nuestra economía viene acompañado de una favorable política monetaria del BCE. Las bajadas de tipos de interés y la nueva inyección de liquidez al sistema bancario contribuirán positivamente no sólo a un mayor incremento en el crédito sino también a la depreciación del euro. Un euro depreciado unido a los bajos precios españoles permitirán un importante impulso a nuestras exportaciones durante el año 2015: un 6,1% según el Ministerio de Economía.
Sin embargo, si queremos conseguir un crecimiento equilibrado se debe seguir profundizando en la mejora de la competitividad interna y externa. Precisamente el jueves pasado la Comisión Europea recomendó a España que refuerce la aplicación de la Ley de Unidad de Mercado, que establece requisitos únicos en todo el territorio nacional y mejoras en la distribución de la producción, y que desarrolle también la Ley de Emprendedores, que otorga ventajas fiscales y financieras a los nuevos empresarios.
Precisamente el World Economic Forum (WEF) publicó este mes la edición anual del Global Competitiveness Report (Informe de Competitividad Mundial) que realiza desde 1979. En él se evalúa el potencial productivo de los países, es decir, se analiza su competitividad. Este año España se ha situado en la clasificación global como el país número 35 de los 144 estudiados, la misma posición que ocupó el año pasado. El WEF también nos avisa de que la actividad empresarial en nuestro país está limitada por una falta de acceso a la financiación, una regulación del mercado de trabajo demasiado estricta, un sistema burocrático ineficiente y un elevado nivel impositivo. Aspectos que perjudican la competitividad de las empresas españolas y que limitan su potencial de crecimiento.
Asimismo, la OCDE ha recomendado a España reducir las cotizaciones sociales y mejorar su sistema de innovación con el objetivo de conseguir aumentar la competitividad del sector industrial, para que se sitúe como un país exportador de referencia y se frene el deterioro del saldo comercial.
El aumento de la demanda interna
Se trata por tanto de seguir poniendo en marcha medidas que mejoren la competitividad de nuestra economía también para compensar el aumento de la demanda interna y evitar un mayor desequilibrio de la balanza de pagos. Efectivamente, en 2015 los agentes económicos tendrán una mayor renta disponible para consumir, debido al crecimiento del empleo y a la rebaja del IRPF, lo que hará que la contribución de la demanda nacional al PIB aumente el año que viene un 1,2% (frente al 0,7% de este año). Como consecuencia del aumento de la demanda interna las importaciones también acelerarán su ritmo de crecimiento: según el Ministerio de Economía, en 2015 España importará un 5% más de lo que lo hará este año. En este caso habrá que tener en cuenta sus efectos sobre el saldo comercial, que ya sufrió un importante deterioro en el primer semestre de este año (un déficit de 9.900 millones de euros). Otro indicador relevante de la mejora de la economía está siendo el incremento en la compraventa de viviendas que registró en julio un aumento del 11% anual, el más alto desde diciembre de 2013. Una tendencia que seguirá a lo largo del año 2015.
Este mayor crecimiento económico impulsado por las exportaciones y la mayor demanda interna permitirá seguir aumentando el nivel de empleo. Las últimas previsiones de FUNCAS muestran que en 2015 se producirá un aumento del empleo del 1,5%, lo que hará descender la tasa de paro desde el 24,5% (calculado para este año) hasta el 22,5% del año próximo.
Las reformas necesarias
Así las cosas, el año 2015 será positivo para la economía española, con un mayor crecimiento económico, una recuperación de la demanda interna y una mejora del mercado de trabajo. Para consolidar este buen comportamiento se necesita una adecuada reforma fiscal, un mercado laboral más flexible y una mejora de la competitividad. También es necesario contraer el gasto público para evitar que la deuda siga creciendo, aunque será una labor complicada teniendo en cuenta que 2015 es un año de elecciones municipales, autonómicas y generales.
Pese a que las reformas generan descontento, solo acometiéndolas será posible afrontar los grandes problemas que aún aquejan a nuestra sociedad (paro, déficit público, sostenibilidad del sistema de pensiones, calidad educativa…). Ojalá se pueda seguir avanzando en las reformas en 2015 y que el gobierno que salga de las urnas el año que viene lo siga haciendo en 2016.
Fuente: Rafael Pampillón Olmedo. «El reto de ganar competitividad». Expansión, 15 de septiembre. Suplemento: el presupuesto que España necesita; página 8.
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