Hemos conocido esta semana datos sobre la producción industrial de España, Estados Unidos (EEUU) y Alemania. En los tres países la producción aumenta. Aumento que, como veremos más adelante, coincide con la aparición de una Tercera Revolución Tecnológica que está devolviendo a los países desarrollados el protagonismo de la producción manufacturera.
España
El INE dio a conocer el jueves el Índice de Producción Industrial (IPI): en España la industria desde septiembre de 2012 a septiembre de este año tuvo un elevado dinamismo y aumentó un 3,5%. Si se corrige el efecto calendario, es decir las diferencias en el número de días hábiles, el crecimiento fue de un 1,4%. Es la primera tasa positiva en dos años y medio. Esta reactivación de la industria se apoyó fundamentalmente en la producción en el sector de bienes de equipo (que es el que tiene mayor componente tecnológico), que creció al 6,4%, el ritmo de crecimiento más intenso desde el verano de 2011. Este crecimiento de la producción de bienes de equipo se basó principalmente en el aumento de las exportaciones y en las favorables perspectivas para la inversión empresarial.
El crecimiento de la industria es el resultado de las variaciones anuales positivas de todos los sectores industriales, excepto energía. Una mejoría de la industria en su conjunto que se debe también al aumento de la inversión directa procedente del exterior. Así, el Banco de España informó que desde enero a agosto de este año recibimos 18.757 millones de euros de inversión productiva extranjera, lo que representa un 99% más que en el mismo periodo del año pasado.
También en España el Índice de Gerentes de Compras de las empresas manufactureras (PMI por sus siglas en inglés), publicado esta semana y que elabora Markit, va en esa dirección. Se situó en octubre en 50,9 puntos, frente a los 50,7 del mes anterior, lo que encadena tres incrementos consecutivos. Un dato por encima de 50 señala mejoría, mientras que por debajo indica retroceso. Andrew Harker, economista de Markit, señaló que esta mejora se basa principalmente en el éxito en los mercados de exportación. De hecho, frente a la atonía de la demanda interna, fueron los pedidos de la industria exportadora los que avanzan y lo hacen por sexto mes consecutivo.
Mejoras en EEUU y Alemania
Estos buenos datos coinciden con la mejora que mostró la industria de EEUU. En octubre de este año la confianza de los empresarios industriales (ISM de manufacturas) aumentó hasta alcanzar el nivel de 56,4 (frente al 56,2 de septiembre) con lo que supone cinco meses seguidos de subidas y se sitúa en los valores más elevados desde abril de 2011. Un dato inesperado que pone en evidencia que la crisis que paralizó la administración federal de EEUU durante los primeros 16 días de octubre no ha tenido los efectos negativos que se habían previsto en la confianza de los empresarios.
Por su parte, el Ministerio de Economía de Alemania informó el jueves que la actividad manufacturera alemana había caído en septiembre un 0,9 por ciento con respecto al mes anterior. En cambio en agosto, el crecimiento de la producción industrial fue del 1,6 %, según los datos definitivos publicados también este jueves. Si se utiliza, como se suele hacer en Alemania, como término de comparación el promedio de dos meses (agosto y septiembre), para eliminar los efectos de volatilidad, entonces la producción industrial avanzó un 0,6 % con respecto al período junio/julio, gracias al aumento de la producción de los bienes de equipo. La conclusión a la que llega el ministerio de Economía es que la producción en el sector industrial de la mayor economía europea continuará en una senda ascendente, pese al leve declive de septiembre.
Se han publicado también esta semana los pedidos industriales en Alemania en el mes de septiembre: crecieron de forma muy elevada (3,3% con respecto al mes de agosto) confirmando la buena salud de la industria. El Ministerio de Economía de ese país señaló que se debió a la cartera de pedidos procedentes del exterior, que aumentó un 5,5 % mientras que la demanda interna retrocedió el 1%. Es algo muy positivo, porque los pedidos procedentes de la zona euro subieron con mucha fuerza (9,7%), lo que da motivos para esperar que la recuperación económica alemana se esté propagando por la Eurozona.
La Tercera Revolución Industrial
En definitiva, los datos coyunturales de los tres países analizados y publicados esta semana muestran que la producción de las fábricas aumenta y este aumento en la actividad está permitiendo un mayor uso de la capacidad productiva instalada. ¿Esta mejora de la industria ha venido para quedarse? Parece que sí. Es más las informaciones que se van publicando de inversiones empresariales muestran que los procesos de deslocalización hacia los países emergentes se están revirtiendo: las empresas de los países ricos están cerrando fábricas en el exterior y están volviendo a producir en su propio territorio.
Es sabido que en el último cuarto del siglo XX el aumento de los costes de producción de los países desarrollados generó un proceso de deslocalización, es decir, el establecimiento de parte de los procesos productivos industriales en los países emergentes. En concreto, se situaron los centros de producción en países con abundante mano de obra, costes laborales bajos y una regulación favorable de la inversión extranjera directa. Esta estrategia empresarial tuvo consecuencias económicas muy positivas a nivel mundial. Los países desarrollados pudieron aumentar todavía más su producción sobre todo en el sector servicios y en la industria de elevado contenido tecnológico y los países emergentes recibieron tecnología moderna que les ha permitido elevados niveles de crecimiento económico. La suma de la producción manufacturera generada en los países en desarrollo y la que se produce en los países ricos satisface, en buena medida, la demanda mundial de bienes industriales.
Sin embargo, se observa que los beneficios de la deslocalización no son eternos: las economías emergentes llevan décadas creciendo a tasas muy altas a la vez que lo hacen sus costes. A ello se une que la utilización de los sistemas informáticos ha conseguido mejorar la eficiencia industrial de los países desarrollados, que están posicionándose de nuevo en el mercado mundial de productos industriales. Se trata, por tanto, de nuevas técnicas y procesos productivos que están modificando las características de la oferta productiva para poder satisfacer a una demanda que evoluciona rápidamente a la vez que se vuelve más específica e individualizada.
España se industrializa
En definitiva, la producción industrial de los países desarrollados se está viendo beneficiada por los cambios tecnológicos. De ahí que no pueda sorprendernos que en España las empresas con procesos productivos tradicionales y/o con fabricación de productos que no se adecúan a la demanda, tiendan a desaparecer, mientras que las que invierten en I+D aumenten su actividad. El tejido industrial español se caracteriza por la pequeña dimensión de sus empresas, lo que se traduce en una escasa capacidad inversora y en la dificultad para acometer gastos de I+D. Las industrias de tecnología alta y muy alta solo representan el 35% del total, mientras que el otro 65% son empresas de media o baja tecnología. De ahí que buena parte de la industria española utilice tecnología que no suele ser puntera. Esta situación aunque está cambiando lo debe hacer con mayor intensidad.
En definitiva, el necesario aumento del sector industrial español dependerá de la capacidad que tengan nuestras empresas manufactureras de adoptar las nuevas tecnologías de producción y también de generar innovación propia y ser así más competitivas.
Fuente: Rafael Pampillón Olmedo. “Vuelve la industria”. Expansión, 9 de noviembre de 2013, página 42
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