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Abr

Las nuevas previsiones que acaba de publicar el FMI suponen un jarro de agua fría para los optimistas que ya estaban anticipando una recuperación a la vuelta de la esquina. Según el organismo supranacional, el camino hasta la reactivación va ser duro, largo y sujeto a una elevada incertidumbre. A juzgar por sus previsiones, el crecimiento potencial en los principales países no se alcanzará hasta 2011. El FMI presenta un escenario bastante realista para 2009 y anticipa una contracción del PIB mundial del 2,5% (-1,3% agregado según criterio PPA). Entre las economías desarrolladas destacan negativamente Japón (-6,2%) y Alemania (-5,6%) que arrastrará a toda la UEM (-4,2%); y, entre las emergentes, Rusia (rebaja en 5 p.p. su estimación de enero), además de  México y Brasil (-3 p.p. respecto a enero). En positivo sólo destaca la confianza hacia las dos grandes economías asiáticas, China (6,5% en 2009) e India (4,5% en 2009). En el caso de España, sus previsiones están próximas a las publicadas recientemente por el Banco de España (-3% en 2009 y -0,7% en 2010).

El deterioro es generalizado y afecta a todo tipos de países: exportadores, endeudados, con elevada propensión al consumo, etc. El contagio se ha extendido excepcionalmente rápido por los canales real (el comercio mundial caerá un 11% en 2009) y financiero, lo que explica el brusco declive en las expectativas de las principales economías exportadoras asiáticas y en las más dependientes de los flujos de capital (Europa Emergente). La restricción crediticia es especialmente preocupante en las empresas de las economías emergentes. El FMI, considera que las diversas y, en ocasiones, heterodoxas medidas de política económica que se han tomado no han sido suficientemente eficaces para estabilizar los mercados financieros. Aunque han permitido contener las inercias negativas, la confianza en los mercados financieros sigue siendo escasa. Ello cuestiona la posibilidad de una recuperación destacable a corto plazo.

Para 2010 prevé una recuperación muy gradual, característica de todas las crisis financieras. Estima un crecimiento medio positivo del 1,0% (1,9% PPA), gracias a la reactivación de los principales países emergentes y condicionado a la normalización del sector financiero y al apoyo de las políticas de estímulo fiscales y monetarias. Hace un llamamiento a la coordinación internacional y alerta de los riesgos de retomar tendencias proteccionistas. Es importante destacar que cuestiona la capacidad de reactivación de EEUU (no ve crecimiento), al igual que de la mayor parte de principales economías desarrolladas, que se estancarán o incluso seguirán en contracción (como es el caso de la UE).

Además, el FMI ha vuelto a publicar su Informe de Estabilidad Financiera, que desde el inicio de la crisis se ha erigido en una herramienta fundamental de análisis para intentar entender lo qué está ocurriendo en el sector financiero. De hecho, en este informe ya se advertía antes del verano de 2007 del exceso de apalancamiento de los agentes, de la inadecuada valoración de los riesgos, etc. En el Informe de Estabilidad  se elevan las pérdidas potenciales del sector financiero mundial por la crisis hasta 4,1 billones de dólares, dos tercios de los cuales corresponderán a los bancos. Los activos originados en EEUU (2,7 billones) y en Europa (1,2 billones) son los responsables de la mayor parte de estas pérdidas. Esta revisión responde al empeoramiento de las perspectivas de crecimiento a nivel mundial. Es decir, estaríamos entrando en la tercera etapa de esta crisis, cuando el deterioro de la actividad y el empleo impactará sobre los estados financieros del sistema bancario. Si los balances bancarios no se depuran a fondo para eliminar los activos deteriorados y si no se procede a la reestructuración (y de ser necesario a la recapitalización), persistirá el riesgo de que los problemas de los bancos continúen empujando la actividad económica a la baja. Es más, sin una normalización del canal financiero, la efectividad de la política económica anticíclica es limitada.

En definitiva, existe el riesgo de sobrevalorar los «tallos verdes» («green-shoots») que trae consigo la llegada de la primavera. Después del desplome de la actividad que se produjo a finales del año pasado y primeros meses de 2009, es normal, que el ritmo de deterioro se esté frenando. Pero estamos hablando exclusivamente de la segunda derivada, eso no es lo mismo que tocar fondo y, mucho menos, que recuperar los ritmos potenciales de crecimiento. Para ello me temo que todavía deberemos esperar un tiempo.

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