Ante la realidad económica y política que sufre España, 33 economistas de reconocido prestigio han escrito un libro titulado “Lo que hay que hacer con urgencia” (coordinado por Juan Velarde)” donde ofrecen una serie de recetas para alcanzar los objetivos generalmente aceptados de política económica.
¿A qué nos dedicamos los economistas?
Ante los problemas económicos políticos, sociales y económicos de España los economistas no debemos quedar callados. Los economistas somos una voz importante a la hora de proponer políticas económicas para salir de esta situación de estancamiento económico, endeudamiento con el exterior, desempleo e inflación que padece España. No porque los economistas seamos infalibles ni porque tengamos un derecho privilegiado para opinar, sino porque tenemos un trabajo de especial importancia:
1) Ofrecer argumentos sobre los efectos de la implementación de los diferentes instrumentos de política económica. Por ejemplo, en el caso de una reforma fiscal, sabemos cuáles son las ventajas e inconvenientes de subir el impuesto sobre el capital o sobre el trabajo frente a subir el impuesto sobre el valor añadido. Conocemos qué consecuencias tiene la subida de los tipos de interés sobre el empleo, el crecimiento económico y la inflación. Intuímos que efectos tiene sobre el mercado laboral ligar las subidas salariales a la productividad, en vez de hacerlo al IPC. Etc.
Y 2) prever, cuando se aplican determinadas políticas económicas, cuales serán los resultados esperados en los objetivos de política económica generalmente aceptados: pleno empleo, crecimiento económico, equilibrio exterior, estabilidad de precios, igualdad en la distribución de la renta, preservación del medio ambiente, etc.
Las propuestas de los economistas:
Pero escuchar a los economistas no significa aceptar sus propuestas.
Primero, porque la ciencia económica no tiene soluciones para todos los problemas.
Segundo, porque esas soluciones no suelen ser únicas, y suelen venir mediatizadas por cuestiones de valores, escuela económica a la que se pertenece e ideología. De ahí la necesidad de distinguir entre economía positiva y economía normativa.
Tercero, por los supuestos teóricos, explícitos e implícitos, en que se basan nuestras teorías.
Y cuarto, porque los economistas estamos capacitados para dar respuestas a problemas presentados de manera condicional (si se desea fomentar la creación de empleo sostenible y no precario, ¿Cómo deben modificarse los costes de despido?), pero no de manera absoluta (¿qué estructura de costes de despido es deseable en el mercado de trabajo español en estos momentos?), porque no tenemos la clave de lo que “es deseable” para un país en un momento determinado.
En ninguna ciencia social el científico puede permanecer ajeno a su ideología. Los economistas no somos agentes neutrales en el diseño de las reformas: como todo ciudadano, tenemos derecho a formular nuestras propias propuestas, apoyadas, es su caso, por nuestro saber científico y nuestra ideología. Los economistas, al igual que les pasa a los médicos, nos podemos equivocar en el diagnóstico y/o la medicación y/o la previsión del resultado de esa medicación y/o la evolución que puede tener la enfermedad en el paciente.
Por eso quiero llamar la atención sobre el hecho de que es muy probable que nuestras propuestas no sean aceptadas, y esto no significa, necesariamente desprecio, ignorancia o mala voluntad por parte de los ciudadanos o de los políticos -aunque a veces si hay manifestaciones de ignorancia. Tampoco se acptan, en muchos casos, las propuestas de los médicos. Ypor todo lo arriba escrito me atrevo a formularos las siguientes preguntas:
¿Deberían conformarse los economistas y permanecer impasibles ante lo que está sucediendo en nuestro país? ¿Qué se puede hacer en política económica? ¿Qué se debería hacer con urgencia?
Son preguntas que también intenta contestar el libro que te presento.
Autores del libro: Juan Velarde Fuertes (coordinador)
Antonio Argandoña
Fernando Becker
Mikel Buesa
Francisco Cabrillo
José María Casado
Juan R. Cuadrado
José Ramón de Espínola
Josefa Eugenia Fernández Arufe
Fernando Fernández Méndez de Andés
Luis Gámir
José María García Alonso
Leopoldo Gonzalo
Juan E. Iranzo
Barea José
Manuel Lagares
Jaime Lamo de Espinosa
Camilo Lebón Fernández
Joaquín Lorences
José Molero
Rafael Pampillón
Rafael Puyol
José T. Raga
Jaime Requeijo
César Rodríguez Gutiérrez
Rafael Rubio de Urquía
Íñigo Sagardoy de Simón
Rocío Sánchez Lissen
José María Serrano
Ramón Tamames
Juan José Toribio
Antonio Torrero
Guillermo Velarde Pinacho
Fuente: Antonio Argandoña. “Lo que hay que hacer con urgencia” (coordinado por Juan Velarde) Actas Editorial. Madrid 2011.
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