Como complemento al post “¿Por qué América Latina es pobre?” me gustaría enfatizar que es pobre, como dice Oscar Arias en ese post, por la ausencia de universalidad en la educación, así como la incapacidad de transformar su estructura productiva hacia un sistema de mayor diversificación y complejidad. Un grupo de economistas iberoamericanos (Guillermo de la Dehesa, José Juan Ruiz, José Luis Machinea, Alicia Bárcena, Javier Santiso, etc.) reunidos en Barcelona el 13 y 14 de noviembre, señalaron que la productividad de las economías latinoamericanas puede aumentar en los próximos años si sus gobiernos apuestan decididamente por una educación pública de calidad. Aumentar los años de escolarización y avanzar en la calidad de la educación permitirán mejorar el stock de capital humano y, de este modo, fortalecer las capacidades con las que cuenta la región.
La mejora tecnológica
Unido a la mejora educativa se necesita, además, aumentar los niveles tecnológicos para aumentar la productividad y modernizar el parque empresarial. En este sentido, la innovación es, junto a la educación, la llave maestra para el futuro de América Latina. Las políticas de fomento de la investigación y el desarrollo tienen que ser valoradas como una de las respuestas más efectivas para sentar las bases de una economía dinámica y diversificada. Para conseguirlo es cada vez más imprescindible establecer una gran alianza de los poderes públicos, los sectores privados y la ciudadanía en torno a esta prioridad.
Las empresas deben ser las protagonistas de la innovación en América Latina. Los empresarios deben modernizar sus industrias aumentando el gasto en investigación y desarrollo para conseguir que la región se convierta en uno de los polos innovadores del mundo.
Por su parte, las administraciones públicas deben apoyar esta apuesta empresarial por la innovación a través de políticas públicas que dispongan de los recursos suficientes y que tengan continuidad en el tiempo. Es muy importante situar la innovación como prioridad de Estado.
En resumen, la innovación y la educación son los principales motores para que una sociedad como la latinoamericana dé el salto a la prosperidad social y al desarrollo económico.
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