Las señales de advertencia abundan: la caída de las bolsas en todo el mundo, los decepcionantes datos económicos de China y Estados Unidos, los problemas políticios de Ucrania, Tailandia e Indonesia y la brusca alza de los tipos de interés en algunas de las principales economías emergentes, como Turquía, India y Sudáfrica, además de resultados de empresas que han estado por debajo de las previsiones.
Tales cifras se están combinando para enviar el mensaje de que la economía global pisa un terreno menos firme de lo que se pensaba a comienzos del año.
Un indicador importante se dará a conocer el viernes, cuando el Departamento de Trabajo de EEUU publique su estimación del crecimiento del empleo en enero. El informe, al igual que otros difundidos recientemente, podría ofrecer una orientación poco clara debido a peculiaridades relacionadas con el mal tiempo que ha imperado en las últimas semanas en EEUU.
Los inversionistas han estado debatiendo durante días los motivos detrás de la repentina caída de las acciones en todo el mundo. Entre las posibles razones figuran las reducciones en las compras de bonos de la Reserva Federal, que apuntalaron los mercados en 2012 y 2013 y una crisis que se ha estado gestando en los mercados emergentes y que podría ser contagiosa.
De todos modos, al parecer la principal explicación del mal comienzo de año de los mercados bursátiles es que las expectativas de crecimiento económico y de las ganancias de las empresas eran exageradas.
La venta generalizada en los mercados bursátiles de EEUU tuvo una pausa el martes. El Promedio Industrial Dow Jones cerró con un alza de 72,44 puntos en 15.445,24 unidades. Pero buena parte del daño ya estaba hecho. El Dow acumula un descenso de 7% en lo que va de año. En el mismo lapso, el índice Nikkei de Japón ha bajado 14% y el Hang Seng de Hong Kong 8%. El índice Euro Stoxx 50 ha cedido 5% en lo que va del año.
“Tal vez, Estados Unidos no tendrá el año sólido que todos esperaban”, indicó Kenneth Rogoff, economista de la Universidad de Harvard. Esa duda, manifestó, contrasta con el ambiente que percibió mientras se codeaba hace unos días con ejecutivos y estrategas en Davos, Suiza. Allí, confesó, percibió “este increíble optimismo de que nada podía salir mal” en la economía global.
“Hacia finales del año pasado, la economía mundial estaba en auge”, señala Bruce Kasman, economista jefe de J.P. Morgan. Ahora, el panorama se ve más arriesgado, añade.
Datos de crecimiento decepcionantes en China, la segunda mayor economía del mundo, también han afectado el ánimo de los mercados. Y a medida que los bancos centrales de economías emergentes como India, Sudáfrica y Turquía elevan las tasas de interés para combatir la inflación, disminuyen sus perspectivas de crecimiento.
“Tal vez China tendrá un crecimiento mucho más lento. Tal vez los problemas en los mercados emergentes que parecían a 4 ó 5 años de distancia estaban a 4 o 5 meses de distancia”, dijo Rogoff.
La caída de las bolsas no es la única señal que refleja las dudas sobre el crecimiento global.
Los rendimientos de los bonos del Tesoro de EEUU a 10 años, que tienden a caer cuando se ensombrecen las perspectivas de crecimiento e inflación, pasaron de 3,04% a principios de año a 2,62%. Los retornos de los bonos soberanos japoneses, alemanes y británicos también han bajado.
Las expectativas del mercado sobre los próximos pasos de la FED también están cambiando. A mediados del año pasado, cuando el banco central estadounidense empezó a hablar de reducir su programa de compra de bonos, los inversionistas creyeron que se acercaba un aumento de las tasas a corto plazo, a medida que la economía se fortalecía.
Ahora, están apostando a que la entidad responderá a una inflación baja y un crecimiento moderado manteniendo las tasas en cerca de cero durante más tiempo.
Por su parte, algunas grandes multinacionales han informado de tensiones en algunas de sus operaciones internacionales de mayor crecimiento.
“La demanda sigue perdiendo fuerza en América Latina, principalmente como resultado de la desaceleración en Brasil”, dijo Keith McLoughlin, presidente ejecutivo del fabricante sueco de electrodomésticos.
Después de crecer 7,5% en 2010, Brasil apenas se expandió 1% en 2012 y alrededor de 2,5% en 2013. El martes, el gobierno reveló que la producción industrial se contrajo 3,5% en diciembre respecto al mes anterior, su peor desempeño para el mes desde 2008.
Al igual que otras economías emergentes, Brasil ha subido los tipos de interés a corto plazo para combatir la inflación.
Fuente: Jon Hilsenrath. “Turnabout on Global Outlook Darkens Investor Mood“. wsj. 4 de febrero de 2014.
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