Es sabido que el desarrollo tecnológico depende, en buena medida, de las inversiones en I+D. A través de incentivos al gasto en I+D y a otras políticas tecnológicas se puede influir directamente en el desarrollo tecnológico y la competitividad de un país. Por lo tanto, la política económica y la capacidad para innovar se encuentran estrechamente relacionadas. Un informe elaborado por Science-Metrix (“30 years in Science. Secular Movements in Knowledge Creation”) demuestra que la producción científica mundial, de los últimos treinta años, es función, entre otras variables, del marco institucional y parte de ese marco es el mercado laboral.
Flexibilidad en el mercado laboral
Es decir, el marco institucional, antes citado, incide sobre los avances tecnológicos. Según el estudio un elemento relevante que incentiva la innovación es la flexibilidad del mercado laboral. Gracias a ella los emprendedores tienen más facilidades a la hora de iniciar o terminar sus proyectos innovadores, los trabajadores se preocupan más de su formación continua y de adquirir nuevas destrezas porque saben que su empleo no es para toda la vida y, por último, la eficiencia de la economía nacional aumenta porque los trabajadores abandonan rápidamente los sectores en declive para incorporarse a aquellos otros con perspectivas de futuro más halagüeñas. Dicho de otra forma, los trabajadores se trasladan desde sectores o empresas de baja productividad hacia otros que poseen ventaja en los mercados internacionales. En definitiva, la flexibilidad y la innovación se retroalimentan y elevan la productividad y la competitividad de los países.
El Cuadro 1 refleja el promedio de todos los datos comparables que existen en el Banco Mundial sobre el mercado de trabajo de las cinco principales economías europeas (Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, España) y los Estados Unidos. En el informe Doing Business, el Banco Mundial interpreta la “rigidez en el empleo” como un indicador sintético a partir del índice de la dificultad para contratar, el índice de flexibilidad en los horarios y el índice de la dificultad para despedir. Desde este punto de vista, resulta obvio que el mercado laboral estadounidense es mucho más flexible que el de sus principales rivales europeos. Desgraciadamente, España ocupa la última posición.
Cuadro 1: Flexibilidad laboral (promedio del período 2004-2010)
Rigidez en el empleo (0-100) | Clasificación dentro del grupo de estos seis países | |
Estados Unidos | 0 | 1 |
Reino Unido | 5,7 | 2 |
Alemania | 43,7 | 3 |
Francia | 52 | 4 |
Italia | 40 | 5 |
España | 49 | 6 |
Fuente: Elaboración propia a partir de la base de datos de Doing Business.
La rigidez en el empleo (ver cuadro 1) es un indicador sintético que el Banco Mundial construye a partir del índice de dificultad en la contratación, el índice de flexibilidad en los horarios y el índice de dificultad en el despido que publica todos los años en sus informes Doing Business.
En el Cuadro 2 observamos la puntuación que recibió el capital tecnológico y el modo en el que éste y su entorno institucional favorecieron su capacidad innovadora: Los países que poseen unos mercados laborales más flexibles suelen disponer también de un entorno institucional y un capital tecnológico que potencian la innovación. No es casualidad que Estados Unidos y el Reino Unido al tener mercados laborales más flexibles (cuadro 1) sean también los más avanzados tecnológicamente (cuadro 2). A Italia y España les caracteriza la rigidez y la relativamente escasa capacidad de innovar. Los empleos franceses son más rígidos que los alemanes y, al mismo tiempo, parece que Francia es menos innovadora que Alemania.
Cuadro 2: Entorno innovador y capital tecnológico en 2009
Puntuación (0-10) del entorno que favorece la innovación | Puntuación (0-10) del capital tecnológico | Clasificación dentro del grupo de estos seis países | |
Reino Unido | 9,06 | 9,10 | 1 |
Estados Unidos | 9,02 | 9,02 | 2 |
Alemania | 8,92 | 8,96 | 3 |
Francia | 8,64 | 8,40 | 4 |
España | 8,18 | 8,28 | 5 |
Italia | 8,18 | 7,79 | 6 |
Fuente: Elaboración propia a partir de Banco Mundial, 2009.
No puede sorprendernos que en los últimos diez años, los países más flexibles e innovadores (Cuadros 1 y 2) aumentaron más su productividad (cuadro 3) que aquellos otros que aparecen como tecnológicamente menos avanzados y con mayores rigideces en su mercado laboral. Efectivamente según datos de productividad de la OCDE en el periodo 1998-2008 los países que más aumentan su productividad son los que disponen de mercados laborales más flexibles.
Cuadro 3. Incremento de la productividad del trabajo (1998-2008). Media anual
Reino Unido | 2,2 |
EEUU | 2,1 |
Francia | 1,7 |
Alemania | 1,4 |
España | 0,6 |
Italia | 0,3 |
Fuente: OCDE
España necesita mejorar su productividad. Un camino es hacer reformas en el mercado laboral.
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